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De los viejos principios del taylorismo (Frederick Taylor y la administración científica
1911), los conceptos relativos al valor de las empresas han cambiado mucho. En el
entendido que la inversión y la tecnología
están disponibles para hacer rentable
una empresa e incrementar su
productividad (lo cual es
mayoritariamente cierto en
corporaciones significativas en el
comercio mundial), la pregunta por su
valor ya no se responde por los montos
de las ganancias como sería una
respuesta clásica, sino por la estabilidad
de sus vínculos con la comunidad con
la cual interactúa y por la calidad de vida de sus trabajadores y de la sociedad. La
armonía con esta comunidad y el desarrollo personal y en conjunto de los
trabajadores, definen ahora el valor de la empresa.
Pero el valor de la empresa también implica que los trabajadores desarrollen actitudes
acordes con su continua mejora en el conocimiento, como personas, buscando la
perfección, consultando al que sabe, siendo constante, practicando el orden, la
limpieza y disciplina, brindando consideraciones a las personas con las que interactúa,
respetando el medio ambiente, siendo líder antes que supervisor, comprometiéndose
con el total de la empresa.
Y como sucede en los tiempos de crisis, los mejores preparados sobrevivirán, los
menos creativos, los menos flexibles, los más atrasados perecerán. En el plano
organizacional, una empresa sin una agenda centrada en sus empleados carecerá del
vigor necesario para salir adelante con éxito. Los que sean capaces de "exprimir" la
felicidad de sus empleados, su talento individual y colectivo, sobrevivirán.
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1.1.1. Alcances y axiología.
Según su etimología, poseer valor significa ser merecedor, digno, estar vigoroso o
fuerte. Por ello, lo que tiene valor es apreciado por el hombre, deseado por sí
mismo o por su relación con otra cosa, por la utilidad que presta o por la satisfacción
de alguna necesidad. Si bien es un concepto antiguo, surgido en los campos de la
ética y las relaciones entre personas, las teorías sobre valor son relativamente
recientes. Planteado inicialmente en términos económicos, la teoría sobre el valor se
extiende a la ética, la estética, la política.
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Diferentes aspectos son discutidos y contemplados por la axiología en relación con la
naturaleza de los valores, tales como los siguientes:
Trascendencia. Hay quienes piensan que los valores resultan ser entes que
están por encima del mundo sensible. También se les considera trascendentales,
en el sentido de ser una condición propia de la naturaleza humana.
Fin o medio. Es aceptación común el adscribir un valor con el propósito de
obtener algo, especialmente por la interrelación humana y con otras cosas.
Creer o saber. Seguimos la verdad de un valor a partir de un enunciado que
exprese razones, sin que necesariamente pueda demostrarse. Esto último
implicaría el saber.
Creencia razonada. Creer racionalmente significa contar con razones para ello.
Puede expresarse a través de una argumentación.
Argumentación. Es una deducción que se expresa a través del lenguaje en
forma razonada.
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Aun cuando se considerara que el valor y el ser vienen unidos, siempre habría
prioridad del valor en el sentido de importancia. Una experiencia que no tenga valor,
se olvida; la que vale, se graba. En realidad, ningún ser se da sin que posea
algún valor. Ser y valor son dos dimensiones de lo dado, de la vida.
Si partimos de nuestra experiencia personal, vemos que la vida antes de verse como
un ser se ve como un valor. Nuestra vida humana se ve como algo que corre, que
avanza, que conquista, que se realiza. Este proceso se da como una fuerza que rompe
barreras, que construye, que se apodera. Esto sucede en cada ser humano, en todas
sus circunstancias. Esta fuerza mueve, pesa, importa, vale; por eso se le denomina
valor. Esta energía que se desencadena, que busca, se multiplica y se afirma es el
primer valor. No decimos que es sólo valor. No negamos que sea algo, que pueda ser
conceptualizado. Sólo vemos que es valor y, como tal, mueve el proceso de la
vida: el valor se siente, arrastra, atrae, se desea.
