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Índice
● Prólogo………………………………………………………………………… pàg. 2
● Fundamentación……………………………………………………………… pág. 4
● Conclusiones……………………………………………….…...………….... pág. 35
● Anexos………………………………………………………….……......….... pág. 37
● Bibliografía……………………………………………………………….….. pág. 38
Prólogo
El año 2020 demostró las consecuencias que, hasta en la comodidad de un hogar, trae
el encierro. Éste se ha visto acrecentado durante la coyuntura actual y también ha repercutido
profunda y notoriamente en el sistema carcelario, donde las estructuras edilicias de los
distintos centros no acompañan las condiciones necesarias para tantas horas de encierro, el
consumo frecuente de psicofármacos se incrementa, y las horas de ocio se intensifican.
Entendiendo que el encierro y la falta de talleres y actividades vuelve el día a día más
tedioso, creímos pertinente dedicar los meses de febrero y marzo para la realización de
talleres dentro de la Colonia -un lugar desconocido para el colectivo hasta entonces-, en
donde a través de distintas dinámicas se generaron herramientas para, de alguna manera,
canalizar constructivamente las distintas necesidades, acompañado de la reflexión e
intercambio tanto individual como colectiva sobre el proceso de abordaje.
En este sentido, desde Empatía sostenemos que hablar de seguridad, debe significar
también hablar de política pública en los barrios y comunidades, que garanticen los derechos
humanos fundamentales como lo son el acceso a la vivienda, educación, salud, entre otros.
Entendemos que pensar los abordajes desde lo “re”, sin condiciones garantes y sin
lógicas integrales, termina siendo un absurdo porque no se puede ‘reeducar’, cuando hubo
grandes carencias en la educación, no se puede ‘rehabilitar’, cuando la habilitación a las
posibilidades siempre fue escasa o nula y es inviable ‘resocializar’, cuando la marginación y
la exclusión social, muchas veces estuvo presente desde sus infancias.
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Fundamentación
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Objetivos
Objetivo general:
Objetivos específicos:
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Proyección Metodológica
Bajo la modalidad de talleres presenciales dos veces a la semana con una carga horaria
de dos horas cada uno, durante el mes de febrero y marzo del 2021, el equipo de “Empatía”
llevará a cabo instancias lúdicas, artísticas, reflexivas, que promuevan la expresión y
comunicación de los y las jóvenes-adolescentes.
Cada taller contará de un primer momento introductorio “rompe hielo”, que acerque a
quienes participen y genere un ambiente de comodidad y confianza. A continuación se
realizará la presentación de la propuesta central, que variará dependiendo del eje temático en
cuestión. Hacia el final, se habilitará un espacio reflexivo con respecto a las producciones e
inquietudes que surjan en el transcurso del taller.
Concluirá la jornada con una instancia distendida donde se compartirá una merienda,
con el fin de seguir construyendo desde la cercanía.
Ejes temáticos:
● “Comunicación efectiva.”
● “Construcción colectiva.”
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Metodología Adoptada por Centro.
● Centro Sarandí
El centro Sarandi -centro de alta seguridad-, alberga hasta 30 adolescentes que tienen
entre 15 y 21 años (marzo, 2021). Se caracteriza por tener piezas donde comparten hasta tres
adolescentes; dependiendo del día o actividad, en caso de no contar con talleres pueden llegar
a permanecer allí alrededor de 22 horas diarias, ya que, en estos casos, cuentan con una hora
de patio y otra hora para actividades de higiene y aseo.
Dada la dinámica del centro, nos habilitaban a compartir con cinco adolescentes -que
tuvieran buena convivencia- por taller. Para abarcar la mayor cantidad de jóvenes, planteamos
dos instancias de taller consecutivas de una hora y media cada una con distintos talleristas que
se llevaban adelante los días lunes. Teníamos previsto que se llevaran adelante seis
encuentros, pero como consecuencia de la situación sanitaria prescindimos de algunos.
