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Trayecto en Migraciones internacionales en Argentina.

Procesos contemporáneos y
desafíos educativos

Módulo 1: Pensar las migraciones internacionales en el mundo actual

Clase 2: Miradas y modelos sobre las migraciones


internacionales

Migrantes y migraciones. ¿Quién dice qué?

Los términos o conceptos escritos en verde están definidos o explicados


con mayor detalle en el Glosario del Módulo

https://youtu.be/Gj3VqinoPK0

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En la clase anterior nos referimos a la multiplicidad de situaciones
englobadas bajo el término migración y aludimos a la centralidad del
accionar de los Estados a la hora de comprender las migraciones
internacionales contemporáneas. Destacamos que, en nuestros días, la
movilidad está restringida por numerosísimos controles en los que se
escrutan los motivos por los cuales las personas desean cruzar las fronteras,
y a partir de los cuales se autorizan o no sus cruces.

También hicimos referencia a algunos de los muchos términos que suelen


utilizarse para hablar de las personas que han cruzado una frontera
internacional. Algunos de estos términos se refieren a categorías jurídicas
establecidas en leyes nacionales (extranjero, inmigrante, extracomunitario,
no-Mercosur) o en instrumentos internacionales (tales como la Convención
de Ginebra sobre el Estatuto del Refugiado): refugiado, solicitante de asilo.
Otros recogen las maneras en que las personas hablan de sí mismas
(exiliado, expatriado, latino). Sin demasiado esfuerzo podemos recordar
muchas palabras más (casi siempre estigmatizantes) que a menudo utilizan
quienes no son extranjeros ni migrantes para referirse a ellos:
indocumentado, clandestino, sin papeles, ilegal, sudaca, bolita, paragua,
brasuca, etcétera.

Varias de estas palabras aparecen frecuentemente en ámbitos


institucionales, en medios de comunicación y en el habla cotidiana.
Muestran no solo cuán diversas pueden ser las personas que se desplazan
territorialmente, sino también lo diversas que son las personas que hablan
de ellas y los relatos e imágenes que se construyen sobre su figura.
Evidentemente, los procesos migratorios en sí —y muy especialmente las y
los migrantes como tales— son foco de muchas miradas y sujetos de
muchos discursos.

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Con distinto énfasis, en esta clase nos detendremos en cuatro de esas miradas:

● la mirada de los medios de comunicación;

● la mirada de los organismos de derechos humanos;

● la mirada del Estado;

● la mirada de las ciencias sociales.

Los portales de noticias, los diarios, la radio y la televisión “dicen cosas” acerca de las
personas migrantes. Si bien los distintos medios de comunicación tienen cada uno su
propio perfil y su propia agenda mediática, es habitual que presenten a las personas
migrantes como “sospechosas” o como el “chivo expiatorio” de diversos problemas
sociales: la desocupación, el trabajo no registrado, la inseguridad, el narcotráfico, las
enfermedades, la insuficiencia de servicios públicos, la crisis de vivienda, etcétera,
etcétera, etcétera. Puesto que los medios no son monolíticos, también es usual que
destaquen el aporte inmigratorio a la gastronomía o la vitalidad de celebraciones y
prácticas folklóricas tales como carnavales, murgas o diabladas. Además, la masificación
de Internet y de las redes sociales ha permitido que las comunidades migrantes
produzcan y difundan sus propios contenidos, cuenten sus propias historias y den sus
propias versiones de los hechos. Con la inmediatez del momento y la fuerza de la
imagen, los medios de comunicación y las redes son una voz poderosa, tanto para
reforzar como para disputar discursos y representaciones.

Otra voz significativa está constituida por los diversos organismos vinculados a la
promoción y protección de los derechos humanos. A través de la ratificación y entrada
en vigor de los principales instrumentos de derechos humanos de las Naciones Unidas,
los Estados firmantes se comprometen a promover y respetar, sin discriminación,
estándares comunes de protección dentro de su territorio. Para ello, deben adecuar sus
leyes nacionales de modo de cumplir con los estándares de derecho internacional, e
informar periódicamente acerca de las acciones emprendidas. Puesto que los pactos y

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convenciones de las Naciones Unidas cuentan con comités de seguimiento, también las
personas particulares pueden denunciar directamente violaciones de derechos. De este
modo, en las últimas décadas se fortaleció significativamente la protección de los grupos
más vulnerables (mujeres, niños y niñas, personas migrantes, refugiados/as, personas
con discapacidad) y se reforzaron los principios de igualdad y de no discriminación en el
acceso a derechos.

