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proponía el cambio gradual del pensamiento a partir de tres pilares. Ellos eran y lo son
aún, la cultura, la educación y el papel relevante asignado a los medios de comunicación.
Se trata de tres esferas concurrentes. Las tres se proponen homogeneizar el pensamiento
en vistas de las pautas programáticas del Estado Mundial. Por ello, el proceso de
Globalización no era hasta hoy, apenas un proceso de integración moral-político, sino
intercultural e interreligioso. En trabajos anteriores señalé que esa interculturalidad había
sido puesta de relieve por medio de la violenta irrupción del Islam en la cultura occidental.
El atentado a las Torres Gemelas de EE UU nos dio ocasión de agudizar el examen acerca
de las posibilidades de una integración intercultural horizontal-vale decir, tal como lo
propone el moderno concepto de ecumenismo, y también nos permitió comprender que
el terrorismo de base ideológico-teocrática nos condujo hacia una meditación acerca de
los núcleos ético-políticos y aún teológico-políticos de las normas del Derecho Penal
Internacional. ¿Por ejemplo, cuál debería ser el contenido de un concepto universalmente
válido de Justicia Política? ¿Qué tendencias filosófico políticas prevalecerían en la
configuración de ese concepto? ¿Cómo sería posible la integración de tradiciones
teológicas y religiosas divergentes? ¿Qué papel debería desempeñar la Iglesia Católica en
el desarrollo de tales procesos? También desde el punto de vista interreligioso y cultural,
le cabe un rol relevante al auge de las religiones asiáticas que, partiendo del naturalismo,
endiosan la naturaleza, abriendo de ese modo, los cauces por los que transitará la CRI.
Por su parte, los universalismos liberales y marxistas nos ofrecen un buen ejemplo
de las posiciones políticas predominantes. Los universalismos mencionados operaron
siempre en favor de la Globalización. A ellos se opone una comprensión metafísica de la
Política cuyo nombre es el de Comunitarismo. Por su arraigo a la tierra, a las Patrias y a
las tradiciones culturales locales, ese Comunitarismo operó en sentido contrario al de los
Universalismos. Al par universalismo-comunitarismo corresponden dos actitudes
filosóficas respectivamente, la una anti-metafísica y la otra de clara raíz metafísica. Las
Patrias y las Naciones que el Globalismo pretende destruir son conceptos cabalmente
fundados en la naturaleza del hombre. Patria y Nación son dos ámbitos espirituales
queridos por Dios en vistas de la perfección de la persona humana. Ambos
universalismos-el Liberalismo y el Marxismo- considerados por muchos bajo una mirada
superficial y por ello exenta de toda síntesis del pensamiento, fueron tenidos por
antagónicos. Por las razones que aquí expondré, no hay entre Liberalismo y Marxismo
más que una relación de perfecta armonía y continuidad. El Liberalismo filosófico
constituye la premisa lógica del Totalitarismo Marxista. Ambas posiciones son deudoras
del materialismo, del naturalismo y, cada una a su modo, de la impronta panteísta. Solo
el universalismo de raíz católica y metafísica-que se expresa últimamente bajo la
denominación política de Comunitarismo- garantiza la libertad personal de pensar,
discernir, decidir y obrar moral y políticamente, bajo la forma de una autonomía relativa.
Podemos obrar moralmente y aun políticamente habida cuenta que reconozcamos una
verdad elemental. El hombre no es una creación política, ni social, tampoco una nueva
creación como lo pretende el Globalismo, sino que es una realidad, una entidad, creada
por Dios con un orden natural concreto, el orden de la persona humana, acerca del que
trataré en este libro y a partir de la cual se constituye el orden moral-político estatal. La
actitud filosófico-política que tal vez mejor adopta las denominaciones que tratamos
podría traducirse como un cierto Universalismo de base Comunitarista. El orden de la
persona humana, desde que el alma está unida al cuerpo, supone el enraizamiento a un
suelo determinado formador del carácter y del genio de la persona humana y de la Nación
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que adopta la forma político-jurídica de Estado. Pero, el centro unificador de las buenas
costumbres proviene de la adhesión común a la Fe Católica. Esa es la fuente desde la que
fluyen todos los contenidos ético-políticos que articulan el Orden político estatal. En ese
sentido y solo bajo esa perspectiva católica y metafísica postulé la idea del orden de los
órdenes.
