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CAPÍTULO9

Salud y sustancias tóxicas


Los riesgos de salud conllevan un gran impacto, ya que el daño potencial a los
empleados por exposición a riesgos es grande y el costo de la corrección de sólo uno de
ellos puede ascender a millones de dólares. Los higienistas industriales han insistido
durante muchos años en la necesidad de prestar mayor atención a los riesgos de salud, y
en respuesta a estas presiones, se dio un cambio de enfoque de la seguridad hacia este
ámbito, el cual se hizo evidente prácticamente desde que inició OSHA en Estados
Unidos. Al principio, la agencia no contaba con un número suficiente de profesionales
de la salud calificados para evaluar los riesgos sanitarios, por lo que el enfoque natural
era la seguridad. No obstante, el porcentaje de especialistas en salud ha aumentado de
forma considerable.

EXÁMENES DE REFERENCIA
Casi todas las personas se han sometido a algún examen físico previo a su contratación,
pero muy pocos comprenden la importancia que éste tiene dentro del programa general
de seguridad y salud.
Mediante dicho examen se establece el estado de salud de cada empleado, lo que servirá
de referencia para ubicarlo en el trabajo adecuado y para detectar cualquier deterioro en
su salud a consecuencia de las exposiciones que conlleve su labor.

SUSTANCIAS TÓXICAS
La exposición a sustancias tóxicas es el problema de salud más común, por lo que este
término se usará durante el desarrollo del tema de control sanitario y ambiental. La
elección de los términos es importante para dicho propósito; por ejemplo, el término
materiales peligrosos algunas veces se usa para referirse a las sustancias tóxicas, pero la
palabra peligroso es mucho más general e incluye riesgos de seguridad como explosivos
y líquidos inflamables o combustibles.
El administrador de seguridad y salud debe contar con conocimientos generales acerca
de los efectos que las distintas sustancias tóxicas tienen sobre el organismo. Dichos
conocimientos serán útiles para persuadir tanto a los trabajadores como a la gerencia
sobre la necesidad de controlar las sustancias tóxicas para proteger la salud y evitar un
emplazamiento de OSHA.

