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¿Cómo es posible que la misma película provoque estados emocionales tan diferentes? La
respuesta obvia es que estamos ante tres personas distintas, y por lo tanto, podemos prever que
van a reaccionar de forma diferente. Eso es cierto, pero podemos ser más precisos. Son personas
distintas porque han tenido vidas distintas, experiencias distintas, vivencias distintas. Y esa
historia personal peculiar de cada uno les ha hecho tener una forma genuina e irrepetible de
pensar. Y ahí está la clave. Han sentido emociones distintas porque han interpretado de forma
distinta las escenas de la película.
Pepe pensó algo parecido a: «Este director es un genio. En cada película mejora. Qué planos,
qué diálogo, qué personajes tan bien construidos... qué gozada».
Andrés pensó: «¡Vaya timo! Este director ha perdido su identidad y se ha vendido al cine
comercial. No hay historia, no hay trama, solo es... una forma de vender. ¡Qué estafa!».
Y Gabriel, sin embargo, pensó: «Al personaje principal de la película le pasó lo mismo que a
mí. Perdió a su padre cuando era pequeño y su vida fue muy dura. Y tuvo que crecer solo».
Esto es lo que llamamos el modelo ABC. Al contrario de lo que la mayoría de la gente cree, no
son solo las situaciones (A) las que provocan las emociones y los comportamientos (C), sino la
combinación de las situaciones (A) más los pensamientos o interpretaciones (B) lo que activa
las emociones y los comportamientos (C).
A no provoca C
En otras palabras, para sentirnos o actuar de una determinada manera, primero tenemos que
pensar de la forma precisa para activar esas emociones y esas formas de actuar. Para sentir o
hacer, primero hay que pensar. Esa es la naturaleza humana.
Escribe tres A, B, C de enfado que hayas experimentado en esta última semana: A (situación):
_________
B (pensamientos): _________
C (emoción y conducta): _________
A (situación): _________
B (pensamientos): _________
C (emoción y conducta):_________
A (situación): _________
B (pensamientos): _________
C (emoción y conducta): _________
2. LA TERAPIA COGNITIVA
Si una parte muy importante de nuestro malestar tiene que ver con los pensamientos, parece
razonable que un objetivo terapéutico sea cambiar la forma de pensar cuando nos sentimos mal.
Y eso lo hacemos por medio de la Terapia Cognitiva.
Es como jugar al científico. Los científicos estudian un determinado fenómeno y cuando creen
tener una explicación del porqué emiten una hipótesis; una posible explicación. Pero he ahí la
parte importante. Esta hipótesis la creen solo si son capaces de demostrarla. Ya postulada la
hipótesis, se somete a análisis experimental. Si el resultado de la investigación soporta o avala la
hipótesis, esta se admite como válida y se convierte en ley. Pero si la hipótesis no se puede
demostrar, se rechaza y vuelta a empezar; se busca una nueva hipótesis.
Muchas veces, en realidad casi siempre, creemos firmemente que por el mero hecho de pensar
algo, ese pensamiento o interpretación es válido. No nos paramos a analizar si realmente lo es.
La Terapia Cognitiva consiste en aprender a parar y examinar la validez de los pensamientos, su
demostrabilidad o no, antes de aceptarlos como verdad absoluta.
Para ello, partimos de dos prerrequisitos que sustentan todo este trabajo:
1. Cualquier pensamiento puede ser cambiado. Mucha gente cree que los pensamientos, por ser
«internos», son incambiables. No es así, de hecho modificamos pensamientos a diario.
Para analizar un pensamiento usamos cuatro tipos de preguntas como guías o normas del juego:
Preguntas que evalúan la intensidad de la emoción que provocan los pensamientos objeto de
análisis. Si la emoción es muy intensa, nos desborda, haciéndonos perder el control de lo que
sentimos y de cómo actuamos. Esos pensamientos son inadecuados y haremos bien en
rechazarlos.
• ¿Para qué me sirve?
Preguntas que cuestionan el lenguaje que usamos para expresar los pensamientos. Los
pensamientos inadecuados suelen expresarse con un lenguaje rígido, extremo, demandante,
descalificativo, de blanco o negro: «Eres un...», «No deberías haber...», «Tendrías que...»
«siempre...», «nunca...».
• Practica la Discusión Cognitiva con los pensamientos de las tres secuencias A-B-C que
registraste.
Pensamiento 1: _________
Discusión:
1. ¿Qué pruebas tenemos?
2. ¿Cómo me hace sentir?
3. ¿Para qué me sirve?
4. ¿Qué palabras estoy utilizando?
Conclusión:
¿Es un pensamiento adecuado o no?
Pensamiento alternativo. ¿Qué podría pensar en vez de lo que pensé?
• Practica la Discusión Cognitiva con los pensamientos de las tres secuencias A-B-C que
registraste.
Pensamiento 2: _________
Discusión:
1. ¿Qué pruebas tenemos?
2. ¿Cómo me hace sentir?
3. ¿Para qué me sirve?
4. ¿Qué palabras estoy utilizando?
Conclusión:
¿Es un pensamiento adecuado o no?
Pensamiento alternativo. ¿Qué podría pensar en vez de lo que pensé?
• Practica la Discusión Cognitiva con los pensamientos de las tres secuencias A-B-C que
registraste.
Pensamiento 3: _________
Discusión:
1. ¿Qué pruebas tenemos?
2. ¿Cómo me hace sentir?
3. ¿Para qué me sirve?
4. ¿Qué palabras estoy utilizando?
Conclusión:
¿Es un pensamiento adecuado o no?
Pensamiento alternativo. ¿Qué podría pensar en vez de lo que pensé?