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LA SEMIOTICA

CIENCIA CRITICA Y/O CRITICA


DE LA CIENCIA

En un movimiento decisivo de auto-análisis, el dis-


, curso (científico) vuelve en la actualidad a los lenguajes
para extraer sus (y de él) modelos.
Dicho de otro modo, ya que la práctica (social: es . .
decir la economía, las costumbres, "el arte " , et c.) es
considerada como un sistema significativo "estructurado
como un lenguaje", toda práctica puede ser científica-
mente estudiada en tanto que modelo secundario con re-
lación a la lengua natural, modelada sobre esa lengua y /
modelándola 1.
Es justamente en ese lugar donde se articula la se-
miótica, o, más bien, actualmente, se busca.
Vamos a intentar aquí extraer algunas de sus parti-
cularidades que le asignan un lugar preciso en la historia
del saber y de la ideología, tal que, en nuestra opinión,
ese tipo de discurso señala masivamente el proceso de
subversión cultural que está experimentando nuestra ci-
vilización. Particularidades que explican la hostilidad 1
mal camuflada del habla (de la "conciencia") burguesa
en sus múltiples variantes (del esteticismo esotérico al
cientifismo positivista, del periodismo "liberal" al "com-
promiso" limitado) que califica esta investigación de
"oscura " , " grat u1·t a " o " empob rece dora " , cuan do no re-

l. Cf. ''Trudy po znadovym sisleman" (Trabajos sobre los


1
sistemas significativos), Tartu, Estonia, URSS, 1965.
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J¿
cu pera como un margen inofensivo los productos meno- precisos, la parte que se ocuparía de las grandes unida- '
res que no deja de abortar una investigación en curso. des significativas del discurso " 3. No podremos abordar
Ante la expansión (y la impugnación) de la semióti- aquí las ventajas y desventajas de este trastrocamiento4 ,
ca, se hace necesaria una teoría de su actividad que la si- en opinión nuestra muy pertinente y que está llamado a
túe en la historia de la ciencia y del pensamiento sobre su vez a ser modificado en razón de las propias aperturas
la ciencia, y que se una a la investigación epistemológica que ha permitido. Siguiendo a J. Derrida, señalaremos
que sólo el marxismo emprende en la actualidad con las limitaciones científicas e ideológicas que arriesga im-
tanta seriedad en los trabajos de (e inspirados en) Louis poner el modelo fonológico a una ciencia que tiende a
Althusser. Las notas que vienen a continuación no son modelar prácticas trans-lingüísticas. Pero retendremos el
más que una anáfora (un gesto indicativo) de esta necesi- gesto de base de la semiótica. Es una formalización, una
dad . Hablaremos pues menos de lo que la semiótica es producción de modelos5 . Así, cuando digamos semióti-
que de lo que nos parece que puede hacer. ca pensaremos en la elaboración (que, por otra parte, es-
tá por hacer) de modelos: es decir, de sistemas formales
cuya estructura es isomorfa o análoga6 a la estructura de
otro sistema ( del sistema eStudiado ).
l. La semiótica como modelado.
Dicho de otro modo, en un tercer momento, la se-
miótica se elaboraría c.:omo una axiomatización de los
La complejidad del prohlem.1 comienza en la defini- sistemas significativos, sin dejarse trabar por sus relacio-
ción misma de esta investig¿:ción nueva. Para Saussure, nes de dependencia epistemológica con la lingüística, y
que introdujo el término, (Cw-..;o de lingüística general, tomando de las ciencias formales (la mat.emática, la lógi-
1916), la semiologt'a debería 'designar una vasta ciencia ca, que, con ello, son devueltas al estatuto de ramas de
de los signos de la que la lingüística sería únicamente la vasta "ciencia" de los modelos del lenguaje) sus mo-
una parte. Ahora bien, se ha advertido, en una segunda
3. /bid.
,,- etapa, que, cualquiera quJ sea el objeto-signo de la se•
4. Cf. a este respecto la critica de J. Derrida, De la gramma-
miología (gesto, sonirlo, 'imagen, etc.), no es accesible al lologie, ed. de Minuit, 1967, p. 75.
\. conocimiento más que a través de la lengua2. De ello re- 5. Cf. A. Rosenbluth y W. Wiener, "The role of models in
sulta que la "lingüísf.ica no ~s una parte, ni siquiera pri- science", Philosophy of Sciences, 1945, vol. 12, núm. 4, p. 314.
vilegiada, de la cien.c iá..~·eneral de los signos; es la semio- Observemos el sentido etimológico de la palabra "modelo" para
precisar, brevemente, el concepto: lat. modus= medida melodía
logía quien forma pórte de la lingüística: para ser más modo, cadencia, límite, conveniente, moderación, mane;a. '
6. La noción de analogía que parece chocar a las conciencias
2. "Lo semiológico está llamado a hallar antes o después el l purist_as, de~ de tomarse aquí en su sentido serio, que Mallanné
lenguaje (el 'verdadero ') en su camino, no sólo a título de modelo defin1a "poeticamente" así: "Ahí reside todo el misterio: en esta-
sino también a título de componente, de rcle\'o o de significado" 1 ltle_cer identidades secretas con un dos a dos que roa y desgaste los
(R . Barthes, "Eléments de s,;miologie", en Communiculions, 4 ). 1 ObJetos en nombre de una pureza cultural".