Estos son los principales tratados y convenciones de las Naciones Unidas para la
protección de los Derechos Humanos:

- Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de


discriminación racial (1965).
- Pacto Internacional de derechos civiles y políticos (1966).
- Pacto Internacional de derechos económicos, sociales y culturales (1966).
- Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer (1979).
- Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes (1984).
- Convención sobre los derechos del niño (1989).
- Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los
trabajadores migratorios y sus familiares (1990).
- Convención Internacional para la protección de todas las personas contra la
desaparición forzosa (2006).
- Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad (2006).

A través de estos enlaces pueden acceder a información acerca de los instrumentos y


mecanismos del derecho internacional de los derechos humanos

Mecanismos: https://www.ohchr.org/es/instruments-and-mechanisms/international-
human-rights-law

Instrumentos: https://www.ohchr.org/es/core-international-human-rights-instruments-and-
their-monitoring-bodies

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Desde numerosos espacios vinculados a la protección de derechos (y también desde los
medios de comunicación) se denuncian de manera sistemática la vulneración, la
explotación y el abuso de personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo en
distintas partes del mundo. Por ejemplo, los miles que mueren cada año en altamar
porque se hunden las precarias naves que, a precios usurarios, los transportan a través
del Mar Mediterráneo. O quienes arriesgan su vida en la travesía desde América Central
hacia Estados Unidos. O los varones, mujeres, niños y niñas trasladados con engaños
para su posterior explotación sexual o laboral en otro país.

También los Estados “hablan” a través de un conjunto de prácticas, entre ellas la


legislación migratoria o de extranjería y los procedimientos administrativos que
establecen para tramitar las solicitudes de asilo (por ejemplo, si las personas pueden
esperar el resultado de su solicitud circulando libremente por el país o retenidas en un
centro de refugiados). Las leyes migratorias regulan las condiciones de ingreso, de
egreso y permanencia de las personas extranjeras, así como los distintos tipos de
permisos de residencia que autorizan a realizar ciertas actividades y limitan otras. La
legislación también indica cuáles son los derechos de las personas extranjeras (que han
variado significativamente a lo largo del tiempo y entre distintos países) y qué cosas
puede hacer el país de destino cuando las personas no cumplen la ley migratoria. Hoy
en día, todas las legislaciones migratorias —la argentina incluida— restringen o
condicionan fuertemente el acceso al trabajo registrado por parte de personas
extranjeras, y se reservan el derecho de expulsar o deportar (por diversos motivos) a los
extranjeros que residen en su territorio. En algunos países, la irregularidad migratoria es
tipificada como un delito (y no como una infracción) y puede conducir al
encarcelamiento.

Y por supuesto, las personas “comunes y corrientes”, en infinitas situaciones cotidianas,


expresan de múltiples maneras su “opinión” acerca de las personas migrantes.

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Un día estaba en el supermercado haciendo las compras con mi hijo en el
cochecito. Cuando termino, me pongo en la cola para pagar. En eso, viene un
señor y dice “permiso”, y se pone delante de mí. Primero pensé que iba a
preguntar algo, pero no, se quedó ahí. Entonces le digo “Señor, yo estoy
delante de usted”. Me contestó que de ningún modo yo podía ir delante de
él, porque él era argentino y yo era extranjera. Me reí, porque pensé que era
broma, pero el tipo siguió, y me dijo: “¡No! ¡Uno tiene que aguantárselos a
ustedes en la calle, en el hospital y también en el supermercado! Usted tiene
que ir detrás de mí porque usted es negra y yo soy argentino”. Luego me dijo
que la sangre mía y la de él no eran iguales, y me dijo “negra de mierda,
vuélvete a tu país”. Las demás personas estaban indignadas, la cajera llamó
al de seguridad…

Relato de una mujer dominicana en Comodoro Rivadavia, 2014.

Las ciencias sociales (la historia, la sociología, la economía, la antropología, la


demografía, la geografía) también llevan décadas analizando los procesos migratorios y
proponiendo modelos para describirlos y comprenderlos. A continuación hablaremos de
esos modelos, de su utilidad y de sus limitaciones.