Tendencias filosófico-políticas de la Globalización
Posiciones filosófico- Movimientos integrativos Tipos de orden
políticas y sus respectivas
orientaciones filosóficas
- Liberalismo - Orden único,
- Universalismos centrífugo y
- Marxismo (Racionalismo- homogeinizador de
Iluminismo, todas las entidades.
Idealismo y Post-
Iluminismo)
- Patriotismo - Comunitarismo - Constitución
(Realismo armónica del orden
metafísico) de los órdenes.
A la constitución del orden político, cuando las relaciones entre orden natural y
orden político son de plena armonía, le precede como por imperativo de la recta razón
natural, la actitud contemplativa. Pero, cabe aclararlo, debemos decir que contemplamos,
ante todo, el orden de las cosas que nos circundan, no nuestra propia mismidad, según la
propuesta del racionalismo y del idealismo. Nuestra inteligencia, es decir, la capacidad
de leer lo imperceptible de las cosas, despliega esa su actitud fundamental que es ver las
esencias de cada cosa, unirlas en una síntesis superior y abarcadora, discernir sus leyes
para, a partir de allí, dejar abierta la posibilidad de crear otras cosas humanas, como por
caso es el orden moral y político, a condición que esas sus nuevas creaciones, armonicen
con el todo de la Creación que comprende al orden natural y se ensamblen como las piezas
de un rompecabezas en el orden de los órdenes. Principio y fin del orden de los órdenes
es Dios. Desde ese punto de vista, el hombre crea, así como, por analogía, queremos
decir, Dios crea la naturaleza y la naturaleza humana en particular. La Política es en este
sentido un ars imitativo-arte- de imitación del obrar de Dios en la naturaleza. Ars imitatur
naturam….1
A partir de fines de 2019, con la irrupción intempestiva del bioterrorismo
mediático y farmacológico, y del terrorismo ambiental, debemos ampliar notablemente
el concepto de Globalización. Desde entonces, no se trata tan solo de un proceso moral
político, sino, antes que ambos, se trata de una guerra bio-política. Se trata de
modalidades del terrorismo que también operan sobre el trasfondo de profundas
transformaciones espirituales. Por ello, aquella irrupción no fue tan intempestiva desde
que estuvo precedida y está siendo guiada por un nuevo modelo espiritual y cultural que
se difunde a través de la educación para la vida política. Se trata de una guerra bio-política
1
Sicut Philosophus docet in II Phisicorum, ars imitatur naturam. SANCTI THOMAE DE AQUINO,
Sententia Libri Politicorum, en Opera Omnia, ed. Leonina, Roma, Santa Sabina, 1971, p. 69-2.
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que emplea aquellos bioterrorismos como sus armas predilectas, a fin de cuestionar la
vida del hombre y toda forma de vida. En palabras de Bill Gates, las guerras del futuro
no emplearan cañones ni misiles sino bacterias-agregamos-fármacos exterminadores de
inusitado alcance, recurriendo a tecnología de última generación a fin de enrarecer
nuestro medio ambiente, así como mecanismos de alienación psicológica. En efecto, ese
proceso de Globalización que conduce a la construcción de un Estado Mundial
homogeneizador radical presupone, exige precisamente en virtud de su radicalidad, el
anonadamiento del hombre, su recreación conforme a un diseño puramente humano y su
completa reducción cibernética, de modo tal que podamos hablar, como aquí lo hago, de
un cyber-existencialismo. La figura central de ese nuevo existencialismo, desligado y
enfrentado con el orden natural y con el sobrenatural, no es el hombre creado por Dios,
sino el androide recreado por el Estado Mundial llamado también Estado Profundo. Así
pues, el proceso de Globalización debe ser comprendido desde sus notas morales,
políticas e interculturales, a las que se unen ahora las de carácter biológico y psicológico.
La guerra en curso, aquella en cuyo interior se despliega el proceso hacia el Nuevo Orden
Mundial, es una guerra silenciosa, imperceptible, que se propone la nueva creación del
hombre mediante su modificación genética y moral. He aquí la acción terapéutica del
Orden Político sobre el Orden Natural de la Persona humana.