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delos, que la lingüística, a cambio, podría adoptar para En cada caso concreto de la investigación semiótica, una
renovarse. reflexión teórica extrae el modo de funcionamiento sig-
En este sentido, más que de una semiótica_,_hablare- nificativo que se trata de axiomatizar, y un formalismo
1
mos de un nivel semiótico que es el nivel de axiomatiza- viene a representar lo que ha extraído la teoría. (Obser-
ción (de la formalización) de los sistemas significativos? . vemos que este movimiento es sincrónico y dialéctico,
Y no lo denominamos diacrónico más que por comodi-
Habiendo definido la semiótica como una produc• dad de la representación).
ción de modelos, hemos designado su objeto, pero al La semiótica es así un tipo de pensamiento en que la
mismo tiempo alcanzamos la particularidad que la dis- ciencia se vive (es consciente) por el hecho de que es una
tingue de entre las demás "ciencias"B. Los modelos que t~oría. A cada momento en que se produce, la semiótica
elabora la semiótica, como los modelos de las ciencias piensa su objeto, su instrumento y su relación, y por lo
exactas, son representaciones9 y, como tales, se realizan tanto se piensa, y se convierte, en ese giro sobre sí mis-
en coordenadas espacio-t.emporales. Ahora bien, -y ma, la teoría de la ciencia que es. Lo que quiere decir
aquí surge su diferencia con las ciencias exactas-, la se- que la semiótica es en cada ocasión una reevaluación de
miótica es también la producción de la teoría del mode- su objeto y/o de sus modelos, una crítica de esos mode-
lado que es: una teoría que, en principio, puede abordar los (y por lo tanto de las ciencias a las que han sido to-
lo que no es del orden de la representación. Evidente- mados) Y de sí misma (en tanto que sistema de verdades
mente, siempre hay implícita una teoría en los modelos constantes). Cruce de las ciencias y de un proceso teóri-
de cada ciencia. Pero la semiótica manifiesta esta teoría co siempre en marcha, la semiótica no puede cristalizar-
o mejor, no existe sin esa teoría que la constituye, es de- , se como una ciencia, y menos aún como la ciencia: es un
cir que constituye a la vez (y cada vez) su objeto (y por camino de investigación abierto, una crítica constante
lo tanto el nivel semiótico de la práctica estudiada) y su que remite a sí misma, es decir que se autocritica. Sien-
instrumento (el tipo de modelo que correspondería a de- . do su propia teoría, la semiótica es el tipo de pensamien-
terminada estructura semiótica designada por la teoría).

7. "Se podría decir que lo semiológico constituye una espe- I to que, sin erigirse en sistema, es capaz de modelarse (de
1 pensarse) a sí mismo.
Pero ese giro sobre sí misma no es un círculo. La in-
cie de significante que, a cargo de una platafonna anagógica cual- 1 vestigación semiótica sigue siendo una investigación que
hall d l
q uiera, articula el significado simbólico y lo co_nstitu_ye en red de ,
significaciones diferenciadas" (A. J. ~ a s , Seman 1,que s 1ruc 1u- , no a na a a final de la investigación ( "ninguna clave
rale ed. Larousse, 1966, p. 60). • para nin~ún misterio", dirá Lévi-Strauss) más que su
' 8. La investigación clásica distingue entre ciencias natu~ales I propio gesto ideológico, para dar fe de él, negarlo y vol-
Y ciencias humanas y considera como ciencias "puras" a aquell• ' Yer a comenzar. Habiendo partido con, como finalidad,
más que a éstas. ., , un conocimiento, acaba por hallar como resultado de su
9 "El modelo es siempre una representacion. El problema trayecto una teoria que, siendo un sistema significativo,
consisie pn qué es lo que se repr~senta y en cómo apareet> 1~ fun-
ción de la repre~ntación,, (G. Frey, "Symbolische und lkomscht remite la investigación semiótica a su punto de partida : al
Modelle", en Synthese, 1960, vol. XII, núm. 2/3, p. 213). I modelo de la propia semiótica, para criticarlo o echarlo

