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Código: 202013630
Para el 2020-2021 la medida principal que tomó la alcaldía para impulsar la reactivación
económica fue permitir la reapertura de centros educativos, ambientes sociales y espacios
laborales con un control de aforos para garantizar el distanciamiento recomendado por la
OMS (2020). Esta política estuvo sustentada en combatir los niveles de retroceso que venía
presentando la economía Colombiana como la contracción del PIB del 6,8% para el 2020
(BANREP, 2021), sin sacrificar la estabilidad del sistema de salud evitando un crecimiento en
la curva de contagios. Dado que, para esos momentos de la pandemia, se encontraban
artículos como el de Natur denominado Mobility network models of COVID-19 explain
inequities and inform reopening donde se predice que la reapertura total resultaría en un
aumento dramático en las infecciones y presentaban una reapertura paulatina como
alternativa para recuperar la mayor parte de la actividad económica sin provocar una gran
cantidad de infecciones que desencadenaran en un aumento de la tasa de mortalidad por
COVID-19
Siguiendo con lo anterior, Chang (2020) encontraba que al reducir el aforo de los locales
drásticamente al 20%, se reducían en un 80% los nuevos contagios, y a la vez, las visitas de
clientes disminuían sólo un 60%. Por lo cual, bajo un criterio como el de Kaldorl-Hicks
resultaba la medida más beneficiosa puesto que, aunque le estaba costando una parte de los
posibles ingresos a la economía si se generara una apertura total, el beneficio social era
mayor pues se estaba velando por el control de la pandemia y la capacidad del sistema de
salud.
De igual forma, entendiendo la variación equivalente como el ingreso que se le debe dar a un
individuo para que antes de un cambio en el bienestar quede con el bienestar final que tendría
si dicho cambio se realizará, la medida de Ingreso Solidario se puede acercar a este concepto.
En primera instancia, esta política es un apoyo económico del Gobierno Nacional que tiene
como fin mitigar los impactos derivados de la emergencia del Coronavirus sobre la población
vulnerable. De esta manera, el ingreso solidario puede entenderse como ese ingreso adicional
Tania Reina Carrasco. Código: 202015300, Laura Sofía Sequera. Código: 202013630
(o variación equivalente) que se les da a los individuos que podrían tener un mayor bienestar
si se hiciera una reapertura total sin aforos, pues la movilidad económica tendría un efecto
mayor lo que representaría más ingresos en la población. De este modo, a lo largo de 2021, la
apertura económica, la relajación de las restricciones y las transferencias gubernamentales a
los hogares, significaron una importante recuperación en términos de crecimiento económico
y niveles de empleo. Por un lado, según ANIF (2022), el PIB creció 10.6% en todo el año y
se logró recuperar cerca de 1.5 millones de los 2.3 millones de empleos perdidos por la
emergencia sanitaria (véase anexo 2).
Sin embargo, el nivel aún no alcanza las cifras previas a la pandemia y mucho menos a su
tendencia histórica, lo cual hace alusión al concepto de variación compensada, pues la
variación de ingreso de los individuos no regresó a su nivel inicial después de políticas como
ingreso solidario (véase anexo 1). De hecho, según el DANE (2022), en la encuesta Nacional
de Calidad de Vida, el nivel de pobreza percibido por los colombianos es de 41,6%, uno de
los resultados más desfavorables al respecto en los últimos años. Asimismo, las cifras
muestran que, mientras en 2019 había un 41,6% de hogares con vivienda totalmente pagada,
en 2021 ya solo era el 34,7%. En contraste, el porcentaje de familias en arriendo pasó de
35,7% antes de la pandemia, a 38,6%, siendo Bogotá la segunda ciudad con mayor porcentaje
después de Risaralda (véase anexo 3). Además, según una encuesta virtual realizada por
Bogotá Cómo Vamos, el 74% de los bogotanos encuestados señaló que algún miembro del
hogar perdió el empleo a causa de la pandemia y el 32% de las personas señalan haber pasado
hambre en la última semana por falta de recursos (Redacción El Tiempo, 2021)
Asimismo, otro costo importante que presenta el continuar con aforos controlados es la
educación, puesto que, como se menciona en la Nota Macroeconómica 25 de la Facultad de
Economía de la Universidad de Los Andes (2020), el cierre de colegios representa una
pérdida de aprendizaje lo cual llevará a un mayor rezago escolar y un mayor riesgo de
deserción. Además, hay que hacer énfasis en que el riesgo es mucho mayor en los niños que
vienen de hogares más vulnerables y que no cuentan con apoyo para estudiar, bien sea a
través de la ayuda directa de los padres o con herramientas tecnológicas y de conectividad
que permitieran continuar con sus procesos de aprendizajes. Por último, hay que tener en
cuenta que el cierre de colegios, en especial los públicos, también significa para muchos
estudiantes la interrupción de servicios esenciales como la alimentación o la protección ante
riesgos de maltrato.
Por lo anterior, continuar con aforos controlados para las diferentes actividades puede
significar un gran costo en términos de empleo y pobreza, por lo que el retorno a la
presencialidad puede ser un factor crucial en la recuperación económica. Esta propuesta ha
sido estudiada en diversos países de todo el mundo. Por ejemplo, en Estados Unidos, los
investigadores del Hospital General de Massachusetts, el Centro Médico de Boston y Georgia
Tech realizaron un estudio de simulación que proyectó el futuro de la pandemia de
COVID-19 en todos los estados. En este sentido, Linas B et al (2022) concluyen que en la
mayoría de los estados, la relajación de las restricciones (uso de máscaras, distanciamiento
social, etc) dieron como resultado un “rebote” en las muertes relacionadas con COVID-19.
Sin embargo, también afirman que un retraso en el levantamiento de las medidas de
bioseguridad de uso de mascarillas o las restricciones en las reuniones sociales
Tania Reina Carrasco. Código: 202015300, Laura Sofía Sequera. Código: 202013630