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1.
Este capítulo del texto de Bajtín trata el tema de los géneros discursivos. Resalta su
complejidad, y la importancia que posee para la lengua como sistema lingüístico.
La segunda parte del texto aborda de forma más amplia el tema del enunciado como
unidad de la comunicación discursiva. Inicia exponiendo las relaciones, y,
especialmente, las diferencia entre esta unidad, y las unidades de la lengua (la palabra
y la oración). Hace una breve reseña histórica sobre las teorías de la comunicación
escrita durante el siglo XIX. Entre estas destaca la utilizada por Saussure, que se basa
en el “hablante y el oyente”, a su vez, utiliza esta para explicar su teoría de la
“comprensión del discurso” por parte del oyente. De igual manera, plantea las
diferencias existentes entre el enunciado y la oración y la palabra. Posteriormente trata
el problema de la expresividad en el discurso y en las palabras. También trata el tema
del discurso oculto, así como hacia quién se dirige este. Aborda también el tema de la
prefiguración y la concordancia que puede tener el destinatario del discurso, así como
el problema de la concepción del destinatario dentro del mismo. Culmina este capítulo
dando unas conclusiones generales acerca de lo estudiado en el discurso, el
enunciado, la palabra y la oración.
Las tesis que en mi opinión son las más relevantes son las siguientes
2
Ibídem. Pág. 248.
* En cualquier esfera existen y se aplican sus propios géneros, que responden a las
condiciones específicas de una esfera dada; a los géneros les corresponden diferentes
estilos. Una función determinada (científica, técnica, periodística, cotidiana) y unas
condiciones determinadas, específicas para cada esfera de la comunicación discursiva,
generan determinados géneros, es decir unos tipos temáticos, composicionales y
estilísticos de enunciados determinados y relativamente estables. 3
* Toda comprensión real y total tiene un carácter de respuesta activa y no es sino una
fase inicial y preparativa de la respuesta (cualquiera que sea su forma). También el
hablante mismo cuenta con esta activa comprensión pasiva, que tan solo reproduzca su
idea en la cabeza ajena de alguien, sino que quiere una contestación, consentimiento,
participación, objetivo, etc.4
*Una de las causas de que en la lingüística se hayan subestimado las formas del
enunciado es la extrema heterogeneidad de estas formas según su estructura
(primarios: conversaciones cotidianas, platicas íntimas entre amigos y la familia; y
secundarios: obras literarias, científicas, textos especializados, etc.) y, sobre todo,
según su dimensión (extensión discursiva): desde una réplica que consiste en una sola
palabra, hasta una novela. Una extensión marcadamente desigual aparece también en
los géneros discursivos orales. Por eso, los géneros discursivos parecen ser
inconmensurables e inaceptables como unidades del discurso. 7
3
Ibíd. Pág. 252.
4
Ibíd. Pág. 258.
5
Ut Supra. Pág. 260.
6
Estética de la Creación Verbal. Mijaíl Bajtín. Pág. 264.
7
Ibídem. Pág. 271.
*Todo enunciado es un eslabón en la cadena de la comunicación discursiva, viene a ser
una postura activa del hablante dentro de una u otra esfera de objetos y sentidos. Por
eso cada enunciado se caracteriza ante todo por su contenido determinado referido a
objetos y sentidos.8
* El análisis estilístico que abarca todas las facetas del estilo, es posible tan solo como
análisis de la totalidad del enunciado y únicamente dentro de aquella cadena de la
comunicación discursiva, cuyo eslabón inseparable representa este enunciado. 11
8
Ibíd. Pág. 274.
9
Ibíd. Pág. 279.
10
Estética de la Creación Verbal. Mijaíl Bajtín. Pág. 285.
11
Ibídem. Pág. 290.
2.
