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UNIVERSIDAD CRISTIANA EVÁNGELICA NUEVO MILENIO

Asignatura: Macroeconomía

Sección: 1

Tema del trabajo:


Proyecto: Impacto económico del Covid 19 en el periodo de
2020 y 2021 Honduras, El Salvador, Argentina y Colombia -
Fase 2 – Inflación y Deflación, ¿Motivo por el cual se
alcanzaron esos niveles?

Catedrático: Lic. Dairo Josué Castro Molina

Integrantes Grupo-6:
- Wendi Adali Chinchilla Peña – 122270031
- Ronald Jose Hernández Villeda – 319450019
- Katherin Belinda Garay Lopez – 118140048
- Ellen Michelle Caballero Pineda – 221390016
- Lucy Yorleny Guevara Gonzalez – 120090008
- Candy Nazareth Calix Calix – 121630021
- Gethza Julissa Henrriquez Fuentes - 1120280011

Fecha:
19-03-2023
IMPACTO ECONÓMICO DEL COVID 19 EN EL PERIODO DE 2020 Y
2021

HONDURAS - Inflación y Deflación


En un contexto de crisis sanitaria y económica, provocado por la pandemia de
enfermedad por coronavirus (COVID-19), agravado por los fuertes efectos negativos
de las tormentas Eta y Iota, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) estima que en 2020 el PIB de Honduras presentará una disminución del
8,0%, frente a un crecimiento del 2,7% en 2019. La contracción de la economía se
explica por una notoria disminución del consumo privado, la caída de la inversión
pública y privada, y el desplome de la demanda externa. La administración central
cerrará el año con un déficit de alrededor del 6,6% del PIB (frente a un 2,5% en
2019), debido a una menor recaudación tributaria y el aumento del gasto corriente,
dirigido a mitigar el impacto de la emergencia sanitaria. El saldo de la cuenta
corriente alcanzará un déficit del 2,0% del PIB (frente a un 1,4% en 2019), como
consecuencia de una contracción de las exportaciones mayor que la de las
importaciones. Al cierre del año la inflación interanual será cercana al 3,0% (frente
a un 4,1% en 2019), debido a la debilidad de la demanda.
El gobierno hondureño ha puesto en marcha un conjunto de medidas de política
económica para aminorar los efectos de la crisis sanitaria. En la Ley de Auxilio al
Sector Productivo y a los Trabajadores se establecen prórrogas tributarias y
deducciones especiales para las microempresas y las pequeñas empresas, así
como mecanismos para el mantenimiento temporal del empleo y el ingreso. Para
hacer frente a las necesidades de financiamiento, el Congreso Nacional autorizó la
contratación de deuda por un monto de hasta 2.500 millones de dólares durante los
ejercicios fiscales 2020 y 2021, con un límite máximo de endeudamiento del sector
público no financiero del 55% del PIB. Asimismo, se promulgó un decreto para la
reducción y reorientación del presupuesto del sector público no financiero con el fin
de fortalecer las acciones de prevención de los contagios y control de la pandemia.
Las medidas de gasto público para enfrentar la pandemia representarán alrededor
del 2,2% del PIB.
Encima de los niveles previos a la crisis, mientras persisten otros desafíos de
desarrollo para Honduras. Los resultados de desarrollo humano en el país se
encuentran entre los más bajos de ALC. Un niño que nace hoy en Honduras será,
cuando crezca, un 48% de lo productivo que podría ser si disfrutara de una
educación completa y una salud plena.
Mejorar la gobernabilidad y la calidad de las instituciones sigue siendo clave y
requerirá abordar los problemas de captura del Estado e impunidad. Se necesita
avanzar más en el fortalecimiento de la independencia del poder judicial y las
agencias reguladoras, mejorar la capacidad de los ciudadanos para exigir
responsabilidades a los funcionarios públicos y electos, mejorar la transparencia y
fortalecer las capacidades para el gobierno digital y abierto, entre otros. La
prevención de la violencia y la aplicación de la ley también siguen siendo
fundamentales para reducir los niveles de delincuencia y violencia.
La economía del país se recuperó para un crecimiento del 12,5% en 2021 y se
espera que crezca un 3,5% en 2022 y 3,1% en 2023. Un nuevo gobierno tomó
posesión a principios de 2022 y tendrá la oportunidad de trazar un rumbo
consistente con las necesidades de recuperación y reconstrucción del país y
abordar las barreras críticas al crecimiento.
Continuar el enfoque para impulsar el crecimiento y la competitividad, fomentar la
inclusión mejorando el acceso a servicios y empleos básicos de calidad y promover
la resiliencia frente al cambio climático mejorará los resultados sociales y fomentará
más oportunidades económicas entre los más vulnerables del país. Las reformas
institucionales en temas clave, como mejorar la sostenibilidad del sector eléctrico,
así como la gobernanza y el clima empresarial, también pueden contribuir a
desarrollar aún más un marco para el crecimiento inclusivo en Honduras.
La deuda pública crece en Honduras
En 2021 la deuda pública en Honduras fue de 12.091 millones de euros creció 1.147
millones desde 2020 cuando fue de 10.944 millones de euros.
Esta cifra supone que la deuda en 2021 alcanzó el 50,23% del PIB de Honduras,
una caída de 2,19 puntos respecto a 2020, cuando la deuda fue el 52,42% del PIB.
Si miramos las tablas podemos ver la evolución de la deuda pública en Honduras.
Esta ha crecido desde 2011 en términos de deuda global, cuando fue de 3.136
millones de euros y también en porcentaje del PIB, que fue del 24,65%.
Según el último dato publicado, la deuda per cápita en Honduras en 2021, fue de
1.195 euros por habitante. En 2020 fue de 1.101 euros, así pues, se ha producido
un incremento de la deuda por habitante de 94 euros.
Es interesante mirar atrás para ver que en 2011 la deuda por persona era de 370
euros.