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Los modelos de las ciencias sociales

https://youtu.be/VTKgBSyasMU

Como ya hemos señalado, el rótulo “migración” engloba situaciones muy diversas


respecto a los lugares de origen y de destino, a quiénes migran (y quiénes no), a sus
motivos para migrar, a sus trabajos en el país de origen y de destino, etcétera. ¿Cómo
pensar de manera ordenada y sistemática todas estas situaciones, tan diversas entre sí?
¡Recurriendo a modelos!

En términos generales, los modelos postulan relaciones (o conexiones) entre distintos


elementos o variables, tales como la nacionalidad y el país de destino; el género y la
ocupación; o la condición migratoria y el empleo registrado. A partir de estas
conexiones, los modelos nos permiten orientar nuestra mirada en el infinito de “lo
observable” y enfocar nuestra atención en determinados aspectos de los procesos y a
determinadas características de las personas que son parte de esos procesos. Por
ejemplo: su género, su grupo de edad, su nivel educativo, o su posición dentro de su
familia de origen (¿son p/madres de niños y niñas de corta edad? ¿tienen m/padres de
edad avanzada? ¿son hermanos/as mayores con responsabilidad por el bienestar de
hermanos/as menores?)

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Los modelos se construyen a partir de la investigación de situaciones concretas y de la
producción y análisis de información cuantitativa y cualitativa. Puesto que están
“atados” a lo que ocurre (y lo que ocurre, cambia), los modelos suelen revisarse,
modificarse, descartarse o acotarse, según cambien nuestras preguntas, nuestros datos
y la información que surge del trabajo de campo. Los modelos nos permiten encontrar
regularidades o patrones (hechos o situaciones que se repiten), y de ese modo nos
ayudan a entender las lógicas y las dinámicas de las migraciones. Es decir: aquellos
aspectos de las migraciones que no se relacionan con las características singulares de
una persona (por ejemplo, su “espíritu aventurero”) sino con los aspectos estructurales
de las sociedades, por ejemplo: dificultades para el acceso a la propiedad rural; cambios
en las formas de trabajar; la incorporación masiva de las mujeres al mercado de trabajo;
deterioros súbitos de los ingresos debido a procesos inflacionarios; etcétera.

El estudio sobre los procesos migratorios comenzó a fines del siglo XIX. En 1885, Ernest
G. Ravenstein, un geógrafo y cartógrafo anglo-germano, escribió un artículo
denominado “Las leyes de las migraciones”. A partir del análisis del censo de población
inglés de 1881, Ravenstein se esforzó por demostrar que las migraciones no ocurrían
de manera aleatoria o azarosa (es decir: que no cualquier persona migraba hacia
cualquier lugar por cualquier motivo), sino que presentaban ciertas regularidades o
patrones. Las regularidades que encontró Ravenstein refieren a los motivos de las
migraciones (por qué las personas migran), a las distancias recorridas (quiénes migran
“cerca” y quiénes “lejos”), a la direccionalidad (rural-urbana en ese entonces; desde qué
países hacia qué países en la actualidad) y a la presencia diferencial de mujeres y
varones, entre otras cuestiones. En relación al género, Ravenstein notó que las mujeres
migraban más que los varones, pero a distancias más cortas. En un segundo artículo,
publicado en 1889 y para el que había analizado datos de veinte países más, confirmó
sus hallazgos iniciales.

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El género en los procesos migratorios

En las migraciones ultramarinas (1850-1930) predominaban los varones


jóvenes con limitada educación formal. Hasta mediados del siglo XX,
entre los migrantes limítrofes hacia Argentina, la participación de los
varones era significativamente mayor a la de las mujeres. Sin embargo, a
partir de la década de 1960 comenzó a aumentar la presencia de mujeres
en las corrientes migratorias.

En las décadas posteriores, las investigaciones desde las ciencias sociales profundizaron
en las causas, los efectos, los motivos y los mecanismos de los traslados. Las principales
preguntas sobre los procesos migratorios internacionales han apuntado a indagar
quiénes son, dentro de una comunidad dada, las personas que migran, y cuáles son sus
características estructurales comunes. También se indagó acerca de las características
de los lugares de origen de las personas migrantes, los motivos de la migración y por
qué se privilegian ciertos destinos por sobre otros.

