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Facultad de Filosofía
Estética y teoría del arte I y II
Contenido
Introducción ............................................................................................................................... 1
Apéndice: ................................................................................................................................. 45
condicionada tanto por el lugar desde el que se mira, como por lo que
busca, teme o anhela aquel que mira, como incluso por el camino que a
uno le ha llevado a mirar desde ese sitio. No hay más objetividad posible
El presente trabajo trata sobre las cualidades estéticas de las matemáticas, y consta de
dos partes claramente diferenciadas. En la primera parte, se aborda la teoría que nos permite
hablar de belleza en matemáticas. Se ha dividido esta parte en cinco secciones que van
avanzando desde las dificultades para generalizar la belleza en matemáticas hasta los términos
que nos van a permitir describirla. Por el camino, se estudian tanto las producciones
matemáticas como la forma en la que el matemático elabora su trabajo. Con esto, se intentará
ejemplos que salpican la teoría, se ha preferido dotar de un apartado concreto a la práctica, que
se organiza a partir de tres itinerarios en los que se parte de cuestiones concretas, ligadas a
matemáticas superiores. Los tres itinerarios son completamente independientes por lo que,
cuando el lector lo estime oportuno, puede abandonarlo y pasar al siguiente sin preocuparse
1
Por último, se ha incluido un pequeño apéndice relacionado con la traducción de una
cita de Sir Bertrand Russell muy frecuente en los estudios de estética de las matemáticas. El
interés de esta traducción radica en tener en cuenta la perspectiva, el punto de vista, desde el
que es posible apreciar la belleza en las matemáticas. En éstas, como en todas las artes, disponer
En palabras de Lockart:
Lo primero que hay que entender es que las matemáticas son un arte. La diferencia entre
las matemáticas y el resto de las artes, como la música y la pintura, es que nuestra cultura
Las matemáticas son un producto humano, que mezclan entre el arte y la ciencia, y,
además son útiles para resolver problemas mundanos a través de la física y la ingeniería. Lo
cual nos lleva a la cuestión, no menos interesante, de la relación de las matemáticas con el
mundo. Pero esa es, sin duda, historia para otro lugar.
2
Parte I: Teoría
SIMPLICIO: Pero seguro que hay una serie de hechos matemáticos que
son una forma de arte hecha por los seres humanos por placer!
Resulta evidente que antes de comenzar a disertar sobre la belleza de las matemáticas
es necesario justificar su presencia. No basta con decir que se puede encontrar la belleza en
cualquier sitio, ni recurrir al refranero popular invocando el para gustos...los colores o sobre
gustos no hay nada escrito, máxime cuando lo que se quiere hacer es escribir sobre el gusto.
Sin embargo, parece oportuno advertir que la belleza de las matemáticas es un tanto especial
pues, por decirlo de algún modo, goza de poca popularidad. En este apartado se va a tratar de
dar pautas para intuir la presencia de esta belleza y, al mismo tiempo, esbozar algunas de las
a citas de personajes más o menos célebres. En concreto, cuando se trata de las matemáticas,
en los trabajos consultados se cita, casi con unanimidad, a Bertrand Russell y/o a Godfrey H.
Hardy. Las citas que se encuentran con más frecuencia son estas: “Correctamente
3
belleza” 1 (Russell, 2001, p. 90)2 y “Un matemático, lo mismo que un pintor o un poeta es un
constructor de modelos. Si éstos son más permanentes que otros es porque están hechos con
ideas. Un pintor realiza modelos con formas y colores, un poeta lo hace con palabras [...] Los
modelos de un matemático, al igual que los de un pintor o un poeta deben ser hermosos; las
ideas, como los colores o las palabras, deben ensamblarse de una forma armoniosa. La belleza
es la primera señal, pues en el mundo no hay un lugar permanente para las matemáticas feas”
No hay duda de que ambos ofrecen muestras de un aprecio estético por las matemáticas,
pero también cuentan con un handicap a la hora de tenerlos en cuenta para justificar la belleza
de la disciplina, que sea su disciplina. Los dos eran matemáticos profesionales. Ambos
contaban con una sólida formación matemática y se intenta hacer una justificación a partir de
la visión de dos convencidos. Incluso Hardy se define desde el título como un apologeta.
Aunque no se deba ignorar su opinión, quizá sea conveniente explorar otros territorios.
Lamentablemente, las citas procedentes de personajes externos son mucho más escasas
y endebles. Le Lionnais (1962) cita al poeta Novalis diciendo que “El verdadero matemático
es entusiasta “per se”. Sin entusiasmo no hay matemáticas” (p.464). Es de agradecer que
Novalis dirija su pensamiento hacia los matemáticos, pero queda la sensación de que la podría
haber dedicado a los jardineros, a los profesores o a los músicos. La afirmación se puede aplicar
a cualquier ámbito, y resulta poco convincente considerar el amor al propio trabajo como
1
Continúa la cita: “una belleza fría y austera, como aquella de la escultura, sin apelación a ninguna parte de
nuestra naturaleza débil, sin los adornos magníficos de la pintura o la música, pero sublime y pura, y capaz de una
perfección severa como sólo las mejores artes pueden presentar. El verdadero espíritu del deleite, de exaltación,
el sentido de ser más grande que el hombre, que es el criterio con el cual se mide la más alta excelencia, puede
2
Ver el Apéndice para una justificación de la literalidad aquí expuesta de esta cita.
4
fundamento de peso para establecer el valor estético del mismo. Durán (2009) alude a lo que
parece ser otra traducción de la misma cita que mejora, levemente, la situación: “El verdadero
matemático es un gran entusiasta porque las matemáticas son puro entusiasmo” 3(p. 109). Al
cambiar el sujeto del entusiasmo es posible comenzar a pensar en las matemáticas como algo
Por su parte, Amster (2004) alude tangencialmente a Jorge Luis Borges y a Edgar Allan
Poe y, con más contundencia, a Fernando Pessoa con esta cita: “El Binomio de Newton es tan
hermoso como la Venus de Milo; lo que pasa es que muy poca gente se da cuenta”(p. 18) 4. En
una línea parecida se expresa Yoko Ogawa (2013) cuando pone en boca del protagonista de su
novela esta sentencia “Es igual de difícil expresar la belleza de las matemáticas que explicar
por qué las estrellas son hermosas” (p. 32). En todo caso aquí sí que hay un salto cualitativo
importante, pues ésta es una novela destinada al público general escrita por una autora con
ajenos al trabajo matemático, lo que nos puede llevar a concluir (precipitadamente) que las
propiamente dicha, entonces, se podría decir que lo que hay es un cierto afecto por el trabajo
al que se ha consagrado una vida, o una parte de ella. Por tanto, se trataría de una creación a la
que se otorga una extrema belleza, desde el aprecio que se le profesa al estar embebido en ella,
3
Al autor le ha resultado imposible encontrar la cita original para, con ello, tratar de aclarar las posibles
interpretaciones de la cita.
4
En la misma línea P. Lockhart (2008), este sí matemático, argumenta: “Ante todo es necesario entender que las
matemáticas son un arte. La diferencia entre las matemáticas y el resto de las artes, como la música y la pintura,
5
dentro. Desde esta postura también se puede estar tentado de calificar a quienes no la aprecien
como gente poco preparada y, por tanto, incapaz de siquiera vislumbrar su valor estético,
cuestión con la que no se puede estar de acuerdo como se verá más adelante.
