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La verdad que nos hace libres

Juan 8:31-32

Hace poco publiqué en el magazín de mayo un artículo llamado de “la


cautividad a la restitución”, y me llamó la atención un correo que recibe
donde se me pedían orientación sobre algo referente al tema, y me pareció
bien por el bien de muchos abrir la pregunta y plantear una respuesta.
“¿Quiero preguntar: La salida de la cautividad es por la Fe de Cristo, en creer
a esta promesa, o por revelación de la clase de cautiverios que hay en cada
vida, la fe mía no ha alcanzado…?”

La pregunta me ha parecido muy valiosa porque creo que esa es la realidad


de muchos en la iglesia hoy, hablamos de libertad, pero no vivimos la
libertad. ¿Dónde está el problema? ¿Será que la obra de Cristo quedo corta
en algunas áreas del ser humano? ¿Será que la libertad de Cristo está
condicionada a cierta clase de creyentes? ¿Cuál será la causa de que muchos
siendo creyentes aún no sean libres?

Dos aclaraciones valiosas.


 Al hablar de esclavitud, lo estamos enfocando en esa realidad de cada
persona, donde aún no ha experimentado la libertad que Cristo
prometió. Ejemplo: Adicción a la pornografía, a alguna sustancia
alucinógena, dependencia excesiva de otra persona, incurrir
continuamente en hábitos inapropiados, etc.
 La libertad solo proviene de Cristo, ningún esfuerzo humano es mayor
que el poder divino.

Frente a la pregunta, quiero iniciar diciendo que la libertad es un acto Divino,


y la esclavitud una decisión humana. Sonará terrible para muchos escuchar
esto, pero esa es la perspectiva Bíblica. Dios nos libera de un mundo que
esclaviza. Mientras Satanás viene a matar, hurtar y destruir, Cristo vino para
que tuviéramos vida, vida en abundancia. Juan 10:10.

Dónde está el problema entonces. Sí la libertad que Cristo nos ofrece es


completa, por qué algunos aún no la experimentan. Permítame darles
algunas perspectivas muy mías a esta pregunta:
A. Los que no quieren ser libres. Jeremías 29:1-10. El texto anterior nos
ubica en el entorno de la cautividad de Israel en babilonia, Jeremías
fue el pastor de los que quedaron en medio de las ruinas, y Ezequiel el
pastor de los cautivos. Jeremías después de varios años, y
entendiendo que el tiempo se alargaría, envió una carta a los cautivos,
diciéndoles que lo mejor era que ellos rehicieran sus vida en medio da
la cautividad, porque la espera sería larga. Lo paradójico del caso es
que cuando terminó el tiempo de la cautividad y Ciro dio el edicto de
salir, Esdras 1:1-4. Solamente 42,000 hombres y sus familias salieron
de Babilonia. Ellos regresaron a Jerusalén con lloro y gran ruego. Allí,
ellos repararon el altar e instituyeron los sacrificios diarios. Pero hubo
un gran número que no quiso salir porque estaban cómodos en la
esclavitud, Ni Dios, ni Ciro, ni el júbilo de los libres los movió. ¿Por
qué? Porque el ser esclavo se convirtió en un estilo de vida, porque le
tenían miedo a la libertad, porque aunque suene raro, se sentían
libres, en medio de su esclavitud. Esa es la misma realidad de algunos
hoy, les es mejor la vida que han construido durante los últimos años,
así sea en esclavitud, que aceptar la propuesta libertadora de Cristo.
B. Los que pisan la tierra de la libertad, pero su mente y corazón siguen
esclavos. Números 11:1-10. El escritor del libro de Números cuenta
una triste realidad, que los que salieron de Egipto, los que
experimentaron el Poder de Dios, los que vieron las señales y proezas
de Dios, están renegando. ¿Por qué? Porque sus pies eran libres, pero
sus mentes no. Estaba en la tierra de la “leche y la miel”, a puertas de
su promesa, con la nube de Jehová sobre ellos, pero con su corazón y
pensamiento en Egipto. La libertad no es salir del mundo y pisar la
iglesia, sino morir a Egipto y nacer en Cristo. Muchos hoy no han
podido hacer este ejercicio en sus vidas, y aún están amando al
mundo y lo que ofrece, y renegando de lo que Dios nos ha dado. La
razón es sencilla, su mente y su corazón no ha sido aún crucificado. El
apóstol Pablo sí que entendió este secreto y dijo en la carta a los
Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,
más Cristo vive en mí…” Mientras no aprendamos a morir, no
aprenderemos a vivir. Esa muerte es al yo, esa vida es al ÉL.
C. Los que abusan de la libertad. Gálatas 5:13. El apóstol Pablo sí que
entendió el concepto de libertad, por el trasfondo del que venía. Un
fariseísmo esclavizante y alienante, y cuando conoció la propuesta
liberadora de Cristo, la abrazó, amó y enseñó. Pero el apóstol
entendió que algunos creyéndose libres mostraron su carnalidad, pues
usaros la libertad de Cristo para justificar su propia carnalidad. Porque
quien pretende usar la libertad de Cristo para pecar, nunca ha sido
libre, porque quien descubrió la libertad de Cristo, por causa de su
obra en nosotros no puede pecar. 1 Juan 5:18, “No practica el
pecado…” No planifica el pecado, no peca deliberadamente, no juega
con el pecado. La libertad de Cristo no es ni más, ni menos, que la
libertad del pecado, y la libertad para amarlo y vivir en santidad para
él.
D. Los que disfrutan de la libertad de Cristo. Juan 8:31-32. Nos habla de
lo que produce la libertad que Cristo ofrece. Una verdad que nos hace
libres, que maravilla poder experimentar esa verdad en nuestra vida.
La verdad que libera son las palabras de Cristo, son los resultados su
obra en la cruz, es su Gracia inagotable, es su perdón vivificador, es su
amor incondicional. Solo su amor nos hace libres. Esta simple verdad
se convierte en la llave de nuestra libertad. Su amor.

¿A QUÉ LIBERTAD HEMOS SIDO LLAMADOS?

A. Debemos entender que sí podemos vivir en libertad, aunque


estemos en un mundo esclavizado. Jesús lo hizo.
B. La claridad que Jesús tenía “del amor de Dios”, lo llevó a vivir como
un hombre libre. Y a esa libertad nosotros hemos sido llamados.
¿Cómo vivir en la libertad en que vivió Jesús?
 Viva del amor de Dios, no del criterio de las personas. (Juan
17:24,26) (A Jesús lo trataron de loco, mentiroso, endemoniado,
hijo bastardo.)
 Viva del amor de Dios, no del materialismo de las personas.
(Mateo 6:31-33)
 Viva del amor de Dios, no de la amargura de los demás. (V.10-
11) (Las llaves)
 Viva del amor de Dios, no de la religión de otros. (V.38)
C. Hemos sido llamados a vivir en libertad, pero esta libertad solo
proviene de Jesús, a través del amor de Dios.
CONCLUSIÓN.

Los colombianos entendemos el concepto de perder la libertad. Pero aún,


más triste que el secuestro, es el creyente que vive la vida creyendo que es
libre, pero la verdad es que aún es un esclavo con Biblia en mano.
La libertar de Cristo sí es real, la obras de Cristo sí es completa, la propuesta
de Cristo sí es alcanzable, solo falta que usted la crea, la viva y la disfrute.
Esfuércese por conocer la verdad “El amor de Dios”, para que pueda disfrutar
la libertad que Jesús ya determinó para usted.

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