Irritantes
Los irritantes inflaman las superficies de las diferentes partes del cuerpo por su acción
corrosiva. Algunos afectan la piel, pero la mayoría afecta las superficies húmedas, en
especial las de los pulmones.
Aunque la víctima puede detectar con facilidad un irritante leve en el tracto respiratorio
superior, los irritantes que afectan el tracto respiratorio inferior podrían pasar
inadvertidos. Casi todos conocemos el fuerte olor del amoníaco, un gas que al
combinarse con la humedad de las membranas mucosas del cuerpo produce hidróxido
de amonio, un potente agente cáustico. Por ello, es fácil comprender la razón por la que
éste irrita y lastima los delicados tejidos de la nariz, la tráquea, los pulmones y otras
partes del cuerpo.
Otro irritante muy conocido es el cloro gaseoso, un químico industrial ampliamente
utilizado.
Los parientes halógenos del cloro, el flúor y el bromo, también son irritantes, en
particular el flúor, que es el halógeno más potente; incluso las sales solubles de este
elemento son tóxicas. Menos conocidas son aquellas sustancias que irritan el fondo de
los pulmones, como son los óxidos de nitrógeno y el fosgeno.
Venenos sistémicos
Más dañinos que los irritantes son los venenos que atacan los órganos o sistemas vitales,
algunas veces mediante mecanismos tóxicos que no se comprenden. Por ejemplo, los
hidrocarburos de cloro, comunes en los solventes y desengrasantes, se consideran la
causa de daños hepáticos.
Tal vez el veneno sistémico mejor conocido en ambientes laborales es el plomo, que
está desapareciendo de los pigmentos que componen las pinturas debido a su reputación
como veneno. El plomo ataca la sangre, el sistema digestivo y el sistema nervioso
central, incluyendo el cerebro; las autopsias también han demostrado daños a los
riñones, al hígado y al sistema reproductor. Otros metales tóxicos son el mercurio, el
cadmio y el manganeso, mientras que el magnesio —que algunas veces se confunde con
el manganeso— es menos tóxico.
Otro veneno sistémico importante es el bisulfuro de carbono, que aunque inusual,
conlleva riesgos extremos tanto desde el punto de vista de seguridad (incendios y
explosiones), como de salud. Éste se usa ampliamente en la industria como solvente,
desinfectante e insecticida. En su faceta de veneno sistémico, el bisulfuro de carbono
ataca el sistema nervioso central.
Depresivos
Algunas sustancias actúan como depresivos o narcóticos sobre el sistema nervioso
central y como tales pueden ser útiles como anestésicos médicos. A diferencia de los
venenos sistémicos que se describieron anteriormente, el efecto de la acción de los
depresivos en el sistema nervioso central es a menudo temporal.
El depresivo más común es alcohol etílico (la variedad “potable” del alcohol), también
llamado en la industria etanol. Sus efectos dañinos como riesgo industrial son mínimos
en comparación con los efectos de su ingestión.
El benceno es un químico industrial muy popular que se usa principalmente como
solvente; actúa como depresivo sobre el sistema nervioso central, como irritante y como
veneno sistémico; además recientemente se le ha identificado como una causa de
leucemia. Asimismo, el benceno representa un riesgo de incendio y explosión altamente
peligroso. OSHA posee un video que muestra de manera dramática el testimonio, desde
la cama de un hospital, de un joven que trabajaba con benceno y muere de leucemia.
Asfixiantes
Los asfixiantes evitan que el oxígeno llegue a las células del organismo, y en un sentido
más general, cualquier gas podría ser un asfixiante si se encuentra presente en la
cantidad necesaria para ocupar la proporción de oxígeno esencial en el aire. Mucha
gente se ha suicidado inhalando gas natural, que es en esencia metano. Sin embargo, el
metano es un asfixiante simple, pues desplaza la proporción de oxígeno en el aire que se
inhala. Otros asfixiantes simples que pueden encontrarse comúnmente son los gases
inertes como el argón, el helio y el nitrógeno, que se usan para soldar.
Podría parecer incorrecto clasificar el nitrógeno como un contaminante del aire o como
un asfixiante, si se considera que es el componente principal (78%) del aire común; sin
embargo, demasiado nitrógeno reduciría la proporción normal de oxígeno (21%) en el
aire. Un porcentaje de oxígeno menor a 19.5% se considera deficiente y la deficiencia
de este elemento es una condición peligrosa, más seria de lo que la mayoría cree. El
estudio de caso 9.1 es la descripción de un accidente tomada del registro federal de
decesos en el lugar de trabajo (Fatal Facts, 1998) en Estados Unidos.
La causa de muerte en el accidente del ejemplo fue la deficiencia de oxígeno, lo que
resulta irónico, pues el trabajador estaba respirando nitrógeno puro, el principal
componente del aire común. La deficiencia de oxígeno es un riesgo grave que debe
considerarse cuando los trabajadores entran a un tanque, recipiente o espacio confinado.

