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Amparo por incautación de fondos por parte de los Bancos

Señor Juez Federal:


…………………, ……………, ………… años , con domicilio real en
calle Nº de Capital Federal, y constituido conjuntamente con mi letrado patrocinante ,
abogado, Tº Fº , Monotributista (o responsable inscripto) en calle Nº de esta ciudad, a
V.S. me presento y con todo respeto digo:
Que vengo en tiempo y forma acción sumarísima contra …………….,
con domicilio en calle ………………, a fin de que se declare la inconstitucionalidad de
los decretos 1570/01 y 1606/01 y las resoluciones dictadas en su consecuencia por el
Ministerio de Economía 18/2002; 23/2002 y subsiguientes y concordantes, ordenándose
la entrega de los dólares billetes que dan cuenta los documentos que se acompañan a la
presente con expresa imposición de costas.
Inconstitucionalidad del artículo 12 del Decreto 214/2002:
Que previo a todo vengo a plantear la inconstitucionalidad del
mencionado artículo, pues ha procedido a suspender por el plazo de 180 días la
tramitación de todos los procesos judiciales, medidas judiciales..., violación a la Carta
Magna que surge de manera evidente de su simple lectura.
Ya la Justicia ha comenzado a expedirse en tal sentido, existiendo fallos
de la Cámara Federal de La Plata, en Rosario y Buenos Aires donde el fuero
Contencioso Administrativo -caso Graf- la Dra. Emilia García expresa que la norma de
referencia “no resiste la más elemental confrontación con la Constitución Nacional”,
porque vedar en forma generalizada la posibilidad de los ciudadanos de cuestionar la
medida relativa al llamado “corralito” implica el avasallamiento del derecho a la tutela
judicial efectiva”.
En otra parte de su fallo dictamina “la organización de un Poder Judicial
independiente y la plena vigencia del derecho de tutela judicial efectiva, constituyen
cuestiones vitales en miras al mantenimiento de la seguridad jurídica que es
indispensable para el desarrollo de un Estado de Derecho”.
Señala asimismo “debe ser posible prever razonablemente y con
suficiente precisión y sin sorpresivas irrupciones cuáles han de ser las conductas de los
operadores gubernamentales y de los particulares en el marco estable del orden
jurídico”.
El pueblo es el que sufre más intensamente el dolor de la emergencia, sin
entrar a considerar si en la actualidad existe lo que se conocería como “emergencia
económica”, cosa que de mi parte no consideré, pero su discusión extralimitaría los
alcances de la presente acción, y respecto del cual disposiciones como el decreto
214/02, que emanan del Poder Ejecutivo Nacional son totalmente contrarias a la
igualdad ante la ley y el derecho a una acción rápida que dispone no sólo la
Constitución Nacional, sino también las normas supralegales de los pactos celebrados
por la Nación, porque actualmente, además de los textos constitucionales que
históricamente consagraron el principio de igualdad, debe tenerse en cuenta la reforma
constitucional de 1994, que en el orden local expresamente y en el ámbito nacional a
través de la incorporación de los tratados internacionales que menciona el artículo 75
inc. 22) han vigorizado tal garantía.
Debemos sostener también que el principio de igualdad ante la ley, según
la clásica formulación jurisprudencial y doctrinaria, no es otra cosa que el derecho a que
no se establezcan excepciones o privilegios que excluyan a unos de los que concede a
otros en iguales circunstancias.
Por ellos el artículo mencionado, además de crear una desigualdad,
resulta discriminatorio, lo que también lo torna arbitrario, así se ha resuelto que “De los
tratados internacionales relativos a los derechos humanos surge como una pauta
valorativa que la no discriminación implica una forma de imponer la igualdad de los
seres humanos”.
Los textos constitucionales y Tratados Internacionales establecen que
todos los hombres son iguales, lo que importa una igualdad de derecho, lo que deriva en
la igualdad de recursos, que significa que todos posean los mismos, esto es, igualdad de
oportunidades. Tal disposición en definitiva viola los artículos 16 y 18 de la Carta
Magna y artículos II y XVIII de la Declaración Americana de Derechos del Hombre, el
artículo 26 del Pacto Internacional de derechos Civiles y Políticos y 8º de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (San José de Costa Rica).
