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CLASE 2

PRINCIPIOS DE LA IMPOSICIÓN
EN EL DERECHO CONSTITUCIONAL ARGENTINO

En esta segunda clase, vamos a analizar puntualmente los principios constitucionales que
surgen de nuestra carta magna y sobre los cuales se construye el sistema tributario
argentino.
Recomiendo que al momento del estudio y lectura, se tenga a la vista la Constitución de la
República Argentina como así también la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, y a
los efectos de profundizar y completar la temática se propone la lectura de:

Finanzas Públicas y Derecho Tributario, de Dino JARACH, Editorial Abeledo Perrot,


Parte 1 -capítulo I- y Parte 5 -capítulo IV- (pág. 6 a 9; pág. 313 a 333).
La presente clase desarrollará los siguientes aspectos del tema:
1.1 Nociones preliminares
1.2 Principios constitucionales básicos:
a.- Principios de legalidad, proporcionalidad y equidad.
b.- Principio de igualdad.
c.- Principio de no confiscatoriedad.
1.3 Cuadro de síntesis
1.4 Conclusiones

Este desarrollo está orientado a que se logre:


 Reflexionar sobre las bases constitucionales del régimen tributario argentino.
 Identificar y reconocer los principios constitucionales en materia tributaria, en la
Constitución de nuestra provincia de Buenos Aires.

1. PRINCIPIOS
1.1. Nociones preliminares.
El derecho constitucional tributario es el conjunto de normas y principios constitucionales
cuyo objeto es limitar el poder de imperio del Estado en materia de recursos derivados del
patrimonio de los particulares.
Héctor Villegas dice que “el derecho del Estado a establecer los casos y circunstancias en
que puede pretender el tributo y con qué límites, así como el deslinde y compatibilización de
las potestades tributarias, cuando en un país ellas son plurales, constituyen el objeto de este
conjunto de normas. El derecho constitucional tributario estudia las normas fundamentales
que disciplina el ejercicio del poder tributario, y que se encuentran en las cartas
constitucionales de los Estados de derecho. Estudia también las normas que delimitan y

Martillero, Corredor Público y Tasador 1 Régimen Tributario


coordinan los poderes tributarios o estatales entre las distintas esferas de poder en los
países con régimen federal de gobierno”. 1
En síntesis, el derecho constitucional tributario es una parte del derecho constitucional que
se ocupa de la materia tributaria y más precisamente, se encarga de regular el poder
tributario del Estado.
El poder tributario, también denominado poder de gravabilidad, es la facultad jurídica que
tiene el Estado de crear, modificar o suprimir tributos de manera unilateral. Según German
Bidart Campos apunta a la posibilidad jurídica (competencia) de crear y exigir tributos con
relación a personas o bienes que se encuentran en la respectiva jurisdicción. 2

1.2. Principios Constitucionales Básicos.


La Constitución Nacional establece una serie de principios con la finalidad de imponer
un límite al poder tributario del Estado. Dino Jarach sostiene que se deben considerar
como principio de la imposición aquellos postulados que se asumen como limitadores
u orientadores de las decisiones estatales en cuanto a la adopción de determinados
impuestos y su configuración. Y agrega que en el derecho argentino, la interpretación
de la doctrina y de la jurisprudencia ha sido constante en considerar que los principios
constitucionales son normas positivas cuyos destinatarios son los poderes del Estado y
que ninguno de ellos - legislativo, ejecutivo y judicial- puede infringirlos so pena de
invalidez de sus actos. 3 De ahí que dichos principios constituyen límites al ejercicio del
poder fiscal.
En definitiva y como dice Adolfo Ziulu se denomina “principios constitucionales de la
imposición” al conjunto de pautas básicas e interrelacionadas consagradas por la
Constitución con el propósito de establecer ciertas y determinadas exigencias para el
ejercicio, por parte del Estado, de su poder de imposición. 4
1) Principios de legalidad, proporcionalidad y equidad.
Nuestra Constitución nacional prevé en su artículo 4°: El Gobierno federal
provee a los gastos de la Nación con los fondos del Tesoro Nacional, formado
del producto de derechos de importación y exportación; del de la venta o
locación de tierras de propiedad nacional, de la renta de correos, de las
demás contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población
imponga el Congreso General, y de los empréstitos y operaciones de crédito
que decrete el mismo Congreso para urgencias de la Nación, o para
empresas de utilidad nacional.
Del artículo precedentemente trascripto se desprenden 3 principios:
LEGALIDAD: el tributo es parido por ley, es decir, no hay tributo sin ley. Este
principio se enuncia en el artículo 17 y además está reforzado por el artículo
19 de la Constitución Nacional: “Las acciones privadas de los hombres que
de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un
tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los
magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no
manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.”
El artículo 19 de la Constitución Nacional dice claramente que nadie puede
ser obligado a hacer lo que la ley no manda ni privado de lo que ella no
prohíbe. Por otro lado, el tributo es una detracción de una parte de la riqueza
de los particulares que se hace de manera coercitiva (obligatoria), razón por

