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LIMITACIONES DEL
PRECIO EN MATERIA HABITACIONAL. PLAZO MÍNIMO. PRÓRROGAS DEL PLAZO. OBLIGACIONES
DEL LOCADOR Y DEL LOCATARIO. LIMITACION TEMPORAL DE DERECHOS. FIANZA LOCATIVA. EL
CONTRATO DE LOCACIÓN EN LA EMERGENCIA. LA LOCACIÓN COMO CONTRATO DE
CONSUMO. EXTINCIÓN DEL CONTRATOTRATAMIENTO DOCTRINAL Y JURISPRUDENCIAL DEL
CONTRATO DE LOCACIÓN DE INMUEBLES EN EL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACI
El nuevo art. 1199 mantiene los cinco casos en los cuales no se aplicará el plazo mínimo legal,
previstos en el CCCN. Los casos que la ley contempla como excluidos del plazo mínimo son:
**Si las reparaciones no fueran urgentes, el locatario debe intimar al locador para que
realice las mismas dentro de un plazo que no podrá ser inferior a diez días corridos,
contados a partir de la recepción de la intimación, cumplido el cual podrá proceder en
la forma indicada en el párrafo precedente. En todos los casos, la notificación remitida
al domicilio denunciado por el locador en el contrato se tendrá por válida, aun si el
locador se negara a recibirla o no pudiese perfeccionarse por motivos imputables al
mismo”.
E.
FRUSTRACIÓN DEL USO O GOCE DE LA COSA (ART. 6º,
NLA)
El art. 6º de la ley 27.551, como vimos, sustituyó la redacción del art. 1203 delCCCN
manteniendo el mismo título, o sea “Frustración del uso y goce de la cosa”. El texto prescribe:
“Si por causas no imputables al locatario, este se ve impedido de usar o gozar de la cosa, o esta
no puede servir para el objeto de la convención, pue-de pedir la rescisión del contrato, o la
cesación del pago del precio por el tiempo que no pueda usar o gozar de la cosa. Si no se viese
afectada directa o indirectamente la cosa misma, sus obligaciones continúan como antes”
La norma actual es más amplia que la anterior, que solo contemplaba el caso fortuito o fuerza
mayor, como especie de causa ajena. El actual texto prescribe que si por una causa ajena al
locatario y por lo tanto excluyente de su responsabilidad, este no puede usar o gozar de la cosa
o darle el destino previsto en el contrato, PUEDE PEDIR LA RESCISIÓN DEL CONTRATO O LA
CESACIÓN DEL PAGO DEL PRECIO MIENTRAS DURA LA PRIVACIÓN DEL USO Y GOCE. En el
último párrafo se mantiene la redacción en cuanto a que si no se viese afectada (agregándose)
“directa o indirectamente” la cosa misma, sus obligaciones continúan como antes.
En este sentido hubiera sido conveniente agregar expresamente también que:
si la causa ajena impide servirse de la cosa para el destino que está previsto en el
contrato, aunque no se viera afectada directa o indirectamente la cosa en sí, será de
aplicación la primera parte del artículo, pues evidentemente se produciría una
frustración total o parcial de la finalidad del contrato, sin perjuicio de que se puede
aplicar la teoría de la frustración del fin (art. 1090,CCCN),
lo cual puede llevar también a la aplicación de la teoría de la imprevisión, aplicándose
el criterio del esfuerzo compartido, como es el caso durante la obligación de
aislamiento social preventivo y obligatorio, establecido por el decr. 297/20y sus
prórrogas
F)
COMPENSACIÓN. ART. 1204 BIS (TEXTO AGREGADO
POR EL ART. 7º DE LA LEY 27.551)
El art. 7º de la ley 27.551 agregó al CCCN como art. 1204 bis el siguiente:
“Compensación.
Los gastos y acreencias que se encuentran a cargo del locador conforme las
disposiciones de esta sección, pueden ser compensados de pleno derecho por el
locatario con los cánones locativos, previa notificación fehaciente al locador del detalle
de los mismos”
La compensación como sabemos es una forma de extinción de las
obligaciones.
La compensación incorporada por la ley 27.551 constituye un caso de
compensaciónlegal.