Vivimos dentro del valor de la vida. Cada cual puede describir el proceso de su
propia vida en el valor. Utilicemos ejemplos obvios:
a) El niño recién nacido busca a la madre, se apodera de ella, llora si se aleja;
reconoce al padre. Se siente seguro con él. El muchacho se apodera de los
suyos, se apodera de un juguete, se encapricha con un deseo. Todo lo que lo
mueve es valor. Para el niño no hay seres, sólo valores.
b) El joven busca amistad, escoge sus compañeros, no quiere estar solo,
reconoce a su familia y la domina; tiene curiosidad y quiere saber. El joven se
rebela ante la autoridad, conquista amigos, se indigna en contra de la mentira,
quiere la verdad, discrimina, odia, desea.
c) Si alguien nos separa de lo que amamos, sentimos el desgarramiento; se
nos arranca un valor. Buscar una carrera, una ciencia, desarrollar una
habilidad estética, es un valor. Uno mismo es un valor de la vida.
d) El adulto busca la riqueza, la belleza, el amor; se esfuerza para conseguir fama
y poder. El adulto busca la acción, compara los valores. Planea lo que desea,
proyecta hacia el futuro las posibilidades de llegar a ser, rodearse de bienes,
de valores de toda clase. Antes de planear el futuro, se piensa en su valor. La
vida nos incorpora sus valores.
La fuerza de los valores que nos rodean, pone de relieve el valor de nuestro
propio poder, llegamos a ser hombres valiosos en la vida y nuestros valores
humanos son superiores, por el contraste de la mente y la conciencia con los
valores ciegos, anónimos y materiales de la vida.
Llegamos así a considerar el valor humano, como el máximo valor en la vida; y esta
apreciación es general para todo individuo humano: un ser que piensa, desea,
proyecta y ama. Es particular de cada uno y general de todos los hombres. Ser
superior de la vida no significa ser aparte de la vida, sino en la vida misma. Ningún
valor vale por sí, sino por la vida que lo produce pero, el valor humano como máxima
expresión de la vida, es el más precioso, el más profundo, el más general en su propio
ámbito. Ningún otro valor de la vida puede compararse con el valor humano. Entonces,
el precio de lo humano es más elevado que el precio de cualquier otro aspecto del
mundo
Hay otra razón importante para reconocer la diferencia entre el valor humano como tal
y el valor de las cosas. Esta es su conciencia. La conciencia humana es un valor que
alcanza a todo ser humano en cuanto humano y esto nos da la medida de lo humano
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en cuanto tal. Su apertura es infinita y el deseo de la conciencia es también infinito.
La dignidad de la conciencia humana fundamenta la libertad humana, como voluntad
de conquista de todos los valores del universo. Se llega, por tanto, a una definición
axiológica del valor humano: es conciencia, es inteligencia, es voluntad, es libertad,
es amor y verdad. Todo esto puede reducirse a una sola palabra: es lo humano y es
la dignidad humana.
Teóricamente hablando, el hombre vive de los valores y por los valores. La oposición
que a menudo se ha establecido entre conocimientos y valores, o inteligencia y
aprecio, no tiene sentido, ni validez, porque la inteligencia es ella misma un valor. No
se contraponen sino que se complementan: ser y valor. Sin duda, la inteligencia
ensancha el campo de los valores, pero es también cierto que la percepción de los
valores abre un nuevo campo de conocimientos y amplía el sentido de la vida. La
misma cosa que, en cuanto ser, se conoce con la inteligencia, con el sentimiento se
aprecia como valor. ¿Aprecia usted su carrera? Todos los contenidos de estudio de
su carrera son conocimientos; pero cada uno posee su propio valor y su adquisición
hace crecer su valor como persona humana.
Hasta ahora hemos tenido una visión general de la GPV (tema 1) en su función
genérica de absorber complejidad organizativa, orientar la visión estratégica y
aumentar el compromiso profesional. Y, para ello, hemos utilizado muchas veces el
término valor. Sin embargo, todavía no hemos definido qué se entiende realmente por
dicho concepto, lo cual es esencial para trabajar con él.
Por tanto podemos concluir que los valores son las cualidades o virtudes que tiene
una persona. Aquel que actúa en base a los valores, obra de forma justa y positiva
para sí mismo y para el entorno.
De hecho, los valores son casi siempre una construcción histórica. Se habla a
menudo de que en nuestra sociedad “se están perdiendo los valores”, cuando
realmente se quiere decir que se pierden los valores tradicionales, reemplazados,
claro está, por otros nuevos valores, nos guste o no.
Entendemos, pues, que los valores son siempre fruto de una interpretación humana.
Por otro lado, pueden ser de muchos tipos, dependiendo de a qué área de la vida
se refieran, o incluso de dónde proviene su legitimación en la cultura. A continuación
veremos cuáles son los tipos posibles de valores:
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Valores universales
A grandes rasgos algunos valores han tenido una aceptación por un amplio número
de culturas y sociedades. Los valores universales son el conjunto de normas que se
perciben como positivas y que rigen el comportamiento y la convivencia dentro
de una sociedad, en un momento determinado. Estos valores moldean los Derechos.
