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Universidad Autónoma de Campeche

“DEL ENIGMA SIN ALBAS A


TRIANGULOS DE LUZ”

Facultad de Ingeniería y Administración

Las acciones y sus efectos en las estructuras.

U.A: Estructuras II

Marcelo Maycotte Magaña

6to Semestre Grupo: “C”

Mtro. Sergio Ávila Anchevida

26 de abril de 2023
¿Cuál es la diferencia entre carga viva y carga muerta?
La carga muerta se refiere al peso (que genera una carga vertical) de
todos los elementos de la propia estructura. Estos elementos pueden
ser estructurales o no estructurales, pero son parte permanente de la
construcción; es decir, a diferencia de la carga viva, no se deben a la
ocupación y uso de la estructura.

Algunos elementos de la carga muerta pueden ser: revestimientos,


escaleras, techos, pisos, etc.

Realmente no existe ninguna diferencia fáctica entre carga viva y carga


muerta, porque ambas forman parte de la carga real que soporta una
estructura; sin embargo, esta diferenciación tiene fines pragmáticos: es
más sencillo realizar cálculos diferentes. De esta manera, se reducen
los errores (especialmente de omisión), el cálculo es más preciso y, en
consecuencia, más seguro.

Carga Muerta

La carga muerta, es el conjunto de acciones que se producen por el


peso propio de la construcción, incluyendo el peso de la estructura
misma y de los elementos no estructurales como los muros divisorios,
los revestimientos de pisos, muros y fachadas, la ventanería y las
instalaciones, entre otros. La carga muerta es la principal acción
permanente en una construcción y se calcula determinando los
volúmenes de los distintos componentes de la construcción y
multiplicándose por los pesos volumétricos de los materiales
constitutivos. Las cargas muertas se representan generalmente por
medio de cargas uniformemente distribuidas sobre las distintas áreas
de la construcción, aunque hay casos de cargas lineales y
concentradas.

Se menciona que, aunque las cargas muertas presentan el menor grado


de incertidumbre, las diferencias entre los valores de cálculo y los reales
no son despreciables debido a las diferencias entre las dimensiones
especificadas en el proyecto y las que resultan en la construcción, a las
modificaciones y adiciones en los elementos no estructurales y a las
variaciones en los pesos volumétricos de los materiales. También se
destaca que el peso muerto puede ser favorable para la estabilidad de
la estructura en algunos casos, como en la revisión de volteo por viento
o por empuje de suelos o de flotación por subpresiones del agua.

Al momento de realizar el cálculo de la carga muerta, es común que no


se cuente con un proyecto arquitectónico detallado con respecto al tipo
y localización de los elementos no estructurales, como paredes
divisorias y recubrimientos, lo que introduce incertidumbres
considerables en el valor de la carga muerta. Además, es frecuente que
los datos consignados en los planos arquitectónicos sufran
modificaciones en el curso de la construcción y que las cargas reales
cambien. Por esta razón, es importante considerar las posibilidades de
cambios y dejar asentadas en planos y memorias las cargas
consideradas. Las variaciones en el peso volumétrico de los materiales
pueden ser significativas en algunos casos, especialmente en
materiales de fabricación no industrializados o en materiales naturales
como los suelos.

Carga viva

La carga viva es la que se produce con el uso de la estructura. También


se conoce como carga impuesta o carga probabilística, dado que su
cálculo se hace sobre proyecciones y no sobre datos reales. En ella han
de considerarse las personas (u otros seres vivos), mobiliario, tráfico de
vehículos, equipamientos varios, estructuras temporales, etc. Al
momento de hacer el análisis estructural y el diseño de estructuras, es
necesario tener en cuenta una serie de cargas estructurales. La carga
viva es una de ellas.

También se incluyen dentro del cálculo de carga viva el peso de los


tabiques y las cargas generadas por las labores de construcción y
mantenimiento (obreros, maquinaria, etc.).

¿Cómo se calcula la carga viva?


En el análisis de estructuras se debe calcular la carga viva máxima que
se espera ocurra en la edificación. Esta será muy distinta según el caso,
y puede variar enormemente entre, por ejemplo, una vivienda
unifamiliar, una escuela o un estadio. Independientemente del cálculo
que se haga, existen tablas de cargas vivas mínimas reguladas con las
que toda estructura debe cumplir.
Las cargas vivas se determinan con una base fija relacionada al uso
diario y una parte variable. Para simplificar el cálculo, las cargas vivas
se calculan como cargas uniformes aplicadas sobre el área de la
estructura.

