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Introducción:
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de
Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú:
Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel
que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa
para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare,
seréis verdaderamente libres.” (Jn 8:31-36)
Libres,... la libertad...
El vocablo “libertad” siempre ha sido alusivo a la hora de definirlo puesto que
cada quien desea definir “libertad” según su propio criterio. Muchos definen
“libertad” como el poder hacer todo lo que uno desee sin ser responsable por
sus acciones. No obstante, esta definición encaja mejor con libertinaje que con
libertad. “Como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto
para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.” (1 Ped 2:16)
El Diccionario de la RAE define en su primera acepción “libertad” de este
modo:
1.f. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y
de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
Alguno objetará: “Pero si soy responsable de mis actos, esto no es libertad.”
Otra vez volvemos a lo mismo: no entendemos qué es la libertad.
Hace años cuando España estaba viviendo la transición de la dictadura a la
democracia, había una confusión respecto a las nuevas libertades
garantizadas por la Constitución. La gente no estaba acostumbrada a ejercer
ciertas libertades, tales como la libertad de asamblea, la libertad de entrar y
salir del país, la libertad de expresión, y la libertad de creencia religiosa.
Fue entonces cuando oí una definición de la libertad que nunca había oído
antes. El Sr. José Cardona, el secretario ejecutivo de una antigua organización
que amparaba a las iglesias evangélicas en su lucha por sus derechos durante
la dictadura, dijo: “La libertad no es poder hacer lo que uno quiere sino poder
hacer lo que se debe hacer.”
Del mismo modo que muchos españoles escogieron el mal uso de sus nuevas
libertades, muchos creyentes tampoco entienden su libertad en Cristo, y
siguen viviendo en la esclavitud al pecado. Aunque asisten a los cultos y
quizás leen sus Biblias y oran, se sienten derrotados en lugar de gozar de su
vida en Cristo.
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Gálatas: Viviendo libre en Cristo
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Gálatas: Viviendo libre en Cristo
PRIMERA SESIÓN
1. Cristo me libró del presente siglo malo (Gál 1:1-5)
Versículo clave: “El cual [Cristo] se dio a sí mismo por nuestros pecados para
librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y
Padre,” (Gál 1:4)
Explicación: ¿Qué es el “presente siglo malo”? = la edad en que vivimos es
malo porque rechaza a Dios. Busca su propia voluntad y placer. El egoísmo,
los conflictos, los celos, la envidia, el pecado, falsas religiones, etc., ahora
abundan.
No debe sorprendernos. Este mundo tiene su dios (2 Cor 4:4)
El diablo nos quiere confundir y engañar respecto a lo que constituye la vida
cristiana (2 Cor 11:2-4; Col 2:8)
¿Cómo somos librados? = Cristo murió por nuestros pecados
Esta doctrina, la de la salvación, es la doctrina principal de la fe cristiana. Es la
primera doctrina atacada por los enemigos de Dios (vv -6-9).
Muchos creyentes no gozan de la vida en Cristo porque no se han dado
cuenta que la muerte de Cristo en la cruz no tan sólo nos libró de la pena del
pecado sino que nos libró del poder del pecado. Esto es el secreto de la
vida victoriosa.
Cristo murió “para librarnos” = “sacar, rescatar, liberar” del presente siglo malo
“conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,” – esto es la voluntad de
Dios para tu vida, que tú seas liberado, rescatado del presente siglo malo.
Esto nos lleva al problema que tienen muchos que profesan a Cristo – no
quieren ser librados, ¡ les gusta el presente siglo ! (1 Jn 2:15-17)
“¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera,
pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” (Stg 4:4)
En Cristo somos más que vencedores, la victoria ya es nuestra. (1 Jn 5:4-5)
Principio: La voluntad de Dios es nuestra liberación del presente siglo malo.
Aplicación: Debo creer que la voluntad de Dios para mi vida es que yo viva
libre de las influencias y las tentaciones del mundo.