Estos valores están relacionados con los aspectos más básicos suelen hacer alusión
a los aspectos más básicos de la vida humana, como son la vida misma, la ausencia
de dolor, el bienestar, la libertad etc. Por eso se consideran universales a toda
la humanidad, pero por misma razón suelen ser difíciles de precisar y definir.
Valores personales
Por el contrario, los personales son aquellos valores que residen en cada persona,
o sea, que cada quien interpreta un poco a su manera y ejerce según su libre albedrío.
Muchos de ellos pueden coincidir con valores más universalmente aceptados,
pero que en ciertas circunstancias pueden tenerse en falta.
Valores familiares
Aquellos que suelen transmitirse en familia, es decir, que aprendemos en casa. Son
enseñados por nuestros padres y familiares. Suelen ser, también, los valores
tradicionales, o sea, los heredados de generaciones anteriores, lo cual significa
que pueden variar dependiendo de la cultura en que dicha familia se inserte.
Valores políticos
Se trata de aquellos que nos impone la sociedad en la que vivimos. A menudo
tienen que ver con su propio funcionamiento, o con el lugar que debemos ocupar
dentro de ella.
Valores religiosos
Aquellos provenientes de la práctica puntual de algún tipo de religión o creencia,
especialmente aquellos que poseen instituciones que los respaldan, como las iglesias,
cultos, asambleas.
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El cristianismo, una de las principales religiones del mundo, posee su propia serie de
valores cristianos, como son los profesados por los 10 mandamientos: la obediencia
a los padres, la fe en Dios, el rechazo a las tentaciones “carnales”, el amor al prójimo
entre otros.
Valores éticos
Los valores vinculados con la ética son aquellos que se desprenden de una
profesión, un conocimiento o un poder. Regulan la buena utilización de un cierto
poder que la sociedad nos entrega.
Valores morales
Los valores morales a menudo se confunden con los religiosos y con los familiares,
porque usualmente todos ellos tienen fronteras comunes, dictadas por la historia, la
cultura y la tradición. Sin embargo, entenderemos por valores morales aquellos que se
desprenden de dos nociones absolutas y difíciles de definir: el bien y el mal.
Como se sabe, estos son realmente puntos de vista respecto a las cosas, no
categorías definibles en términos universales. Por eso, la distinción entre qué es lo
“bueno” en la sociedad y qué es lo “malo” va cambiando en el tiempo, y
eventualmente se aceptan conductas que antes se consideraban “malas” o viceversa.
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1.2.1. Importancia de los valores.
Como se mencionó anteriormente los valores son nociones fundamentales que nos
sirven de pauta para la formulación de nuestros objetivos y propósitos, y además nos
sirve de referencia para la toma de decisiones. Por tanto cada persona define su
comportamiento en cada uno de los campos de su vida.
Así, los valores de cada quien (una persona o una organización empresarial) se
reflejan en el tipo de acciones que lleva a cabo en la vida, y cuando son
compartidos por otros, crean una sensación de afinidad y de pertenencia que
perfectamente se puede traducir en la sinergia y la suma de voluntades. Esto último
es algo de mucha importancia para las empresas y organizaciones sin fines de lucro.
Existe una gran cantidad de valores como se observó anteriormente, pero pueden ser
ordenados dentro de una jerarquía que muestra la mayor o menor calidad e
importancia de dichos valores comparados entre sí. Es claro que no es igual lo material
que lo espiritual, lo grosero o lo intelectual, lo humano o lo divino, lo estético o lo moral.
Por lo tanto para en dicha clasificación se utiliza el criterio de que el valor será más
importante y ocupará una categoría superior frente a otros valores, en cuanto
perfeccione su comportamiento, experimente o se forme, su jerarquía irá cambiando
en el tiempo.
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Con respecto al orden de los valores podemos utilizar ciertos criterios propuestos
por Max Scheler:
1. Duración: Es superior un valor que dure más que otro. Esto se refiere a la
duración del bien en donde está encarnado un valor
2. Divisibilidad: Es superior un valor cuanto menos pueda dividirse. Una obra de
arte no se puede dividir, en cambio los alimentos sí.
3. Fundamentación: Es superior el valor fundamentalmente con respecto al valor
fundamentado. Por ejemplo: la inteligencia fundamenta el conocimiento
científico.
