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A pesar de esas cifras, Cuba era un país subdesarrollado y desigual. Las zonas urbanas estaban
concentradas en las ciudades capitales de La Habana, Santiago de Cuba y Las Villas. Un millón
y medio de cubanos no había cursado el primer grado y más de 20% de la población era
analfabeta, mayoritariamente concentrada en los campos. De 159 958 fincas, cerca de 900 eran
mayores de 1 000 hectáreas y menos de 30% de sus dueños eran reconocidos como
propietarios. La mayor parte de la tierra cultivable, dedicada a la ganadería o a la producción de
cereales, legumbres, viandas, hortalizas y frutos, caía dentro de categorías de tenencia de la
tierra, como las de los “administradores, arrendatarios, partidarios y precaristas”, que reflejaban
la explotación del trabajo rural por parte de una minoría. Las condiciones de educación, salud,
vivienda, alimentación, electricidad, agua y drenajes eran mucho peores en el campo que en la
ciudad. La balanza comercial de Cuba, en los años cincuenta, reflejaba un aumento de la
dependencia de Estados Unidos. Si en 1948, la isla destinaba a Estados Unidos 52% de sus
exportaciones, a mediados de la década siguiente el gran país del norte asimilaba 68% del
comercio exterior. Las importaciones mostraban esa dependencia con mayor claridad: desde los
años cuarenta, cerca de 80% de lo que Cuba compraba provenía de Estados Unidos. La balanza
comercial del país no estaba desequilibrada —era más o menos lo mismo lo que el país
exportaba que lo que importaba y en 1955, por ejemplo, la isla exportó 594 millones de pesos e
importó 575—, pero ambos movimientos del comercio exterior estaban excesivamente
concentrados en el azúcar y en Estados Unidos como comprador y vendedor. El azúcar, por
ejemplo, representaba en los años cincuenta, más del 80% del comercio cubano, mientras que
el tabaco, por su parte, no rebasaba el 8 por ciento.
Fuente H: LIMA, L (2018, 31 de diciembre). Revolución cubana: cuáles fueron las causas
del levantamiento con el que Fidel Castro cambió Cuba en 1959. En BBC News.
Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46532629
Cuba, a finales de la década de 1950, se debatía en el crudo contraste de ser una de las naciones
con mayor crecimiento de la región y, también, uno de los países donde las clases más pobres
se hundían en la peor de las miserias. En ese contexto, se dio la revolución
El país de los casinos, y las playas. La isla del tabaco y el ron. La nación con más autos,
televisores y cines de América Latina. La tierra de los campesinos pobres y olvidados, la de las
divisiones sociales y raciales, la de la rampante desigualdad entre el campo y la ciudad. Cuba, a
finales de la década de 1950, se debatía entre un crudo contraste social: ser una de las naciones
con mayor crecimiento de la región y, como pasaba también en el resto de Latinoamérica, tener
a sus clases más pobres hundidas en la peor de las miserias.
Pero ¿cómo se explica ese movimiento convulsivo que llamaron revolución y la urdimbre de
cambios que le siguieron después? Por los últimos 60 años, las causas que llevaron a un grupo
de jóvenes a levantarse en armas contra el statu quo de Cuba han sido motivo de debate entre
los que han escrito sobre el tema de un lado u otro del estrecho de Florida.
Pero, según cuenta a BBC Mundo el escritor e historiador Norberto Fuentes, si en algo coinciden
casi todos es que uno de los detonantes principales fue un golpe de Estado que protagonizó en
1952 Fulgencio Batista, un general que había gobernado de forma democrática entre 1940 y
1944. El historiador cubano Sergio Guerra Vilaboy, profesor titular de la Universidad de La
Habana, considera que otros factores fueron la incomodidad popular ante la creciente corrupción
política, "quizás la mayor de la América Latina del momento" y "la enorme penetración" del capital
estadounidense, que asfixiaba el crecimiento de una burguesía autóctona.
Más allá de esos contextos, a través de los años, la historiografía castrista ha presentado como
motivos principales de la insurrección los "males sociales" de lo que denomina "pseudo-
república" (la que existió desde la independencia de Cuba, en 1898, hasta 1959). De acuerdo
con esa versión, la pobreza generalizada, el analfabetismo, la falta de acceso a la salud, el
desempleo y el hecho de que Cuba fuera una "neocolonia" y el "burdel" de Estados Unidos
llevaron a que un grupo de jóvenes se levantara contra Batista.
