Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La práctica del psicólogo educacional se describe en términos que dan cuenta de la variedad de tareas
realizadas y la dificultad para circunscribir la especificidad de la función. “superposición de
funciones, elemento de control, prácticas iatrogénicas”. Selvini Palazzoli dice que “a la
heterogeneidad de funciones, indefinición del rol, desfase entre las expectativas de rol propias y
ajenas, campo de intervención: patología de los demás, descrédito profesional; efecto homeostático.”
Coll caracteriza la historia de la intervención de los psicólogos en las escuelas como un proceso de
acumulación de funciones y ensaya varios criterios de organización dentro de esta diversidad.
La actuación de los psicólogos ha estado dominada por la impronta del modelo médico (clínico
médico) que ha sido caracterizado por una dimensión individual, noción de normalidad,
patologización, diagnóstico, derivación, tratamiento, clasificación, rotulación, discurso psicogenético,
etc. Se establece como normal lo estadísticamente prevaleciente y asimila lo objetivo con lo
mensurable. Esto produce que todo lo que se aparte de lo común y extendido, sea considerado
anormal. Se patologizan las diferencias y se desata un proceso de diagnóstico, derivación y
tratamiento. Sigue habiendo explicaciones del fracaso escolar centradas en el déficit, y esto muestra
una deficiente transferencia de los avances del conocimiento psicoeducativo a la práctica educativa.
La intervención psicológica en las escuelas contribuyó a legitimar y reforzar el carácter excluyente del
sistema educativo e impone la necesidad de realizar un profundo replanteo de la práctica profesional
del psicólogo educacional en contextos escolares.
La psicología y la educación
Coll también realiza un rastreo de los orígenes y encuentra que hasta los años 50 la concepción
predominante en la psicología de la educación concebía a la educación como un mero campo de
aplicación del conocimiento psicológico, es decir una “psicología aplicada a la educación”. “La
disciplina consiste entonces en extraer, del conjunto de conocimientos que proporciona la psicología,
los que pueden resultar relevantes y pertinentes para la educación y la enseñanza”.
Coll propone la idea de disciplina puente, una construcción con un objeto de estudio, unos métodos y
un marco teórico propio, que no se confunda ni con la psicología general ni con la educación. Una
disciplina con identidad propia, que parte de los problemas propios de la práctica educativa y elabora
propuestas en función del enriquecimiento del aprendizaje de los alumnos.
Mientras que para Guillain “las grandes apuestas” de la psicología educacional han estado ordenadas
por las políticas y objetivos del estado para la educación, para Coll las limitaciones que tuvo la
psicología educacional se explican por el desconocimiento de la especificidad de la práctica
educativa. Para Guillain la dinámica política del campo educativo subordinó la producción teórica y
práctica de la psicología educacional y para Coll la producción teórica y práctica de la psicología
educacional ha ignorado la dinámica particular del campo educativo.
Realidad rebelde
Relación desarrollo-aprendizaje
A través del Estado las clases dominantes imponen la obligatoriedad escolar con el propósito de
homogeneizar, disciplinar y clasificar a la población; reproducir la estructura social. Esto no se
cumple del todo porque los sujetos son activos y pueden oponerse y resistir a esta dominación. La
idea de resistencia hace referencia a la posibilidad de sustraerse de la influencia negativa de la
escolarización.
La educación es inherente a la condición humana, por cuanto transmite a las nuevas generaciones las
adquisiciones adaptativas artificiales. Estas (no incorporadas en lo biológico) constituyen lo que
denominamos cultura. La teoría socio histórica propone que el desarrollo de los procesos psicológicos
humanos (superiores) se produce a partir de la internalización de los instrumentos de mediación
semiótica. “Desde esta perspectiva, los procesos de desarrollo consisten en la apropiación de objetos,
saberes, normas e instrumentos culturales en contextos de actividad conjunta socialmente definidos.
La educación posee un rol inherente a los procesos de desarrollo. El desarrollo en estas condiciones es
un proceso artificial” Baquero, 1996
En cuanto a lo ontogenético, los procesos de desarrollo reconocen una línea de desarrollo natural que
regula los procesos psicológicos elementales y una línea de desarrollo cultural que permite la
constitución de los procesos psicológicos superiores (rudimentarios o avanzados, y esta última exige
la participación sostenida en situaciones educativas deliberadas y sistemáticas como la escuela).
Los PPS tienen en común la conciencia, abstracción y control, y el pensamiento infantil es concreto,
no deliberado y no tiene conciencia de sí mismo.
“Los rudimentos de sistematización ingresan primero en la mente infantil por medio de su contacto
con los conceptos científicos y son transferidos entonces a los conceptos cotidianos, cambiando
totalmente su estructura psicológica”; “La instrucción escolar induce el tipo generalizador de
percepción y juega así un papel decisivo al hacer que el niño tenga conciencia de su propio proceso
mental”; “La instrucción es una de las fuentes principales de los conceptos infantiles, y también una
fuerza poderosa en la dirección de su desarrollo; determina el destino de su evolución mental
completa” Vigotsky, 1995
Actualmente algunas investigaciones muestran efectos más restringidos, sin embargo parece cierto
que la escuela ofrece oportunidades únicas para desarrollar ciertas destrezas cognitivas y los efectos
generales dependerán esencialmente del grado de relevancia que las formas de conocimiento que
llegan a dominarse en un contexto tengan relevancia en otros contextos.
Planteamos tres ejes para repensar la práctica del psicólogo: la concepción de la psicología
educacional como disciplina puente de carácter mediador; el reconocimiento de la complejidad de los
fenómenos educativos, signados por la tensión permanente entre la reproducción y la transformación
donde la resistencia y la creación humanas tienen una importancia decisiva; la concepción de la
relación del desarrollo como un proceso estrechamente asociado al aprendizaje cultural.
Esto nos invita a pensar la intervención psicoeducativa desde un lugar más complejo y flexible que el
que implica el término “rol”. Rol alude a un conjunto de expectativas sociales que operan en forma
prescriptiva, frente a esto preferimos hablar de identidad cuando nos referimos a la práctica
profesional. El rol se atribuye y se asume; la identidad es un proceso y requiere una negociación
constante “dentro de un contexto sobrepoblado de significados ajenos”.