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Durante muchas décadas, las Naciones Unidas logró importantes avances en pos
de la igualdad de género, entre ellos, acuerdos históricos como la Declaración y la
Plataforma de Acción de Beijing, y la Convención sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Violencia contra la Mujer (CEDAW).
Con el objetivo general de empoderar y realizar los derechos de las mujeres y las
niñas de todo el mundo, las tareas principales de ONU Mujeres son:
Perspectiva histórica
Durante muchos años, las Naciones Unidas enfrentó profundos desafíos en su
lucha por la promoción de la igualdad de género en todo el mundo. Entre estos
desafíos se incluían un financiamiento inadecuado y la falta de algún factor de
impulso reconocido que dirigiera las actividades de las Naciones Unidas en las
cuestiones relativas a la igualdad de género. En julio de 2010, la Asamblea General
de las Naciones Unidas creó ONU Mujeres, la Entidad de las Naciones Unidas para
la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, para que abordara
dichos desafíos. Con este acto, los Estados Miembros de las Naciones Unidas
dieron un paso histórico acelerando los objetivos de la Organización relativos a la
igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. La creación de ONU
Mujeres surgió como parte del programa de reforma de las Naciones Unidas, que
reunió recursos y mandatos que generaran un mayor impacto. Se erige y se basa
sobre el importante trabajo de cuatro organismos anteriormente independientes
del sistema de las Naciones Unidas, que se centraban exclusivamente en la
igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres:
División para el Adelanto de la Mujer (DAM)
Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para la Promoción
de la Mujer (INSTRAW)
Oficina del Asesor Especial en Cuestiones de Género y Adelanto de la Mujer
(OSAGI)
Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM)
Uno de los principales motivos por el cual una chica no elige un estudio relacionado
con el ámbito STEM, no es el dinero, sino la carencia de referentes femeninos que
sirvan de ejemplo a nivel profesional. Exceptuando quizá a Marie Skłodowska-Curie,
apenas se dan a conocer mujeres científicas y expertas en los libros de texto y en los
medios de comunicación. Y si llegasen a nombrarlas, estas se presentan como personas
“raras”, completamente dedicadas a su trabajo y con poca vida personal, o resaltando
que el aspecto físico y la inteligencia no pueden ir unidos. Es por tanto muy
probablemente que las jóvenes no se sientan identificadas con estas pioneras. Si estas
chicas escarbasen en la historia se encontrarían con grandes mujeres que consiguieron
hacer avanzar la sociedad, con todos los elementos en su contra y grandes dificultades.
Destacadas referentes a tener en cuenta son: Ada Lovelace, creadora del primer
programa de computación; Elisa Leonida Zamfirescu, ingeniera que sobresalió por ser
una de las primeras mujeres del mundo en alcanzar esta profesión; Hedwig Eva Maria
Kiesler, conocida como Hedy Lamarr, actriz de cine e inventora de la primera versión
del espectro ensanchado que permitiría las comunicaciones inalámbricas de larga
distancia; Valentina Vladímirovna Tereshkova, primera mujer en ir al espacio,
habiendo sido seleccionada entre más de cuatrocientos aspirantes para pilotar
el Vostok 6; Mª del Pilar Careaga Basabe, primera ingeniera titulada de España;
Margarita Salas Falgueras, bioquímica española quién continuó los estudios Severo
Ochoa acerca del ADN; Ángela Ruiz, creadora de la Enciclopedia Mecánica, lo que hoy
se puede considerar la antecesora del libro electrónico.
Teóricamente las mujeres y hombres son iguales ante la ley en los países desarrollados,
pero aun así queda mucho por hacer para tener una igualdad real en la práctica. Existen
diversos motivos que impiden la escala de las mujeres en altos puestos y es difícil
señalar un único obstáculo. En una encuesta reciente el 49% de los encuestados señaló
la maternidad como primer impedimento, seguido de falta de conciliación (47 %), una
cultura dominada por hombres en el sector (47%), una cultura dominada por hombres
en las empresas (45%), falta de ambición (17%) y falta de conocimiento (13%).
