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División de estudios superiores del Instituto “18

de marzo”

MONOGRAFÍA

PARA OBTENER EL TÍTULO EN


LICENCIATURA EN DERECHO

PRESENTA:

FABIOLA ISADORA SIGALA ORTEGA

GÓMEZ PALACIO, DURANGO NOVIEMBRE 2021

ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 1
GENERALIDADES 2
ORIGEN HISTÓRICO DE LOS MECANISMOS ALTERNOS DE SOLUCIÓN DE
CONTROVERSIAS 4
ÁMBITO INTERNACIONAL 9
GRECIA 14
ROMA 15
ESPAÑA 16
FRANCIA 17
MÉXICO 17
¿QUE SON LOS MASC? 21
PROCURADURÍA AGRARIA Y LOS MECANISMOS ALTERNOS 24
PARTES DE LA CONCILIACIÓN 24
CARACTERÍSTICAS DE LA CONCILIACIÓN 24
LOS MASC EN MATERIA ADMINISTRATIVA 24
ACCESO A LOS MECANISMOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN DE
CONTROVERSIAS, COMO DERECHO HUMANO. GOZA DE LA MISMA
DIGNIDAD QUE EL ACCESO A LA JURISDICCIÓN DEL ESTADO. 29
MEDIACIÓN EN MATERIA FISCAL 32
IMPORTANCIA DE LOS MASC 35
MEDIACIÓN Y JUSTICIA RESTAURATIVA EN MÉXICO 41
CASO DE MEDIACIÓN 54
LA INCLUSIÓN DE LA VICTIMA 57
REFORMA DE 2008 58
LA CONSTITUCIÓN DE 1997 62
MEDIACIÓN EN MATERIA FAMILIAR 63
CONCLUSIÓN 72
BIBLIOGRAFÍA 74
ANEXOS 76

INTRODUCCIÓN
Los Mecanismos Alternos de Solución de controversias, son los mecanismos que pueden
llegar a poner fin a un problema presentado entre los particulares, evitando el desgaste de la
economía procesal, estos mecanismos están previstos en el artículo 17 de la Constitución de
los Estados Unidos Mexicanos, que parafraseando el artículo dice “Las leyes preverán
mecanismos alternativos de solución de controversia”. La implementación de estos
métodos de solución ha causado mucho revuelo en el sistema, si bien no se ha tomado con
la seriedad que debería, estos mecanismos ofrecen la solución de todo o casi todo tipo de
controversias a través del dialogo entre los particulares, ofreciendo de igual forma,
confidencialidad, economía y rapidez.  
Estos mecanismos contaran en todo momento con una tercera persona imparcial al proceso,
que se encargara de mediar la situación entre los particulares, siempre dejando que ellos
sean los que solucionen la controversia. El presente documento lo desarrollo dando los
antecedentes y la evolución que han tenido los Mecanismos alternos desde la antigüedad
hasta la actualidad. Dando del conocimiento que estos mecanismos a pesar de que hace
poco tiempo se implementaron, se han utilizado desde tiempos remotos, ya que desde la
existencia del hombre han buscado solucionar los problemas que se tenían entre las tribus
mediante el dialogo.  

GENERALIDADES
Mediador.- persona imparcial que ayuda a solucionar un problema, sin proponer posibles
soluciones, solo está para mediar las cosas, no para proponer.
Juez/arbitro.- tercera persona imparcial que decide la posible solución de un problema,
propone soluciones entre las partes.
Ordenamiento jurídico.- este es el conjunto de normar que rigen una sociedad; reglas,
reglamentos, leyes, que funcionan para que el Estado en el que se establezcan tenga un
comportamiento acorde a estas normas y no incumplan las mismas.
Alternativas.- Es una forma de buscar la solución de algo de alguna otra forma de la que
cotidianamente se busca.
Conflicto.- Desacuerdo de una o más personas sobre un tema en particular.
Negociación.- Es una forma de terminar un desacuerdo, entre dos o más partes, donde
ambos proponen sus ideas generando beneficios para ambas partes
Judicatura.- son varios jueces o magistrados que se unen en un conflicto para solucionarlo,
dependiendo cada uno en su materia y especialidad, sin que sobrepase su jurisdicción.
Justicia.- a cada individuo infractor de la ley se le dé la pena que merece sin excepción
alguna por raza, posición económica, creencias religiosas, etc.
Dialogo.- conversación entre las personas donde exponen sus ideas sobre el tema en
particular, en este caso en el conflicto, en el cual dan su opinión y posibles soluciones al
tema en que trate.
Comunicación.- acción indispensable en los Mecanismos Alternos para llegar a un acuerdo
y solucionar la controversia planteada
Compositivo.- existencia de un tercero en la resolución de un conflicto pero solo como
mediador, sin intervenir ni proponer posibles soluciones.
Heterocompositivos.- es la existencia de un tercero en la controversia, pero este con la
facultad de intervenir en el dialogo y proponer posibles soluciones a dicho problema.
Amigable composición.- Método alterno de solución en el cual las partes proponen la
intervención de un tercero y se someten a lo que este proponga para la solución del
problema.
Acuerdo conclusivos.- acuerdos donde las partes aclaran el problema sin necesidad de
acudir a un tribunal. Estos acuerdos son de forma definitiva.
Mediación fiscal.- proceso en el cual el contribuyente se somete a la mediación para así
poder solucionar los problemas en sus impuestos.
PRODECON.- Es la institución encargada de defender a las personas físicas o morales que
estén en problemas fiscales, también actúa como mediador entre la persona y el fisco.
Justicia retributiva.- esta es una conducta criminal que se enfoca el castigo sobre los
infractores de la ley penal y la compensación para las víctimas u ofendido.