EL SALVADOR - Inflación y Deflación


En enero 2020, tras la alerta internacional por los casos de coronavirus registrados
en la República Popular China y otros países como Estados Unidos, las instituciones
que conforman el Gabinete Ampliado de Salud de El Salvador se declararon en
emergencia con el fin de contener la aparición de casos en el país. El 11 de marzo
de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) caracterizó a la enfermedad
por coronavirus 2019 (COVID-19) como pandemia y el primer caso confirmado en
El Salvador se anunció oficialmente el 18 de marzo de 2020 (OMS y MINSAL, 2020).
Desde inicios de 2020, el Gobierno de El Salvador implementó diferentes medidas
para enfrentar la crisis sanitaria y los efectos de esta. A un año y medio del inicio de
la pandemia, es necesario estudiar las medidas que se tomaron en el marco de la
emergencia sanitaria y los esfuerzos implementados para la recuperación
económica, con el fin de identificar los impactos de estas acciones en el corto y
mediano plazo.

La tasa de inflación promedio de El Salvador ha ido variando entre -0,37 a 1,09%


desde el 2015 hasta el 2020. A partir del 2021, se prevé que esta cifra incremente
y llegue hasta su punto más alto de 5,22% en 2022.

Nivel de Inflación en El Salvador 2020

La tasa de variación anual del IPC en El Salvador en diciembre de 2020 ha sido del
-0,1%, 1 décima superior a la del mes anterior. La variación mensual del IPC (Índice
de Precios al Consumo) ha sido del 0,2%, de forma que la inflación acumulada en
2020 es del -0,1%. Hay que destacar la subida del 0,8% de los precios de Menaje,
hasta situarse su tasa interanual en el 2%, que contrasta con el descenso de los
precios de Medicina del 0%, y una variación interanual del 1,8%. En esta página te
mostramos la evolución del IPC en El Salvador. Puedes ver la inflación en otros
países en IPC y ver toda la información sobre El Salvador en Economía de El
Salvador.

La deflación en el país -a pesar del gasto de alrededor de $ 3.000 millones no


presupuestados que ha tenido lugar en 2020, que según el enfoque convencional
debió haber desatado una inflación elevada (ver adelante)- demuestra que en la
actualidad existen muchos recursos ociosos, especialmente el humano, además de
cientos de negocios que han debido cerrar por los confinamientos. Esto significa
que existe un trecho relativamente largo que los precios han de transitar antes de
que su crecimiento sea una amenaza. En realidad, los peligros de una inflación o
hiperinflación por el gasto expansivo son más bien limitados, dado el proceso
deflacionario por el que atraviesa esta economía; cosa que también sucede en
Europa y en menor medida en EE. UU.; pero también de forma clara en América
Latina donde la inflación anual se ha reducido. En realidad, la deflación es un
resultado colateral típico en una crisis como la actual. También ocurrió con mucha
fuerza y causó mucho daño en la GD. ¿Las causas de la deflación? Es sencillo en
el caso de la pandemia se ha registrado una contracción severa de la oferta y
demanda agregadas como resultado de la paralización económica en varios frentes.
El cierre obligado de negocios y empresas reduce la producción y el empleo y por
esto el ingreso de las familias, por lo que deben gastar menos, y si es posible,
ahorrar por la incertidumbre. En este entorno, en el que la población gasta menos,
los productores y comerciantes suelen verse obligados a bajar sus precios si quieren
vender. Tercero, con la emisión de dinero cabe señalar algunas opciones en cuanto
a la inflación.

El Gobierno del presidente Nayib Bukele, que asumió el cargo en junio de 2019, ha
implementado diversas medidas económicas y sociales para aminorar el impacto de
la crisis. El 16 de junio, después de 85 días de confinamiento, comenzó la reapertura
económica, que se programó en cinco fases graduales. El PIB real de El Salvador
se expandió un 2,4% en 2019, tasa similar a la que se había registrado en 2018.
Esta expansión se sustentó en el consumo privado, impulsado por el incremento de
las remesas familiares y el mayor poder de compra producto de la baja inflación. A
partir del segundo semestre de 2019, hubo un mejor clima de negocios, que se
reflejó en una mayor inversión del sector privado, acompañada de una expansión
del crédito destinado a los hogares y las empresas. Al cierre de 2019, la tasa de
inflación interanual era del 0,0% (0,44% en 2018). El saldo de la cuenta corriente
mejoró y el déficit fue del 2,1% del PIB, frente al 4,7% en 2018, sobre todo gracias
a la disminución de la factura petrolera.

A partir de la cuarta semana de marzo de 2020, la actividad económica se cerró


debido a la pandemia y eso provocó una caída de los ingresos fiscales, una
expansión del gasto y un incremento de la deuda que agudizaron la presión sobre
las finanzas públicas.
Entre enero y junio de 2020, las exportaciones totales se contrajeron un 27,6%. Esa
contracción se debió a la caída de las exportaciones no tradicionales (25,5%) y de
la industria maquiladora (46,4%), contrarrestada en parte por el crecimiento de las
exportaciones tradicionales (2,1%).

Las exportaciones a los principales socios comerciales también cayeron en gran


medida: las dirigidas a los Estados Unidos disminuyeron el 40,2%; las destinadas a
Honduras, el 30,5%, y las destinadas a Guatemala, el 20,0%. El déficit de la balanza
comercial alcanzó los 2.698 millones de dólares, lo que representó un descenso del
8,3% con relación a 2019. Las remesas familiares sumaron 2.523 millones de
dólares en los primeros seis meses de 2020, lo que representó una caída interanual
del 8,0%. Al cierre del año, los ingresos por remesas podrían contraerse en torno al
15,0%.

