RESUMEN:

Los derechos colectivos del trabajo tienen su origen y explosión en Europa con la Revolución
Industrial, y es reconocido como uno de los grandes episodios de la historia humana. Aunque sus
traumatismos no fueran instantáneos, sino largamente preparados y prolongados en el tiempo,
generando en suma una nueva civilización o una nueva cultura.

En países latinoamericanos como Perú y Chile, el movimiento sindical ha tenido menor importancia
que su par europeo, sin perjuicio de algunas enmiendas legales que se han basado en contratos
colectivos, como fue el caso de la indemnización por años de servicio.

La creación de la jornada normativa de 8 horas, la protección contra accidentes de trabajo y luego

el fuero sindical y la estabilidad laboral, en el caso de Perú. "El decreto de 19 de enero de 1919
establecía una octava hora del día en el Perú, este logro fue posible gracias a la tenaz lucha de los
trabajadores, representados por la Central Obrera de Lima”.

Retrasos de varias décadas con respecto a Europa o América por factores “el proceso de
industrialización tardía que condujo al surgimiento de los sindicatos se ha retrasado en nuestro
continente por factores de diversa índole.

La Constitución de 1920, que era de corte liberal, fue la primera en la historia del Perú en contener
disposiciones laborales, aunque se limitó a delegar a la legislación el desarrollo de ciertos derechos
como: La seguridad, salud e higiene en el trabajo; las jornadas de trabajo; y las remuneraciones, en
la medida en que no se aceptaba la manifestación más importante del sindicato: la huelga, posee
ciertas características de la etapa del reconocimiento, en la medida en que el legislador ya empezó
a reconocer una serie de derechos

Benavides, se redactó una gran cantidad de leyes laborales, se permitieron las horas
extraordinarias, se ampliaron las leyes sobre enfermedades profesionales, se celebraron contratos
de trabajo y se distinguieron de los lugares de servicio. Así, el 1 de mayo de 1944 se funda la
Confederación de Trabajadores de la CTP del Perú. Entre 1944 y 1947 se registraron 294 sindicatos.
Contrariamente a lo que se cree, el Estado fue el primero en acatar el decreto de que los derechos
de los trabajadores individuales se regulaban primero por el contrato de trabajo, para controlar las
huelgas, los sindicatos y la negociación colectiva. Así, desde 1970, con la expedición de la Ley de
Estabilidad Laboral - DL 18471, su creación estimuló la constitución de organizaciones sindicales, ya
que por primera vez en nuestro país se creó la estabilidad absoluta del empleo con la condición de
que laboraran tres meses.

Según el Dr. Carlos Blancas: La estabilidad laboral al asegurar la permanencia del trabajador en la
empresa, la protección contra el despido arbitrario, le garantiza el ejercicio de sus derechos
colectivos y libertades sindicales. A partir de agosto de 1990, las medidas económicas laborales
introducidas por el gobierno de Fujimori, la liberalización de los despidos, la flexibilización laboral y
la privatización de la empresa estatal redujeron la afiliación sindical, debilitaron y paralizaron el
movimiento sindical en general, esto está relacionado con la liberalización de la economía y, se han
sacrificado los derechos laborales.

Prueba de ello es el hecho de que la Corte Constitucional de Perú haya realizado, en la última
década, lo que Sanguineti llamó la reestructuración de la legislación laboral peruana sobre sus
bases constitucionales. había sido cortado por ley. Asimismo, los jueces laborales de primera
instancia y de la Corte Suprema han sustituido la afectación de este derecho por leyes .
es de ayuda Weller, quien señala que se ha registrado un descenso del nivel de sindicalización por
efecto de los siguientes factores: la crisis económica de los años ochenta, que redujeron la
afiliación a los sindicatos.

Finalmente, podemos observar que, así como sucedió a inicios de los años 30, cuando hubo
ataques directos contra los sindicatos, podemos notar que estos ataques permanecen el día de hoy
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pero no de manera directa donde el gobernante clausuraba los locales sindicales o atacaba
físicamente a sus representantes, los cuales impiden que los trabajadores puedan reclamar sus
derechos de forma colectiva mediante la huelga.