ORIGEN HISTÓRICO DE LOS MECANISMOS ALTERNOS DE SOLUCIÓN DE


CONTROVERSIAS
Si nos remontamos al origen histórico de la medicación, deberíamos ir al origen mismo del
hombre, ya que es tan antiguo como lo es el conflicto. Este es connatural al ser humano y al
grupo que integra. Su génesis es la de la vida en comunidad. Existen fragmentos filosóficos
presocrático, como los de Heráclito y Aristóteles donde podemos traducir que el conflicto
es el promotor del cambio y a su vez es consecuencia de este. Y simplemente se necesitan
dos seres, ya que el conflicto se caracteriza por la dualidad adversario/adversario.
Si damos pie a la afirmación de que todo conflicto tiene su lado positivo, que podría estar
popularizado en el dicho “no hay mal que por bien no venga” veríamos que los conflictos
bélicos, entendidos como acciones negativas y violentas en su máxima expresión, nos han
dejado un cuerpo teórico que viene creciendo décadas tras década. Nos referimos
concretamente a la época posterior a la segunda guerra mundial. Cuando se dio un gran
impulso al estudio del fenómeno antropológico, social económico y político de la guerra, y
se fueron modelando distintas teorías que tienen entre uno de sus capítulos “intervención de
terceros”. focalizando en la intervención de tercero sin participación en el conflicto solo
encontramos la figura del:
Mediador: no decide el conflicto, las partes conservan la autonomía de su solución
Arbitro/ juez: estos terceros deciden el conflicto por las partes.
Entonces, que el tema de la heteronomía de la solución del conflicto, que funciona bajo la
culpabilizacón, la imposición, la asignación de responsabilidades y la sanción, es solo una
forma de asegurar que los conflictos no queden irresueltos y de que los proyectos de
individuos, grupos o entidades que forman la comunidad puedan llegar a realizarse en pos
del orden social y el bien común. El Estado es quien debe encargarse con el mantenimiento
de esta forma de solucionar conflictos a través del ordenamiento jurídico y hacerse
responsable de su vigilancia. La resolución judicial no es una forma pacífica de resolver
disputas. En Estados Unidos fue justamente la insatisfacción que producía la aplicación de
forma exclusiva y excluyente de los mecanismos jurisdiccionales, lo que origino a
comienzo de los 70 la aparición, clasificación e institucionalización de otras formas de
tratar como los conflictos llamadas “alternativas” respecto a los litigios. Advertimos que la
demanda social apuntada y aun que hoy es así no solo a la mejora de funcionamiento del
sistema tradicional, sino además hacia los contenidos, el fondo de las soluciones
adjudicadas por la magistratura.
Se presume que con la disminución de las causas en los tribunales en cuanto al volumen de
expedientes que ingresan en el sistema, los jueces podrán dedicarle más tiempo a aquellos
casos en donde no es posible ni conviene la mediación, posibilitando un estudio
pormenorizado del caso en cuestión y dándoles a sus sentencias la excelencia jurídica
necesaria para que tengan su existencia y misión, una razón de ser.
Por eso, las últimas tendencias están marcando la posibilidad de sustituir la palabra
“alternativa” por solución “adecuada de conflictos, entre los cuales figuraría el litigio como
una de estas formas, siempre y cuando dicho servicio de justicia cumpla con los requisitos
de economía, sencillez, rapidez y calidad de contenido de los que son merecedores los
justificables de una sociedad.
A través de la historia el manejo de conflictos de una sociedad se basaba en dos modelos,
en uno, quiénes tienen el conflicto, lo manejaban por sí mismos. En el otro, una autoridad
resuelve los conflictos. La propia constitución adopto el sistema en el que los conflictos
deben ser resueltos por autoridades. Estableció las reglas de que ninguna persona podrá
hacer justicia por sí misma y que los tribunales administrarían la justicia. El conflicto es un
punto de desacuerdo entre dos partes este es tan antiguo e inherente en el ser humano como
lo es su origen, el hombre ha buscado siempre opiniones de solución desde que vivía en
tribus, cuando defendía a sus tribus de pueblos vecinos o enemigos cuando los invadían o
saqueaban para beneficiarse y obtener algún provecho para su grupo, era a través de la
guerra, en donde el jefe o el más fuerte era quien subordinaban a su contrincante. Este estilo
de vida perduro durante muchas etapas dentro de la evolución humana. En el antiguo
testamento, la forma en cómo se impartía justicia y se solucionaban conflictos en los
pueblos antiguos era bajo la ley del talión, es decir, ojo por ojo diente por diente, este ley
consistía en hacer sufrir al delincuente el mismo daño que había causado a su víctima. Era
una forma de venganza metódica. En esta cultura griega Heráclito influenciado por el
pensamiento filosófico del dialecto, consideraba que la vida era un constante cambio, de
esta manera visualizaba el conflicto como promotor de cambios y a su vez, los cambios
como generadores de conflictos. Con el surgimiento de los Estados, surge la figura de un
solo gobernante, que según el contexto histórico/social es llamado señor, rey, monarca,
cesar, que era la máxima autoridad encargada de administrar justicia. La organización de la
familia trajo consigo un cambio de paradigma. La armonía de la convivencia, la inter
relación y los efectos, permitieron valorar adecuadamente la convivencia de
implementación y los afectos, permitieron valorar adecuadamente la convivencia de
implantar una sociedad sin perturbaciones. Ellos se traducen en concebir a la tribu o al
grupo con una gran familia a cargo del patriarca o jefe de la tribu, si la armonía se
rompiera, el conocimiento de controversia era entregado a un tercero, normalmente al jefe
tribal o patriarca. El mismo tenia, por un lado, la altura moral para poder obtener la
aceptación de los resultados por interesados en el conflicto, y, por el otro, el poder de
coaccionar el cumplimiento de los resulto en caso de negativa por parte del obligado. Es
necesario para abordar los antecedentes de este tema, empezar por el ámbito internacional,
con los países en donde se haya presentado esta institución jurídica, varios antecedentes nos
demuestran la importancia de los mismos a través de la historia, desde la antigüedad el
hombre buscaba soluciones alternas para lograr un acuerdo perdurable que permitiera la
convivencia y la armonía, para llegar a resolver sus diferencias. (Celeste, 2017)
La condición por ejemplo como señala Gozaíni se haya en las formas tribales, para avanzar
históricamente afincándose en los consejos de familia, clases, o reuniones de vecinos
caracterizados. Motiva como reflexiones la polémica moderna acerca de los límites de las
acciones del Estado. En particular de quienes deben administrar justicia. Al respecto de un
intento de sistematización puede hablarse de tres posiciones. Dos radicales y una
intermedia.
La teoría del monopolio estatal judicial, sostiene que la administración de justicia es un
servicio público que de manera exclusiva brinda el estado, por lo tanto, de forma
irremediable los particulares deben sostenerse a ella todas sus controversias
La tercia de la judicatura como actividad únicamente privada, considera que la justicia debe
ser administrada por particulares y no por el estado, de modo que los particulares deben
arreglar sus problemas de acuerdo a su propia necesidad y criterio, por ellos mismos o
acudiendo a la intervención de un tercero (que en este caso puede ser también un órgano
estatal pero que actúa como una posibilidad privada más dentro de las existencias en el
mercado
La teoría de la alternativa jurídica estatal y privada, estima que es posible la existencia
paralelas tanto de la administración de justicia por parte del estado, así como justicia
privada a través de los medios alternos de solución de controversias (MASC) es de
señalarse que nuestro país ha operado por esta posibilidad, haciendo factible que las
personas podamos recurrir de modo alternativos a la negociación a la mediación y al
arbitraje, a la conciliación extrajudicial con vía prevista al procedimiento judicial y a la
conciliación aun en el mismo proceso judicial.
Los mecanismos alternos son y fueron desde la época de la prehistoria los medios para
poder alcanzar la resoluciones del problema que al hombre le afecta, las tribus, grupos
étnicos de nuestros antepasados buscaban esta parte mediática para vivir en paz, es
importante satisfacer las necesidades de las personas, para que existan la plena felicidad,
que es la que el hombre siempre busca y aspira lograr. Se dice que el hombre no es
conflictivo ni violento por naturaleza. Las condiciones históricas culturales son las que
sirven de base a los comportamientos reales de los hombres, de acuerdo a las experiencias
de cada persona, le dan valor a las palabras, por su cultura y manera de ver la vida, de esto
depende la diversidad de opiniones y manifestaciones de ideas. En la actualidad
observamos situaciones conflictuales violentas verbales y físicas, son hechos reprobables
que muestran una carencia de dialogo. Se necesita sensibilidad y ganas de resolver los
conflictos que tienden a agudizarse y que no solo abarca relaciones intersubjetivas, si no
que alcanza a la humanidad de los mecanismo alternos son de gran beneficio para los
pueblos y naciones.
Cuando se habla de la complejidad de los mecanismos alternos este condicionamiento
ayuda a comprender los orígenes del conflicto y su estado en el proceso para lograr un
resultado exitoso.
Cabe destacar que estos medios fueron institucionalizados a partir del tratado de libre
comercio, entre Estados Unidos, Canadá y México.
La existencia de intereses comunes entre las partes es el surgimiento de la negociación,
para buscar la solución al problema que afecta a ambos, por ejemplo, Estados en la
comercialización de sus productos, el punto que rebasa la esfera del otro es el que
desencadena la inconformidad entre las partes surgiendo el conflicto, cuando ambos
provocan el conflicto, tienen responsabilidad. Fundamentalmente es la comunicación para
la solución de conflictos, estos canales deben estar abiertos para que en medio del diálogo y
consenso puede existir esta solución al problema existente. Podemos mencionar un ejemplo
aquí; la dependencia de un Estado dependiente de otro; mencionamos Puerto Rico, que no
reúne los requisitos para gobernarse internamente y depende de otro Estado para su
gobierno y solución de problemas. En el derecho internacional público se lleva a cabo
negociaciones entre las partes, que son el Estado que forma parte en un tratado en el que se
compromete cumplir y respetar, con sus reservas.
Por otra parte los grupos que existen en nuestra sociedad como la familia, la iglesia,
partidos, el Estado, los comprometimientos políticos, las asociaciones civiles, las
organizaciones no gubernamentales, es en estos donde observamos las situaciones
conflictuales y carencias de dialogo, precisamente aquí son vitales e importantes los
Medios Alternos por su funcionamiento en cuanto a buscar soluciones y arreglos
mediáticos donde las partes manifiesten su voluntad y llegar a un acuerdo.
Es importante destacar que cada sector tiene un grado de comunicación dependiente del
grado académico, nivel cultural, la educación y el sector social al que pertenecen, las
situaciones que han vivido en los años de vida o las relaciones familiares de otra índole.
El procedimiento voluntario tiene como fin buscar soluciones para las partes no tan
costosas, ahorra tiempo, y son confidenciales. Las personas especializadas deben tener un
gran sentido de responsabilidad, deben inspirar confianza y tener mucha agudeza para
desempeñar muy bien su trabajo en este rubro, la inteligencia y sabiduría para resolver
conflictos.
Es importante buscar un buen común respetando las decisiones y peticiones de las partes
para logra una buena negociación, los modelos culturales son diversos pero algo en común
es precisamente buscar soluciones, lo que se busca es resolver el problema, la gestión
adecuada y precisa, la transformación mediante el acuerdo manifestando una empatía entre
ambas partes. (Merecias, 2014)
ÁMBITO INTERNACIONAL
La conciliación toma una gran fuerza en la sociedad antiguas que eran reunidas bajo la
autoridad de un patriarca o un jefe de familia que resolvía controversias de manera pacífica
para el beneficio de la sociedad tal y como se realizaba en la antigua sociedad ateniense que
dirima los conflictos sin necesidad de recurrir al juicio, a cuyo fin encargaban a los
tesmótetas la discusión y persuasión de los espíritus en crisis para avenirlos en transacción
o compromiso arbitrales. Algunos autores han señalado que la conciliación fue una de las
primeras formas de solucionar los conflictos señalando como fueron surgiendo en la
antigüedad empezando por Grecia, Roma, España, Francia para que posteriormente en
forma particular, me refiera a los antecedentes de México. (Celeste, 2017)
En el artículo 2 de la Convención para la Resolución Pacífica de Controversias
Internacionales de 1899 se establece que, en caso de grave disentimiento o de conflicto,
antes de convocar a las armas, las Potencias Signatarias acuerdan recurrir tanto cuanto las
circunstancias lo permitan, a los buenos oficios o a la mediación de una o de varias
Potencias amigas. Así también, en el artículo 3, se prevé que uno o más países signatarios
del tratado, ofrezcan por iniciativa propia siempre que las circunstancias lo permitan, sus
buenos oficios o la mediación a los Estados en conflicto. El artículo 4 de la Convención que
nos ocupa, literalmente señala: “El papel del mediador consiste en reconciliar las
pretensiones opuestas y en apaciguar los resentimientos que puedan haber surgido entre los
Estados en conflicto.” El artículo 5 indica que las funciones del mediador cesan cuando los
medios de conciliación propuestos no son aceptados por las partes en la controversia y el 6,
que los buenos oficios y la mediación ya sean utilizados por el requerimiento de las partes
en el conflicto o por iniciativa de terceros países, tienen únicamente el carácter de consejo y
no tienen fuerza obligatoria. Sobre las Comisiones Internacionales de Investigación el
artículo 9 señala: “En las controversias de orden internacional, que no comprometan el
honor ni intereses vitales y que surjan de una divergencia de apreciación sobre los hechos,
las Potencias Signatarias consideran útil que las Partes, que no hayan podido llegar a un
acuerdo por la vía diplomática, tanto como las circunstancias lo permitan instituyan una
Comisión Internacional de Investigación, para facilitar la solución de estas controversias,
dilucidando los hechos mediante una investigación imparcial y meticulosa”. Además, el
artículo 10 de la citada Convención establece que; las Comisiones Internacionales de
Investigación se constituyen por un convenio especial entre las partes en la controversia,
donde se definen los hechos que han de ser examinados y la extensión de los poderes de los
Comisionados, así también establecen el procedimiento a seguir la forma y los términos a
ser observados durante las audiencias donde se escuchen a las partes en conflicto. En los
artículos 12 al 14 se establece que los países en controversia se comprometen a prestar a la
Comisión los medios y las facilidades necesarios para permitir el conocimiento completo y
la apreciación exacta de los hechos en cuestión. Así también que, cuando la Comisión
Internacional de Investigación presenta su informe final firmado por todos los miembros de
la misma, éste no tiene el carácter de un laudo, sino que deja a las partes en conflicto entera
libertad en cuanto al efecto que se dará a esta verificación. Finalmente en el título IV, a
partir del artículo 15 de la Convención para la Resolución Pacífica de Controversias
Internacionales, se habla del Arbitraje Internacional el cual tiene por objeto la resolución de
controversias entre Estados por jueces de su propia elección y sobre la base del respeto a la
ley, por lo que a partir de 1899, fecha en la que se celebró este importante tratado
internacional, en su artículo 20 se estableció la Corte Permanente de Arbitraje, que subsiste
en la actualidad y la convierte en el más antiguo tribunal para solucionar los conflictos
internacionales El artículo 20 de la Convención para la Resolución Pacífica de
Controversias Internacionales, literalmente establece: “Con el objeto de facilitar el recurso
inmediato al arbitraje para las diferencias internacionales que no se hayan resuelto por la
vía diplomática, las Potencias Signatarias se comprometen a organizar una Corte
Permanente de Arbitraje, accesible en todo momento y que funcione, salvo estipulación
contraria de las Partes, conforme al Reglamento de Procedimiento incluido en la presente
Convención”. En resumen, la Corte Permanente de Arbitraje, establecida en el año 1899 por
el tratado internacional que hemos estudiado, es un organismo intergubernamental que
ofrece una variedad de servicios para la resolución de controversias a la comunidad
internacional. Entre ellos, cuenta con una lista de árbitros de diversos países del mundo y
provenientes de los distintos sistemas jurídicos del planeta, para que a través del Secretario
General de la Corte Permanente de Arbitraje, previo acuerdo de las partes en conflicto
(Estados u organismos internacionales), se nombre un árbitro único o cada parte designe
uno y los árbitros elijan un tercero.6 Conviene puntualizar que la denominación de Corte
Permanente de Arbitraje es incorrecta, porque ni es permanente ni es tribunal. En realidad
la Corte se constituye cuando se requiere su intervención, lo que sí es permanente es el
cuerpo de árbitros de quienes se puede disponer cuando se debe integrar la Corte. Sobre el
mismo tema, desde el año 1945, en la Carta de las Naciones Unidas, en su capítulo VI
denominado: Arreglo Pacífico de Controversias, específicamente en el artículo 33 se
establece: “
1.-Las partes en una controversia cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el
mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales tratarán de buscarle solución, ante
todo, mediante la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el
arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de
su elección.
2. El Consejo de Seguridad, si lo estimare necesario, instará a las partes a que arreglen sus
controversias por dichos medios”. En octubre de 1945, los países firmantes de la Carta de
las Naciones Unidas, entre ellos México, quien es miembro fundador de la organización
internacional, decidieron que para solucionar los conflictos entre Estados o países, se
emplearían los medios diplomáticos y los medios jurídicos. Ante esta dicotomía de
controversias y de soluciones, se ha sostenido que en realidad todo problema, por darse
entre Estados, tiene un sustrato político, sin que ello implique la inexistencia del conflicto
jurídico, pues todos los conflictos entre Estados surgen por la violación a un principio,
norma o convenio internacional, lo que sin duda les da el carácter de jurídicos Es en el
ámbito internacional que, desde el año 1899 los países decidieron que la mejor forma de
solucionar los conflictos era por medios pacíficos y ya en la Carta de las Naciones Unidas
en 1945, ratificaron que la solución para las controversias que ponen en peligro el
mantenimiento de la paz entre los Estados, se encuentra en los medio pacíficos, ya sea
políticos o jurídicos, cuando directamente interviene en su resolución la Corte Permanente
de Arbitraje o la más importante, la Corte Internacional de Justicia. Conviene señalar que
varios países someten sus diferendos a la Corte Internacional de Justicia, tan sólo en el
Informe del año 2014, 9 se tenían pendientes de resolver 17 asuntos sometidos por los
Estados miembros de las Naciones Unidas, correspondientes a todos los continentes,
idiomas y sistemas jurídicos, razón por la que la Corte cuenta con jueces originarios de
todos los continentes del mundo. Entre las causas contenciosas, se encontraban los
diferendos de Perú contra Chile; Ecuador contra Colombia; Costa Rica contra Nicaragua;
Nicaragua contra Costa Rica; Bolivia contra Chile y Nicaragua contra Colombia, tan sólo
del continente americano, lo que significa que la Corte Internacional de Justicia es
confiable, porque la mayoría de los países recurren a su jurisdicción para solucionar sus
controversias por medios pacíficos, en este caso, eligen uno de los medios jurídicos.
Resulta importante mencionar otro valioso instrumento internacional regional que al igual
que la Convención de 1899, establece diversos medios para la solución pacífica de
controversias, y es el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas, mejor conocido como
“Pacto de Bogotá”, por haber sido firmado en la capital de Colombia el día 30 de abril de
1948 y nuestro país lo firmó en esa misma fecha y lo ratificó el día 23 de noviembre de
1948. Finalmente, el 7 de enero de 2002, en la Resolución 2002, el Consejo Económico y
Social de las Naciones Unidas establece los “Principios Básicos sobre la Utilización de
Programas de Justicia Restaurativa en Materia Penal”, que vienen a constituirse en un
documento trascendente en este campo, que no sólo define el marco en que de manera
alternativa al juzgamiento es posible y deseable, procesar ciertas incidencias consideradas
como delitos, sino que además vuelve la vista de los operadores del Derecho Penal a estas
figuras relegadas de sus procesos, como son la mediación, la conciliación, la celebración de
conversaciones y las reuniones para decidir condenas. Es preciso puntualizar que todos los
instrumentos internacionales sobre el tema de la Justicia Restaurativa y la Solución de
Conflictos por medios alternos, sin llegar a un proceso judicial o que lo concluyen, fueron
retomados del Derecho Internacional por el actual sistema de justicia en México, no
únicamente en el Derecho Penal, sino en las diversas ramas del Derecho, por lo que resulta
satisfactorio para quien escribe, ya que por ser Especialista en Derecho Internacional y
profesora de Tratados Internacionales, desde hace más de tres lustros se ha preocupado y
ocupado en abrir el camino de la fuente principal del Derecho Internacional, los tratados
internacionales (Convenios, Convenciones, Acuerdos, Pactos, Protocolos, Directrices,
Reglas, Declaraciones) a los estudiantes de la Licenciatura y el Posgrado en Derecho en la
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. En un apartado posterior nos ocuparemos de los
tratados internacionales en materia de Derechos Humanos, que en el Sistema Jurídico
Mexicano ocupan un lugar preponderante, gracias a la reforma constitucional sobre la
materia, publicada en el mes de junio del año 2011. (Guadalupe V. T., 2015)
GRECIA
En la antigua Grecia existió la figura del magíster gentis, (Maestro del Pueblo), este estaba
facultado para resolver los conflictos entre las familias, el sistema utilizado guardaba más
similitud con el arbitraje actual o el proceso judicial (juez), la cuestión se ponía en manos
de un tercero que era neutral al que las partes se sometían. Los Tesmótetas de Atenas,
realizaban una labor disuasoria respecto de las intenciones litigiosas de los ciudadanos,
buscando avenir a las partes del posible proceso para que transaran el conflicto o cuando
menos se comprometieran en árbitros. El filósofo griego Heráclito influenciado por el
pensamiento filosófico de la dialéctica, consideraba que ‘’la vida era un constante cambio,
de esta manera visualizaba, el conflicto como un promotor de cambios y a su vez, los
cambios como generadores de conflictos’’ Con el surgimiento de los estados surge la figura
de un sólo gobernante, que según el contexto histórico social es llamado Señor, Rey,
Monarca, César, que eran las autoridades encargadas de administrar la justicia. Con estos
antecedentes históricos de Grecia nos damos cuenta que desde los más remotos tiempos la
sociedad se preocupaba por resolver de una manera pacífica los conflictos que se suscitaban
en la vida cotidiana (Celeste, 2017)
Efectivamente, Roberto Valdés Sánchez, en su obra LA TRANSACCIÓN, clasifica el
desarrollo de los MASC así: En Grecia, la conciliación se encontraba regulada por la ley, en
donde los Tesmótetas, analizaban los hechos que originaban el conflicto y trataban de
convencer a las partes para llegar a un acuerdo transaccional, ya que los griegos le
otorgaban a estos acuerdos la fuerza de ley En Roma, las doce tablas respetaban los
acuerdos a que llegaran las partes en disputa; el mismo Cicerón aconsejaba la Conciliación,
por ser un acto de liberalidad digno de elogio, además aborrecía los pleitos. Con la llegada
del cristianismo estas formas de solucionar los problemas encontraron eco en las santas
escrituras, y es así como en el evangelio de San Mateo se encuentran pasajes que hacen
referencia, a ello: “Al que quiere litigar contigo y quitarte la túnica, dale también el manto”,
”Se transigente con tu adversario pronto, mientras estés con él en camino, no sea que te
entregue al juez”, ”Si pecare contra ti tu hermano, ve y corrígele a solas; si te oyere, habrás
ganado a tu hermano, pero si no te oyere, lleva contigo uno o dos, para que en boca de dos
o tres testigos esté la palabra”. En cuanto a la Edad Media, Miguel Gerardo Salazar, en su
obra Curso de Derecho Procesal de Trabajo, cita que, en la Edad Media en el Fuero Juzgo,
Ley 15, título 1°, libro II se habla de los mandaderos de Paz y avenidores, pero estos
funcionarios no eran una institución permanente, sino que fueron nombrados en cada caso
por el rey para avenir y conciliar los pleitos que éste les indicaba determinadamente”.
Desde el siglo XVIII, la conciliación fue incorporada permanentemente, como un medio de
solución de conflictos; este proceso de incorporación fue progresivo, 73 empezó en los
pueblos del norte, como Holanda, y fue extendiéndose, por el resto de Europa, a tal punto
que en países tales como Francia y España, se declaró su obligatoriedad antes de impetrar
cualquier acción civil. (MASC, 2016)
ROMA
Los antecedentes de la conciliación en la antigua Roma los podemos ubicar a partir de la
Ley de las Doce Tablas específicamente en la Tabla I que en partes muy generales nos habla
de la ‘’fuerza obligatoria a lo que convinieran las partes al ir a juicio’’ como ya lo
mencionaba el jurista Cicerón la conciliación es la base del aborrecimiento de los pleitos, y
se refería a ella como el ‘’acto de liberalidad digno de elogio y provecho’’. Es necesario
mencionar Las Tablas I, II, III que contienen el derecho procesal privado. En ellas se
plasman las acciones de la ley en la ciudad de la antigua Roma, dichas acciones eran con
las que los ciudadanos romanos podían defender sus derechos, este derecho procesal tenía
un excesivo formalismo los ciudadanos que estaban involucrados en litigios debían
pronunciar palabras a veces complicadas. Las acciones de la ley eran cinco: tres
declarativas y dos ejecutivas. Las primeras: acción por apuesta acción por petición de un
juez o de un árbitro y la acción por requerimiento. Estas se caracterizaban por contemplar el
mismo proceso iniciado antes los pontífices (quienes indicaban la fórmula solemne) más
tarde ante un magistrado (quien se encargaba de mediar la contienda entre las partes
ayudando a determinar un juez privado) y por último ante un juez (quien recibe la fórmula
solemne y las pruebas preparadas). Las dos restantes o ejecutivas: acción por aprehensión
corporal y la acción de toma de prenda o embargo. (Celeste, 2017)
ESPAÑA
Los antecedentes españoles son los que más influyen en el desarrollo de la figura
conciliatoria en México. Se encuentra la figura del Pacis adsertor, se les conocía como los
‘’mandadero de paz’’ ya que era enviado por el Rey a visitar a las partes con intención de
que las previniera, sugiriéndoles la conciliación ante el Tribunal de los Obispos en la
monarquía Visigoda. Sin embargo, no tenían carácter permanente. El surgimiento de la
conciliación como tal lo encontramos en las jurisdicciones consulares, en las ordenanzas de
Burgos y de Sevilla. Se trata de conciliaciones voluntarias, llevadas a cabo ante el Prior y
los Cónsules que conocerían del proceso, encontrándose su regulación en el capítulo XVII
de la ordenanza de Burgos y XII en la de Sevilla. Se habla de la participación de terceros
llamados por las partes (antecedentes de la figura de los "hombres buenos") cuya función
era ayudar al Prior y los Cónsules a lograr el acuerdo. En las ordenanzas de Bilbao, del año
de 1737 se establece la obligatoriedad de la conciliación ante el Prior y los Cónsules,
siempre que las partes "pudieran ser habidas". Las futuras partes harían una exposición
verbal de sus acciones y excepciones, después se intentará el avenimiento y de no ser
posible, se admitirán los escritos. Se trata de una conciliación previa a la admisión de la
demanda. En el Estatuto provisional de 1815 se derogó dicho Tribunal, pero se estableció
que los jueces de primera instancia invitarían a las partes a obtener un arreglo que finalizara
el conflicto, antes de entrar a conocer del asunto. Es en la Constitución de Cádiz de 1812,
donde tuvo su origen como medida general la Conciliación y alcanza el más alto rango
legal, regulándose en el título V, capítulo II. El Art. 202, el cual menciona que el alcalde de
cada pueblo ejercerá en él ofendido de conciliador y el que tenga que demandar por
negocios civiles o por injurias, deberá presentarse a él con ese objeto. La ley de 28 de
noviembre de 1824 previno que así en lo político y económico, como en lo perteneciente a
los Jueces y Tribunales, se observasen las leyes hasta entonces vigentes, de manera que las
tentativas de avenimiento continuaron siendo obligatorias. 4 Se establece que el alcalde de
cada pueblo, ejercerá en éste el oficio de conciliador, para que el que tenga que demandar
por negocios civiles o por injurias, se presente ante él con este objeto. A partir de la
Constitución de 1824 se instituye en este país, la Conciliación (Celeste, 2017)
FRANCIA
La historia menciona que en el año 1789, tras la victoria de la Revolución Francesa, la
justicia deja de ser administrada por la autoridad absoluta, se genera la división de los
poderes en ejecutivo, legislativo y judicial, este hecho toma una gran relevancia social, ya
que por primera vez, se dan las bases de una sociedad democrática. En Francia, la
conciliación fue establecida por la Asamblea Nacional en las leyes del 6 y 24 de agosto de
1790. Operaba como una etapa previa al nacimiento del proceso civil, ante una oficina
llamada "Bureau de paix et de conciliation"; esta figura pudo ser un antecedente importante
del establecimiento de la conciliación en la Carta de 1812, aunque sabemos que los
diputados a las Cortes Constituyentes ocultaron lo más posible las influencias francesas,
por la razón obvia de la invasión gala a la península. En Francia, desde la creación del
Código de Procedimientos Civiles napoleónico, se establecieron observaciones sobre el
contenido del compromiso arbitral el cual debía contener el objeto del litigio, los nombres
de los árbitros y aplicarse en conflictos presentes. El Código de Comercio francés lo
estableció también pero sólo para conflictos marítimos y futuros. (Celeste, 2017)
MÉXICO
Podemos realizar nuestro estudio a partir de los diversos documentos constitucionales que
ha tenido nuestro país, para darnos cuenta de la importancia y evolución de la conciliación,
es importante reconocer que la conciliación siempre ha estado presente en la cultura
jurídica nacional y en el marco jurídico del país para la atención de casos de diversa
naturaleza en distintas instancias (procesalmente como audiencia previa, en la procuración
de justicia familiar, penal, civil, mercantil, entre otros, como fórmula para la solución de
conflictos y que, junto con el arbitraje, dan cuenta anticipada del uso de opciones judiciales,
extrajudiciales, procesales y extraprocesales, alternativas al juzgamiento. La disparidad en
las legislaciones locales sobre MASC no sólo se refiere a la nomenclatura sino al número
de métodos alternos que se regulan, pues aunque una ley pueda llamarse “de justicia
alternativa” podría resultar que en realidad hablemos de una ley de mediación y
conciliación, es decir, no contempla otras modalidades de justicia alternativa en su
contenido. Dentro del Reglamento Provisional Político del Imperio Mexicano en su
artículo 58 se hace mención a la subsistencia de los Consulados, pero ejerciendo tan sólo
actividades de conciliación y arbitraje entre los comerciantes. De dicha legislación resulta
importante el artículo 71 que decía: A toda demanda civil o criminal debe preceder la junta
conciliatoria en los términos que hasta aquí se ha practicado. Y para que sea más eficaz tan
interesante institución, se previene que los hombres buenos presentados por las partes, o no
sean abogados, o si lo fueren, no se admitan después en el tribunal para defender a las
mismas partes. Resulta interesante como se limitaba la intervención de abogados en el
intento de avenimiento o en el proceso posterior, se trataba de que los abogados, con la
intención en algunos casos de obtener un ingreso importante si el asunto no se arreglaba y
era necesario concurrir a tribunales, no obstruyeran la posibilidad del arreglo. La tentativa
de conciliación se encargaba a los Alcaldes, y el procedimiento se ajustaba a la ley referida
del 9 de octubre de 1812; por último, se preveía que en los reglamentos provisionales de
cada provincia concedía facultades a los Alcaldes de los pueblos para realizar labores
conciliatorias. En la Constitución de 1824 se establece la obligación de acudir al "medio"
de la conciliación previamente a iniciar acción civil, o penal por injurias, esto según como
establecía en su artículo 155. Como podemos observar, se buscaba un acercamiento y
comunicación entre las partes (lo que caracteriza a la conciliación moderna), se pretendía
que la autoridad conociera del asunto y dictaminara; esta presunción se fortalece al no hacer
la Ley en comento referencia alguna a la obligación del Alcalde o Juez de Paz de invitar las
partes a formular propuestas de arreglo. La figura de los Hombres Buenos resulta de vital
importancia dentro de este procedimiento estos cumplían una doble función de
auxiliadores, del conciliador, en sus esfuerzos por lograr la avenencia, y de las partes, en
cuanto salgan a la defensa de sus intereses. (Celeste, 2017)
Muchas de las experiencias en México de algunos mecanismos con enfoque restaurativo
tuvieron lugar mucho antes de la Reforma Constitucional de 2008.  Así, por ejemplo, el
surgimiento de la mediación como forma pacífica de solución de conflictos, se remonta al
año de 1993, en las aulas del posgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Sonora, al incluir en el plan de estudios de la especialidad de Psicología y Desarrollo de
Familia la materia de Mediación y Psicología Aplicada a la Práctica Judicial, así como con
la creación en el mismo espacio, de la Unidad de Mediación Familiar que en la actualidad
brinda servicio gratuito a la comunidad, siendo por ello importante destacar que el
mecanismo con el que el movimiento de Justicia Restaurativa se inicia, fue precisamente
con la mediación. Asimismo, es necesario reconocer que la conciliación siempre ha estado
presente en la cultura jurídica nacional y en el marco jurídico del país para la atención de
casos de diversa naturaleza en distintas instancias (procesalmente como audiencia previa,
en la procuración de justicia familiar, penal, civil, mercantil, ambiental, entre otros) como
fórmula para la solución de conflictos y que, junto con el arbitraje, dan cuenta anticipada
del uso de opciones judiciales, extrajudiciales, procesales y extraprocesales, alternativas al
juzgamiento. No obstante lo anterior, los antecedentes de la Justicia Restaurativa en México
son relativamente recientes, pues fue hasta 1988 es que se creó el Instituto de Mediación de
México, A.C., con sede en la ciudad de Hermosillo, Sonora. En ese entonces, único centro
de investigación, estudio y capacitación sobre el tema en la República Mexicana, del cual
salieron las inquietudes, los conocimientos y los cuadros que durante esa década y hasta la
actualidad, permitieron y siguen coadyuvando en el desarrollo de la mediación y de la
justicia restaurativa en la mayoría de los Estados de la República. Este Instituto impartió en
1999,  en la Ciudad de Querétaro y en coordinación con el Sistema Nacional de Seguridad
Pública y la Comisión Nacional de Tribunales de Justicia, el primer Diplomado Nacional de
Formación de Mediadores en Sede Judicial, dirigido prioritariamente a magistrados de toda
la República, dentro del cual se integró un módulo en el que se laboró ampliamente sobre
mediación penal y justicia restaurativa, siendo en esta ocasión en la que, por primera vez en
México, se impartieron contenidos sobre este modelo de justicia. A partir de 2001 y con la
finalidad de impulsar la mediación en todos sus contextos dentro de nuestro país y de paso,
ir abriendo espacio a la justicia restaurativa en materia penal, la Universidad de Sonora y el
Instituto mencionado, en calidad de instituciones matrices convocantes, así como los
Poderes Judiciales de los Estados y del Distrito Federal como anfitriones, además de otras
organizaciones que se sumaron, convocaron a Congresos Nacionales de Mediación.
En este contexto es que se impartieron conferencias por expertos en justicia restaurativa de
distintos países del mundo, incluido México, siendo una de las temáticas abordadas por
primera vez, la titulada “Hacia un nuevo paradigma del derecho penal: justicia restaurativa
y mediación”. De igual forma se impartieron talleres sobre justicia restaurativa en los Foros
de Análisis Dialéctico, espacios de diálogo entre expertos y congresistas, aunado al hecho
de que se generaron aportaciones orientadas al desarrollo de este modelo de justicia en
México y, sobre todo, la continuidad de la temática durante estos años, ha permitido la
construcción de un modelo que comenzó a aplicarse desde el año 2002, en el Estado de
Nuevo León como pionero.
De singular importancia en este proceso evolutivo fue el I Congreso Nacional de Justicia
Restaurativa y Oralidad, llevado a cabo en 2010, cuyos principales convocantes fueron la
Universidad de Sonora, la Academia Mexicana de Justicia Restaurativa y Oralidad, el
Instituto de Mediación de México, el Gobierno del Estado de Guerrero, particularmente, el
Poder Judicial de dicha entidad. En este evento se concentraron los frutos de los congresos
referidos con antelación, pero con un enfoque en el contexto de la regulación del nuevo
procedimiento penal acusatorio y oral, la cual deberá permear en toda la República
Mexicana, a más tardar, en el año 2016. En este último Congreso se establecieron como
objetivos: analizar las oportunidades que presenta el nuevo procedimiento penal acusatorio
y oral desde el margen de la doctrina mexicana; efectuar una revisión crítica de las bases
filosóficas de la justicia penal restaurativa; fortalecer la participación de la víctima del
delito y del daño, así como la atención a sus necesidades en los procesos restaurativos;
determinar la importancia de la justicia restaurativa en el procedimiento penal acusatorio y
oral; ponderar las aportaciones de la criminología, la victimología y el movimiento
evolucionista del derecho penal a la justicia penal restaurativa. Por constituir la
aportación más significativa a la justicia restaurativa en México y porque, además, como
producto del mismo se comprometieron a  llevar a cabo un análisis y reflexión tanto
legisladores como funcionarios, investigadores y académicos, resulta particularmente
relevante el Manifiesto de Guerrero (producto del Congreso señalado en el párrafo que
antecede) ya que en su texto encontramos elementos sobre el proceso de desarrollo de la
justicia restaurativa en México. (Guadalupe s. p., 2013)
¿QUE SON LOS MASC?
Los mecanismos alternos de solución de controversias en sus siglas MASC son sin más
medios alteros que se utilizan para resolver una controversia y así poder depurar un tanto
los tribunales, Los MASC se clasifican en dos mecanismos los cuales son los mecanismos
Compositivos y heterocompositivos, a los cuales nos referimos como compositivos; a los
que tienen como propósito que las partes solucionen sus problemas entre ellos mismos y los
heterocompositivos; son los que tienen como propósito que un tercero solucione el
conflicto, ese es la diferencia que hay en los MASC. Así mismo tenemos los mecanismos
alternos que son, negociación, conciliación, arbitraje, mediación y la amigable
composición, los cuales se dividen en dos como lo muestro a continuación:
Negociación
Conciliación Mecanismos Compositivos
Mediación