Pero hay, al menos, dos razones para no poner aquí punto final a este trabajo. La primera
es que, aunque no sean legión, es posible encontrar no matemáticos que manifiestan poder
disfrutar de esta belleza. La segunda es el énfasis que ponen los matemáticos en su defensa.
Este énfasis por sí solo no bastaría, pero sin duda haría necesario argumentar profundamente
la justificación de su inexistencia, cuestión, por otra parte, inabarcable para un creyente5. Por
tanto, en adelante se supondrá que esta belleza existe y se procurará mostrar que no es producto
Pero entonces, ¿por qué esta belleza es tan poco apreciada fuera de las matemáticas?
Buscando respuestas a esta cuestión Durán (2001) sostiene que “la razón principal que
apropiado para aprehender las estructuras de ideas donde radica” (p.336), justificando que el
sentido de la vista es, por sí mismo, capaz de evaluar la belleza en la pintura, del mismo modo
que lo hace el sentido del oído con la música. Frente a esta capacidad de captar la belleza
inmediata coloca al hecho literario ‒que no se duda en calificar de arte‒, en el que “el cerebro
debe hacer una cierta labor de análisis” (p.339) para apreciar la belleza. El objeto estético
son, por contra, producto de un esfuerzo, más o menos intenso, del pensamiento” (p.339).
de una disciplina. Así observa que el conocimiento la evolución de las formas escultóricas
mejora la apreciación de éstas como obras de arte, de este modo propone que el conocimiento
5
El autor
6
de la historia de las matemáticas “puede ayudar a apreciar el valor estético de los razonamientos
matemáticos de manera parecida a como lo hace la historia del arte con la escultura. [cursiva
De forma semejante, Landart (2015) afirma que “nadie defendería que [la belleza en la
literatura en prosa] reside en los trazos físicos que leemos sobre el papel. [...] La poesía aún
pero la prosa, la bella prosa, está casi completamente disociada de la percepción sensorial”
los objetos matemáticos, las ideas y teoremas, se contemplan mediante su recepción por
una mente racional. No mediante un acto perceptivo, como en las obras de arte o de la
naturaleza, sino discursivo; pero por lo demás, la autonomía del receptor, sus vivencias
También Bell (2015) busca las razones de la aversión del público en general por las
matemáticas, cosa que ocurre mucho menos frecuentemente con la música. Así considera que
las matemáticas reside casi exclusivamente en el terreno de lo inteligible: por ello se les
considera como “secas” y “difíciles”. Desde esta consideración la música, que está repleta
a tres clases de personas que se solapan pero son esencialmente distintas: compositores,
responden a la belleza sensible. En las matemáticas (serias), por otro lado, estas tres
categorías colapsan en una. Y eso que las matemáticas no son intrínsecamente más difíciles
7
diferencia está en que el esfuerzo del músico (intérprete) por perfeccionar su técnica
finalmente está coronado por el éxito popular: no importa cuánto de difícil es tocar una
pieza, a pesar de no tener ni la más remota idea de cómo tocarla. En contraste, la belleza
matemáticos que son capaces, como los intérpretes musicales, de recrear el trabajo
Su método particular para tratar de paliar esta falta de popularidad es intentar transmitir
matemáticos bellos cuyo significado se pueda captar fácilmente. Aquí, Russell (2001) va un
paso más allá, pues propone que “En geometría [...] debería instruírsele [al estudiante] en las
fácilmente mediante dibujos” (pp.92-93). Esto es, si para Bell basta con mostrar los enunciados
de los teoremas, Russell entiende que es necesario presentar tanto el enunciado como la
demostración.
Se parte, pues, en desventaja por no tener ese entrenamiento que debería proporcionar
enseñadas como arte por el arte” (p.746), lamenta Lockhart (2008), quien también incluye este
SIMPLICIO: ¿Pero no opinas que, si las clases de matemáticas se hiciesen más como las
SALVIATI: ¡No están aprendiendo nada ahora! Mejor no tener clases de matemáticas en
absoluto que hacer lo que se está haciendo ahora. Al menos algunos tendrán la oportunidad
8
Durante la etapa escolar el alumno escribe cuentos, dibuja y colorea láminas, toca
instrumentos y moldea barro, todo ello con mayor o menor virtuosismo. Sin duda, estas
vivencias previas ayudan a decodificar estas artes o, al menos, a no presentarse desnudo ante
interesante que se hace de matemáticas es operar con números (casi) carentes de significado.
la respuesta que espera el profesor, cree que ha dominado las dificultades de la materia”
(Russell, 2001, p.94), aunque lo más probable es que no haya comprendido nada.
verdaderas o falsas, sino que están simplemente a la voluntad del profesor, a la forma en que
éste, por alguna razón insondable, prefiere que se desarrolle el juego” (Russell, 2001, p.92).
trabajos de investigación, presentando las matemáticas como algo frío y acabado, a lo que, en
Sin duda queda mucho por hacer para mejorar la educación matemática, pero ese no es
el objetivo de este ensayo. De lo dicho hasta aquí se puede concluir que, de cara a generalizar
diferente al usual de ellas, una preparación que permita tener unas vivencias previas, basadas
evolución histórica de las matemáticas, se será aún más capaz de disfrutar de los encantos de
esta disciplina. Mientras tanto hay motivos para indagar en el lugar donde reside la belleza
6
En este sentido se entiende la advertencia de J. Von Neumann a uno de sus estudiantes “Joven: en la Matemática
uno no entiende las cosas, sólo se acostumbra a ellas” (Citado en Amster, 2004, p.9)
9
Sobre las producciones matemáticas
Donde se expone cómo es el producto del trabajo matemático (profesional, se entiende)
todo a la primera.”
Ahí está. Una escultura acabada: El profeta de Pablo Gargallo, lanzando su verdad
desde sus vacíos en bronce. Un final que oculta un proceso, desde la idea al boceto, desde el
boceto al yeso, del yeso a la fundición y de allí, al acabado final. Se puede admirar sus más de
el bronce y en el hueco esculpido que el visitante (con su imaginación) rellena para completar
el repertorio, una nueva disposición proclamando a los cuatro vientos que hay otra forma de
hacer escultura sobre un paisaje macizo. Esta nueva forma de hacer se distingue bien de las de
Rodin, Miguel Ángel o el autor de la Venus de Milo, pero con la diferencia de que no las anula,
En los mismos años 30 del pasado siglo, se está produciendo en Europa un debate sobre
los fundamentos de las Matemáticas. Tras una guerra intelectual por sentar sus bases bien en la
lógica, bien en la intuición o bien en el formalismo, resultará victorioso este último, cerrando
el paso a cualquier otra forma de proceder. La consecuencia es que ahora toda la matemática
7
Por hacer una analogía, imaginemos que hubiera tenido lugar un debate sobre si las esculturas verdaderas son
las hechas de bronce, mármol o cartón, y se decide que la verdadera escultura es la que se hace, por ejemplo, en
10
Tras (casi) un siglo de matemática axiomática y formalista vivido desde entonces, es
posible que no haya otro campo en el que lo repertorial tenga tanta fuerza, tanta tendencia “a
la coherencia y a la complección” (Claramonte, 2016, p.34) dejando muy poco espacio para lo
Los libros de Matemáticas Superiores o los apuntes que recogen los alumnos en las
como algo acabado, pétreo. Se comienza con unas definiciones, que hacen presentes unos
conceptos matemáticos, para los cuales es posible demostrar algunas propiedades a las que
llaman teoremas y que, a veces, dan cuenta de algunos ejemplos y algunas herramientas que
pueden ser de utilidad para los de ahí abajo: físicos, químicos, biólogos o incluso ingenieros y
Definición
Teorema
Demostración
Ejemplos
Aplicaciones
Gráfico 1: Esquema de las matemáticas académicas
bronce y, como consecuencia de ello, se rehacen todas las esculturas utilizando este material, destruyéndose
(olvidándose) el original.