En el primer trimestre de 2020, la economía creció un 0,8%, mostrando un


comportamiento diferenciado entre sectores, que coincide con el inicio de la
cuarentena decretada por el Gobierno en la segunda quincena de marzo por la
pandemia de COVID-19. Las actividades financieras, el suministro de agua y la
construcción registraron un crecimiento del 10,5%, el 4,5% y el 4%,
respectivamente. En cambio, aquellas que estuvieron relacionadas más
directamente con el confinamiento mostraron importantes caídas, como las
actividades profesionales, el alojamiento y la industria manufacturera. En mayo de
2020, el índice de volumen de la actividad económica (IVAE) cayó un 19% a tasa
interanual; se contrajeron casi todos sus componentes, salvo el de las actividades
financieras y de seguros, y el de las actividades inmobiliarias. El mayor deterioro
(51,1%) se registró en la industria de la construcción. El consumo de energía
eléctrica disminuyó el 19,8%, y el consumo aparente de cemento, el 66,8%. Para el
mismo mes la producción industrial se desplomó a una tasa interanual del 25%.
Según la información que el banco central publica desde 2005, esta es la caída más
pronunciada desde ese año, seguida de la que ocurrió en agosto de 2009, cuando
la producción cayó el 11,1%. Las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal, que
tuvieron lugar a inicios de junio de este año, afectaron el cultivo de granos básicos,
hortalizas y café.

En línea con la tendencia observada en 2019, algunos rubros presentaron tasas de


inflación negativas en los primeros meses de 2020. En junio, los precios generales
cayeron un 0,2%, y las caídas más pronunciadas se observaron en los precios del
transporte (-7%), el alojamiento, el agua y la electricidad (-3%), y el vestido y el
calzado (-0,8%). El mayor incremento de los precios (3%) se registró en el rubro de
las bebidas alcohólicas y el tabaco.

ARGENTINA- Inflación y Deflación

En 2020 la economía de la Argentina cayó por tercer año consecutivo. Este


desempeño se debió al impacto de la crisis de la pandemia de la enfermedad por
coronavirus (COVID-19), que repercutió negativamente en el consumo privado, la
inversión y las exportaciones. Se prevé que al cierre el año el PIB haya caído un
10,5%, cifra mayor a la contracción registrada en 2019 (2,1%). En este marco, y a
partir de una menor depreciación del tipo de cambio oficial y del congelamiento de
un conjunto de precios regulados, la inflación se desaceleró al 43,5% interanual en
el acumulado a octubre respecto al 53,5% promedio del año anterior. Para 2021 se
prevé una recuperación de la economía del 4,9%, como resultado de la gradual
reapertura de los sectores afectados por la pandemia, que redundaría en una mejora
de los ingresos laborales y en un mayor consumo privado, y de un incremento de la
demanda internacional de exportaciones. Esta estimación está supeditada a la
extensión de la pandemia, asociada, en buena medida, a la disponibilidad masiva
de la vacuna contra el COVID-19. La política fiscal tuvo un sesgo expansivo en 2020.
El gasto primario real aumentó un 17% interanual en los primeros diez meses del
año, impulsado por un amplio paquete de medidas económicas destinadas a
proteger el empleo, las empresas y los sectores más vulnerables en el marco de la
crisis del COVID-19. Las prestaciones sociales y los subsidios a la energía fueron
los componentes del gasto que más crecieron en el acumulado anual a octubre
(23% y 64% interanual, respectivamente, en términos reales). Con una reducción
de los ingresos reales del 14% interanual en los primeros diez meses de 2020, el
déficit primario fue equivalente al 5,1% del PIB, en contraste con el superávit del
0,1% del PIB en igual período del año anterior. Por otro lado, los egresos por
intereses cayeron un 41% interanual en términos reales en ese período, a raíz de la
interrupción de los pagos durante la renegociación de la deuda pública.

Con esta evolución, el déficit fiscal general ascendió a un 6,8% del PIB en los
primeros diez meses del año, por encima del 2,4% del PIB que se había registrado
en el mismo período del año anterior. Entre las medidas adoptadas por el gobierno
nacional para enfrentar la crisis sanitaria y económica, cabe destacar el Programa
de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), que implicó la
postergación o reducción de las contribuciones patronales destinadas al sistema
previsional, el pago por parte del Estado del 50% del salario de los trabajadores
registrados del sector privado (un pago mínimo equivalente a un salario mínimo y
un máximo equivalente a dos salarios mínimos), la actualización del seguro de
desempleo por un monto de entre 6.000 y 10.000 pesos (entre 80 y 130 dólares) y
un subsidio del costo financiero de los créditos destinados a los trabajadores
independientes; y el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), un programa que
consiste en una transferencia monetaria de 10.000 pesos (130 dólares) para los
trabajadores informales y para los independientes que pertenecen a las categorías
más bajas del monotributo, del que se hicieron tres pagos hasta octubre.