Arbitraje Mecanismos Heterocompositivos


Amigable composición

Ahora bien pasare a desarrollar cada mecanismo alterno de solución de controversias, para
que así nos sea más claro identificar que hace la negociación, conciliación, mediación,
arbitraje o la amigable composición.
Negociación.- tiene mucha semejanza con ejercicio de las ventas pues se trata de persuadir
a la contraparte como si fuera un cliente a quien se le quiere convencer para que obtenga un
determinado producto o servicio de acuerdo de la necesidad que se le ha creado, pero
siempre con el convencimiento de que el beneficio es para ambas partes. La negociación es
la forma más antigua de resolver los conflictos. Cuando la negociación termina, termina
con un acuerdo escrito que lo elaboran las mismas partes, los cuales también pueden ser
asistidos, tiene que ser claro y expreso.
Mediación.- se destaca porque las personas que realizan la mediación no tienen que ser
aunados como profesionales de Derecho.
Conciliación.- Tiene dos sentidos un sentido procedimental y sustancial el procedimental
es un mecanismo de solución de conflicto entre dos o más personas que gestionan por sí
mismo o con ayuda de un tercero sus diferencias, tercera persona tiene que ser neutral y
calificada.
Arbitraje.- se refiere al proceso de solución de conflictos distintos a la jurisdicción estatal
mediante el cual se dirime controversias entre intereses particulares y surgen de sus
voluntades las que expresan en un compromiso por medio de cuales prefieren concordar sus
entredichos con base en el consejo o avenencia de otra persona, a la que regularmente se le
llama, arbitrio, avenidor, o arbitrador en cuyas manos las partes eligen colocar
voluntariamente las respuestas al problema que les enfrenta, buscando lograr así el
esclarecimiento del conflicto con una decisión practica y sustancialmente diversa de la
jurisdicción.
Amigable Composición.- Es un método alternativo de solución de conflictos, en virtud del
cual uno o varios particulares, una entidad pública o varias entidades públicas habilitan a un
tercero, llamado amigable componedor, para resolver de manera definitiva sus
controversias. El amigable componedor no tiene que ser abogado y se caracteriza por tener
un amplio y especializado conocimiento en la materia objeto de la disputa. La amigable
composición no es un proceso jurisdiccional. No implica el ejercicio de jurisdicción,
la decisión que toman los amigables componedores tiene la naturaleza de una transacción,
en los términos del Código Civil. Estos métodos tienen varias ventajas y nos ayudan a crear
una defensa más idónea de los intereses de las personas como primeras ventaja es.
Se lleva menos tiempo en comparación a un juicio,
Generan menos gastos,
Permiten un mayor número de soluciones, a su vez los litigios son unilineales en sentido
que solo van a una solución
Permiten atender intereses de todas las partes en los litigios atiende intereses solo a la parte
ganadora.
Permiten la comunicación entre las partes, en litigios la comunicación se rompe en su
mayoría de los casos.
Y finalmente los MASC no ejecutar un fallo equivocado ya que el acuerdo al que se llega
es de acuerdo a lo que solicitan las partes, siempre velando por los derechos y
salvaguardando los intereses de ambas partes
Ahora bien, sintetizando lo antes desarrollado los MASC no son otra cosa más que Medios
Alternos para solucionar un conflicto entre las partes, donde siempre prevalecerá los
derechos de cada uno de las personas, los mecanismos alternos de solución de
controversias, es un nuevo mecanismo que está revolucionando las nuevas formas de
litigio, haciéndolo más rápido y eficaz , esto a su vez con un costo menor, sin duda alguna
los MASC son los métodos alternos más viables para resolver una controversia ya que el
acuerdo o convenio al que se llega, toma el carácter de cosa juzgada y se eleva a sentencia,
pero es poca la difusión que se les ha dado o enseñanza en las universidades, ya que se le
ha marcado como una forma de “quitar trabajo a los abogados” sin ver todos los pros que se
podría tener implementando los MASC. (Oscar, 2015)
PROCURADURÍA AGRARIA Y LOS MECANISMOS ALTERNOS
La procuraduría agraria encargada de la defensa de los derechos de los sujetos agrarios le
brinda a estos entre muchos otros servicios, la conciliación siendo esta la vía preferente de
solución de conflictos en materias reguladas por la Ley Agraria.
PARTES DE LA CONCILIACIÓN
Conciliador. Es la persona encargada de dirigir el proceso, escucha a las partes y propone
soluciones para poner fin a la controversia, en todo momento las exhorta a llegar a un
arreglo.
Partes. Son aquellas personas que presentan controversia entre ellas y es materia de la
conciliación.
CARACTERÍSTICAS DE LA CONCILIACIÓN
El tercero debe ser un experto en la materia, propondrá soluciones y persuadirá a las partes
a llegar a un arreglo;
Se le puede ver como una etapa previa al arbitraje;
Se pretende la satisfacción de ambos intereses;
Se puede apegar a reglamentos establecidos para ello;
El proceso puede terminar en el momento que lo decidan las partes;
No tiene carácter vinculante;
Es un método rápido y económico, y
El cumplimiento de los acuerdos debe ser voluntario
LOS MASC EN MATERIA ADMINISTRATIVA
Los MASC en América Latina se consideran un fenómeno que lleva poco más de tres
décadas, su aparición y desarrollo puede afirmarse ha sido desigual y combinado, pues “en
un comienzo estos mecanismos fueron percibidos principalmente como herramientas
idóneas para descongestionar los atiborrados e ineficientes tribunales administrativos, para
aliviar la suerte de “aluvión de procesos” pero también se basaron en el derecho de
acceso a la justicia, en el entendido de que quienes no contaban con los medios necesarios
para acceder a tribunales, pudieran obtener una solución a su conflicto a través de estos
mecanismos alternativos sin mayor costo. Como puede apreciarse, la idea de que los
MASC formen parte de los medios de acceso a la justicia en los países de la región cobra
un sentido profundo en tanto pretenden coadyuvar con el derecho de acceso a la justica, sin
embargo este proceso ha sido gradual y en momentos se ha diferido, tanto por las
materias en las que pudiera desarrollarse como por la voluntad política para su
incorporación formal como parte de los medios reconocidos por el poder público para la
resolución de conflictos, porque guste o no, su validez necesariamente deviene de una
norma que forma parte del sistema jurídico. En México, tras la reforma constitucional de
junio de 2008, que impactó entre otros, al artículo 17 Constitucional, quinto párrafo, se
mandato al legislador para que en la esfera de su competencia, se expidan leyes que
contemplen mecanismos alternativos de solución de controversias, es decir, que en su
ejercicio cotidiano para legislar las distintas materias y dotar de leyes al país, federales o
generales, también se incluya a los MASC como medios para solucionar las controversias.
Las leyes que el legislador está en posibilidad de expedir para incorporar a los
MASC puede ser al menos en dos vías, la primera y que ha prevalecido hasta ahora, es
que tales mecanismos se incorporen en las leyes atendiendo a su especialidad, por
ejemplo, en la legislación en materia penal, civil, laboral, ambiental, de propiedad
intelectual, entre muchas otras, o bien la segunda vía es mediante la expedición de una
legislación federal o legislaciones estatales, especializadas en los MASC, en donde se
sistematice todo lo relativo a las modalidades, tipos, actores y procedimientos inherentes a
su operación. En este derrotero considero importante llamar la atención respecto de la
ausencia en la Constitución para considerar materialmente la facultad del Congreso de la
Unión para legislar a través de una ley general esta materia, probablemente sea uno de
los temas a analizar próximamente en caso de que los mecanismos alternativos de
solución de controversias se consoliden en los hechos, como una vía viable para atender los
conflictos entre las partes, o bien, esperar a que las condiciones políticas y sociales
demanden en su caso una reforma constitucional en este sentido. En opinión de quien
escribe, la emisión de una ley general para regular a los MASC podría permitir establecer
directrices generales que normen y contemplen las actividades que en la federación y
entidades federativas se realizarían como parte de las vías ordinarias de atención de los
conflictos, lo cierto es que una ley general necesariamente tendría que fundamentarse en
el artículo 73 Constitucional y hoy día esta facultad está ausente. Ahora bien, debe
señalarse también que previo a la reforma constitucional de 2008 se tienen registros del uso
de los MASC en la legislación mexicana, por ejemplo, Luis Miguel Díaz ha señalado
que previo a la entrada vigor del artículo 17 constitucional, ya existían numerosos preceptos
legales sobre MASC, por ejemplo los vocablos bajo los cuales se han identificado son
conciliación, mediación, procedimiento de conciliación, conciliación de intereses,
amigable composición, conciliación entre o de las partes, propuestas de conciliación,
diálogo, negociación, avenimiento, composición amistosa, entre otros. Algunas de las leyes
en materia administrativa que contemplan a los MASC están en materia de contrataciones
la Ley de Adquisidores, Arrendamientos y Servicios del Sector Público (conciliación
arbitraje), Ley de Petróleos Mexicanos, Ley Federal de Protección al Consumidor, Ley
Federal de Derechos de Autor, entre otras. Lo anterior pone de manifiesto que en México
contamos con ejemplos, hasta cierto punto desarticulados, en donde se contemplan uno o
más medios alternativos de solución de controversias. Lo que acontece en nuestro país
contrasta con lo que ocurre con su vecino latinoamericano, me refiero a Colombia,
pues en ese país existe, por ejemplo, un mayor desarrollo institucional en la materia
plasmado en el Consejo Nacional de Conciliación y Acceso a la Justicia, integrado por
representantes de los ministerios de justicia y derecho, trabajo, educación, el Procurador
General de la Nación, Fiscal General, Defensor del Pueblo, entre otros, además de tener un
Programa Nacional de Conciliación y leyes específicas para su regulación, situación
que muestra la manera en la que un país puede llegar a desarrollar este tema legal e
institucionalmente hablando, sin omitir mencionar por supuesto, el diseño de los ADR en la
visión del derecho anglosajón, plasmado en leyes, instituciones y en el fomento en la
educación con áreas de especialización en Resolución de Conflictos Alternativos , los
cuales se han constituido ya como verdaderos mecanismos asimilados o normalizados en su
sistema jurídico. Por consiguiente, para aterrizar nuestro análisis de los MASC en México,
y contextualizando los “argumentos del tipo razonabilidad de los recursos” a que me referí
en el apartado anterior, valdría la pena dar una breve mirada al cúmulo de asuntos en
materia contenciosa administrativa para inferir si fuese necesario la implementación y
desarrollo en un sentido fuerte, de los MASC precisamente en materia administrativa.
(CRUZ, 2020, págs. 130, 131, 132, 133)
Ahora bien, en el ámbito de la administración pública federal en México, los MASC ya
cuentan con cierto desarrollo y sistematización, pues fue precisamente mediante el
Decreto Presidencial del 29 de abril de 2016, que fueron publicadas en el Diario Oficial
de la Federación, las acciones que debían implementarse en la Administración Pública
Federal así como las Empresas Productivas del Estado para la aplicación de los medios
alternativos de solución de controversias que se llegaran a suscitar con los particulares.
Dentro del referido decreto, en su parte considerativa se establece: “La conciliación, el
convenio o los acuerdos que las leyes establecen como medios alternativos de solución de
controversias se justifican en aquellos casos en que se presenten elementos valorativos
objetivos que pronostiquen un resultado adverso en un litigio o controversia y que, a la luz
de un análisis costo beneficio y de riesgos predecibles, permitan establecer las mejores
condiciones para el Estado y, con ello, evitar erogaciones mayores al erario federal, pero
sobretodo, con el propósito de alcanzar una justicia expedita que resuelva los conflictos de
la administración con la ciudadanía de una manera pronta, completa e imparcial”. De lo
anterior se desprende que los criterios principales dentro de la Administración Pública
Federal., para determinar el empleo de los MASC son:
1) el costo beneficio ante riesgos predecibles en favor del Estado, es decir, el análisis del
costo beneficio tiene sentido en tanto que la administración pública, en la concepción
moderna de la actividad estatal, se considera como un medio que posibilita el cumplimiento
del bien común, por lo que la posición del servidor público o funcionario gubernamental en
su concepción más remota no representa (o debiera representar) intereses privados, y
resulta coherente que la aceptación de un medio alternativo en lugar del seguimiento de
la vía contenciosa administrativa y/o judicial, solo sería posible en tanto esta situación
resulta más benéfica para la propia administración y con ello se procura
indirectamente el bienestar general, y 2) una justicia expedita en la resolución de
conflictos entre la administración pública y la ciudadanía.
Aspecto que da cuenta de la necesidad de hacer más eficientes los procedimientos
administrativos que pretenden una solución de controversias con los particulares. De
acuerdo con el Decreto, estos mecanismos pueden ser de dos tipos:
1) administrativos
2) jurisdiccionales.
Los administrativos son definidos como los procedimientos que culminan en
convenios que se formalizan y suscriben en sede administrativa, respecto de los asuntos
sobre los que se haya presentado formalmente una controversia, pendientes de
resolución al interior de la misma.
Ahora bien, el citado Decreto establece la obligación a cargo de las dependencias y
entidades de la Administración Pública Federal, además de las empresas productivas del
Estado, de realizar una serie de acciones para concretar la conciliación o la
celebración de convenios o acuerdos específicos. La primera consiste en dictaminar la
viabilidad de aplicación de un MASC al caso concreto, es decir, determinar a través de los
dictámenes de las áreas jurídica, de responsabilidades y presupuestaria en ese orden, si el
asunto cumple con los criterios de costo beneficio, es decir, si se considera que puede
generar ahorros y evitar costas por litigio. La solicitud del análisis de viabilidad podrá
realizarse a solicitud de las áreas administrativas (debiendo acompañar un proyecto de
convenio y propuesta de cálculo de los costos y beneficios), o por el particular en
cualquier etapa del procedimiento formal (que acompañará también una propuesta de
convenio). En cada etapa del análisis de viabilidad cuentan con plazos específicos, por
ejemplo, una vez que el Titular del Órgano Interno de Control (área de responsabilidades)
recibe el dictamen técnico jurídico, cuenta con un plazo máximo de 10 días hábiles
para emitir su dictamen de responsabilidades, sin demérito de que la propia Secretaría de la
Función Pública ejerza sus facultades de control si así lo determina. Para la determinación
de disponibilidad presupuestal a cargo del área especializada en la dependencia, también se
cuenta con un plazo máximo de 10 días hábiles. Destaca en estos casos, que mientras en
países como España el análisis de las pretensiones para determinar la viabilidad jurídica en
las “transacciones”, por ejemplo, corresponde al Consejo de Estado, en México el control
de esta decisión es de tipo interno, pues involucra directamente a las áreas de la entidad o
dependencia y no a agentes públicos o privados externos, o al menos esto es así hasta el
momento, aspecto que sin duda representa un espacio para reflexionar acerca de la
pertinencia de que el análisis de viabilidad sea hecho por la propia dependencia o
por un ente externo. Lo primero, tal como ahora se contempla, supone una ventaja en
detrimento del particular, porque finalmente las áreas dictaminadoras forman parte de la
dependencia con la cual se tiene la controversia. (CRUZ, 2020, págs. 136,137)
ACCESO A LOS MECANISMOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN DE
CONTROVERSIAS, COMO DERECHO HUMANO. GOZA DE LA MISMA
DIGNIDAD QUE EL ACCESO A LA JURISDICCIÓN DEL ESTADO.
Los artículos 17, segundo párrafo, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, reconocen a favor de los gobernados el
acceso efectivo a la jurisdicción del Estado, que será encomendada a tribunales que estarán
expeditos para impartir justicia, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e
imparcial; en ese sentido, la Constitución Federal en el citado artículo 17, cuarto
párrafo, va más allá y además de garantizar el acceso a los tribunales previamente
establecidos, reconoce, como derecho humano, la posibilidad de que los conflictos también
se puedan resolver mediante los mecanismos alternativos de solución de controversias,
siempre y cuando estén previstos por la ley. Ahora bien, en cuanto a los mecanismos
alternativos de solución de controversias, se rescata la idea de que son las partes las dueñas
de su propio problema (litigio) y, por tanto, ellas son quienes deben decidir la forma de
resolverlo, por lo que pueden optar por un catálogo amplio de posibilidades, en las que el
proceso es una más. Los medios alternativos consisten en diversos procedimientos
mediante los cuales las personas puedan resolver sus controversias, sin necesidad de
una intervención jurisdiccional, y consisten en la negociación (autocomposición),
mediación, conciliación y el arbitraje (heterocomposición). En ese sentido, entre las
consideraciones expresadas en la exposición de motivos de la reforma constitucional al
mencionado artículo 17, de dieciocho de junio de dos mil ocho, se estableció que los
mecanismos alternativos de solución de controversias son una garantía de la población para
el acceso a una justicia pronta y expedita, permitirán, en primer lugar, cambiar al paradigma
de la justicia restaurativa, propiciarán una participación más activa de la población para
encontrar otras formas de relacionarse entre sí, donde se privilegie la responsabilidad
personal, el respeto al otro y la utilización de la negociación y la comunicación para el
desarrollo colectivo»; ante tal contexto normativo, debe concluirse que tanto la tutela
judicial como los mecanismos alternos de solución de controversias, se establecen en un
mismo plano constitucional y con la misma dignidad y tienen como objeto, idéntica
finalidad, que resolver los diferendos entre los sujetos que se encuentren bajo el imperio de
la ley en el Estado Mexicano. Si las resoluciones de los tribunales estatales compelidos para
impartir justicia “se establecen en un mismo plano constitucional y con la misma dignidad
y tienen por objeto, idéntica finalidad”, luego entonces debe destacarse que la condición
establecida en la propia Constitución es que los MASC son aplicables en la impartición
de justicia del Estado mexicano, siempre y cuando estén previstos en la ley. Así, no se
puede estar más de acuerdo que la legalidad es la que otorga potestad a la administración,
ya que “la legalidad otorga facultades de actuación, definiendo cuidadosamente sus
límites, apodera, habilita a la Administración para su acción confiriéndola al efecto
poderes jurídicos. Toda acción administrativa se nos presenta, así como ejercicio de un
poder atribuido previamente por la ley y por ella está delimitado y construido. Sin una
atribución legal previa de potestades la Administración no puede actuar, simplemente”.
Dada la naturaleza de este tema, parece insuficiente que en cada legislación administrativa
especializada se contemple algún MASC para la atención de los asuntos, como ya existe en
México, por ejemplo, en materia de propiedad intelectual, comercio exterior, etc., ya
que si se considera al mismo nivel ambos tipos de procedimientos, el tradicional y el
alternativo, lo deseable es que en la legislación procedimental también estuviesen presentes
los MASC y desarrollados en cuanto a su alcance, y como ya se ha dicho, el Decreto
Presidencial de 2016 que se analizó en este artículo, aún resulta embrionario. Recordemos
que la discrecionalidad de la administración debe entenderse más como una elección entre
alternativas igualmente justas, ya que la decisión precisamente se fundamenta normalmente
en criterios extrajurídicos como pueden ser de oportunidad o económicos, entre otros, que
no necesariamente se encuentran previstos exhaustivamente en la Ley, sino remitidos al
juicio subjetivo de la Administración”. Sin embargo, parece pertinente recordar que la
discrecionalidad en estos términos no es equivalente a arbitrariedad de la administración.
Lo cierto es que el principio de legalidad, si bien permite que la Administración transija en
asuntos en que puede ser dudosa la legalidad de su posición no es compatible con una
transacción en la que la Administración se comprometa a efectuar alguna cesión, a fin de
evitar un pleito sobre un acto nulo de pleno derecho, pues la Administración está obligada a
depurar los actos afectados por esta clase de vicios” (CRUZ, 2020, pág. 151. 152)