En la mayoría de los casos, las cargas vivas de diseño especificadas


por los códigos están fijadas con bases subjetivas para postular una
condición de operación suficientemente desfavorable, de manera que la
probabilidad de que se presente una situación más grave sea pequeña
y determinar después una carga uniforme equivalente cuyos efectos
sean similares a los de la acción real.

La carga viva se refiere a la carga que se produce por el uso y la


ocupación de una estructura, y esta carga puede variar a lo largo del
tiempo. La magnitud de la carga viva depende del tipo de construcción,
por ejemplo, en un puente la carga viva es prácticamente nula mientras
que en una bodega representa la casi totalidad de la carga viva.

Dependiendo de la combinación de cargas que se esté revisando, se


pueden interesar distintos valores de carga viva. Para su superposición
con las cargas permanentes, se interesa la carga viva máxima, que es
la máxima intensidad que esta carga pueda adquirir a lo largo de la vida
esperada de la estructura. Para su superposición con una acción
accidental, se interesa la carga viva instantánea, que es el valor que
pueda adquirir en un instante cualquiera dentro de la vida de la
estructura, esto es en el momento en que ocurre la acción accidental.
Para fines de estimar efectos de largo plazo, se interesa la carga viva
media, que es el valor medio que la carga viva adquiere en un lapso del
orden de años.
Cargas vivas en puentes

La carga viva en los puentes está constituida por el peso de los


vehículos más los efectos derivados por su naturaleza dinámica y móvil.
Además, en el caso de los puentes urbanos, se debe considerar la carga
viva peatonal en las veredas
Para evitar las confusiones que muchas veces se presenta, es
necesario comprender y diferenciar adecuadamente lo que son estas
distintas cargas:
- Cargas reales que circulan por el puente,
- Cargas máximas legales
- Cargas de diseño

1. Las cargas reales.


Son cargas móviles que realmente circulan por un puente, estas son de
magnitud y distribución muy variada, por ejemplo, un camión volvo de
26.5 toneladas tiene mayor peso que un microbús.

2. Las cargas máximas legales.


Son las cargas máximas que están autorizadas a circular libre-mente
por las carreteras y puentes de la red vial. Cada país tiene al respecto
sus normativas para el peso máximo por eje. Además, nuestro país es
firmante de la decisión Nº 94 del Acuerdo de Cartagena que fija las
cargas mínimas para el diseño de los puentes de la red vial de todos los
países del Grupo Andino.

3. Carga viva de diseño.

La carga viva de diseño es aquella que se utiliza para el diseño


estructural. En vista del amplio espectro de tipos de vehículos que
pueden actuar sobre un puente de carretera, lo que se hace es utilizar
un sistema hipotético de cargas y no un sólo camión de diseño. Con
dicho sistema de cargas, debe ser posible simular las condiciones más
desfavorables que causan los vehículos reales normales.
La carga viva que el proyectista debe utilizar en el diseño se establece
en Normas, Códigos o Especificaciones de diseño de puentes. En la
fecha, en nuestro país no existe un reglamento para el diseño de
puentes. Durante muchos años se ha utilizado las especificaciones
americanas de la AASHTO y desde hace algunos años se emplea
especificaciones como ser especificaciones españolas.
En esta sección nos referimos únicamente a la parte básica de la carga
viva, es decir la componente vertical estática que transmiten los
vehículos al puente. La amplificación dinámica y demás efectos
derivados por la naturaleza móvil de la carga viva

En los puentes carreteros, las cargas vivas son generadas por los
vehículos que circulan sobre ellos, las cuales dependen del peso y
características de los vehículos, así como de la distribución más
desfavorable que se pueda presentar. Para evitar el análisis de
combinaciones complejas de vehículos, los códigos utilizan cargas
equivalentes convencionales que cubren conservadoramente los
efectos de las condiciones más desfavorables de tráfico. En México y
otros países se adoptan las cargas especificadas por la AASHTO, que
tradicionalmente ha especificado dos vehículos tipo: un camión de dos
ejes y uno de tres ejes. Estos vehículos deben colocarse en la posición
más desfavorable en puentes cortos. El incremento constante en el
tamaño y peso de los vehículos ha llevado a la creación de nuevos tipos
de vehículos para el diseño de puentes. El diseño para cargas móviles
como las cargas vivas estándar para puentes implica la determinación
de la posición de dichas cargas que produce el efecto más desfavorable,
lo que lleva al concepto de líneas de influencia. El paso de un vehículo
sobre un puente causa vibraciones que producen incrementos en los
efectos de las diferentes acciones sobre el puente. Para

simplificar este fenómeno, se utiliza un factor de impacto con el que se


incrementan los efectos de las cargas vivas calculadas en forma
estática.