Carcinógenos
Los carcinógenos son sustancias que se sabe que son causa de cáncer; y desde sus
inicios la OSHA le ha brindado mucha atención a la carcinogénesis, pero el origen de
este énfasis no proviene únicamente de esta agencia; también NIOSH, la Comisión de
Seguridad en los Productos al Consumidor (CPSC; Consumer Product Safety
Commission) y otras agencias en Estados Unidos se han enfocado en los
carcinógenos.Cada año se establecen nuevos carcinógenos y muchas de las sustancias
etiquetadas como tales se usan comúnmente como materiales industriales; como el
benceno y el cloruro de vinilo.
El dicho popular que reza “Todo lo que hago es ilegal, inmoral o engorda” podría
modificarse para incluir “o es causa de cáncer”. Se ha acusado a un número tan extenso
de sustancias a partir de pruebas de laboratorio en animales, que quizá se haya
desarrollado cierta autocomplacencia en la mente de las personas
El cloruro de vinilo, que se mencionó anteriormente como un tipo de carcinógeno, es
Extremadamente peligroso en muchos aspectos; pues representa un severo riesgo de
explosión y al incendiarse es muy difícil de extinguir, además de que implica un riesgo
adicional pues libera un fosgeno altamente tóxico.
Teratógenos
Los teratógenos afectan al feto, así que su efecto tóxico es indirecto. La mujeres deben
tener cuidado de no exponerse a ciertas sustancias durante el embarazo, en especial
durante el primer trimestre (primeras 12 semanas). Los teratógenos no deben
confundirse con los mutágenos, que son sustancias que atacan los cromosomas y por lo
tanto afectan a las especies más que a los individuos; los teratógenos provocan daños
después de la concepción y antes del nacimiento, mientras que los mutágenos provocan
daños antes de la concepción, afectando los cromosomas de los posibles padres o de las
posibles madres.
Algunos de los teratógenos más conocidos son el alcohol y las drogas ilegales. Se ha
prestado gran atención al abuso de sustancias durante el embarazo; por lo que la
mayoría de las mujeres sabe que debe evitar su ingestión cuando están embarazadas.
Los centros para el control y prevención de enfermedades establecen que el síndrome
alcohólico fetal puede provocar retraso mental, defectos congénitos, rasgos faciales
anormales, problemas de crecimiento, problemas en el sistema nervioso central,
problemas de memoria o aprendizaje, problemas visuales o auditivos y problemas de
comportamiento.
La controversia legal yace en el hecho de si la industria puede prohibir a las mujeres en
edad reproductiva realizar trabajos que involucren su exposición a teratógenos; la
interrogante es si lo anterior constituye o no discriminación de género. El contingente
que así lo considera establece que la industria debe controlar los teratógenos de forma
que las mujeres embarazadas puedan tener una oportunidad equitativa y segura para
trabajar en los mismos puestos que se ofrecen a los hombres; mientras que los
detractores dicen que tiene más sentido, en términos económicos, sociales y de
seguridad, emplear a las mujeres en otras labores durante el embarazo.
Vías de entrada
El término sustancia tóxica puede considerarse un sinónimo del término veneno, una
palabra familiar para todos a los que de pequeños nos enseñaron a no comer o beber
veneno; tema incluido en cuentos de hadas como “Blanca Nieves y los Siete Enanos”.
Es posible que sea cierto que el mayor peligro de los venenos en el hogar radique en su
ingestión (al tragarlos), pero en el trabajo, el mayor peligro consiste en respirarlos.
Las diversas vías de entrada de las sustancias tóxicas al organismo se relacionan más de
lo que los trabajadores creen; la inhalación de éstas produce su acumulación en las
membranas mucosas; parte de este moco se saca al toser, pero otra se traga
inevitablemente. El contacto dérmico con materiales tóxicos también puede provocar
una ingestión ya que las sustancias se incrustan debajo de las uñas y en las manos, que
más tarde entran en contacto con los alimentos.
Una vez que se conocen las vías de entrada de las sustancias tóxicas puede concluirse
fácilmente lo importante que son las condiciones de sanidad. Otra vía de entrada al
organismo que debe mencionarse antes de concluir la presente sección son los
ojos.Aunque éstos no se consideren la vía de entrada principal, es necesario enfatizar
que son especialmente sensibles a las sustancias tóxicas.
Contaminantes del aire
La mayor preocupación en relación con las sustancias tóxicas en el lugar de trabajo
consiste en la contaminación del aire y así debe ser. Los contaminantes del aire se
encuentran en muchas formas físicas y la mayoría de las personas confunde estas
formas en el lenguaje cotidiano. No obstante, el administrador de seguridad y salud
debe conocer la diferencia, por ejemplo, entre vapor y humo.Aunque el aire es en
esencia una combinación de gases, la contaminación de ese aire puede darse en
cualquiera de los tres estados de la materia: sólido, líquido o gaseoso
Los gases contaminan con rapidez el aire ya que se compone de éstos y se mezclan con
facilidad.
El gas tóxico más común es el monóxido de carbono; e igualmente peligrosos en el
ambiente industrial son el ácido sulfhídrico y el cloro. Los vapores también son gases,
pero estas sustancias son por lo general líquidos, o pueden ser incluso sólidos, que se
liberan como gas en pequeñas cantidades al aire del ambiente
La niebla consiste en gotas diminutas de líquidos, tan pequeñas que permanecen
suspendidas en el aire por largos periodos, como en las nubes. Debido a que los líquidos
son más pesados que el aire, eventualmente se asientan o se fusionan con gotas de
mayor tamaño, que caen en forma de lluvia. Pero mucho antes que esto ocurra, los
trabajadores pueden inhalar dicha niebla.
Las nieblas finas se generan cuando los vapores se condensan en forma de nubes
Valores límite de umbral
Ya que ningún veneno es letal en dosis suficientemente pequeñas y todos los venenos
son letales en cantidades lo bastante grandes, no existe una línea clara que separe los
ambientes dañinos de los benignos para los trabajadores. Sin embargo, debe
establecerse una línea que sirva como base de acción para controlar las sustancias
tóxicas. En cuanto a los contaminantes en el aire en particular, se vuelve necesario
identificar algunos niveles de concentración por debajo de los cuales la exposición de
los trabajadores no represente una preocupación. En este contexto surge el término valor
límite de umbral que se refiere al nivel de concentración por debajo del cual un
trabajador puede estar expuesto durante toda la jornada laboral sin sufrir un daño
importante.