La maternidad supone un gran freno hoy en día para millones de mujeres que desean
desarrollar una carrera directiva. El papel de los hijos complica la conciliación de la vida
laboral con la familiar, suponiéndole además una mayor dificultad para disponer de
tiempo extra para enriquecer su formación y “networking”, llegando a provocar que la
mujer ponga límites e incluso abandone su carrera profesional. Las mujeres no deberían
elegir entre ser madre y crecer profesionalmente. Las responsabilidades familiares no
compartidas implican una mayor carga de responsabilidad para la mujer, algo que les
impide acceder al mercado laboral en igualdad de condiciones. A esto hay que sumarle
la brecha salarial entre hombres y mujeres, que alcanza el 23% en España, como otra
gran dificultad que juega un papel importante a la hora de que uno de los dos
progenitores asuma más carga familiar. Un estudio publicado recientemente encontró
que si se compara los salarios de hombres y mujeres que hacen el mismo trabajo, las
mujeres trabajan sin remuneración un mes de cada año. Si se entiende que ser madre y
ser padre tienen las mismas responsabilidades, como sucede en otros países
(principalmente del norte de Europa), ser madre ya no obstaculizará el desarrollo
profesional de las mujeres. Los horarios de trabajo flexibles, sin reducir la
responsabilidad del personal, o el trabajo a distancia siempre que sea posible, ayudan a
garantizar un equilibrio entre la vida laboral y personal para todos, no sólo para las
mujeres. Estos y otros aspectos ya han calado en las políticas de nuestras empresas
pero a nivel efectivo la concienciación resulta baja y muchos indicadores muestra que
estamos lejos de la paridad de género.
Teóricamente las mujeres y hombres son iguales ante la ley en los
países desarrollados, pero aun así queda mucho por hacer para tener
una igualdad real en la práctica
En estudios realizados a lo largo de más de dos décadas se ha concluido que el papel de las
mujeres en el sector del agua implica mejoras más sustanciales en el liderazgo,
transparencia y sostenibilidad de los suministros de agua cuando los hombres y las
mujeres participan en igual medida, si se compara con los casos en los cuales las mujeres
están involucradas marginalmente o nada. De hecho, en una evaluación realizada por el
Banco Mundial, ha demostrado que el simple hecho de involucrar a las mujeres puede
aumentar la efectividad de los proyectos hídricos en seis o siete veces respecto a los que no
lo hacían. Un ejemplo lo tenemos en Baluchistán (Pakistán) donde se contó con un
equipo compuesto exclusivamente por mujeres, las cuales propusieron reutilizar un
nuevo tanque de agua en terrenos no utilizados para proporcionar agua para tuberías
públicas que no funcionaban. Este plan no solo fue más rentable que el plan original
desarrollado por un grupo de hombres, sino que condujo a una mejor gestión del agua
y mejoras en la calidad de vida. Cuatro años más tarde este pueblo construyó una
nueva escuela para niñas, invirtiendo en el empoderamiento femenino y fomentando la
presencia de la mujer en la política. La investigación también muestra que las mujeres
comparten el agua de manera más equitativa que los hombres, especialmente en
tiempos de escasez.
Es por tanto un hecho que la contribución de las mujeres a la gestión del agua es
claramente fundamental. Para promover la inserción femenina en este sector se han
realizado diversas convenciones internacionales remarcando y dando a conocer de
forma internacional la importancia de las mujeres como líderes, expertas y mediadoras
en el acceso equitativo del agua en todos sus usos. Podemos nombrar como ejemplos
destacables la Conferencia del Agua de la Naciones Unidas en Mar de Plata (1977), La
Década Internacional de Agua Potable y Saneamiento (1981 – 90) y la Conferencia
Internacional de Agua y Medio Ambiente de Dublín (1992). En esta última se otorgó a
las mujeres el reconocimiento de su rol central en el manejo y control de los recursos
del medio ambiente.
A nivel político el rol de la mujer en la administración y gestión del agua, puede ayudar a
defender, legislar y financiar políticas que promulguen políticas inclusivas del agua en
todos los aspectos de la planificación, el desarrollo y la gestión de los recursos hídricos.
Buen ejemplo de ello lo encontramos en la figura de Maria Mutagamba, ministra del
Estado de Uganda para el agua, quien desarrolló estrategias de género de cinco años
para el sector del agua. Estas estrategias hicieron posible que las mujeres ocupasen
puestos clave en los comités de toma de decisiones y brindaron orientación para
integrar las preocupaciones de las mujeres en los sectores de agua y saneamiento. Con
la implementación de la primera ronda de estrategias, el acceso de los ugandeses al
agua potable aumentó del 51% al 61% en solamente dos años. Estos ejemplos resaltan
cuán crítico es que las políticas inclusivas provengan de las principales organizaciones.