Bajtín inicia su texto dando tempranamente una descripción detallada del método del
escritor ruso Fiódor Dostoievski. Comienza afirmando que este autor es el creador de la
novela polifónica, formando un nuevo género novelesco. La pluralidad de voces y
conciencias independientes, así como las voces autónomas, son su principal
característica. En sus obras, la pluralidad de caracteres y destinos no se desenvuelve
en único mundo objetivo, creado por la visión unitaria del autor, sino que combina la
diversidad de las conciencias autónomas con sus mundos correspondientes, formando
la unidad de un determinado acontecimiento. Posteriormente se refiere a los estudios
críticos que se han hecho sobre su obra. Dice que el principal direccionamiento de esta,
es el de la monologización filosófica. Menciona autores como Rozanov, Volynski y
Shestov, los cuales han tratado de colocar la pluralidad de conciencias de Dostoievski
en un marco sistemático y monológico, recurriendo a la antinomia y la dialéctica. En vez
de una interacción de varias conciencias autónomas, existe una de ideas,
pensamientos y situaciones centradas en una sola conciencia: la del autor. Bajtín, si
bien acepta que la antinomia y la dialéctica existen en los personajes de Dostoievsky,
estas relaciones lógicas permanecen dentro de los límites de la conciencia de cada uno
de los personajes. El mundo de este escritor es personalista. Todo pensamiento se
percibe y representa como posición de una individualidad.
El autor menciona la posición que tiene Viacheslav Ivanov, el cual, si bien fue el primero
en apreciar la originalidad estructural de Dostoievski, no pasó de ser una apreciación.
Según Ivanov, el principio de la visión del mundo de este escritor fue la afirmación del
“yo” ajeno, no como objeto, sino como otro sujeto. La consolidación de este “yo”
constituye el problema que los personajes de Dostoievski deben resolver para superar
su “solipsismo ético” y convertir al otro hombre en una realidad verdadera. Bajtín
concluye que, al final, Ivanov monologizó este principio. Ya que solo comprendió la
visión del mundo de Dostoievski como contenido temático de un mundo representado
en la conciencia del escritor. Además, al definir la obra escrita por este como novela-
tragedia, afirma que los personajes fracasan en su intento de encontrar es otro “yo”.
Otro autor, S. Askóldov, si bien logra identificar la libertad interior de los personajes de
las novelas de Dostoievski, afirma que el escritor le asignó a cada personaje su
“personalidad propia”, proporcionándoles una libertad que podría evadir la intención del
autor.
1
Problemas de la Poética de Dostoievski. Mijaíl Bajtín. Págs. 15 – 22.
Aquí, falla al no tomar en cuenta que esta fue dada por la intencionalidad del mismo, y
la introduce como en un plan calculado en su totalidad. A la postre, este autor también
monologiza a Dostoievski.
Bajtín parece estar más de acuerdo con L.P Grossman, quien ve como rasgo principal
de la novela de Dostoievski la unión de elementos heterogéneos y dispares en la
unidad de la construcción de la novela y el rompimiento del tejido narrativo, unificado e
íntegro. A pesar de que Bajtín lo ve como el primer escritor que se acerca a la
estructuración artística de sus novelas, afirma que las explicaciones de Grossman son
insuficientes. Considera que Grossman, además de identificar el principio de
Dostoievski -unión estructural de elementos heterogéneos y contradictorios-, debe
relacionarlo con la pluralidad de centros no reducidos a un común denominador
ideológico para acercarse completamente a la clave artística de sus obras: la polifonía.
Posteriormente resalta la acertada crítica hecha por Otto Kauss, quien señala la
pluralidad de posiciones ideológicas, realizadas y ubicadas con igualitaria autoridad en
sus obras, así como la extrema heterogeneidad que caracterizan a sus novelas. Esto se
explica porque las obras de Dostoievski son una expresión del espíritu del capitalismo,
ya que los mundos sociales, ideológicos y culturales que se enfrentan en la obra de
Dostoievski, antes aparecían como autónomos, orgánicamente cerrados, aislados y
comprendidos por separado. El capitalismo llegó y rompió con este aislamiento y
autosuficiencia ideológica, con su tendencia a la nivelación universal, la cual construyó
lazos de mutua dependencia entre estos. Bajtín ve esta crítica como pertinente y
coherente, ya que la época en que Dostoievski vivió e hizo sus novelas, fue la época en
que el capitalismo occidental aterrizó en la Rusia zarista, cuya sociedad se
caracterizaba por su heterogeneidad de mundos aún de carácter individual y cerrado. El
mérito que Bajtín destaca de Kaus es que se abstiene de cualquier intento de unificar
las contradicciones y acepta la heterogeneidad. 2
En cambio, la crítica hecha por V. Komaróvich no salió tan bien librada. Si bien acepta
que la unidad monológica del mundo se encuentra destruida en Dostoievski, los trozos
de realidad que este tomó no se combinan directamente con la unidad de la novela, ya
estos trozos pertenecen a un determinado personaje, a su conciencia, y si estos
fragmentos se combinaran como si fueran compatibles, en vez de obtener la unidad del
acontecimiento con varios participantes y derechos iguales, daría como resultado una
unidad vacía del acto volitivo individual.