MEDIACIÓN EN MATERIA FISCAL


Las leyes preverán mecanismos alternativos de solución de controversias; supuesto
normativo, contenido en el párrafo cuarto del artículo 17 Constitucional; en derecho
fiscal, el precepto constitucional señalado, surtió efectos reales hasta el año 2014,
cuando se introduce en la legislación tributaria los denominados “acuerdos conclusivos”,
institución jurídica, que es considerada el primer medio alterno de solución de
controversias en el ámbito tributario. ACUERDOS CONCLUSIVOS: Considerado el
primer medio alternativo de solución de conflictos en materia tributaria en México, esta
figura jurídica se crea con la finalidad de brindar a los contribuyentes una
posibilidad real, para regularizar su situación fiscal, ante una posible revisión por
parte de la autoridad administrativa. En una primera instancia, identificamos la
intervención de la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente (PRODECON), como
ombudsman de los contribuyentes; instituido como un organismo público
descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propios, dotado de autonomía
técnica y de gestión, cuya función principal consiste en velar por la protección de los
derechos fundamentales de los contribuyentes, ante posibles violaciones derivados de
los actos de autoridad fiscal, y brindando servicios de asesoría jurídica en la
materia. 6 Referente a los acuerdos conclusivos, la PRODECON tiene por atribución,
promover y facilitar la solución anticipada y consensuada de las diferencias entre la
autoridad fiscal y los particulares, como sujetos de la relación jurídica tributaria, surgidas
dentro del ejercicio de facultades de comprobación. De este modo, el siguiente cuadro
informativo muestra las características más relevantes de los acuerdos conclusivos,
conforme a su regulación en el Código Fiscal de la Federación:

CÓDIGO FISCAL DE LA FEDERACIÓN


EXTRACTO TEXTO NORMATIVO
ARTICULO 69-C
Los contribuyentes que sean sujetos de facultades de comprobación por la autoridad fiscal y
no estén de acuerdo con las omisiones establecidas, podrán optar por solicitar la adopción
de los acuerdos conclusivos.
ARTICULO 69-D
La Procuraduría de la Defensa del Contribuyente fungirá como mediador dentro del
mecanismo alternativo de solución de conflictos y se encargará de desahogar el
procedimiento de los acuerdos conclusivos. El escrito inicial de los acuerdos, deberá
señalar los hechos u omisiones con los que el contribuyente no se encuentre de acuerdo,
expresando la calificación que considera debe dárseles, así como adjuntar la documentación
que considere pertinente. La PRODECON, requerirá a la autoridad para que manifieste si
se encuentra conforme o no con lo manifestado por el contribuyente, o bien, emitiendo una
contrapropuesta.
ARTICULO 69-E
El tercero, podrá convocar a mesas de dialogo, con el objetivo de que las partes lleguen a
una amigable composición de la controversia.
ARTICULO 69-H
Contra los acuerdos conclusivos realizados por el contribuyente y el fisco, no procede
medio de defensa alguno. Los acuerdos realizados solo tendrán efectos inter partes, y no
generarán precedente alguno. Las autoridades fiscales no podrán desconocer los acuerdos
realizados, y estarán obligados a su cumplimiento.

