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MF1018_2: E11 Práctica asociada al CE5.

(Unidad de Aprendizaje 4, Epígrafe 2.10.3)

Autora: Yolanda López Barrena

Práctica

Durante el transcurso de nuestra jornada laboral, se producen un


infortunado incendio en la planta superior, provocando graves
quemaduras en los usuarios con limitación de la movilidad.

Además, algunos usuarios han sufrido una serie de lesiones provocadas


por las caídas producidas en el desalojo del edificio, cuando bajaban por
las escaleras de las plantas superiores.

Describe el procedimiento a seguir en las siguientes situaciones:

1. Usuario 1: Comprobamos que no respira ni tiene pulso, pero la


parada es presenciada.

Con este usuario, nada más comprobar que no está consciente será necesario
gritar pidiendo ayuda, de modo que otra persona pueda asistirnos ante la
gravedad de la situación. Tras abrir la vía aérea y comprobar que sigue sin
respirar y sin pulso avisaremos al 112 y procederemos a realizar la Reanimación
Cardio-Pulmonar. Con la persona colocada en decúbito supino sobre una
superficie dura, nos arrodillaremos en cualquiera de los dos costados de la
persona y colocaremos el talón de nuestra mano sobre el punto de presión en la
mitad inferior del esternón (2 dedos por encima de la base del apéndice xifoides
o punta del esternón, o bien en la unión del tercio medio con el tercio inferior del
esternón) y el talón de la otra mano sobre la primera, entrelazando los dedos de
ambas manos.

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Mantendremos rectos los brazos y utilizaremos el peso del cuerpo para hacer la
compresión. Presionaremos sobre el esternón hacia abajo, con la fuerza
necesaria para desplazar el esternón unos 4 ó 5 cm. Se deberán realizar ciclos
de 1 segundo: medio seg. para la compresión y el otro medio para la
descompresión. No se deberán despegar las manos del tórax con cada
compresión. La frecuencia recomendada actualmente es de 100 compresiones
por minuto.

Se combinarán 30 compresiones con 2 ventilaciones boca a boca. Para ello,


mantendremos la vía aérea abierta y permeable. Si se dispone un protector,
interponerlo entre la boca del profesional y la boca del accidentado. Esto no es
imprescindible. Pinzar la nariz de la víctima con el índice y pulgar de la mano que
se tiene en su frente. Hacer una inspiración profunda para llenar los pulmones
con oxígeno. Colocar los labios alrededor de la boca de la víctima, asegurando
un buen sellado. Soplar uniformemente hasta que el tórax se eleve como en una
respiración normal. La insuflación de aire debe durar alrededor de un segundo.
Separar la boca de la víctima y ladeando la cabeza, mirar como desciende el
tórax cuando sale el aire.

Se debe evitar insuflar una cantidad excesiva de aire, hacerlo con demasiada
rapidez o a un ritmo muy elevado. Se deben conseguir al menos dos
insuflaciones efectivas cada cinco intentos. La frecuencia de ventilación será de
12 veces por minuto.

Si se consigue restablecer la respiración espontánea, debemos colocar al


accidentado en posición lateral de seguridad y controlar que sigue respirando.

En caso de que se disponga de Desfibrilador automático procederemos a


utilizarlo tras avisar al 112. Para ello nos aseguraremos que la persona está en
decúbito supino con el pecho desnudo y seco. El DESA se colocará a la izquierda
de la víctima a la altura de la cabeza. En el pecho se colocan los parches uno en
el hombre derecho debajo de la clavícula y otro a unos 10 cm debajo de la axila
izquierda. Nadie tocará a la víctima una vez colocado. Se deberán seguir las
instrucciones de voz del DESA.

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2. Usuario 2: Padece quemaduras en gran parte de su superficie
corporal.

Si arden las ropas, se deberán apagar las llamas haciendo rodar al accidentado
en el suelo sobre sí mismo, rociándolo con agua fría o envolviéndolo con mantas
de tejido no sintético (un abrigo, una alfombra o una manta de algodón o lana).

A continuación, se deberá llamar a urgencias, 112. Nos cercioraremos de que la


persona ya no está en contacto con materiales ardientes. Cortaremos la ropa
pero no le quitaremos las ropas quemadas que estén pegadas a la piel. Retire
elementos que puedan comprimir: relojes, anillos...

Verificaremos que la persona está respirando. Si la respiración se ha detenido o


si las vías respiratorias están bloqueadas deberemos abrirlas. De ser necesario,
administrar respiración artificial y RCP.