La política monetaria tuvo un sesgo expansivo en 2020, a partir del conjunto de


medidas implementado para hacer frente a la crisis sanitaria y económica. Por un
lado, se amplió la oferta de líneas de financiamiento al sector privado en condiciones
más favorables que las de mercado y se redujo la tasa de interés de política (LELIC
a 7 días) hasta un 36% nominal anual en octubre de 2020 (de un 55% a fin de 2019).
Por otro lado, el banco central asistió financieramente al Tesoro nacional para hacer
frente al mayor gasto originado en el paquete de medidas fiscales, y en el marco de
la caída de la recaudación y del proceso de restructuración de la deuda pública. La
ampliación de la oferta de crédito incluyó líneas de capital de trabajo para micro,
pequeñas y medianas empresas (mipymes); una línea dirigida a la producción de
bienes esenciales; financiamiento para la adquisición de equipos tecnológicos para
el teletrabajo; préstamos para financiar la infraestructura de los parques industriales;
relanzamiento de la línea hipotecaria Procrear para refaccionar y construir
viviendas, y la renovación del programa Ahora 12, que permite comprar con tarjeta
de crédito a una tasa de interés inferior a la del mercado. También se dispuso la
postergación del pago de las deudas que los beneficiarios tenían con la
Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) y se congeló el pago de
los créditos hipotecarios. El financiamiento del banco central al Tesoro nacional se
realizó a través del otorgamiento de adelantos transitorios y de la transferencia de
utilidades. Estos dos instrumentos, en conjunto, fueron el principal factor expansivo
de la base monetaria, que en el acumulado hasta octubre aumentó un 10%
interanual en términos reales. La política del banco central también tuvo como
objetivo estabilizar el mercado cambiario. La autoridad monetaria llevó a cabo una
política de incremento gradual del tipo de cambio oficial, cuyo acumulado anual
hasta octubre fue del 29,5%, cifra levemente por encima de la inflación acumulada
del 26,9% hasta ese mes. Las intervenciones cambiarias del banco central
implicaron ventas de divisas de 4.500 millones de dólares en el acumulado hasta
octubre, y explicaron una caída de las reservas internacionales por un monto similar
(5.000 millones de dólares) hasta un nivel de 39.900 millones a fin de ese mes
(10,3% del PIB). A partir de la elevada salida de capital de sector privado, en
septiembre, el gobierno nacional y el banco central dispusieron mayores
restricciones para acceder al cupo de 200 dólares mensuales para libre
disponibilidad (focalizadas en los beneficiarios de algunos de los programas
oficiales) y establecieron una percepción del 35% sobre las operaciones de compra
de moneda extranjera a cuenta de los impuestos a las ganancias y bienes
personales. El paquete de medidas cambiarias fue complementado en octubre con
el incremento de la tasa mínima garantizada de los plazos fijos a 30 días minoristas
para personas físicas (que en noviembre se ubicó en un 37% nominal anual), la
reducción de los derechos de exportación al grano de soja y derivados (en 3 puntos
porcentuales y de forma transitoria) y a productos industriales (0% en el caso de
bienes finales), el aumento del monto de los reintegros a las exportaciones según
su valor agregado, y el establecimiento de una compensación y estímulo a
pequeños productores de soja y cooperativas.

COLOMBIA - Inflación y Deflación

El impacto que provocó la pandemia del covid-19 sobre el consumo doméstico llevó
a la inflación colombiana a registrar en 2020 su dato anual más bajo de la historia
estadística del Dane. Los graves impactos en el crecimiento y el empleo
comenzaron a disiparse en la segunda mitad de 2020, cuando las medidas de
distanciamiento se flexibilizaron de forma gradual. En el tercer trimestre de 2020 la
economía decreció un 9,0% anual, caída atenuada por el mayor dinamismo desde
septiembre. Las ramas con menores restricciones en su operación, como la
agricultura y las actividades inmobiliarias y financieras, presentaron un mejor
desempeño, en tanto que el comercio, la construcción y la minería presentaron los
mayores decrecimientos. La demanda interna inició su recuperación desde abril
gracias al mejor comportamiento del consumo de los hogares y al impulso sostenido
del consumo público, mientras la inversión presenta una fuerte contracción, aunque
con una tendencia favorable en la segunda parte del año. La inflación anual a
noviembre de 2020 se ubicó en un 1,49%, y se proyecta que alcanzaría el 1,9% al
finalizar 2020, por debajo de la meta del 3,0% de las autoridades. La amplia liquidez
suministrada por el Banco de la República y las medidas fiscales de apoyo a los
hogares vulnerables y a las empresas atenuaron la caída de la actividad. Los
resultados del mercado laboral de octubre confirman la recuperación, con una tasa
de desempleo que alcanzó el 15,7%. La consolidación de esta senda en el cuarto
trimestre permite prever un decrecimiento del PIB del 7,0% en 2020 y una
recuperación en 2021, con un crecimiento del 5,0%. La política fiscal se orientó en
2020 a mitigar las consecuencias de la pandemia a través de un mayor gasto
público. El déficit del gobierno central pasaría del 2,5% del PIB en 2019 al 8,9% del
PIB en 2020, debido a una notable reducción de los ingresos tributarios. La caída
esperada en la actividad económica en 2020 afectaría la recaudación del impuesto
al valor agregado de bienes duraderos y semiduraderos y el impuesto al consumo
en restaurantes y bares y ventas de vehículos, sectores con las mayores caídas en
sus ventas. Los diferentes rubros de gasto del gobierno se incrementan y, en
especial, los gastos extraordinarios, equivalentes al 2,5% del PIB, asignados a
financiar la emergencia económica decretada para enfrentar la pandemia. Los
mecanismos de ajuste cíclico permitidos por la regla fiscal fueron insuficientes, por
lo que el Gobierno la suspendió en 2020 y 2021, con la opinión favorable unánime
del comité consultivo de la regla fiscal.

El balance de las otras entidades del sector público agrupadas en el sector


descentralizado también se deteriora, al pasar de un equilibrio en 2019 a un déficit
del 1,2% del PIB en 2020, debido al incremento en el déficit de los gobiernos
regionales y locales por una caída en sus ingresos tributarios a causa del desplome
de la actividad económica, y también por el deterioro en el ingreso de las empresas
públicas nacionales y locales. El déficit total del sector público no financiero se
incrementaría 7 puntos porcentuales del PIB en 2020, por los menores ingresos que
causa la fuerte contracción económica y por el mayor gasto asignado por el sector
público para financiar las medidas sanitarias y fortalecer el gasto en salud. La deuda
del gobierno aumentaría 15 puntos del PIB entre 2019 y 2020 hasta alcanzar el 66%
y las tres calificadoras de riesgo mantuvieron el grado de inversión de Colombia.