Otro análisis interesante pero complejo fue el hecho por B.M. Engelgardt. Él afirma que,
con respecto al héroe, Dostoievski no describió la vida de los héroes, sino la de la idea
dentro ellas.
2
Ibídem. Págs. 33 - 36.
Bajtín también resalta la opinión de A.V Lunacharski, quien subraya que todas las voces
que tienen un papel realmente importante en la novela, representan un punto de vista
del mundo. Adicionalmente, este autor sitúa embriones de polifonía en los dramas de
Shakespeare, en Cervantes y en Rabelais, y, aunque Bajtín acepta que estos autores
pueden tener ciertos rasgos de polifonía, se mantiene firme en su posición
reconociendo a Dolstoievski como el fundador de una auténtica polifonía. Este análisis
de Lunacharski es considerado por Bajtín como un análisis genético de la polifonía de
Dostoievski, correcto desde la perspectiva histórica. 3 Otro autor que identificó
apropiadamente el método de este escritor fue V. Shklovski. Afirma que la disputa, la
lucha entre las voces ideológicas, son la base del estilo de Dostoievski, aunque en su
investigación sobre este, le interesa, más que la polifonía, las fuentes históricas y
biográficas de dichas disputas. Concluye que las disputas quedaron sin conclusión para
su tiempo, así como la naturaleza inconclusa de sus personajes.
3
Ibíd. Págs. 55 – 59.
Son estas las críticas literarias más importantes a Dostoievski que menciona Bajtín. Se
puede ver que se encuentra de acuerdo en varios puntos especialmente con el análisis
que sobre su obra artística hizo L.P Grossman, a quien considera un buen reconocedor
y crítico de Dostoievski.
3.
A Dostoievski no le interesa el héroe como un fenómeno de la realidad que posea
rasgos sociales típicos, y caracterológicamente firmes y estables, ni como una imagen
compuesta de atributos objetivos con un sentido unitario, que sirvan para identificarlo.
El héroe .para Dostoievski es tanto un punto de vista sobre el mundo como de sí
mismo, como una posición que valora la actitud del hombre hacia su realidad
circundante y hacia él mismo. A él no le interesa mostrar qué es lo que el héroe
representa para el mundo, sino lo que representa el mundo para él. Los elementos que
componen su imagen no son rasgos de la realidad, de sí mismo o de su entorno, sino lo
que significa estos para su autoconsciencia. El héroe introduce a los lectores en su
horizonte, en su autoconsciencia. Mientras tanto, en el horizonte del autor, esta
permanece pura como objeto de visión y representación. La dominante artística de la
estructuración de la imagen del héroe es la auto- consciencia. Esta de por sí es
suficiente para romper la unidad monológica del mundo artístico, pero esto solo se
cumple si el héroe como autoconsciencia se representa y no se expresa, es decir, que
no llegue a ser un portavoz de la conciencia del autor. La condición de autoconsciencia
se mantiene si los acentos de esta permanecen realmente objetivados, y si en la obra
se conserva la distancia entre él y el autor. Dostoievski no construye al héroe de
palabras que le sean ajenas, de definiciones neutras, representación de un carácter o
temperamento, ni una imagen objetivada del héroe en general, sino de la última palabra
del héroe sobre sí mismo y su mundo.4
4
Ibíd. Pág.82.
En segundo lugar, para lograr esto era insuficiente acudir a la realidad habitual o, como
dice Bajtin, monológica, y se necesitaba una actitud especial hacia “el hombre en el
hombre”, es decir, un realismo en un estado superior. Por último, Dostoievski no se
consideraba psicólogo.5
Bajtín destaca de Dostoievski su capacidad de penetración, el saber ver la inserción de
la desvalorización cosificante de origen económica que supo reconocer en su realidad,
en todos los poros de la vida contemporánea y en los mismos fundamentos del
pensamiento humano. Esto es visto por Bajtín como una lucha por el hombre que este
escritor emprendió a partir de sus obras. En la intención de Dostoievski, el héroe es
concebido como un discurso. El héroe es el portador de un discurso con valor completo,
no es objeto del discurso del autor. Es por eso que su discurso sobre el héroe resulta
ser un discurso sobre el discurso. Esta autoconsciencia del héroe requiere la creación
de una atmósfera que permita que su discurso se manifieste y se aclare para sí mismo,
pero ningún elemento de esta atmósfera puede ser neutral. Todo debe estar dirigido al
héroe mismo, de tal forma que se pueda percibir como la palabra del que está presente
y no como la palabra sobre el ausente (el autor). De igual forma, la libertad de los
héroes es afirmada por ellos mismos dentro de los límites de la concepción del autor.