11
Para las publicaciones de investigación ocurre algo similar, pero se acorta en lo
accesorio el esquema. Como comentan Davis y Hersch (1989) en su hiperbólico relato del
Matemático Ideal.
En ellos [sus escritos publicados] apila formalismo sobre formalismo. A tres páginas de
definiciones siguen siete lemas y, por fin, un teorema, cuyas hipótesis requieren media
página, y cuya demostración se reduce en esencia a “Aplíquense los lemas 1-7 a las
definiciones A-H”. Obedecen sus escritos a un convenio inquebrantable: ocultar todo signo
indicativo de que el autor que lo ha escrito, o el lector al que va destinado, sean humanos.
(p.42)
Definición
Teorema
Demostración
Gráfico 2: Esquema de las matemáticas de los artículos de investigación
Los lectores a los que va destinado el trabajo (unos doce en total) saben cómo descodificar
la presentación formal [...] y ver lo que el autor hace, y por qué lo hace. Pero para el no
12
Muchas veces se olvida, de puro evidente, que el trabajo matemático [...] le resulta al
Así, estamos ante unas matemáticas convertidas “en asunto privado de una corporación
que, con más o menos opacidad y benevolencia, se arroga el derecho de administrar las
extensiones de ese repertorio ahora expropiado y convertido en rehén del grupo de expertos o
Matemáticas para matemáticos. Este es el erial en el que hay que encontrar la belleza9.
8
En este sentido Durán (2009) indica que “este austero estilo, que ahora permanece en matemáticas
puede ser uno de los legados menos felices de Gauss” (p. 173)
9
Y por ello no es extraño que Landart titulara su ensayo como “La belleza escondida” y que este asunto
(el de la dificultad para apreciar la belleza de las matemáticas) esté presente con diversa amplitud en
13
Sobre la elaboración de los productos matemáticos
Donde pretendemos mostrar cómo elabora realmente el matemático su trabajo
los muebles, pero al mismo tiempo vas aprendiendo dónde está cada
cosa. Al final, tal vez al cabo de meses, encuentras por fin el interruptor
anterior, no quiere decir que siempre haya sido así, ni que sea la forma en la que el matemático
cambiando la expresión del material, o el escritor busca una palabra y corrige su texto, el
matemático también elabora su obra antes de darle la forma final. Esto es, el producto final no
fallidos y caminos erróneos para dar con la estrategia que lleva a la demostración final que
plasma en su artículo.
obra de Lakatos (1978). Se partirá del Gráfico 1, y se eliminarán las aplicaciones, por resultar
de algún modo externas a las matemáticas. De este modo se puede curvar el esquema
14
Ejemplo
Teorema Definición
Demostración
que hay cuatro acciones (Observación, Intuición, Explicación y Conjetura11) que actúan como
motor del avance de las matemáticas. Cada una de estas acciones impulsa, principalmente, la
acción de los matemáticos sobre uno de los objetos, como se indica en el siguiente gráfico. Así,
la observación será la fuente de nuevos ejemplos. La intuición, permite dar con la esencia que
se plasmará en las definiciones. Una conjetura lleva a conocer la forma en la que se comporta
11
Aquí, por rigor estético procedería cambiar “conjetura” por “presunción”, pero la palabra “conjetura” tiene
15
Observación
Ejemplo
Intuición
Teorema Definición
Conjetura
Demostración
Explicación
Para completar el campo, hay que incorporar unos términos y unos axiomas o primeros
principios indemostrables que se asumen como verdaderos, así como unas reglas de juego. Los
términos y los axiomas cuentan con su propia acción, la depuración. Por último, las reglas del
juego son las de la lógica, que cuenta con sus propios términos y axiomas, pero para los
Leyes Lógicas
Depuración
n
Términos
y
Axiomas
16
A la vista de este esquema, ya se puede elaborar el relato de la forma de trabajar del
objetos a los que se quiere domar, de los que se quiere conocer algo más de ellos, de cómo se
comportan en relación con otros objetos de su alrededor, de lo que hacen13. Mediante una
Ni que decir tiene que este proceso no es ni mucho menos lineal 14. Unas veces se va
hacia adelante y otras hacia atrás, pero también admite movimientos hacia adentro y hacia
conjetura o ambas. También al revés, la presencia de una demostración, puede hacer necesario
12
Y que podría ser útil para la elaboración de una forma de proceder en clase de matemáticas elementales a fin
de recrear las vivencias. En esta línea argumentan Davis y Hersh (1989) “El desconcierto inicial que provoca en
los alumnos la presentación, no de un problema fijo a resolver, sino de una situación abierta, con posibilidades de
hacer descubrimientos, es superable y tiene que serlo. Los mejores alumnos experimentan entonces una sensación
de alborozo y libertad, pues son ellos quienes controlan el material que se está manejando.” (p. 216)
13
No es objeto de este trabajo discutir el controvertido asunto del estatuto ontológico de los objetos matemáticos.
Para una justificación más extensa de lo que se quiere decir con este hacen, puede verse p. ej. Gowers (2008), pp.
35-60.
14 Como se ha indicado, un desarrollo mucho más preciso de la forma de avanzar las matemáticas, que se
17
buscar otra que sea mejor (por ejemplo, más explicativa15, pero también más bella), o bien
modificar las hipótesis del teorema, generando una nueva conjetura, o bien las propiedades de
interesantes desde algún punto de vista (quizá estético) o bien de nuevos objetos que no
comportamiento.
ser más un punto final que el punto de partida. A ellos se ha llegado con mucho esfuerzo y, casi
siempre, reelaborando una teoría matemática desde los principios, buscando un origen desde
el que deducir el resto. Hecho ese trabajo, su interés decae y el matemático profesional pocas
Por último, cuando los matemáticos llegaron, las leyes lógicas ya estaban allí. “Las
leyes de la lógica son a las matemáticas lo que las de la estructura son a la arquitectura”
(Russell, 2001, p.91). Son utilizadas implícitamente y su interés para la mayoría de los
cuadro.
15
Se dice que hay más de 1000 demostraciones del Teorema de Pitágoras, lo cual es, sin duda, un ejemplo extremo.
No obstante, hay multitud de teoremas con varias demostraciones. Buena parte del trabajo de investigación
establecidos. Basta con poner en el campo de búsqueda de Google "a new proof of" para darse cuenta de ello.