Asimismo el artículo 43 es la norma que rige la protección de los
habitantes de la Nación respecto de los posibles abusos de los poderes políticos en la
toma de decisiones, de allí que pueda oponerse acción expedita y rápida de amparo
contra todo acto u omisión de las autoridades públicas o de particulares, que en forma
actual e inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad e ilegalidad
manifiesta, derechos y garantías reconocidas por la Constitución o un Tratado
Internacional, es decir que el mentado artículo 12 viola en forma flagrante una operativa
de la Ley Fundamental, no siendo necesario establecer que un decreto, sea o no de
necesidad y urgencia, está por debajo de la Constitución en la pirámide jurídica,
conforme lo dispone el artículo 31 del mismo cuerpo legal.
Entender que el Poder Ejecutivo pude dejar de lado la forma
Representativa Republicana y Federal aboliendo la independencia de los poderes con la
simple fórmula de que ningún habitante de la Nación Argentina puede peticionar en
justicia, es un absurdo que no sólo no puede sustentarse, sino que es casi la suspensión
de los derechos civiles que imperan en la Argentina.
Por todo ello solicito se declare la inconstitucionalidad del artículo 12 del
Decreto 214/02 en cuanto suspende la tramitación de las acciones de amparo contra las
disposiciones que establecen las restricciones a la entrega de fondos por los Bancos.
Inconstitucionalidad del Decreto 1570/01 y 1606/01:
Con el dictado de la ley 25.561 de Emergencia Pública y Reforma del
Régimen Cambiario, el Poder Legislativo Nacional facultó al Ejecutivo por las razones
de emergencia que definió el artículo 1º del texto legal, a establecer el sistema que
determinará la relación de cambio entre el peso y las divisas extranjeras y dictar las
regulaciones cambiarias (artículo 2º), a reestructurar las deudas con el sector financiero
(artículo 6º, parr. 2º), establecer medidas compensatorias que eviten desequilibrios en
las entidades financieras (artículo 6º parr. 3º) y disponer las medidas tendientes a
preservar el capital perteneciente a los ahorristas (artículo 6º parr. 5º).
Ante tales atribuciones el Ministerio de Economía dictó la resolución
18/02 del 17 de enero de 2002, la cual ha sido reformada por la 23 del 21 de enero de
2002, en vigencia, que estableció en su anexo un cronograma de vencimientos
prorrogándose los depósitos existentes en el sistema bancario, por el cual se mantiene la
indisponibilidad de los fondos que estableciera el Decreto 1570/01.
Previo a todo debemos establecer que el contrato que une a la entidad bancaria
con su cliente en el caso de la caja de ahorro es el contrato en virtud del cual la entidad
se compromete a tener a disposición del cliente, a su sólo requerimiento, los depósitos
que éste haya realizado en la cuenta con la que gire la operatoria.
Es decir, que el Banco jamás tuvo la posesión, mucho menos la
propiedad, del dinero o divisa depositados, con lo que llegamos a la conclusión que el
único propietario del patrimonio que obra en la caja de ahorros es el cliente, y la falta de
entrega de los mismos por parte de la entidad constituye un incumplimiento contractual,
amén del encuadre en la normativa penal.
Visto ello, y la naturaleza del contrato arribamos a la conclusión de que
en su calidad de garante del depósito realizado por cada uno de los clientes, el Banco
debe devolver al requerimiento de aquél lo que en virtud de la relación jurídica
comercial guardaba, cosa que fue perfectamente interpretada por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación.
El artículo más violentado es el artículo 14 ya que es claro el texto al
establecer que los habitantes de la Nación gozan del derecho de disponer de su
propiedad, cosa que el Estado no respetó en los decretos atacados, en consecuencia, la
no entrega en tiempo y forma de los depósitos constituye una flagrante violación de los
artículos 14, 17 y 18 de la Carta Magna, y por ello debe hacerse lugar a la presente
acción de amparo.
Sobre este particular la Corte Suprema de Justicia de la Nación ya se ha
expedido en el caso “Smith, Carlos c/ Banco Galicia”, con fecha 1º de febrero de 2002 y
para fundamentar esta acción transcribiré partes de dicho fallo que considero
demuestran a las claras la inconstitucionalidad de la norma.
El más Alto Tribunal dijo: “En este contexto cabe recordar que esta
Corte ha subrayado, en reiteradas oportunidades que, el fundamento de las normas de
emergencia es la necesidad de poner fin o remediar situaciones de gravedad que obligan
a intervenir en el orden patrimonial, como una forma de hacer posible el cumplimiento
de las obligaciones, a la vez que su gravitación negativa sobre el orden económico e
institucional y la sociedad en su conjunto.” (Fallos: 131:161; 313:1513 y 317:1462).