Asimismo, se han hecho preguntas relativas a los medios de transporte, la asistencia


(económica o de otra índole) y la información con que las personas cuentan para
trasladarse entre lugares de origen y lugares de destino. Otras preguntas refieren a qué
cosas hacen las personas en sus destinos migratorios (por ejemplo: trabajar) y qué cosas
no hacen (por ejemplo: votar). Y por supuesto, bajo diversos marcos conceptuales, las
ciencias sociales también se han preguntado acerca del impacto o de los efectos de la
migración en las sociedades de destino y acerca de la asimilación, integración, inclusión
o acceso a derechos de las personas migrantes.

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En términos generales, podemos afirmar que cualquier intento de
descripción, explicación o modelización de las migraciones internacionales
busca responder, con mayor o menor detalle, las siguientes preguntas:

1. ¿Cuáles son las fuerzas estructurales que promueven la emigración?


Es decir: ¿por qué migran las personas? ¿Cuáles son las características
estructurales de sus comunidades de origen que impulsan la
migración?

2. ¿Cuáles son las fuerzas estructurales que atraen inmigrantes? Es


decir: ¿por qué van hacia determinados lugares (y no hacia cualquier
lugar)? ¿Qué hay en esos lugares (trabajo, servicios, etc.) que hace que
tenga sentido dirigirse hacia allí?

3. ¿Cuáles son las motivaciones, aspiraciones u objetivos de las


personas individuales y singulares que “responden” a estas fuerzas?
Es decir: ¿quiénes son las personas que migran? ¿Qué características
estructurales comparten? [Género, edad, nivel educativo, tipo de
ocupación, posición dentro de la familia, etcétera.]

4. ¿Cómo se conectan, en todos los sentidos, las regiones de origen de


migrantes con las regiones de destino? Es decir: ¿cómo migran las
personas? ¿Qué medios de transporte usan? ¿Con qué dinero pagan
los pasajes? ¿Cómo obtienen la información necesaria? ¿A quiénes
conocen en el lugar de destino?

5. ¿Cuál es el papel que desempeñan los Estados en las distintas


dimensiones de estos procesos? ¿Quiénes pueden cruzar qué
fronteras, y con qué tipo de documentos o permisos (tales como
visas)? ¿Quiénes pueden quedarse en el país al que migraron? ¿Por
cuánto tiempo pueden quedarse? ¿Qué pueden hacer en el país de

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destino? (¿Trabajar? ¿Estudiar? ¿Comprar propiedades? ¿Casarse?)
¿Y qué no pueden hacer? ¿Qué puede hacer el Estado del país de
destino con las personas migrantes? ¿En qué casos puede dejar de
renovarles los permisos de residencia, o deportarlas o expulsarlas?

Estas preguntas y sus diversas respuestas dieron lugar a modelos descriptivos o


explicativos distintos y a menudo complementarios. No obstante, la noción de que la
migración presenta patrones o regularidades geográficas y sociales está presente en
todos ellos. Existe un consenso básico de que las personas no migran al azar: no todas
tienen las mismas “chances” de convertirse en migrantes, ni quienes migran lo hacen
hacia cualquier destino.

Los párrafos a continuación resumen los modelos o perspectivas más usuales


elaborados desde las ciencias sociales para analizar los procesos migratorios. Quienes
deseen profundizar en la temática pueden consultar el texto de Joaquín Arango indicado
como bibliografía complementaria a esta clase.

Los modelos push-pull (o de expulsión y atracción)

Una primera respuesta a las preguntas señaladas más arriba fue provista por los
modelos push-pull, o de expulsión y atracción, que sostienen que las migraciones son el
resultado de la desigual distribución geográfica (entre regiones o entre países) de
capital y trabajo, y que las personas migran para maximizar sus beneficios, es decir: para
obtener mayores ganancias a partir de su trabajo. Según estos modelos, ciertos lugares
tienen excedentes de mano de obra (sobran trabajadores y trabajadoras, y hay
desocupación), en tanto que otros tienen excedentes de capital (capitalistas que tienen
dinero para invertir pero no tienen dónde invertirlo) y escasez de mano de obra: pocos
trabajadores, lo cual significa pocas oportunidades para el capital vinculado a la
producción o la industria.

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Así, se supone que las personas migran hacia los sitios donde la escasez de mano de obra
eleva los salarios (como hay pocos trabajadores, les pagan mejor para retenerlos), hasta
que los diferenciales se equilibran: a medida que aumentan los migrantes en el lugar de
destino (atraídos por los mejores salarios) los salarios descienden por la mayor oferta
de mano de obra. En general, este modelo se propuso para describir las grandes
migraciones transoceánicas que ocurrieron entre mediados del siglo XIX y las primeras
décadas del siglo XX, cuando, entre otras cuestiones, casi no había restricciones para el
desplazamiento de las personas.