16
Otro tópico que se sale de las pretensiones de este ensayo es el de si las matemáticas se crean o se descubren.
Un interesante punto de vista al respecto puede leerse en Durán (2011) pp. 26-27.
18
Los objetos matemáticos se engloban en ramas que tienen su propio desarrollo en
categorías17 y/o Teorías, sin que la diferencia entre ambas esté muy clara. A grandes rasgos
Cada una de estas ramas tiene su coherencia interna, sus métodos y problemas tipo, con algunas
La apariencia es la de “un árbol grande y frondoso, con raíces, tronco, ramas grandes y
riqueza y variedad de los elementos que entran en juego durante su proceso creativo en los que
se encuentra la belleza buscada. Conocer y reconocer este proceso forma parte del punto de
vista adecuado para poder contemplar la belleza en las matemáticas. Pues bien, ya hemos
17
Según Davis y Hersch (1989) en 1868 se reconocían unas 38 subcategorías y más de 3400 en 1979 (pp.37-38)
18
Ramitas sin hojas: twigs en el original inglés
19
Sobre cómo describir la belleza matemática (Aproximación histórica)
Donde haremos un repaso por las palabras que se han utilizado en otros trabajos a la
“Así son las matemáticas. Este pequeño cuento es un ejemplo del arte del
Lockhart,(2008) p 743
Hardy y Le Lionnais parecen ser los iniciadores del estudio de la estética de las
matemáticas. Al menos es justo reconocer que la mayoría de los trabajos consultados se remiten
a uno, a otro o a los dos. Sin embargo, estos trabajos son muy diferentes. El de Le Lionnais, La
autor no pretende elaborar una teoría estética de las matemáticas, “aspira a esbozarla” (1962,
p.467). Por ello es un punto de partida obligado en todo intento por aprehender el sentido de la
únicamente trata de defender aquello a lo que ha dedicado su vida: las matemáticas. Desde este
punto de vista Hardy apela más a las emociones, resultando más pasional. Esta pasión que puso
a la defensa de la disciplina, unida a su reconocido prestigio como matemático, han hecho que
su Apología de un matemático sea ampliamente citada, aun cuando no es, ni trata de ser, un
tratado de estética.
A continuación, se analizarán ambos trabajos y los que, a juicio del autor, son
prolongaciones más o menos naturales de ellos. El propósito es descubrir los términos con los
que los diferentes autores tratan de describir la belleza matemática. También se analizarán otros
textos que, sin citar a los anteriores, aportan ideas significativas a la hora de rastrear la belleza
20
Comencemos por Le Lionnais (1962) quien propone una doble clasificación para su
propósito. Por un lado, divide los trabajos de los matemáticos entre hechos y métodos y, por
otro, considera que la belleza puede ser clásica o romántica sin considerar que estas
clasificaciones sean “un marco absoluto y rígido” (p. 476). Desde esta posición desgrana una
serie de ejemplos de hechos ‒a los que asocia con proposiciones y conceptos‒ frente a los
de los métodos. Así una técnica de demostración fecunda, que permite probar numerosos
resultados es calificada como de belleza clásica, mientras que las demostraciones que dependen
(p.482) ‒lo que en términos coloquiales se conoce como una idea feliz, sin que por ello
queramos decir que sea una idea casual‒ son las que se consideran románticas.
En el ámbito de los hechos, resulta menos claro, pues en varias ocasiones admite que
lo que en un momento puede parecer bello deja de serlo cuando se tiene muy visto19, o cuando
se comprende su explicación. Incluso parece que el primer ejemplo de hecho romántico que
incorpora al texto, ya no lo considera tal, cuando afirma que “hay que hacer un esfuerzo para
comprender hasta qué punto su descubrimiento intrigó a toda una época.” (p.472). De este
19
“El mismo hecho matemático que nos conmueve la primera vez que lo encontramos, acabará por parecernos
20
Resulta interesante explorar la visión de Le Lionnais desde el punto de vista modal. Si se interpreta lo clásico
como lo repertorial y lo romántico como lo disposicional, se puede entender claramente por qué algo que en origen
es romántico, puede pasar a ser clásico (pues pasa a formar parte del repertorio, de lo conocido)
21
En una línea similar argumenta McAllister (2005), al buscar la belleza en los productos
y en los procesos. Entre los procesos incluye “las técnicas de resolución de problemas, métodos
(p.17)
Entre los términos con los McAllister describe la belleza encontramos la simplicidad,
la riqueza, la simetría y la elegancia, además de los que menciona Hardy, que tendremos
oportunidad de tratar un poco más adelante. Mención especial merece esta última noción de
dado históricamente. El gran matemático húngaro Paul Erdös afirmaba que “Dios tiene un libro
que contiene las demostraciones matemáticas más elegantes. Cuando Erdös encontraba una
esta última, Bell nos habla de la ausencia de libertad creativa del matemático, pues “El
final está constreñido por los dictados de la verdad matemática y la demostración” (p.174).
cita que encabeza este apartado. En el caso de las demostraciones nos dice que “Una demos-
21
De hecho, existe “El Libro de las Demostraciones” (Nivola, 2005), compilado por Aigner y Ziegler
22
tración bonita debería explicar, y debería explicar clara, profunda y elegantemente. Un ar-
gumento bien escrito y bien confeccionado debería sentirse como un jarro de agua fría, y ser
las ideas. Siguiendo su argumentación, los teoremas matemáticos bellos son serios. “La
habitualmente mínimas, sino en el significado de las ideas que enlaza [negrita añadida]”. (p.
generalidad y la profundidad. A estas dos, añade tres capacidades que serán útiles a la hora
economía.
El propio Hardy precisó vagamente los términos, así habla de que “una idea matemática
significativa, un teorema matemático serio, debe ser general en cierto sentido de dicho término.
Tales ideas deben integrarse en varios esquemas matemáticos, deben poder ser empleadas en
dificultad. Así, “las ideas más profundas acostumbran a ser las más difíciles de comprender”
(p.95) y esto ocurre porque, en su opinión, las ideas matemáticas “se hallan agrupadas en algo
así como una serie de estratos” (p.95) relacionándose entre sí “a través de una compleja trama
de relaciones. Cuanto más bajo es el estrato, más profunda (y en general de más difícil
razonamientos toman una forma singular y sorprendente (calidad de lo inesperado), los medios
23
resultados (economía), pero no hay forma alguna de eludir las conclusiones (inevitable)”
(p.97).
iluminadora, que aparecen relacionadas con la profundidad como recoge la siguiente cita “es
característico del ingenio penetrar hasta las ocultas profundidades de las cosas, para extraer de
allí alguna circunstancia o relación significativa que hace que el objeto se presente bajo una
El trabajo de Landart (2015) toma en consideración dos capacidades más “la vastedad
que “algunas ideas matemáticas reflejan poderosamente la vastedad de la que habla Burke, la
vastedad que anonada y deja sin respiración, más allá de toda explicación y nos hace palpar la
pequeño, lo infinitesimal, afirmando que “el sentimiento estético que percibimos ante ellas es
naturaleza o en el arte”(p.25).
afirmando que “otra fuente de grandeza es la dificultad. Cuando una obra parece haber
requerido una fuerza y un trabajo inmensos para llevarse a cabo, la idea es grande” (p.41).
