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Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Ciencias Económicas


Maestría en Ciencias Económicas
Temas avanzados de macroeconomía y políticas públicas / 2022-II
Sergio Alejandro Lancheros Cely

Reseña Transferencias Monetarias


La crisis económica y social que desencadenó la pandemia del Covid-19 obligó a muchos
gobiernos a adoptar políticas de protección social para contrarrestar sus efectos especialmente
sobre la población en condición de pobreza y vulnerabilidad. Regiones como América Latina
y el Caribe son el ejemplo de la renovación del debate sobre las denominadas “transferencias
monetarias directas”, dada la rapidez con la que se debía actuar en este contexto de disparada
de las tasas de desempleo, crecimiento de la desigualdad, estrepitoso incremento de la
población en condiciones de pobreza y pobreza extrema, propagación del hambre y la
malnutrición, y en general de necesidades en materia sanitaria.
En el caso de Colombia, según el DANE (2020), la pandemia provocó que en mayo de 2020
la tasa de desempleo alcanzara un 21,4% y que se mantuviera sobre los dos dígitos incluso
hasta la actualidad, además que para el mismo año 3,5 millones de colombianos entraran a la
categoría de pobreza monetaria, con una incidencia de la pobreza del 42,5% y 21,2 millones
de personas en esta condición a nivel nacional. Por su parte, la pobreza extrema se ubicó en
15,1% en 2020 con 7,4 millones de personas en esa categoría. En materia de seguridad
alimentaria, según la encuesta Pulso Social realizada por el DANE (2020) con apoyo técnico
de UNICEF, como consecuencia de la pandemia una cuarta parte de los hogares colombianos
tuvieron que reducir de 3 a 2 comidas diarias. La reducción de los ingresos y la precarización
de los hogares condujo a su vez a una reducción de la demanda de bienes y servicios y a una
contracción de la actividad económica en general.
Ante este panorama, la respuesta del Gobierno Nacional para proteger la subsistencia de los
hogares y mitigar la vulnerabilidad socioeconómica de una amplia parte de la población se ha
concentrado en programas de transferencias monetarias directas focalizadas (Ingreso
Solidario, Compensación del IVA y pagos extras en los programas Jóvenes en Acción,
Colombia Mayor y Familias en Acción). El programa bandera del Gobierno fue Ingreso
Solidario, el cual desde abril de 2020 entrega una transferencia de 160.000 pesos a hogares
elegibles sin ninguna condicionalidad, con un alcance que pasó de 3 a poco más de 4
millones de hogares en la actualidad. Sin embargo, este programa tiene como fecha de
finalización diciembre de 2022 y sus últimos pagos se harán a madres cabeza de familia por
un monto de 500.000 pesos, reviviendo la discusión sobre la posibilidad de ampliar la política
e incluso fortalecerla.
Bajo las actuales condiciones que enfrenta el país y la región en general, como consecuencia
de la reducción de ingresos de los hogares que impuso la pandemia y más recientemente la
crisis económica mundial, con el elevamiento del nivel de los precios en general, es
necesario implementar un esquema de ingreso básico en Colombia que se encargue
principalmente de combatir la pobreza, reducir la desigualdad exacerbada en los últimos
años, velar por la seguridad alimentaria y cubrir las necesidades sociales insatisfechas
transitoriamente. Este último punto es importante ya que sería una medida de carácter
temporal que no se soporte en el asistencialismo sino en el acompañamiento de las personas
en condición de precariedad y vulnerabilidad mientras se implementan soluciones de carácter
más integral que aseguren empleabilidad, progresividad en la escala de ingresos y estabilidad
en la actividad económica del país.
Está es una herramienta que puede resultar útil para reducir la pobreza y la desigualdad, más
aún en periodo de inestabilidad económica y social, ya que parte de su efecto ha sido
atribuido a la capacidad de soportar eventuales caídas de los ingresos de los hogares y
aumentos en la tasa de desempleo. Adicional a ello, uno de sus puntos a favor más fuertes es
la posibilidad que da de actuar en el corto plazo ante contingencias que requieren respuestas
inmediatas, tal es el caso de las externalidades negativas provocadas por la pandemia del
Covid-19.
Así, las transferencias monetarias directas jugarían un doble papel en este sentido: por un
lado, mitiga las dificultades sociales a las que se ha hecho referencia en el contexto tales
como el incremento de la pobreza y del hambre en la población; y por otro lado, en medio de
las medidas de aislamiento social disminuye el costo de quedarse en casa, más aún si se tiene
en cuenta que en países como Colombia la informalidad laboral es muy elevada, 58,1% para
el trimestre junio-agosto de 2022 (DANE, 2022), lo cual puede variar el nivel de
aseguramiento de la población ante la imposibilidad de realizar sus actividades laborales con
normalidad. Según Stahl y MacEachen (2020), medidas como el Ingreso Básico Universal
cumplen con este cometido brindando estabilidad financiera ante reducciones en el nivel de
ingresos y eventuales pérdidas de sus trabajos, lo cual les garantiza tener ingresos suficientes
para cubrir sus necesidades básicas como la alimentación o la vivienda.
Ahora bien, un elemento que debería incluirse para el caso colombiano es la introducción de
transferencias monetarias directas no condicionadas antes que las políticas convencionales
que funcionan bajo un esquema de condicionalidad y focalización. Un estudio del Banco
Interamericano de Desarrollo (2020) afirma que el Covid-19 evidenció la insuficiencias de
los sistemas existentes de protección social en América Latina, especialmente en
subcobertura de la población más vulnerable: “en promedio en América Latina y el Caribe en
2013, llegaban solo al 50% de las personas en situación de pobreza extrema, y al 37% de
aquellas en pobreza moderada” (p. 10). Sin mencionar algunos casos de pobreza oculta o de
afectación grave a las clases medias. Es por ello que en esta situación es importante valorar la
introducción de elementos de universalidad e incondicionalidad (Stahl y MacEachen, 2020).
Finalmente, con respecto a las fuentes que permitirían implementar estas medidas, destaca
especialmente el papel de la reforma tributaria en curso en el Congreso de Colombia, al
pretender un aumento en el recaudo para cubrir un fortalecimiento del gasto social y al incluir
estructuralmente más elementos tendientes a la progresividad tributaria que redistribuyen los
costos sociales de la contingencia que aún sigue causando dificultades en los hogares.
Además, esto debe estar en el marco de un conjunto de políticas que no sólo otorgan
transferencias monetarias directas, sino que además incentivan la actividad económica, la
ocupación de la población y la redistribución de la riqueza.

Bibliografía
Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). (2020). Encuesta Pulso
Social. Resultado - primera ronda (julio de 2020). Recuperado de:
https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/encuesta-pulso-social
Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). (2020). Principales
indicadores del mercado laboral. Mayo de 2020. Boletín técnico. Recuperado de:
https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/ech/ech/bol_empleo_may_20.pdf

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