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abajo. O sea, que la semiótica no puede hacerse más que la semiótica es la conciencia de. esa muerte y el relanza.
como una crítica de la semiótica que abra sobre otra co- miento, con esa conciencia, de lo "científico"; menos (o
sa que la semiótica: sobre la ideología. Por este.~a?1ino, más) que una ciencia, es más bien el lugar de agresividad
que Marx fue el primero en practicar, la senuotica se y de desilusión del discurso científico en el interior mis-
convierte en la historia del saber en el lugar en que se mo de ese discurso. Se podría sostener que la semiótica
rompe la tradición para y en la cual '"la ciencia se pre- es una "ciencia de las ideologías" que <;e pudo sugerir en
senta como un círculo cerrado sobre sí mismo, la media- la Rusia revolucionaria12, pero también una ideología
tización que devuelve el final al comienzo, que constitu- de las ciencias.
ye la b~se simple del proceso; pero ese cír~ulo es, ade- Semejante concepción de la semiótica no implica en
más un círculo de círculos; pues cada miembro, en tan- modo alguno un relativismo o un escepticismo agnósti-
to ~ue animado por el método, es u~a reflexión sobre sí co. Se une, por el contrario, a la práctica científica de
que, por el hecho de volver al principio, ~s comienzo de Marx en la medida · en que recusa un sistema absoluto
un nuevo miembro. Los fragmentos de esta cadeQa re- (incluido el sistema científico), pero conserva el intento
presentan las ciencias particulares, cada una de las cuales científico, es decir, el proceso de elaboración de mode-
tiene un antes y un después o, más exactamente, cada los aumentado por la teoría que sub-yace a esos mode-
una de las cuales no tiene más que un antes y muestra su los. Haciéndose en el vaivén constante entre ambos pero
después en el silogismo mismo"10. La práctica semiótica tambié~ apartado de ellos -y por lo tanto desde el pun-
rompe con esta visión teleológica de una ciencia subordi- to de VISta de una toma de postura en la práctica social
nada a un sistema filosófico y con ello destinada a con- en curso- semejante pensamiento pone en evidencia ese
,,, vertirse en un sistema11. Sin convertirse en un sistema, "corte epistemológico" que introdujo Marx.
el lugar de la semiótica, eu tanto que lugar de elabora-
ción de modelos y de leo.rías, es un lugar de impugna-
~e estatuto de la semiótica implica: l. La relación
ción y de autoimpugnación-: un "círculo" que no se cie-
rra. Su "final" no se une a su "principio", sino que lo re- p~rbcular de la semiótica con las demás ciencias y espe-
chaza le hace bascular y se abre a otro discurso, es decir cialmente con la lingüística, la matemática Y la lógica,
a ot~ objeto y a otro método; o, mejor, no hay más fin cuyos modelos toma; 2. La introducción de una termi-
'_:. que comienzo, el comienzo es un final y viceve~sa.
Toda semiótica, pues, no puede hacerse mas que co- 12. "A la ciencia marxista de las ideologías se le 1 t
dos problemas fundamentales: 1) el problema de las partl~~~~8:
mo crítica de la semiótica. Lugar muerto de las ciencias,
des Y. de ~as.f?nn_as del material ideológico organizado como un
mater11l s1gmf1cativo; 2) el problema de las part1· 1 . .d d
10. Hegel, Science de la logique, ed. Aubier, 1949, t . II, p. las fonnas d . ., . cu ar1 a es Y de
p N M e la comumcac1~n social que realiza esa significación"
571.
11. "El contenido del conocimiento, entra, como tal, en el
~di · ;dv~dev, F~rmal?Y' metod v literaturovedenii. Kritiches-
e uve eme v sotswlog,cheskuiu poetiku El me' todo r 1
ámbito de nuestras consideraciones, pues, en tanto, que deduci-
do, pertenece al método. El propio método se amplía así desde
i:•~
la teo • rt · · onna en
l eraria. Introducción crítica a la sociología de la po . t ·
~ . ndmgrado,_1~2~!· Volveremos más adelarte sobre la imp: ;:
ese momento, para convertil'M' en un sistf'ma" (ibid., p. 566). c,a e esta d1stmc1on.