Todo este enfoque derivado de la obra de Hardy pone el centro de atención en los
teoremas y sus demostraciones, lo que deja fuera muchas otros hechos y métodos del quehacer
matemático que pueden albergar goce estético, como se mostrará más adelante en la segunda
24
la sorpresa producida por la percepción de relaciones inesperadas o de elementos
el generado por todos los demás elementos estéticos familiares en las artes: armonía,
Ciertamente, hubiera sido deseable siquiera exponer una idea más amplia de lo que se
quiere decir con cada uno de estos términos. Sólo se encuentra en el libro el desarrollo de uno
relaciones entre objetos aparentemente diversos, es a un tiempo una de las grandes fuerzas
motrices de las matemáticas y una de las más caudalosas fuentes de satisfacción estética.”
(p.151)
efecto de la sorpresa a la hora de valorar la belleza de las demostraciones, que deparan placeres
Por último, Rota propone una teoría diferente para abordar la belleza al decir que “Ellos
[los matemáticos] dicen que un teorema es bello cuando quieren decir que el teorema es
iluminador”(p.13), considerando el “el término “belleza matemática” [...] es un truco que los
bien se puede compartir que la iluminación es fuente de belleza, no creemos que toda belleza
proceda de dicha iluminación. Por otro lado, el texto aporta una nueva lista de objetos
había hecho McAllister) el catálogo habitual. Más adelante, añade al catálogo los axiomas. Y,
22
“enlightenment” en el original en Inglés
25
para terminar, presenta una gran variedad de ejemplos no triviales de objetos matemáticos que
considera bellos. Hasta aquí, lo más frecuente era poner ejemplos de corte básico, con la
después de una larga lucha mental, como el júbilo del montañista cuando finalmente llega a la
producto matemático.
Por tanto, hemos encontrado un gran número de valores que han sido utilizados para
una clasificación/reducción de los mismos, de modo que la aplicación de estos valores resulte
más manejable, máxime teniendo en cuenta que podremos encontrar belleza en casi cualquier
23
Se incluye aquí únicamente porque en los primeros momentos de preparación de este trabajo se consideró que
26
Sobre cómo describir la belleza matemática (Conclusiones)
Donde expondremos nuestra tabla particular de valores que aplicar a los objetos
matemáticos
–La cuestión es saber –dijo Alicia– si se puede hacer que las palabras
En lo escrito hasta aquí se han enumerado una gran cantidad (y variedad) de adjetivos
con los que tratar de hacer objetiva la belleza en las matemáticas. Los distintos autores han
apelado a muy diversas propiedades para tratar de exponer aquello que debe formar parte de
un objeto matemático para que resulte bello en algún sentido. No obstante, es posible encontrar
campos más amplios que permitan manejarse y expresarse con mayor sencillez. De esta
manera, se obtienen cuatro valores básicos que permiten evaluar la presencia de la belleza. Los
mencionados en apartado anterior quedan, por tanto, a modo de subvalores, que actúan a modo
de precisiones, de formas de ser, de significados del valor principal. Se procede así por
manejabilidad, pues, de otro modo, la proliferación de valores haría que se perdiese el sentido
de las nociones básicas en las que radica la belleza en matemáticas. Estos cuatro valores básicos
Elegancia. Es la categoría básica y más reconocible. Parece que hay acuerdo en todos
los autores en percibir la elegancia como fuente de belleza. De algún modo, es la cualidad a la
que se refiere Russell cuando habla de la “belleza fría y austera” (2001, p.90) de las
27
matemáticas. Recoge aspectos como la seriedad, sobriedad, simplicidad y economía, así como
e incorruptibilidad.
virtuosismo asociado a la dificultad de un reto intelectual. Pero admite otras acepciones, como
el defendido por Hardy como poder unificador (2016, p.95), que pone en relación dos estratos
toda la abstracción asociada al concepto de lo muy grande ‒lo infinito‒ y lo muy pequeño ‒lo
infinitesimal.
vertientes, según se aplique a los hechos-productos, donde puede interpretarse como la riqueza
revelaciones inesperadas capaces de dar luz, de iluminar, de explicar aquello que tenía
Ya con estos valores, podemos pasar a la práctica y ver cómo se aplican sobre los
elementos del esquema expuesto en el gráfico 5, lo que permitirá precisar el significado de cada
uno de ellos, aplicándolo a objetos concretos. Este será el objetivo de la parte segunda de este
ensayo.
28
Parte II: Práctica
Donde se exponen algunos de los objetos matemáticos bellos, proponiendo el tipo de
bellos y, en cierto sentido, paradigmáticos de los valores recogidos en la parte anterior. A pesar
de que en la mayor parte de los trabajos mencionados se procura contar con ejemplos más o
menos triviales desde el punto de vista matemático (con el objetivo de que hacerlos entendibles
por un mayor número de lectores), no será ese el criterio que se seguirá aquí. Del mismo modo
infantil, tampoco puede ser posible hacer lo propio con la belleza matemática apelando a
afirmaciones escolares.
Para esta muestra de belleza la opción escogida es describir tres itinerarios matemáticos,
que van desde cuestiones más o menos sencillas a otras más elevadas. Esta selección es
totalmente personal (no puede ser de otro modo). Con toda seguridad, se podrían elaborar otros
que se adaptaran más a otros gustos. En ésta hay mucho peso del Análisis y de la Teoría analítica
24
Ver la cita de comienzo de este trabajo.
29
Itinerario 1: De los números primos a la Hipótesis de Riemann
“En cuanto hube comprobado que el 2311 era un número primo, guardé
“Hay más números primos que cualquier cantidad propuesta de números primos.”
comienza suponiendo que aquello que se quiere demostrar es falso, obteniendo al final una
contradicción con la que afirmar que la hipótesis es cierta. Toda la demostración se hace bajo
cierta tensión, una sensación de estar jugando con fuego y por ello al final se obtiene la sorpresa
(y el premio) de tener el resultado. Sin duda se trata de un esquema realmente fecundo y que
con la sutil aparición de una aporía, una contradicción salvadora con la que concluimos esa
expedición por los territorios de lo falso. En palabras de Hardy, “la reducción al absurdo, que
a Euclides le gustaba tanto, es una de las mejores armas de un matemático. Este gambito es
mejor que cualquier gambito de ajedrez, pues un jugador de ajedrez puede ofrecer el sacrificio
30
de un peón o incluso de otra pieza, pero un matemático ofrece la partida.” (2016, p.83). La
O bien hay un número finito de números primos, o bien son infinitos. Supongamos que
hay sólo un número finito y los multiplicamos todos para obtener el número 𝑛 = 2 · 3 · 5 · 7 …
Entonces, 𝑛 + 1 es mayor que cualquiera de los factores de 𝑛 y no es primo, luego uno de los
factores de 𝑛, tiene que ser también factor de 𝑛 + 1. Pero, en ese caso el número (𝑛 + 1) −
𝑛 = 1 tendría el mismo factor, lo cual es una contradicción que parte de suponer que hay un
número finito de primos. Por tanto, hay infinitos números primos. Q.E.D.26
Como puede verse, los números primos han preocupado a los matemáticos desde la
encontrar los números primos menores que uno dado. La idea consiste en colocar estos números
en una tabla e ir marcando aquellos que no son primos en orden: primero se marcan todos los
múltiplos de 2. El número más pequeño que no está marcado es el 3. Ahora marcamos todos
sus múltiplos. El siguiente número más pequeño que queda sin rodear es el 5. Marcamos todos
sus múltiplos y así sucesivamente. Aquellos números que queden sin marcar son los números
matemáticas, pues permiten realizar una tarea compleja sin más que dividirla en pequeños
pasos más simples que se pueden repetir una y otra vez. Rutinas simples y elegantes27 que dan