La libertad del héroe es un momento de concepción del autor. La palabra del héroe es
creada y desarrollada por el autor, de tal modo que puede desarrollar su lógica interior e
independencia hasta el final, en tanto que esta es palabra ajena, como la
autoconsciencia del héroe. Como consecuencia, el discurso no se sale de la
concepción del autor, sino de su horizonte monológico. 6 Un rasgo muy interesante de
las obras de Dostoievski, y que Bajtín menciona apropiadamente, es la concepción de
la muerte dentro de las mismas. Para Dostoievski, la muerte se encuentra ausente en
su trabajo literario. Lo que representó en sus héroes fueron las rupturas y las crisis en
sus vidas, es decir el momento en que las vidas de aquellos se encontraban en el
umbral, permaneciendo interiormente inconclusos, ya que la autoconsciencia no puede
ser finalizada desde su interior.
4)
“- ¿Es que, efectivamente está usted convencido de que esas consecuencias tendría la
extinción en los hombres de la fe en la inmortalidad del alma?- preguntóle de pronto el
stárets a Iván Fiodórovich.
- Sí, así lo sostuve. No hay buenas acciones si no hay inmortalidad.
- ¡Feliz usted, si tal cree, suponiendo que no sea ya muy desgraciado!
- ¿Por qué desgraciado?…inquirió Iván Fiodórovich sonriendo.
- Porque lo más probable es que no crea usted ni en la inmortalidad de su alma ni
siquiera en eso que usted ha escrito acerca de la Iglesia y el problema eclesiástico.
- No bromeaba del todo, eso es verdad. Esta idea aún no está resuelta en su corazón, y
se lo tortura. Pero también el supliciado gusta a veces de jugar con su desesperación,
de puro desesperado.
Usted, por ahora, también se divierte con su propia desesperación… y con artículos en
los periódicos y polémicas en los salones, sin creer usted mismo en su dialéctica y, con
dolor de su corazón, riéndose de ella para sus adentros. En usted no está resuelta esa
cuestión, y en eso se cifra su gran amargura, porque con ahínco exige resolución.
Una definición más laica sobre Iván da Alioscha, durante su conversación con Rakitín:
¡Ay, Mischa, su alma -la de Iván- es impetuosa! Su inteligencia está cautiva, encierra
una idea magna e insoluble. Es de esos hombres que no necesitan los millones, sino
resolver una idea. (p. 81)
Bajtín también destaca la importancia que tiene la idea de Iván Karámazov de que “todo
es permitido” si no hay inmortalidad del alma. Su importancia radica en la intensa vida
dialógica que esta idea posee a lo largo de Los Hermanos Karamazov, así como las
voces heterogéneas que la adoptan.8
Dostoievski nunca deja nada fuera de la conciencia de sus protagonistas. Toda “verdad”
ajena representada en sus obras se introduce invariablemente en el horizonte dialógico
de los protagonistas de las novelas. Por ejemplo, Iván Karamázov sabe y comprende la
verdad de Zósima, y la de Dimitri, y la de Alioscha, y la verdad de su lujurioso padre
Fiódor Pávlovich. Dimitri y Alioscha comprenden igualmente todas estas verdades. 9
5)
7
Ibíd. Págs. 127 – 129.
8
Ibíd. Pág. 132.
9
Ut Supra. Pág. 112.
6)
La idea no vive en una conciencia individual. Allí, está condenada a degenerar y morir.
La idea empieza a desarrollarse, renovar su expresión verbal, o a generar nuevas ideas
solo cuando empieza a establecer relaciones dialógicas con ideas ajenas. La idea no es
una formación individualmente psicológica, con “residencia permanente” en la mente de
una sola persona, la idea es intersubjetiva. Su esfera de existencia no es la conciencia
individual, sino la comunicación dialógica entre conciencias. Según Bajtín, Dostoievski
no creaba sus ideas como los científicos, que las toman de la realidad como ideas ya
vivas. Este escritor poseía el don de escuchar a su época como diálogo enorme,
captando la interacción dialógica entres las voces.
