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EL 3 DE MAYO EN MADRID

La obra de El 3 de mayo en Madrid tiene un estilo neoclasico o romántico y un tema


histórico o alegórico. Tiene una medida de 3,47 X 2,65cm con un tecnica de oleo sobre tela,
localizado en el Museo del Prado, de Goya.
La composición se articula en dos grupos: a la izquierda, una hilera de personas que ha
sido, es o será ejecutada; a la derecha, el pelotón de soldados alineados en diagonal, sin
mostrar el rostro.
La luz, que ilumina a los personajes de la izquierda y deja en la penumbra a los soldados de
la parte derecha, refuerza la diferenciación de los dos grupos.
La figura que tiene los brazos alzados y parece encararse a los soldados se convierte en el
foco central de la obra, alrededor del cual se distribuyen el resto de figuras.
Una línea alta del horizonte convierte al espectador en un protagonista más y al mismo
tiempo, potencia el realismo del tema representado.
GovA muestra la expresividad de los personajes a partir de escorzos violentos y con una
sabia descripción de sus actitudes: miedo, terror, resignación, heroísmo; etc. Los soldados
franceses parecen autómatas.
GOYA abandona el heroismo del neoclasicismo para ocupar otro puesto con luz propia; se
aparta de las convicciones pictóricas vigentes y se vincula a la iconogra fía tradicional del
martirio en la pintura española.
La gama cromática es muy reducida y las pinceladas largas y abiertas potencian el
dramatismo.
El cuadro pertenece al género de la llamada pintura histórica, en la que se na rian
acontecimientos reales o literarios.
Este tipo de pintura llegó a constituir la ocupación mas importante para un pintor de la corte.
La acción se sitúa en la montaña del Príncipe Pío desde donde es visible, el cuartel del
Conde-Duque, cuya arquitectura se dibuja al fondo de la composición.
Las mujeres se habían unido a la lucha y fueron también víctimas. La figura del hombre con
los brazos en cruz se relaciona con la crucifixión de Jesús, mientras que los colores amarillo
y blanco, simbolizan la Iglesia, y la luz es una metáfora de la asistencia divina a los
condenados a muerte.
Se desconoce cuál era la función de estos cuadros pintados por Goya.

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