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Base de Datos del Departamento de Biblioteca y Jurisprudencia del Consejo de la Magistratura de


la Ciudad de Buenos Aires

Fuero Contencioso, Administrativo y Tributario; Cámara de Apelaciones; Sala I; NADINE SA c/


GCBA. 14-07-2011. Causa Nº 34522-0

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los 14 días del mes de julio de dos mil
once, se reúnen en Acuerdo los Señores Jueces de la Sala I de la Cámara de Apelaciones
en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
para conocer en el recurso de apelación interpuesto por la actora a fs. 126, fundado a fs.
133/135 vta., contra la sentencia de fs. 119/123, dictada en los autos “Nadine S.A. c/
GCBA s/ Otras demandas contra la Aut. Administrativa”, Expte. 34522/0, y habiéndose
practicado el sorteo pertinente resulta que debe observarse el siguiente orden: Dr.
Horacio G. Corti, Dr. Carlos F. Balbín, y Dra. Inés M. Weinberg, resolviendo plantear y
votar la siguiente cuestión: ¿es justa la sentencia apelada? A la cuestión planteada el Dr.
Horacio G. Corti dijo: I. A fs. 42/45 vta. se presenta la parte actora, Nadine S.A., e
interpone recurso de apelación en los términos del Art. 34º de la Ley 265 contra la
Resolución Administrativa Nº 5534-SSTR-2008 dictada por la Subsecretaría de Justicia
y Trabajo del GCBA en el expediente administrativo Nº 26550/2006, mediante la que
dispuso imponer a la empresa citada una multa por la suma de pesos cinco mil ($ 5.000)
por considerarla incursa en la infracción tipificada en el Art. 20º de la Ley 265 GCBA.
En cuanto a los agravios a ser atendidos en primera instancia, la parte actora plantea en
primer lugar la nulidad de la resolución, indicando que la Administración no habría
cumplido con el plazo de sesenta (60) días previsto por el Art. 30º de la Ley 265 para el
dictado de aquélla. A continuación, aduce que a partir de una serie de hechos delictivos
ocurridos en la zona en que se encuentra la empresa, se decidió incrementar los
mecanismos de seguridad, ordenando a tal fin a los empleados vedar el paso a toda
persona que no se identifique. Alega que el 16 de febrero de 2006 se presentó una
persona que dijo ser inspector, pero que se negó a exhibir la identificación pertinente
cuando le fue requerido, por lo que no se le permitió acceder al establecimiento, razón
por la cual el sujeto se retiró del lugar y aplicó posteriormente la multa prevista en el
Art. 20º de la Ley 265. Señala al respecto, que no se le impidió la fiscalización, sino que
simplemente se le solicitó al inspector que se identificara, razón por la cual la empresa
no incurrió en la infracción que se le imputa. Indica que se violó su derecho de defensa,
por cuanto se desestimó la única prueba que había ofrecido, cual fuera la testimonial de
la persona que atendió al inspector, y del inspector mismo. Finalmente se agravia del
monto de la multa, por cuanto se aplica el máximo previsto aun cuando surge que la
empresa no incurrió en infracción alguna, y que no cuenta con antecedentes que
permitieran justificar la adopción de una sanción tan severa. A fs. 96 obra el informe
ordenado por la medida para mejor proveer dictada a fs. 66, del que surge que Nadine
S.A. no presenta antecedentes infraccionales. A fs. 119/123, la a quo dicta sentencia de
primera instancia, que resuelve rechazar el recurso de apelación interpuesto, con costas
a la actora. II. A fs. 126 la recurrente interpone recurso de apelación contra la sentencia
de primera instancia, expresando agravios a fs. 133/135 vta. En lo sustancial, la apelante
se agravia: (i) de que la a quo no haya hecho lugar a la nulidad planteada, (ii) de que no
se haya tomado en cuenta la prueba testimonial producida en autos, cuando aquélla no
fue impugnada, y (iii) del monto de la multa aplicada, en cuanto se aplica el máximo
previsto cuando surge de autos que la empresa no tiene antecedentes infraccionales. III.
A fs. 138/140 contesta el recurso el apoderado de la Procuración General de la Ciudad
de Buenos Aires, esgrimiendo argumentos a los que me remito en honor a la brevedad.
A fs. 142/3 luce el dictamen del Sr. Fiscal de Cámara. A fs. 144 se elevaron los autos al
acuerdo de Sala. IV. Así planteadas las cosas, corresponde liminarmente recordar que, a
fin de resolver las cuestiones sometidas a la consideración de la Alzada por la vía
recursiva, no es preciso que el Tribunal considere todos y cada uno de los planteos y
