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Desafío #2
Asignatura: Comprensión Lectora.
Fecha: Entrega de trabajo
Autor: Nombre del estudiante
Paralelo - Carrera: Curso - Carrera
Estimado estudiante
Esta actividad pretende poner en práctica los conocimientos adquiridos, por ello, es importante leer
detenidamente la información descrita en esta tarea para considerar lo que va a realizar y desarrollarlo
adecuadamente, aplicando lo aprendido en esta Unidad modular.
Para realizar la presente actividad deberá seguir las indicaciones detalladas a continuación:
Actividad 1
1. CONTEXTUALIZACIÓN
Para desarrollar la presente actividad de Nivel Inferencial es necesario que revise el enlace que se comparte sobre
cómo determinar el propósito del autor: https://cnbguatemala.org/wiki/Identificaci%C3%B3n_de_la_intenci
%C3%B3n_del_autor_-_Tercer_grado/El_prop%C3%B3sito_del_autor
Determinar cuál es el propósito del autor (mínimo 2 párrafos). Una vez que haya sido
identificado, deberá explicar y fundamentar las razones de su denominación.
Posteriormente, organice la información (propósito del autor) de forma visual en un organizador
gráfico, (cuadro sinóptico/ herramienta tecnológica Canva).
¡CUÁNTO DARÍA!
Hoy saqué de la pequeña bodega de Francisco, una botella de vino tinto. Sé que, con ello, lo hice muy feliz…
Tengo la bendición de tener un grupo de amigos que me acompañan desde la época del colegio.
Crecimos juntos, nos divertimos, sufrimos, nos hemos acompañado, alejado por un tiempo tal vez, pero seguimos
unidos luego de tantos años.
Cuando tienes amigos desde pequeño, amigos entrañables, tienes también –en cierto modo- a sus familias contigo.
Conoces a sus padres, llegas a quererlos, los ves envejecer y los despides cuando parten. Un amigo te da no solo
todo lo que él puede brindarte, sino que “presta” si cabe el término a su familia, que con el correr del tiempo, se
hace un poquito propia también.
Eduardo es uno de esos amigos que la vida me regaló y Francisco, su padre, es también parte de mi historia, de
nuestra historia.
Cuando éramos más jóvenes, libres, con el solo compromiso de pasarla bien y estar juntos, solíamos pasar mucho
tiempo en la casa de Eduardo. Charlábamos, escuchábamos música, fantaseábamos con lo que sería nuestra vida
luego y siempre, pero siempre, yo sacaba de la pequeña bodega de Francisco, una botella de vino tinto.
De carácter fuerte y poca paciencia, Francisco parecía siempre tener un reto en la punta de la lengua, una mirada
severa a nuestras conductas juveniles. Hoy sé que era más una postura que otra cosa. No obstante, más allá de su
carácter y su posible enojo, yo no podía evitar mi costumbre de sacarle, cada vez que iba, una botella de vino para
compartir luego en otro lado con mis amigos.
Yo sabía que él sabía que era yo quien jugaba ese juego y él jugaba conmigo. Yo no le decía nada, él tampoco. De
vez en cuando hacía algún comentario respecto de las botellas que faltaban y parecía enojado y molesto, pero por
algo ninguno de los dos abandonó esa costumbre, más tarde lo entendí.
Ya no frecuentamos a los padres de uno o de otro, algunos ya ni siquiera los tienen porque la vida pasa y pasa para
todos.
Lo abracé con mucho cariño, con un cariño de años y él me devolvió ese abrazo. Charlamos, nos reímos y
recordamos los tiempos en los que nuestra visita era frecuente en su casa.
Como no podía ser de otra manera, hablamos de las famosas botellas de vino que siempre faltaban luego de
nuestras visitas.
Un poco en broma, un poco en serio, le pedí disculpas por tantos “robos” y su respuesta caló hondo, muy hondo en
mi alma.
– “¡No sabes cuánto daría porque volvieses a sacarme una botella de vino!”
COMPRENSIÓN LECTORA -UM2- pág. 2
No pude contestarle, le sonreí, acaricié su hombro y callé.
Decidí entonces que el siguiente jueves no iríamos a un restaurante, sino a comer con Francisco, a su casa y así lo
hicimos.
Nos recibió feliz, rio, comió, conversó, fue una noche donde –por un ratito- algo del pasado volvía al presente.
Disfrutamos cada uno de la compañía del otro.
Antes de irme, y como no podía ser de otra manera, saqué una botella de vino de la pequeña bodega de Francisco.
La guardé en mi maletín y salí, no sin antes abrazarlo con mucha fuerza y en ese abrazo, el pasado volvió a ser
presente.
Sé que no bien cerró la puerta, Francisco fue a la bodega y sonrió como si el tiempo, por esta noche, se hubiera
detenido. Sé que esa noche, le devolví un poco de esa vida que tanto habíamos disfrutado ambos.
- Fin. -
A. Mariana ha estado esperando el autobús desde las siete y media. Al final, llegó a las
ocho en punto.
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B. La película es muy larga, empieza a las cinco y termina a las siete y media, pero no te
preocupes que a las ocho estamos en casa.
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C. Voy a clases de inglés todo el año, menos los meses de Julio y agosto.
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D. Luis vivía con sus padres en un pequeño pueblo de la montaña. Una mañana el tío
Ramón llamó al padre de Luis avisándole de que llegaba y que se fuera a buscarle a la
estación; así que el padre de Luis no pudo acompañar a su hijo al partido de fútbol,
como le había prometido, pues tuvo que salir corriendo a recoger al tío Ramón.
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¿Por qué?
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F. Mi hermana Paula leyó la carta para toda la familia, contaba mi tío Paco
Que mi prima Mariana había tenido un accidente y se había roto la pierna.
Mandaban besos mi tía Luisa y mi prima Luisa.
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G. Entró Carlos en la clase y le dijo a la señorita María José: De parte de la señorita Puri,
que si le puede dejar el libro de conocimiento en su clase-. La señorita María José le
dijo que sí, pero que después se lo devolviera y lo guardara en su armario.
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¿Qué tiene que pasar para que hagan macarrones para comer?
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I. Marisa no era la más lista, sino la que más estudiaba; la que mejores notas sacaba,
Maribel; aunque Pepi, sin duda alguna, por mucha rabia que les diese a Marisa y
Maribel, era lo más lista.
J. Mi amiga Emma ha conseguido 100 euros vendiendo lotería para el viaje de fin de
curso, pero yo he conseguido el doble gracias a mis padres, que han vendido los boletos
en su trabajo.