El factor de impacto, según la fórmula de la AASHTO es


En el que L es el claro del puente en metros.

El diseño de puentes es un proceso complejo que requiere considerar


diferentes factores y requerimientos específicos que se encuentran en
normas especializadas. Los criterios de diseño y factores de seguridad
para puentes suelen ser diferentes de los utilizados en estructuras
comunes, con valores de esfuerzos admisibles menores en la mayoría
de los códigos para puentes. Sin embargo, la última versión de las
normas AASHTO incluye un criterio de diseño por estados límite que
considera factores de carga para carga viva mucho mayores que los
usuales, lo que implica aplicar un factor de 2.17 a la carga viva
incluyendo impacto. Los factores de seguridad mayores en puentes se
deben a la importancia de estas estructuras y a las graves
consecuencias de su falla, así como a la necesidad de protección
indirecta contra los efectos de fatiga por la repetición de cargas vivas y
a que la carga viva especificada como valor de diseño tiene una mayor
probabilidad de ser excedida en puentes que en edificaciones comunes.

Cargas vivas en estructuras industriales

Las cargas vivas son todas las cargas gravitacionales probables u


ocasionales que son resultado del uso de la estructura, cuya
manifestación es temporal, variable en intensidad y cambiante por su
ubicación. Por ejemplo:

El peso del público que asiste a un estadio.


El peso de los músicos y los instrumentos sobre una tarima.
El peso de los vehículos sobre un puente.
Aunque las cargas vivas son previsibles se caracterizan porque poseen
un elevado grado de incertidumbre, por ello para su determinación y
cálculo se utilizan métodos estadísticos y aproximaciones. En este
sentido las normas y códigos de diseño suelen especificar las cargas
mínimas a considerar para cada tipo de diseño.

Las cargas vivas son de naturaleza gravitacional por lo tanto no incluyen


las cargas ambientales como sismos o viento, o la nieve acumulada.
El diseño de estructuras industriales no puede generalizarse ya que las
cargas que se generan dependen del tipo de actividad. En
consecuencia, la mayoría de los códigos no incluyen cargas vivas para
estas construcciones, lo que obliga a determinarlas en cada caso a
partir de las instalaciones, equipos, maquinarias y productos que se
manejen. Es esencial que los equipos que producen las acciones más
intensas tengan posiciones fijas sobre la estructura, de manera que sus
fuerzas puedan absorberse con refuerzos locales. Sin embargo,
algunas actividades implican cambios de posición de equipos pesados
con el tiempo, lo cual obliga a diseñar todas las zonas de la estructura
con una carga viva considerable. La determinación de las cargas
producidas por las distintas instalaciones y equipos debe basarse en el
análisis de los pesos de los diferentes componentes, incluyendo los
materiales que contienen o las cargas que pueden mover.

La operación de numerosos equipos produce efectos dinámicos


debidos a vibraciones o a impactos que incrementan notablemente las
solicitaciones en la estructura. Estos efectos son muy complejos y
dependen del funcionamiento de la máquina, de la forma en que está
anclada o se apoya en la estructura y de la interacción dinámica entre
máquina y estructura. Cuando las cargas que producen estas máquinas
no son excesivas, es aceptable considerar los efectos dinámicos
mediante factores de impacto que multiplican su peso estático. En el
caso de las grúas, además de las fuerzas verticales transmitidas por las
ruedas, se generan fuerzas horizontales en dirección del movimiento de
la grúa debido a su

frenado. Las normas suelen especificar fuerzas horizontales iguales al


10% de la carga total de la grúa. Debe considerarse en esa dirección
una fuerza igual al 20% del peso de la grúa incluyendo su carga máxima
permisible, según las normas ANSI. Estas fuerzas horizontales suelen
regir el diseño de las columnas de apoyo de las grúas.
Empujes de líquidos, tierra y materiales a granel

El efecto de las acciones generadas por el empuje estático de diferentes


materiales retenidos por la estructura, como en el caso de silos, tuberías
y muros de contención, es complejo y depende de la interacción de la
estructura con el material retenido. El alcance del texto sólo permitirá
una presentación elemental del problema para entender los principios
fundamentales del problema y para resolver casos sencillos. Para
problemas más complejos, se remite a textos especializados.