● Centro Granja
El centro Granja -de seguridad moderada- cuenta con más horas de esparcimiento,
donde el total de su población comparte los espacios comunes durante el día, teniendo horas
de encierro prolongadas durante la noche. El centro aloja a 22 adolescentes, (marzo, 2021),
que logran una buena convivencia a partir de las medidas socio-educativas implementadas, las
cuales incluyen, entre otras, que los mismos se hagan cargo de las tareas diarias que requiere
el centro. Así como también, poseen un sistema de asambleas participativas donde se plantean
las dificultades o conflictos de lo cotidiano para llegar a acuerdos.
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En la propuesta participaban todos los adolescentes. La misma se dividía en cuatro
momentos claves en el correr de dos horas, comenzando con la presentación o "rompe hielo",
seguida por dos actividades con un descanso de diez minutos entre ellas. Finalmente se
habilitaba un momento de intercambio y reflexión.
Desde Empatía, las y los talleristas adoptaban diferentes roles: participando en los
grupos, acompañando las propuestas, mientras algunas y algunos permanecían con cierta
distancia para la coordinación de las espacios, tiempos y planteo de las mismas. Los y las
educadoras del centro no participaban activamente de la jornada pero se encontraban cerca
conteniendo y apoyando en el correr de la instancia.
En este centro fue donde pudimos encuadrar una propuesta con mayores coincidencias
con relación a nuestra proyección metodológica.
● MD1
En dicho centro, se pudo llevar adelante una única jornada, en la que se acordó con el equipo
directivo del centro trabajar una hora y media con dos grupos de adolescentes. Trabajamos en
un espacio cerrado, denominado “espacio luz”, que se encuentra en el pasaje entre las piezas
de los adolescentes y el ala del directorio. En ambas instancias se trabajó bajo llave; el primer
grupo estuvo conformado por cuatro adolescentes y el segundo grupo de siete, más la
referente educativa que estuvo presente durante toda la jornada.
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Trabajar en grupos reducidos habilitó el intercambio y la retroalimentación. Las diferentes
características de cada grupo implicaron repensar las estrategias para desarrollar las
dinámicas. Desde Empatía, las y los talleristas adoptaron un rol de participación activa,
acompañando las propuestas y motivando a la constante construcción crítica/reflexiva en los
grupos.
En las siguientes instancias, la falta de personal, las requisas protocolares que coincidían con
nuestros horarios, entre otros temas logísticos del centro, llevaron a que varios de los talleres
se vean postergados o suspendidos. Desde la dirección, en cada instancia que esto sucedía,
expresaban sus disculpas.
● Centro Cerrito
El centro Cerrito -de seguridad moderada- al igual que el centro Granja, también
cuenta con horas de esparcimiento. El total de su población comparte los espacios comunes
durante el día, teniendo horas de encierro durante la noche. El mismo aloja a 16 adolescentes,
(marzo, 2021), los cuales, llevandose a cabo la misma lógica socio-educativa que el centro
Granja, tienen buena convivencia.
Las dinámicas fueron de carácter grupal e individual. Tanto los talleres como las
propias actividades fueron repensadas por el equipo respecto a los objetivos planteados. En
ese sentido, las propuestas asumieron como metodología un carácter lúdico en detrimento de
la escritura, la expresión artística y la reflexión.
● Centro Piedras
El centro Piedras -de máxima seguridad- alberga a 23 adolescentes (marzo, 2021). Los
niveles de encierro suelen ser altos y las actividades socio-educativas no son tan frecuentes.
La distribución del centro responde a dos alas: izquierda y derecha, donde en cada una de
ellas existen diferentes piezas con dos o tres adolescentes conviviendo. El trabajo de
seguridad, a la hora de los adolescentes salir al patio, es no cruzar las alas, evitando así
posibles conflictos.