Las autoridades monetarias implementaron un marco de respuesta inmediato para


enfrentar la pandemia. La tasa de intervención se redujo en siete ocasiones, del
4,25% en marzo al 1,75% en septiembre. Se utilizaron todos los instrumentos para
proveer la liquidez necesaria para facilitar el funcionamiento del sistema de pagos y
para apoyar la oferta de crédito de las instituciones financieras. Asimismo, con el
propósito de estabilizar los mercados financieros de deuda pública y privada, el
Banco de la República intervino directamente y compró títulos de tesorería (TES) y
certificados de depósito a término. También se redujo el encaje bancario para dar
mayor liquidez permanente al sector financiero y se ofrecieron canjes en dólares
para dar liquidez en moneda extranjera. Los resultados de esta política monetaria
expansiva, junto con la política fiscal contra cíclica, se reflejaron en menores tasas
de interés que estimularon el crecimiento de las carteras de crédito. En noviembre
de 2020, el crecimiento anual promedio de la cartera total fue del 4,7%, y se destaca
el mayor crecimiento de la cartera comercial (6,6%) y de la cartera hipotecaria
(5,4%), mientras que la cartera de crédito de consumo (3,6%) y la de microcrédito
(1,6%) presentan crecimientos anuales inferiores al promedio. Los indicadores de
riesgo de la cartera total mostraron una reducción, debida a los mayores plazos
otorgados a los deudores para el cumplimiento de sus obligaciones entre abril y julio
de 2020. En consecuencia, los indicadores de riesgo de cartera presentaron
reducciones hasta julio. Posteriormente, con la prolongación del aislamiento en el
segundo semestre, se tomaron nuevas medidas para permitir a los deudores
redefinir las condiciones de sus créditos. Los establecimientos de crédito han
aumentado las provisiones por el riesgo de crédito causado por la desaceleración
económica y cuentan para ello con niveles adecuados de liquidez y solvencia.
Nivel de endeudamientos de los países

EL ENDEUDAMIENTO PUBLICO DE HONDURAS

El endeudamiento público ha mostrado un comportamiento creciente, presentando


un alza promedio de 11.5% durante el periodo 2010-2020. Las variaciones más
altas se dieron en 2011 y 2013, debido a una mayor colocación de bonos soberanos
y desembolsos recibidos por parte de los organismos multilaterales de crédito,
específicamente para atender prioridades sociales y productivas. No obstante, a
2021, la Deuda Pública ha mostrado un incremento significativo como resultado de
la adquisición de recursos internos y externos para atender la emergencia sanitaria
por las consecuencias nefastas que ha tenido la pandemia de la COVID-19 y los
fenómenos naturales Eta y Iota en la estabilidad económica del país. El monto total
de la Deuda
Pública al primer trimestre de 2021 alcanzó el saldo de 14,655.3 millones de dólares.
En cuanto a su composición, el 55.7% (8,162.5 millones de dólares) es Deuda
Externa; de la cual, el 22.1% es bonificada, un 64.8% de acreedores multilaterales,
y un 13.1% de
bilaterales y bancos comerciales. La Deuda Interna representa el 44.3% (6,492.8
millones de dólares) de los recursos adquiridos en calidad de endeudamiento,
siendo en su mayoría bonificada (92.5%) proveniente de bancos comerciales y de
los institutos de previsión tanto públicos como privados.

La Deuda Externa tuvo un crecimiento promedio ligeramente mayor que la Deuda


Interna, siendo estos del 11.7% y 11.2%, respectivamente. En 2021, la contratación
de Deuda Externa se orientó mayormente a la gestión de riesgos, desastres
naturales y la epidemia con el 57.0%, agua y saneamiento con el 26.0% y la
modernización del Estado con el 17.0% de los montos contratados. En cambio, la
Interna se orientó al apoyo presupuestario.

La evolución del saldo de la Deuda Pública como porcentaje del PIB mantuvo un
ritmo de crecimiento constante y controlado durante el periodo de 2013 a 2019, los
cuales oscilaron entre un 43.8% al 48.7%, manteniéndose dentro de los techos
globales de los lineamientos para la contratación de endeudamiento público. Para
2021, se presenta un crecimiento más pronunciado, incrementándose en más de
diez puntos porcentuales al observado en 2019, situación explicada por la mayor
negociación de recursos para atender las consecuencias de la pandemia. Con la
crisis económica se ha acelerado el proceso de endeudamiento, alcanzando a
marzo del presente año una relación Deuda Pública/Producto Interno Bruto del
59.6%, de acuerdo con las cifras del informe de la Situación y Evolución de la Deuda
Pública de la Administración Central de Honduras al primer trimestre de 2021
publicado por la Secretaría de
Finanzas, situación alarmante debido a que se están sobrepasando los umbrales
de sostenibilidad de la misma, ya que según recomendaciones de organismos
internacionales se plantea que el ratio Deuda/PIB debe mantenerse en parámetros
inferiores al 50.0%, misma que se contempla en la Política de Endeudamiento
Público 2021-2024.

HONDURAS si tiene Acuerdos con Organismos Internacionales entre ellos


podemos mencionar:

Convenio de Minamata CMS

Acuerdo de Paris Convenio de Estocolmo

Protocolo de Nagoya Tratado sobre los Recursos


Fitogenéticos

Convenio de Rotterdam Protocolo de Kyoto

Protocolo de Cartagena UNCCD

Convenio de Basilea CMNUCC

CDB Protocolo de Montreal

Convenio de Viena CITES


Balanza de Pagos, ¿cuentan con déficit o superávit? ¿Qué están haciendo
para cubrirlos en caso de tener un déficit?