Del contenido que antecede, se consideran puntos totales los siguientes: Los acuerdos
conclusivos solo podrán ejercitarse una vez que la autoridad lleve a cabo sus
facultades de comprobación, es decir, cuando el fisco realice actos tendientes a
verificar si el contribuyente cumplió con sus obligaciones fiscales conforme lo
establece la ley. Literalmente señala la ley, que la PRODECON fungirá como mediador,
su función se enfocará en unir a las partes en dialogo; de esta aseveración podemos
dilucidar que los acuerdos conclusivos son una especie de mediación. El objetivo de
los acuerdos conclusivos, versa sobre dilucidar cuestiones relativas a los hechos u
omisiones en los que difieran, tanto la autoridad tributaria, como el contribuyente; al
respecto, es importante señalar, que el Código Fiscal de la Federación, regula una
hipótesis similar, pues el particular tiene el derecho de hacer manifestaciones respecto
de las omisiones que se le imputen, pudiendo además, presentar documentación para su
aclaración; no obstante, resulta acertado la integración de un tercero ajeno a la relación
jurídica, como lo es la PRODECON, pues su función consistirá en velar por la
protección de los derechos fundamentales, interviniendo como un mediador. Los efectos
del acuerdo solo serán inter partes, y una vez llevado a cabo, no podrá ser desconocido
por ninguno de los interesados. Sin embargo, no se regulan las cuestiones inherentes
al incumplimiento del acuerdo realizado, por lo que se discurre sea la vía jurisdiccional,
pues no se pierde de vista, que un acuerdo realizado vía medios alternos y ratificado por
las partes, adquiere el carácter de cosa juzgada, y para solicitar coercitivamente el
cumplimiento, tiene que iniciarse una acción de ejecución. En conclusión, los acuerdos
conclusivos se catalogan en el ámbito de la mediación, ya que el tercero ajeno al
asunto, no decide sobre el asunto, pues simplemente se limita a unir en dialogo a los
interesados; esto, respecto de hechos u omisiones que se le imputen al contribuyente,
derivados de los procedimientos de revisión que la autoridad administrativa realice.
(Reyes, 2016, págs. 6, 7 Y 8)
IMPORTANCIA DE LOS MASC
Los conflictos son desavenencias que surgen entre los particulares e incluso respecto al
Estado sobre distintos aspectos y una vez que se presentan, existen varias formas de
solucionarlos de manera amistosa, es decir, a través de herramientas que se les denominan
mecanismos alternos de solución de controversias, sin la necesidad de recurrir a medios
litigiosos. Dichos métodos alternativos son principalmente: la negociación, la mediación, la
conciliación, el arbitraje y algunos otros que se han ideado de manera especial, y que en
realidad son derivaciones de los ya enunciados. Por su conducto se busca resolver los
conflictos mediante la actuación de los propios interesados o de un tercero neutral.
Conforme lo anterior, la doctrina establece como ventajas de la solución alternativa de
conflictos las siguientes
Permite solucionar el conflicto en menor tiempo que el que insume un proceso judicial.
Ahorra el costo del proceso judicial.
Permite a las partes intervenir en la solución del conflicto.
Contribuye a descongestionar la actividad judicial.
Ganan ambas partes, ya que en el proceso judicial hay un ganador y un perdedor.
Contribuye a lograr la paz social.
Así mismo, también se advierte que adicionalmente este sistema alternativo ofrece los
siguientes beneficios:
El acuerdo, convenio o transacción entre las partes se le confiere en el valor de cosa
juzgada.
Se genera la concientización y educación jurídica en la sociedad.
Se hace efectivo el derecho a una justicia accesible.
Es confidencial.
Contribuye a preservar la convivencia entre las partes.
En la propia Comisión de Apelación y Arbitraje del Deporte los nuevos modelos de
solución de conflictos que la Ley General de Cultura Física y Deporte establecen y que se
refieren al arbitraje, la amigable composición y la mediación.
(https://www.gob.mx/caad/acciones-y-programas/m-a-s-c, s.f.)
Los medios alternativos de solución de controversias (MASC) llegaron para quedarse. Si
desde finales del siglo XX con la apertura comercial del país se habló cada vez más sobre la
necesidad de incorporarlos a nuestro orden jurídico, hoy los encontramos en materia
comercial, civil, administrativa, asociaciones público privadas, laboral y hasta en materia
penal. Los mecanismos alternos de solución de controversias (MASC) se han incorporado
en el ordenamiento jurídico mexicano a partir de la reforma al artículo 17 de la
Constitución, que señala que se promoverá el uso de estos medios alternativos
Como respuesta al mandato constitucional, existió una tendencia tanto a nivel federal, como
local, de incorporar los medios alternativos de solución de controversias a los textos de las
constituciones estatales y leyes federales y locales con las figuras de la mediación,
conciliación y el arbitraje. Asimismo se han creado en todo el país centros de mediación, la
mayoría como parte de los poderes judiciales locales encargados de proporcionar los
servicios de mediación en una diversidad de materia y con un éxito importante. Ellos han
sido importantes puntos de acceso a la justicia para todo tipo de problemáticas vecinales o
comunitarias. La reforma penal, por su parte, mandató al legislador a establecer MASC de
solución de controversias penales. El Código Nacional de Procedimientos Penales señala su
uso para delitos de querella, patrimoniales o aquellos cuya pena media no sea mayor a
cinco años, la posibilidad de acceder a un MASC regulado por la Ley Nacional de
Mecanismos Alternos de Solución de Controversias Penales (LNMASCP). En la práctica se
han convertido en un punto de alivio de conflictos sociales como mecanismos de
prevención del delito en el marco de la justicia cotidiana. Además pueden ser  parte
importante del combate a los delitos ambientales pues pueden ser catalogados dentro de
estos rubros por lo que sensibilizar a todas las autoridades ambientales sobre el uso de
MASC resulta necesario. En el caso de disputas entre particulares cuando la solución a un
conflicto proviene de un acuerdo de voluntades construido mediante el diálogo entre las
partes su posibilidad de cumplimiento voluntario, así como de satisfacción de los
participantes aumenta. Tal es el tipo de casos que suelen darse en materia ambiental y de
regulación territorial. En 2017, la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de
ciudad de México (PAOT) recibió 4190 denuncias donde las causas más frecuentes fueron
uso de suelo urbano con un 38% y animales con un 29%,  en ambos casos se trata de
disputas entre ciudadanos principalmente. Por ello resulta un acierto que la Procuraduría
Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) tenga facultades para hacer uso de estos
MASC.  La procuraduría puede fungir tanto como árbitro, mediador o conciliador ante un
conflicto derivado de una afectación.  Dado que mucha de la problemática ambiental deriva
no de una indefinición o incorrecta asignación de derechos reales (propios de un
procedimiento jurisdiccional) sino de intereses difusos (residuos, contaminación visual,
gases olores vapores) los MASC suelen ser importantes herramientas para encontrar
soluciones que satisfacen en la medida de lo posible a los involucrados, a la vez de resultar,
en general, menos costosas y más ágiles que los juicios. Además, abren la posibilidad de no
quedar limitadas a indemnizaciones por daños sino a encontrar soluciones innovadoras que
permitan una reparación integral del derecho al medio ambiente violado. Una reparación
integral conlleva no sólo el pago por daño causado sino garantías de rehabilitación,
satisfacción y no repetición. Estas últimas son en especial trascendentes para buscar por un
lado la prevención de futuros daños al medio ambiente y por el otro la generación de una
conciencia sobre el impacto de los actos que afectan al medio ambiente y al ordenamiento
urbano con un carácter pedagógico. De ahí la importancia de fomentar el uso de los MASC
en este tipo de conflictos sociales. En este sentido resulta interesante como la reforma a la
Ley de Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) de 2017 pues no
sólo mandata la existencia de mecanismos de conciliación y arbitraje sino señala (en su
artículo 5 fracción XVIII) como atribuciones de Procuraduría Ambiental y del
Ordenamiento Territorial (PAOT) la de: “Promover y procurar la conciliación de intereses
entre particulares y en sus relaciones con las autoridades, en asuntos competencia de la
Procuraduría”. De modo que hoy en día, la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento
Territorial (PAOT) deberá no sólo proveer de MASC sino también contar con programas
que promuevan el uso de MASC en conflictos que tengan que ver con medio ambiente y
ordenamiento urbano de ciudad de México tanto respecto de conflictos con la autoridad
como entre los particulares. Este último punto es especialmente importante en temas como
uso de suelo, obra pública o construcciones que suelen generar fricciones entre vecinos
afectados, las constructoras y las autoridades. Para ello es útil contar con datos sobre los
asuntos que se resuelven vía los MASC, en “PAOT en cifras” hoy no se puede conocer
cuántos asuntos son resueltos por conciliación porque no viene en las cifras generales, pero
sería útil saber: qué tipo de casos son, a qué tipo de soluciones se llegan, el porcentaje de
cumplimiento voluntario y, sobre todo, sería importante difundirlo. De modo que más
ciudadanos y autoridades se familiaricen con los MASC y estén dispuestos a participar en
ellos.  Además la fracción XIX del artículo 5 también establece como atribución de la
PAOT: promover el cumplimiento voluntario de las disposiciones jurídicas, relacionadas
con las materias de su competencia, así como acciones o mecanismos para que los
responsables de obras o actividades que generen o puedan generar efectos adversos al
ambiente y los recursos naturales, adopten voluntariamente prácticas adecuadas, para
prevenir, evitar, minimizar o compensar esos efectos
Así, el uso de MASC y la mediación misma son importantes herramientas para promover
cumplimientos voluntarios. Cuando las partes involucradas en un conflicto se reconocen
como parte del problema, también se corresponsabilizan con la solución. El hecho de llegar
a un acuerdo de voluntades que firman como parte involucrada en lugar de recibir una
sanción de forma unilateral y vertical de la autoridad sienta las bases para un cumplimiento
voluntario pues los involucrados perciben la solución como propia en lugar de impuesta.
Otro de los elementos que abona al cumplimiento voluntario y cabal de las resoluciones es
la confidencialidad el artículo 34 bis 6, agregado atinadamente en esta reforma, establece
que para salvaguardar la confidencialidad de las partes, la Procuraduría podrá utilizar las
tecnologías de la información y de comunicación que juzgue pertinentes, o bien, según sea
el caso, promover el cumplimiento voluntario de las disposiciones jurídicas en materia
ambiental y del ordenamiento territorial en los términos dispuestos en el Reglamento. La
confidencialidad es una herramienta poderosa que promueve la participación proactiva de
las partes pues les permite cuidar su reputación; sobre todo cuando se trata de constructoras
o empresas que les preocupa que su fama en el mercado prevalezca por lo que pueden ser
las primeras interesadas en acceder a un MASC.
La preservación del medio ambiente y la calidad de vida de nuestra ciudad es
responsabilidad tanto de sus habitantes como de sus autoridades. La Ley de la PAOT sienta
las bases para que a través de los MASC nos involucremos y corresponsabilicemos todos
por la ciudad en la que vivimos. Ello requiere contar con programas de sensibilización para
toda la ciudadanía respecto de la existencia de estos mecanismos y sus bondades, así como
capacitación continua a las autoridades para su promoción y uso. Los MASC son una
oportunidad para involucrarnos con la calidad de vida en nuestra ciudad que no hay que
desaprovechar. (FIERRO, 2017)
La finalidad general mediata y permanente del Centro Estatal de Justicia Alternativa es
brindar a la ciudadanía un servicio de mediación y conciliación de calidad, en el que se
fomente la cultura de la paz a través de la oportuna solución de conflictos entre los
particulares, quienes al celebrar convenios con la asistencia del personal profesional del
Centro Estatal de Justicia Alternativa, encuentren la solución equitativa, imparcial,
confidencial, segura y rápida a sus controversias, sin necesidad de promover un juicio
contencioso.
Establecer y afianzar una cultura de conciliación y dialogo en la solución de controversia,
tanto entre particulares como entre particulares y autoridades, sin necesidad de acudir a una
instancia jurisdiccional. Coadyuvar a disminuir la carga de trabajo de los órganos
jurisdiccionales así como a lograr una mayor satisfacción de la población en la resolución
de controversias a través de procedimientos sencillos, accesibles y agiles, los principales
mecanismos alternos de solución de controversia, composición conciliación, mediación
arbitraje
La amigable composición; la amigable composición es un mecanismo de solución de
conflicto a través del cual un tercero imparcial (amigable componedor) toma la decisión
sobre un conflicto en virtud de un mandato que le ha sido otorgado por las partes envueltas
en un conflicto. Tiene un carácter eminentemente contractual en el que se ejerce una
función jurisdiccional, pues no se sujeta a reglas procesales.
Conciliación; la conciliación es un mecanismo de resolución de conflictos a través de la
cual, dos o más personas gestionan por si mismas la solución de sus diferencias, cuando la
ayuda de un tercero neutral y calificado, denominado conciliador. La conciliación es un
procedimiento con una serie de etapas a través de las cuales las personas se encuentran
involucradas en un conflicto desistidle, transigible o determinado, como conciliable por la
ley, encuentran la manera de resolver a través de un acuerdo satisfactorio para ambas
partes.
Mediación; la mediación es un mecanismo de solución de conflictos a través del cual un
tercero ajeno al problema interviene entre las personas que se encuentran inmersas en un
conflicto para escucharlas, ver sus intereses y facilitar el camino en el cual se encentren
soluciones equitativas para los participantes en la controversia
Arbitraje; el arbitraje es un mecanismo por medio del cual las partes involucradas en un
conflicto de carácter transigible, defieren su solución a un tribunal arbitral, el cual queda
transitoriamente inverso de las facultades de impartir justicia, profiriendo una decisión
denominada laudo arbitral. Es hetercopositivo y se encuentra sujeto a reglas de
procesamiento.
MEDIACIÓN Y JUSTICIA RESTAURATIVA EN MÉXICO
Hablar de justicia restaurativa es hablar de la víctima del delito y de su participación en la
resolución del conflicto; por lo anterior, revisaremos el papel de la víctima en el proceso
según su regulación constitucional, para posteriormente exponer el concepto de reparación
del daño como derecho de la víctima y su alcance. En segundo lugar, debemos entender qué
significa el conflicto penal, quiénes son los titulares del mismo, y cómo la justicia
restaurativa tiene como objeto y fin la resolución del conflicto y no sólo de una
controversia judicial. Por último, veremos cómo ha sido regulada la materia de los medios
alternativos de solución de controversias y si cumple nuestra legislación con la ideología de
la justicia restaurativa. En estos años de experiencia teórica y práctica de la mediación en el
ámbito penal hemos comprobado que una parte importante de las reticencias, críticas o
posicionamientos jurídicos enfrentados son producto del desconocimiento tanto del
concepto de mediación como de su forma de realización, posibilidades, riesgos,
mecanismos de reducción de éstos y no menos importante de su contextualización
filosófica.
Con el objetivo de informar sobre estas cuestiones hemos elaborado este epígrafe, y tratar
así de despejar las dudas y críticas que se formulan desde los diferentes ámbitos de
conocimiento, o conseguir que al menos sean fundadas. Creemos que de este modo
contribuiremos a afianzar la implantación de un modelo de resolución de conflictos,
contemplado y reconocido por la normativa internacional, de tal modo que represente no
sólo un avance tímido en la mejora del sistema de justicia sino que también permita extraer
y describir todas las consecuencias positivas que genera para las personas e instituciones
que intervienen en él. Esto exige, además de conocimiento del modelo, esfuerzo de
reflexión jurídica para superar los rígidos esquemas procesales existentes a fin de
incorporar este instituto al sistema normativo penal, en la seguridad de que no producirá
menoscabo alguno en el sistema de garantías procesales y de que servirá para coadyuvar al
propio tiempo al incremento de la eficacia en los fines preventivos del sistema penal.
A este objetivo van encaminados los postulados que siguen.
1. La mediación desarrollada en el ámbito penal tiene como objetivo, tal y como señala la
declaración de la ONU de 2006, crear un espacio comunicativo no adversario ni
amenazante donde los intereses y necesidades de la víctima, de la persona ofensora, la
comunidad y la sociedad puedan satisfacerse el proceso penal convencional no respeta
convenientemente ni atiende a las necesidades efectivas de las personas que, tapadas bajo
una maraña de formalidades, acaban por ocultar la naturaleza del problema subyacente en
la infracción penal y por hacer imposible un abordaje razonable de sus soluciones.
Asimismo supone, en la mayoría de los casos, una experiencia dolorosa para las víctimas y
para los infractores. Bien puede decirse que, desposeídas las partes del conflicto, son
instrumentalizadas con fines punitivos, orientando toda la formalización procedimental
hacia pretensiones procesales ajenas por completo a la solución que unos y otros habrían
considerado razonable. Efectivamente esta opción es la que se corresponde con la que
mantienen algunos penalistas para afirmar que «no le corresponde al Derecho Penal
restañar las heridas morales causadas por el delito y resolver el conflicto humano
desencadenado por éste. Frente a este diagnóstico, la mediación penal, en sentido amplio,
consiste en el método de resolver los conflictos que, debidamente incorporado al proceso
penal, atiende prioritariamente a la protección de la víctima y al restablecimiento de la paz
social mediante el diálogo comunitario y el encuentro personal entre los directamente
afectados, con el objeto de satisfacer de modo efectivo las necesidades puestas de
manifiesto por aquéllos, devolviéndoles una parte de la disponibilidad sobre el proceso y
sus eventuales soluciones, procurando la responsabilizarían de la persona infractora y la
reparación de las heridas personales y sociales provocadas a la víctima por la infracción
penal. Supone, por tanto, una respuesta dirigida más a atender necesidades reales de la
víctima, de la persona infractora y de la comunidad social que pretensiones procesales
simbólicas.
Como descripción introductoria en los términos recogidos en documentos de Naciones
Unidas, cabe señalar que la mediación ofrece a la víctima del delito la oportunidad de
participar directamente en la solución de la situación creada por la infracción penal y
abordar sus consecuencias; de recibir respuestas a sus preguntas acerca de los hechos
directamente de la persona ofensora, si así lo desea; de expresar el impacto sufrido a
consecuencia de lo ocurrido; de obtener la restitución o reparación; de recibir disculpas; de
restaurar, cuando sea necesario, la relación con la persona ofensora; de establecer reglas de
conducta preventivas de cara al futuro; de elaborar eficazmente su particular duelo y
alcanzar su cierre. Por su parte, a la persona infractora se le brinda la oportunidad de
reconocer la responsabilidad sobre lo ocurrido y conocer y comprender sus efectos en la(s)
víctima(s); de expresar sus emociones (incluso el remordimiento) respecto de la ofensa; de
recibir apoyo para reparar el daño causado a la víctima o a su familia; de compensar,
restituir, reparar, disculparse; de restaurar, cuando sea necesario, la relación con la víctima,
de alcanzar un cierre.
Frente a sus innumerables ventajas, no podemos dejar de apuntar un riesgo preocupante
sobre el que se volverá más adelante: la mediación puede quedar anclada en un carácter
instrumental y reducida a una mera formalidad burocrática en la que primen criterios
pragmáticos; ser concebida por los poderes públicos como medio de solucionar las
dilaciones y retrasos en la administración de justicia, por la víctima como instrumento para
negociar más ventajosamente la indemnización a que eventualmente crea tener derecho, por
el infractor para obtener sin grandes costes ni contrapartidas una rebaja de la pena. Para
evitarlo, la mediación y su aplicación tienen que estar en una permanente revisión crítica
para evitar desviaciones o perversiones respecto de los valores que promueve el modelo
teórico que la fundamenta: la Justicia Restaurativa.
En contraste con modelos de sistema penal basados en sistemas de justicia retributiva, la
mediación y la justicia restaurativa proponen, entre sus objetivos prioritarios, humanizar el
derecho penal, reformulando el modelo de justicia
Como señala Ferrajoli, el Derecho penal, aun rodeado de límites y garantías, conserva
siempre una intrínseca brutalidad que hace problemática e incierta su legitimidad moral y
política. Un análisis del sistema penal en sus consecuencias revela la fría y deshumanizada
mecánica del crimen y castigo.
En efecto, en el modelo hoy imperante en nuestro sistema penal basado en los postulados
de la justicia retributiva, “el mal reclama el mal”, la reparación de la ofensa, del delito,
exige una pena, una sanción equivalente. La justicia tiene que ver más con la venganza que
con el reconocimiento del daño causado, con el perdón, con la construcción de una
sociedad más justa. La Justicia retributiva se centra primaria y monotemáticamente en el
castigo del culpable y otorga relevancia casi exclusiva a las instituciones de control formal.
La Justicia restaurativa, sin embargo, valora la necesidad de la intervención de las
instituciones penales, pero insiste en procurar la corresponsabilidad de la sociedad y de
todo el tejido social en la prevención y evitación del delito así como en el tratamiento y la
inserción social de los infractores. Mientras que la Justicia retributiva se asienta en la idea
de que la única intervención ha de ser la que se sostiene en el monopolio de la violencia del
Estado, la Justicia restaurativa, aun manteniéndola, reivindica el diálogo y el encuentro
personal como formas saludables y no violentas de restablecer la paz quebrada por el delito.
La Justicia retributiva pone el acento en la función social y simbólica del Derecho penal
mediante la amenaza de la pena, acudiendo a la privación de libertad en régimen carcelario.
La Justicia restaurativa, aun considerando la necesidad de mantener tales respuestas
punitivas, prefiere subrayar la función de prevención y pacificación de los conflictos,
destacando la preocupación por la atención efectiva de las necesidades reales de las
personas que intervienen como partes en el proceso penal. En suma, mientras la Justicia
Retributiva retribuye y, aunque sea civilizada, tarifada y proporcionalmente, responde a la
violencia con más violencia, la Justicia restaurativa repara, responsabiliza, sana, pacifica,
apelando a lo mejor de las partes procesales, del sistema judicial y de la propia comunidad.
En definitiva, la introducción en el sistema de justicia penal por medio de la mediación de
los postulados de la Justicia Restaurativa no persigue tan solo humanizar un modelo de
justicia obsesivamente centrado en la idea del castigo y la expiación, sino reformularlo
desde el diálogo, la reparación del daño, la nivelación de las asimetrías sociales, para
procurar la obtención efectiva de Justicia.
La justicia restaurativa supone una opción por el diálogo, no por la confrontación
Si la palabra es un atributo de los seres humanos y el diálogo es lo que nos convierte en
seres relacionales e interdependientes, su utilización no puede ser neutra en la justicia penal
para el logro de los fines que pretende.
Sin embargo, el proceso penal sustituye el encuentro entre las personas y el diálogo por el
interrogatorio. De este modo, el rico potencial de la palabra, con su capacidad de acercar
posiciones y hacerse cargo del punto de vista del otro, puede acabar convertido en argucia
para eludir la acción de la justicia o agravar las consecuencias jurídicas del delito, según
qué posición ocupe el actor.
La Justicia Restaurativa, a través de la mediación, trata de encontrar soluciones que
impulsen a quienes están implicados a escuchar en vez de usar la fuerza, explorar arreglos
en lugar de dar órdenes, buscar soluciones que fomenten la compensación y no represalias
de modo que se «anime a los hombres a hacer el bien en vez de, como en la actualidad,
hacer el mal». Se trata de estimular el diálogo; ayudar a ponerse en el lugar del otro;
cultivar actitudes empáticas; cuidar los procesos de responsabilidad personal (único
antídoto efectivo frente a la reincidencia); evitar la frecuente confusión entre la
responsabilidad ética (que mira hacia el pasado pero, sobre todo, hacia el futuro) y la
responsabilidad criminal (proceso de adquisición de conocimiento que mira siempre hacia
el pasado y, en último extremo, permite que los protagonistas puedan ver reafirmada su
presencia en el marco de la intervención institucional ante su conflicto).
Bien puede decirse que en la forma de abordar los conflictos, la Justicia Restaurativa apela
a lo mejor de las partes y juega con ello a favor de una resolución que acaba siendo
realmente sanadora no sólo para los intereses enfrentados sino para la colectividad entera.
La justicia restaurativa aboca a las partes a la búsqueda de la verdad y el reconocimiento
voluntario de la existencia de un conflicto, como paso previo a su solución
El reconocimiento voluntario de la autoría (y el acto de responsabilidad que en él se
manifiesta obtenido tras un proceso de mediación) es el punto de partida para la resolución
eficaz del conflicto. No sólo es una pretensión procesal y premisa mayor fáctica para la
consecución de una consecuencia jurídica. El derecho a la verdad forma parte de la
reparación debida. Solamente desde la verdad se puede reparar adecuadamente, se superan
los miedos y se pacifica la convivencia de manera duradera; sólo desde la verdad se
individualiza justa y útilmente la respuesta penal. Se trata de hacer frente al reto moral más
imponente al que convocara Kant con su atrévete a saber; tener la audacia de conocer la
verdad material y no sólo la procesalmente relevante, de ahondar en las consecuencias
materiales y morales de todo proceso penal, de lo que supone para las personas y sus
circunstancias más allá de lo que pueda constar en los autos y expedientes judiciales. Se
trata de reconocer la constatación de que «el hombre es un ente que no puede desentenderse
de la verdad, sino que ésta constituye un ingrediente esencial de su propia realidad
humana». En el proceso penal convencional, sin embargo, interesa la verdad formal; la
verdad material no se aprecia ni se recompensa, y así en no pocas ocasiones la víctima se
siente engañada respecto de los hechos, dando con ello entrada a sentimientos de
impotencia o, peor aún, de venganza.
La Justicia restaurativa busca la verdad, la incentiva, la orienta hacia la superación del