La perspectiva push-pull se centra exclusivamente en la dimensión económica. Supone


que las personas toman decisiones migratorias sobre la base de información completa,
“objetiva” y accesible (es decir que conocen los salarios brutos y netos, los costos de
vida, los obstáculos que deberán sortear, etc. etc.) y a partir de esa información realizan
un cálculo racional de costos y beneficios. Por supuesto, esto rara vez ocurre de este
modo: la información disponible siempre es incompleta y está “teñida” por los canales
a través de los que circula: parientes, conocidos, agencias laborales, reclutadores,
páginas web, etcétera.

La perspectiva push-pull no explica por qué las personas que migran se dirigen
a determinados destinos (que no necesariamente son los más “lógicos” en
términos económicos) ni toma en cuenta las restricciones para los cruces de
las fronteras. Asimismo, los modelos push-pull minimizan el hecho de que las personas
están inmersas en relaciones sociales (típicamente: la familia). Las decisiones no se
toman autónomamente, ni en abstracto, ni desde la más pura racionalidad económica,
sino en relación con estos otros lazos de parentesco y afectivos que remiten a
necesidades, expectativas, proyectos, deseos y obligaciones.

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La nueva economía de las migraciones

Otros modelos (habitualmente denominados “nueva economía de las migraciones


laborales”) analizan las migraciones en relación a los hogares o las unidades domésticas,
es decir: como resultado de una decisión familiar. Desde esta perspectiva, lo que se mira
no es a la persona individual (como en los modelos push-pull) sino a la familia. Se
considera que las familias pueden repartir su fuerza de trabajo entre el hogar, el
mercado laboral local, o un destino migratorio. Por ejemplo: algunas de las mujeres de
la familia se quedarán en la casa, a cargo de las tareas reproductivas y de cuidado; otros
integrantes trabajarán en el lugar de origen (como agricultores, comerciantes,
jornaleros, obreros/as, empleados/as, etc.); y otros migrarán y trabajarán en el país de
destino.

Desde esta perspectiva, que analiza a la familia o a la unidad doméstica como un


conjunto, la finalidad de la migración no es solo la maximización del beneficio (como en
los modelos push-pull), sino también la minimización del riesgo a través de la
diversificación del trabajo familiar. El migrante aporta a la familia remesas (monetarias
o en bienes) que permiten sostener los gastos corrientes (comida, ropa, educación,
transporte) o atender situaciones puntuales tales como malas cosechas, enfermedades,
desempleo en la localidad de origen, etcétera. La expectativa es que, a través de la
migración de algunos de sus integrantes, la familia pueda mejorar su nivel de vida en
relación a la comunidad local.

A diferencia de los modelos push-pull, aquí el énfasis está puesto en cómo


se toma la decisión de migrar y en las características de la comunidad de
origen. Estos modelos no nos dicen mucho acerca de por qué los migrantes
llegan a ciertos destinos y no a otros, cómo llegan a ellos, y por qué hacen allí lo que
hacen. No obstante, han sido útiles para describir procesos tales como los que ocurren
entre México y Estados Unidos; o entre Argentina y sus países vecinos.

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Mercados de trabajo duales o segmentados

Otras perspectivas analizan principalmente las características de los mercados de


trabajo (o de las oportunidades laborales) en los lugares de destino de los migrantes.
Destacan que determinadas regiones o países tienen una demanda permanente y
estructural de fuerza de trabajo barata y flexible (es decir: un gran efecto de atracción o
pull). Estas sociedades presentan mercados de trabajo duales o segmentados, a
menudo con demanda estacional o fluctuante para ocupaciones que requieren mano de
obra intensiva.

Una parte del trabajo se contrata a través de puestos “en blanco”, o trabajo registrado,
con estabilidad y cumplimiento de las regulaciones laborales. Estos puestos, donde la
inversión de capital suele ser importante, son en general para los nativos. También
existen actividades que tienen poca inversión de capital y requieren trabajadores escasa
o medianamente calificados dispuestos a laborar largas horas en empleos que además
suelen ser precarios, informales y mal pagos. Este tipo de trabajo suele ser realizado por
trabajadores migrantes, “baratos” en términos de costos laborales ya que muchas veces
su situación documentaria irregular “autoriza” su explotación. Esta es la distinción a la
que se alude con la noción de mercados duales o segmentados: ciertos trabajos para las
personas nacionales; ciertos otros trabajos para las personas migrantes.