Niveles de exposición recomendados


NIOSH participa en la recomendación de los niveles de exposición para su posible
adopción por parte de OSHA como límites obligatorios. Aunque OSHA se basa
fundamentalmente en la lista de ACGIH de valores límite de umbral para iniciar el
proceso de promulgación de nuevos límites de exposición; el congreso estadounidense
estableció la agencia NIOSH para realizar investigaciones y dar recomendaciones a
OSHA sobre las nuevas normas. NIOSH concibió una denominación:
“Niveles recomendados de exposición” para sugerir los límites de exposición a
sustancias que considera dañinas. No obstante, hasta que OSHA adopte un REL como
límite obligatorio de exposición a una sustancia en particular, los patrones no están
obligados a observar dicho límite.
Un ejemplo de una sustancia para la que NIOSH ha tomado medidas serias en cuanto a
la exposición de los empleados, es el fluido para el trabajo de los metales (MWF, Metal
Working Fluid); que se utiliza cuando se llevan a cabo operaciones de fresado para dar
forma o cortar componentes de productos metálicos, en forma de “aceites de corte”
(MWF) usados para lubricar el punto de contacto entre la herramienta y el material.

Límites permisibles de exposición


El presente libro se enfoca en los requisitos establecidos por las agencias que hacen
cumplir la ley en Estados Unidos y no en las listas de ACGIH o las recomendaciones de
NIOSH, aunque los tres se encuentran definitivamente relacionados. En los inicios de
OSHA, cuando se permitía adoptar normas de consenso nacional sin una promulgación
formal, la agencia adoptó cientos de TLV, la mayoría de los cuales representan los
niveles TLV publicados en 1968 por ACGIH.Ya que esta medida fue integral y
revolucionaria, parecía que los opositores de los nuevos PEL no podían lidiar con tantos
cambios a la vez, por lo que la estrategia pareció funcionar. Sin embargo, la victoria fue
una ilusión, porque casi cuatro años después, en 1992, el Tribunal de Apelaciones del
Onceavo Circuito anuló por completo la corrección de los PEL, en lo que Labar (Labar,
1993) consideró “quizá la mayor derrota de la agencia en sus 22 años de historia”.