Dependiendo del caso, estas cargas pueden actuar con intensidad


máxima durante largos períodos, como en el caso del empuje de tierras
o de aguas freáticas en muros de contención, y deben considerarse
como acciones permanentes. En otros casos, como en recipientes y
depósitos, estas cargas pueden variar significativamente en el tiempo y
deben tratarse como acciones variables. La diferencia en el diseño
radica en que, si se tratan como variables, se debe considerar una
intensidad reducida o nula cuando su efecto es favorable para la
estabilidad de la estructura, y una intensidad reducida para
combinaciones que incluyan acciones accidentales. En cada situación,
el proyectista debe decidir cuál de las dos condiciones se aplica al caso.

Empuje estático de líquidos

En el caso de recipientes o estructuras que estén sumergidas en


líquidos, es necesario tomar en cuenta la presión ejercida por el empuje
estático del líquido. Si el líquido tiene una superficie libre que no está
sometida a una presión mayor a la atmosférica, ejerce una presión
adicional en dirección normal a la superficie de contacto con el objeto
sumergido. La fórmula correspondiente es utilizada para calcular dicha
presión adicional.

donde y es el peso volumétrico del líquido y h la profundidad del punto


considerado, a partir de la superficie libre del líquido.

En los recipientes abiertos, el nivel del líquido se puede determinar con


precisión debido a los desfogues que limitan el nivel máximo del líquido.
Sin embargo, en los recipientes cerrados, es importante considerar la
posibilidad de que el recipiente pueda trabajar a presión por mal
funcionamiento de los sistemas de alimentación y desfogue. Los
diseñadores a menudo consideran un metro más de altura de agua para
tener en cuenta esta posibilidad.

Los reglamentos suelen recomendar que no se tome el peso


volumétrico del líquido menor que el del agua cuando esto sea
desfavorable para la estabilidad, ya que existe la probabilidad de que el
recipiente esté lleno de agua en algunos casos. También es importante
considerar la posibilidad de que el nivel freático varía con el tiempo
debido a las lluvias y a la explotación de los mantos acuíferos.

Las estructuras sumergidas o enterradas debajo del nivel freático están


sujetas a empujes hacia arriba, llamados supresiones, además de los
empujes laterales. Si la supresión excede el peso de la estructura,
puede producir una resultante neta hacia arriba, lo que puede ser
perjudicial para la estructura. Este problema suele ser particularmente
grave en estructuras con cimentaciones profundas.

Por último, los esfuerzos circunferenciales, radiales y longitudinales que


se presentan en las paredes de recipientes y tuberías que contienen
líquidos sujetos a presión. Si las paredes del recipiente son
relativamente delgadas, los esfuerzos pueden considerarse uniformes
en el espesor del recipiente y calcularse con fórmulas estándar de
resistencia de materiales. Si las paredes son más gruesas, se debe
tomar en cuenta la variación de esfuerzos en el espesor del tubo en los
procedimientos de análisis.

El principio de Arquímedes afirma que todo cuerpo sumergido en un


fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de
fluido desalojado.

La explicación del principio de Arquímedes consta de dos partes como


se indica en las figuras:

El estudio de las fuerzas sobre una porción de fluido en equilibrio con el


resto del fluido.
La sustitución de dicha porción de fluido por un cuerpo sólido de la
misma forma y dimensiones.
Empuje en materiales a granel

El empuje de materiales en bodegas, silos y otros depósitos que


almacenan productos a granel como granos, fertilizantes, cemento,
carbón y otros, es un fenómeno más complejo que el empuje de líquidos
debido a la fricción interna y, en algunas ocasiones, la cohesión que
pueden variar según las condiciones de almacenamiento, lo que hace
que la determinación de los empujes sea menos precisa.

Las variables que definen la magnitud del empuje son principalmente el


peso volumétrico y el coeficiente de fricción interna del producto
almacenado.
Que la magnitud y el tipo de empuje dependen de la forma del
recipiente. Los depósitos bajos, llamados "bunkers", no modifican
significativamente los empujes del grano debido a la fricción entre el
grano y las paredes del depósito, mientras que, en los silos, la fricción
reduce drásticamente las presiones a medida que crece la profundidad
debido a la gran superficie de contacto del grano con las paredes en
comparación con el área en la planta.

Pueden considerarse depósitos bajos aquellos depósitos en que

siendo H la altura, B la dimensión menor que en planta del depósito y


fi, el ángulo de fricción interna del material almacenado.

Silos

Los silos son contenedores, regularmente verticales, de proporciones


grandes, que pueden cerrarse herméticamente. Se utilizan para
almacenar o conservar varios productos, aunque principalmente
alimentos, bebidas, granos y forraje.

Los silos pueden variar en tamaño, pero también en forma e incluso en


el material del que están hechos. Se pueden encontrar en variedades
cilíndricas, rectangulares o incluso cuadradas.