Se configura de pleno derecho cuando se presentan todos los requisitos que la ley
exige. Cabe destacar que, si bien la ley menciona que la compensación se produce
con los cánones locativos, en rigor, la compensación procede a nuestro entender
solo con el precio locativo y no con las demás prestaciones accesorias convenidas
Entre ellos tenemos las obligaciones derivadas de los arts. 1201, 1202,
1207y 1211, párr. 2º del CCCN. Es decir, entre dichos gastos se encuentran
los referentes a
las reparaciones urgentes para conservar la cosa con aptitud para
el uso convenido,que no hubieran sido realizados por el locador en
el plazo establecido en la norma
y los no urgentes que no hubieran sido satisfechos por el locador
en un plazo no inferior a diez días corridos, contados a partir de la
notificación por parte del locatario.
También se encuentran las mejoras necesarias realizadas por el
locatario, en el caso del art. 1202 y conforme lo establecido en el art.
1211 del CCCN.
a) Los tributos que graven la cosa; b) las expensas, y c) las cargas y contribuciones que se
originen en el destino que se le dé a la cosa locada.
a) En el primer caso considera que deben ser soportados por el locador, asumiendo que su
costo ya integra el precio de la locación.
Los tributos entonces que gravan la cosa no deben ser soportados por el locatario.
Las tasas pueden ser objeto a nuestro entender de convención ente las partes, es
decir, se puede establecer válidamente que el ABL o similares en las provincias estén a
cargo del locatario.
b) En cuanto a las expensas, el texto es claro que se encuentran a cargo del locador las
expensas comunes extraordinarias, aun cuando se las denomine como expensas comunes
ordinarias. En cuanto a las comunes ordinarias nosotros consideramos que sí pueden quedar a
cargo del locatario, independientemente del nomen que el administrador del consorcio le
hubiera consignado. En este sentido la norma tiende a proteger al locatario frente a decisiones
dela asamblea de consorcistas o del administrador del consorcio que incluyan determinados
gastos como expensas comunes ordinarias, siendo que en rigor se tratarían de extraordinarias.
c) Las cargas y contribuciones que se originen en el destino que se le dé a la cosa locada. Ellas
deben ser soportadas por el locatario.
b) En los casos del art. 1199, debiendo abonar al locador el equivalente a dos meses de
alquiler”. El nuevo texto mantiene la facultad a favor del locatario, cualquier sea el destino de
la locación, a rescindir el contrato transcurridos los seis primeros meses locativos. Para ello
debe preavisar. La NLA aclara que la notificación debe ser hecha en forma fehaciente con un
mes de anticipación. En este sentido aclaró cuál es el plazo mínimo del preaviso, cuestión que
había sido omitida en el CCCN y sí previsto en elart. 8º de la ley 23.091, que lo había fijado en
sesenta días. Al igual que ocurría con anterioridad al nuevo texto, en el caso de decidir el
locatario la rescisión del vínculo, se le reconoce al locador una indemnización, la que se
encuentra tarifada legalmente y que en general será inferior a la que correspondería de
computarse el tiempo restante de ejecución del contrato.
a) ejecución del contrato por un período mínimo: la ley menciona que se puede uso de esta
facultad recién cuando el contrato se ha ejecutado por lo menos durante seis meses;
b) preaviso: la ley establece que el locatario debe preavisar al locador, en forma fehaciente, su
voluntad de rescindir el contrato, por lo menos con un mes de anticipación, una vez que hayan
transcurrido por lo menos seis meses de vigencia del contrato;
De hacer uso de esta facultad en el primer año de vigencia del contrato, debe pagar al
locador la suma equivalente a un mes y medio de alquiler, calculado al momento de
desocupar la vivienda.
Si se hace uso de esta facultad transcurrido un año, debe pagar una indemnización de
un mes de alquiler, en ambos casos más el plazo de preaviso, si este se hubiera
omitido, y salvo que se hubiera pactado una indemnización menor o ninguna
Tratándose de locaciones exceptuadas del plazo mínimo, la indemnización asciende a
un equivalente a dos meses de alquiler.
La indemnización tarifada de origen legal debe ser pagada al momento de restituirse
el inmueble.