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La metodología de trabajo se amoldó a las disposiciones previstas en diálogo con el
equipo directivo del centro: trabajar en total con seis adolescentes divididos en dos subgrupos,
los cuales se intervinieron -cada uno- durante el lapso de una hora. El espacio para desarrollar
las jornadas es un salón muy reducido y utilizado para otros talleres, el cual depende de un
funcionario o funcionaria para abrir o cerrar la puerta durante el transcurso de las dinámicas.
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Marco Legal: Justicia Penal Juvenil
Por otra parte, el organismo encargado de velar por la correcta inserción social, el
respeto y la garantía de derechos de las y los adolescentes privados de libertad en el territorio
uruguayo, está a cargo del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (en adelante
INISA). En este sentido, se destaca sobre qué visión y cuáles objetivos se sustenta el mismo.
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Desde la proclamación de los Derechos del Niño transcurrieron quince años para que
Uruguay consagrara en el año 2004 la Ley 17.823 del CNA.
En primer lugar, el artículo 1° del CNA conceptualiza y diferencia la niñez de la
adolescencia: “Se entiende por niño a todo ser humano hasta trece años de edad y por
adolescente a los mayores de trece y menores de dieciocho años de edad”.
“Todo niño y adolescente goza de los derechos inherentes a la persona humana. Tales
derechos serán ejercidos de acuerdo a la evolución de sus facultades, y en la forma
establecida por la Constitución de la República, los instrumentos internacionales, este
Código y las leyes especiales. En todo caso tiene derecho a ser oído y obtener
respuestas cuando se tomen decisiones que afecten su vida. Podrá acudir a los
Tribunales y ejercer los actos procesales en defensa de sus derechos, siendo
preceptiva la asistencia letrada. El Juez ante quien acuda tiene el deber de designarle
curador, cuando fuere pertinente, para que lo represente y asista en sus pretensiones.
Los Jueces, bajo su más seria responsabilidad, deberán adoptar las medidas
necesarias para asegurar el cumplimiento de lo establecido en los incisos anteriores,
debiendo declararse nulas las actuaciones cumplidas en forma contraria a lo aquí
dispuesto”.
Ahora bien, con respecto a los y las adolescentes y las infracciones a la ley penal, es a
partir del art. 69 del CNA donde se identifican tales infracciones tipificadas de acuerdo al
Código Penal. Por lo tanto, el Derecho Penal nutre al Derecho Penal Juvenil en sus principios
generales, a saber: principio de legalidad, tipicidad y culpabilidad. En efecto, las infracciones
por las cuales una o un adolescente puede ser sometido a un proceso de imputación penal no
se diferencia entonces del derecho penal de adultos. (UNICEF, 2012)
El capítulo X del CNA establece los derechos y garantías que regulan el proceso penal
juvenil, en especial el art. 74 que expresa los principios que lo rigen. No obstante, la crítica
que se le realiza a dicho artículo emerge de expresar tales principios de manera programática,
mientras que en los hechos poco o nada se respetan tales principios, por ejemplo, los
dispuestos en los literales C, F, G y J. (UNICEF, 2012)
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G) “Principio de libertad de comunicación.- Tiene derecho durante la privación de
libertad, de comunicarse libremente y en privado con su defensa, con sus padres,
responsables, familiares y asistentes espirituales”.
J) “Principio de duración razonable.- En ningún caso la situación derivada de la
formalización del proceso excederá en sus consecuencias al término de duración de la medida
que hubiere correspondido”.
Regla 13.1: Sólo se aplicará la prisión preventiva como último recurso y durante
el plazo más breve posible.
Regla 13.2: Siempre que sea posible, se adoptarán medidas sustitutorias de la
prisión preventiva (…).
Regla 17.1 b: Las restricciones a la libertad personal del menor se impondrán
sólo tras cuidadoso estudio y se reducirán al mínimo posible.
Regla 17.1 c: Sólo se impondrá la privación de libertad personal en el caso que
el menor sea condenado por un acto grave en el que concurra violencia
contra la persona o por la reincidencia en cometer otros delitos graves y
siempre que no haya otra respuesta adecuada.