El primer silo moderno, tipo torre, hecho de madera, se construyó en


1873 en la granja de Fred L. Hatch, en Illinois, Estados Unidos y probó
ser exitoso con el almacenamiento de granos de maíz.

En la mayoría de los casos, es de especial relevancia que el


almacenamiento se realice casi al vacío, es decir, en ausencia de aire o
con un mínimo intercambio de oxígeno. Esto tiene el fin principal de
evitar que los alimentos se descompongan.

En los silos la presión lateral cerca de la superficie libre del material


almacenado comienza a aumentar linealmente con la misma ley que en
los tanques. Sin embargo, al crecer la presión lateral, Ph lo hace
también la fuerza de fricción Pt, en la proporción siendo µ, el coeficiente
de fricción entre el material almacenado y la pared del silo. Esta fuerza
de fricción tiende a equilibrar el peso de la columna de material
almacenado, de manera que a cierta profundidad ya no crecen ni la
presión

horizontal ni vertical. La presión máxima se obtiene cuando la fuerza de


fricción equilibra el peso del material o sea cuando

en que S es el perímetro, A el área de la sección transversal y Δl una


longitud elemental del silo.

De las ecuaciones anteriores resulta:

La presión vertical resulta, según la teoría de Rankine:

La presión horizontal a una profundidad h cualquiera se determina


como:

en que ho es la profundidad a la cual se alcanzaría la presión máxima


si la variación fuese lineal y vale:
Empuje de tierras

Se define el empuje de tierras como la acción que ejerce el terreno


situado en el trasdós de un muro, sobre este y su cimentación.

La cohesión y las propiedades del suelo (como el contenido de


humedad y la compactación) afectan el empuje de tierras y que la
interacción entre el suelo y la estructura también es un factor importante.

La determinación de los empujes de tierras y la revisión de la estabilidad


de las estructuras son temas que deben ser abordados por un
especialista en mecánica de suelos. En algunos casos en los que el
empuje de tierras es importante en el diseño de estructuras, como
muros de contención, túneles, tablestacados y sótanos de edificios.

El empuje de tierras puede ser determinado con precisión cuando se


trata de materiales sin cohesión, mientras que los suelos arcillosos, que
tienen apreciable cohesión, pueden mantener taludes casi verticales
cuando están secos y no ejercen presión sobre las paredes que los
contienen. Sin embargo, cuando estos suelos están saturados, pierden
casi totalmente su cohesión y se comportan como líquidos, ejerciendo
un empuje hidrostático.

Las presiones que el suelo ejerce sobre una pared aumentan como las
hidrostáticas en forma lineal con la profundidad y pueden expresarse,
por tanto, en la forma

en que, Y es el peso volumétrico del suelo, h la profundidad del punto


considerado y k es una constante que depende de las características
del suelo.

La presión del suelo sobre una pared rígida que no sufre


desplazamientos es conocida como presión en reposo, el coeficiente k
varía dependiendo del tipo de suelo, siendo más alto en suelos
arcillosos.

Las paredes de contención se deforman ligeramente bajo la acción de


la presión del suelo, lo que puede provocar una reducción en el empuje
ejercido por el suelo. Al tender la pared a alejarse del relleno, se forma
un plano de deslizamiento y una cuña de suelo es la que ejerce la
presión, y que el ángulo del plano de esta cuña depende del ángulo de
fricción interna del suelo.

El muro es empujado contra el suelo y este reacciona con una presión


mucho mayor, conocida como empuje pasivo.

La magnitud de las presiones se determina usualmente con la teoría de


Rankine que define para el coeficiente k dos valores según se trate de
empuje activo, ka, o de empuje pasivo, kp. Cuando la superficie de
relleno es horizontal, los dos valores se determinan con las expresiones

La tabla 3.8 incluye propiedades de los suelos recomendadas para la


determinación de los coeficientes de empuje.

Estos valores deben tomarse sólo como indicativos, ya que las


condiciones de compactación y humedad pueden hacer variar
grandemente dichos valores. En particular, en suelos arcillosos si la
probabilidad de que se encuentren saturados no es despreciable, es
recomendable tomar Φ=0, con lo que el coeficiente de empuje resulta
igual a la unidad, lo cual corresponde a un empuje del orden del doble
del que se obtiene en condiciones normales.

Cuando parte de la estructura se encuentra sumergida, la presión


hidrostática se suma al empuje de tierras, lo que puede resultar en
presiones considerablemente mayores que las de la tierra cuando el
nivel freático se encuentra por debajo de la estructura. Esto puede ser
la causa principal de fallas en muros de contención y otras estructuras.