LA NLA TRAE UNA NOVEDAD: en los inmuebles con fines habitacionales, en caso de que el
preaviso se haya efectuado superados los primeros seis meses de alquiler, con una
anticipación de tres meses o más, el locatario no debe abonar indemnización alguna por la
rescisión anticipada. Ello por cuanto la ley considera que el locador ha tenido tiempo suficiente
para poner nuevamente en alquiler el inmueble y así evitar un daño por la rescisión anticipada.
Este párrafo de la norma ha merecido la crítica de Leiva Fernández, quien considera que se
afecta el derecho de propiedad del locador al producírsele un perjuicio (la rescisión anticipada,
lo que implica que no percibirá renta), sin compensación alguna.
RENOVACIÓN DEL CONTRATO DE LOCACIÓN.
OBLIGACIÓN DE NEGOCIAR (ART. 10 DE LA LEY
27.551 QUE INTRODUJO EL ART. 1221 BIS AL
CCCN
El art. 10 de la NLA introdujo uno de los textos más polémicos de la reforma al régimen
locativo inmobiliario. Se refiere a la renovación del contrato de locación, plasmado en el
agregado art. 1221 bis del CCCN. Este establece: “Renovación del contrato. En los contratos de
inmuebles destinados a vivienda, dentro de los tres últimos meses de la relación locativa,
cualquiera de las partes puede convocar a la otra notificándola en forma fehaciente, a efectos
de acordar la renovación del contrato, en un plazo no mayor a quince días corridos. En caso de
silencio del locador o frente a su negativa de llegar a un acuerdo, estando debidamente
notificado, el locatario puede resolver el contrato de manera anticipada sin pagar la
indemnización correspondiente”.
El texto de la nueva norma prescribe entonces que, en los inmuebles con fines habitacionales,
dentro de los tres últimos meses de la relación locativa, cualquiera delas partes puede
convocar a la otra, notificándola en forma fehaciente, para negociar la renovación del
contrato, en un plazo no mayor a quince días corridos.
CUMPLIDO EL PLAZO PREVISTO, sin que el locatario purgue su mora, debe restituir la
tenencia de la cosa locada. En caso de no hacerlo, el locador puede iniciar el proceso de
desalojo. Tal procedimiento se sustanciará por el proceso previsto al efecto en cada
jurisdicción o en su defecto por el más abreviado
El art. 12 de la NLA sustituyó el art. 1351 del CCCN por el siguiente: “Intervención de uno o de
varios corredores. Si solo interviene un corredor, todas las partes le deben comisión, excepto
pacto en contrario o protesta de una de las partes según el art. 1346 del CCCN. No existe
solidaridad entre las partes respecto del corredor. Si interviene un corredor por cada parte,
cada uno de ellos solo tiene derecho a cobrar comisión de su respectivo comitente. En las
locaciones de inmuebles la intermediación solo podrá estar a cargo de un profesional
matriculado para ejercer el corretaje inmobiliario conforme a la legislación local”.
Es decir, a los efectos de tener derecho a percibir la comisión, en las locaciones inmobiliarias el
corredor debe encontrarse matriculado para ejercer el corretaje inmobiliario conforme a la
legislación local. Nosotros entendemos que además de estar matriculado, debe encontrarse
habilitado para el ejercicio del corretaje. De otro modo, no puede legalmente ejercer el
corretaje inmobiliario y mucho menos tener derecho a percibir una comisión. La reforma se
considera correcta, a los efectos de erradicar del mercado a quienes intermedian
regularmente en el mercado locativo sin estar habilitado para ello. Además aclara la obligación
de pagar la comisión por quien no contrató originariamente al corredor y el derecho que tiene
este de no aceptar la intervención del mismo, a los efectos de liberarse del pago de la
comisión.
Por lo demás aclara la situación en caso de intervención de un corredor por cada par-te, en
cuyo caso la comisión será soportada por cada comitente expreso
REGULACIÓN COMPLEMENTARIA DE
LAS LOCACIONES
El art. 13 de la ley 27.551 prescribe: “Garantía. En las locaciones habitacionales, en el caso de
requerirse una garantía, el locatario debe proponer al locador al menos dos de las siguientes
garantías:
a) título de propiedad inmueble;
b) aval bancario;
c) seguro de caución;
d) garantía de fianza o fiador solidario; o
e) garantía personal del locatario, que se documenta con recibo de sueldo, certificado de
ingresos o cualquier otro medio fehaciente.