problema, a la reparación del daño y a la responsabilidad del autor; de su horizonte
axiológico, pues, forman parte la verdad, la minimización de la violencia institucional, la
paz social; la consecución, en fin, de la justicia.
La justicia restaurativa convierte a la víctima en protagonista
La Justicia Restaurativa nos introduce de lleno en el tiempo de las víctimas.
Definitivamente no puede disimularse que todo el sistema penal moderno se edificó en
torno a la idea de castigar al culpable, olvidando la protección de los intereses y derechos
de la víctima. Se puede afirmar que nuestra justicia penal es, sobre todo, un sistema para
hacer fracasar los intereses de la víctima, aunque sería racional, desde el punto de vista
político social, comenzar, en el intento de una solución del conflicto social emergente del
hecho punible, por colocar a la víctima en situación de indemnidad y, recién después, ver si
existe algo más que disponer. Se trata de una auténtica neutralización de la víctima según el
certero diagnóstico. El daño se despersonaliza y lo injusto de lo sucedido se configura
como un atentado contra valores considerados en abstracto, condiciones básicas para
nuestra vida social, desapareciendo la visión del delito como suceso interpersonal que,
además de afectar a la sociedad, ha producido un daño tangible que conviene reparar.
A pesar de previos esfuerzos de algunos prestigiosos juristas y criminólogos, la
victimología en nuestro país se ha hecho visible tardíamente y parcialmente, sólo respecto
de determinadas categorías de víctimas, las provocadas por el terrorismo y más tarde las
que padecen la violencia de género. No obstante tal limitación inicial, el respeto que las
víctimas de todo delito merecen ha terminado por situarse en el primer plano de atención de
los expertos. En todo caso, es conveniente alertar acerca del riesgo de que su recién
adquirida relevancia en el proceso penal no sirva de coartada para, utilitaria y
torticeramente, recortar los derechos del infractor y las garantías del sistema o incrementar
la dureza de su respuesta. Víctima e infractor están situados en posiciones procesales
diferentes. Sin embargo, el único momento de enfrentamiento irresoluble entre ambos lo
constituye el infeliz momento del delito. Es entonces cuando sus intereses son radicalmente
contrapuestos. Lo que más tarde debe procurar el proceso penal contemplado desde la
mirada restaurativa es superar la confrontación y apostar por el diálogo. Para ello, habrá de
asegurar la protección inmediata y efectiva de la víctima y su derecho a la reparación del
daño, y hacer posible que el infractor asuma los hechos de haber sido responsable de los
mismos y repare el daño causado.
La Justicia Restaurativa parte de la víctima y de sus intereses, pero los hace confluir con los
del infractor y con los de la comunidad; la paz y el diálogo social que el delito quebró serán
así restablecidos y saldrá fortalecida la vigencia de la norma.
Y es que la Justicia Restaurativa, al reconocer a la víctima, al devolverle el protagonismo
que merece y velar por la cobertura de sus necesidades, presenta un enorme potencial
sanador para restañar sus heridas, ampliando al mismo tiempo las funciones asignadas al
sistema de justicia penal mediante la inclusión de la reparación del daño en todas sus
modalidades (patrimonial, simbólica, emocional), lo que constituye, como señala Rojas
Marcos, la mejor forma de superar la obsesión crónica con los malvados que quebrantaron
sus vidas y que les impide cerrar la herida y pasar página. Pues es un hecho que los
perjudicados por sucesos traumáticos que tienen el pasaporte de víctima temporal se
recuperan mejor que aquellos que, consciente o inconscientemente, se aferran a esta
nacionalidad por un tiempo ilimitado. Se trata, en suma, de ayudar a vivir incluso los
delitos más graves como una terrible odisea, pero una odisea ya superada.
A todo ello contribuye la Justicia Restaurativa y su instrumento privilegiado: la mediación.
No se trata por tanto sólo de incorporar a la víctima al vigente modelo de justicia penal sino
de reformularlo desde la víctima y sus necesidades, contribuyendo al propio tiempo al
objetivo de la pacificación social y la rehabilitación y reinserción social del infractor.
6. La justicia restaurativa potencia la responsabilidad del infractor y recupera la vocación
reinserta dora del sistema penal
Ser responsable implica aceptar que ante la estructura jurídica formal de reproche se ha de
responder, se han de asumir las consecuencias de los actos y tratar de reparar sus efectos
dañinos. Lo que equivale a poner en juego la dimensión ética del ser humano y convertir a
cada persona en re conductora de su propia vida. Contra lo que suele pensarse, la mayoría
de las personas está dispuesta a disculparse y reparar el daño causado. Ese es también el
máximo interés de buena parte de las víctimas, mucho más atentas a esos objetivos que al
castigo como tal. Sin embargo, el sistema de justicia retributiva no incentiva ni el
reconocimiento de la autoría del delito ni su perdón; más bien estimula lo contrario. Al
poner el acento en la responsabilidad criminal, minimiza la responsabilidad ética. Así, por
paradójico que parezca, el sistema penal convencional termina generando
responsabilización, despersonalización, incapacidad para asumir consecuencias. Todo un
impagable servicio a la reincidencia.
Desde la mirada de la Justicia Restaurativa se contempla un sujeto libre (aunque
condicionado por las circunstancias) capaz de dialogar y de adoptar decisiones morales y
sobre todo, perfectible, porque aunque nuestros comportamientos nos pertenecen, no nos
definen y menos aún, nos predeterminan o configuran definitivamente nuestra identidad.
La Justicia Restaurativa apela, pues, a lo mejor de cada ser humano, también del infractor,
al que invita a reconocer la verdad, a hacerse responsable de sus consecuencias, a
abandonar un estilo de vida poco respetuoso con el prójimo (aunque sea consecuencia de
una historia de desatención y carencias) y a alcanzar autonomía y respeto a las normas de
convivencia social. En términos de invitación, no de imposición.
En esta línea, también contribuye a sostener el postulado de la reinserción social como
horizonte último del sistema penal y, singularmente, como orientación del sistema punitivo
y penitenciario. La reinserción social de los infractores no es un mero y vano deseo
alumbrado por los primeros ilustrados, retomado por el humanismo cristiano y los
correccionalistas y asumido por todas las corrientes humanizado ras del Derecho penal. El
referente de la reinserción en muchos casos, sería más apropiado hablar de inserción se
asienta, como hemos ya indicado, en la perfectibilidad humana, en la innata capacidad de
los seres humanos no sólo de modificar el entorno que habitan sino de transformarse y
perfeccionarse a sí mismos. Sin ella, no habría aprendizaje posible; la enseñanza, la
transmisión de la experiencia, serían tareas inútiles. En definitiva, la Justicia Restaurativa,
al tiempo que responsabiliza al infractor frente a la víctima y le compromete con la efectiva
reparación del daño causado, atiende a sus necesidades reales, especialmente la de conocer
la trascendencia y alcance del mal causado por medio, precisamente, de la persona que lo
ha sufrido; posibilita su rehabilitación y su reinserción en la sociedad y facilita el análisis
de la etiología del delito para atender sus déficits personales y sociales, si los hubiere.
La mediación penal no es un instrumento alternativo al proceso penal ni a la judicialización
del conflicto delictivo; respeta el complejo edificio de garantías procesales construido sobre
la base del estado social y democrático de derecho
El Derecho Penal es un instrumento necesario para la convivencia y mantenimiento de la
cohesión social. Su legitimidad reside tanto en los fines que doctrinal y constitucionalmente
tiene asignados como en el respeto de los derechos y garantías procesales de que son
destinatarios los ciudadanos, así como en la reducción de las disfunciones que origina su
aplicación que, en ocasiones, no sólo genera un intenso sufrimiento personal indeseado e
innecesario sino que supone, además, una disminución en la vigencia efectiva del contenido
de derechos.
Para alcanzar un incremento en la legitimidad del sistema penal en los términos planteados
y obtener una mayor satisfacción de los ciudadanos en la resolución de sus conflictos de
naturaleza penal atendiendo a las necesidades de la víctima y apoyando la posibilidad de
reinserción de los infractores, la mediación se revela como un instrumento privilegiado en
el seno de proceso penal y respetuoso con todas las garantías procesales, al reconocerlas
como el logro más perfilado del Derecho penal, sustantivo y procesal. Por ello, la apuesta
realista de la Justicia Restaurativa a través de la mediación que proponemos, estará siempre
presidida por el exquisito cuidado en no vulnerarlas, y aún más, tratará de aunarlas y
garantizar eficazmente la presunción de inocencia, el derecho a la defensa, el derecho a la
tutela efectiva de los tribunales, en la convicción de que su reubicación en un horizonte más
amplio de justicia evitará su reducción a meras declaraciones formales y retóricas.
La mediación obedece y se rige por unos principios que revelan su naturaleza al tiempo que
la protegen en su implantación de eventuales riesgos y excesos. La mediación, como toda
herramienta que trata de gestionar relaciones personales, conlleva riesgos sobre los que se
debe reflexionar y actuar para anularlos o minimizarlos; en este sentido, el Juez, el Fiscal,
el Abogado y el Mediador son los responsables y garantes, en sus diferentes ámbitos
competenciales, de neutralizarlos y de dotar de seguridad al proceso restaurativo, mediante
la observancia durante el desarrollo del proceso de mediación de los principios que
caracterizan la mediación al tiempo que la protegen frente a los riesgos y los excesos que
eventualmente pudieran afectarle:
Voluntariedad de las partes. El proceso de mediación exige la participación voluntaria e
informada de la víctima y de la persona infractora. Se debe garantizar para la víctima la
ausencia de cualquier tipo de presión y para la persona acusada la posibilidad de volver a la
fase procesal que corresponda. Respecto de la información, se exige en la necesidad de que
las personas partes procesales estén perfectamente informadas de las fases del proceso de
mediación, de sus repercusiones y consecuencias, de los derechos que le asisten como parte
procesal tanto si se someten a la mediación como en caso contrario.
Gratuidad. El proceso será totalmente gratuito debido al carácter público que tiene el
Derecho penal; los gastos derivados de la mediación serán asumidos por la Administración
de Justicia.
Confidencialidad. Se garantizará la confidencialidad de la información que se obtenga en el
proceso de mediación. El Juez no tendrá conocimiento del contenido del proceso salvo lo
pactado en el documento final acta de acuerdos reparación, y lo que las partes deseen
expresar en el acto de la vista oral. En ningún caso, si alguna de las personas quiere desistir
de la mediación realizada, hasta antes del inicio del juicio oral, ni el juez, ni el fiscal, ni
abogados acusadores o defensores, pueden utilizar dato o expresión alguna recogida en el
acta de acuerdos. Dicho de otro modo, las expresiones vertidas verbal o documentalmente
en el acta de reparación únicamente tendrán valor de prueba si son ratificadas como tales
por la víctima y el acusado en el acto del juicio oral.
Oficialidad. Le corresponde al Juez, previo acuerdo o a iniciativa del Ministerio Fiscal, o
del abogado defensor, la derivación de los casos al Servicio de Mediación Penal.
Flexibilidad. El proceso de mediación debe ser flexible en cuanto a los plazos específicos
para las entrevistas individuales y la conclusión del proceso. No obstante, se establecerán
plazos temporales para la suspensión del proceso penal durante el desarrollo de la
mediación, así como obligaciones del mediador para que informe periódicamente de su
evolución
Bilateralidad. En correlato lógico de la filosofía subyacente en la mediación, ambas partes
tienen oportunidades para expresar sus pretensiones, sin más limitación que la establecida
por el mediador para el buen desarrollo de las sesiones. Esto no impide que la mediación se
desarrolle sin el encuentro dialogado y presencial de la víctima con el acusado. Puede
existir acuerdo entre las partes a través de un proceso de entrevistas individuales si es
voluntad de la víctima no encontrarse con el acusado. En todo caso, deberán expresar sus
posiciones y voluntad de reparación y de aceptación de las mismas ante el juez en el acto
del juicio oral, o en cualquier otro momento procesal que ponga fin al procedimiento penal.
La mediación aquí contemplada y tratada no provoca la privatización del proceso porque no
concibe el conflicto como un «asunto privado», ni se propone como sistema alternativo
sino como una herramienta de que se vale la justicia penal para una más adecuada respuesta
al delito, integrada en el sistema penal e incorporado a las diferentes fases del
procedimiento.
El carácter público de este instrumento de justicia restaurativa queda garantizado en tanto
que corresponde a los diversos poderes y órganos estatales desde el legislador hasta los
operadores jurídicos definir y delimitar el marco de la mediación, sus límites objetivos,
subjetivos, formales y estructurales, y asegurar la observancia de las garantías procesales,
evitando o corrigiendo los eventuales abusos que pudieran aparecer. La acción pública
continúa en manos del Ministerio Fiscal, que debe mantenerla y fijar los límites
penológicos que no deben ser sobrepasados en el acuerdo de mediación, correspondiendo al
Juez determinar en la resolución que ponga fin al procedimiento la consecuencia jurídica de
la infracción penal, así como los contenidos reparadores. Con independencia de la función
fiscalizadora y garantista del Ministerio público y del Juez al controlar y sancionar los
contenidos y el alcance de los acuerdos de reparación suscritos por las partes, se trata desde
luego de un modelo de justicia innovador porque se construye en «horizontal», por medio
del diálogo entre iguales, sin fórmulas encorsetadas ni imposiciones, frente a la verticalidad
y rigidez formal del proceso penal convencional. Pero la introducción en el sistema de
justicia penal de estructuras y perspectivas novedosas no altera su esencia ni autoriza a
vincular la llamada privatización del derecho penal con la mediación.
Desde otro punto de vista, se argumenta asimismo que la privatización a que
inevitablemente aboca la mediación a partir de la constatación de que la mayor presencia y
protección de la víctima en el proceso penal se encuentra frecuentemente asociada al
intento de otorgarle un mayor espacio al resarcimiento del daño ocasionado por el
delito, atendida la naturaleza privada de la reparación. En suma, se plantea, especialmente
en círculos científicos, la ubicación de la reparación en el sistema de la teoría de la pena
reflejándose así el temor de que a fuerza de atender prioritariamente los intereses de la
víctima se termine por suprimir la pretensión penal o su necesidad de realización y
finalmente se diluya la diferencia ontológica entre el derecho civil y el derecho penal. Sin
embargo, no hay que olvidar que la participación en una mediación en el seno de un
procedimiento penal, por el rasgo esencial de voluntariedad a que nos venimos refiriendo,
no se resuelve forzosamente en la consecución de un acuerdo, y de ser así, la reparación
consensuada que puede no tener contenido indemnizatorio e incluso ser de carácter
simbólico coexiste en todo caso con la sanción penal. Así pues, la reparación pactada en el
eventual acuerdo no sustituye a la penal, la atenúa en su imposición, o la sustituye o
suspende en su ejecución. Tampoco desde esta perspectiva los temores acerca de la
influencia de la mediación penal sobre la disolución de los límites públicos y privados del
ordenamiento jurídico se hallan, pues, justificados.
La presencia cada día más intensa y extensa de la llamada Justicia penal negociada, que en
nuestro ordenamiento jurídico penal se concreta en los llamados juicios de conformidad,
esa suerte de negocio jurídico procesal, y su injustificada vinculación con la mediación,
abonan la confusión a menudo interesada y conducen a trasplantar a la mediación las
sospechas que se propagan en torno a la justicia penal negociada de contribuir a contaminar
el derecho penal paradigma del derecho público con elementos propios del derecho
privado. A ello nos referiremos más detalladamente en el siguiente apartado.
CASO DE MEDIACIÓN
Sofía es una joven de veintidós años que va a ser juzgada por el Juzgado de lo penal por
unos hechos que ocurrieron al poco de alcanzar su mayoría de edad cuando salió tras el
cumplimiento de la medida judicial de internamiento en Centro Educativo. Se le juzga por
un comportamiento continuado de agresiones verbales y físicas a su madre, María, viuda de
cincuenta y nueve años que vive actualmente con su otra hija.
La derivación se produce por parte el Juzgado de lo Penal y se comienza a trabajar en
entrevistas individuales de forma separada con cada una de ellas. Se toma contacto los
letrados que son informados de la participación de las protagonistas.
El proceso restaurativo dura algo menos de dos meses y demuestra que una dinámica de
estas características es también un proceso de cambio, empoderamiento y fortalecimiento
personal a través del reconocimiento de las necesidades de la otra persona.
Sofía se encuentra en un proceso personal que califica como positivo (tiene pareja
sentimental, un puesto de trabajo estable y ha abandonado las amistades y entornos de ocio
nocturno que según ella le perjudicaban por la presencia de alcohol y drogas). Tiene un
recuerdo muy negativo del día de los hechos, porque su madre llamó a la Policía y fue
sacada a la fuerza del domicilio, por orden judicial. Desde entonces Sofía no ha tenido
ningún contacto con su madre, dado además que está en vigor una prohibición de
aproximación.
Se realizan 3 sesiones de trabajo con Sofía, donde tras explicar las características y
principios del programa Sofía tiene la oportunidad de reflexionar sobre las consecuencias
de sus actos, sus sentimientos hacia lo ocurrido y hacia su madre. Utiliza las sesiones
individuales para adquirir habilidades y preparar el encuentro donde desea expresar su
arrepentimiento por lo ocurrido y muestra deseos por reparar los hechos que son juzgados y
otros que no han sido judicializados.
Sofía hace un repaso a su vida y relata que hasta el momento de la salida de casa por orden
judicial se comportaba de manera muy agresiva y con continuos desprecios e insultos a su
madre y a su hermana, por lo que comprende que fuera internada en un colegio de monjas.
Entre los quince y los dieciocho años ingresó varias veces por orden judicial en un Centro
de Internamiento y su vida se caracterizaba por la presencia continua de conflicto y
agresividad.
No finaliza sus estudios de secundaria, más tarde intenta con los de administrativo, pero
tampoco tiene buenos resultados, decide abandonar los estudios y se incorpora al mercado
de trabajo en tiendas de ropa y calzado.
Sofía se siente culpable por lo ocurrido, cree que es una etapa del pasado que debe cerrar
bien y no quiere que se celebre un juicio donde su madre tenga que testificar contra ella,
además, hay episodios familiares, como agresiones continuas por parte de su hermana que
ella nunca denunció y desea dejar atrás. Hablar de todo aquello en la sala del juicio puede
ser todavía peor, según relata ella misma.
Sofía tiene miedo de encontrarse con su madre y no se imagina la reacción que puede tener,
después de tantos años, aunque intuye que le puede tener miedo, por lo que solicita ayuda al
mediador para preparar el encuentro, imaginar lo que puede ocurrir y visualizar el diálogo
restaurativo.
Por otro lado, y de forma paralela se van desarrollando dos sesiones de trabajo con María.
Antes de ello se toma contacto con la abogada defensora que plantea la imposibilidad de
que se desarrolle un acuerdo que suponga retomar la convivencia entre madre e hija,
igualmente se muestra contraria al encuentro porque ello puede provocar un perjuicio
emocional mayor para su cliente, vistos los antecedentes de su hija.
María acude al Servicio de mediación acompañada por su letrada, lo cual le aporta
seguridad y confianza, y tras las presentaciones y explicaciones básicas se queda a solas
trabajando con el mediador.
En dichas sesiones María verbaliza que no desea ninguna repercusión penal para su hija y
que quiere que la orden de prohibición de aproximación se acabe. Además, señala que no
quiere retomar la convivencia con su hija pero que necesita verla porque ello le va a
permitir comprender cómo está, desea ser reparada tanto moral como económicamente y
anhela que todo se acabe más rápido. Piensa que el encuentro será positivo y podrá
comentarle a su hija cómo vivió esa dolorosa etapa de su vida. Recuerda el día de los
hechos con mucha vergüenza porque llegó una patrulla de la Policía a casa, y todavía hoy
hay algunos vecinos que no le miran bien.
A María le gustaría que su hija le pidiera disculpas, le gustaría saber y que le explique qué
hace en la vida, quienes son sus amigos, y si trabaja o no.
El encuentro, de casi una hora de duración se produce en menos de dos meses.
Madre e hija se sientan frente a frente, dentro del Palacio de Justicia en una sala habilitada
especialmente y en compañía del mediador con el único papel de facilitar el dialogo y el
encuentro. Inicialmente la tensión es muy alta y las palabras se entremezclan con el silencio
y la mirada compasiva. Es la madre quien toma la iniciativa verbal y Sofía comienza a
responder a sus preguntas. Las respuestas contribuyen a un clima positivo y el encuentro se
va convirtiendo en una reunión cercana y de reconocimiento mutuo donde madre e hija
llegan a comprender el sufrimiento mutuo de aquella época. Durante el diálogo restaurativo
Sofía expresa sus disculpas hacia su madre por lo ocurrido, le hace partícipe de sus
proyectos personales y profesionales y se compromete a reparar económicamente el
importe de un electrodoméstico robado en casa mediante la entrega directa y periódica de
una cantidad dinero que le permite retomar el contacto personal con su madre.
Ambas finalizan el encuentro reconociéndose el esfuerzo mutuo y se despiden con gestos
afectivos. El mediador acompaña a Sofía en su salida del Juzgado. María se queda un rato
más en la sala de mediación haciendo un cierre y valoración de lo ocurrido con el mediador.
Pocos meses más tarde se celebra el juicio, donde a través de una sentencia de conformidad
Sofía es condenada a un año de prisión, que se suspende porque reúne los requisitos legales
establecidos en el artículo 81 del código penal. Queda extinguida la prohibición de
aproximación y a través de la aplicación de la atenuante muy cualificada las faltas quedan
sin consecuencias penales para ella. (Martín, s.f.)
Al cabo de unos meses, el equipo de mediación toma contacto telefónico con las
participantes para entrevista de seguimiento donde se puede constatar: cumplimiento total
del acuerdo y la valoración personal de que el conflicto subyacente ha quedado resuelto
para las participantes. La reconciliación que se ha producido entre madre e hija es valorada
muy positivamente, así como el hecho de que se hubiera facilitado el diálogo directo y
profundo entre ambas. La víctima valora satisfactoriamente el resultado judicial, así como
el proceso de mediación (MEDIACION, s.f.)
LA INCLUSIÓN DE LA VICTIMA
La víctima ha sido la gran ausente tanto de manera normativa como físicamente hablando
del sistema de justicia penal; tan es así que el texto original de la Constitución ni siquiera la
contemplaba. Fue hasta 1994 que mediante la reforma del artículo 21 constitucional, por
primera vez se le reconocía el derecho de poder impugnar las resoluciones del Ministerio
Publico sobre el no ejercicio y el desistimiento de la acción penal. Fuera de esta
posibilidad procesal de impugnación, la víctima del delito no tenía ninguna injerencia en el
proceso penal. Reforma de 2000 En 2000 se reformó el artículo 20 constitucional para
establecer el apartado a) que establecía los derechos del imputado y el b) los de la víctima y
ofendido del delito, asesoría jurídica, coadyuvar, recibir atención médica y psicológica,
reparación del daño, no carearse si son menores o víctimas de violación o secuestro, y
medidas y providencias que prevea la ley para su seguridad y auxilio. A pesar del avance
que significó esta reforma en materia de protección de los derechos de la víctima, dicha
regulación fue objeto de innumerables críticas por considerar que otorgaba una protección
“paternalista” y no consideraba a la víctima como verdadera parte procesal.
REFORMA DE 2008
El 18 de junio de 2008 fue publicada la reforma constitucional en materia de seguridad y
justicia, que reformó los artículos 16, 17, 18, 19, 20, 21 y 22; las fracciones XXI y XXIII
del artículo 73; la fracción VII del artículo 115 y la fracción XIII del apartado b del artículo
123, estableciendo, principalmente, la aplicación de un sistema acusatorio en nuestro país.
Los artículos relacionados directamente con los derechos de la víctima son el 17 y 20,
apartados A y C. Dicha reforma introdujo en el artículo 17 un tercer párrafo (hoy quinto)
que establece los mecanismos alternativos de solución de controversias y que, en materia
penal, deberán garantizar la reparación del daño. “Las leyes preverán mecanismos
alternativos de solución de controversias. En la materia penal regularán su aplicación,
asegurarán la reparación del daño y establecerán los casos en los que se requerirá
supervisión judicial”. Por su parte, el artículo 20 indica que el proceso penal tendrá las
características de acusatorio y oral, se regirá por los principios de publicidad, contradicción,
concentración, continuidad e inmediación. Además, tiene tres apartados: a) de los principios
generales; b) de los derechos de toda persona imputada, y c) de los derechos de la víctima o
del ofendido. Podemos decir que con la reforma se tiende a alcanzar el fortalecimiento de
las garantías y protección de los derechos de la víctima, así como una participación más
activa durante el proceso penal. El apartado a sobre los principios generales, en la fracción I
refiere que el proceso penal tendrá por objeto el esclarecimiento de los hechos, proteger al
inocente, procurar que el culpable no quede impune y que los daños causados por el delito
se raparen; el apartado c habla de los derechos de la víctima o del ofendido, la fracción IV
manifiesta la reparación del daño, donde el MP estará obligado a solicitarla, sin menoscabo
de que la víctima u ofendido lo pueda solicitar directamente y el juzgador no podrá
absolver al sentenciado de dicha reparación si ha emitido una sentencia condenatoria; en la
fracción VIII se establece que podrá impugnar ante autoridad judicial las omisiones del MP
en la investigación de los delitos, así como las resoluciones de reserva, no ejercicio,
desistimiento de la acción penal o suspensión del procedimiento cuando no esté satisfecha
la reparación del daño. Haciendo un análisis sistemático de los artículos constitucionales en
comento se desprende que existe un reconocimiento al derecho de la víctima del delito a la
reparación del daño y que es obligación del MP solicitarla. Por su parte, la implementación
del sistema acusatorio supone la utilización de los medios alternativos de solución de
controversias, que tienen como uno de sus objetivos el garantizar la reparación del daño de