La presión hidrostática en la zona sumergida es igual a la suma de la


presión hidrostática y una presión de suelo calculada con la expresión
usual, pero en la que Y se toma como la diferencia entre el peso
volumétrico del suelo saturado y el del agua. Esto se debe a que la
flotación reduce el peso efectivo del suelo.

Es más económico eliminar el empuje hidrostático mediante la


instalación de drenes convenientemente situados que canalizan el agua
en el interior o el exterior del muro en lugar de proyectar la estructura
para soportar estos empujes.

el terreno retenido por el muro tiene que soportar una sobrecarga debida
a tráfico o a materiales almacenados en la superficie. El incremento de
presiones ocasionado por una sobrecarga uniforme por unidad de área,
w, se puede determinar convirtiendo esta carga en una altura
equivalente de suelo, H', con peso volumétrico Y, arriba del nivel del
terreno, igual a

También puede suceder que la superficie del terreno retenido por el


muro sea inclinada. En este caso la dirección de las presiones ejercidas
por el suelo es la misma de la superficie, pero el componente horizontal
del empuje no cambia.
Hundimientos Diferenciales

Los hundimientos provocan fuerzas internas en una estructura, sólo si


ésta es hiperestática y si sus apoyos tienen movimientos distintos
(hundimientos diferenciales). Los hundimientos excesivos deben
evitarse aun cuando sean uniformes, ya que, si bien no afectan la
estructura, interfieren con el correcto funcionamiento de la construcción.

Los hundimientos de los apoyos de una estructura dependen de las


características del subsuelo y las rigideces relativas entre la estructura,
la cimentación y el suelo. Su cálculo requiere consideraciones conjuntas
de teoría de las estructuras y de mecánica de
suelos. Si se conocen los hundimientos, se pueden cuantificar sus
efectos en la estructura. Sin embargo, debido a que los hundimientos
ocurren lentamente en el tiempo, se producen efectos no lineales que
modifican los resultados obtenidos de un análisis elástico resuelto
empleando las mismas propiedades de rigidez de la estructura usada
en el análisis por cargas gravitacionales.

Los efectos de las deformaciones impuestas tienden a disiparse a


medida que la estructura se deforma más, por lo que fenómenos como
agrietamiento y flujo plástico en estructuras de concreto y giros locales
en juntas de acero pueden liberar total o parcialmente la estructura de
los efectos de los movimientos diferenciales de sus apoyos.

No se revisa la estructura para los efectos de los hundimientos


diferenciales, sino que se diseña su cimentación apropiadamente de
manera que los hundimientos se mantengan dentro de límites tales que
sus efectos puedan ser disipados por deformaciones inelásticas de la
estructura.

El RCDF específica para estructuras de concreto que las deformaciones


a largo plazo se calculen como las determinadas para cargas de corta
duración multiplicadas por el factor:

en que p’ es la cuantía de refuerzo de compresión.

Las fuerzas internas que resultan por efecto de hundimientos


diferenciales deben considerarse como efectos de acciones
permanentes.

Cargas de lluvia, nieve y granizo

En regiones con condiciones climáticas extremas, los reglamentos


establecen cargas equivalentes para tener en cuenta la ocurrencia de
fenómenos atmosféricos excepcionales, que se consideran como
acciones accidentales. En construcciones localizadas donde son
posibles grandes nevadas, es importante obtener datos locales sobre la
magnitud del fenómeno para tomarlo en cuenta en el diseño de los
elementos de techumbre. El peso de la nieve en el techo es menor de
lo que podría pensarse, y el peso volumétrico aumenta con la
compactación y la duración. Para la nieve, los reglamentos también
especifican el valor de un periodo de recurrencia de 50 años para el
diseño. La lluvia puede producir cargas importantes en techos planos
cuando hay un mal funcionamiento de los desagües, y la carga de lluvia
puede llegar a ser mayor que la carga viva especificada en techos
inclinados. Por último, el granizo produce un efecto similar al de la nieve
y, por lo tanto, es importante tener en cuenta su magnitud en el diseño
de los elementos del techo.

El peso volumétrico del hielo adherido se ha determinado en


aproximadamente 900 kg/m3. Para un cable de diámetro d, se tiene una
carga por unidad de longitud de:
● Para clima extremadamente severo 0.45 + 0.035d, kg/m.
● Para clima moderadamente severo 0.11 + 0.017d, kg/m, en que d
está dado en mm.

Efectos en cambios volumétricos


Los materiales que componen una estructura sufren cambios en sus
dimensiones debido a acciones como las variaciones en la temperatura
y en la humedad. Estos cambios volumétricos producen movimientos
relativos entre diversos puntos de la estructura por los que se inducen
fuerzas internas si la estructura no tiene libertad para moverse.