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nología nueva y la &1.1bversión de la terminología exis- mentos aislados, pueden engañar a una mirada superfi-
tente. cial, que desconozca la función de la estructura en la
La semiótica de que hablamos se sirve de los mode- constitución del sentido de los elementos de un obje-
los lingüísticos, matemáticos y lógicos Y los une a las to ... "13 Marx practicó esta subversión de los términos
prácticas significativas que aborda. Esta unión es un he- de las ciencias anteriores: la " plusvalía" era para la ter-
cho tan teórico como científico, y por lo tanto profun- minología de los mercantilistas "el resultado de un au-
damente ideológico y que desmitifica la exactitud Y la mento del valor del producto". Marx dio un nuevo senti-
" pureza" del discurso de lu ciencias denominadas " h~- do a la misma palabra: sacó así a la luz "la novedad de la
manas". Subvierte las premisas exactaa de que ha parti- no-novedad de una realidad que figura en dos decisiones
do el intento científico, de suerte que en la semiótica, distintas, es decir en la modalidad de esa "realidad" ins-
la lingüística, la lógica y la matemática son "premisas crita en dos discursos teóricos"l 4. Si el intento semióti-
subvertidas" que no tienen nada (o muy poco) que ver ' co provoca ese desplazamiento del sentido de los térmi-
con su estatuto fuera de la semiótica. Lejos de ser única- nos, ¿por qué emplear una terminología que tiene ya
?mente un almacén de donde tomar modelos la semiótica, una utilización estricta?
esas ciencias anexas son también el objeto recusado de la Se sabe que toda renovación del pensamiento cientí-
semiótica, el objeto que recusa para construirse explíci- fico se hace a través y gracias a una renovación de la ter-
tamente como una critica. Términos matemáticos como minología: no hay invención propiamente dicha más
" teorema de la existencia" o "axioma de la elección"; que cuando aparece un término nuevo (sea el oxígeno o
físicos como "isotopía"; lingüísticos como "~ompeten- el cálculo infinitesimal). "Todo aspecto nuevo de una
cia ", "realización", "generación", "anáfora"; lógicos co- ciencia implica una revolución en los términos técnicos
mo "disyunción", "estructura orto-complementaria", (Facho_n~rücken) de esa ciencia ... La economía polític8'
etc., pueden obtener un sentido desfasado cuando se se ha limitado en general a recoger sin alterarlos los tér-
aplican a un nuevo objeto ideológico, como por ejemplo minos de la vida comercial e industrial, y a operar con
el objeto que elabora una semiótica contemporánea, Y ellos sin pensar que con ello se encerraba en el estrecho
que es diferente del campo conceptual en que fueron círculo de las ideas expresadas con esos términos ..."15 /
, concebidos los términos respectivos. Jugando con la Co_nsiderand~ hoy en día como pasajeros al sistema capi-
"novedad de la no-novedad", con esa diferencia de senti-
talista Y al d1Scurso que le acompaña, la semiótica -cuan-
do de un término en distintos contextos teóricos, la se-
miótica desvela cómo nace la ciencia en una ideología. do piensa las prácticas significativas en su trayecto críti-
"El nuevo objeto puede seguir conservando alguna vin- co- ~ sirve de términos diferentes de los que utilizaban
culación con el antiguo objeto ideológico, se pueden en- los discursos anteriores de las "ciencias humanas". Re-
contrar en él elementos que pertenecían también al anti-
13. Louis Althusser, Lire le Capital, 11, p. 125.
guo objeto: pero el sentido de esos elementos cambia, 14. /bid., p. 114.
con la nueva estructura que les confiere justamente su . 15. Engels, prefacio a la edición inglesa fe El Capital, 1866
sentido. Esas semejanzas aparentes, que afectan a ele· (titado por Louis Althuuer, op. cit., p. 112).