Sigue en otro párrafo diciendo: “La restricción que impone el Estado al
ejercicio normal de los derechos patrimoniales debe ser razonable, limitada en el
tiempo, un remedio y no una mutación en la sustancia o esencia del derecho adquirido
por sentencia o contrato, y que sometida al control jurisdiccional de constitucionalidad,
toda vez que la emergencia, a diferencia del estado de sitio, no suspende las garantías
constitucionales (conf. Fallos 243; 467; 323:1566)”.
Sigue el voto expresando: “En tal sentido, si bien es cierto que
acontecimientos extraordinarios habilitan remedios extraordinarios, los mecanismos
ideados para superar la emergencia están sujetos a un límite y éste en su razonabilidad,
con la consiguiente imposibilidad de alterar o desvirtuar en su significación económica
el derecho de los particulares.
La limitación fijada de la facultad normativa tendiente a conjugar el
trance. Ello es así pues tal restricción implica una violación a los artículos 17 y 18 del
Constitución Nacional en tanto desconoce el derecho de su patrimonio”.
“Que el derecho de disponer libremente de los fondos invertidos o
depositados en entidades bancarias y financieras se sustenta, con independencia de los
preceptos legales que puedan reconocerlo, en los principios de la Ley Fundamental; y
no es dudoso que condicionar o limitar ese derecho afecta a la intangibilidad del
patrimonio y obsta al propósito de afianzar la justicia.
Tal afectación de los mentados principios constitucionales, dada la
gravedad que reviste y la ausencia de razones decisivas que justifiquen la exigencia
legal que la provoca, no puede entenderse como fruto de una reglamentación razonable
de tales principios, ni se encuentra respaldado, por ende, en el artículo 28 de la Carta
Magna (Fallos 305:945, considerando 8º último párrafo)”.
“Tal circunstancia se aprecia nítidamente en la situación planteada en el
sub lite, en donde las sucesivas reglamentaciones aludidas han excedido el marco de la
delegación imponiendo condicionamientos y restricciones a la libre disposición de la
propiedad privada de los particulares en abierta violación de las normas constitucionales
mencionadas”.
En el considerando 14 funda “Que, a la luz de los criterios
jurisprudenciales mencionados se aprecia en el caso, el actor ha sido víctima de la
vulneración de su patrimonio, toda vez que la constitución de sus depósitos había sido
efectuada bajo la vigencia de un régimen que garantizaba su inalterabilidad.
Tal garantía, además, se había visto recientemente reforzada mediante las
disposiciones de la ley 25.466 que, con carácter de orden público, consagró la
intangibilidad de los depósitos, definiendo tal intangibilidad como la imposibilidad por
parte del Estado de alterar las condiciones pactadas entre los depositantes y la entidad
financiera, así como la prohibición de canjearlos por diferentes activos del Estado
Nacional, de prorrogar su pago, o de reestructurar su vencimiento (artículos 1º a 4º),
circunstancias que exceden en mucho las que se presentaron por cierto en la causa
“Peralta” que se registra en Fallos 313:1513”. Por último en el considerando 15 expresa:
“Frente a tan singular situación, la restricción imperante en relación con los depósitos
bancarios adolece de irrazonabilidad toda vez que no se advierte la proporcionalidad
entre el medio elegido y el fin propuesto con su implementación para conjugar la crisis
ya que no significa una limitación a la propiedad sino que, agregada al resto de las
normas adoptadas, coadyuva a su privación y aniquilamiento.
El efecto producido por las normas impugnadas excede, pues, el ejercicio
válido de los poderes de emergencia ya que aun en estas situaciones, como se recordó
arriba, el Estado no puede válidamente trasponer el límite que señala el artículo 28 de la
Constitución Nacional y preterir su inexcusable rol como gestor del bien común.
La norma en cuestión afecta, por tanto, en forma directa e inmediata las
garantías reconocidas por los artículos 14 bis y 17 de la Constitución Nacional así como
las previsiones del artículo 21 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
Pacto de San José de Costa Rica”. Frente a tales argumentos y el precedente que sienta
el fallo mencionado corresponde que se decrete la inconstitucionalidad de los decretos
1570/01; 1606/01 y resoluciones 18/02 y 23/02 ambas del mes de enero de 2002 de
Economía. Inconstitucionalidad del Decreto 214/02 de fecha 3 de febrero de 2002:
Que asimismo solicito se declare la inconstitucionalidad del artículo 2º
del decreto mencionado en cuanto convierte a pesos todos los depósitos existentes en
dólares estadounidenses u otras monedas extranjeras del sistema financiero,
estableciendo un valor sin fundamento ni justificación jurídica.