4. Satisfacción: Es superior el valor que satisface más. No debe confundirse
satisfacción con placer, la satisfacción puede ser intelectual y espiritual.
5. Relatividad: Es superior el valor que se relaciona con los niveles superiores
del objeto o la persona que está complementado.
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1.2.3. Las tres dimensiones de la palabra valor.
Los valores son palabras, lamentablemente, en demasiadas ocasiones son sólo eso.
Sin embargo, no hay duda de que las palabras que se identifican como valores tienen
una especial potencia para dar sentido y encauzar los esfuerzos humanos, tanto
a nivel personal como a nivel organizacional.
Los dos últimos valores son subjetivos pero su influencia es decisiva para la
generación del valor económico.
Desde el punto de vista del denominado Análisis de Valor, el término hace referencia
a la obtención de la máxima función de un producto o servicio para generar
satisfacción en su usuario con el mínimo costo posible:
𝐹𝑢𝑛𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠
𝑉𝑎𝑙𝑜𝑟=
𝐶𝑜𝑠𝑡𝑜𝑠
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Por supuesto, para que se produzca de añadir valor a un producto es preciso la
existencia de otros valores como la creatividad, la confianza en la empresa, el
compromiso, etc. De hecho, la mejora continua es una cuestión de valores.
Finalmente, podemos expresar que los valores representan las convicciones básicas
de que un modo especifico de conducta o estado final es personal o socialmente
preferible a un modo de conducta o estado final de existencia opuesta o inversa.
Para distinguirlos, comencemos por comprender que los principios son normas o
reglas de carácter general y universal, destinadas a orientar la conducta humana
hacia el bienestar y el desarrollo. Se trata de proposiciones que contienen numerosas
aplicaciones prácticas, que se conocen también como “máximas” en el caso de que
sean de carácter subjetivo, y como leyes si en cambio son de naturaleza objetiva.
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persona de principios se le reconoce sus fuertes creencias y férreas convicciones que
a veces es erróneamente confundida con rigidez o intolerancia.
Quien llama principios a aquellos valores es porque les está asignando ese carácter,
les está dando una validez especial, por encima de circunstancias variables.
En cambio, los valores son conceptos, cualidades o atributos que son percibidos
como positivos o deseables en el marco de una cultura, sociedad o grupo humano
organizado. Ello se debe a que se trata de valoraciones, o sea, formas de juzgar o
interpretar determinadas situaciones o conceptos desde un punto de vista moral o
ético.. Así, es posible hablar de valores de diverso tipo: sociales, religiosos,
intelectuales, empresariales, cívicos, humanos, etcétera.
El VALOR puede ser mirado como un ideal deseable (civismo, generosidad...), sin
referirlo a nadie en concreto, pero el valor que interesa realmente es el que se
incorpora a la vida, no el que se queda en la aspiración, en el deseo, en el ideal
general.
“El valor es un bien descubierto y elegido en forma libre y consciente, que busca ser
realizado por la persona”. Ella expresa muy bien su condición de bien deseable, su
dimensión subjetiva y su carácter práctico.
Valores hay para todos los gustos y de todos los tipos: sensibles, económicos,
estéticos, humanos, espirituales, sociales, religiosos, etc. Unos son más subjetivos
(estéticos por ejemplo) y otros más objetivos (económicos) pero en realidad el valor
no prescinde de su carácter subjetivo porque es algo propio del ser humano (los
animales no tienen valores) y no puede dejar de tener un nexo con los principios
externos al hombre, que dan consistencia a los valores.
Todos los seres humanos poseemos valores, aunque estos puedan no ser los
mismos, y nos regimos por un conjunto de principios que pueden o no ser conscientes
y expresos. Estos dos factores son los que rigen la vida en sociedad.
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Por un lado, los principios norman la conducta y operan sobre los individuos
tengan o no conciencia de ellos; y por otro lado, los valores específicos sirven de
ancla a dichos principios en cada aspecto puntual de la vida de las personas.
Los valores presentan siempre dos lados o caras de la moneda: la cara afirmativa,
positiva -la propia de los valores, a secas-, o la cara negativa, que podemos llamar
antivalor o contravalor, que es su antípoda: generosidad versus egoísmo,
amor versus odio, lealtad versus traición.
Lo contrario a los valores son los antivalores, ya que estos últimos son actitudes
negativas que van en contra de algún valor porque promueven un accionar
inadecuado o peligroso.
