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La idea principal del ensayo de Bajtín La palabra en la novela, está apoyada

en una hipótesis polémica: “el estudio del arte verbal puede y debe trascender el
divorcio entre el enfoque meramente abstracto y formal y el tratamiento
ideológico.” (Bajtín: 1981) Para Bajtín, la forma y el contenido en el discurso son
uno solo, el discurso verbal constituye en esencia un fenómeno social, son el
fenómeno social por excelencia, ésta es una idea que no podemos dejar al
margen en la interpretación crítica de la estilística del género que emprende el
pensador ruso, contraponiendo a la tendencia abstracta y normativa, individualista
y subjetiva del lenguaje un ensayo dialógico e histórico donde la naturaleza del
mismo se devela en los momentos marginales del relato oficial de la cultura.

La novela por excelencia es un género literario y da cuenta de los procesos sociales que vive
el hombre. Resultado de ésta afirmación pone al arte literario en conflicto y lo replantea en
su metodología de estudio, no sólo la palabra novelesca entendida como material lingüístico
sino también como un hecho social. De este modo, la forma y el contenido, entiéndase por
forma un esquema de representación lógico (un modo de representación) y por contenido,
una valoración ético-estética hacia un objeto, convirtiéndose así en objeto estético; ambos
conceptos: forma y contenido, “van unidos en la palabra entendida como fenómeno social”
(Bajtín, 1989:77). En este sentido, la palabra puramente artística va unida al fenómeno
literario como elemento representativo de la sociedad: “toda obra literaria tiene
internamente, inmanentemente, un carácter sociológico” (Bajtín, 1991: 191).
Los problemas de la palabra en la novela apuntan al desarrollo estilístico de un modo o
sistema que sea capaz de reconocer su verdadero valor, el del discurso poético en la
novelística y así no deben centrarse o ser subordinados a otros temas aislados como la
descripción del lenguaje del novelista o a su estilo individual, la falta de la forma poética en
la novela merece un replanteamiento de lo que es la poética y cómo ésta se incluye en los
procesos de la novela, de la prosa. Tendrá entonces la estilística que ocuparse de una
direccionalidad del discurso poético en la novela, empezando por reconocer el hecho poético
en la prosa y de la gran diferencia con la poesía, además de dar razón de la novela como un
arte literario que se adentra en los problemas estilísticos y no simplemente los temáticos,
dándole un significado artístico y no como lo planteaban algunos autores desde su método
formal, desde la idea de un discurso extraartístico y lejos de una estilística original. El
progreso de la poética en la novela se culminará en el estudio de la palabra novelística y en
su estilística como un proceso de comprensión activa, de respuesta, concepto que más
adelante desarrollaré y que Bajtín lo toma para darle una explicación al discurso poético
dentro de la construcción de la palabra en la novela.
Las dificultades de la “estilística contemporánea y la novela” se reducen en una falta de
apreciación del discurso poético en la novela. El análisis estructural de la estilística de la
novela y la consideración extraartística de la misma por parte de algunos formalistas oculta
el carácter del estilo novelesco, es decir, el diálogo social, el plurilingüismo, el movimiento
del tema sobre los lenguajes que aparecen en la novela, etc. “La novela es la diversidad
social, organizada artísticamente, del lenguaje; y a veces, de lenguas y voces individuales.”
(Bajtín, 1989: 81). El desarrollo del estilo novelesco no se daba en principio por algunos
dilemas: sobre si es o no palabra poética, sobre si es o no parte de un discurso artístico o
solamente la novela es un fenómeno lingüístico de la palabra, puramente retórico como lo
pensaban algunos teóricos formalista (Zhirmunski, Spiet, Eichenbaum, Vinogradov). Al
considerar la novela como algo extraartístico, los estudios que se sometieran a la obra
literaria no iban a cumplir con el todo novelesco.
En la estilística tradicional los estudios sobre la novela tienen dos variantes, uno sobre el
lenguaje del novelista o el estilo individual y otro sobre algunas unidades estilísticas
subordinados a la obra como el todo novelesco, estos son: la narración hecha por el autor,
estilización de formas orales costumbristas o formas semiliterarias costumbristas (cartas,
diarios), formas extraartísticas (razonamientos filosóficos, morales y científicos) y el
lenguaje individualizado de los personajes. En otras palabras, la estilística tradicional se
posiciona como: “La tarea de conocer el estilo individual del escritor – independientemente
de toda tradición, de toda obra contemporánea y en su totalidad como sistema lingüístico – y
su organización estética, debe preceder a toda investigación histórica” (Vinogradov, 1978:
81). Sin embargo, Bajtín señalará que estos estudios no reconocen la palabra de la novela
como palabra poética, sino que sugieren que ésta sólo se encuentra por defecto en la poesía.
La novela es un género literario. La palabra novelesca es palabra poética, pero no
se inscribe realmente en los límites de la concepción que actualmente se tiene de
ésta. En la base de tal concepción se hallan algunas premisas limitativas. La
concepción misma, en el proceso de su formación histórica (...) estaba ligada a
ciertas tendencias históricas de la vida ideológica literaria. Por eso, toda una serie
de fenómenos quedaron fuera de su horizonte. (Bajtín, 1989: 87).
Este estado limitativo “ideológico literario” como “tendencia histórica” relaciona dos
conceptos que son: ideología y lenguaje: “No consideramos el lenguaje como un sistema de
categorías gramaticales abstractas, sino como un lenguaje saturado ideológicamente, como
una concepción del mundo” (Bajtín, 1989: 88). En un sentido estricto el “universo
ideológico verbal”, en donde se conjunta y expresan las ideas, el hablante toma una actitud
directa con su lenguaje singular (único) y éste se concreta en el monólogo del individuo, estos
dos polos: el lenguaje único y el individuo que utiliza ese lenguaje es donde se condiciona la
palabra ideológica para actuar en el mundo y expresarse de cierta manera ante él (concepción
del mundo); su carácter limitativo y excluyente radica en el principio categórico de una
fuerza de unificación, el lenguaje único actúa como fuerza de unificación y centralización
(Bajtín lo llama fuerza centrípeta). El lenguaje único es una categoría en donde se expresa la
centralización o unificación del lenguaje ideológico a través de los procesos históricos: “El
lenguaje único no viene dado, sino que de hecho se impone siempre.” (Bajtín, 1989: 88). De
este modo, la filosofía del lenguaje, la estilística y la lingüística, surgieron de ese lenguaje
único, por lo tanto sus orientaciones en el discurso poético son repleciones o expresión de
esa ideología literaria ya que éstas obedecen a normas lingüísticas y estilísticas que se
imponen. (Ejemplo en el segundo párrafo de la página 89).

