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¿Eficacia o Ineficacia en los Escritos Jurídicos?

El proceso de formación de conceptos comienza con un sujeto que se sitúa frente a un

objeto de conocimiento. El contacto se lleva a cabo mediante los sentidos, los cuales

nos permiten obtener las características accidentales (color, tamaño, figura, sabor, olor

entre otros) del objeto. Pero, en este proceso del conocer no solo intervienen los

sentidos, sino también está presente la razón, la que nos abre la posibilidad de

observar las características esenciales (aquello que lo hace ser) del objeto que nos

lleva a la formación del concepto, por lo tanto, por la imagen conocemos cómo es un

objeto y mediante el concepto lo que es.

Mientras que por otro lado un “término” también puede tomar la forma de un símbolo

gráfico, una expresión numérica, etc., pero lo más frecuente es que tome la forma de

una palabra. Es decir que designa los objetos de la realidad y la naturaleza lógica de

los objetos de conocimiento o términos es la misma que la de los nombres, incluyendo

los nombres de propiedades (adjetivos), acciones (verbos) e incluso relaciones.

Por ello, podemos decir que el termino un concepto expresado, sea verbalmente o por

escrito.

Tomando en cuenta lo mencionado anteriormente, es fundamental el desarrollo del

presente ensayo, debido a que el termino es el medio del lenguaje, ideas, y conceptos,

de una persona a otra. Y se tratará de poner de manifiesto la importancia de la

terminología en los lenguajes de especialidad en general, y más en concreto en el

lenguaje jurídico, que consideramos un lenguaje fundamental para el hombre que vive

en sociedad y que necesita de este lenguaje para comunicarse con la administración y

solicitar justicia.

La comunidad jurídica se enfrenta actualmente a una gran crisis lingüística. Las

universidades solo exportan cada vez más "pseudo-expertos" legales que ya no son

expertos en derecho. El objetivo de obtener ganancias en un mercado competitivo es


tan desproporcionado que es fácil olvidar una sólida formación profesional y personal.

Una gran falla en la facultad universitaria y sus planes de estudios es que la mayoría

de las universidades no incluyen cursos de redacción de leyes en sus planes de

estudio. Caso. Como resultado de este problema, ha atraído a abogados que no saben

escribir correctamente sus propios textos, muchos de los cuales también compran

plantillas.

Este gran problema afecta no sólo a la parte profesional, sino también a la parte

personal. Porque nadie quiere utilizar los servicios profesionales de alguien que no

sabe cómo redactar su propio escrito como abogado. Como es bien sabido, la

formación académica profesional no sólo se imparte en el aula, sino que depende en

gran medida de su responsabilidad y seriedad.

Tan vergonzoso y humillante como es ver tantos abogados que no saben cómo

defender un caso, es más lamentable ver abogados que no saben cómo escribir sus

propios documentos Sintaxis inconsistente, uso excesivo de signos de puntuación y La

mala ubicación de las paráfrasis dentro de un documento deja mucho que desear para

aquellos que se consideran expertos, aunque no pretendemos serlo, podemos brindar

algunas áreas y recomendaciones que se deben considerar para mejorar la calidad de

redacción en algunos documentos legales.

Por ello, lo importante de toda buena redacción es tomar consciencia que la escritura

debe ser el reflejo de un correcto pensamiento. Plasmar la terminología correcta, no

siempre resulta sencillo, para ello hay que leer, estudiar y sobre todo practicar. Si

cerramos nuestra mente ante la realidad que existe en las palabras, no nos ayudará a

mejorar ni como profesionales, ni como buenos redactores, puesto que nuestro

cerebro no se ejercita. La redacción para el profesional del derecho no debe ser visto

como algún elemento opcional, sino obligatorio. La fluidez en el léxico como en la

escritura solo se logra con la praxis.


En síntesis, la terminología no es sólo una herramienta de trabajo para el traductor o

intérprete, sino también para el profesional del ámbito de especialidad. De este modo,

si no se utilizan los vocablos y expresiones correctos, el contenido de aquello que

queremos expresar puede ser erróneo o susceptible de otras interpretaciones. En el

caso del campo jurídico debe primar el uso de un lenguaje correcto, pues de lo

contrario, las normas no serían aplicables.

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