Todos tenemos valores y todos buscamos realizar nuevos valores y fortalecer los que
ya tenemos. Como también es cierto que tenemos antivalores que nos arrastran hacia
abajo y hay que combatirlos con el ejercicio de los valores y con la formación de
hábitos estables de buen obrar (virtudes personales). Por eso los valores, como la
vida misma y como el desarrollo personal, son algo dinámico y cambiante No siempre
poseo los mismos valores. Hay valores que antes no eran reconocidos como tales,
por ejemplo el respeto al medio ambiente, pero su principio básico (la naturaleza como
ámbito esencial del hombre) ya existía.
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sino que necesita de la virtud. No todo valor, pues, es una virtud. Por ejemplo el
amor o la calidad son valores pero no virtudes personales. Las virtudes se conciben
como hábitos o disposiciones estables, que convienen a las posibilidades que hay en
la persona de obrar–que permanece en ella, es acción inmanente, a diferencia del
hacer que no se interioriza–. Cuando hablamos de una persona generosa nos
referimos al modo habitual de vivir el valor de la generosidad, a su disposición de dar
y darse a los demás. La virtud permite obrar con mayor facilidad, buscar más
eficientemente la excelencia en la vida personal y la operatividad de los valores a nivel
corporativo o social. La virtud ayuda a vencer resistencias instintivas, emocionales o
ambientales, a romper la indiferencia frente a los valores. No basta con respetar los
principios o las normas ante las cuales nos sentimos obligados y que en cierta manera
se nos imponen desde fuera. El conocimiento en sí es un valor, pero puede ser usado
para hacer bien o para hacer mal. La virtud sólo puede dirigirse al bien. Y tiene
como el valor, una cara subjetiva como proceso psicológico individual, y una objetiva
en cuanto se presentan las virtudes como la inspiración o incluso como normas
básicas para la conducta, no impuestas desde fuera sino desencadenadas desde
dentro.
El campo de los valores es más amplio que el de las virtudes. No todos los valores se
convierten en virtudes personales. Como ya se dijo, en el lenguaje común se toman
como sinónimos y muchos valores llevan el mismo nombre de las virtudes (sinceridad,
prudencia, fidelidad, etc. Después puede hablarse de virtudes humanas en general,
que mantienen una relación con las virtudes antes citadas: excelencia, alegría,
responsabilidad, amistad, generosidad, flexibilidad, solidaridad, orden, comprensión,
fe, credibilidad, laboriosidad constancia, creatividad, diligencia, esperanza, optimismo,
honestidad, humildad, integridad, naturalidad, civismo, sencillez, respeto, serenidad,
tolerancia, simpatía, sociabilidad, valentía, autenticidad, confianza, etc.
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1.4. LOS VALORES ÉTICOS, ¿SON FINES O SON SIMPLEMENTE MEDIOS?
Muchas veces se confunden los valores en general con los valores éticos, los cuales
no son, más ni menos, que medios adecuados para conseguir nuestras finalidades. Al
hablar de valores es de gran importancia diferenciar entre valores que podemos
denominar finales y valores de tipo instrumental (operativos). Los valores
instrumentales son modos de conducta adecuados o necesarios para llegar a
conseguir nuestras finalidades o valores existenciales.
Según algunos estudios revelan que el número de valores finales que las personas
dicen habitualmente poseer no son más de una docena, el número de valores
instrumentales es más elevado, aunque no llega al centenar.
Hay algo que debemos tomar en cuenta: cuando a un valor meramente instrumental
se le atribuye un valor extraordinario, pasa a ser percibido como final por su poseedor.
Esto es lo que ocurre en determinados casos con valores instrumentales tales como
el dinero, la belleza o con la forma física, que pueden llegar a ser vividos como valores
existenciales en el caso de avaros o de personas obsesionadas con el cultivo de la
apariencia física.
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La idea de ética no está relacionada con el contexto religioso o cultural en general en
el que se produce, sino que hace referencia a algún tipo de ley natural. Los valores
éticos son estructuras de nuestro pensamiento que mantenemos pre configuradas en
nuestro cerebro como especie humana de cara a nuestra supervivencia.
También hay que tener en cuenta que una persona puede experimentar conflicto entre
dos valores morales (por ejemplo, comportarse honestamente con alguien y a la vez
no hacerle daño) entre dos valores de competencia (por ejemplo, ser imaginativo y
lógico a la vez) o entre un valor moral y un valor de competencia (por ejemplo, actuar
de forma respetuosa y a la vez ser crítico).