las víctimas del delito.
IV. La reparación del daño El concepto de daño surge del derecho civil y ha tenido un gran
desarrollo teórico y dogmático en esta rama del derecho. El derecho penal toma este
concepto del derecho civil con ciertas particularidades; en materia de daños, la
responsabilidad penal y civil tiene gran diferencia. La responsabilidad penal tiene como
fuente la realización de conductas tipificadas, en cambio la responsabilidad civil puede
surgir de cualquier daño causado, inclusive de la realización de una conducta delictiva.
Respecto de la culpabilidad en el ámbito penal es subjetiva o anímica del autor, lo que
determina la pena; en cambio, la culpabilidad civil es objetiva. Históricamente se ha
considerado que la víctima que ha sufrido un daño en sus bienes jurídicos tiene el derecho a
solicitar su reparación; inclusive es obligación del Estado, a través del MP, conseguir dicha
reparación con independencia de las acciones que pueda tener la víctima para obtenerla. La
pena no es el único efecto del delito, aquel que comete un delito deberá reparar el daño
causado; se habla de la responsabilidad civil derivada de un delito. La reparación se
contempla como la restitución de la cosa, la reparación del daño o la indemnización de
daños y perjuicios materiales y morales que tienen un claro y específico contenido
patrimonial. Cuando la reparación del daño deba ser hecho por el delincuente tendrá el
carácter de pena pública; en cambio, cuando la reparación deba exigirse a un tercero tendrá
el carácter de responsabilidad civil y se tramitará como incidente. En la actualidad podemos
encontrar en la doctrina y en la práctica tres modelos distintos de reparación del daño:
como imposición de un tribunal, la suspensión del proceso a prueba o condicional y por
justicia restaurativa. En cuanto a la reparación del daño, el ilustre profesor mexicano Julio
Hernández Pliego opina que, por regla general, la acción de reparación de daños constituye
una pena pública en nuestro medio, al corresponderle su ejercicio obligatorio al MP y el
juez no puede dejar de condenar a su pago. Solamente será cuestión accesoria al proceso si
se promueve la reparación del daño contra algún tercero ajeno al inculpado, adoptando la
forma de responsabilidad civil. Aunque considerada como pena pública, la reparación del
daño al estar asociada la sanción pecuniaria, solamente contempla aspectos económicos,
patrimoniales y monetarios. A pesar de que los códigos penales tengan previstos las
indemnizaciones de todo tipo de atención médica y psicológica, rehabilitación, etcétera, se
olvidan que hay muchas cosas que, solamente, el encuentro con su ofensor puede sanar. La
víctima no tiene incidencia en cuanto a la forma y momento de reparar el daño. La
suspensión del proceso a prueba o suspensión condicional del proceso es una variante del
anterior, que como requisito necesita que se repare el daño o se garantice la reparación
(puede extenderse en el tiempo); se traduce en un ofrecimiento de reparación de la defensa
(imputado y defensor) que el juzgador puede admitir o no sin importar en mayor medida la
opinión de la víctima. La justicia restaurativa es un sistema que busca la reparación
proporcional y a la vez consensuada que trata de restablecer la confianza perdida entre dos
o más personas, no sólo es el pago de una cantidad económica como pena o indemnización.
Más que reparar el daño se trata de enmendarlo, ya que existen delitos que causan daños
graves y son de difícil o imposible reparación (aunque se trate de un robo simple, la víctima
puede tener un daño más allá de lo económico, como la pérdida de la seguridad y
tranquilidad, que no se reparan con dinero). Una actitud por parte del ofensor de empatía de
asumir sus responsabilidades, de intentar reparar el daño (material o económicamente),
puede ayudar en el proceso de atención a las necesidades de la víctima, aunque nunca se
restaure por completo su daño. Este modelo busca tratar las causas del delito, la acción de
enmendar el mal causado a la sociedad implica adoptar medidas para evitar que el ofensor
siga con su conducta y otros realizan conductas parecidas, los modelos de justicia
restaurativa amplían el círculo de interesados pudiendo intervenir los miembros de la
comunidad. Consideramos que al llegar a un acuerdo no es el objetivo primordial de la
mediación penal dentro del contexto de la justicia restaurativa, pero en caso de que las
partes lleguen a establecerlo y que se plasme en un convenio, éste podrá tener un contenido
muy variado y no necesariamente económico o patrimonial (pedir disculpas o perdón,
realización o abstención de ciertas conductas, prestación de servicios a la comunidad,
etcétera).
El uso de los medios alternativos de solución de conflictos es producto de un movimiento
social y académico que con base en prácticas y usos que fueron introduciéndose como
alternativa al sistema que se encuentra en juicio, y que han influido en su uso diversas
organizaciones e instrumentos internacionales. De manera general, se ha entendido como
medio alternativo a toda figura procesal que ponga fin a la pretensión punitiva, es decir,
aquello que no sea una sentencia penal dictada por un tribunal (colegiado o unitario) de
juicio oral. En ese sentido, algunos piensan que los medios alternativos de solución de
conflictos son: los criterios de oportunidad aplicados por el MP, la justicia restaurativa, la
suspensión condicional del procedimiento y el procedimiento abreviado. La confusión
puede provenir de una interpretación errónea del fundamento constitucional, introducido
por la reforma en comento, al mencionar los mecanismos alternativos de manera general en
el originalmente párrafo tercero del artículo 17 constitucional de la reforma: “Las leyes
preverán mecanismos alternativos de solución de controversias. En la materia penal
regularán su aplicación, asegurarán la reparación del daño y establecerán los casos en los
que se requerirá supervisión judicial”. En primer lugar, podemos percibir que nuestra carta
magna establece el uso de medios alternativos para cualquier materia jurídica (ambiental,
laboral, familiar, civil, mercantil, electoral, propiedad intelectual, comercio y un amplio
etcétera); respecto a la materia penal establece, sin mayores especificaciones, que deben
asegurar la reparación del daño y el establecimiento de los casos en que éstos requieran de
una supervisión judicial como control de legalidad. Consideramos que debemos distinguir
entre simples medios de descongestión o aceleramiento del sistema penal y verdaderas
salidas alternas. Como medios de descongestión están la aplicación de criterios de
oportunidad (artículo 21, párrafo séptimo) y el procedimiento abreviado (artículo 20,
apartado A, fracción VII) por otro lado, consideramos como verdaderos medios alternativos
de solución de conflictos, en materia penal, la suspensión condicional del procedimiento y
la justicia restaurativa. Los medios de aceleración o descongestión tienen, a nuestro criterio,
las siguientes características: la reparación del daño no es un objetivo directo o principal
(en los criterios de oportunidad es un requisito y en el procedimiento abreviado es parte de
la sentencia). No se soluciona el conflicto entre las partes (los criterios de oportunidad son
facultad del MP basada en cuestiones de política criminal) y respecto a la procedencia del
procedimiento abreviado se le puede consultar a la víctima pero su opinión no es
vinculante. Al final, la terminación del proceso es a consecuencia de una decisión de una
autoridad de procuración o administración de justicia. En cambio, las características de los
medios alternativos son: que es más importante la reparación del daño, no sólo en sentido
económico (recordemos que en la suspensión condicional, dentro de las obligaciones a
imponer al imputado, podemos encontrar abstenerse de realizar ciertas conductas,
tratamientos de desintoxicación, etcétera). Se busca la solución del conflicto entre las
partes. El fin del proceso es a consecuencia de la voluntad de las partes (debe haber una
resolución por parte del MP o del juez, según corresponda, pero sólo es en carácter de
revisión de legalidad y dotar de formalidad el acuerdo, acuerdo repertorio o del
cumplimiento de las obligaciones y reparación del daño, suspensión condicional
(MEDIACION, s.f.)
LA CONSTITUCIÓN DE 1997
Originalmente nuestra carta magna establecía en el capítulo I “De las garantías
individuales”, diversas disposiciones de carácter penal, como la posesión de armas para la
seguridad y legítima defensa de los habitantes (artículo 10), se impide el juzgamiento por
leyes privativas y tribunales especiales; prohíbe la existencia de fueros, salvo el militar, con
la imposibilidad de que el orden militar juzgue a un paisano que se encuentre “complicado”
en un delito o falta militar (artículo 13); la irretroactividad de la ley en perjuicio de persona
alguna; cualquier acto de privación será resultado de un juicio, y formalidades procesales.
La inclusión del principio de legalidad en materia penal (artículo 14), las características de
los actos de molestia y de la orden de aprehensión o detención, regula de mejor manera la
flagrancia y agrega los casos de urgencia, y requisitos del cateo (artículo 16), la
proscripción de la prisión por deudas civiles; asimismo, de la justicia por propia mano, y el
principio de justicia expedita y gratuita (artículo 17), las garantías de los imputados en todo
juicio del orden criminal (artículo 20), las facultades investigadoras del MP y la
competencia de la autoridad administrativa (artículo 21); finalmente, la prohibición expresa
de la pena de muerte por delitos políticos, permitiéndola para un catálogo de delitos en
numerus clausus (artículo 22). Como podemos observar, el diseño del sistema de justicia
penal estaba basado en la protección de los derechos del imputado, sin que se vislumbrara,
ni someramente, alguna referencia a los derechos de la víctima. Históricamente, el
protagonista ha sido el imputado; al ser el derecho penal y su pretensión punitiva uno de los
ámbitos de actuación del Estado que en mayor medida priva de derechos a los individuos,
no es de extrañar que en diversas épocas y lugares se haya utilizado éste de manera
desmedida, arbitraria, irracional, tiránica, o de forma autoritaria. Es por eso que en el
momento de la redacción de nuestra carta magna la principal preocupación del
constituyente fuera garantizar los derechos del imputado en el proceso penal.
(MEDIACION, s.f.)
MEDIACIÓN EN MATERIA FAMILIAR
Existen diversas consideraciones en torno a la conceptualización del matrimonio, como
institución, contrato o acto jurídico; el matrimonio como institución abarca el “conjunto de
normas reglamentan las relaciones de los conyugues creando un estado de vida permanente
derivado de un acto jurídico solemne.
Como institución el matrimonio deriva de un conjunto de normas jurídicas, en que el
Estado tiene el interés de preservar y legislar en beneficio de un interés colectivo y social.
Como contrato; derivada esta teoría de la separación iglesia/Estado en la intervención que
tenía la primera en su regulación. Para los tratadistas que lo consideran contrato, el
matrimonio es según Gutiérrez y González “un contrato solemne, de tracto sucesivo que se
celebra entre una sola mujer y un solo hombre, que tiene el doble objeto de tratar de
sobrellevar las partes, en común, los placeres y cargas de la vida, y trata de perpetuar la
especie humana”. Y la teoría del acto del poder estatal o la denominada por Rojinas
Villegas acto jurídico mixto, la cual establece:
“el matrimonio es un acto mixto debido a que se constituye no solo por el consentimiento
de los consortes, sino también por intervención que tiene el oficial del Registro Civil. Este
órgano del Estado desempeña un papel constitutivo y no simplemente declarativo, pues
podemos decir que si omitiese en el acta respectiva hacer constar la declaración que debe
hacer el citado funcionario, considerando unidos a los consortes en legitimo matrimonio,
este no existiera desde el punto de vista jurídico.”
Como acto jurídico se define como; es la forma legal de constitución de la familia a través
del vínculo jurídico establecido ente dos personas de distinto sexo, que crean entre ellas una
comunidad de vida y permanente con derechos y obligaciones recíprocos determinados por
la propia ley”
Los efectos jurídicos que producen el matrimonio entre los cónyuges, con relación a los
hijos, con relación a los bienes “los primeros están integrados por el conjunto de derechos y
deberes irrenunciables, permanentes, recíprocos, de contenido ético jurídico. Estos deberes
son: de fidelidad, de cohabitación y asistencia”
En relación a los hijos, los efectos jurídicos “para atribuirles la calidad de hijos habidos en
el matrimonio mediante el subsecuente enlace de sus padres para organizar la certeza e
cuanto el ejercicio de los derechos y obligaciones que imponen la patria potestad”
Los efectos en relación a los bienes “comprende tres aspectos: las donaciones
antenupciales, las donaciones entre consortes y las capitulaciones matrimoniales”
Ahora bien han surgido nuevas formas de resolución de conflictos entre particulares, como
una alternativa a la soluciones de controversias, evitando ir a una contienda judicial en que
la que la materia de las ocasiones se tornan difíciles, prolongada y costosas.
Su origen estiba en que los propios particulares diriman sus diferencias y sean estos quienes
propongan soluciones.
En los Estados Unidos de América han cobrado gran auge y en México comienzan a
utilizarse y ser conocidos por la mayoría de la población. En México se les han denominado
Medios Alternos de Solución de Controversias o de conflictos han surgido como una nueva
forma en contraposición al letargo de los juicios, el alto costo de un litigio, el abuso que se
ha dado a los recursos de los procesos judiciales, la ineficiencia de la vía conciliatoria que
en la mayoría de los casos se convierte en un trámite más, la sobrecara de trabajos que torna
lenta la aplicación de la ley y la insatisfacción social frente a la resolución judiciales.
Entre los medios alternos se encuentra: la mediación, aunque también están los
denominados: conciliación, pequeño juicio.
Las formas de resolución de conflicto alternativas a los procesos judiciales más comunes y
aplicadas en México son: el arbitraje, la conciliación y la mediación. (valdéz, s.f.)
Actualmente, los mecanismos alternativos de solución de controversias (MASC) son
reconocidos por nuestro sistema jurídico como formas efectivas de resolver conflictos
alternas al sistema judicial, a los que se les reconoce eficacia jurídica y que son utilizados
en diversos ámbitos, entre ellos el familiar. La mediación familiar es un mecanismo de
resolución de conflictos que sirve a dos propósitos distintos, pero siempre al servicio de la
familia. El primer propósito es servir de ayuda a los cónyuges a solucionar sus conflictos y
transformar la relación, al adquirir habilidades de escucha, negociación y acuerdo. Y, por
ende, a preservar y mejorar sus relaciones conyugales. Este tipo de mediación no es muy
utilizado y estudiado, pues no trasciende al ámbito jurídico al no modificar la esfera de los
cónyuges, pero sí ayuda al cumplimiento de sus obligaciones, por lo que se ubica dentro de
la protección estatal de la familia. El segundo propósito de la mediación familiar se
actualiza en la disolución del matrimonio. Esta mediación, aunque sigue los principios de la
mediación que se lleva a cabo en diversos procedimientos de tipo civil y mercantil, debe
circunscribirse a ciertos tópicos jurídicos, como convivencia, patrimonio, compensaciones,
alimentos y guarda y custodia de los hijos, no así sobre la disolución del vínculo
matrimonial el cual debe ser decretado por el juez competente, mediante resolución
judicial y debe respetar, sin excepción, diversos principios de rango superior e
irrenunciables. Para este caso no analizaremos el divorcio que se tramita por vía
administrativa y que procede cuando los cónyuges no tengan que acordar nada respecto al
patrimonio en común ni los hijos, ya sea porque no los hay, o porque son mayores de edad
y capaces. Entrando en materia, resulta necesario definir qué es la mediación y, qué es la
mediación familiar en concreto. La Ley de Justicia Alternativa del Tribunal Superior para el
Distrito Federal hoy Ciudad de México, la cual tomamos a manera ejemplificativa y
similar a la mayoría de las legislaciones estatales, define la mediación como el
procedimiento voluntario por el cual dos o más personas involucradas en una controversia,
a quienes se les denomina mediados, buscan y construyen una solución satisfactoria a la
misma, con la asistencia de un tercero imparcial llamado mediador. La mediación familiar,
en general, procede en controversias que deriven de las relaciones entre las personas que se
encuentren unidas en matrimonio, concubinato, o que tengan hijos en común; entre
personas unidas por algún lazo de parentesco por consanguinidad, por afinidad o civil; las
que surjan de esas relaciones con terceros, así como, en algunos casos, por sucesiones
testamentarias e intestamentario. La mediación debe llevarse a cabo siguiendo los
siguientes principios, los cuales permiten, de cumplirse, suponer con grado de certeza
suficiente, que los acuerdos a los que llegan los mediados son válidos y exigibles:
Voluntariedad: El cual es definido como la autodeterminación de las personas para sujetarse
o no a cualquiera de los mecanismos alternativos; sin vicios en su voluntad y decidir
libremente sobre la información que revelan, así como llegar o no a un convenio o acuerdo.
Flexibilidad: que colige que la mediación carecerá́ de toda forma rígida, ya que parte de la
voluntad de los mediados. Sin embargo, sí es un procedimiento que se lleva bajo ciertas
etapas que se adecuan a las necesidades de los mediados.
Confidencialidad: que consiste en que la información aportada durante el procedimiento no
debe ser divulgada a ninguna persona ajena a aquéllos, ni podrá ser utilizado en juicio. Esto
implica que el mediador no podrá ser testigo en ningún procedimiento judicial. El deber de
confidencialidad no es aplicable a información relativa a la comisión de un delito grave.
Buena fe, este principio engloba todos los demás, es decir, que los mediados deberán acudir
y permanecer en el procedimiento de manera voluntaria, no deberán ocultar información
esencial y deberán estar en disposición de llegar a acuerdos.
Imparcialidad: que implica que el mediador actúe libre de favoritismos y prejuicios en su
relación con las personas y los resultados del conflicto, tratándolas con absoluta objetividad
y sin hacer preferencia alguna.
Neutralidad: que consiste en que el mediador mantenga una postura imparcial de no ceder
a sus propias inclinaciones o preferencias, durante todo el procedimiento de aplicación de
los mecanismos alternativos, es decir, que no juzgará las opciones ni soluciones propuestas
por los mediados, ni propondrá las que considere más adecuadas. Este principio no excluye
que el mediador, ya sea privado o público, funja como agente de la realidad, es decir, que
utilice criterios y mecanismos de verificación de la factibilidad y legalidad de los acuerdos
adoptados por los mediados.
Equidad: que implica que el mediador debe propiciar condiciones de equilibrio entre los
mediados, para obtener acuerdos recíprocamente satisfactorios. Esto es, que el mediador
debe usar herramientas tendentes a generar el equilibrio de poder entre los mediados, de
manera que los acuerdos que adopten satisfagan los intereses de cada uno.
Legalidad: que consiste en que la mediación y el convenio derivado de ésta tendrá como
límites la voluntad de las partes, la ley, la moral y las buenas costumbres. Por regla general,
la doctrina y las normas estatales coinciden en que estos principios son aplicables a la
mediación pudiendo darse el caso de que algunos establezcan más principios; sin embargo,
la ausencia de dicha mención no implica que no sean aplicables, pues se desprenden de los
otros principios y finalidades de este mecanismo. Todos estos principios regulan el
procedimiento de mediación, y son esenciales para que éste sea considerado legal y que los
acuerdos adoptados por los mediados surtan sus efectos legales, incluidos, si así está
previsto por la norma aplicable, los de ejecutoriedad, en el caso de divorcio. Ahora bien, no
es común que se hable de la mediación familiar como un mecanismo de preservación del
vínculo matrimonial y de las condiciones familiares, en la medida de lo posible, y el interés
superior de los hijos, pues la doctrina y las normas cuando tratan de conflictos y justicia
alternativa, se refieren a la mediación como mecanismo de resolución de aquellos
conflictos que trascienden a la esfera jurídica de los integrantes de la familia, cuestión que
el Estado regula de manera especial y tiene mayor intervención, como en caso de divorcio.
Sin embargo, este mecanismo, al ser un conjunto de herramientas y técnicas de
comunicación y resolución de controversias, es sumamente útil en el supuesto del
matrimonio en conflicto y debería ser promovido y utilizado en conflictos comunes para
prevenir el divorcio, es decir, como un mecanismo de preservación del matrimonio, aunque
se excluya del ámbito normativo estatal y se use únicamente en el ámbito privado familiar.
En efecto, la mediación es un procedimiento de comunicación, diálogo y acuerdos, que
tiene como fin, no sólo la resolución de un conflicto, sino, en lo familiar, la transformación
de la relación; es un mecanismo que tiene como base la equidad, la escucha activa y el
respeto, principios claves en el matrimonio. De manera que, si dos cónyuges acuden a
mediación, ya sea con el fin de divorciarse o bien, resolver conflictos sin querer disolver su
vínculo, es posible que descubran que pueden sanar su relación y llegar a acuerdos que les
permitan salvar su matrimonio y, en consecuencia, mantener la unidad familiar. Para
justificar lo antes expuesto, es necesario traer a colación los principios y propósitos que
busca el modelo de mediación transformativa, uno de los más usados en mediación
familiar13. En el modelo transformativo, la mediación es un proceso en el que el mediador
trabaja con las partes en conflicto para ayudarles a cambiar cualitativamente su interacción
y transitar de lo negativo a lo positivo y constructivo, cuando exploren el conflicto y sus
posibilidades de solución. Este cambio cualitativo se basa en la revalorización y
reconocimiento, retomando las fortalezas de su relación, toma de perspectiva,
comunicación y toma de decisiones14. Lo que puede ayudar a que las personas manejen los
conflictos de una manera distinta. Como puede verse, si bien, la mediación familiar nace y
se usa principalmente en conflictos derivados de la intención de divorcio de los cónyuges,
ello no impide en lo absoluto que este mecanismo pueda y deba ser utilizado también para
la preservación del matrimonio. Ello pues, se reitera, es un procedimiento que usa técnicas
de revalorización, respeto, equidistancia, voluntariedad, escucha activa del conflicto, que
permite a los cónyuges no sólo tomar mejores decisiones en caso de divorcio, sino
precisamente, preservar y mejorar la relación conyugal. Este tipo de mediación, si bien, no
se ubica dentro de un supuesto de reconocimiento legal específico, encuentra su
justificación sistémica en la familia como base de la sociedad y el reconocimiento que de
ella hacen el derecho internacional, la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, los códigos civiles y leyes especiales, como ente primordial autónomo, auto
compositivo y como objeto de protección y preservación. Sobre todo, es importante señalar
que en el ámbito familiar rige el principio de subsidiariedad en la participación del Estado.
Dicho principio parte de la premisa de que la familia, en primer término, es la comunidad
directamente responsable de la protección, crianza y formación de niñas, niños y
adolescentes, al poner a su servicio las herramientas necesarias, como educación,
alimentación, cuidado de salud, entre otros. De manera que, el papel del Estado es
subsidiario al de la familia, por un lado garantizando la libertad, sin interferencias
arbitrarias por parte de las autoridades y terceros, y como ayuda asegurando las condiciones
de ejercicio de dicha libertad, tales como condiciones económicas, sociales, políticas,
culturales y judiciales. El Estado sólo puede intervenir directamente cuando la familia es
incapaz de asumir sus responsabilidades o las asume en forma indebida15. De manera que,
la mediación se convierte en un mecanismo que permite a los cónyuges auto componerse y
adquirir o mejorar su capacidad de asumir sus obligaciones respecto a la familia y así,
evitar el divorcio y, por tanto, la injerencia del Estado en el desarrollo de sus integrantes.
Sentado lo antes expuesto, procede analizar la mediación familiar, en el caso del divorcio,
que es el supuesto que interesa al Estado en materia de conflictos, en tanto que considera de
orden público la disolución del vínculo matrimonial y las consecuencias de éste en el
patrimonio y los hijos de los cónyuges. Para garantizar el cumplimiento de los principios
que rigen la mediación familiar en caso de divorcio y que, por tanto, la voluntad de los
mediados sea verdadera y carente de vicios, los sistemas jurídicos estatales, por lo
general16, cuentan con un centro o instituto de justicia alternativa, que es la autoridad
encargada de certificar a los profesionales en mediación y, validar los convenios que éstos
autoricen para que adquieran la calidad de cosa juzgada y sean ejecutables en vía de
apremio o en la vía ejecutiva. Este sistema de certificación y verificación se constituye
como un parámetro de legalidad que otorga presunción de validez y, con frecuencia, de
eficacia de los convenios, pues al certificar a los mediadores y contar con un órgano estatal
certificador y verificador se busca garantizar que los procedimientos se cumplan, se
resuelva el conflicto y se llegue a un acuerdo, lo que actualiza dicha presunción. Esto es, el
Estado reconoce y valida la voluntad de los mediados en la resolución de un conflicto que
decidieron auto componerse y no llegar a un juicio. Ahora bien, en materias como la civil y
la mercantil, la presunción de validez que genera la autorización del mediador certificado y
el centro de justicia alternativa correspondiente es suficiente para que surta sus efectos y, en
su caso, sea ejecutable, sin que resulte necesario un posterior análisis y sanción del juez
ante quien se promueve la ejecución del convenio Sin embargo, en el supuesto de la
mediación familiar, aunque la participación del mediador certificado y la autorización del
centro de justicia alternativa, presupone la legalidad y validez del convenio adoptado por
los cónyuges, ello no exime al juez de lo familiar que conozca de la disolución del vínculo
matrimonial y realice una verificación del cumplimiento de los principios constitucionales
y legales; siempre y cuando se circunscriba a analizar si existen transgresiones evidentes o
alguna violación al orden público, sin desconocer en ningún momento la voluntad de los
mediados. La actividad judicial en materia familiar se reconoce y actualiza en el marco de
los principios que a continuación se examinan. El de subsidiariedad, anteriormente
analizado y que, en el caso concreto de la disolución del matrimonio, radica en el
reconocimiento del Estado de la capacidad de los cónyuges de acordar según los términos
que consideren convenientes las cuestiones inherentes a la disolución del vínculo
matrimonial. (mediacion familiar y su inserción en el sistema juricial , s.f.)