Dostoievski jamás formaba las imágenes de sus ideas de la nada, sino que las sabía
escuchar o adivinar en la realidad existente. Para las imágenes de ideas en sus
novelas, así como para sus héroes, se pueden encontrar prototipos. Pero Bajtín aclara
que Dostoievski no copiaba ni describía sus prototipos. El destruía la forma monológica
de las ideas prototípicas y las incluía en el gran diálogo de sus novelas, en donde
empezaban a vivir una nueva vida del acontecimiento artístico. En la polifonía, los
personajes tienen cada uno su propia voz. El discurso de cada uno es autónomo, como
el del autor. No aparecen sometidos a sus imágenes objetivadas, pero a la vez, no son
portavoces del autor, tienen excepcional independencia en la estructura de la obra. Sus
voces suenan al lado del narrador, y se combinan de manera especial con la de él y
entre sus mismas voces independientes. La característica principal de la polifonía es la
existencia de la pluralidad de voces y las conciencias independientes e inconfundibles.
Esta pluralidad no se desenvuelve ni desarrolla dentro de la conciencia unitaria del
autor, sino que estas conciencias autónomas se combinan con sus mundos
correspondientes, formando la unidad de un determinado acontecimiento. Los héroes
de la novela polifónica no son solo objetos del discurso, sino sujetos del mismo, con
significado directo. En Dostoievski, la posición del autor con respecto al héroe es una
posición sostenidamente realizada de dialogismo, que defiende la independencia y el
carácter inconcluso que caracterizan al héroe. Para el autor, el héroe no es un “él” o un
“yo”, sino un “tu” con valor pleno, es decir un “yo” equitativo y ajeno (un “tú eres”). En la
obra de Dostoievski las conciencias ajenas no pueden ser definidas como objetos o
cosas. Con ellas, solo es posible una comunicación dialógica. Es decir, cuando se
piensa en estas conciencias, significa hablar con ellas, en caso contrario, estas se
cerrarán y petrificarán, mostrando su lado objetual. De esto Bajtín extrae un consejo
para autores de novelas polifónicas. Estos deben ser dialógicamente activos, porque si
no lo son, sus personajes se cosificarán y empezarán a aparecer en sus obras
fragmentos de vida monológicamente estructurados. 11
11
Ibíd. Págs. 104 – 105.
7)
13
Ibíd. 142.
El género que interesa a Bajtín es este segundo, y se caracteriza por que todos tienen
un nexo con el folclor carnavalesco. Todos reflejan, en mayor o menor medida, una
concepción carnavalesca del mundo. La literatura carnavalesca es aquella que ha
experimentado, directa o indirectamente, a través de una serie de eslabones
intermedios (el paso del tiempo y la evolución de los propios géneros), la influencia de
una u otra forma de folclor carnavalesco antiguo o medieval. Todo el género de lo
cómico-serio es un primer ejemplo de esta literatura. Este género se caracteriza porque
su punto de partida para la comprensión de la realidad es la actualidad viva y muy a
menudo cotidiana. Asimismo, este género no se apoya en la tradición, sino que se
fundamentan conscientemente en la experiencia y en la libre invención. Además, otra
particularidad es una deliberada heterogeneidad de estilos y de voces. Niegan la unidad
de estilo que caracteriza al género serio, y mantiene una pluralidad en casi todos los
aspectos.
