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Revisando los apuntes elabora un pequeño ensayo explicando por qué el concepto

de la ley natural no podría haber sido elaborado desde los presupuestos metafísicos
de Aristóteles, mientras que se convierte en un concepto central que estructura la
ontología mecanicista surgida a partir de la revolución científica.

Parece posible decir que partiendo de los presupuestos metafísicos de Aristóteles se


terminaría creando una ley natural diferente a la concepción de ley natural derivada de
la filosofía mecanicista. Esto se debe principalmente a las distintas fundamentaciones
ontológicas que poseen ambos sistemas de pensamiento.

Aristóteles defiende un determinismo telelógico, en donde el fin determina lo anterior.


De esta forma, todas las cosas del mundo avanzan hacia la consecución de su forma
final, o telos. En función de esto, cada objeto particular tiende a su fin particular,
imposibilitando la creación de una ley natural universal. Esto es, cada cosa actualiza una
única potencia, mientras que el resto de potencias que no se hayan actualizado se
encuentran en condición de posibilidad. Esto implica la necesidad de una ley natural
particular para cada fenómeno, y por lo tanto, una ontología expansionista.

Esto entra en conflicto con la filosofía mecanicista, en la cual se busca la simpleza y una
base común (átomos) para consolidar una ley natural aplicable a todas las cosas que
posibilitase la predicción de fenómenos. Además, Aristóteles rechazaba la idea de los
átomos ya que, en su ontología teleológica, el fin del análisis de las cosas se componía
solamente de los 4 elementos actuando de dicha forma y la tendencia a la causa final.
Teniendo un fundamento ontológico distinto, en donde el análisis parte de las sustancias
atómicas, podríamos decir que las conclusiones ontológicas del mecanicismo son
distintas.

Por lo tanto, la ley natural mecanicista parte del estudio de los átomos para lograr
predecir fenómenos futuros en las cosas, de manera universal y simple. Aristóteles, por
el contrario, emplea un enfoque teleológico en el que las cosas tienden a realizar su
forma final, en donde cabría el cambio sustancial, el accidental, y el de las proporciones
de cada elemento (en su medida necesaria) imposibilitando la creación de una ley
universal. De este modo, la teoría física aristotélica desemboca en una complejidad
evidente que es rechazada por el mecanicismo y por eso el concepto de ley natural no
podría ser elaborado desde los presupuestos metafísicos aristotélicos.

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