25 La aquí expuesta sigue, más o menos libremente, la expuesta en Polster, 2006, p. 36.
26 Abreviatura latina de quod erat demostrandum (como queríamos demostrar), con la que se terminaban las
27 Notar que la belleza reside en la existencia del algoritmo, más que en la aplicación práctica del mismo que a
la mayoría nos podría parecer simplemente tediosa y que, por cierto, suele estar incluida entre los ejercicios de
31
con la solución final. Pero aún hay más. Pues para obtener la lista completa no tengo que llegar
hasta el final. Es sencillo darse cuenta de que, una vez que se llega a la mitad del cuadro, no es
necesario seguir, pues sus múltiplos ya quedan fuera. Con un poco más de esfuerzo, podemos
demostrar que no es necesario llegar tan lejos. Para calcular los números primos entre 1 y 𝑛,
basta con aplicar el algoritmo de Eratóstenes hasta √𝑛 . Por tanto, el trabajo queda terminado
mucho antes de llegar a la mitad del camino. Belleza por economía28, por cierto muy apreciada
en computación, pues permite reducir la necesidad de cálculo en los ordenadores. Los números
primos menores que 200 son los que quedan en blanco en la siguiente tabla. Recordar que para
calcularla basta con repetir el proceso descrito por Eratóstenes para los primos menores que
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40
41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60
61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80
81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100
101 102 103 104 105 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 118 119 120
121 122 123 124 125 126 127 128 129 130 131 132 133 134 135 136 137 138 139 140
141 142 143 144 145 146 147 148 149 150 151 152 153 154 155 156 157 158 159 160
161 162 163 164 165 166 167 168 169 170 171 172 173 174 175 176 177 178 179 180
181 182 183 184 185 186 187 188 189 190 191 192 193 194 195 196 197 198 199 200
Ilustración 1: La criba de Eratóstenes
Como puede verse no hay un patrón apreciable que indique dónde aparecen los números
primos. A veces aparecen dos seguidos29 ‒como el 137 y el 139‒ y luego hay 9 números que
28 Muy apreciada en computación, donde este tipo de atajos son muy utilizados para reducir el número de
cálculos que tiene que hacer un procesador para realizar una tarea.
29
Lo que se conoce como “primos gemelos”. Una cuestión abierta es si existen infinitos pares de primos gemelos,
(no primos)
32
Una vez resuelto que hay infinitos ‒y un algoritmo para encontrarlos‒ a los matemáticos
les surgió la pregunta de cómo están distribuidos, de cuánto de abundantes son, respecto del
total de los números. En un principio parecía no haber mucha confianza en el éxito de la tarea
pues como Leonhard Euler comentó en una ocasión: "Los matemáticos han intentado en vano
hasta la fecha descubrir algún orden en la sucesión de los números primos, y tenemos razones
para creer que es un misterio en el que la mente no podrá penetrar nunca" (Hevil, 2003, p.263)
Pero que una figura de la talla de Euler hiciese semejante afirmación no desanimó, ni
mucho menos, a la comunidad matemática, que continuó con las investigaciones buscando la
Una forma de explorar antes de emitir una conjetura es hacer una lista, un cálculo de
cómo se comportan los objetos de los que nos estamos ocupando. Así, en la primera mitad del
siglo XIX, Gauss y Legendre se ocuparon durante mucho tiempo en calcular cuántos números
primos hay menores que un número dado, conjeturando que la cantidad de números primos
cuando Hadamard y Le Vallée Poussin demostrarán el que se conoce como el Teorema del
O equivalentemente,
𝜋(𝑥)
lim 𝑥 =1
𝑥→∞ ⁄
log 𝑥
31 E. Meissel calculó hacia 1886 los valores de π(107), π(108), y π(109), encontrando que hay 664 599 primos
menores que107, 5 761 455 menores que 108 y 50 847 478 menores que 109. Los valores respectivos de n/log(n)
son 620 421, 5 428 681 y 48 254 942. No está de más recordar que estos cálculos tuvieron que hacerse sin siquiera
una calculadora, lo cual es una muestra de la tenacidad de los matemáticos cuando lo que desean es convencerse
33
Orden en el caos y yuxtaposición entre libertad y sujeción, estos son los atributos de
Hay dos hechos en torno a la distribución de los números primos que espero crean tan
abrumadoramente que quedarán por siempre grabadas en sus corazones. La primera es que
a pesar de su sencilla definición y de su papel como ladrillos que construyen los números
naturales, los números primos crecen como la mala hierba alrededor de los números
naturales, simulando no obedecer otra ley que la del azar, y nadie puede predecir donde
brotará el siguiente. El segundo hecho es incluso más asombroso, porque dice justamente
lo opuesto: que los números primos hacen gala de una pasmosa regularidad, que hay leyes
que gobiernan su comportamiento, y que obedecen esas leyes con una precisión casi
Pero un Teorema no es sino el punto de apoyo para una nueva conjetura. Se conoce
algo, pero quizá sea posible saber más. La nueva conjetura vino de la mano de Riemann y de
la que se conoce como función 𝜁 (zeta) de Riemann. Por motivos que sobrepasan el alcance de
este escrito32, el comportamiento de esta función está íntimamente relacionado con la sucesión
de los números primos. Pero si resultara que todos los ceros33 de esta función se encontraran
sobre una recta determinada, entonces se contaría con una función que aproximaría mejor la
distribución real de los números primos, esto es 𝜋(𝑛). Más orden e inevitabilidad. Belleza.
Pero esto no deja de ser una conjetura propuesta en 1859 y de la que aún no se ha
encontrado demostración, aunque haya razones para creer en ella. Los ceros calculados hasta
32
Y que revelan una imprevisible (y necesaria) conexión entre la distribución de los primos y una función definida
1
por la ecuación 𝜁(𝑧) = ∑∞
𝑛=1 𝑛𝑧
33
Soluciones complejas (y no triviales) de la ecuación 𝜁(𝑧) = 0,
34
la fecha cumplen con la condición34, pero hace falta que sean todos y eso está resultando
Milenio, dotados con un premio de un millón de dólares para quien logre demostrarlo o
refutarlo. En palabras (falsamente) atribuidas a Paul Erdös: “Puede que Dios no juegue a los
dados con el universo, pero algo extraño está pasando con los números primos”35.
34 En 2004 se calcularon los diez primeros trillones de soluciones, no encontrando ninguno fuera de la recta
crítica.