argumentos esgrimidos por las partes, bastando que lo haga únicamente respecto de
aquellos que resulten esenciales y decisivos para sustentar debidamente el fallo de la
causa. Tal como lo ha establecido el más alto tribunal federal, los jueces no están
obligados a tratar todos y cada uno de los argumentos de las partes, sino sólo aquellos
que estimen pertinentes para la solución del caso (CSJN, Fallos 278:271). V. Sentado lo
expuesto, corresponde ingresar en el primer agravio expresado por la apelante, cual es el
hecho de que en primera instancia no se haya hecho lugar a la nulidad planteada en
razón de: i) el incumplimiento por parte de la Administración del plazo de sesenta (60)
días previsto por el Art. 30º de la Ley 265, y ii) que se haya desestimado la prueba
testimonial ofrecida en sede administrativa. En este punto he de remitirme a lo
manifestado por la Fiscal ante la Cámara, en cuanto a que “… en su expresión de
agravios la recurrente no logra desarrollar argumentos que critiquen los fundamentos
expuestos por la magistrada de grado, en particular, el referido a que aún cuando loa
resolución que impugna fue dictada fuera del plazo legal ‘no puede conducir a la
nulidad del procedimiento puesto que… dicho plazo no es de caducidad, por lo que ni
impide a la Administración continuar el procedimiento iniciado y concluido por medio
del dictado del acto administrativo pertinente …’ ni tampoco lo señalado en cuanto a
que ‘el incumplimiento injustificado de los [ ] trámites y plazos genera responsabilidad
imputable a los agentes a cargo directo del procedimiento y a sus superiores jerárquicos
(conf. art. 90 LPA)…’ (fs. 121 vta. y 122)…”. Asimismo, en cuanto a la alegada
vulneración al derecho de defensa, fundada en la denegación en sede administrativa de
la producción de la prueba testimonial ofrecida, cabe señalar que en tanto la parte ha
tenido oportunidad de producir la referida prueba en primera instancia judicial, no se
verifica en el caso un perjuicio que justifique el planteo de nulidad. En este sentido, la
Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido que "la nulidad procesal requiere
un perjuicio concreto para alguna de las partes, pues no procede su declaración en el
sólo interés del formal cumplimiento de la ley, ya que resulta inaceptable la declaración
de una nulidad por la nulidad misma" (CSJN, Fallos 324:1564; cfme. CSJN, Fallos
325:1649; 322:507; 320:1611; 319:119; 307:1774, entre muchos otros). Atento a que en
el sub examine la recurrente no ha podido demostrar un perjuicio concreto, corresponde
rechazar el primer agravio. VI. En segundo término, la apelante se agravia de que la a
quo “…no haya tomado en cuenta la contundente declaración de la Sra. Puerta recaída
en autos, y que no ha sido impugnada por la demandada.”. Al respecto, debe dejarse en
claro que el acto administrativo cuya revocación se pretende, encuentra sustento en el
acta de constatación obrante a fs. 2, de la cual surge que la Sra. Marina Puerta firmó
dejando constancia de haber recibido una copia de aquélla. En este sentido, resulta
oportuno reiterar lo expuesto por la a quo en relación con la presunción de legitimidad
de la que goza el acta, para lo cual citó el precedente sentado por esta Sala I en autos
“Rojo Rouvier Carlos Alberto c/ GCBA s/ otras demandas contra la Aut.
Administrativa” –sentencia del 22/12/2008-, en donde se dijo que: “…el acta de
infracción constituye prueba de los hechos constatados y, consecuentemente, es la parte
recurrente quien debe alegar y en particular probar su invalidez –al menos en términos
indiciarios-. En caso contrario, debe tenerse por ciertos los hechos y por válido el acto
estatal. La ley 265 dice expresamente que ‘toda vez que la autoridad de aplicación
verifique la comisión de infracciones redactará acta de infracción, la que servirá de
acusación, prueba de cargo y hará fe mientras no se pruebe lo contrario... Salvo prueba
en contrario se presumirá que el contenido del acta es exacto en todas sus partes’…”.
Así las cosas, y en tanto el testimonio brindado por la Sra. Marina Puerta no se condice
con lo que surge del acta por ella firmada, la prueba testimonial resulta insuficiente para
derribar la presunción de legitimidad de la que goza el acta, máxime cuando la firma allí
inserta no ha sido desconocida en ningún momento por la recurrente. A mayor
abundamiento, es preciso destacar lo reiteradamente expuesto por esta Sala en cuanto a
