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en el campo profesional.
Artículo #1
Este artículo describe el contexto del mercado laboral y los egresados mexicanos durante
la crisis sanitaria provocada por la pandemia del COVID-19. A partir de la información
recopilada se compila una visión general del clima laboral, las oportunidades creadas y
las brechas reducidas en varios campos sociales. La metodología cualitativa y la
investigación descriptiva se desarrollan sistematizando los elementos contextuales de la
educación, el empleo y las políticas públicas, que tienen muchos problemas por resolver.
Como parte del análisis y las conclusiones, se elaboran propuestas para generar estrategias
que conecten los sectores público, privado y universitario a través de la estrecha brecha
institucional.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sobre empleo,
desempleo y subempleo son factores clave para mapear la situación actual de la población
económicamente activa de México (PEA). La PEA refleja el uso del tiempo de aquellos
residentes que, en un período determinado, trabajaron al menos una hora a la semana en
alguna actividad económica, y el uso del tiempo de aquellas personas que no ingresaron
al mercado laboral. Los datos sobre la pandemia se debilitaron a medida que aumentaron
las tasas de subempleo y desempleo, lo que a su vez debilitó el empleo. En este sentido,
el subempleo se ubicó en 4.4% en el primer semestre de 2021. En términos interanuales,
fue superior al mes correspondiente de 2020, lo que sugiere que el impacto de la pandemia
sigue causando estragos y que aún existen brechas importantes en el empleo y la
capacidad de los egresados para llenarlos. Sin embargo, para 2022, ha disminuido un
0,7%, lo que indica una tendencia de mejora lenta e inconsistente. En el primer semestre
de 2021, el 68,6% de los empleados y el 22,6% de las FIEs eran empleados secundarios
y asalariados. El 68,1% y el 22,3% son datos de 2022 en los mismos conjuntos. Según
los efectos del sector servicios, la relación de iguales fechas fue de 61,6 por ciento en
2021 y 62,3 por ciento en 2022, lo que, a diferencia del período correspondiente en 2020,
significa una disminución de 1,9 millones de trabajadores y empleados en términos
absolutos. Además de los mencionados, el sector joven que estudia o ya estudia está
formado por 8.865.540 jóvenes; algunos de ellos trabajan y estudian al mismo tiempo.
Sin embargo, el porcentaje de jóvenes que no pertenecen al mercado laboral sigue siendo
muy alto -casi el 83%- y el 70% se dedica únicamente a estudiar (INEGI, 2022). Las
cifras anteriores muestran lo que está sucediendo en el mercado laboral actual; Esto, a su
vez, ayuda a comprender la situación actual y definir los criterios de contratación. Las
tendencias laborales actuales y las oportunidades para crear formalidades en la vida
laboral son aspectos que penetran en el mercado, especialmente en un momento en que
se debe considerar la recuperación económica. De acuerdo con la composición del
mercado, se puede afirmar que de las 57.435.353 personas que integran la EAP,
39.119.627 trabajan por cuenta ajena y por cuenta ajena, 3.019.437 son patrones,
12.831.672 son trabajadores por cuenta propia y 2.264.602 son trabajadores por cuenta
propia. (GI, 602). 264.602. 2020. 2020., 2020. Esta población se distribuye en 5.528.698
establecimientos, principalmente del sector servicios, donde labora el 62,3 por ciento de
la PEA. Según oferta salarial, el 67 por ciento de la PEA recibe de uno a dos salarios
mínimos (5,258 a 10,258 a 1). pesos mexicanos) por su trabajo seis), pero la mayoría de
los jóvenes que estudian y trabajan reciben menos del salario mínimo. En este nuevo
escenario, las profesiones requieren de competencias y habilidades diferentes a las que se
desarrollan en las denominadas profesiones tradicionales (medicina, contabilidad,
administración, derecho). El empoderamiento y la participación (TEP) es ahora la base
del desarrollo profesional (Mundy, 2005). De acuerdo con este entendimiento, los
requisitos de alguna manera delinean el camino que tanto la dinámica del mercado laboral
como las universidades pueden tomar en su supuesta relación con el espacio público y
social. Surgen así diversos escenarios donde los colegios (universidades) se juntan para
crear -o intentar crear- los vínculos necesarios con otros sectores a través de los cuales se
conectan estrategias, políticas y cambios institucionales. Por tanto, el panorama para el
mercado de graduados es algo deprimente, considerando que de los 2,5 millones de
jóvenes que se gradúan de universidades y escuelas técnicas cada año y aspiran a un
empleo formal, el 43 por ciento gana entre 3.000 y 8.000 pesos mensuales. en su primer
empleo 3% menos que los registrados en 2020 (INEGI, 2022). El 44.9 por ciento de los
egresados manifestó no tener beneficios, condiciones ideales y satisfacción con la
relación estudio-trabajo. El impulso hacia la educación superior global se ve
obstaculizado por problemas como la falta de financiamiento, infraestructura limitada,
politización de academias o gremios, y falta de dirección, programas públicos y
regulaciones basadas en principios epistemológicos claros (Fassnacht, 2017). Existen
tendencias y demandas en los sectores público, privado y social que apuntan a ver un
punto de inflexión en las universidades de donde surjan respuestas a los problemas que
las aquejan. En este caso, todos esos actores disponen de recursos clave que pueden servir
a otros o ayudar a solucionar sus carencias o necesidades (Tomás i Folch, 2003). A la luz
de lo anterior, todos los escenarios contienen elementos clave que requieren la existencia
de un vínculo que permita la creación de caminos cruzados o redes comunes para diseñar
políticas públicas que promuevan su suficiente especificidad. (G., 2022)
Articulo #2
Articulo #3
Artículo #4
Bibliografía
G., G. (27 de Julio de 2022). Revista Andina de Educación. Recuperado el 17 de Abril de 2023,
de https://revistas.uasb.edu.ec/index.php/ree/article/view/3555/3700