Cambios de temperatura
Los materiales se dilatan al elevarse su temperatura y se contraen
cuando ésta se reduce. Dentro de un amplio intervalo, la magnitud de
las deformaciones es proporcional a la variación de temperatura y el
factor de proporcionalidad se denomina coeficiente de dilatación
térmica, el cual se expresa como:
El coeficiente de dilatación, α, es igual al incremento, Δε, de
deformación unitaria que sufren las fibras del material si están libres
para deformarse, dividido entre el incremento de temperatura que causa
dicho incremento de deformación. α, se expresa por tanto en unidades
de 1/°C.

Efectos del Viento

Los vientos son movimientos horizontales de masas de aire debidos a


diferencias de presión en las distintas zonas de la atmósfera y a la
rotación terrestre. Estos movimientos ocurren constantemente; sin
embargo, para el diseño estructural interesan esencialmente los vientos
que tienen velocidades muy grandes y que se asocian a fenómenos
atmosféricos excepcionales. Por tanto, el viento se trata en el diseño
como una acción accidental desde el punto de vista de las
combinaciones de carga en que interviene y de los factores de carga
que se deben adoptar.

La ley que describe la variación de la velocidad de viento con altura,


reducida de mediciones con anemómetros colocados en diferentes
posiciones, se representa por ecuaciones del tipo:

la velocidad, V, a una altura z, se relaciona con la velocidad, Vo, a una


altura de referencia, Zo multiplicada por una potencia ex de la relación
Z/Zo. El exponente α depende esencialmente de lo accidentado del
terreno.

Para el diseño interesa la fuerza total ejercida sobre una superficie. Ésta
se obtiene integrando el diagrama de presiones sobre la cara en estudio
y suele expresarse en función de una presión media por la cual debe
multiplicarse la superficie expuesta y que se determina como:

en que CD es el factor de forma, llamado también factor de empuje, para


el objeto.
Procedimiento de diseño por viento

El efecto del viento debe analizarse en relación con las fuerzas que se
inducen sobre el sistema principal de la estructura y que, por tanto,
afectan la estabilidad global de ésta, pero también deben analizarse los
efectos locales en elementos estructurales aislados y en elementos no
estructurales, tanto en el exterior como en el interior de la construcción.
El viento puede actuar en cualquier dirección, en general, y debe
investigarse cuál es la dirección que produce efectos más desfavorables
en la estructura. En edificios regulares y en otras estructuras comunes
es suficiente revisar en forma independiente la acción del viento en dos
direcciones ortogonales que coinciden con los ejes principales del
sistema estructural.

En las estructuras comunes será suficiente considerar el efecto estático


del viento determinando las presiones o succiones que actúan en
dirección perpendicular a la superficie expuesta al viento. La
determinación se basa en la ecuación presentada anteriormente

La densidad del aire, e para condiciones estándar (temperatura de 15°C


y presión a nivel del mar), vale 0.125 kg-seg2/m.

Si la velocidad de diseño VD se expresa en m/seg. Cuando, corno es


usual, la velocidad de viento se expresa en km/h, la expresión torna la
forma empleada en los códigos

en que p es presión o succión en kg/m 2 y Cp el factor de forma para la


construcción o elemento estructural local.

La densidad del aire varía según la temperatura y la presión y, por tanto,


según la altitud del sitio sobre el nivel del mar. Para sitios con altitud
significativa, la expresión anterior debe corregirse multiplicándola por el
factor
en que h es la altitud en km.

En el planteamiento del RCDF la presión de diseño por efecto de viento


se determina con la expresión

en que el producto CzK corresponde a la corrección por altura y


rugosidad.

El factor de forma de la construcción expuesta al viento, Cp permite


obtener un promedio de las presiones ejercidas sobre el área en
estudio, de manera que se pueda usar la presión calculada como
uniformemente distribuida sobre toda el área.

Acciones en estructuras marítimas

Las obras portuarias y de protección costera incluyen estructuras


importantes, como los rompeolas y los muelles; asimismo hay
estructuras relevantes apartadas de la costa, como las plataformas de
exploración y explotación petrolera y las conducciones submarinas.
Las fuerzas de oleaje son particularmente críticas en las estructuras
alejadas de la costa y en los rompeolas. En los muelles y atracaderos
las fuerzas debidas al impacto de las embarcaciones suelen regir el
diseño.

