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UCAYALI
Año del Fortalecimiento de la Soberanía Nacional”,
INTEGRANTES:
AGUAYTIA-PUCALLPA-PERU
2022
“EMPRENDIMIENTO JUVENIL EN EL PERÚ"
En pocas palabras, es una práctica que busca generar en los y las jóvenes, especialmente en
las mujeres, las habilidades para el emprendimiento y las condiciones de empleabilidad para
un trabajo decente que les permita contar con un ingreso y fomentar la toma de decisiones
adecuadas en su vida.
En el caso de las adolescentes y mujeres jóvenes en situaciones vulnerables, contar con las
herramientas necesarias para emprender puede brindarles la independencia económica que
necesitan para huir de la violencia y romper con la pobreza.
De hecho, Perú es uno de los países con la tasa más alta de emprendimiento juvenil en la
región, por lo que las microfinancieras están enfocando sus esfuerzos a este segmento y
actualmente el 38% de los clientes de créditos son jóvenes entre 18 y 36 años.
Estas cifras reflejan que el emprendimiento juvenil tiene bastante potencial; sin embargo, es
necesario promover una educación con enfoque de género que permita generar con más
fuerza el cambio de roles y la interculturalidad. Es importante que cada vez más mujeres
adolescentes y jóvenes participen en procesos de capacitación y empoderamiento para
fortalecer su autonomía económica.
Desarrollar:
La desigualdad de oportunidades.
“La igualdad de oportunidades está en el centro de nuestra concepción de una
sociedad justa (…) Sin embargo, a los niños nacidos en familias desfavorecidas se les
niega esa igualdad de oportunidades y sus posibilidades de alcanzar un nivel de vida
decente en la edad adulta disminuyen considerablemente por el mero hecho de que
sus padres sean pobres, afirma el relator* de la ONU sobre la extrema pobreza y los
derechos humanos en su último informe.
Olivier De Schutter, denuncia además que, frente a ese concepto de justicia social de
la igualdad, la desigualdad fomenta “la concepción anticuada y ya desacreditada de la
meritocracia”, idea que “es sostenida, sobre todo, quizá sin que resulte sorprendente,
por las personas con ingresos elevados”.
Según el informe, mientras que los individuos nacidos en la década de 1940 tenían
más posibilidades de pasar de la mitad inferior al cuartil superior en los países en
desarrollo que en los países desarrollados, la situación ahora se ha invertido: la
movilidad ascendente está disminuyendo en el mundo en desarrollo, y la persistencia
en la parte inferior está aumentando.
Las brechas de desigualdad de género son una medida estadística que da cuenta de
la distancia de mujeres y hombres con respecto a un mismo indicador.
Existen datos certeros y oficiales sobre las brechas entre mujeres y hombres en el
acceso, uso, control y participación en la distribución de recursos, servicios,
oportunidades y beneficios e incluso derechos y libertades en todos los ámbitos de la
vida. Como ejemplo en el indicador “uso del tiempo” la brecha de la desigualdad de
género equivale a 30.7 puntos porcentuales, ya que las mujeres dedican 47.7% de su
tiempo al trabajo doméstico y de cuidados, mientras que los hombres dedican 17.0%.
Indicadores frecuentes para la medición de las brechas de desigualdad entre mujeres
y hombres pueden ser consultados en el Sistema de Indicadores de Género (SIG) del
Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES).
La falta de habilidades.
Las habilidades sociales, o competencias sociales, se refieren a todas aquellas
capacidades de un individuo que le posibilitan y le facilitan el poder interactuar
con sus semejantes y comunicarse adecuadamente en diferentes contextos,
sabiendo hacer uso de las reglas sociales. En definitiva, gracias a estas aptitudes,
la persona podrá socializar con otros de una forma correcta y satisfactoria para ambas
partes.
Simplemente atendiendo a esta breve definición, podemos hacernos una idea de las
consecuencias que puede llegar a tener una falta de habilidades sociales en adultos,
pues sus posibilidades de interacción con las demás personas se estarían viendo
mermadas y por tanto tendrían dificultades en su forma de comunicarse con los demás,
con los resultados negativos que esto tendría sobre el sujeto.
Si nos preguntamos cuáles pueden ser algunas de las habilidades sociales, podemos
ver algunos ejemplos concretos. La escucha activa sería una de las más habituales.
También el sencillo hecho de saber la manera adecuada de iniciar, mantener y finalizar
una conversación, según las reglas sociales. El presentarse a uno mismo o a otros,
realizar preguntas o agradecer algo, también lo serían.
Loreto es una de las regiones del país donde el emprendimiento juvenil enfrenta una
serie de retos importantes como la brecha de género y la igualdad de oportunidades.
Para el 2018, 8 de cada 10 loretanos contaba con un empleo informal y aunque se
registran alrededor de 33 mil MIMYPES en la región, solo el 12% se considera formal.
Pero eso no es todo. La violencia familiar contra la mujer en Loreto llega al 70%, una
cifra mayor al promedio nacional de 68.2%. Allí, además, se promueve la
discriminación hacia la mujer en la toma de decisiones con la excusa de no estar
preparadas, lo que hace que pierdan el acceso a oportunidades de formación y
generación de ingresos. No se les permite asumir roles activos dentro de sus
comunidades, mucho menos emprender sus propios negocios.