Sin embargo, la realidad de Cuba en ese entonces no parece haber sido del todo como la
presenta la "historia oficial". De acuerdo con una investigación del reconocido economista
Carmelo Mesa-Lago, para 1953, el 76,4% de la población cubana sabía leer y escribir, lo que
ubicaba a la isla en la cuarta posición de América Latina en cuanto a índices de alfabetización.
Mientras, en 1957, ya el país se colocaba en el primer lugar de la región con menor mortalidad
infantil y con mayor número de médicos y camas en los hospitales por habitantes, según el
estudio.
"Cuba estaba al frente de una serie de indicadores, sorprendentemente de tipo social, cuando
se compara con la América Latina de la época. Y eso también era así en cuanto a indicadores
económicos", explica Mesa-Lago a BBC Mundo. Su investigación señala que para 1958, el
Producto Bruto Interno por habitante de la isla se colocaba en tercer lugar de la región (solo
superado por Venezuela y Uruguay) y la tasa de inflación ese año era virtualmente cero.
Cuba era uno de los países con mayor crecimiento económico en América Latina en vísperas de
la revolución. Sin embargo, el economista considera que esos indicadores no tienen en cuenta
que había una gran diferencia entre el sector urbano y el rural, un hecho que cuestionó el propio
Fidel Castro en su conocido alegato "La Historia me absolverá", muchas veces referido como el
manifiesto de la lucha armada.
"La mortalidad infantil era el doble en el campo que en la ciudad. Si el analfabetismo en la ciudad
era del 11%, en el campo era del 40%. Había una desigualdad notable en términos de ingresos
y una gran brecha social, que es algo que escapa a esas estadísticas positivas", señala.
En opinión de Guerra Vilaboy, el hecho de que Cuba fuera una de las naciones más prósperas
de América Latina, conllevaba, contradictoriamente, a que la desigualdad social, lejos de
disminuir, se acelerara.Se calcula que para 1958, pese al crecimiento económico, más de 10.000
cubanas se dedicaban a la prostitución, el desempleo afectaba a los sectores más
desfavorecidos, la mayor parte de las tierras de Cuba estaban en pocas manos, la corrupción
era "una plaga" y el comercio exterior era controlado por el mercado de Estados Unidos. "Ese
contraste motivó a que sectores de la pequeña burguesía, de las clases medias, se sensibilizaran
con la situación del campo y se lanzaran a hacer no solo un cambio político sino a querer
democratizar el país", asegura.
Sin embargo, en la gran mayoría de América Latina la situación económica por ese entonces era
peor y los golpes de Estado campeaban de un país a otro bajo la mirada permisiva de Estados
Unidos. ¿Cómo se explica entonces que haya ocurrido una revolución de este tipo en Cuba y no
en otro lugar de la región, donde las condiciones sociales -peores que las de la isla- podrían
haber dado paso a un mayor descontento popular?
Por qué en Cuba Guerra Vilaboy considera que el hecho de que Cuba fuera "el país con mayor
crecimiento capitalista relativo de América Latina" fue, de hecho, una de las causas detrás de la
revolución. "El país tenía en su historia esa tragedia de la cercanía a EE.UU., que limitaba su
soberanía; pero, al mismo tiempo, era el vínculo que permitía que la modernidad capitalista le
llegara como a ningún otro lugar", le explica a BBC Mundo.
De acuerdo con el experto, ese crecimiento económico y el hecho de que en la isla se hable una
sola lengua, unido al pequeño tamaño del país -sin grandes accidentes geográficos y con una
población homogénea- hizo que la crisis política se expandiera con más fuerza de lo que habría
sucedido en otros escenarios latinoamericanos.
Pero, en criterio del historiador, hubo otros dos elementos "tecnológicos" que fueron decisivos.
"Si la Revolución Mexicana, que fue la otra gran revolución latinoamericana del siglo XX, se
construyó sobre los ferrocarriles, por la forma en la que se transportaban los combatientes, la
cubana transcurrió a través de la radio y la televisión", opina. "Cuba tenía la mayor cantidad de
televisores y radios de la región. Y fue esa modernidad la que también ayudó a acelerar el triunfo
de la revolución, porque las noticias impactaban, volaban, porque era un país pequeño, con un
solo idioma y estaba conectado de un lado a otro", agrega. (…)