En el diálogo Bajtín nos va a decir: la palabra expresa al objeto, pero esta es ajena. En este
sentido, la palabra ajena se constituye como palabra viva en modelación y de la cual se
puede evidenciar la influencia del otro para determinar el objeto. La palabra en su orientación
dialógica como palabra ajena hace parte de la conciencia social(plurilingüe) que forma al
objeto, la dependencia de éste es el reflejo de la palabra viva (palabra hablada) en la novela y
frente a ella se adhiere la palabra ajena como orientación de carácter dialogístico, sin ignorar
la dialogización de la palabra interna entendida como la actitud que toma el hablante frente a
la palabra ajena y de ella se produce la elaboración artística, que es pura del estilo prosístico
y le da cualidad de arte a la prosa, la introduce en el discurso poético entendida desde los
lenguajes y el plurilingüismo, ya sea en su aspecto intencional y de comprensión activa.
Para Bajtín el diálogo nos remite inmediatamente a una respuesta y una compresión del otro,
a esta comprensión le va a llamar activa o de respuesta y éste en el proceso comunicativo
social va a delimitar la palabra viva a los discursos que actúan en ella, en especial, el de la
palabra novelística o de prosa. Es decir, en un diálogo entre palabras se orienta la intención
de la palabra hacia una comprensión activa ya sea del hablante hacia el oyente, del autor
hacia al lector, y se condiciona su propósito al dar una respuesta. La comprensión activa da
un conocimiento del plurilingüismo dialogizado, puede ser entendida como un acto
comunicativo intencional, y de hecho lo es en forma de diálogo, el otro sea en la presencia de
la palabra ajena o en el receptor es un horizonte y así se establece una acción dialogal.
En la vida real del lenguaje, toda comprensión concreta es activa: abarca lo que
debe ser comprendido en el propio horizonte objetual-expresivo y está
indisolublemente ligada a una respuesta, a una objeción o aun consentimiento
motivado. En cierto sentido, la supremacía pertenece a la respuesta como
principio activo: crea un terreno propicio al entendimiento, lo dispone activo e
interesante. (…) La comprensión y la respuesta están dialécticamente fundidas
entre sí, y se condicionan recíprocamente; no pueden existir la una sin la otra.”
(Bajtín, 1989: 97).
Para llegar a un fundamento más propicio acerca del tema de la palabra en la novela y de su
diferencia con la palabra de la poesía trataré ambos conceptos de forma comparada. Primero,
sobre el carácter de dialógico que aparece en el roce con la palabra ajena y de la actitud que
se tiene ante ella, es decir, la dialogización de la palabra interna, la cual es parte del estilo
prosístico o el elemento artístico que se encuentra especialmente en la novela. La palabra en
la novela es palabra de un diálogo social, plurilingüe. La prosa da cuenta de unos hechos
sociales, de una realidad ajena de voces y acentos diferentes y variados. Esto se debe porque
en la novela: “ el hombre parece sentirse directamente dentro del mundo como dentro de
una totalidad, sin ninguna clase de instancias intermedias, fuera de toda colectividad social a
que pertenecen” (Bajtín, 1989:196).
La palabra en la novela es palabra dialógica, esta se inscribe en el desarrollo centrífugo de
descentralización ideológica en el plurilingüismo a través de sus formas compositivas –
parodia, sátira, polémica-, no pretende ser una sola verdad sino que en ella se encuentran
diferentes formas de ver el mundo, puntos ideológicos, costumbres ajenas y la posición que
tomo yo frente lo ajeno. En sí, ya como parte propio del estilo de la novela.
La palabra en la novela parece tener un problema de fondo intenso en su estilo y en relación
al plurilingüismo (fuerza centrífuga) y el dialogo, se dirá entonces que la palabra (sea cual
sea) en un sentido centrífugo del lenguaje tiene relación con el objeto como una mirada
múltiple y ajena. La necesidad del otro: “Desde mis ojos están mirando los ojos de otro”.
(Bajtín, 1996: 78). Es decir, la palabra entra en diálogo y necesita de la figura del otro para
poder realizarse (comprensión y respuesta).
El prosista-artista levanta en torno al objeto dicho plurilingüismo social, hasta
construir una imagen completa, plena de resonancias dialogísticas, evaluadas
artísticamente, para todas las voces y tono esenciales de tal plurilingüismo”
(Bajtín, 1989: 96).