Sin embargo, construir una igualdad en las legislaturas requiere tiempo y esfuerzo. Las
barreras que hay que superar incluyen estigmas sociales sobre el liderazgo femenino y
grupos políticos partidistas (principalmente en países subdesarrollados) que no están
dispuestos a incluir a las mujeres entre sus filas.
Recientemente, en 2018, en respuesta a la subrepresentación de la mujer en esta
industria, surgió la primera "H2O Women Conference" en California, para que las
mujeres líderes en el sector del agua colaboren, coordinen, se eduquen y se apoyen
mutuamente. Este evento es solo para mujeres y solo por invitación. La conferencia
muestra a las principales mujeres profesionales, su trabajo y sus contribuciones para
avanzar en la industria del agua. Está prevista la segunda edición de esta conferencia
en octubre de 2020 en Santa Bárbara.
En España, la presencia femenina en el sector hídrico comienza a hacerse notar cada vez
más, aunque de forma lenta. Cada vez más empresas de este sector confían en la
profesionalidad femenina y contrata al personal sin tener en cuenta su género. Un
ejemplo de ello es la empresa Aqualia, dentro de la iniciativa anteriormente comentada
“Más mujeres, mejores empresas”. El 21,72% de la plantilla en 2015 eran mujeres, con
un 40% de chicas en el departamento de Innovacion y Tecnologia (I+D). Barmatec,
también es buena representación de esta inclusividad en el sector del agua, con una
representación femenina del 50% del personal (el 50% con titulaciones en física e
ingeniería), siendo Lidia Piqué la directora general. Otro ejemplo es la Asociación
Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS), donde existe un
equilibrio real en el número de mujeres y hombres en el personal: 5 mujeres y 6
hombres. Cabe destacar que, en la AEAS, dos mujeres ocupan puestos de
responsabilidad: Cristina Berasategui a cargo de las comunicaciones y Gari Villa-Landa
a cargo de los asuntos internacionales. Gari Villa-Landa es una referente actual en el
sector del agua. A parte de ser representante de AEAS en la Federación Europea de
Asociaciones Nacionales de Servicios de Agua (EurEau) y la Asociación Internacional
del Agua (IWA), es miembro del Comité Directivo de la "Iniciativa de gobernanza del
agua" de la OCDE.
La integración de la mujer en la gestión de los recursos hídricos en los
países del primer mundo es claramente alentadora, debido a la gran
conciencia social que hay sobre los derechos de la mujer
La integración de la mujer en la gestión de los recursos hídricos en los países del primer
mundo es claramente alentadora, debido a la gran conciencia social que hay sobre los
derechos de la mujer. En cambio, no ocurre lo mismo en los países considerados
tercermundistas. Respecto a la gestión del agua y el medio ambiente, en los países
subdesarrollados, en las zonas rurales, la mujer se encarga, además de cultivar, de
buscar agua y usarla para tareas domésticas como la limpieza, la cocina y el lavado.
Este simple hecho las convierte en las principales encargadas de tomar decisiones
sobre el agua a nivel familiar y cotidiano. En este tipo de países ellas han logrado
destacar favorablemente en relación a la gestión del agua. Cuando ellas la gestionan,
sus comunidades obtienen resultados mediblemente mejores: sistemas de agua que
funcionan mejor, mayor acceso al recurso, beneficios económicos y ambientales. Por
ejemplo, en la India las mujeres han sido recientemente capacitadas y autorizadas
como mecánicas de bombas manuales. Sus clientes las califican como más accesibles y
receptivas que los mecánicos masculinos, debido a que muchas de estas mujeres
entienden que una bomba manual rota hace que las niñas y las mujeres tengan que
viajar distancias más largas para recoger agua, perder tiempo productivo y aumentar
los riesgos para su seguridad personal. Como resultado, en las áreas atendidas por
mecánicas femeninas, hay más mantenimiento preventivo y menos fallas. En Malawi,
los comités de agua compuestos principalmente por mujeres monitorean la condición
de las tuberías de agua que se encuentran a lo largo de los senderos que usan varias
veces al día, informando fugas de agua y la necesidad de reparaciones. Las mujeres en
el distrito Magelang de Java, Indonesia, acabaron por resolver ellas mismas los
problemas en el sistema de agua existente debido a la falta de compromiso de las
autoridades políticas. Sus soluciones se convirtieron en la base para una modificación
completa del sistema de agua, y estas mujeres ahora son participantes activas en la
gestión de los sistemas de agua de la comunidad. Aún así hoy en día las mujeres
representan menos del 17 % en el sector hídrico en estos países.