Martillero, Corredor Público y Tasador 2 Régimen Tributario


la cual, el tributo sólo puede ser creado por una ley y el único poder político
con esa potestad según lo enunciado en el artículo 4 y 17 de la CN es el
Congreso de la Nación. Por esa razón todo tributo es una obligación ex lege
(de ley) y el poder tributario que tiene el Estado es una facultad jurídica. Sólo
se puede crear un tributo mediante una ley formalmente sancionada por el
Congreso de la Nación.
Cabe mencionar que cuando la Constitución Nacional habla de contribuciones
debe entenderse tributos, tanto impuestos y tasas como contribuciones
especiales. Que estas últimas se denominan especiales por el simple hecho
de poder distinguirlas de las contribuciones cuando esta palabra se usa como
sinónimo de tributo.
Según Héctor Villegas 5 El principio de legalidad es el límite formal respecto
al sistema de producción de normas. El principio de legalidad requiere que
todo tributo sea sancionado por una ley, entendida ésta como la disposición
que emana del órgano constitucional que tiene la potestad legislativa
conforme a los procesos establecidos por la Constitución para la sanción de
leyes. En nuestro país el órgano constitucional es el Congreso de la Nación o
los Congresos Provinciales, según el caso.
Cabe destacar que al principio de legalidad también se lo denomina principio
de reserva de la ley porque reserva un determinado espacio de la realidad
social (en nuestro caso la tributaria) al ámbito de la ley.
El principio de legalidad se basa en el concepto de nullum tributum sine lege,
es decir, no hay tributo sin ley. O, también no taxation without representation,
es decir, no hay tributo sin representación. Este último principio se sustenta
en la idea de que el tributo es una restricción del derecho de propiedad, ya
que trae aparejada una detracción de parte de la riqueza de los particulares
en forma obligatoria. De ahí la necesidad de que un tributo tenga el
consentimiento del pueblo, a través de sus representantes (ver artículo 22
CN).
El principio de legalidad halla su fundamento en la necesidad de proteger a
los sujetos pasivos en su derecho de propiedad. Los tributos importan
restricciones a ese derecho. De allí que se considere que no es legítimo el
tributo si no se obtiene por decisión de los órganos representativos de la
soberanía popular.
Siguiendo a Dino Jarach y a Héctor Villegas, tenemos que el principio de
legalidad comprende los siguientes corolarios o alcances:
I. Los tributos requieren para su creación de una ley formal: es el
Congreso Nacional y los Congresos Provinciales los titulares del poder
tributario conforme a la distribución del mismo establecida en la
Constitución Nacional. Esto rige para todos los tributos por igual.
... la Corte Suprema ha reconocido que la facultad atribuida a los
representantes del pueblo para crear los tributos necesarios para
existencia del Estado, es la más esencial a la naturaleza y objeto del
régimen representativo republicano de gobierno; y que el cobro de un
impuesto sin ley que la autorice, es un despojo que viola el derecho de
propiedad. Es doctrina admitida -ha dicho también- que la creación de
impuestos es facultad exclusiva del Poder Legislativo y que no es