En caso de ser más de un locatario, deben sumarse los ingresos de cada uno de ellos a los
efectos de este artículo.
El locador no puede requerir una garantía que supere el equivalente a cinco veces el valor
mensual de la locación, salvo que se trate del supuesto previsto en el inc.e), el que puede
elevarse dicho valor hasta un máximo de diez veces. Bajo tales condiciones el locador debe
aceptar una de las garantías propuestas por el locatario. En los supuestos de los incs. b), c) y d),
la reglamentación debe establecer los requisitos que deben cumplir las personas que otorguen
estas garantías así como las características y condiciones de las mismas”
El artículo en cuestión, tal como dijimos, y lo reafirmó la doctrina, es poco claro, técnicamente
impreciso, e innecesario. La finalidad de la norma es facilitar el acceso formal a la vivienda con
fines habitacionales por parte de los potenciales locatarios. Sin embargo, parece haber seguido
el legislador un lenguaje más cercano a la praxis inmobiliaria que jurídico, lo cual obviamente
es criticable.
Literalmente, pareciera partir de la premisa que las futuras partes en el contrato se han puesto
de acuerdo en general, durante las tratativas contractuales sobre las condiciones particulares
del contrato de locación, restando resolver entre otros el tema de las garantías requeridas
para asegurar en general el cumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato, y en
especial, mas no la única, la del pago del precio locativo y de las prestaciones accesorias.
Cabe destacar, sin embargo, que el futuro locador puede no exigirle al potencial locatario
garantía complementaria alguna, satisfaciéndole el patrimonio de este, patrimonio, que como
se dice, técnicamente en forma imprecisa, es la prenda común de los acreedores o bien su
historial crediticio
La ley, en lugar de dejar librado el tema a la libertad contractual, sale en “auxilio” del locatario,
imponiéndole (“debe”) que ofrezca por lo menos dos opciones del menú que brinda para
satisfacer esta exigencia. ¿Puede ofrecer otra garantía, aparte delas mencionadas en el menú?
Literalmente debe ofrecer por lo menos dos de las mencionadas, no queriendo ello decir que
pueda ofrecer otra, que se adicionaría. ¿Quid si solo ofrece una y no de las referidas en la
norma? El locador podría considerar fracasada las tratativas, sin que ello implique una negativa
injustificada para la celebración del contrato. ¿Pero si la ofrecida es suficiente? Se dirá en tal
caso que el locador aceptaría y que toda disquisición sobre la cuestión se tornaría abstracta.
Seguramente será así, pero entonces ¿en qué beneficia al locatario imponerle la obligación de
brindar las opciones del menú, si con el plato único del día e incluso no incluido en la carta
puede verse satisfecho el locador?
1 GARANTÍAS» ENUMERADAS
a) TÍTULO DE PROPIEDAD INMUEBLE: ¿Basta la exhibición del título de una
propiedad para que el locatario garantice su obligación, o es necesaria que se entregue
el mismo, para de alguna manera asegurar que el bien permanecerá en poder del
locatario? ¿Y si lo entrega al título, será en qué carácter? ¿El título debe ser de una
propiedad propia o puede ser de una ajena? Estos son alguno de los interrogantes que
surgen de la norma, pues la entrega de un título no constituye en sentido técnico
ninguna garantía complementaria a la genérica de todo acreedor.