Dije al principio del presente que el pueblo es el que sufre el dolor de la
emergencia y entonces me remito en tal sentido al preámbulo de la Carta de la
Organización de los Estados Americanos que persigue consolidar en el continente,
dentro del marco de las instituciones democráticas, un régimen de libertad individual y
de justicia social, fundado en el respecto de los derechos esenciales del hombre.
Las normas económicas de la aludida Carta, que imponen a los Estados
miembros a aunar esfuerzos para lograr que impere la justicia social, y las normas
sociales impregnadas de la misma finalidad, resultan violadas desde el decreto 214/02,
del P.E.N.
Lo mismo ocurre desde la perspectiva de la Convención Americana
sobre los Derechos Humanos, cuando en el Preámbulo reafirma el propósito de
consolidar un régimen de justicia social, fundado en el respeto a los derechos esenciales
del hombre, se trata de una obligación de los estados partes (artículo 11), que se
correlación con el derecho a la integridad personal (artículo 5,1) a la propiedad privada
(artículo 21). Un decreto de necesidad y urgencia (214/02) podrá disponer muchas cosas
pero derogar lo que establece una ley fundamental de la Nación, como el Código Civil,
o el de Comercio, ya es excesivo.
Por lo demás, aún si se entendiera que los decretos de necesidad pueden
derogar a las leyes, hay que tener en cuenta que la aclaración del artículo 3º del Código
Civil (la retroactividad establecida por la ley en ningún caso podrá afectar derechos
amparados por garantías constitucionales), es sólo una derivación de un principio ya
contenido en la Constitución.
De poco serviría declarar derechos como el del artículo 17 si el
Presidente pudiera desconocerlos firmando un Decreto.
La Carta Magna establece en su artículo 99 -como pauta general- que el
Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso, bajo pena de nulidad absoluta e insanable,
emitir disposiciones de carácter legislativo... (artículo 99 inc. 3º pár. 3º C.N.).
La única excepción que la Constitución reconoce a tal regla, surge en el
caso de existir “circunstancias excepcionales” que hagan imposible seguir los trámites
ordinarios que ella prevé para la sanción de las leyes (artículo 99 inc. 3) par. 3 C.N.), o
sea, los previstos en sus artículos 77 y siguientes.
Es de aplicación también a esta parte el fallo de la CSJN citado en el
caso Smith, cuando en su considerando 12º expresa: “Que, en tal sentido, cabe recordar
que esta Corte ha establecido que la facultad del Estado de imponer límites al
nacimiento o extinción de los derechos, no lo autoriza a prescindir por completo de las
relaciones jurídicas concertadas bajo el amparo de la legislación anterior, especialmente,
cuando las nuevas normas causan perjuicios patrimoniales que no encuentran justo
paliativo (Fallos 316:1551; 318:1531 y sus citas, y 1749 entre otros).
De igual modo, el Tribunal subrayó que cuando bajo la vigencia de una
norma el particular ha cumplido todos los actos y condiciones sustanciales y los
requisitos formales previstos en ella para ser titular de un determinado derecho, debe
considerarse que hay un derecho adquirido, porque la situación jurídica general creada
por esa normativa se transforma en una situación jurídica concreta e individual en
cabeza de un sujeto que, como tal, se hace inalterable y no puede ser suprimida por ley
posterior sin agravio del derecho de propiedad consagrado por el artículo 17 de la
Constitución Nacional (conf. entre muchos otros, Fallos 314:1477; 316:2090 y
317:1462)”.
Y en el considerando 13 dijo: “Que, en análogo orden de
consideraciones, esta Corte señaló que ni el legislador ni el juez podrían, en virtud de
una ley nueva o de su interpretación, arrebatar o alterar un derecho patrimonial
adquirido al amparo de una legislación anterior, ya que, en ese caso, el principio de
retroactividad deja de ser una norma infraconstitucional para confundirse con la garantía
de inviolabilidad de la propiedad reconocida por la Ley Suprema (Fallos 319:1915; 320:
31, 1796 y 2157)”.
Refiere también en su considerando 14 que “...Ante el cuadro de
situación, tanto las restricciones impuestas por el Decreto 1570/01 y sus posteriores
reglamentaciones, como por la ley 25.561 de Emergencia Pública, en cuanto suspende
la aplicación de la referida ley de intangibilidad (artículo 15), han provocado una
incuestionable modificación de las condiciones y presupuestos tenidos en mira por los
ahorristas e inversores al tiempo de efectuar sus operaciones bancarias lo que apareja un
evidente desconocimiento de sus derechos adquiridos y, por consiguiente, una profunda
e injustificada lesión a su derecho de propiedad.”