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nunciando así a la terminología humanista y subjetivis- como un modo de producción específico. El trabajo de-
ta, la semiótica se dirige al vocabulario de las ciencias l ja de ser una subjetividad o una esencia del hombre:
exactas. Pero, como hemos indicado anteriormente, esos
,. Marx sustituye el concepto de " un sobrenatural poder
términos tienen otra acepción en el nuevo campo ideoló- , de creación" (Crítica de Gotha) por el de la " produc-
1
gico que la investigación semiótica puede construirse ) ción" vista bajo su doble aspecto : proceso de trabajo y
- una alteridad sobre la que volveremos a continuación. l relaciones -sociales de producción cuyos elementos parti-
Esta utilización de términos de las ciencias exactas no cipan en una combinatoria de lógica particular. Se po-
quita la posibilidad de introducción de una terminología dría decir que las variaciones de esta combinatoria son
totalmente nueva, en los puntos más decisivos de la in- los diferentes tipos de sistemas semióticos. Así, el pensa-
vestigación semiótica. miento marxista plantea, por primera vez, la problemáti-
ca del trabajo productivo como característica principal
en la definición de un sistema semiótico. Esto cuando,
por ejemplo, Marx hace estallar el concepto de "valor"
II. La semiótica y la producción. Y no habla de valor más que porque es una cristalización
de trabajo social 16. Llega incluso a introducir concep-
tos O.a plusvalía) que no deben su existencia más que al
Hasta ahora hemos definido el objeto de la semiótica trabaJo no mensurable, pero que son mensurables única-
como un nivel semiótico: como un corte en las prácticas mente en su efecto (la circu!ad0n de mercancías 7 el in-
significativas en que el significado es modelado en tanto tercambio).
que significante. Ya sólo esta definición hasta para desig- Pero si en Marx la producción es planteada como una
nar la novedad del inter1tc semiótico con relación a las ' problemática y como una combinatoria que determina
" ciencias humanas" anteriores, y a la ciencia en general: lo social (~ el valor), no es estudiada más que desde el
una novedad mediante la cual la semiótica se une al in- pun~o ~e v~!ª de lo social (idel valor), y por lo tanto de
tento de Marx cuando éste presenta una economía o una la d1Str1buc1on y circulación de mercancías y no d sd
sociedad ( un significado) como una permutación de ele- 1· t . d ' e e
. e m enor e la propia proáucción. El estudio que lleva
mentos (significantes). Si, sesenta años después del térmi- a cabo Marx _es un est~dio de la sociedad capitalista, de
no, hoy se puede hablar de una semiótica "ctásica", di- las leyes ~el mtercamb10 '.Y del capital. En ese espacio y
gamos que su intento se basta con la definición dada an- pa~a los fmes de ese e~tud10, el' trabajo se " reifica" en un
teriormente. Nos parece, sin embargo, que nos situare- obJeto que ocupa un ·lugar preciso (para Marx, determi-
mos en la apertura permitida por el pensamiento de
nante) .en el proceso del intercambio, pero que no por
nuestro siglo (Marx, Freud, la reflexión husserliana) si 1
ello d.eJa de. ser examinado desde el ángulo de ese inter-
definimos el objeto de la semiótica de manera más sutil
cambio. As1 Marx se ve obligado a estudiar el trabajo
y como sigue.
La gran novedad de la economía marxista consistía,
. 16. Marx, Contribution ala critique de l'économk polilique
se ha subrayado en varias ocasiones, en pensar lo social Paris, ed . A. Costes, 1954, p. 38. '

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en tanto que valor, a adoptar la distinción valor de uso- su carácter útil, es un desgaste de fuerza humana •· 19
valor de cambio y ~iguiendo siempre las leyes de la so- (Subrayados nuestros).
ciedad capitalista- a no estudiar más que este último. El Marx plantea claramente los problemas: desde el
análisis marxista se refiere al valor de cambio, es decir, al punto de vista de la distribución y del consumo social , o
producto del trabajo puesto en circulación: el trabajo digamos, de la comunicación, el trabajo es siempre un
acaece en el sistema capitalista como valor(= " quantum valor, de uso o de cambio. En otros términos. si en la
de trabajo") y es como tal como Marx analiza su combi- comunicación los valores son siempre e infaltablemente
natoria (fuerza de trabajo, trabajadores, patronos, obje- cristales de trabajo, el trabajo no representa nada fuera
t o de producción, instrumento de producción). del valor en que se cristaliza. Ese trabajo-valor se puede
Así, cuando aborda el propio trabajo y emprende medir a través del valor que es y no de otro modo . se
distinciones en el interior del concepto "trabajo", lo ha- mide el valor por la cantidad de tiempo social necesario
ce desde el punto de vista de la circulación: circulación para la producción.
de una utilidad (y entonces el trabajo es concreto: "gas- Semejante concepción del trabajo, sacada del espa-
to de la fuerza humana en tal o tal otra forma producti- cio en que es producida, es decir del espacio capitalista.
va, determinado por un hecho concreto, y a ese título puede desembocar en valoraciones de la producción y
de trabajo concreto y útil,- produce valores de uso o uti- atraerse las críticas pertinentes de la filosofía heidegge-
lidades"17 ), o circulación de un valor (y entonces el tra- riana.
bajo es abstracto: "gasto en el sentido fasiológico de la Pero -y Marx esboza claramente esta posibilidad - ,
fuerza humana"). Subrayemos entre paréntesis que es pensable otro espacio en el que el trabajo podr ía ser
Marx insiste en la relatividad y la historicidad del valor aprehendido fuera del valor, es decir, más acá de la mer-
y sobre todo del valor de cambio. Así, cuando intenta cancía producida y puesta en circulación en la cadena
aproximarse al valor de uso para sustraerse, por un mo- comunicativa. Allí, en ese escenario en el que el trabajo
mento, a ese proceso abstracto de circulación (simbóli- no representa aún ningún valor y aún no quiere ..decir
ca) de valores de cambio 1 en una economí• burguesa, nada", Y por lo tanto no tiene sentido, en ese escenario
Marx se limita a indicar -y los términos resultan aquí se trataría de las relaciones de un cuerpo y de un gasto.
muy significativos- que se trata entonces de un cuerpo ~ ~roduc!ividad anter~r al valor, ese "trabajo PrNen-
y de un desgaste. "Los valores de uso, es decir, los cuer- tido no t1ene Marx DI la intención ni los medios de
pos de las.mercancías,son combinaciones de dos elemen- abordarlo . No hace más que una descripción cri"tica de la
tos, materia y trabajo... El trabajo no es pues la única economía política: una cr ítica del sistema de interc_am.
fuente de los valores de U10 que produce, de la riqueza bio_de signos (de valores) que ocultan un trabajo-valor.
1
material. Es el padre y la tierra es la madre"18 . A fin de l.A!1do como crítica, el texto de Marx sobre la circula-
cuentas, toda actividad productiva, hecha abstracción de c~n del dinero es una de las cimas q ue ha alcanzado el
dascurso (comunicativo) cuando no puede hablar mas
17. El Oipital.
18. /bid. 19. /bid