En general, en la praxis inmobiliaria se solicita que el garante o fiador sea propietario y
que se obligue a mantener la propiedad en su patrimonio durante la vigencia del
contrato o por lo menos que notifique si modifica la situación dominial, de manera tal
de permitir que el locador exija una nueva garantía.
d) “AVAL” BANCARIO:
En rigor el aval es una garantía que se otorga sobre efectos comerciales —una letra de
cambio (art. 32, decr.-ley 5965 t.o.), pagarés,etcétera— a los efectos de obligarse en
forma autónoma al pago de la misma. Si se garantiza el cumplimiento de un contrato
técnicamente se trata de un contrato de fianza y no de aval. Y si lo otorga un banco o
institución financiera, estamos en presencia de un contrato de fianza bancaria,
denominado en la jerga financiera “aval bancario”
e) SEGURO DE CAUCIÓN:
Este es un negocio asegurativo, en virtud del cual se responde en caso de
incumplimiento del deudor de una obligación caucionada. Tal como vimos presenta el
seguro de caución particularidades, que lo distinguen del resto de los seguros
patrimoniales, como v. gr., que es el propio tomador quien puede producir la
generación del siniestro, al incumplir con sus obligaciones, que la aseguradora debe
responder con independencia de si el tomador tiene cobertura financiera, etcétera. La
reglamentación en estos dos últimos casos (aval bancario y seguro) parece razonable,
pues se trata de actividades reguladas, debiéndose complementar por la autoridad de
aplicación los recaudos de los mismos.
2) MONTOS A GARANTIZAR
El último párrafo del artículo, prescribe que el locador no puede requerir una garantía que
supere el equivalente a cinco veces el valor mensual de la locación, salvo como vimos en el
caso de que se trate de una garantía personal del locatario, en el cual se puede elevar dicho
valor hasta un máximo de diez veces. Esto significa que tratándose de fianzas, aval bancario y
seguros de caución se pone un tope a la garantía de cinco veces el valor mensual de la locación
al monto y en el caso de la certificación de ingresos bastaría con que acredite ingresos hasta
diez veces dicho valor, lo que reiteramos puede resultar insuficiente o exorbitante según los
casos, destacando que no solo se garantiza el pago del precio locativo, sino también las demás
prestaciones accesorias y el resto de las obligaciones emergentes del contrato de locación.
La norma prescribe que, si el locatario ofrece alguna de las referidas garantías, el locador debe
aceptar una de las garantías propuestas, lo que pareciera sugerir que debe celebrar el
contrato, lo cual a nuestro entender no es así, ya que conserva el locador la libertad de
conclusión, lo cual surge reitero del art. 958 del CCCN
3) CONCLUSIÓN
Consideramos que el tema de las garantías, es una cuestión que en principio debe quedar
librada a la libertad contractual y que en caso de los potenciales locarios vulnerables o hiper-
vulnerables, debe ser misión de la seguridad social y del Estado buscar mecanismos idóneos
para facilitar el acceso a una vivienda digna, tal como se desprende del Título III (art. 19, incs. b
y c, NLA).
Lo más llamativo de la norma en análisis es que, una vez presentado el menú de las
dos opciones, pareciera que el locador tiene o debe aceptar una de las garantías
propuestas por el potencial locatario, a pesar de que las ofrecidas no sean
satisfactorias.
Ni siquiera se prevé la posibilidad de que le exija otras opciones del menú legal.
Es decir, pareciera limitarse su libertad contractual, pues a pesar de no estar de
acuerdo con las garantías ofrecidas por el potencial locatario, el locador debería
contratar, en contradicción a lo establecido por el art. 958 del CCCN.
Compartimos la opinión de Frustagli en el sentido de que no se establece una
obligación de contratar, ya que la misma sería inútil.
Ello por cuanto el locador podría en general no aceptar otras cuestiones y rechazarla
oferta de locación, sin puntualizar que se trata de insuficiencias de garantías.
Por lo demás, la norma pareciera partir de la premisa que lo que se garantiza es solo el precio
locativo, cuando en realidad debería garantizar el cumplimiento del contrato, que excede
dicho rubro. Por otro lado, no toma en consideración el plazo contractual, lo cual es relevante
por el incremento del riesgo que existe para el locatario. Por lo demás, no se sabe si al
otorgarse “aval” bancario o seguro de caución, este será el monto máximo asegurado, en cuyo
caso nuevamente la garantía podría ser insuficiente.
B) AJUSTES
EL ART. 14 DE LA NLA PRESCRIBE BAJO EL TÍTULO DE “AJUSTES” LO SIGUIENTE: “Los contratos
de locación, cualquiera sea su destino, están exceptuados de lo dispuesto en los arts. 7º y 10
de la ley 23.928 y sus modificatorias.