Un informe de 2014 de la Asociación Internacional del Agua encontró que en 15 países en
desarrollo había un déficit de personal en las profesiones de administración, contabilidad,
finanzas e ingeniería. En este informe se concluyó que cuando las mujeres rellenaron
esas vacantes, demostraron su potencial como gerentes, profesionales de finanzas,
especialistas en cobranza, ingenieros de agua y comercializadoras de un producto que
conocen bien debido a que son principalmente las que se encargan de su
administración en el núcleo familiar y relacionándolos con otros aspectos como la
seguridad, optimización del tiempo, ahorro económico y previsiones de futuro.
Conclusiones del papel de la mujer en este sector que ya habían sido probados en el
primer mundo 20 años atrás, y que se vuelven a repetir.
Podemos concluir que las mujeres por sí solas muestran grandes aptitudes en el sector
del agua, como se puede notar en los diversos casos ejemplificados, ya sea en el primer
mundo mediante el acceso a la educación superior, políticas de igualdad, conciencia
social por la paridad, o en países subdesarrollados mediante la obligada
administración del agua debido a su situación sociocultural. Además, a nivel global la
mujer ha demostrado su valía en cualquier puesto de trabajo relacionado con el agua.
El siguiente paso es que se le de visualización a estas mujeres para que sean referentes
de la siguiente generación y por tanto obtener la sociedad ideal en la que no importe el
género sino la capacidad de la persona en cada sector al que se quiera dedicar.
La necesidad de infraestructura a nivel mundial es enorme.
Ahora bien, en un sector tradicionalmente dominado por los
hombres, ¿cómo puede asegurarse la representación
femenina?
Al escuchar la palabra “infraestructura”, no es extraño pensar en una obra
en la que trabajan hombres. A pesar de que cada vez hay más graduadas
en ingeniería, muy pocas terminan dedicándose profesionalmente a la
ingeniería civil.
Construyen las infraestructuras gracias a las cuales las comunidades son resilientes al clima, continúan siendo
las principales cuidadoras en muchos países del mundo y constituyen casi la mitad de la población mundial.
Hablamos de las mujeres.
Durante muchos años se han venido realizando diversos esfuerzos por reducir la brecha de
género en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por
sus siglas en inglés), siendo todavía un reto por atender.
Según datos de ONU Mujeres, en todo el mundo sólo 33 por ciento del personal de
investigación está compuesto por mujeres. Además, reciben menos fondos de investigación
que los hombres y tienen menos probabilidades de lograr un ascenso.
Aunque estos últimos años han sido atípicos debido a la emergencia sanitaria mundial por el
COVID-19, en la Universidad de Guadalajara (UdeG) se han puesto en marcha estrategias
que buscan impulsar la innovación y el desarrollo tecnológico, fortaleciendo la participación de
la mujer en la ciencia.
Los trabajos de algunas reconocidas científicas del CUCS y del CUCEI han sido citados en
algunas de las mayores bases de datos bibliográficas de resúmenes y citas de artículos de
revistas científicas como Scopus y Web of Science.
De las 197 invenciones disponibles en la cartera tecnológica de la OTT UdeG, hasta diciembre
de 2021, 69 tienen participación de mujeres académicas. A su vez, en el mismo año se
entregaron un total de 33 solicitudes de invención, de las cuales, diez tienen participación de
mujeres académicas.
Otro de los esfuerzos más importantes de la UCEI fue establecer alianzas estratégicas para
fortalecer la formación de nuestra comunidad universitaria en la cultura del emprendimiento.
Por ejemplo, el programa DreamBuilder, el cual registró 95 por ciento de participantes
universitarias.
Con estas acciones se demuestra que las mujeres están dando pasos firmes para avanzar
desde diferentes ámbitos para posicionarse en el desarrollo de la ciencia. Todavía falta mucho
por hacer, pero la UdeG va por el camino correcto para impulsar la innovación y el desarrollo
tecnológico mediante sus investigadoras, científicas y académicas.