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que de la comunicación mensurable sobre el fondo de la de Hus.serl y de Heidegger, pero sobre todo de Freud,
producción, que no es más que indicada . En esto la re- que fue el primero en pensar el trabajo constitutivo de la
flexión crítica de Marx sobre el sistema de intercambio significación anterior al sentido producido y/o al d iscur-
hace pensar en la crítica contemporánea del signo y de so representativo: el mecanismo del sueño . Al titular
la circulación del sentido : el discurso crítico sobre el sig-uno de los capítulos de la Interpretación de los sueños
no, además, no deja de reconocerse en el discurso crítico "El trabajo del sueño", Freud desvela la propia prod uc-
sobre el dinero. Así, cuando J . Derrida basa su teoría de ción en tanto que proceso no de intercambio (o de uso)
la escritura contra la teoría de la circulación de los sig- de un sentido (de un valor), sino de juego permutativo
nos, escribe acerca de Rousseau : 11Ese movimiento de que modela la propia producción . Freud abre así la pro-
abstracción analítica en la circulación de los signos arbi- blemática del trabajo como sistema semiótico particular,
trarios resulta paralelo a aquél en que se constituye la diferente del del intercambio: ese t rabajo se hace en el
moneda. El dinero reemplaza a las cosas por sus signos. interior del habla comunicativa pero difiere esencialmen-
No sólo en el interior de una sociedad, sino de una cul- te de ella . Al nivel de la manifestación es un jeroglífico,
tura a otra, o de una organización económica a otra. Por y al nivel latente un pensamiento de sueño . " Trabajo del
eso el alfabeto es comerciante. Debe ser comprendido en sueño" se convierte en un concepto teórico que desen-
el momento monetario de la racionalidad económica. La cadena una nueva investigación: la tocante a la produc-
descripción cdtica del dinero es la fiel reflexión del dis- ción pre-representativa, a la elaboración del "pensar" an-
curso sobre la escritura"20. tes del pensamiento. Para esa m¡eva investigación, uh cor-
Ha sido preciso el largo desarrollo de la ciencia del ,. te radical separa el trabajo del SUf!ño del trabajo del pen-
discurso, de las leyes de sus permutaciones y de sus anu- samiento despierto : "no se puede compararlos". " El tra-
laciones; ha sido precisa una larga meditación sobre los J bajo del sueño no piensa ni c;~lcula; de manera más ge-
principios y los límites del Logos en tanto que modelo neral, no juzga; se contenta con transformar"21 .
tipo del sistema de comunicación de sentido (de valor) Nos parece que todo eL problema de la semiótica ac-'
para que en la actualidad se pueda plantear el concepto tual reside ahí: en seguir formalizando los sistemas se-
de ese "trabajo" que "no quiere decir nada", de esa pro- mióticos desde el punto de vista de la comunicación
ducción muda, pero señalante y transformadora, ante- (arriesguemos una comparación brutal : igual que Ricar-
rior al "decir" circular, a la comunicación, al intercam- do consideraba la ph,JsvaJía desde el punto de vista de Ja
bio, al sentido. Un concepto que se forma en la lectura, distribución Y del C<j>nsymo ), o bien abrir en el interior ,
por ejemplo, de textos como los de J. Derrida cuando de la problemática dft la comunicación ( que es inevitable-
escribe "huella", " gramma", "diferencia" o "escritura mente toda problemática social) ese otro escenario que
avant la lettre" al criticar el "signo" y el "sentido". es la producción de sentido anterior al sentido .
En ese caminar, observemos la magistral aportación Si se adopta la segunda vía, se ofrecen dos posibili-
dades: o bien se aísla un aspec~o medible, y por lo t an to
20. J. Derrida, De la grammalologie, ed. de Minuit, París,
1967, p. 424 (subrayado nuestro). 21. Freud, L 'Interpretalion des reves, PUF, 1967, p. 432.