El “diálogo socrático” (su nombre ya nos dice su origen) era un género que en un su
inicio tenía un carácter de memorias, de los recuerdos de aquellas conversaciones
reales con Sócrates, que se enmarcaban en un breve relato. Con el paso del tiempo, la
actitud libre y creativa hacia el material evitó que este género se cerrara dentro de sus
propias limitaciones, conservando tan solo el método socrático del descubrimiento
dialógico de la verdad, y la forma externa de un diálogo enmarcado en el relato. 14 Bajtín
resalta aspectos importantes con respecto a este género. En primer lugar, el método
dialógico de la búsqueda de la verdad se opone al monologismo oficial, que pretende
poseer una verdad ya hecha. La verdad no nace ni se encuentra en un solo hombre,
sino que se origina entre los hombres, que la buscan conjuntamente mediante el
proceso de la comunicación dialógica. Los dos procedimientos principales del diálogo
socrático fueron la síncrisis y la anácrisis. La síncrisis era la confrontación de diversos
puntos de vista sobre un objeto determinado. La anácrisis eran los modos de provocar
el discurso del interlocutor, es la provocación de la palabra por la palabra, del discurso
por medio del discurso. La síncrisis y la anácrisis dialogizan y exteriorizan el
pensamiento, convirtiéndolo en réplica. Los protagonistas del diálogo socrático son
ideólogos. Sócrates hace que todos, desde su público hasta los lectores y la gente del
común, participen en el diálogo, haciendo de ellos ideólogos a la fuerza.
La sátira menipea surgió en el siglo III A.C. En comparación con el diálogo socrático en
la menipea aumenta el elemento risa, a pesar de las oscilaciones del género, siempre
se encuentra presente. La menipea se encuentra completamente libre de las
limitaciones historiográficas y de las del género de las memorias (diálogo socrático), se
encuentra libre de la tradición, y sin embargo esto no le impide que sus héroes
principales sean figuras históricas o legendarias.
14
El Problema de la Poética en Dostoievski. Pág. 160.
Además, en ella la fantasía sirve, no para encontrar positivamente la verdad, sino para
buscarla, provocarla, y sobre todo, para ponerla a prueba. Esta audacia de la fantasía y
de la invención se conjuga en la menipea con los discursos y actos extremos y
decisivos del hombre, exponiéndolos. Bajtín aclara que la fantasía de la menipea es de
tipo experimental, y es totalmente ajena a la epopeya y a la tragedia antigua. En la
menipea también aparece la experimentación psicológico-moral, es decir, la
representación de estados mentales anormales, como la demencia, el desdoblamiento
de la personalidad, los sueños raros, pasiones extremas, etc. Bajtín resalta que
Dostoievski también trata el tema del desdoblamiento de la personalidad, conservando
siempre, junto con el elemento trágico, el cómico. Esto se puede ver, por ejemplo, en la
conversación de Iván Karamázov con el diablo. En la menipea, también es
característica la aparición de toda clase de violaciones del curso normal y común de los
acontecimientos, como escándalos, conductas excéntricas y discursos inoportunos. Por
otra parte, la menipea está de llena de marcados contrastes y oxímoros. De igual
manera, la menipea elementos de utopía social, que aparecen en las obras como
sueños o viajes a países desconocidos. En ocasiones, la novela se transforma en
utópica. Otra característica de la menipea es el amplio uso de géneros intercalados -
cartas, cuentos, simposios, etc.-. La presencia de géneros intercalados refuerza la
pluralidad de estilos y tonos de la menipea. Una última característica de la menipea es
su actualidad más cercana.15
El soliloquio es brevemente explicado por Bajtín como la plática que se realiza consigo
mismo, la actitud dialógica hacia uno mismo es la que determina este género. Por otra
parte, este género penetró en la menipea. Todas las particularidades de la menipea se
puede encontrar en Dostoievski, pero este no se encargó de estilizar los géneros, sino
que, según Bajtín, se conectó a la cadena de la tradición, desde el punto que
atravesaba su época. El autor de este texto afirma que en Dostoievski aparece el
diálogo socrático y la menipea de forma renovada. Esto se ve especialmente en el
hecho de que estos géneros no conocía la polifonía, por lo que estos solo constituyen
unos “preparadores” para su aparición.
La parodia, según Bajtín, significa crear un doble “destronador”, un mundo al revés. Los
dobles paródicos son característicos en Dostoievski, cuyos héroes tienen unos dobles
que los parodian de diferentes modos, como por ejemplo, Iván Karamázov tiene al
diablo como su doble.16
16
Ibíd. Págs. 185 – 186.
17
Ut Supra. Pág. 219.
18
El Problema de la Poética en Dostoievski. Págs. 261 – 262.
8)
19
Ibídem. Pág. 291.
20
Ibíd. 271- 272, 282.
- “Yo no quiero que asesinen al padre. Si esto sucede, será en contra de mi voluntad.”
- “Lo que quiero es que el asesinato se realice en contra de mi voluntad, porque así
nunca me involucraría internamente, y, por consiguiente, no podría reprocharme”.