En el caso de Honduras, su cuenta corriente se vio mejorada al pasar de un déficit


de 0.8% del PIB en el primer trimestre de 2019 a superávit de 1.5% del PIB en el
mismo lapso 2020. Este comportamiento se debe básicamente al incremento en la
exportación de bienes de 6.3%, debido a mayores ventas de café, banano y azúcar
(influenciadas en parte por el alza en el precio internacional), y a la contracción de
las importaciones de bienes (3.3%), donde sobresalen las menores compras de
bienes de capital y combustibles y lubricantes. Por su parte, Costa Rica presentó
un superávit equivalente a 0.2% del PIB, una mejoría si se compara con el déficit
de 1.1% registrado en los primeros tres meses del 2019. Influyó en dicho
comportamiento el hecho de que el comercio de servicios continuó con un superávit
y que se redujo la brecha negativa del intercambio de bienes. Este último resultado
obedeció, en particular, al buen desempeño de las ventas externas de las empresas
adscritas al régimen de Zona Franca y a la reducción en el monto de las
importaciones, en parte, por la menor factura petrolera.

En Honduras la reducción de las importaciones (-3.3%) se debió a las menores


compras de suministros industriales elaborados, bienes de capital y a la reducción
de la factura petrolera. Adicional, las zonas francas importaron menos materiales
textiles (esencialmente insumos como hilaza, telas e hilos), producto de la
contracción en la demanda de prendas de vestir de los Estados Unidos de América.
En cuanto a El Salvador, al igual que Honduras, los insumos para industria textil,
aunado a la menor factura petrolera, determinaron el comportamiento de las
importaciones durante el primer trimestre de 2020.

La recuperación de los flujos de ID neta en Honduras se debe a una menor salida


de capitales en forma de activos (préstamos) de las empresas de ID sobre su
inversionista directo (inversión en sentido contrario). En cuanto a la participación
por actividad económica, la de Servicios fue la principal receptora del financiamiento
externo en la forma de ID; seguida por la industria manufacturera; y el transporte,
almacenaje y telecomunicaciones.
De acuerdo con la información disponible el flujo de inversión intrarregional neta
rondó los US$43 millones, monto similar con respecto a lo observado en mismo
periodo de 2019. El comportamiento antes descrito se debe al aumento de ID
regional en Honduras (US$25.4 millones).

Mejora el déficit en Honduras en 2021

En 2021 el déficit público en Honduras alcanzó el 3,14% del PIB, por lo que se
encuentra en el puesto 75, de 192 países, del ranking de déficit respecto al PIB
ordenado de menor a mayor.

Honduras ha empeorado su situación en el ranking respecto a 2020, cuando


ocupaba el puesto 67 con un déficit del 4,66% del PIB.

En términos absolutos, Honduras registró un déficit de 756 millones de euros en


2021, inferior al registrado en 2020, de 972 millones de euros.

El Producto Interior Bruto (PIB) en Honduras en 2021 fue de 24.072 M€,


creció 3.195 M€ respecto a 2020, lo cual debemos tener en cuenta porque los
cambios en el PIB afectan a la ratio de déficit sobre el PIB, en sentido inverso.

EL SALVADOR

Nivel de Endeudamiento

La deuda pública en El Salvador en 2021 fue de 20.016 millones de euros,


creció 774 millones desde 2020 cuando fue de 19.242 millones de euros,.

Esta cifra supone que la deuda en 2021 alcanzó el 82,44% del PIB de El Salvador,
una caída de 6,96 puntos respecto a 2020, cuando la deuda fue el 89,4% del PIB.

Si miramos las tablas podemos ver la evolución de la deuda pública en El Salvador.


Esta ha crecido desde 2011 en términos de deuda global, cuando fue de 8.623
millones de euros y también en porcentaje del PIB, que fue del 59,17%.
Según el último dato publicado, la deuda per cápita en El Salvador en 2021, fue
de 3.170 euros por habitante. En 2020 fue de 2.967 euros, así pues, se ha
producido un incremento de la deuda por habitante de 203 euros.

Acuerdos con Organismos Internacionales

Estos Acuerdos contienen normas y procedimientos tendientes a garantizar que los


flujos de mercancías, servicios e inversiones entre los países suscriptores se
realicen sin restricciones injustificadas y en condiciones transparentes y
predecibles.

El Salvador ha suscrito acuerdos comerciales con países desarrollados y en


desarrollo, los cuales varían dependiendo del alcance y disciplinas comerciales que
se negocian en cada uno. Los acuerdos comerciales pueden clasificarse según su
alcance en Tratado de Libre Comercio (TLC), Acuerdo de Alcance Parcial (AAP) y
Acuerdo de Asociación (ADA). Todos ellos, además de la Uniones Aduaneras y
Zonas de Libre Comercio, son excepciones indicadas en el Artículo XXIV del GATT,
Artículo V del GATS y en la Cláusula de Habilitación de la Organización Mundial del
Comercio.

Entidades y organismos internacionales

− Banco Interamericano de Desarrollo (BID)


− Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
− Fundación Suiza de Cooperación para el Desarrollo Técnico (Swisscontact)
− Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR)
− ONU Mujeres
− Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA)
− Organización de los Estados Americanos (OEA)
− Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO)
− Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
− Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
− Programa Mundial de Alimentos (PMA)
− Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica
− Secretaría General Iberoamericana (SEGIB)
− Sistema de la Integración Centroamericana (SICA)
− Sistema de las Naciones Unidas
La relación en comparación al PIB

El Salvador ha experimentado un crecimiento económico modesto en las últimas


décadas, con un crecimiento del PIB anual que superó el 3 por ciento solo dos veces
entre 2000 y 2020. Aun así, el país logró una disminución significativa de la pobreza
y la desigualdad.

