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Pedagogía de la pregunta
(2.4. yimi herlan vaca)
Es éste, pues, un libro dialógico y una experiencia intelectual que da cuenta de
un trabajo en comunión que privilegia la apertura, el diálogo y la
comunicación. Trabajo que es también aventura del pensar cuando se
propone la comprensión crítica de la realidad y se persigue, no la mera
descripción de lo que acontece sino la transformación profunda de lo que
pasa. Por ello, Antonio Faundez recuerda, junto con Paulo Freire, que
estudiaban “filosofía para resolver los problemas y no para aprender
sistemas” La suya era entonces una filosofía concreta que fusionaba la teoría y
la práctica para conocer la realidad y modificarla. Filosofía, además, que
recurría a otras ciencias en un afán comprensivo global: Historia, Sociología,
Literatura, etc. Es este igualmente un libro de anécdotas, andanzas y desafíos
personales. Dice Freire, al recordar su paso por el Consejo Mundial de Iglesias:
Este uso de la pregunta para enseñar no es nuevo. Ya lo propuso
Sócrates en su pedagogía que intentaba extraer el saber oculto en cada
individuo mediante el diálogo, donde el que preguntaba era en este caso
el maestro, ironizando y cuestionando los argumentos del alumno para
luego hacer surgir la verdad sin el aporte exterior, sino de la misma
mente del interrogado. La pedagogía de la pregunta se centra en el alumno;
nace y se desarrolla sobre todo con la Escuela Nueva, en oposición a la
pedagogía de la respuesta, propiciada por la enseñanza tradicional donde el que
pregunta es el docente dueño del saber, al alumno que debe recordar datos y
sucesos concretos al modo de una computadora.
Paulo Freire, pedagogo brasileño (1921-1997) explicó que la escuela tradicional
da respuestas a preguntas que los alumnos nunca formularon, y por ende lo más
saberlo todo, sino solo estar dispuesto a escuchar, dar herramientas y mostrar
despertar la curiosidad natural para que aflore, para ver más allá de lo que los ojos
nos muestran o de lo que los oídos nos permiten escuchar; se debe cuestionar
sociedad le ofrezca, sino las que considere ciertas y valiosas; cuestionará sus
propios objetivos de vida hasta que los vea con claridad, no se rendirá ante el
una única respuesta a sus metas, sino que deberá volver a hacer más preguntas,
pues es una persona que aprendió a aprender, es un ser creativo, que busca
Para ello debe dejarse de ver al alumno que pregunta y cuestiona como un escollo
le debe estimular a que interrogue, dándole pautas de cómo hacerlo con respeto y
vacías. Así el alumno aprenderá de sus propias inquietudes y de las del grupo, lo