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lícito, desde el punto de vista constitucional, aplicarlos a objetos u
operaciones no gravadas por la ley. 6 Por ende, no hay tributo sin ley.
II. El poder tributario no se puede delegar, por ninguna circunstancia,
en el Poder Ejecutivo: La Constitución nacional establece expresamente
el principio de legalidad y no contempla excepciones a él por vía
reglamentaria de delegación. Si la Constitución no lo autoriza, la atribución
legislativa es teóricamente indelegable. 7
III. La ley debe definir todos los elementos sustanciales o estructurantes
del tributo: el principio de legalidad exige que la ley establezca
claramente el hecho imponible, los sujetos obligados al pago, el sistema o
la base para determinar el hecho imponible, la fecha de pago, las
exenciones, las infracciones y sanciones, el órgano competente para
recibir el pago, etc.
Dichos en términos más sencillos: el principio de legalidad implica la
necesidad de que el Congreso establezca en el texto legal todas las
normas que definen el hecho imponible en sus diferentes aspectos:
objetivo, subjetivo, cuantitativo, temporal y espacial.
Según Juan Carlos Luqui la ley debe contener:
a) el hecho imponible, definido de manera cierta; b) los presupuestos
de hecho a los cuales se atribuirá la producción del hecho imponible;
c) los sujetos obligados al pago; d) el método o sistema para
determinar la base imponible, en sus lineamientos esenciales; e) las
alícuotas que se aplicarán para fijar el monto del tributo; f) los casos
de exenciones; g) los supuestos de infracciones; h) las sanciones
correspondientes; i) el órgano administrativo con competencia para
exigir y recibir el pago; y j) el tiempo por el cual se paga el tributo.
Mientras la ley debe establece el contenido esencial del tributo, los
decretos reglamentarios y las resoluciones generales del órgano
recaudador pueden complementar la ley en aspectos secundarios,
siempre que se mantenga obviamente el espíritu de la ley sancionada
por el Congreso, como se verá seguidamente.
IV. El Poder Ejecutivo puede reglamentar las leyes, entre ellas las
tributarias: según la Constitución Nacional al Poder Ejecutivo le
corresponde expedir los reglamentos necesarios para la ejecución de
las leyes de la nación (ver artículo 99 CN).
Por ende, esta facultad tiene una limitación que es mantener el
espíritu de las normas dictadas por el Congreso. Los decretos
reglamentarios dictados por el Poder Ejecutivo no pueden crear
tributos ni alterar sus aspectos estructurantes, ya que ello sería ir más
allá del espíritu de la ley y violar el principio de legalidad. Por
supuesto, tampoco puede hacerlo el órgano fiscal (AFIP, direcciones
generales de rentas o de recursos, provinciales y municipales)
mediante resoluciones generales o interpretativas,
Según Ossorio, el poder reglamentario es la "facultad del Poder
Ejecutivo para dictar disposiciones de carácter general y obligatorio
sobre toda cuestión no legislada.

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V. La facultad excepcional que tiene el Poder ejecutivo para dictar
decretos de necesidad de urgencia está expresamente prohibida
para ciertas materias, entre ellas, la tributaria, que es exclusiva
del Congreso en cualquier circunstancia: Cuando la Corte ha
entendido descubrir naturaleza impositiva en algún gravamen establecido
por decreto del poder ejecutivo, ha declarado su invalidez a causa del
avance inconstitucional sobre atribuciones que la constitución tiene
reservadas al congreso. También cuando ha extendido la aplicación de
una ley a un hecho imponible no previsto en ella.
Admitir la posibilidad de delegar el poder tributario, sería permitir vulnerar el
principio de legalidad. Con la delegación el mismo quedaría desvirtuado como
límite a la imposición ya que los responsables de crear el tributo ya no serían
los representantes directos del pueblo, sino el ejecutivo y los ministros.
Este es el fundamento del principio de legalidad, razón por la cual no puede
admitirse la delegación del poder tributario, dado que si fuese así, los
representantes directos del pueblo no decidirían, es decir, no prestarían su
consentimiento sino que sólo lo harían el ejecutivo y los ministros, quedando
así vulnerado tanto el postulado de que “no hay tributo sin ley” como el que
“no hay tributo sin representación”, que son la esencia del principio de
legalidad. Por ende y concluyendo, en esto radica que el Poder Tributario
sea indelegable en el Poder Ejecutivo.
El Poder Ejecutivo en ninguna circunstancia puede crear un tributo. Bidart
Campos 8 es contundente al decir: Cuando la Corte ha entendido descubrir
naturaleza impositiva en algún gravamen establecido por decreto del poder
ejecutivo, ha declarado su invalidez a causa del avance inconstitucional sobre
atribuciones que la constitución tiene reservadas al congreso. También
cuando ha extendido la aplicación de una ley a un hecho imponible no
previsto en ella.
Ahora bien, no hay que dejar de tener en cuenta que el Poder Ejecutivo, tiene
facultades reglamentarias, conforme lo establecido por nuestra C.N.:
Los reglamentos delegados son aquellos que emite el Poder Ejecutivo en
virtud de una autorización previa del Poder Legislativo, conferida en la ley. No
se trata en este caso de facultades autónomas del órgano ejecutivo, sino del
ejercicio de facultades legislativas, que hallan su fundamento en un acto
expreso del órgano delegante. (Ver artículo 76 de la Constitución Nacional.)
El artículo 99 de la Constitución Nacional, que determina las atribuciones del
Poder Ejecutivo, establece en su inciso 3 que, en principio, el Poder Ejecutivo
no podrá emitir disposiciones de carácter legislativo, bajo la pena de nulidad
absoluta e insanable. No obstante inmediatamente establece la excepción
con respecto a los denominados “decretos de necesidad y urgencia” que
pueden dictarse bajo ciertas condiciones:
I. la existencia de circunstancias excepcionales, que hagan imposible
seguir los trámites ordinarios previstos por esta Constitución para la
sanción de leyes;
II. que no se trate de normas que regulen sobre materia penal, tributaria
o electoral, o el régimen de los partidos políticos;