35 https://en.wikiquote.org/wiki/Paul_Erd%C5%91s
35
Itinerario 2: De la Propiedad arquimediana a la Hipótesis del
Continuo
“Pasito a pasito, suave, suavecito”
definición cuarta del libro V de los Elementos de Euclides. Aquí se establece lo siguiente: “Se
dice que guardan razón entre sí las magnitudes que, al multiplicarse, pueden exceder una a la
Pasado a un ejemplo concreto, la longitud, estamos diciendo que esta magnitud guarda
razón, esto es, que con una regla corta se puede medir distancias tan largas como se quiera, sin
más que ir colocándola sucesivamente. Estamos de nuevo ante una idea bella por su simplicidad
y por lo evidente que resulta. Muy fácil de comprender, de etiquetar como verdadera y, por si
Un paso más allá, esta definición se puede traducir a las propiedades de los números,
involucrando ahora símbolos algebraicos que traducen las intuiciones basadas en cuestiones
físicas, como la regla antes citada. La misma idea se expresa de esta forma sencilla y elegante:
Si 𝑥 > 0 e 𝑦 es un número real arbitrario, existe un entero positivo 𝑛 tal que 𝑛 · 𝑥 > 𝑦.
Otra forma de interpretar esta propiedad36 consiste en reconocer que no existen números
infinitamente grandes ni infinitamente pequeños. Dicho de otro modo, por cortos que se den
los pasitos y largo que sea el camino, se llega a la meta tras un número finito de pasos, también
con los números. Esta idea tan simple es básica para el desarrollo formal del cálculo
infinitesimal, que, en su origen, pasó por etapas de fuertes dificultades. Para muchos de los
36 Si bien en Euclides la propiedad surge como una definición, en el caso de Apostol aparece como un Teorema
36
desarrollos, se utilizaban números muy pequeños a los que llamaba “infinitésimos” pero a los
que daba un trato poco riguroso. De hecho, en ocasiones se consideraba los infinitésimos como
“cero” y, otras veces, se hacía una suma infinita de infinitésimos que daba un resultado positivo,
El rigor llegó de la mano de Weierstrass con las definiciones epsilon-delta para los
límites de las funciones, que permitió superar estas inconsistencias. Pongamos por ejemplo la
elemento es necesario para el correcto funcionamiento del concepto. Nada falta… ni sobra.
Cada término expresa exactamente algo preciso y necesario para el correcto funcionamiento
del concepto.
podemos ir un paso más allá, y ese paso fue dado por Cantor, quien planteó la posibilidad de
numerable. Se llama numerable a un conjunto que tenga tantos elementos como el conjunto de
fila, señalando cual es el primer objeto de ese conjunto, el segundo, el tercero, y así
sucesivamente. Pero tuvo que llegar Cantor para mostrar que, dada cualquier fila de números
reales, se puede encontrar un número real que no esté en ella. De este modo se demuestra que
37 Una versión (divulgativa) mucho más detallada de todo este asunto puede leerse en Piñeiro, 2013, pp. 35-58.
37
los números reales no se pueden poner en fila. Dicho de otro modo: hay un infinito mayor, el
monumento al ingenio afilado. Una sutil idea feliz que resuelve como por arte de magia la
cuestión planteada, pero que deja traslucir el talento de un genio que pudo plantearla por
Supongamos que somos capaces de colocar en una fila todos los números reales entre
0,7234512351261465124 …
0,324516861165168435 ….
0,149599841616194163 …
0,541816461843216 …
0,861234501209345 …
Pues bien, vamos a construir un número 𝑎 que no está en esta fila. Prestemos atención
al primer decimal del primer número, un 7. Añadimos 1 y el primer decimal de nuestro nuevo
número será un 8. El segundo decimal del segundo número es un 2, pues el segundo decimal
de nuestro número, será un 3. Como el tercer decimal del tercer número es un 9, el tercer
decimal de nuestro número será un 0. Siguiendo así, tendremos que el cuarto decimal de nuestro
distinto de todos los de la fila, pues al menos tiene un decimal distinto a cada uno de los
anteriores (en la lista, el que está en rojo). Por tanto, nuestra suposición era errónea y, en
38
De nuevo Cantor se apoyó en la reducción al absurdo para establecer la existencia de
dos infinitos a los que se denominó ℵ0 y c. Pero una vez hecho esto, surge una cuestión de una
forma bastante natural: ¿Habrá algún infinito38 que se encuentre entre ambos?
El propio Cantor conjeturó que no. Es decir que no hay conjuntos con un cardinal
intermedio entre ℵ0 y c, pero fue capaz de demostrarlo. Esta conjetura fue bautizada como
Hipótesis del Continuo y tal fue su importancia que recibió que fue incluido en la lista de los
23 problemas de Hilbert en el congreso de París de 190039. Bien entrado el siglo XX, Gödel y
Cohen mostraron que esta conjetura (y su negación) son indemostrables pero compatibles con
el resto de los axiomas. Esto es, no se puede ni demostrar ni refutar por lo que, al cabo ha
terminado por ser convertida en un axioma más. Es el destino que le queda a lo que se
demuestra que no se puede demostrar, ser aceptado él o su negación, como axioma, como nuevo
elemento básico de la construcción humana que son las matemáticas. Belleza por alcanzar el
38 En realidad la cuestión es si hay algún conjunto 𝐷 cuyo cardinal |𝐷| se encuentre entre ℵ0 y 𝑐, esto es
39 Para más detalles sobre los problemas propuestos por Hilbert, puede consultarse Madrid, 2013, pp. 53-63
39
Itinerario 3: De la Raíz Cuadrada de dos a la fórmula de Euler
“Dios hizo los números enteros, todo lo demás es obra del hombre”
Se cuenta que Hípaso de Metaponto fue arrojado por la borda de un barco por descubrir
el secreto de los pitagóricos, aquel que amenazaba con anular la idea de la conmensurabilidad
del cosmos. Todo debía ser número o relación entre números, pero la diagonal de un cuadrado
resultaba ser inconmensurable por esta vía. Tanto es así, que su medida pasó a formar parte de
un conjunto de números a los que se les dio el nombre que han conservado hasta hoy: Números
Así, si disponemos un cuadrado cuyo lado mida 1, la aplicación del conocido Teorema
de Pitágoras nos muestra que su diagonal tiene que medir, exactamente √2. Pero este número
resulta ser irracional, esto es, que no es posible escribirlo como cociente de dos números
demostración por el método de reducción al absurdo unido al método del descenso infinito.
visto otro ejemplo. Por su parte, el método del descenso infinito fue introducido por Pierre de
problema admite una solución natural (entera positiva) y deducimos que existe otra solución
Este método resulta sobrio y elegante de puro simple que es (además de ser fecundo en
podremos bajar del primer peldaño. Casi resulta ingenuo pensar que de una idea tan simple
pueda surgir la demostración de teorema alguno. La demostración que vamos a incluir aquí es
40
Y también llamados así porque no se pueden escribir como razón (cociente) entre dos números enteros
40
similar a la que se puede considerar estándar41, pero con la ventaja de que la que aquí
presentamos42 utiliza explícitamente el método del descenso infinito y, por ello, resulta mucho
Si √2 fuera igual a una fracción de enteros positivos 𝑏/𝑎, entonces se podría ampliar
tendrían medida entera. Entonces, por el Teorema de Pitágoras, 𝑎2 + 𝑎2 = 2𝑎2 = 𝑏 2 . Por tanto
tienen medida entera. Y podemos volver a hacer esta construcción dando un segundo cuadrado,
41 Puede encontrarse la versión estándar de la demostración en un lugar tan inesperado como es el apéndice 1 de
Sagan, 1997. Curiosamente los dos apéndices de esta famosa obra están dedicados a sendas demostraciones
matemáticas
41
De manera que cada segmento del zigzag infinito que se puede construir tiene longitud
entera. Pero esto es imposible, porque los segmentos son cada vez más pequeños y el menor
muchas más ecuaciones de las que podemos alcanzar con si nos quedamos con las fracciones.