CONCLUSIÓN
El desarrollo de este tema se basó principalmente en la evolución que se tuvo en los Medios
Alternos de Solución de Controversias, desde la antigüedad hasta la actualidad, si bien
especifique en cada tema los mecanismos no es algo nuevo, ya que desde la prehistoria se
utilizaba la forma de solucionar cualquier tipo de controversia entre los particulares,
siempre llevado a cabo por un “mediador”. En cada uno de los temas que se desarrollaron
en el presente documento, se habla de la importancia que han tenido estos métodos, ya que
es una forma más fácil, viable, económica y eficaz para solucionar toda controversia
presentada entre los justiciables. Ahora bien cabe mencionar que los Mecanismos Alternos
de Solución de Controversias en este tiempo están muy poco utilizado, ya sean por el
desconocimiento de los mismos o bien por el mal concepto que los abogados tienen de
ellos, la mayoría de los licenciados tienen un mala información al pensar que el sistema de
Mecanismos Alternos les “quitara trabajo” siendo todo lo contrario, al momento de que las
personas vena que su problema fue solucionado de forma rápida y económica confiarían
más en el sistema.
Esta forma de solución de controversias tiene dos aspectos positivos, la rapidez con la que
se puede solucionar y la económica.
La importancia por el cual opte por mencionar la evolución de los Mecanismos Alternos de
Solución de controversia es porque esto métodos son muy poco utilizados en nuestra
sociedad actual, siendo que los hemos utilizado de forma directa o indirecta en algún
momento de nuestras vidas, el objetivo del mismo es concientizar al profesionista y a la
persona en conflicto que los mecanismos es un método para solucionar cualquier tipo de
controversias de una forma más rápida y económica sin quitarle lo formal o lo legal, ya que
al momento de que las personas en conflicto firman el convenio realizado ante el mediador
este se puede elevar a categoría de sentencia, evitando todas las etapas que en los Juzgados
o Tribunales tienes que agotar, de esta forma siendo una manera rápida y económica para
poner fin a una controversia. Si se informara de manera adecuada todos los pros que se
tiene a la utilización de este método, la saturación del sistema judicial seria menos, el
sistema judicial no puede atender todas las demandas de los particulares, ya sea por falta de
personal o por ineficiencia de los mismos, no obstante si se o diera a conocer más sobre los
la saturación de los Juzgados y/o Tribunales empezaría a disminuir y con ello empezaría la
depuración de la carga de trabajo.

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ANEXOS

AÑO EN QUE SE IMPLEMENTAN LOS MASC


GRECIA
SIGLO V
XXII TABLAS
ROMA
SIGLO V
XXII TABLAS
ESPAÑA
CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ
1812
FRANCIA
SE ESTABLECIÓ EN LA ASAMBLEA NACIONAL DE LEYES
1790
MÉXICO
POLÍTICA INSTITUCIONAL DE PODERES
1997

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