Por otra parte, Las Reglas de las Naciones Unidas para la protección de los menores
privados de libertad de 1990 expresan y concuerdan que:
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En este sentido el CNA establece:
En suma, las normas internacionales parten y comparten la premisa que establece que
“la privación de libertad debe ser una medida excepcional para los adolescentes infractores”.
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78, 79 y 80 del capítulo V, donde, entre otras cosas, se recortan derechos, la adolescencia es
criminalizada y se refuerzan las políticas punitivas.
Las y los jueces deben decidir cuáles son las conductas que agravan la conducta de las
y los jóvenes, y así definir su responsabilidad, circunstancias que antes no eran tomadas en
cuenta y ahora logran resaltar nuevamente un régimen punitivo. Se dobla el período de
prescripción de las infracciones de dos a cuatro años, generando únicamente una mayor
cantidad de penas.
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Ilustración creada a partir de las producciones de adolescentes de la Colonia Berro. La frase pertenece a uno
de sus textos.
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La Privación de Libertad en Adolescentes desde un Enfoque Psico-social
Desde una perspectiva más integral del sujeto, la adolescencia no se enmarca dentro
de edades específicas, sino que se la concibe como una franja etaria inscripta en edades
aproximadas, asociadas a la individualidad del sujeto; dándose el inicio de la pubertad y
desarrollo de caracteres sexuales entre los 10 y 13 años, hasta la finalización del crecimiento
biológico y psicosocial del individuo, comprendido entre los 18 y 20 años de edad.
Se caracteriza por ser una etapa que condice con la búsqueda de autonomía e
independencia parental, así como también el planteo de límites propios. Según Eddy Ives, se
describe como una etapa de crisis psicosocial, por tanto, quien la transita pretende lograr una
identidad propia, en contraposición a la confusión de roles preestablecidos en la infancia. Su
radio de relaciones significativas en este período son el grupo de amigos, grupo externos a la
familia y modelos de liderazgo generalmente idealizados. Es frecuente que la o el adolescente
esté más preocupado por lo que puede aparentar ante la mirada de los demás qué cómo
realmente se siente. (Eddy Ives, 2014, en Lamique, 2018)
Debido a todo lo que conlleva esta etapa del desarrollo, donde la o el adolescente se
encuentra en conflicto con la construcción de su identidad, consideramos de suma
importancia y responsabilidad preguntarnos:
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¿Qué implica la privación de libertad en la adolescencia?
Sin tener cifras actualizadas, de acuerdo a lo conversado con las direcciones de los
Centros INISA a los cuales concurrimos, esto no ha variado demasiado y entienden que la
desvinculación del sistema educativo es un problema multifactorial que sigue incidiendo
directamente en las posibilidades de “reinserción” social y el desistimiento del delito,
concepto que se ampliará más adelante.
Cabe destacar que el informe mencionado, será tenido en cuenta a lo largo de este
documento debido a sus lineamientos, pero sobre todo porque se puede considerar actual y
oportuno respecto a la mera ausencia de informes estatales que den cuenta de esta realidad.
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sociedad. En el caso de la población adolescente, se observan dos modalidades respecto a la
misma. Por un lado, aquellos centros que responden a lógicas punitivistas denominados
centros de alta y máxima seguridad, donde las horas de encierro dentro de 'piezas'
compartidas y de tamaño reducido, ocupa la mayor parte del día (aproximadamente entre 22 y
23 horas).
Por otro lado, se encuentran los centros que poseen modalidad mixta, donde las
prácticas de encierro corresponden a determinados periodos de tiempo que se asocian a la
rutina establecida por el Centro así como a sanciones determinadas, contando con un margen
de horas más amplio (aproximadamente diez horas) para la movilidad dentro del
establecimiento y el predio a cielo abierto, habilitado para el esparcimiento. Desde esta
perspectiva y de ahora en más, cuando hablamos de encierro, hacemos referencia a la
permanencia del sujeto dentro de espacios reducidos sin la posibilidad de movilidad fuera del
mismo, bajo un sistema de vigilancia permanente.
