Está en la página 1de 2

Acerca de las categorías o dualidades: “Objeto o Sujeto”, “Materia o Idea”

Tendencia a banalizar o comprender lo que es fruto de la conciencia como algo “fantasioso”

1. Desde el momento en que existe un sujeto histórico el movimiento de la totalidad se


encuentra 1-determinando como un para sí. Y este proceso no presupone una primacía
ontológica de lo subjetivo o lo objetivo. Los incorpora como dos momentos especulativos
de lo mismo.
Los imaginarios sociales son múltiples y variadas construcciones mentales (ideaciones)
socialmente compartidas de significancia práctica del mundo, en sentido amplio, destinadas al
otorgamiento de sentido existencial.

- Lo subjetivo y lo objetivo no son otra cosa que la composición de lo “real”.


- Decir que algo es "subjetivo" en esta forma de pensar es relegarlo al mundo de la
fantasía.
La materia debe participar de un movimiento en donde lo inmediatamente objetivo (unilateral)
se subjetive y lo inmediatamente subjetivo (unilateral) se objetive. Este es el movimiento
concreto de lo real que se mueve negando sus despliegues inmediatos en esa mediación. Hay
unidad material de sujeto y objeto en tanto ambos son formas determinadas del mismo
contenido.

2. Los imaginarios sociales son, a priori, ambivalentes con respecto a la sociedad misma:
son y no son funcionales a ésta, por el hecho de no contar jamás con una “eficacia
política” o decisional propia. Se trata aquí sobre todo de la relación entre imaginarios
sociales e ideología.
Hablar de “sociedad” cuando se quiere poner en tela de juicio la funcionalidad o no de determinada
forma de la conciencia, es decir un imaginario social, es una formulación poco realista. La ideología
adopta formas que no necesariamente son generadas por la “sociedad” en su conjunto ni es la “sociedad”
la que recibe sus afectos. Surge de unas condiciones materiales concretas y beneficia o afecta de acuerdo
a unos intereses particulares que dan su origen, aún más hablando de política y siendo mediada por el
estado.

3. Surge así, al menos en términos de hipótesis histórica, la posibilidad de desarrollo de un


potencial transformador por imaginarios sociales autónomos, perfectamente capaces de
instituir relaciones sociales de un modo más ―democrático‖, sin el peso de lo
―naturalizado‖ desde matrices de significación exógenas con respecto a las mayorías.
No quiero negar el papel histórico de la personalidad o de la “autonomía” en estos términos. Pero las
transformaciones las hacen las masas sobre las condiciones materiales, no un individuo mágicamente.
Tampoco niego la casualidad, pero defiendo que es la necesidad la que prima por encima de ella.
4. La importancia de instalar de una vez por todas una sociología profunda que no vacile ya
más en abordar fenómenos sociales de una mayor complejidad, y que a nuestro juicio
comienzan por integrar la dimensión subjetiva de la vida social.

La verdad objetiva existe y la ciencia se encarga de desarrollar el proceso para llegar a ella.
La subjetivación de los fenómenos sociales, carece de importancia al estudiar un fenómeno en
concreto, pues se parte de identificar elementos objetivados que dan origen al fenómeno e
igualmente elementos objetivados consecuenciales. La verdad objetiva existe y la ciencia se
encarga de desarrollar el proceso para llegar a ella.
La materia antecede a la idea. Como la materia sólo puede captarse en tanto multiplicidad de
entes empíricos, la materialidad es siempre materialidad mediada
Imaginarios Sociales de Cotidianidad.
1) Responsabilidad sobre personas por pertenencia familiar.
2) Otorgar el título de fascismo a todo. (Opuesto a la democracia, Jerárquico, Impositivo,
“Opresor”)
3) Banalidad en formas de consumo. (Comprendiendo que en el gusto no hay razón)

También podría gustarte