Es difícil mantener que los valores sustentados por las personas, dentro de su propia
escala de priorización relativa, sean unos mejores que otros en términos absolutos
universales. La clasificación entre valores finales e instrumentales tampoco permite
efectuar dicha diferencia. Así, es difícil afirmar que la imaginación sea un valor mejor
que la honestidad o que la paz en el mundo sea mejor que la salud. En todo caso, ¿en
base a qué?
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Resultados
Conductas
Actitudes Experiencias
de
Normas aprendizaje
Valores
Creencias
Por ejemplo, estar persuadido o creer que “no tener tiempo es digno de éxito en la
vida” contribuye a sustentar el valor del trabajo intenso. La creencia de que “la calidad
tiene costo elevado” conduce a consolidar la calidad como valor.
El cambio es un peligro
El conocimiento está arriba
Hay que ser racional y no exteriorizar emociones
Mi tiempo es más importante que el de los demás
El interés por las personas genera más gastos que beneficios
El trabajo en equipo es difícil y consume demasiado tiempo
A los empleados no se les paga para pensar
Cuando se detecta un error, lo que hay que hacer es buscar al responsable
para reprenderlo
Es peligroso detectar errores y exponerlo en voz alta
La honestidad es algo ingenuo si una empresa desea sobrevivir
Los recursos de capital son más escasos que loos recursos humanos
El mejor criterio para promocionar a un directivo es el de que no haya generado
problemas a lo largo de su gestión anterior
Cuantos más subordinados tenga un jefe, más importante es.
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La misión de una empresa de éxito es ganar dinero, todo lo demás son
tonterías.
Los valores juegan un papel especial en la formación de normas o reglas del juego.
Los valores nos dicen lo que es ético, bueno, válido, competitivo, adecuado, hermoso
o deseable, y se van generando y reforzando a lo largo de la vida. Los valores pueden
mantenerse a nivel individual. Sin embargo, las normas emergen de las interacciones
grupales. Las normas son reglas de conductas consensuadas, mientras que los
valores son criterios para evaluar y aceptar o rechazar normas. Además, el
incumplimiento de normas puede comportar sanciones externas, mientras que el
incumplimiento de valores puede comportar sentimientos de culpabilidad y sanciones
internas.
Por ejemplo, podemos tener una actitud positiva con respecto a un determinado
trabajo y dedicarnos a él con entusiasmo (conducta) como consecuencia de que nos
proporciona la posibilidad de poner en práctica un determinado valor (por ejemplo, la
creatividad), el cual se sustenta, a su vez, en determinadas creencias (por ejemplo,
es necesario que seamos creativos para poder continuar en el mercado). Para
modificar conductas, más que pretender cambiar directamente actitudes, lo que hay
que hacer es modificar los valores y creencias que las preceden.
Ejemplo:
En todo esfuerzo de adaptación (estrés) el organismo se activa para poder afrontar la
situación, ya sea luchando o huyendo, produciéndose unos cambios fisiológicos. Un
cierto grado de estrés es necesario para mantenerse vivo, activo y capaz de afrontar
variables del entorno interpretadas como retos positivos. Por el contrario el estrés
perjudicial o distrés tarta adaptarse a una situación interpretada como amenaza y que
no va seguido de percepción de logro y desactivación.
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La relación básica entre creencias, valores y conductas tiene una ejemplificación muy
clara en un tema pocas veces tratado en el mundo de la empresa a nivel formal: el
estrés profesional.
El estrés profesional constituye hoy día una preocupación creciente en los países
desarrollados, en los que un gran número de personas es cada vez más consciente
de que su calidad de vida depende en gran parte de las condiciones de trabajo. (ver
el siguiente cuadro).
Columna A Columna B
- Hay que controlar a toda - Hay que pensar “esto es lo mejor
costa el mayor número de que puedo estar haciendo en este
cosas en el menor tiempo momento”, todo lo que se pueda.
CREENCIAS posible. - Hay que equilibrar la energía
- El trabajo es primero dedicada al trabajo, a la familia y
- Si no eres agresivo, no te a uno mismo.
respetan. - Hay que saber disfrutar por el
- No tener tiempo es signo de trabajo bien hecho.
éxito.
- Rapidez, puntualidad. - Buen ambiente de trabajo
VALORES - Alta implicación en el - Amabilidad
trabajo. - Amistad
- Logro profesional - Disfrutar en el trabajo.
- Dinero - Buena forma física
- Signos de estatus social
- Conducta estresante pre - Conducta favorecedora del
CONDUCTAS disponente a la percepción bienestar emocional y la salud.
de incontralabilidad y a la
enfermedad.
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