La pandemia de la COVID-19 tuvo un impacto negativo significativo en la vida de


las personas y los ingresos de las familias. Aunque El Salvador adoptó rápidamente
fuertes medidas de contención contra el brote y el Gobierno implementó una sólida
respuesta fiscal para limitar el impacto de la pandemia en los hogares y las
empresas, la pandemia asestó un duro golpe al crecimiento y el PIB se redujo un
8,1 por ciento en 2020.

La pobreza aumentó en 4,6 puntos porcentuales entre 2019 y 2020. Sin embargo,
las estimaciones indican que la pobreza habría aumentado hasta en 7,6 puntos
porcentuales sin las medidas de mitigación implementadas por el Gobierno. Se
espera que la desigualdad haya aumentado de 0,38 a 0,39.

En 2021, el crecimiento económico se recuperó a un 10,2 por ciento, respaldado


por el consumo impulsado por las remesas y por las exportaciones. Se espera que
la economía de El Salvador crezca un 2,4 por ciento en 2022 y un 2,0 por ciento en
2023. La campaña nacional de vacunación contra la COVID-19 está bien
posicionada, con el 66 por ciento de la población salvadoreña completamente
vacunada a marzo de 2022.

Persisten otros desafíos para El Salvador, como la necesidad de avanzar en


reformas para la sostenibilidad fiscal. La respuesta fiscal a la crisis de la COVID-19
ayudó a mitigar sus impactos, costó alrededor del 15 por ciento del PIB y, junto con
bajos ingresos y gastos rígidos, llevó la deuda pública a más del 90 por ciento del
PIB. Para evitar el sobreendeudamiento.
¿Déficit o Superávit?

El déficit fiscal de El Salvador totalizó los $1,606.45 millones al cierre de 2021, una
brecha que se redujo un 35.7 % contra 2020, según los datos del Banco Central de
Reserva (BCR).

El BCR actualizó los resultados del sector público no financiero (SPNF) del año
pasado a finales de enero, incluyendo el déficit fiscal que se origina cuando los
gastos de un gobierno son superiores a sus ingresos, una brecha que en su mayoría
es cubierta con financiamiento adicional (deuda).

En 2020, el déficit fiscal de El Salvador llegó a su máximo histórico, con en la


mayoría de países de la región, debido a que el gasto público aumentó por la
emergencia sanitaria del covid-19 mientras que los ingresos –principalmente por
impuestos- se redujeron a raíz de los esquemas de confinamiento que dejaron en
cierre parcial al tejido productivo.

Debido al cierre de la economía, los ingresos y donaciones del Gobierno se


redujeron en 2020. Sin embargo, para 2021 el rebote económico permitió recuperar
el terreno perdido en la demanda de exportaciones, así como hubo mayor flujo de
remesas (que estimulan el consumo), que se tradujeron en mayores ingresos para
el fisco salvadoreño.

Los ingresos y donaciones aumentaron $1,348.08 millones al cerrar en $7,108.76


millones en 2021, un 23.40 % de crecimiento interanual frente a 2020 o un 15.8 %
superior a los resultados de 2019, cuando aún no había covid-19.

Sin embargo, el gasto público en 2021 siguió aumentado en 2021 y cerró con 5.7 %
de crecimiento interanual. El BCR reporta que llegó a los $8,424.47 millones, una
cifra que es de $456.61 millones adicionales a los resultados de 2020 o un 27.3 %
superior a 2019.

El alto déficit fiscal es uno de los principales señalamientos por parte de


economistas y organismos internacionales. El Fondo Monetario Internacional (FMI)
en su revisión al Artículo IV con El Salvador, advirtió que las vulnerabilidades
fiscales merman el crecimiento económico y “requieren acciones inmediatas” para
reducir el nivel de endeudamiento.

¿Hay solución?

El FMI recomienda al Gobierno salvadoreño un ajuste para consolidar las finanzas


públicas por medidas de ingresos y gastos de “alta calidad” para reducir el peso de
la deuda.

Nivel de endeudamiento en Argentina

En 2021 la deuda pública en Argentina fue de 332,819 millones de euros disminuyó


17.592 millones desde 2020 cuando fue de 350.411 millones de euros, está entre
los países con mas deuda del mundo, Según el último dato publicado, la deuda
perca pita en Argentina en 2021 fue de 7,265 euros por habitante: En 2020 fue de
7,722 euros así pues la deuda por habitante ha descendido en 457 euros. Esta cifra
supone que la deuda en 2021 alcanzó el 80,93% del PIB de Argentina, una caída
de 21,86 puntos respecto a 2020, cuando la deuda fue el 102 79\% del PIB

Es interesante mirar atrás para ver que en 2011 la deuda por persona era de 3.578
euros

Si miramos las tablas podemos ver la evolución de la deuda pública en Argentina


Esta ha crecido desde 2011 en términos de deuda global, cuando fue de 147.615
millones de euros y también en porcentaje del PIB, que fue del 38,94%.
Acuerdos con organismos internacionales