En los contratos de locación de inmuebles destinados a uso habitacional, el precio del alquiler
debe fijarse como valor único y por períodos mensuales, sobre el cual solo pueden realizarse
ajustes anuales. En ningún caso se pueden establecer bonificaciones ni otras metodologías que
induzcan a error al locatario. A los fines dispuestos en el párrafo anterior, los ajustes deben
efectuarse utilizando un índice conformado por partes iguales por las variaciones mensuales
del índice de precios al consumidor (IPC) y la remuneración imponible promedio de los
trabajadores estables (RIPTE), que debe ser elaborado y publicado mensualmente por el Banco
Central de la República Argentina”.
La ley, como vimos, se ha hecho eco de la opinión de que en el contexto actual de una
economía inflacionaria es impensable, la aplicación de un nominalismo ortodoxo, pues además
de ser contrario a la equidad y a la buena fe contractual, generaría efectos negativos tanto
para los inquilinos, los locatarios y el mercado inmobiliario en general. Es por ello que es
correcto que se permitan mecanismos para mantener el sinalagma funcional del contrato, ya
que no hay que olvidar que en definitiva la necesidad de prever actualizaciones o adecuaciones
de precio o cláusulas de estabilización no son causa de la inflación existente (pues por
hipótesis hoy están prohibidas y tenemos de todas formas inflación), sino su consecuencia.
Es por ello que la NLA exceptúa de la prohibición de indexar prevista en la ley 23.928 y
autoriza a indexar el precio locativo, distinguiendo según la locación tenga fines habitacionales
u otros destinos.
En el primer caso, es decir locaciones con fines no habitacionales, las partes pueden en
ejercicio de la autonomía de la voluntad elegir el mecanismo que consideren más conveniente
a sus intereses, como así también acordar precio escalonado o al valor de la mercadería que se
comercializa en el inmueble, o tomar el valor del dólar americano en sus distintas variantes, el
IPC, etcétera.
Respecto de los inmuebles con fines habitacionales, la ley impone limitaciones: ley impone
limitaciones: por un lado, prescribe que el precio de la locación debe fijarse en un valor único y
por períodos mensuales. Ello llevó a la discusión doctrinaria si es posible acordar un precio
escalonado sea ascendente o descendente, pues ya no habría un valor único por períodos
mensuales. Leiva Fernández, se inclina por considerar que estaría prohibido, mientras que para
Frustagli que no lo estaría. Nosotros consideramos que literalmente se encuentra prohibido,
aunque se debe interpretar en el caso concreto en base a la teleología de la norma. Si el pacto
resulta más beneficioso para el locatario, el mismo sería válido, por ejemplo, en el caso de
precio escalonado descendente y en el ascendente también, si de los cálculos del mismo, es
más favorable al locatario que el previsto legalmente. En caso contrario se podría declarar la
nulidad de la cláusula, siempre a pedido de parte, ya que la nulidad no podría ser declarada de
oficio, debiéndose integrar la misma por el mecanismo previsto legalmente.
En segundo lugar, la repotenciación del precio puede realizarse solo anualmente,
contrariamente o lo que ocurre hoy en la plaza locativa, donde se realiza en forma
semestral.
La tercera limitación que trae es que para actualizar se debe utilizar un índice
conformado por partes iguales por las variaciones mensuales del índice de precios
al consumidor (IPC) y la remuneración imponible promedio de los trabajadores
estables (RIPTE), que deberá ser elaborado y publicado mensualmente por el
Banco Central de la República Argentina. El resultando de la indexación, si el
incremento de los salarios acompañara relativamente la inflación (lo cual es
esperable o deseable), puede resultar incluso superior al que se utiliza
actualmente, por ejemplo, en Tucumán, donde se suele acordar un 17%
semestral, por lo que la previsión legal puede resultar en la práctica nocivo a los
intereses del locatario.
