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Legitimidad del poder.

Origen y legitimidad del poder político

1. ORIGEN Y LEGITIMIDAD DEL PODER POLÍTICO ORIGEN ▪ Comienza cuando un


grupo social logra imponer su voluntad al conjunto de la sociedad para fundar una
comunidad política que previamente no existía. LEGITIMIDAD. ▪ Hace referencia al
adecuado funcionamiento de los sistemas de gobierno.
2. INTERCONEXIÓN ORIGEN↔LEGITIMIDAD
Primera. • Origen adecuado y legítimo. Familia, religión
Segunda. • Origen violento y criterios ilegítimos. Esclavitud, servidumbre, mafias,
etc.

POSIBILIDADES

Origen histórico violento pero legítimo bajo ciertas condiciones legales. propiedad privada

FULDAMENTOS DE LA LEGITIMIDAD

Según Max Weber:

▪ Legitimidad tradicional. La legitimidad procede de la tradición y de las costumbres.


Regímenes monárquicos y sociedades patriarcales.

3. Legitimidad carismática. La legitimidad procede del “carisma” (del griego kharis:


don, favor) → Latín eclesiástico → chrarisma: don especial concedido por Dios.
Capacidad para crear o impulsar ideales colectivos. Autoridad reconocida a los
grandes líderes, profetas o caudillos.
4. Legitimidad legal-racional. Es propia de las sociedades democráticas modernas.
Para garantizar el bien común se organiza un Estado de Derecho La Constitución y
las leyes determinan las competencias del gobierno, de la administración y la
atribución de derechos, deberes y libertades.
PODER.

Habilidad para influir en el comportamiento de otras personas de manera deliberada y con


una finalidad determinada. Cuando el poder es percibido como legítimo por la estructura
social recibe el nombre de AUTORIDAD.

Poder político Autoridad encargada de garantizar el cumplimiento de derechos, deberes,


normas y leyes.

La legitimidad del poder hace referencia a la justificación de la autoridad de mandar y


peticionar obediencia a los gobernados, obtenida por consenso, que a su vez deviene del
prestigio político de quien ejerce la autoridad.

El pueblo obedece pues existe el convencimiento de que las órdenes son dadas con el fin
de beneficiar a todos, y no por un interés personal del gobernante de favorecerse a sí
mismo o a determinados sectores. Esto le proporciona la posibilidad de ejercer el
monopolio de la fuerza, ante situaciones particulares de desobediencia a las leyes.

Muchas veces se consigue igualmente la obediencia por el uso de la fuerza, sin que la
gente los considere dignos, pero en ese caso, si bien habrá relación de mando-obediencia
efectivo, no habrá legitimidad. Un ejemplo concreto es lo que ocurrió en América Latina
durante las dictaduras militares de la década del 70. El pueblo aceptó la autoridad por
temor, pero no por convencimiento de que las políticas aplicables fueran éticamente
correctas. En general, no perduran en el tiempo.

Así como la legitimidad es la conciencia de que la autoridad ejerce el poder de modo


ético, la legalidad es la corroboración de que ha asumido sus funciones de acuerdo a las
normas legales vigentes, que en la democracia es a través del voto popular, que convierte
al poder, en poder de derecho.

Van estrechamente unidas (legalidad y legitimidad) ya que en cada elección popular, que
confiere legalidad al nuevo gobierno elegido por mayorías, el pueblo otorga su vez su
confianza a quien considera que gobernará con legitimidad, de acuerdo a los valores que
la sociedad estima positivos. Durante el mandato, la legitimidad se da a conocer a través
de la opinión pública, que es acallada por los gobiernos cuando la consideran no
satisfactoria, y allí comienza gradualmente la restricción a los derechos humanos, que
puede acabar en desobediencia civil y como contrapartida, en represión gubernamental.
La legalidad y la legitimidad, por el contrario, presagian un gobierno de paz y prosperidad.

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