Smerdiákov percibe claramente la segunda réplica del segundo diálogo, este escucha
la voz íntegra de Iván. Smerdiákov escucha solo la segunda voz de Iván, y se niega a
creer que la primera sea sincera. Smerdiákov se apodera de la voluntad de Iván,
confiriéndole las formas concretas de la expresión del deseo, y aunque Iván le intenta
contestar, su voz se ve interrumpida por este segundo pensamiento interno. Después
del asesinato del padre, Dostoievski hace que Iván reconozca gradualmente la
influencia que tuvo su voluntad implícita en otro hombre, quien la logró percibir, a pesar
de los intentos del primero por ocultarla. Smerdiákov, a la postre fue el ejecutor de esta
voluntad “oculta y negada” desde el interior de Iván, cumplió su deseo. Lo característico
en esta situación es que Smerdiákov, desde el principio, percibió el discurso de Iván
monológicamente, captó inmediatamente el trasfondo “la verdad “del discurso,
escondida detrás de las palabras de Iván, y no como el conjunto de voces que se
expresaban en las palabras de este.21
El objeto de la intención del autor no es el conjunto de ideas, sino el transcurrir del tema
a través de diferentes voces, una polifonía de principio. A Dostoievski le importa la
disposición e interacción de las voces. El diálogo explicitado formalmente está
indisolublemente ligado al diálogo interno, al microdiálogo, sobre el que el diálogo
exterior se apoya en parte. Ambos están indisolublemente ligados al gran diálogo de la
novela que las abarca. Todas las novelas de Dostoievski están totalmente
dialogizadas.22
21
El Problema de la Poética en Dostoievski. Págs. 382 – 384.
22
Ibíd. Págs. 392 – 393.
9)
Estas obras de Bajtín tienen un gran valor como aportes al estudio del lenguaje y de la
literatura. Como deje plasmado a lo largo de este extenso taller, está más que claro que
los análisis lingüístico y literario que hizo Bajtín en estos dos textos, es muy
especializado y detallado. En verdad, son dos grandes textos con un gran valor, sobre
todo para los estudiosos del lenguaje. En cuanto a sus aportes al Análisis del Discurso
y al Análisis Crítico del Discurso, sobre todo el primer texto es muy importante, ya que
el análisis que el autor hace de los géneros discursivos, sirve para comprender el por
qué los discursos tienen tanta importancia en la lengua, y también ayuda a comprender
su unidad principal (el enunciado), así como lo importante que es distinguir entre los
tipos de discurso, que determinan su complejidad, y a la vez revelan los contextos en
los que pueden surgir. Esto permite al historiador la delimitación de los discursos que
estudia en un marco socio-político y/o económico en que surgen. Este capítulo
específicamente puede convertirse en un manual de instrucción del historiador que
debe estudiar el discurso como parte de su investigación histórica.
Por otra parte, la obra de Dostoievski aporta la polifonía al análisis del discurso. De
forma análoga a lo ya mencionado en el punto 5, la polifonía pide a los historiadores el
mantener una distancia prudente entre ellos y los discursos que son sus objetos de
estudio. Es clave que el historiador viva la historia, viva los documentos que maneje, ya
que es la mejor forma para que logre resolver las interrogantes que le plantea a la
historia, pero, cuando se hacen hablar a las diferentes evidencias, materiales, orales y
textuales, es muy importante que el historiador no hable por ellas, no inserte su
conciencia en el discurso que una evidencia histórica quiere transmitir. La función del
historiador es “hacer hablar al documento, al discurso”, pero la voz o voces que surjan
de esta investigación no pueden ser suplantadas de forma arbitraria por el
investigación, porque si eso sucede, se altera la historia, deja de ser objetiva, y pasa a
volverse subjetiva, lo que desdibuja la labor del historiador. No hay que confundirse, la
confrontación del historiador, en este caso con el discurso, es la confrontación de la voz
del investigador y las voces presentes en los discursos, y la primera voz debe
mantenerse distante de estas, para que se puedan expresar y podamos saber qué nos
quieren decir. Puede haber una especie de “polifonía” cuando sucede esta interacción
(aunque Bajtín pudiera refutar esto). Sea o no así, hay que respetar las voces de la
historia, tanto en el discurso como en cualquier evidencia que nos permite conocer la
historia.