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UNAN-LEON
Modalidad mixta
En la primera de ellas, el ahorrador se compromete a mantener el seguro hasta su
fallecimiento y, por tanto, no existe opción de rescate. Además, en caso de fallecimiento no
se recupera el capital. A cambio, percibirá esa renta vitalicia. En la modalidad de rentas
constantes o capital reservado, el ahorrador puede cancelar el seguro cuando lo crea
conveniente, obteniendo el valor de mercado de dicho producto. También, a diferencia del
caso anterior, en caso de fallecimiento del titular, los beneficiarios obtendrán el 100% de la
prima aportada. Por lógica, la renta que se obtiene en este caso es menor que en el caso
anterior.
Por último, la modalidad mixta es una combinación de las dos anteriores. El ahorrador
cede parte de la aportación a la aseguradora. En este caso, será posible el rescate en
cualquier momento, pero el valor de rescate será el valor de mercado, limitado al capital de
fallecimiento. Esto es, en caso de fallecimiento, los beneficiarios sólo obtendrán un
porcentaje de la aportación realizada que, además, irá decreciendo a medida que transcurran
los años desde que se contrató.
capital elevado para poder abonar una prima única elevada y que así las
que sea heredable por el cónyuge en las mismas condiciones. Esto es, en
Las rentas vitalicias se pueden clasificar en función de la forma en que se cobran y también
si permiten o no el rescate de la cantidad de dinero aportada como prima inicial.
Algunos de los beneficios de contratar un producto de renta vitalicia son los siguientes:
De manera muy general, podemos clasificar los seguros en tres grandes tipos: seguros
personales, seguros de daños o patrimoniales, y finalmente, seguros de prestación de
servicios.
Quizá son menos conocidos los seguros patrimoniales, en particular los que cubren posibles
pérdidas patrimoniales por eventos no esperados. Incluimos aquí los seguros agrarios, o los
seguros de pérdidas pecuniarias de diversos tipos, cuyas indemnizaciones buscan que no se
produzca una pérdida alarmante del rendimiento dinerario de una empresa tras un siniestro.
También debemos incluir en este apartado los seguros de crédito ante posibles impagos, o
los seguros de caución, que indemnizan al asegurado ante el incumplimiento de las
obligaciones contractuales por parte del tomador.
Y una categoría más dentro de los seguros de daños son los seguros de responsabilidad
civil, que prevén la indemnización por los daños ocasionados a terceros por cualquier
siniestro producido por el tomador, como una gotera en casa, o un incendio.
Finalmente, hay que hablar de los seguros de prestación de servicios. Y dentro de esta
categoría, debemos hablar de los seguros de defensa jurídica, por la que el asegurado verá
cubiertos los gastos derivados de sus litigios, y de los seguros de asistencia en viaje, que de
manera habitual cubren la asistencia sanitaria o los desplazamientos a un hospital cuando
nos encontramos de viaje, entre otros siniestros.
Por último, en esta categoría se encuentran incluidos también los seguros de decesos,
encargados de proporcionar todo lo necesario para que ni familiares ni amigos de un
fallecido hayan de encargarse de los costes de los elementos asociados a la defunción y la
despedida última a un asegurado.
Bibliografia