Por último, consideramos que a los efectos de que el locador no eluda la norma
imponiendo un precio mayor al real (el popular “por las dudas”) con una cláusula
de bonificación condicionada, la NLA prohíbe que se incorpore en el contrato,
bonificaciones ni otras metodologías que induzcan a error al locatario, en cuanto
al precio real de la locación. Esto no significa que la bonificación si se encuentra
clara y justificada no pueda ser acordada, ya que en definitiva si es en beneficio
del locatario, no debería ser censurada
C) CONSIGNACIÓN
El art. 15 de la ley 27.551 establece bajo el título “Consignación”: “Si el locador de un inmueble
se rehusare a cobrar el canon locativo, según lo dispone el art. 1208del CCCN, el locatario debe
intimarlo de manera fehaciente a que lo reciba dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes
a su notificación. En caso de silencio o negativa del locador, el locatario dentro de las tres días
hábiles siguientes al vencimiento del plazo estipulado en la notificación, debe proceder a la
consignación judicial del monto adeudado, o mediante cheque cancelatorio, de conformidad
con las previsiones de la ley 23.345 y regulaciones del Banco Central de la República Argentina,
de acuerdo con las modalidades que fijen al efecto las distintas jurisdicciones provinciales, el
gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en su caso el Banco Central de la República
Argentina, estando los gastos y costas correspondientes a cargo del locador”. Es decir, la ley
27.551 introdujo respecto del pago del precio (a pesar de que se refiera al canon locativo) un
mecanismo de consignación judicial, cuyo régimen general se encuentra regulado en el art.
904 y ss. del CCCN. En el caso de la consignación judicial del precio, el mismo, conforme a lo
establecido en el art. 905 del CCCN, el mismo debe ser íntegro, (pues habla de la consignación
del monto adeudado), de manera tal que si no fuera tal, no tendría derecho, salvo violación a
lo dispuesto en los arts. 9º y 10 del CCCN, a nuestro entender a recurrir al mecanismo previsto
en el art. 15 de la NLA.
En cuanto a los requisitos y efectos, el artículo prescribe:
a) el locatario debe haber requerido al locador la recepción del precio locativo en un plazo de
48 hs. a contar desde la recepción de la notificación;
c) que inicie el proceso de consignación judicial dentro de los tres días hábiles siguientes al
vencimiento del plazo del requerimiento. Si lo hiciera después siguiendo la lógica de la
regulación de la consignación del inmueble, no implica que no podrá hacerlo en el futuro, pero
deberá consignar el monto adeudado con más los intereses hasta la notificación del proceso
de consignación. Cumplido los requisitos, resulta admisible que el locatario realice la
consignación judicial del precio locativo, sea mediante depósito judicial sea mediante cheque
cancelatorio, de conformidad a las previsiones de la ley 25.345 y las regulaciones del BCRA,
siendo los gastos y costas a cargo del locador. Si la consignación resulta inadmisible por no
reunir los requisitos para ella, los gastos y costas serán a cargo del locatario, ya que deberán
aplicarse la normativa de los códigos procesales correspondientes. Se puede criticar la norma
que se refiera a cuestiones procesales como es el tema de las costas judiciales, reconociendo al
mismo tiempo que son las jurisdicciones locales las que regularán las modalidades para
realizarla. De llevar a cabo la consignación a través de cheque cancelatorio, será el BCRA el que
deberá reglamentar el tema.
Esta norma tiene una finalidad fiscal: es decir no tiende a proteger al locatario, sino a
incentivar la recaudación fiscal e indirectamente la transparencia en materia locativa
inmobiliaria.
La norma establece dos obligaciones a cargo del locador:
a) declarar el contrato de locación frente al AFIP, y
b) inscribir el mismo en el AFIP, a través de un régimen de facilidades que este deberá
reglamentar.
En caso de incumplimiento de la obligación de registración: lo hace pasible al locador de las
sanciones que prescribe la ley 11.683 t.o. Estas obligaciones recaen exclusivamente en cabeza
del locador, lo cual es criticable, ya que en todo caso locador y locatario deberían hacerlo. Para
el locatario la inscripción y declaración es potestativa, ya que prescribe el texto que cualquiera
de las partes puede informar al AFIP la existencia del contrato, a los fines dispuesto en el
presente, en los términos que el organismo recaudador disponga. Leiva Fernández apunta que
la regulación hará que en la práctica locadores renuncien o desistan de acciones por
incumplimiento contra el locatario, ante la posibilidad de este de informar la existencia del
contrato o de la obligación del juez de notificar al AFIP la existencia del juicio. Por otro lado, ha
afirmado que también federaliza el sistema publicitario registral de los contratos de locación,
invadiendo cuestiones locales.