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representable, del sistema significativo estudiado con, objeto inobseruab/e23 y se buscan nuevos modelos lógi-
como fondo, un concepto no medible (el trabajo, la pro- ~ cos y matemáticos, de formalización. Heredando ·esta in-
ducción o el gramma, la huella, la diferencia); o bien se filtración del pensamiento científico en el interior de lo
intenta construir una nueva problemática científica (en no-representable, la semiótica de la producción se servirá
el sentido designado anteriormente de una ciencia que es sin duda de esos modelos que han elaborado las ciencias
también una teoría) que ese nuevo concepto no deja de exactas (la lógica polivalente, la topología). Pero como
suscitar. Dicho de otro modo, en el segundo caso se tra- es una ciencia-teoría del discurso y por lo tanto de sí
taría de construir una nueva "ciencia" después de haber misma, como tiende a aprehender la vía dinámica de la
definido un nuevo objeto : el trabajo como práctica se- producción antes del propio producto, y _por lo tanto,
miótica distinta del intercambio. rebelde a la representación aun sirviéndose de modelos
Diversas manifestaciones de la actualidad social y (representativos), se niega a fijar la propia formalización
científica justific~n, e incluso exigen, semejante intento. que le da cuerpo dándole sin descanso la vuelta median-
La irrupción del mundo del trabajo en el escenario histó- te una teoría inquieta de lo no-representable (no-medi-
rico reclama sus derechos contra el sistema del intercam- ble), la semiótica de la producción acentuará la alteri-
bio, y pide al "conocimiento" que invierta su óptica: no •· dad de su objeto con relación a un objeto de cambio (re-
y'a "intercambio basado en producción", sino "produc- presentable y representativo) que abordan las ciencias
ción regulada por intercambio". '. exactas. Al mismo tiempo acentuará el trastrocamiento
La propia ciencia exacta se enfrenta ya a los proble- , de la terminología científica (exacta) orientándola hacia
1
mas de lo no-representable y de lo no-medible; intenta ese otro escenario del trabajo antes del valor que hoy
pensarlo no como "desviatorio" con relación al mundo apenas entrevemos. .
observable, sino como una estructura con leyes particu- 1 Aquí es donde tiene lugar la dificultad de la semióti-
lares. No estamos ya en la época de Laplace en que se c~: para ~lla misma Y para aquéllos que, siéndole exte-
creía en la inteligencia superior capaz de englobar "en . riores, quieren comprenderla. ~ efectivamente imposi-
la misma fórmula los movimientos de los mayores cuer- ble saber de q~é habla tal semiótica cuando plantea el
pos del universo y los del átomo más leve: nada le resul- p~oblema de una producción que no equivale a la comu-
taría incierto, y tanto el futuro como el pasado nos re- mcación aun haciJndose a través de ella, si no se acepta
sultaría presente"22 . La mecánica de los cuanta advier- ese cort~ que separa claramente la problemática del in-
te que nu~stro discurso ("la inteligencia") tiene necesi- tercan_ibi? de la del trabajo. De entre las múltiples conse-
cuencias que no deja de tener tal aproximación semióti-
dad de ser "fracturado", debe cambiar de objeto y de
estructura, para abordar una problemática que no cua-
c~,. señal~mos una: sustituye la concepción de ~a histo--
dra ya con el razonamiento clásico ; se habla entonces de n~idad linea! P_<>r la necesidad de est~blecer una tipolo-
g1a de las practicas significativas según los modelos parti-
22. Laplace, Essai phi/osophique sur les probabililés, Gau- 2 3._ H. Reichenbach, Philosophical Foundations of Quanlum
thier-Villard, París, 1921, p. 3. 11
,.,echanics, 1946.