La capacidad de reacción de los países ha estado en directa relación no solo con


su acervo científico, sino además con la fortaleza de sus instituciones rectoras en
el ámbito de la ciencia y la tecnología.
Ante la compleja crisis sanitaria que se vislumbraba en marzo de este año, el
Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT) propuso la creación de la
Unidad Coronavirus Covid-19, conformada por este organismo, el Consejo de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Agencia Nacional de
Promoción de la Investigación, el Desarrollo Productivo y la Innovación (Agencia
I+D+i). Dicha conformación fue pensada con el objetivo de poner a disposición de
la Presidencia de la Nación y del Ministerio de Salud todas las capacidades de
desarrollo de proyectos tecnológicos, recursos humanos, infraestructura y
equipamiento que pudieran ser requeridas para realizar tareas de diagnóstico e
investigación sobre el coronavirus. Este espacio se estructuró en función de cuatro
líneas de trabajo: a- diagnóstico; b- asesoramiento al Poder Ejecutivo (desde
distintas disciplinas); c- desarrollo de aplicaciones para atender el problema; y d-
producción de equipamiento médico e insumos (MINCyT, 2020a). Respecto de la
primera, se conformó un grupo permanente de expertos para aportar las
capacidades del sistema científico y tecnológico a la planificación y ejecución de la
estrategia nacional de diagnóstico junto al Ministerio de Salud y la Administración
Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS). En este eje también se
desarrollaron kits para la detección rápida de SARS-CoV-2, en base a diversas
plataformas tecnológicas. Para ello, se financió el desarrollo de proyectos realizados
por investigadores del sistema de ciencia y tecnología y por empresas de base
tecnológica nacionales, que ya contaban con cierta experiencia y trabajo realizado
en la materia. En cuanto a la segunda, se constituyó un grupo de expertos para
asesorar al Poder Ejecutivo Nacional en los temas de epidemiología y prospectiva.
Este equipo se concentró en la construcción de herramientas epidemiológicas,
informáticas y estadísticas para monitorear y modelar el desarrollo de la epidemia
de coronavirus a nivel nacional, y analizar escenarios para abordar el impacto
social, económico y cultural de la pandemia en el país. La tercera línea se basó en
el desarrollo y validación de una aplicación para teléfonos inteligentes, en
colaboración con el Ministerio de Salud y la Jefatura de Gabinete de Ministros. Esta
última línea se ocupó de la centralización de las propuestas de desarrollo
tecnológico de insumos, equipamiento, respiradores artificiales, entre otros, para
evaluar su factibilidad con organismos competentes (MINCyT, 2020a).

Balanza de Pagos

En 2021 Argentina registró un superavit en su Balanza comercial de 12.471,5


millones de euros, un 3,01% de su PIB, superior al superávit alcanzado en 2020,
de 10.970,1 millones de euros 12.530 millones de dolares, el 3,22% del PIB. La
variación de la Balanza comercial se ha debido a un incremento de
las exportaciones de Argentina superior al de las importaciones.
Si tomamos como referencia la balanza comercial con respecto al PIB, en 2021
Argentina ha empeorado su situación. Se ha movido del puesto 45 que ocupaba en
2020, hasta situarse en la posición 46 de dicho ranking.

Si miramos la evolución del saldo de la balanza comercial en Argentina en los


últimos años, el superavit se ha incrementado respecto a 2020 como hemos visto,
al igual que ocurre respecto a 2011, en el que el superavit fue de 6.991,2 millones
de euros, que suponía un 1,84% de su PIB.

Nivel de endeudamiento de Colombia

En 2021 la deuda pública en Colombia fue de 171.615 millones de euros creció


16.046 millones desde 2020 cuando fue de 155.569 millones de euros,.
Esta cifra supone que la deuda en 2021 alcanzó el 64,6% del PIB de Colombia, una
caída de 1,06 puntos respecto a 2020, cuando la deuda fue el 65,66% del PIB.
Si miramos las tablas podemos ver la evolución de la deuda pública en Colombia.
Esta ha crecido desde 2011 en términos de deuda global, cuando fue de 86.126
millones de euros y también en porcentaje del PIB, que fue del 35,78%.
Según el último dato publicado, la deuda per cápita en Colombia en 2021, fue de
3.362 euros por habitante. En 2020 fue de 3.088 euros, así pues se ha producido
un incremento de la deuda por habitante de 274 euros.
Es interesante mirar atrás para ver que en 2011 la deuda por persona era de 1.933
euros.
En esta página puedes ver la evolución de la Deuda en Colombia. Puedes ver el
listado completo de los países de los que publicamos la deuda PIB clicando en
Deuda Pública y ver toda la información económica de Colombia en Economía de
Colombia.
Empeora la balanza comercial de Colombia
En 2021 Colombia registró un déficit en su Balanza comercial de 17.598,6 millones
de euros, un 6,62% de su PIB, superior al registrado en 2020, que fue de 10.927,2
millones de euros, el 4,61% del PIB.
La variación de la Balanza comercial se ha debido a un incremento de las
importaciones superior al de las exportaciones de Colombia
Si tomamos como referencia la balanza comercial con respecto al PIB, en 2021
Colombia ha empeorado su situación. Se ha movido del puesto 88 que ocupaba en
2020, hasta situarse en la posición 97 de dicho ranking, así pues tiene un saldo de
la balanza comercial medio si lo comparamos con el del resto de los países.
Si miramos la evolución del saldo de la balanza comercial en Colombia en los
últimos años, el déficit se ha incrementado respecto a 2020 como hemos visto, al
igual que ocurre respecto a 2011, en el que el superavit fue de 1.927 millones de
euros, que suponía un 0,8% de su PIB.
En la parte inferior de la página puedes ver la tabla y el mapa de la balanza
comercial de Colombia respecto a cada uno de los países con los que comercia. En
color verde los países con los que la balanza comercial es positiva para Colombia,
exportaciones con más valor que las importaciones, y en rojo los países con los que
la balanza es negativa, importaciones procedentes de ese país mayores que las
exportaciones de Colombia al mismo.
En esta página te mostramos la evolución del saldo de la balanza comercial
Colombia, haz clic en los siguientes links para ver la evolución de las importaciones
y de las exportaciones en Colombia. Puede interesarte ver un listado con el saldo
de la balanza comercial de los 191 países que publicamos en balanza comercial y
ver toda la información económica de Colombia en Economía de Colombia.
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