Segundo, en oposición a lo dicho anteriormente, está la palabra poética o monológica que se


encuentra orientada a un lenguaje único y regulado por un conjunto de normas lingüísticas y
estilísticas que estimulan el discurso poético. Este lenguaje pretende ser única ley, la palabra
en poesía actúa directo con el objeto: “la palabra se sumerge en la riqueza inagotable y en la
contradictoria diversidad del objeto, en su naturaleza “virgen”, por eso no representa nada
fuera del marco de su contexto” (Bajtín, 1989: 95). La palabra en la poesía es palabra
monológica, es una verdad única, esto se relaciona con el lenguaje único idealizado,
limitativo, y de normas lingüísticas y estilísticas. El poeta prescinde de las intenciones en la
utilización de su lenguaje único e ideológico, impone un horizonte socio-ideológico de su
concepción de mundo, limita y afirma un horizonte poético constructivo (Por ejemplo
algunos movimientos poéticos: modernismo, creacionismo, dadaísmo, surrealismo). El
poeta crea un lenguaje directo con el objeto, por eso es monológico, es su ley, su “lenguaje
providencial”.
El hombre se realiza a su sociedad a través del lenguaje, además, el hombre necesita del
diálogo para poder ser y actuar en el mundo, para poder comunicarse. El hombre solo, nada
más que él no existe, existe es una suerte de individualidad o posición propia frente lo ajeno,
en la novela está lo ajeno y el yo en medio, en cambio en la poesía el yo se va a situar en el
interior. El hombre gusta de ver la variedad plurilingüe de la novela, se refleja a ella y tolera
los demás puntos de vista acerca del objeto sin ninguna insistencia, porque en la novela no
sólo va estar una conciencia ideológica sino varias, una conciencia múltiple, estable y
dispuesta. Entonces, el estilo novelesco depende de una estilística adecuada: “estilística
sociológica”, la cual debe ocuparse de la prosa y de su lado artístico-representativo que es el
plurilingüismo.

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