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culares de producción de sentido en que se basan. Esta interés más que en la medida en que ella (la "literatura")
aproximación es pues diferente del historicismo tradicio- es considerada en su irreductibilidad al objeto de la lin-
nal, al que reemplaza por la pluralidad de las produccio- güística normativa (del habla codificada y denotativa).
nes irreductibles unas a otras, y menos aún al pensa- Así, se podría adoptar el término de escritura cuando se'
miento del intercambio. Insistamos en que no se trata de trata de un texto visto como producción , para diferen-
componer una lista de los modos de producció n: Marx ciarlo de los conceptos de "literatura" y de "habla". Se
lo sugirió limitándose al punto de vista de la circulación comprende entonces que es ligereia, si no mala fe, escri-
de los productos. Se trata de plantear la diferencia entre bir "habla (o escritura)", "lengua hablada (o lengua es-'
los tipus de producción significativa antes del producto crita)".
(el valor): las filosofías orientales han intentado abor- Visto como práctica, el texto literario "no es asimi-
darlos bajo el aspecto del trabajo pre-comunicativo 24 . lable al concepto históricamente determinado de 'lite-
Esos tipos de producción constituirán quizás lo que se ratura'". Implica el derrocamiento y la refundición com-
ha llamado una ''historia monumental" en la medida en pletos del lugar y de los efectos de ese concepto ... Dicho
que "hace fondo", literalmente, con relación a una his- de otro modo, la problemática específica de la escritura
toria "cursiva", figurada (teleológica) ... 25 se desprende masivamente del mito y de la representa-
ción para pensarse en su literalidad y su espacio. La prác-
tica debe definirse al nivel del "texto" en la medida en
que esa palabra remite ~n adHante a una función que
111 . Semiótica y "literatura'' empero "no expresa" la escritura, pero de la que dispo-
ne. Economía dramática cuyo "lugar geométrico" no es
representable (se juega)'·26..
En el campo así definido de la semiótica, ¿ocupa un Todo texto "literario" puede ser considerado como
lugar privilegiado la práctic,. denominada literaria? productividad. Ahora bien, la historia literaria, desde fi.
Para la semiótica, la ILeratura no existe. No existe nales del siglo XIX ofrece textos modernos que, en sus
en tanto que un habla como las demás y menos aún co- propias estructuras, se piensan como producción irre-
mo objeto estético. Es una práctica semiótica particular ductible a la representación (Joyce, Mallarmé, Lautréa-
que tiene la ventaja de h,.cer más comprensible que otras rnont, Roussel). Así, una semiótica de la producción de-
esa probleinática de la proúucción de sentido que se be abordar esos textos justamente para alcanzar una
ph1J1tea una semiótic.;t ,nieva, y por consiguiente no tiene práctica escritural vuelta hacia su producción a un pen-
samiento científico a la búsqueda de la producción. Y
24 . Para un intento de tipología de las prácticas significativas
cf. en esta misma obra el capítulo: "Para una semiología de las
para sacar de esta confrontación todas las consecuencias
paragramas", así como "Dlstance et Antireprésentation", en Te/ es decir, los recíprocos trastornos que ambas práctica¡
Que/, núm. 32. se infligen mutuamente.
25. · Ph. Sollers, "Programme", en Tel Quel, núm. 31, repro-
ducido en Logiques, 1968. 26 . lbid .

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Elaborados sobre y a partir de esos textos modernos, LA EXPANSION DE LA SEMIOTICA
los modelos semióticos así producidos se vuelven hacia
el texto social --hacia las prácticas sociales de las que la
''literatura" no es más que una variante no valorizada-
para pensarlas como otras tantas transformaciones-pro-
d ucciones en curso.

1968 Asistimos desde hace algunos años a un curioso fe-


nómeno del discurso científico, cuya significación social
está aún por explicar y cuyo alcance no puede evaluarse
aún. Tras las adquisiciones de la lingüística y más espe-
cialmente de la semántica, la semiótica que esas adquisi-
ciones han engendrado extiende cada vez más )a zona
de sus investigaciones, y esa extensión se ve acompañada
por un cuestionamiento a la vez de los presupuestos del
discurso filosófico cJásico que organiza en la actualidad
el espacio de las "ciencias humanas", y de los propios
principios de que partió la semiótica (y por lo tanto la
lingüística moderna).
El estudio estructural de las lenguas naturales ha
proporcionado a los semióticos métodos aplicables a las
restantes prácticas semióticas. Mediante él la semiótica
se formó antes de hallar su razón de ser en el estudio de
las prácticas semióticas que no siguen lo que la lingüísti-
ca considera que es la lógica del discurso natural, regla-
mentado por las normas de la comunicación utilitaria
(por la gramática). La semiótica resultó ser así el punto
a partir del cual la ciencia podía recuperar prácticas sig-
nificativas largamente ocultadas, marginadas de la cultu-
J•
ra europea oficial, declaradas irracionales o peligrosas
por una sociedad que obedece a las leyes unívocas y li-
neales del habla y del intercambio. En la actualidad, la
semiótica se orienta hacia el estudio de la "magia", de
las adivinaciones, de la poesía, de los textos "sagrados",
de los ritos, de la religión, de la música y de la pintura

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