MEDIDAS DE EXPOSICIÓN
Las tablas del apéndice A.1 son extensas y complicadas y las múltiples columnas
especificadas para cada sustancia tóxica justifican su inclusión. La razón de dichas
complicaciones consiste en la dificultad para medir los niveles de contaminación de la
atmósfera en el lugar de trabajo. El problema se complica por los distintos estados
físicos: las partículas sólidas, gotas de líquidos nieblas y moléculas gaseosas en que
pueden encontrarse los contaminantes en la atmósfera.
Promedios ponderados por el tiempo
La unidad de medición más popular para las exposiciones a contaminantes del aire es el
promedio ponderado por el tiempo (TWA). Los PEL se interpretan como TWA, a
menos que se especifique de otra forma. El TWA es la concentración promedio
ponderada y calculada durante un turno de 8 horas. Dicho cálculo considera que las
concentraciones de los contaminantes del aire cambian con el tiempo y que algunas
veces puede permitirse que la concentración en el lugar de trabajo exceda el valor
permitido, siempre que en otros momentos de la jornada laboral la exposición se
encuentre lo suficientemente por debajo del valor permitido, de forma que la exposición
promedio del turno de trabajo sea menor al nivel especificado.
La siguiente fórmula se usa para calcular el TWA:

Donde
E = concentración promedio ponderada por un periodo equivalente a 8 horas
Ci = concentración observada del contaminante en el periodo i
Ti = duración del periodo i
n = número de periodos estudiados
Este cálculo se ilustra a continuación en el estudio de caso 9.3.
No obstante, en el ejemplo antes descrito, los tres ácidos, al actuar en conjunto,
producen a su vez un efecto combinado y en algunos casos, este efecto puede ser mucho
peor que la suma de los efectos individuales. OSHA asume un enfoque moderado al
exigir que se consideren combinaciones simples de sustancias tóxicas, pero en general
ignora los efectos sinérgicos complejos. El método consiste en sumar la proporción de
las concentraciones de cada sustancia a su PEL respectivo y la cantidad resultante no
debe exceder la unidad, como se resume en la siguiente fórmula:

Donde
Em = relación equivalente calculada para la mezcla completa
Ci = concentración del contaminante i
Li = límite permisible de exposición (PEL) para el contaminante i
n = número de contaminantes presentes en la atmósfera
No se permite que Em exceda 1. Este cálculo se demuestra en el estudio de caso 9.4.

Unidades
Sin importar el tipo de límite con el cual se mida la exposición el analista debe estar
familiarizado con las unidades de medición. Para la mayoría de las sustancias que
aparecen en el apéndice A.1, la tabla indica un par de valores para cada límite, que son
en realidad dos medidas distintas para el mismo límite, pero expresadas en unidades
diferentes. Por lo general, los gases se miden con mayor facilidad en volumen, por lo
que para estas sustancias se usa comúnmente la primera columna, titulada p/m (partes
por millón).
Donde
MW es el peso molecular de las sustancias. Las partes por millón se abrevian por lo
general como ppm en lugar de p/m

PROYECTO DE TERMINACIÓN DE NORMAS


Éste es el enfoque general de OSHA para los contaminantes del aire y se aplica a una
gran variedad de sustancias que pueden encontrarse en el ambiente laboral. Sin
embargo, para un número menor de sustancias, OSHA ha tomado un enfoque más
integral, mediante la publicación de normas detalladas, cada una de ellas abocada a
controlar una sustancia peligrosa en particular.
Las normas para estas sustancias se han formulado como una serie y todas las normas
de ésta se han promulgado algunos años después de la aprobación de la ley OSHA. Ello
significa que las normas se sometieron a un escrutinio mediante procedimientos de
promulgación pública y vencieron la controversia de las facciones opositoras.

DETECCIÓN DE CONTAMINANTES
Es bueno contar con una lista de sustancias tóxicas con sus respectivos límites
permisibles de exposición, pero se requiere aún más para determinar si existe un
problema. Simplemente, hay demasiadas sustancias en la lista como para considerar
todas las posibilidades. Los administradores de seguridad y salud deben conocer los
procesos que se llevan a cabo en sus plantas de forma que sepan lo que deben vigilar, o
al menos a quién deben consultar. El muestreo y la realización de pruebas en el aire son
una forma de determinar las concentraciones con la mayor exactitud posible, pero antes
de realizar las pruebas es necesario que exista una sospecha sobre la posibilidad de
contaminación a partir de otros indicios.
Una de las formas más comunes en que se detecta un problema potencial por primera
vez es por el sentido del olfato. Parece que la gente cree que puede oler un contaminante
en el aire y por lo general así es, pues se puede percibir ya sea la sustancia tóxica o
algún agente con olor la acompañe
Un método más es analizar los procesos dentro de la planta para determinar las fugas
potenciales en la atmósfera industrial. Este análisis puede volverse muy técnico e
implica no sólo la comprensión de la maquinaria, bombas, válvulas, sumideros y
tanques, sino conocimientos sobre los materiales utilizados, sus cantidades, fases
intermedias, volatilidades y otras características que afectan la cantidad del
contaminante que se libera al aire.