A modo de ejemplo, en las instancias que Empatía compartió, muchos adolescentes de los
centros de alta y máxima seguridad manifestaban dichos sentimientos de soledad y
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desconfianza: “acá no se puede confiar en nadie”, “mi compañero es mi
compañero de causa, el resto no”, entre otras expresiones. En dichos
centros existe una configuración subjetiva de “adulto peligroso”, que al
ingreso del adolescente determina y contribuye a la construcción de una
nueva identidad asociada a la misma.
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Ilustración creada a partir de las producciones de adolescentes de la Colonia Berro. La frase pertenece a uno
de sus textos.
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actividades no formales por decisión de los centros como consecuencia de las medidas
estatales.
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de cada diez toman medicación para poder dormir. A su vez, la misma investigación describe
que la cantidad de consumo es correlativo a la cantidad de las horas de encierro.
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refieren a la desigualdad social, directamente asociadas a crianzas en contextos de violencia,
precarización laboral y/o falta de oportunidades educativas; que vienen haciendo huella en la
construcción subjetiva de los mismos, desde mucho antes de ingresar al sistema penal juvenil.
De esta manera, la gestión del delito no debería posicionarse con discursos simplistas
que invisibilizan las realidades y su alta complejidad. Sino que por el contrario, deberían
ofrecer garantías en el durante (entendido como los procesos de la trayectoria carcelaria),
repensando sus objetivos y abordajes, en pro de ser coherentes con las condiciones y
subjetividades; así como también, abogando a políticas preventivas oportunas que eviten el
ingreso al sistema penal y paliativas para aquellos que de una forma u otra cumplieron la
medida privativa dispuesta y tiene habilitado el egreso.
Pensar los abordajes desde lo “re”, sin condiciones garantes y sin lógicas integrales,
termina siendo un absurdo porque no se puede ‘reeducar’, cuando hubo grandes carencia en la
educación, no se puede ‘rehabilitar’, cuando la habilitación a las posibilidades siempre fue
escasa o nula, y es inviable ‘resocializar’, cuando la marginación y la exclusión social,
muchas veces estuvo presente desde sus infancias.
De esta manera, no adherimos a términos “re” para hablar del proceso que lleva cada
adolescente, pero además no podemos concebir oportuno, que se utilice el término
"rehabilitación", proveniente del discurso médico hegemónico porque resulta patologizante
del sujeto. A su vez, los mismos terminan significando conceptos imposibles de medir o
evaluar; pero sobre todo, viene demostrando históricamente su insuficiencia e incapacidad en
las condiciones en que se sostiene la privación de la libertad, determinado por un alto
porcentaje de reincidencia en el delito y el reingreso al sistema penal. Como ejemplo más
claro tomamos los datos extraídos del informe ya mencionado, donde se expone que en 2018,
el 45% de los adolescentes entonces privados de libertad, ya habían tenido algún contacto
previo con el sistema penal juvenil; y de este 45%, el 54% ya había cumplido con sanciones
privativas (Silva Balerio, et.al., 2019).
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Al decir de Ana Vigna (2011) el desistimiento debe entenderse como un proceso
complejo, mediante el cual el sujeto abandona progresivamente su involucramiento en el
mundo del delito; y desde una perspectiva analítica reconoce que es posible identificar tres
dimensiones que lo integran y determinan: la conductual, la cognitiva y la axiológica.