la valoración de las pruebas que, sobre la materia, contiene el CCAyT: “Salvo
disposición legal en contrario, los/las jueces/zas forman su convicción respecto de la
prueba, de conformidad con las reglas de la sana crítica. No tienen el deber de expresar
en la sentencia la valoración de todas las pruebas producidas, sino únicamente de las
que fueren esenciales y decisivas para el fallo de la causa” (Art. 310º). En ese orden de
ideas Julio Maier ha señalado: “La sana crítica racional supone el control de los
fundamentos de la sentencia, en el sentido de que ella debe aparecer como una
operación racional, motivada en elementos de prueba legítimos: la convicción del juez
se debe justificar con argumentos encadenados racionalmente, con respecto a los
principios lógicos del pensamiento humano (identidad, contradicción, tercero excluido,
razón suficiente), y las leyes de la psicología y las de la experiencia común, y
provenientes de elementos de prueba legítimamente incorporados al procedimiento e
idóneos para ser valorados en el fallo” (Maier, Julio B.J.: Derecho Procesal Penal,
Fundamentos, t.I, 1999, 2ª edición, Editores del Puerto, Buenos Aires, p. 662; un
desarrollo sobre sana crítica puede encontrarse en: Falcón, Enrique M.: Derecho
Procesal, Civil, Comercial, Laboral y Administrativo, t.I, edit Rubinzal-Culzoni, Santa
Fe, 2003, p. 597 y ss.). Por lo expuesto, corresponde rechazar este agravio. VII. En
último lugar, la recurrente se agravia de que se le haya aplicado la multa máxima
prevista por la normativa, cuando de las actuaciones surge que la empresa no tiene
ningún antecedente infraccional, situación que debe ser tenida en cuenta a la hora de
graduar el monto de la sanción. Al respecto, cabe señalar que el Art. 20º de la Ley 265
GBCA establece que: “La obstrucción a la actuación de la Autoridad Administrativa del
Trabajo que la impidan, perturben o retrasen de cualquier manera es sancionada, previa
intimación, con multa de pesos doscientos ($ 200.-) a pesos cinco mil ($ 5.000.-)…”. A
su vez, el Art. 21º de la misma norma, indica que a los fines de graduar la sanción,
deberá tenerse en cuenta: “… el incumplimiento de advertencias o requerimiento de la
inspección; la importancia económica del infractor; el carácter de reincidente. Se
considerará reincidencia la comisión de una infracción del mismo tipo dentro del plazo
de dos (2) años de haber quedado firme una resolución sancionatoria que imponga
multa; el número de trabajadores afectados; el número de trabajadores de la empresa; el
perjuicio causado.” En este sentido, la Resolución 5534-SSTR-2008 obrante a fs. 24/25,
en el Art. 1º de su parte resolutiva, se limita a indicar que la multa ha sido “…graduada
conforme a los montos establecidos en la citada norma”, sin dar mayores precisiones al
respecto, a lo cual debe agregarse que no surgen de los considerandos las pautas o
razones que llevaron a la Subsecretaría de Trabajo a aplicar la multa máxima prevista
por la normativa. A tenor de lo expuesto, dada la inexistencia de antecedentes probada
en autos, y en tanto el rango establecido por el Art. 20º de la Ley 265 GCBA va desde $
200 a $ 5.000, entiendo justificado, conforme el régimen legal, reducir el monto de la
sanción impuesta en un 50%. VIII. Por tanto, a mérito de las consideraciones expuestas,
jurisprudencia citada, y normas aplicables al caso, se propone al acuerdo que, en caso de
ser compartido este voto, 1) se haga lugar parcialmente al recurso de apelación
interpuesto y, en consecuencia, se revoque la Resolución 5534-SSTR-2008, reduciendo
el monto de la multa en un 50%; 2) en atención a la forma que se resuelve, costas por su
orden. El Dr. Balbín, por los motivos expuestos por el Dr. Corti, adhiere al voto que
antecede. En razón de las consideraciones expuestas, derecho aplicable, doctrina y
jurisprudencia citadas, el tribunal por mayoría RESUELVE: 1) Hacer lugar
parcialmente al recurso de apelación interpuesto y, en consecuencia, revocar la
Resolución 5534-SSTR-2008, reduciendo el monto de la multa en un 50%. 2) Imponer
las costas por su orden. Regístrese, notifíquese a la Fiscal de Cámara y a las partes. Se
deja constancia de que la Dra. Weinberg no suscribe la presente por hallarse en uso de
licencia. Horacio G. Corti Carlos F. Balbín Juez de Cámara Juez de Cámara

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Magistrados:
Dr. Horacio G. Corti; Dr. Carlos F. Balbín.

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