Comentario del doctor Leandro Stock: En el análisis del art. 16 de la ley 27.551 aparece como
necesario abordarlo primero desde el alcance de su disposición para, a posteriori, definir las
consecuencias del mismo. La primera parte del primer párrafo del artículo establece que “los
contratos de locación de inmuebles deben ser declarados por el locador ante la Administración
Federal de Ingresos Públicos de la Nación, dentro del plazo, en la forma y con los alcances que
dicho organismo disponga. La Administración Federal de Ingresos Públicos debe disponer un
régimen de facilidades para la registración de contratos vigentes”. Queda claro que la
registración comprenderá no solo a los contratos que se celebren a partir del 1º de julio de
2020 sino que los contratos celebrados con anterioridad a esa fecha, y que ya hubieren estado
en vigencia, también deberán registrarse según el régimen que disponga AFIP. El art. 16
circunscribe el deber de registrar los contratos en la persona del locador, con lo cual las
consecuencias nocivas de la falta de registración solo pueden recaer sobre este.
De esta manera, una vez operativa la norma, es decir cuando ya exista el sistema de la
Administración que permita la registración de los contratos, el incumplimiento de la misma
hará incurrir al locador en: la sanción prevista en el artículo a continuación del art. 39 de la ley
11.683, el cual prevé una multa para los supuestos de violaciones a las disposiciones
“...previstas en los regímenes de información propia del contribuyente (...), establecidos
mediante Resolución General de la Administración Federal de Ingresos Públicos”. Esta sanción
es acumulable con las del artículo agregado a continuación del art.38 y, por consiguiente,
además de la multa del artículo antes mencionado podría aplicarse la del tipo correspondiente
a la “omisión de presentar las declaraciones juradas informativas previstas en los regímenes de
información propia del contribuyente (...), establecidos mediante resolución general de la
Administración Federal de Ingresos Públicos, dentro de los plazos establecidos al efecto”. Se
trata, en este caso de una sanción que adviene sin necesidad de requerimiento previo de la
Administración al cumplimiento del deber en infracción que se agrava en razón del sujeto
incumplidor —sociedades, empresas, fideicomisos, asociaciones o entidades de cualquier clase
constituidas en el país, o de establecimientos organizados en forma de empresas estables de
cualquier naturaleza u objeto— pertenecientes a personas de existencia física o ideal
domiciliadas, constituidas o radicadas en el exterior
De esta manera, la liberación del locatario del deber impuesto al locador no encuentra una
explicación jurídica plausible dentro del sistema tributario. Sin perjuicio de ello y en el
supuesto de que el locatario hubiere informado a AFIP la existencia del contrato, el suministro
de esa información haría desaparecer las consecuencias sancionatorias por la omisión en que
podría haber incurrido el locador, porque habría quedado satisfecho el propósito que justifica
la norma: proveera la Administración de la información necesaria para poder determinar las
obligaciones tributarias y facilitar sus tareas de verificación y fiscalización.
En el supuesto de que la información hubiere sido brindada tempestivamente solo por el
locatario ni siquiera podría referirse la existencia de un peligro en el comportamiento omisivo
de locador. El derecho quiere que las obligaciones sean cumplidas, y al permitir la norma en
análisis que cualquiera de las partes pueda informar la existencia del contrato a la AFIP,
aclarando que esa información lo es a los fines dispuestos en la norma, aunque el deber
recaiga solo sobre el locador, la sanción a pesar de la satisfacción del propósito de la norma
traduciría a la pena en una venganza
20. CONCLUSIÓN
La ley 27.551se aplicará a los contratos que se suscriban a partir del día siguiente a su entrada
en vigencia, salvo respecto al plazo mínimo legal, en el caso de tratarse de prórrogas o
renovaciones de contratos anteriores, ya que se podrá pactar un plazo menor al prescripto, el
que solo rige para el contrato original. La nueva ley, comodijimos, no solo contiene
disposiciones aplicables al contrato de locación inmobilia
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