La autora señala que, en lo que refiere a lo conductual es necesario tener presente dos
aspectos importantes:
i) el desistimiento no refiere a un evento puntual determinante (como en la distinción
reincidencia/no reincidencia) sino a un proceso que se desarrolla gradualmente a lo
largo de un período de tiempo.
ii) que dicho período no necesariamente involucra ausencia absoluta de delitos, sino
que, puede estar caracterizado por la disminución en la frecuencia, con la posibilidad
de asentarse en el alejamiento completo del mismo (Vigna, A. 2011)
En este sentido es que se percibe desde el colectivo, la falta de precisión y/o detalle en
relación a las acciones inmediatas al egreso, que no colaboran en la proyección y construcción
de caminos posibles por parte de los adolescentes privados de libertad. Entendemos que
ambos son elementos sumamente necesarios para fortalecer subjetividades vulneradas y
vulnerables, para lo cual se requiere un apoyo y una oferta de posibilidades tanto en el centro,
como en el "afuera" Que brinden oportunidades y garanticen derechos básicos luego del
egreso y así fortalecer el proceso de desistimiento del delito.
Es ante esta falta, que nos encontrábamos con discursos muy ambiguos frente a qué
pensaban hacer luego de cumplir con la medida privativa. Siendo recurrente cambiar de
opinión en un breve período de tiempo, haciéndose visible la inseguridad respecto a las
posibilidades para ellos, fuera de la institución. Inseguridades que rondaban desde la falta de
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vivienda, de redes de contención, hasta la nula o escasa posibilidad de conseguir un trabajo
formal. Todos ellos elementos que no contribuyen en el proceso mencionado y hacia donde
toda medida privativa debería apuntar.
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Ilustración creada a partir de las producciones de adolescentes de la Colonia Berro. La frase pertenece a uno
de sus textos..
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Descripción y Análisis de la Experiencia Colectiva
Con Empatía nos introducimos en INISA ante una coyuntura atravesada y alterada por
la pandemia de covid-19. Su grado de incidencia es tal, que sus consecuencias son visibles en
distintos ámbitos de la vida cotidiana, profundizandose notoriamente en las poblaciones más
vulnerables, entre las que se encuentran los jóvenes con medidas privativas de libertad.
En este sentido, se destacarán los distintos elementos; por un lado, los que se vinculan
a INISA en una aproximación a modo general sobre los centros, y por otro lado, atender los
efectos provocados por la pandemia sobre los adolescentes. Posteriormente se describirán
algunas observaciones respecto al consumo de medicamentos y la implicancia de la reciente
aprobada LUC y por último se describe una síntesis de la intervención de Empatía con el
conjunto de elementos ya analizados.
A primera vista
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En este sentido, estando en comunicación con los centros, fuimos notificados de
proyectos aprobados para construir nuevos espacios y vínculos, lo cual entendemos
fundamental y necesario.
En este sentido, se destacan las devoluciones realizadas por los directorios de cada
centro sobre el abordaje del colectivo con los adolescentes y las observaciones sobre los
talleres de expresion y comunicacion. Ver anexo.
Por otra parte, debemos detenernos sobre los impactos de la pandemia sobre la vida
cotidiana de los adolescentes en Colonia Berro. Las consecuencias del covid-19 provocaron,
entre otras cosas, suspensión de actividades, tanto formales como informales, en la mayoría
de sus espacios: al igual que todas las escuelas y liceos públicos, la presencialidad se trasladó
al mundo virtual (teniendo en cuenta la poca y mala conectividad que presenta Colonia Berro,
en general); el impacto de la pandemia afectó no solo en la cantidad de actividades informales
sino también sobre los cupos por actividad o taller. Se observó ante la ausencia de actividades
formales e informales un aumento de las horas de encierro.
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estatales, a la población de riesgo: mayores de 60 años, etc.); se dificultó el transporte y los
horarios para los familiares; se observó y presenció falta de personal, lo que tensionó muchas
veces la gestión de la cotidianeidad.