Pero una vez domado un león, puede ocurrir que aparezca otro, y así nos encontramos con otra
ecuación cuya falta de solución desafiaba los esquemas mentales. Esta aparentemente sencilla
Así, por pura necesidad de encontrar solución a las ecuaciones, hemos llegado al campo
de los números complejos, que incluye a todos los grupos44 de números anteriores (reales,
racionales, enteros y naturales). Pero igual que no se puede bajar del primer peldaño de una
escalera, siempre es posible poner un peldaño más a una y seguir ascendiendo. Y esa fue la
43
En este itinerario consideraremos únicamente ecuaciones polinómicas, esto es, ecuaciones de la forma
44 Utilizamos aquí la palabra grupo en el sentido de agrupación, de conjunto, sin aludir a su estructura algebraica
42
nueva pregunta que, ahora, podemos considerar natural. ¿No habrá otra ecuación irresoluble
en este campo que haga que tengamos que recurrir a nuevos números?
Teorema (fundamental del álgebra): Toda ecuación polinómica de grado 𝑛 > 1 con coeficientes
Este teorema deja resuelta de una vez por todas la cuestión. Nunca nadie, repito,
NUNCA NADIE, podrá escribir una ecuación polinómica cuya solución nos obligue a ampliar
nuestro campo numérico. Y en esto reside la belleza de este teorema, en lo vasto de su alcance,
pues nos aporta la seguridad de que no nos salimos de nuestro campo numérico con ninguna
de las (infinitas) ecuaciones que pudiéramos inventar. Escribir una tras otra todas las
ecuaciones y resolverlas es una tarea infinita y, por tanto, imposible. El teorema es una forma
Pero en este itinerario no se han terminado las sorpresas, porque una ligera restricción
en las condiciones de las ecuaciones permite separar a los números entre los algebraicos y los
con coeficientes enteros (ver nota 43). En otro caso el número es trascendente. Comoquiera
que hay un número infinito (numerable) de ecuaciones polinómicas con coeficientes enteros,
cada una de ellas con un número finito de soluciones, nos encontramos con que el conjunto de
los números algebraicos es infinito, pero numerable. Sin embargo, el campo numérico en el
que estamos es infinito, pero de un orden mayor (continuo) y, por tanto, el conjunto de los
números trascendentes también tiene el cardinal del continuo. Dicho de otra manera, en este
45 Otros resultados fundamentales son el Teorema fundamental de la aritmética o el Teorema fundamental del
cálculo integral. Teoremas que resuelven completamente una cuestión sobre un campo infinito de objetos, en el
43
campo casi todos los números son trascendentes. Lo vulgar, lo algebraico, resulta ser mucho
menos frecuente que lo especial, lo trascendente. Lo cual resulta hasta cierto punto paradójico
porque se conocen muy pocos números trascendentes y probar que un número lo es resulta una
Quizá los números trascendentes carecerían de interés si no fuera porque entre sus filas
cuentan con algunos ilustres. Entre ellos están el número 𝜋 definido a través de la relación entre
neperianos. Éstos junto con el 0, el 1 y la unidad imaginaria 𝑖 son considerados los cinco
Y estos cinco números dan para una última sorpresa, una gema que es considerada como
la fórmula más bella de las matemáticas. Euler “descubrió una conexión natural entre números
que aparentemente no tienen nada que ver entre sí” (Ogawa, 2013, pp. 206-20746)
𝑒 𝑖𝜋 − 1 = 0
sus alumnos e hizo una observación (…) «Caballeros» – dijo ‒, «esto es sin duda cierto, es
hemos demostrado, y por lo tanto sabemos que debe ser verdad».” (1994, p. 109)
La fórmula es bella, por lo que recoge, por su simpleza y por la importancia de los
números de los que trata, aunque quizá afirmar que sea “verdad”, pueda resultar excesivo.
46 Para un tratamiento literario de La fórmula preferida del profesor, ver Ogawa, 2013, pp. 200-209.
44
Apéndice:
Sobre la traducción de la cita de Bertrand Russell
Anónimo
Como se anuncia en el primer apartado, hay una cita recurrente de Bertrand Russell que
aparece en numerosos estudios sobre estética de las matemáticas. La cita, en su versión original
en inglés, es la siguiente “Mathematics, rightly viewed, possesses not only truth, but supreme
beauty”.
al– castellano, en la siguiente forma: “Las matemáticas, cuando se las comprende bien, poseen
no solamente la verdad, sino también la suprema belleza”47 (Le Lionnais, 1962, p.464, Amster,
2004, p.23). O en la versión abreviada aportada por Landart (2015) “Las matemáticas no
De estas traducciones, que se puede decir que son de tradición matemática, destaca que
la traducción de las palabras rightly viewed, sea, precisamente, cuando se las comprende bien.
Las traducciones del texto completo de Russell, de tradición filosófica, muestran una
cita con interesantes matices. La cita proviene del ensayo de Bertrand Russell El estudio de las
matemáticas, que está incluido en la recopilación Misticismo y lógica, que dispone de dos edi-
47 Es una traducción literal del francés de la cita recogida en Le Lioinnais (1948) “Les mathématiques, à les bien
comprendre, possèdent non seulement la verité, mais la supréme beauté” (p. 437)
45
“Contempladas en sus auténticos valores, las matemáticas no solo poseen la verdad, sino su-
prema belleza.” (p.67). En la más reciente, publicada en 2001, queda de la siguiente manera:
“Las matemáticas, bien entendidas, poseen no sólo la verdad sino la belleza suprema” (p.90).
mostrar como la educación matemática engendra “un espíritu tímido, transigente, o una
creencia sacerdotal en misterios no comprensibles para el profano, donde sólo debería haber
no solamente la verdad, sino también la suprema belleza”. Se hace así por considerar que de lo
que se trata es de contemplar las matemáticas desde un buen punto de vista, que no es sino el
de la comprensión de las mismas a nivel elemental. Russell propone en su ensayo una vía para
está haciendo. Y aunque a la postre lo que busca Russell es que la enseñanza elemental ayude
necesario comprenderlo (al nivel profundo), sino tener cierto conocimiento sobre el hecho
ser el propósito de la enseñanza elemental de las matemáticas). Ese sería el punto de vista
correcto (rightly viewed), desde el que la sola contemplación permitiría atisbar la belleza.
46
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28899-r1-0 (existe una versión en papel a la que no he podido acceder, cuya referencia
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49