En Argentina hay dos ejemplos clásicos de esta situación: la construcción y el trabajo


doméstico. Ambos rubros (escasamente mecanizados y signados por la informalidad
laboral durante décadas) precisan mano de obra intensiva y han sido históricamente
grandes empleadores de migrantes, tanto internos como internacionales: el trabajo en
la construcción para varones migrantes y el trabajo doméstico para mujeres migrantes.
A su vez, la existencia de estas oportunidades laborales en las grandes ciudades ha
funcionado como un factor de “atracción” para varones y mujeres de países vecinos,
consolidando cadenas y redes migratorias que se han extendido a lo largo de dos
generaciones.

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Esta perspectiva ayuda a entender por qué las personas migrantes acceden
mayoritariamente a ciertos puestos de trabajo, complementarios de los
trabajos de los nacionales. Pero no se pregunta por qué las personas
migran ni cómo se toma la decisión de migrar: da por sentado que migran para
emplearse en esos trabajos precarios.

Modelos de redes migratorias y capital social

Otros modelos, que en conjunto podemos llamar modelos de redes o de capital social,
hacen hincapié en el estudio de los mecanismos por los cuales se producen los
traslados. Es decir que no se preguntan tanto el por qué, sino que miran el cómo.
Sostienen que uno de los efectos de las migraciones es la creación de redes
interpersonales que vinculan a las personas en los lugares de origen y de destino, y que
la existencia de estas redes no solo facilita sino que también promueve la migración.

La expansión y el afianzamiento de estas redes (por las que circula principalmente


información pero también bienes y dinero, y en ocasiones personas) reducen los costos
y los riesgos de la migración, ya que facilitan el traslado, el acceso al trabajo, a la vivienda
y orientan al recién llegado en la sociedad de destino. La migración puede ser una
decisión individual o familiar, pero cada movimiento migratorio tiende a promover o
facilitar migraciones futuras en la medida en que consolida un mecanismo (complejo,
por cierto) de circulación de personas. Vale la pena destacar que estas redes no se
integran únicamente con personas migrantes, sino que incluyen a gestores varios
(formales, informales y clandestinos), instituciones gubernamentales y organizaciones
de la sociedad civil –entre ellas las que asisten en la obtención de documentación en los
lugares de destino—.

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En conjunto, todos estos modelos “miran” lo mismo: personas que cruzan
fronteras internacionales. Sin embargo, cada modelo pone el foco o el
énfasis en distintos elementos (o variables) del mismo cuadro. En ese
sentido, todos los modelos son productivos y provechosos, y nos permiten
identificar, describir y comprender regularidades o patrones en distintos
ámbitos.
Sin embargo, estas modelizaciones se ocupan muy poco de nuestra quinta
pregunta, a saber: ¿cuál es el papel que desempeñan los Estados en estos
procesos? Joaquín Arango argumenta que en el mundo actual “la libre
circulación de los trabajadores es la excepción y su restricción la norma”, y
que en nuestros días, a la hora de explicar las migraciones, las cuestiones
políticas y administrativas pesan más que las salariales. La posibilidad
concreta de trasladarse está ligada a “los títulos jurídicamente habilitantes
para ingresar a un país que poseen algunas personas”: es decir, a su
capacidad efectiva de cruzar regularmente determinadas fronteras
internacionales en virtud de acceso a visas especiales, acuerdos de doble
nacionalidad o invocación del derecho a la reunificación familiar (Arango,
2003:7).

Por eso enfatizamos que las trayectorias migratorias actuales no pueden


pensarse atendiendo únicamente a las dimensiones económicas o laborales
en las regiones de origen o de destino, sino que resulta indispensable tomar
en cuenta los marcos normativos que regulan la entrada y la permanencia
de personas extranjeras.