Nuevas implicancias
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Se observa, por lo tanto, un aumento de las medidas privativas de libertad en
detrimento de otras medidas alternativas, por ejemplo aquellas medidas socioeducativas, de
semilibertad o vigilada. Se potencia la idea del encierro como castigo “de esta manera, el
proceso penal juvenil avanza y se desarrolla en dirección al actor”, en otras palabras, prima
la óptica individualista sobre la responsabilidad penal, en tanto se enfatiza en el criminal y no
en el crimen. Se sopesan los elementos individuales sobre el modo de ser y de vivir de los
sujetos como factores explicativos de la infracción. (Gonzalez, Leopold, 2017:70) Como
consecuencia, la problemática de los menores infractores parece desplazarse y reducirse al
dominio estricto de los propios adolescentes, ignorando o desestimando los elementos
estructurantes como son la familia, el acceso a la vivienda, a la educación, al mercado de
trabajo. Para finalizar el análisis sobre el discurso hegemónico sobre el fenómeno de la
criminalidad juvenil resaltamos que:
Al pensar el entre "afuera" y "adentro, sostenemos que es en ese “entre” que los
adolescentes transitan la privación de libertad y es por lo tanto, en lo que se debe trabajar
desde una óptica integral, en el ámbito de lo carcelario.
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Ilustración creada a partir de las producciones de adolescentes de la Colonia Berro. La frase pertenece a uno
de sus textos.
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Urge re-pensar las masculinidades
Para finalizar este apartado, en nuestro tránsito e intercambio con los adolescentes,
pudimos reconocer la inminente necesidad de hacer presente la perspectiva de género si
deseamos comprometernos con un abordaje integral propiamente dicho.
Teniendo en cuenta que casi el 80% del colectivo está integrado por mujeres, surge
como cuestionamiento constante los procesos de socialización que han amparado y
perpetuado la desigualdad de género y como este se encuentra intrínsecamente vinculado a los
roles asumidos en la sociedad, lo cual se condice a simple vista, con el número de mujeres
que integran los roles de educadoras dentro de las instituciones, siendo ampliamente mayor al
de varones; dejando entre ver una regla casi excepcional, que responde a que los espacios y el
rol de cuidado históricamente recae, y es asumido como una responsabilidad, por parte de las
figuras femeninas. Mientras que aquellos asociados a la seguridad y el control se asocian
directamente a figuras masculinizadas.
A su vez, pudimos percibir como los códigos y las lógicas machistas que regulan la
vida en sociedad, envuelven y se perpetúan en el sistema penitenciario. Si bien entendemos
que esto es parte de la sociedad toda y las lógicas discursivas nos rigen cotidianamente (pese
al cuestionamiento actual) nos resultó tremendamente visible como se potencian y refuerzan
en dichos espacios.
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nuestro colectivo, en este momento está en condiciones de plantearlo y sostenerlo como una
responsabilidad, a nivel de su accionar con los adolescentes mismos, alentando a que se
instale como responsabilidad a nivel institucional.
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Conclusiones:
Surge la necesidad como colectivo de re-pensar las adolescencias, los conceptos que
las circundan y las diferentes propuestas que podríamos acercar teniendo en cuenta que es una
población que transita una etapa crucial previo a la adultez y, generalmente está asociada al
conflicto y las transformaciones.
Continuar generando instancias de re-pienso que habiliten a una mirada más amplia de
lo que dicho encierro implica y la incidencia que tienen tanto distintos actores sociales, como
la opinión pública desde sus discursos, hasta en los hechos, es necesario. Como colectivo
apostamos a seguir contribuyendo para la continuidad de los talleres y distintas intervenciones
con adolescentes en territorio, así como también seguir generando instancias de reflexión que
interpelen e informen a nivel social, no solo en adolescencias, sino también al resto de la
población.
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Ilustración creada a partir de las producciones de adolescentes de la Colonia Berro. La frase pertenece a uno
de sus textos.
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Ilustración creada a partir de las producciones de adolescentes de la Colonia Berro. La frase pertenece a uno
de sus textos.
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Anexo:
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Bibliografía:
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