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Gálatas: Viviendo libre en Cristo
SEGUNDA SESIÓN
4. Cristo me libró de aquellos de “reputación” (Gál 2:6-10)
Versículo clave: “Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan
sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a
mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron.” (Gál 2:6)
Explicación: (lee vv 6-10) Pablo no está tratando a los apóstoles con
menosprecio, está hablando sin pelos en la lengua a los Gálatas que habían
recibido la falsa enseñanza que los doce eran más importantes que Pablo. Los
falsos hermanos apelaron a ellos como su autoridad en su esfuerzo por
quitarle autoridad a Pablo y desbaratar su mensaje.
Lo curioso es que “los de reputación” (los apóstoles y los ancianos de la iglesia
de Jerusalén desmintieron que les habían autorizado). “Por cuanto hemos oído
que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os
han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando
circuncidaros y guardar la ley,” (Hch 15:24).
Ahora, hablemos de aquellos que pretenden ser de “reputación”. Son aquellos
que se creen más inteligentes, más listos que nadie. Creen que su consejo es
como el de Ahitofel que “era como si se consultase el oráculo de Dios.” (2 Sam
16:23).
Todavía los hay. Muchos son políticos, pero también los hay en las iglesias.
Hay que tener mucho cuidado con su consejo (muchas veces dado sin que lo
pidas), porque normalmente viene de su propia experiencia o razonamiento y
no de la Palabra de Dios.
Nuestra libertad en Cristo incluye la libertad de aquellos de “reputación”.
Cuando necesitamos consejos, dirección, o sabiduría, debemos pedirlo
primeramente a Dios. Luego si es necesario buscar al pastor, a la esposa del
pastor o algún hermano/a que sabes es un creyente maduro, hazlo con
prudencia sabiendo que la decisión final es la tuya.
¡Ojo! Debemos tener cuidado de no convertirnos a nosotros mismos en
personas de “reputación” a causa de una actitud de saberlo todo y de exigir
que nos escuchen porque merecemos ser escuchados.
Principio: “Dios no hace acepción de personas”.
Aplicación: Debo someterme a la obediencia de la Palabra de Dios antes de
someterme a los consejos de aquellos de reputación.
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TERCERA SESIÓN:
7. Cristo me libró de la maldición de la ley (Gál 3:6-14)
Versículo clave: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un
madero),” (Gál 3:13)
Explicación: La “maldición de la ley” es que nadie puede guardarla resultando
en la sentencia de muerte a cada ser humano por cuanto todos pecamos en
Adán. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el
pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos
pecaron.” (Rom 5:12)
Los tres verbos están en el tiempo pretérito, y se refieren al momento cuando
Adán pecó, Estuvimos en Adán y caímos en pecado con él y sufrimos las
mismas consecuencias de su pecado: “el día que de él [árbol de la ciencia del
bien y del mal ] comieres, ciertamente morirás” (Gén 2:17).
Más tarde en a economía mosaica, Dios entró en pacto con Israel y les dio su
ley. No obstante, en lugar de ver que la ley les mostraba su incapacidad de
guardarla, muchos llegaron a pensar equivocadamente que guardar la ley era
la manera de mostrarse justo delante de los hombres y delante de Dios.
Pablo advierte a los gálatas con palabras muy fuertes acerca de su salvación.
Aquellos que procuran su justificación mediante la ley, se ponen bajo la
maldición de la ley. Pero no hay esperanza para aquellos que confían en las
obras de la ley para justificarse. Citando Deuteronomio 27:26, Pablo escribe:
“Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro
de la ley, para hacerlas.” (Gál 3:10)
La buena nueva del evangelio es que Cristo nos libró de la maldición de la ley.
Otra vez Pablo cita el A.T. (Deut 21:22-23) como prueba de su argumento:
“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición
(porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),” (Gál 3:13)
Cristo tuvo que morir en un madero para liberarnos de la maldición de la ley.
Principio: Cristo me libró de la maldición de la ley cuando murió en la cruz.
Aplicación: Debo vivir mi vida en agradecimiento a Cristo por haber sufrido la
maldición de la ley en mi lugar.