Efectos de oleaje
Las características del oleaje dependen esencialmente de la velocidad
del viento que lo genera y podrá establecerse una correlación entre los
dos fenómenos.
Las partículas de agua que forman una ola no se trasladan, sino que
oscilan describiendo una trayectoria aproximadamente circular.

El oleaje puede definirse por tres parámetros principales:

a) La altura de la ola, H, que se mide de cresta a valle. Hay que


prestar atención a que la elevación máxima de la ola sobre el nivel de
aguas tranquilas es mayor que H/2, ya que la superficie del agua sufre
un levantamiento global, ho, de manera que la elevación de la cresta
resulta H/2 + ho y la profundidad del valle, H/2 – ho.

b) La longitud de la ola, L1, o sea la distancia entre dos crestas


sucesivas.

c) El periodo de la ola, T, o sea el tiempo que transcurre para que


una partícula haya desarrollado un ciclo completo de su movimiento y
vuelva a ocupar la misma posición. El periodo y la longitud de la ola se
relacionan con la expresión L =

Para determinar la acción del oleaje sobre una estructura se requiere


primero determinar los parámetros de la ola de diseño y después
calcular el efecto de esta ola en la estructura.

El procedimiento más usual para fijar la ola de diseño es a partir de la


correlación entre ésta y el viento que la genera, y de la suposición de
una velocidad de viento que tiene un periodo de recurrencia prefijado.

La altura del oleaje depende esencialmente de la velocidad del viento,


de su duración y de la máxima distancia sobre la cual el viento puede
actuar sin perturbaciones geográficas, "fetch".
Acerca del efecto de la ola en una estructura, se distinguen dos casos
extremos que cubren la mayoría de las estructuras marítimas:

a) empuje de la ola sobre una pared vertical rígida que provoca el


rompimiento de la ola, como en rompeolas y muros costeros.

b) efecto de la ola en elementos estructurales pequeños que no


alteran el movimiento de oleaje, como en pilotes de muelles o en tubos
de plataformas marinas.

De los procedimientos más sencillos y que dan resultados similares a


los de análisis más refinados, destaca el propuesto por Minikin que
supone que el agua alcanza una altura igual a 1.66H sobre el nivel de
aguas quietas y que la presión aumenta linealmente desde el punto más
alto hasta el de aguas quietas donde alcanza el valor:

en qué Y es el peso volumétrico del agua de mar. Desde ese nivel hasta
el fondo marino se supone que esa presión se mantiene constante.
En el caso en que la ola pasa alrededor de un obstáculo, como puede
ser un tubo vertical, la desviación local del flujo de agua produce efectos
muy semejantes a los del viento estudiados anteriormente; aquí el fluido
es agua, en el viento es aire. El flujo se separa del obstáculo creando
áreas de empuje y de succión y dando lugar a una fuerza de arrastre
global que es función, como en el caso del viento, del área expuesta, de
la densidad del fluido y del cuadrado de su velocidad, así como de un
coeficiente que depende de la forma del objeto

La fuerza de arrastre, fD, por unidad de altura del objeto resulta:

en que CD es el factor de empuje, Y el peso volumétrico del agua, g es


la aceleración de la gravedad, D el diámetro del tubo o el ancho de la
sección expuesta al flujo, y u la velocidad horizontal que tendría la
partícula del fluido en el punto en estudio si no existiera el obstáculo; el
producto IuI*u se emplea en lugar de u2 para detectar el sentido de
contribución de cada partícula de agua a la fuerza de arrastre, de
manera que si la velocidad u es negativa la presión fD resultante
también lo sea.

La continua aceleración y desaceleración de las partículas de agua


induce, además, sobre el obstáculo una fuerza de inercia que depende
de la aceleración del agua en el punto en estudio, de la densidad del
agua y del volumen de agua desplazado por el objeto; la fuerza de
inercia por unidad de altura del objeto resulta:

en que Cr es un factor que depende de la forma del objeto y ü es la


aceleración del agua en el punto. La suma de los dos efectos
proporciona la presión total de la ola en un punto sobre el objeto a través
de la que se conoce como la fórmula de Morison.
La fuerza total sobre el objeto será la integral de las presiones sobre su
longitud. La aplicación de la fórmula de Morison implica el conocimiento
del perfil completo de la ola y de la velocidad y aceleración del agua en
cada punto, tanto en la superficie como a diversas profundidades.

El más sencillo de estos modelos lo da la teoría de la ola lineal o de Airy,


que supone que el perfil de la ola es una senoide, de manera que las
alturas de ola en el instante en que la cresta pasa por el origen quedan
definidas por la expresión siguiente:

y la velocidad horizontal en un punto cualquier por

la aceleración horizontal por

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