No sólo se violan claras cláusulas constitucionales, sino también tratados
internacionales, normas éstas denominadas supralegales que están en vigencia en virtud
de lo dispuesto por el artículo 75 inc. 22) de la norma Fundamental.
En efecto, se encuentran contrariados los artículos 22 de la Declaración
de Derechos Humanos; 21 de la Convención Americana de Derechos Humanos, Pacto
de San José de Costa Rica. Por todo lo expuesto corresponde se declare la
inconstitucionalidad del artículo 2º del decreto 214/02.
Procedencia de la solicitud de inconstitucionalidad en esta Acción: En
primer lugar porque así lo establece el artículo 43 de la Carta Magna al expresar
refiriéndose a la acción de amparo que “en el caso el juez podrá declarar la
inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva”.
Esto ha sido reafirmado por nuestro Superior Tribunal al establecer: “La
declaración de inconstitucionalidad requiere, en el marco del juicio de amparo, que las
disposiciones a las que se atribuye esa tacha resulten manifiestamente contrarias al
espíritu y letra de la Constitución”.
Por último cabe consignar que el Ministro de Economía Remes Lenicov
al dar el discurso de lanzamiento del plan económico, manifestó que la política
monetaria estaba asegurada porque con todos los pesos circulantes en la República
Argentina se podían comprar todos los dólares circulantes en el territorio.
Siguiendo ese orden de ideas la convertibilidad no corría riesgo y por
consiguiente no se daban los presupuestos de “emergencia económica”, con lo que
evidentemente los decretos de necesidad y urgencia carecen de fundamento fáctico y
jurídico para su dictado, por lo que debe declararse inconstitucional todo decreto de
necesidad y urgencia dictado por el presente gobierno.
En el caso particular debo decir que el/la actor/a posee años, por lo que
constituye una causal de excepción fijada en la jurisprudencia y la letra de la ley, por lo
que deberá ordenarse la devolución de los importes que se hallan depositados a plazo
fijo por las sumas de U$S , siendo éstos los ahorros de toda la vida, debiendo consignar
que es necesario para atender a la subsistencia de quien peticiona.
Que los depósitos a plazo fijo fueron individualizados con los números ,
sumas que deberán restituirse en la moneda pactada.
Que es evidente que ninguna norma del Estado puede justificar tampoco
porque sí, excepto que le demos valor a un hecho del príncipe, una pérdida tan grande
entre lo que se le entregara y lo que pretende devolver con la pesificación compulsiva
que pretende en detrimento del derecho de propiedad.
Que es evidente que la operación realizada con el Banco accionado fue
hecha bajo la legislación que no sólo protegía la inversión en moneda extranjera, sino
que además aseguraba la intangibilidad de la misma.
Que solicito se resuelva que la entidad debe reintegrar el depósito
realizado en dólares estadounidenses o la moneda de curso legal suficiente para adquirir
en plaza el monto mencionado con expresa imposición de costas.
Derecho: Fundo la presente en lo dispuesto por los artículos 14, 16, 17,
18, 28 y 43 de la Constitución Nacional, II y XVIII de la Declaración Americana de
Derechos y Deberes del Hombre, 7, 8 y 10 de la Declaración Universal de Derechos
Humanos; 3 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 26
del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, y 8 y 21 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica, Doctrina y
Jurisprudencia.
Prueba: Ofrezco la siguiente:
Posiciones: Se cite a absolver posiciones al representante legal de la
demandada a fin de que absuelva posiciones a tenor del pliego que en sobre cerrado
oportunamente se acompañará, bajo apercibimiento de ley;
Pericial: Se designe perito contador a fin de que informe: a) si la
demandada lleva libros en legal forma; b) informe sobre la existencia de los depósitos
de mención.
Por todo lo expuesto solicito:
a) Se me tenga por presentado, parte y por constituido domicilio;
b) Se agregue la documentación acompañada;
c) Se haga lugar a la prueba ofrecida;
d) Oportunamente se dicte sentencia declarando la inconstitucionalidad de los decretos
1570/01, 1606/01, y las normas dictadas en su consecuencia, incluyendo las
resoluciones del Ministerio de Economía Nº 18 y 23 del 2002, del decreto 214/02 en sus
artículos 2º y 12 siguientes y concordantes, en virtud de ello ordenar al Banco
demandado a que proceda a la entrega al actor la suma de dólares estadounidenses ,
depositados en los certificados que se anejan a la presente, o su equivalente en pesos en
cantidad suficiente para adquirir dicha suma según la cotización de plaza al momento de
su pago.

Proveer de conformidad
SERÁ JUSTICIA

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