El Estado Mundial es, y no es una institución humana visible. Lo es, si se considera
que actúa mediante los grandes centros de poder mundial como son, por ejemplo, las
Naciones Unidas y/o las organizaciones no gubernamentales ligadas a aquella, el Fondo
Monetario Internacional o la Banca Mundial, UNICEF y la OMS solo para nombrar
algunos hoy más en auge. No lo es, en la misma medida en que en verdad, las grandes
decisiones acerca del gobierno del Mundo-de la Gobernanza Mundial- que emergen de
tales organizaciones, no surgen como de su origen absoluto de aquellas, sino del poder
elitista privado que, dueño de los recursos económicos y por tanto, también de los
tecnológicos, impone soberanía sobre todas las demás organizaciones supraestatales y
sobre todos los estados nacionales. La idea de Estado Profundo alude mejor al poder
oculto, que dio origen en la década del 70 a la llamada Trilateral Comission y que hoy se
denomina, como digo, Estado Profundo. La Trilateral Comission de entonces y el Estado
Profundo de nuestros días son los nombres de una y la misma cosa, a saber, de la
estructura gnóstica, y por ello, teológico-política, que es la Masonería. No debe
sorprenderse el lector cuando postulo la idea de poder oculto pues, ese poder oculto es el
poder financiero que en todos los Estados del Mundo sostiene, promociona, dirige e
impone su soberanía, especialmente desde los tiempos de post-guerra, eligiendo y
conduciendo hacia el poder a sus candidatos más afines mediante el uso desmedido e
inescrupuloso de la propaganda política, motor fundamental de las democracias
contemporáneas, mucho antes que el voto y el consenso de inteligencias verdaderamente
libres. Es movimiento gnóstico que es la Masonería abarca en su seno tanto al Liberalismo
como al Marxismo. En efecto, este último mejor progresa en los regímenes demo-
liberales, desde que estos preparan el camino del Totalitarismo marxista.
¿Quién es pues hoy el Estado Profundo? Su cabeza visible no está, ni en EE UU,
ni en China comunista. Pero conduce desde las sombras la unificación del poder político
de los EEUU con el poderío militar científico y tecnológico de China. El posicionamiento
no pacífico de Joe Biden en EE UU en plena pandemia no constituyó un episodio
completamente ajeno a esta Tercera Guerra Mundial en curso. Para comprenderlo tan solo
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deberíamos contrastar las problemáticas relaciones mantenidas por Donald Trump con
las organizaciones colaterales del Gobierno Mundial, con el auge de tales relaciones en
términos de colaboracionismo instauradas desde entonces por el electo Joe Biden. La
OMS, entidad reguladora de la llamada pandemia y sus soluciones, ha recuperado desde
Biden su oxígeno financiero.
¿Qué se ha propuesto hoy ese Estado Profundo? 2019 constituye un hito sin
ningún lugar a dudas. Escuchémoslo por boca de uno de sus más reconocidas
personalidades, el profesor Klaus Schwab. La Historia está verdaderamente en el punto
de inflexión…. Es el comienzo de un esfuerzo de movilización global…para unir nuestras
fuerzas detrás de este movimiento del Gran Reinicio. Los sistemas de energía, los
sistemas alimentarios, las cadenas de suministros serán profundamente afectadas.
Destruiremos a muchos, desafortunadamente, del empleo. El futuro ya está aquí. Viene
como un Tsunami. Solo piensen en sensores implantados en nuestros cerebros. Las
oportunidades son inmensas. Y nos tenemos que preparar desde ya….2 Movilización
global alude claramente a proceso de Globalización. El punto de inflexión es, como lo
declara el mismo autor en su libro Covid 19 el Gran Reinicio, la irrupción de la llamada
pandemia. Para este nuevo establishment oculto, esa pandemia actuó como mecanismo
disruptor, o más claramente, como mecanismo acelerador de los cambios pretendidos
por quienes se han propuesto, contra toda racionalidad política, no apenas la recreación
contra natural del Estado Mundial, sino antes la recreación aún biológica de la persona
humana. Ahorro aquí mayores comentarios. Tan solo sugiero al buen lector la
constatación del sentido profético que alcanza hoy la novela distópica de Aldous Huxley,
Un Mundo Feliz. Nos da toda la impresión que el plan del NOM está allí completamente
trazado.