Cubrir el área de la quemadura con un vendaje estéril, húmedo y frío (si lo hay)
o una pieza de tela limpia. Una sábana puede servir si el área de la quemadura
es muy extensa. No se deberán aplicar ungüentos y evitar reventar cualquier
ampolla causada por la quemadura. Tampoco se utilizará mantequilla, hielo,
medicamentos, cremas, aceites en aerosol ni cualquier otro remedio casero en
las quemaduras graves.

Si los dedos de las manos o de los pies sufrieron quemaduras, se deberán


separar con compresas secas, estériles y no adhesivas.

Elevar el área quemada por encima del nivel del corazón y protegerla de
presiones y fricciones.

Tomar las medidas necesarias para prevenir el shock. Acostar a la persona,


elevándole los pies unas 12 pulgadas (30 cm) y cubrirla con una manta o abrigo.
No se deberá colocar a la persona en esta posición de shock si se sospecha que
hay lesiones en la cabeza, cuello, espalda o piernas o si esto hace sentir a la
persona incómoda.

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Continuar observando los signos vitales de la persona hasta que llegue
asistencia médica. Esto significa el pulso, la frecuencia respiratoria y la presión
arterial.

No se deberá respirar, soplar ni toser sobre la quemadura. Tampoco ser deberá


tocar la piel muerta o ampollada, ni se administrará nada a la persona por vía
oral si hay una quemadura grave. No sumergir una quemadura grave en agua
fría, pues esto puede causar shock.

No coloque una almohada debajo de la cabeza de la persona si hay quemaduras


de las vías respiratorias, porque esto puede cerrarlas.

3. Usuario 3: Sufre fracturas y contusiones en cabeza,


brazos y piernas, sin descartar una posible lesión de
columna.

En primer lugar es necesario evitar movilizar al herido. Evitando movimientos de


flexo-extensión. Pasaremos a realizar una exploración primaria antes de actuar,
evaluando los signos vitales y posteriormente realizaremos una evaluación
secundaria preguntando por sensaciones, dolor, posibilidad de movimiento,
comparación de extremidades, acortamiento de las mismas, deformidades. etc.

Valoraremos los pulsos distales (radial o pedio), para descartar la existencia de


hemorragias internas. En el caso de una fractura abierta, aplicar sobre la herida
apósitos estériles. Si hay que mover, respetar siempre el bloque de cabeza-
cuello-cuerpo.

Se deberá asegurar una inmovilización completa (en plano duro). Al inmovilizar


al herido minimizaremos las complicaciones por lesión de estructuras vecinas
como pueden ser los músculos, los nervios y los vasos sanguíneos, y evitaremos
el cambio en la estructura de la fractura (de incompleta a completa, de cerrada
a abierta). Además de reducir el dolor, evitaremos que este entre en shock. Para
inmovilizar una fractura se deberá:

• Tranquilizar al accidentado y explicarle previamente cualquier maniobra


que tengamos que realizar.

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• Quitar todo aquello que pueda comprimir cuando se produzca la
inflamación (anillos, brazaletes...).
• Inmovilizar con material (férulas) rígido o bien con aquel material que una
vez colocado haga la misma función que el rígido (pañuelos triangulares).
• Almohadillar las férulas que se improvisen (maderas, troncos...).
• Inmovilizar una articulación por encima y otra por debajo del punto de
fractura.
• Inmovilizar en posición funcional (si se puede) y con los dedos visibles.
• Nunca reducir una fractura (no poner el hueso en su sitio).
• Evacuar siempre a un centro hospitalario

A continuación taparemos al paciente (Protección térmica) y deberemos tener en


cuenta que no se deberá girar el cuello en caso de vómito.

Una vez acudan los servicios de emergencia, se evacuará a la persona en un


vehículo adecuado y utilizando una camilla de tijera cuyo plano es duro.

4. Usuario 4: Sufre hemorragia por herida abierta en el


abdomen.

Se deberá tumbar a la víctima para evitar desmayos. Efectuaremos una presión


en el punto de sangrado durante un tiempo mínimo de 10 minutos, con un apósito
(gasas, pañuelo, etc.) lo más limpio posible. Si con el primer apósito no fuera
suficiente, añadir más encima, pero nunca quitar el anterior.

Transcurrido ese tiempo, se aliviará la presión, pero nunca se quitará el apósito.


En caso de éxito se procederá a vendar la herida, por encima de los apósitos, y
se trasladará al hospital.

Este método no se puede utilizar en el caso de que la hemorragia la produzca


una fractura abierta de un hueso o existan cuerpos enclavados.

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