Provenientes de muy diversos ámbitos (el sentido común, el Estado, los


organismos de derechos humanos, los medios de comunicación, las ciencias
sociales) y más o menos estructuradas, estas miradas, a menudo

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contradictorias, también construyen discursos y generan potentes
representaciones sociales que aportan a los debates políticos y a las
agendas nacionales y regionales sobre cuestiones migratorias. Además, en
la medida en que estas representaciones sociales circulan, se refuerzan, se
debaten o se impugnan, son sin duda parte de lo que se dice, lo que se
escucha, lo que se pregunta y lo que se responde en el ámbito de la escuela.

En el Foro de la clase 2 - Miradas y modelos dialogaremos sobre los


contenidos presentados en esta clase.

Actividades
1. Una trayectoria migratoria internacional (Parte 2)

En la clase anterior les pedimos que contactaran a alguna persona que hubiera
emprendido una migración internacional en los últimos veinte años y que comenzarán
a conversar con ella.

● “Chusmeen” los relatos que fueron elaborando sus colegas en sus respectivas
wikis.
● A partir de los contenidos presentados en esta clase ¿qué otras preguntas le
harían a esa persona? ¿Qué información le pedirían que ampliara para
comprender los aspectos estructurales de su proceso migratorio? Es decir:
cuestiones que no refieran a emociones o aspectos subjetivos, sino preguntas
que les permitan posicionar o ubicar la experiencia migratoria de esa persona en

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un contexto social, económico y político más amplio. Por ejemplo, pueden
preguntarle:
○ Respecto a los diferentes y sucesivos trabajos que tuvo en su destino
migratorio. ¿Sus oportunidades laborales, sus condiciones de trabajo y
sus ingresos eran similares a las de las/los nacionales de ese país?
○ ¿Esos trabajos estaban relacionados con sus estudios o con sus
experiencias laborales previas a la migración?
○ En relación al acceso a la vivienda y a la salud: ¿dónde y con quiénes vivía?
¿Cómo llegó a esa vivienda? ¿Se mudó muchas veces? Cuando se
enfermaba ¿dónde se atendía?
○ ¿La persona inició o continuó estudios formales?
○ ¿Cómo se comunicaba con sus familiares y amistades en su país de
origen? ¿Enviaba dinero u otros bienes para su familia?
● Escriban en su wiki todas las preguntas que agregarían. Elijan dos o tres que les
parezcan más relevantes para compartirlas en el Foro “Una trayectoria
migratoria” y discutirlas con sus colegas y tutor o tutora.
● Luego del intercambio en el foro, vuelvan a contactar a la persona con la que
vienen conversando, para hacerle esas preguntas y registrar sus respuestas.

2. Escuchar otras voces

● Sin duda, conocen abundantemente lo que los medios de


comunicación masiva dicen habitualmente acerca de las personas
migrantes en Argentina. Por eso, en esta actividad les proponemos
que “revisen” Internet en busca de medios de comunicación
gestionados por comunidades migrantes.

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● Elijan alguno que les haya parecido interesante (expliquen por qué).
Compartan el enlace y sus reflexiones en la sección “Escuchar otras
voces” del Foro “Información y recursos”.

¡Spoiler alert! Hay muchísimas radios de, para y por migrantes que se pueden
escuchar por Internet.

Material adicional
El Pasaje: historias de migraciones y transformaciones. Conducido por Kevin Johansen.
Un podcast original de OIM Argentina, en colaboración con Posta. Agosto - octubre de
2020.

El pasaje - Historias de migraciones

Migrante - Cortometraje animado. Disponible en


https://www.youtube.com/watch?v=7qJDu-rMxl4

Bibliografía de referencia
Arango, J. (2003). La explicación teórica de las migraciones: luz y sombra. Revista
Migración y Desarrollo, n° 1. En: https://www.redalyc.org/pdf/660/66000102.pdf

Pacecca, M. I. (2015). Módulo Nro.: 1 La inmigración en la Argentina contemporánea.


Sujetos y trayectorias en mirada antropológica. Curso: Postítulo en Enseñanza de las
Ciencias Sociales en la escuela primaria. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la
Nación.

19
Ravenstein, E. G. (1885). The Laws of Migration. Journal of the Royal Statistical Society.
Vol. 48, pp. 167-227. Londres.

Créditos
Autora: María Inés Pacecca

Cómo citar este texto:


Pacecca, María Inés (2022). Módulo Nro. 1: Miradas y modelos sobre las migraciones
internacionales. Curso: Pensar las migraciones internacionales en el mundo actual. Buenos Aires:
Ministerio de Educación de la Nación.

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