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III. que sean resueltos en acuerdo general de ministros, quienes deberán
refrendarlos juntamente con el Jefe de Gabinete de Ministros" 9
Los reglamentos de necesidad y urgencia se asemejan en cierto modo a los
reglamentos delegados ya que, en ambos casos, el Poder Ejecutivo asume
facultades que le corresponden al Congreso de la Nación y que transitoriamente
las ejerce para solucionar situaciones de emergencia.
La diferencia radica en que -en el caso de los decretos de necesidad y
urgencia- no hay una autorización expresa que determine el alcance de las
atribuciones como sucede con los reglamentos delegados, ni tampoco un
límite temporal para ejercer dichas funciones.
En el supuesto de la delegación, la situación de emergencia la declara el
Congreso, mientras que en el caso de los decretos de necesidad y urgencia
la valoración de esa situación queda a juicio del ejecutivo, sin exigir
ratificación parlamentaria.
Por todo lo expuesto se desprende que en el caso de los decretos de
necesidad y urgencia, las situaciones que hacen surgir la necesidad de su
dictado, son situaciones gravísimas que imposibilitan -la mayoría de las
veces- al Congreso a funcionar normalmente.
PROPORCIONALIDAD: según la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, es el tributo que se expresa en una proporción representativa de
la cuota parte de la base imponible y que el Estado toma en forma de
impuesto. Los particulares deben contribuir a la cobertura de los gastos
públicos del Estado, en una medida adecuada o acorde a su capacidad
contributiva. Por ende, el principio de proporcionalidad establece que la
medida en que el individuo debe contribuir a la cobertura de los gastos
públicos debe mantener una relación acorde a la capacidad contributiva
que refleja la riqueza del mismo.
EQUIDAD: la Corte Suprema de Justicia de la Nación estableció que los
tributos son equitativos siempre que no violen el derecho de propiedad
individual. Es decir, siempre que no acareen un desapoderamiento
significativo de la riqueza de los particulares. Se relaciona con el principio
anteriormente mencionado y con el de “no confiscatoriedad”.

2) Principio de igualdad.
El artículo 16 de la C.N. refleja el principio de igualdad estableciendo que la
Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: No
hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza.Todos sus habitantes son
iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la
idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas.
Según la Corte Suprema de Justicia la igualdad significa igualdad de
tratamiento para todos los iguales y en iguales condiciones.
José María Martín dice que "nuestra Corte Suprema ha resuelto, siguiendo la
doctrina del tribunal norteamericano, que `la igualdad ante la ley, impuesto
por el precepto del artículo 16 de la Constitución, comporta la consecuencia
de que todas las personas sujetas a una legislación determinada dentro del
territorio de la Nación sean tratadas del mismo modo, siempre que se hallen

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en idénticas circunstancias y condiciones; y en materia impositiva ese
principio se cumple cuando a las condiciones análogas se imponen
gravámenes iguales a los contribuyentes."
Por ende, el principio de igualdad exige el cumplimiento de dos requisitos
fundamentales:
a) igual trato en iguales circunstancias, y
b) trato diferencial para circunstancias desiguales.

3) Principio de no confiscatoriedad y legalidad.