Instrumentos de medición
Los reglamentos federales en Estados Unidos, tanto de OSHA como de EPA sobre los
niveles permisibles de exposición a sustancias tóxicas en la atmósfera, han alentado a
las industrias de instrumentación y electrónica a desarrollar nuevos mecanismos más
precisos para la determinación de las concentraciones. La consideración de las partes
por millón se somete a un escrutinio cada vez mayor, incluso hasta llegar a la detección
de las partes por miles de millón. Estas demandas ejercen presión sobre la física de los
instrumentos, lo que puede resultar en inexactitudes de gran escala. Con tales demandas
de alta tecnología en los aparatos de medición atmosférica, uno podría pensar que el
control de la contaminación del aire es un campo nuevo; sin embargo, a lo largo de la
historia han existido otros medios, aunque más rudimentarios, para vigilar el aire que
respiramos. Antiguamente, se utilizaban animales para probar los gases tóxicos o la
deficiencia de oxígeno.
En la actualidad existen fundamentalmente cuatro métodos para medir las exposiciones
a contaminantes del aire:
1. Instrumentos de lectura directa.
2. Muestreo con tubos de detección.
3. Muestreo con un análisis de laboratorio posterior.
4. Dosímetros

Se han inventado aparatos para problemas que se presentan a menudo, como la


deficiencia de oxígeno y fugas de gas natural, que
son capaces de medir y registrar las
concentraciones reales en una pantalla como una
lectura digital. En ocasiones un instrumento de
lectura directa como éste es fundamental al entrar
en un espacio confinado, cuando es necesario
obtener una lectura en el punto y al momento para
determinar si la atmósfera es segura con respecto a
exposiciones agudas peligrosas. Los instrumentos
de lectura directa son tan prácticos que los
fabricantes intentan constantemente superar los
límites de la física con el fin de concebir y patentar nuevos instrumentos que midan las
concentraciones de tantas variedades de contaminantes del aire como sea posible

Nanotecnología
El siglo veintiuno ha sido el escenario de una atención creciente en la nano
manufactura, que trata de partículas a escala nanométrica (1026 mm); una escala en la
que se especula que puede manipularse la materia a
nivel molecular y atómico. La nanotecnología, o
nanotech (en inglés), ofrece un potencial inmenso
en términos de aplicación en campos vitales, como
en la energía, la medicina y la electrónica. Al
mismo tiempo, la nanotecnología sienta las bases de
un nuevo paradigma en cuanto a la seguridad y la
salud de los trabajadores y da origen a interrogantes
sobre la forma en que estas partículas diminutas se
propagan por el cuerpo.
En realidad, nadie lo sabe hasta ahora con la ciencia
disponible a inicios del siglo veintiuno; sin
embargo, los administradores de seguridad y salud
pueden estar cierto de que los científicos están
trabajando con el fin de obtener conclusiones
lógicas, apoyándose en estudios de investigación en nanotecnología
Comparación de las exposiciones
Antes de concluir el tema de las exposiciones a contaminantes tóxicos es importante
analizar el tema en perspectiva comparando los niveles de exposición por
contaminación industrial con aquellos que se presentan en la vida cotidiana. En las
últimas décadas del siglo veinte, la atención se centraba en la contaminación ambiental
de los espacios abiertos por fuentes de emisión industrial; mientras que el enfoque del
siglo veintiuno podría ser la contaminación de los interiores; no sólo la que se presenta
dentro de las fábricas, sino en nuestros hogares y ambientes cotidianos.

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