La implantación de sensores de sentimientos y de pensamientos en nuestros
cerebros, censores de localización espacio-temporal en nuestra vestimenta, así como,
entre otros recursos, la utilización de pulseras biométricas obligatorias, confirma mi
presunción de partida, a saber, que asistimos a una profundización radical de la
Globalización ahora de carácter bio-política, pero nos abre a la vez un serio interrogante.
Tales cerebros implantados, los del androide, teledirigidos desde las plataformas
digitales, masificados, controlables y completamente desarraigados, a ese agrupado
amorfo es precisamente a lo que llamo cyber-existencialismo ¿nos habilita aun para
hablar de regímenes políticos dinamizados por ciudadanos auténticamente libres?
En síntesis; ese Nuevo Orden Mundial, fin del Globalismo inhumano, está
tensionado por dos vertientes convergentes. La una es anti-metafísica y se denomina
desarraigo3. El hombre que pertenece y es dueño de un suelo, ya no lo será más. No
poseerá, ni su Patria, ni sus pagos, ni sus propiedades, que son prolongaciones de su
propia naturaleza, ni sus afectos más queridos. El desarraigo es propio de los
Universalismos. No seremos dueños ni siquiera de nuestras emociones. La segunda
tendencia se describe como reducción racionalista de la persona humana en perjuicio de
casi todas sus notas esenciales. Me refiero a la completa reducción del hombre hacia el
polo deletero de la ratio tecnológica preanunciada ya desde 1950 aproximadamente por
2
SCHWAB K., https://gloria.tv/post/ETaB4dSzqKXQ2FiNp1AWoEJut#35. Cfr. SCHWAB K., La
Cuarta Revolución Industrial, Foro Económico Mundial, Buenos Aires, 2017, pp. 42-43.
3
https://www.youtube.com/watch?v=sH4pamAsvtI
8
¿Hacia dónde nos conduce una actitud naturalista de sello panteísta? ¿Qué
significa la negación de la Metafísica y del Orden de la Creación para el hombre común
de nuestro tiempo? ¿Hacia dónde nos conduce en definitiva la tentación de ser como
dioses? ¿Qué cosa quieren decirnos con la expresión empoderamiento del ser humano?
Veámoslo, mediante algunos ejemplos. Piñera saludaba con enorme entusiasmo la
irrupción de la IA, justificada por la pandemia4. En efecto, la recepción de las antenas y
4
Cfr, PIÑERA S., https://www.youtube.com/watch?v=lCAtb9lulew
9
5
SCHWAB K, op. cit., p. 150.
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tecnológica. Ese es, en muy pocas palabras, el núcleo de la CRI. En esta Tercera Guerra
Mundial el enemigo nos quiebra las piernas para venderos después las muletas.
Tensiones convergentes de la Globalización
hacia la construcción de un NOM
- Tendencia anti-metafísica:
El desarraigo radical
- Tendencia antropológico-
Filosófica:
Reducción racionalista de
La persona humana
La Cuarta Revolución Industrial no solo está cambiando lo que hacemos, sino quienes
somos. El impacto que tendrá en nosotros como individuos será múltiple, y afectará a nuestra
identidad y sus múltiples facetas relacionadas, como nuestro sentido de la privacidad, nuestras
ideas acerca de la propiedad, nuestros hábitos de consumo, el tiempo que dedicamos al trabajo y
al ocio, y cómo desarrollamos nuestras carreras y cultivamos nuestras destrezas. …(todo ello..)
podría dar lugar a formas de un engrandecimiento humano que haga que cuestionemos la
naturaleza misma de la existencia humana….Las sorprendentes innovaciones provocadas por la
cuarta revolución industrial, desde la biotecnología hasta la inteligencia artificial, están
redefiniendo lo que significa ser humano….Como seres humanos y animales sociales, tendremos
que pensar individual y colectivamente sobre cómo responder a cuestiones como prolongación de
la vida, los bebés de diseño, la extracción de memoria y muchas más.6
6
SCHWAB K, op. cit., p. 127.
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