El artículo 17 de la C.N. sostiene que la propiedad es inviolable, y ningún
habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia
fundada en ley. La expropiación por causa de utilidad pública, debe ser
calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone las
contribuciones que se expresan en el artículo. 4°. Ningún servicio personal es
exigible, sino en virtud de ley o de sentencia fundada en ley. Todo autor o
inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o descubrimiento, por el
término que le acuerde la ley. La confiscación de bienes queda borrada para
siempre del Código Penal Argentino. Ningún cuerpo armado puede hacer
requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie".
La “no confiscatoriedad” hace referencia al derecho de propiedad. Como el
tributo toma parte del patrimonio y/o la riqueza del contribuyente, ese
quantum debe mantenerse dentro de ciertos límites razonables que no
devengan en confiscatorios.
A su respecto, la Corte Suprema de Justicia de la Nación estableció que para
que un impuesto sea confiscatorio debe tratarse de un tributo directo y no
trasladable y que acarree un desapoderamiento de más del 33 % de las
utilidades, renta o beneficio resultante de una explotación o del valor de un
capital. Es decir que resultaría confiscatorio cuando el tributo se lleva una
parte significativa de la riqueza del contribuyente (según la CSJN mas del
33%).

1.3 CUADRO PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES EN MATERIA


TRIBUTARIA

CONCLUSIONES
El principio de legalidad o reserva de la ley sustenta que no puede haber tributo sin ley, es
decir, sin una norma jurídica formalmente sancionada por el órgano constitucional que tenga
la facultad de dictar normas que, en nuestro país, es el Congreso de la Nación y los
Congresos Provinciales (artículo 75 inciso 1 y 2 C.N.)
El principio de legalidad se puede expresar en forma metafórica, diciendo que el tributo es
parido por ley.Este principio tiene jerarquía constitucional ya que el constituyente de 1853 lo
dejó plasmado en los artículos 4 y 17 de de la Constitución Nacional.

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El artículo 4 sostiene que los recursos con los cuales se conformará el Tesoro de la Nación,
se integrarán de las “…contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población
imponga el Congreso General"; y el artículo 17 también se vincula aludiendo a que "Sólo el
Congreso impone las contribuciones que se expresan en el artículo 4".
El artículo 19 refuerza aún más el principio de legalidad al establecer que "Ningún habitante
de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no
prohíbe".
Por otra parte y como se definió precedentemente, un tributo es una obligación ex lege que
consiste en dar sumas ciertas de dinero cuando se verifica la realización del hecho
imponible establecido en la norma legal respectiva y que constituye una destracción
económica de una parte de la riqueza de los particulares (aspecto económico) que es
exigida por el Estado mediante el dictado de leyes (aspecto jurídico) en ejercicio de su poder
tributario o de gravabilidad con el fin de promover el bien común o bienestar general
satisfaciendo las necesidades públicas (aspecto político).
De lo dicho se desprende que el tributo tiene un aspecto jurídico, ya que es una obligación
que surge de la ley. En consecuencia, ningún sujeto puede ser obligado a pagar ninguna
especie de tributo si no es en virtud de ley, dado que como lo dice nuestra Constitución,
nadie puede ser obligado a hacer lo que la ley no manda ni privado de lo que ella no
prohíbe.
El objeto del principio de legalidad, junto a los demás principios constitucionales, es limitar el
poder tributario que tiene el Estado en materia de recursos derivados del patrimonio de los
particulares que se hallan en su respectiva jurisdicción. O sea, limitan o restringen las
decisiones estatales en cuanto a la adopción de tributos y su configuración. Por lo tanto, son
normas consagradas por nuestra ley fundamental -Constitución Nacional- cuyos
destinatarios son los poderes políticos del Estado.
En ninguna circunstancia se puede concebir la vulneración de tal principio ya que
configuraría un perjuicio en los habitantes de la Nación debido que el tributo siempre
representa una restricción al derecho de propiedad de los particulares, disminuyendo en
forma obligatoria una parte de su riqueza. De ahí surge la necesidad de limitar el poder
tributario del Estado, ya sea nacional, provincial o municipal, requiriendo que el tributo tenga
el consentimiento del pueblo, a través de sus representantes (ver artículo 22 de la C.N.)
El principio de legalidad es en definitiva una “norma sobre normación” porque se refiere
claramente a cómo se deben crear los tributos para que sean válidos.
El poder tributario es indelegable y esto surge de la misma Constitución Nacional que no
contempla excepciones a él por vía reglamentaria de delegación, y el artículo 17 es
contundente al establecer que SÓLO el congreso impondrá las contribuciones del artículo 4.
El Congreso puede delegar en el ejecutivo los aspectos secundarios, siempre y cuando no
altere el espíritu de la ley. Pero en ningún caso puede delegar la creación del tributo. Esto
implica que la ley debe definir todas las normas que determinan el hecho imponible en sus
diferentes aspectos: objetivo, subjetivo, espacial, temporal y cuantitativo (base imponible y
alícuotas).
Entonces, mientras la ley debe establecer el contenido esencial del tributo, los decretos
reglamentarios y las resoluciones generales del órgano recaudador pueden complementar la
ley en aspectos secundarios, siempre que se mantenga como ya se dijo, el espíritu de la ley
sancionada por el Congreso. Si bien es cierto que la Constitución Nacional en su artículo 75
establece que, en principio, esta prohibida la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo,
establece seguidamente la excepción:

Martillero, Corredor Público y Tasador 8 Régimen Tributario


"... salvo en materias determinadas de administración o de emergencia pública, con plazo
fijado para su ejercicio y dentro de las bases de la delegación que el Congreso establezca".
Por ende, en cuestiones relacionadas con la administración y en casos emergencia pública
se puede alterar la prohibición. Eso fue lo que hizo el Congreso con la ley 25.414. Pero sin
embargo, ello no implica que por razones de emergencia pública puedan vulnerarse los
principios constitucionales como lo es el de legalidad, porque admitir la posibilidad de
delegar el poder tributario sería permitir vulnerar el principio de legalidad. Con la delegación
el mismo quedaría desvirtuado como límite a la imposición ya que los responsables de crear
el tributo ya no serían los representantes directos del pueblo, sino el ejecutivo y los
ministros.
La finalidad que tiene el principio de legalidad es limitar el ejercicio de la potestad tributaria
para impedir el abuso del mismo en perjuicio de los particulares.
Si la Constitución Nacional prohíbe en una situación que podríamos denominar extrema
como lo son los casos de necesidad y urgencia que el ejecutivo legisle en materia tributaria,
mucho más esa prohibición debe aplicarse a una situación menos rigurosa como lo son las
situaciones de emergencia pública declaradas por el Congreso.
Para concluir, podemos decir que la prohibición debe extenderse a todo decreto del
ejecutivo, sin admitir excepciones, ya que esto implicaría que el límite constitucional de
legalidad cumpla con su finalidad.

1
Villegas, Héctor Belisario. Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario. Editorial Astrea.
Buenos Aires 2003, 8ª edición.
2
Bidart Campos, Germán. Manual de la Constitución Reformada. Tomo II. Editorial Ediar S.A.
Buenos Aires, 1996.
3
Jarach, Dino. Finanzas Públicas y Derecho Tributario. Editorial Cangallo, Buenos Aires, 1983.
4
Ziulu, Adolfo Gabino. Derecho Constitucional. Tomo II: El Poder y las Garantías
Constitucionales. Editorial Depalma. Buenos Aires 1997, pág. 229.
5
Op. Cit.
6
Villegas, Héctor B., op cit.
7
Ibidem
8
Op. Cit.
9
Op. Cit.

Martillero, Corredor Público y Tasador 9 Régimen Tributario


PARA REVISAR EL TEMA
1. Lea los principios constitucionales en materia tributaria que aparecen en el Cuadro
precedente y establezca los paralelismos y correspondencias con lo prescripto por la
Constitución de la Provincia de Buenos Aires.

2. Complete la tabla con los tres principios constitucionales que considere más relevantes,
consignando los artículos correspondientes de la Constitución Provincial:

CONSTITUCIÓN NACIONAL CONSTITUCIÓN PROVINCIAL

Legalidad

Igualdad

Generalidad

Equidad

Proporcionalidad

Reetroactividad

No confiscatoriedad

3. Para sintetizar:
a) ¿Cuál le parece que es el principio más importante? ¿Por qué?
b) ¿Cuál es el principio que sintetiza a todos los demás?
c) ¿En qué texto legal encuentra fundamento todo tributo?

Martillero, Corredor Público y Tasador 10 Régimen Tributario

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