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CUARTA SESIÓN
10. Cristo me libró para ser un hijo heredero (Gál 4:21-31)
Versículo clave: “Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su
hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.” (Gál 4:30)
Explicación: Esta alegoría se basa en la historia de Abraham. Comienza en
Génesis 16 cuando Abraham en un momento de debilidad espiritual hizo caso
a Sarai y tuvo un hijo por medio de Agar, la criada egipcia de Sarai. Esto es
cuando empezaron los problemas, los conflictos entre esas dos mujeres
(Gén 16:1-6).
Durante los siguientes 13 a 14 años la relación entre ellas era pasable. Pero al
final Sara se quedó embarazada y dio a luz a Isaac. Este hecho produjo celos
de parte de Agar y su hijo Ismael porque con el nacimiento de Isaac, Ismael
dejó de ser el hijo favorito y el futuro heredero.
En la celebración del destete de Isaac, Ismael se burlaba de Isaac y Sara dijo
a Abraham: “Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha
de heredar con Isaac mi hijo.” (Gén 21:10). Abraham no quiso hacerlo, Ismael
era su hijo, pero Dios le dijo que hiciera caso a Sara, “porque en Isaac te será
llamada descendencia” (v.12).
Pablo recuerda a los gálatas, “De manera, hermanos, que no somos hijos de la
esclava, sino de la libre.” (Gál 4:31). Por lo tanto, se debe echar a la esclava y a
su hijo, es decir, echar fuera cualquier sistema religioso o cosa que esclaviza.
Como herederos de Dios y coherederos con Cristo debemos desechar...
• el viejo hombre (Efe 4:22)
• la mentira (Efe 4:25)
• ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas (Col 3:8)
• todo peso y el pecado que nos asedia (Heb 12:1)
• toda inmundicia y abundancia de malicia (Stg 1:21)
• todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, (1 Ped 2:1)
Principio: Cristo murió a fin de hacerme un hijo heredero de Dios.
Aplicación: Debo desechar cualquier cosa que me esclavice e impida mi
relación con Cristo.
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QUINTA SESIÓN
13. Cristo me libró para sobrellevar las cargas de otros (Gál 6:1-5)
Versículo clave: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la
ley de Cristo.” (Gál 6:2)
Explicación: En lugar de ser contenciosos, vanagloriosos, irritándonos unos a
otros, más bien debemos procurar la restauración de aquellos que han sido
sorprendidos en una falta. No se trata de pecar voluntariamente, se trata de
caer en algo indebido sin querer, y quizás sin darse cuenta.
El contexto sugiere que el lapsus se debe a una carga pesada que llevaba.
Aquí no se necesitan psicólogos ni psiquiatras, ya que el problema es espiritual
y por lo tanto requiere personas espirituales para ayudarles a resolverlo.
¿Quiénes son los espirituales? Son aquellos que anden en el Espíritu y son
guiados por el Espíritu. ¿Cómo puedes saber quiénes son? Busca gente que
da evidencia del fruto del Espíritu Santo en sus vidas (5:22-23).
Esta restauración implica el sobrellevar las cargas de otros en lugar de
criticarles. Pablo describe esa labor como el cumplimiento de la ley de Cristo
de “amar al prójimo como a ti mismo”.
¿Quién es la persona NO cualificada para restaurar? “El que se cree ser algo.”
Pablo añade para el beneficio de esos creídos que cada uno someta a prueba
su propia obra – porque cada uno llevará su propia carga (vv. 3-5).
Aunque en castellano puede parecer una contradicción (vv. 2,5) no la es por el
contexto y porque en griego “cargas” y “carga” son dos palabras diferentes.
Cargas (v. 2) es baros y significa pesadez, gravedad, peso; carga, cosa que
abruma o agobia.
Carga (v. 5) es fortion y significa carga, fardo, equipaje, peso, esp. cargamento
de un barco. Esta “carga” puede ser pesada o ligera.
La carga en el versículo 5 es la responsabilidad de cada uno, mientras la carga
en el versículo 2 se refiere a una carga pesada que abruma o agobia.
Principio: El sobrellevar los unos las cargas de los otros es amar al prójimo
como a ti mismo.
Aplicación: Debo mostrar amor hacia el prójimo cuando le veo doblado bajo
una carga abrumadora o sorprendido en una falta a causa de la carga que lleva.
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