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Efectos jurídicos de la Sentencia C-055 de 2022 frente a la despenalización del aborto

hasta la semana 24 de gestación

Presentado por:

Valentina Conde

Jovany Ríos

Richard Arenas

Propuesta presentada para optar al título de

Especialista de Derecho Penal

Asesor:

Lina María Acevedo

Corporación Universitaria de Sabaneta –UNISABANETA–

Facultad de Derecho

Especialización en Derecho Penal

Sabaneta

2022
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Contenido

Pág.

1. Tema................................................................................................................................3

2. Título...............................................................................................................................4

3. Problema.........................................................................................................................5

4. Pregunta..........................................................................................................................8

5. Objetivos..........................................................................................................................9

5.1. Objetivo general.....................................................................................................9

5.2. Objetivos específicos...............................................................................................9

6. Justificación..................................................................................................................10

7. Marco teórico................................................................................................................11

7.1. Antecedentes.........................................................................................................11

7.2. Bases teóricas........................................................................................................16

7.3. Definición de conceptos........................................................................................19

7.4. Hipótesis................................................................................................................20

7.5. Marco jurídico-legal.............................................................................................20

8. Diseño metodológico.....................................................................................................27

9. Cronograma..................................................................................................................28

Bibliografía...........................................................................................................................29
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1. Tema

Despenalización del aborto.


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2. Título

Efectos jurídicos de la Sentencia C-055 de 2022 frente a la despenalización del

aborto hasta la semana 24 de gestación.


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3. Problema

El aborto es un concepto acreedor de múltiples definiciones, dependiendo del tipo

institucional que lo acredite como tal; sin embargo, este trabajo se acogerá a la definición

dada por la Organización Mundial de la Salud (2022), la cual define el aborto como la

interrupción del embarazo antes de la viabilidad fetal con medios adecuados, ya que, desde

este punto de vista, es posible comprender más fácilmente el tratamiento que en la

legislación colombiana se le ha dado al mismo, a tal punto de convertir esta conducta en un

tipo penal y darle el estatus de criminal a la mujer que se lo practique, sin detenerse a

analizar las circunstancias de tipo social, económico, religioso y político que subyacen en el

mismo.

El artículo 122 del Código Penal Colombiano define el tipo penal del aborto de la

siguiente manera:

La mujer que causare su aborto o permitiere que otro se lo cause, incurrirá en

prisión de dieciséis (16) a cincuenta y cuatro (54) meses.

A la misma sanción estará sujeto quien, con el consentimiento de la mujer, realice la

conducta prevista en el inciso anterior (Ley 599, 2000, art. 122).

De igual forma, existen diferentes teorías que plantean unos parámetros sobre los

cuales se da el inicio de la vida humana y se establecen criterios para fundamentar el

momento exacto para la viabilidad del aborto, todos ellos de una u otra forma con base en
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la consideración del nasciturus, tanto como una persona jurídica como una persona humana

biológica y ontológicamente considerada.

Andorno (2004) abre el debate sobre la posibilidad legal de que se establezca un

Estatuto del Embrión; para Delgado (2007), reconocer al nasciturus como sujeto de

derechos también conlleva reconocerlo como capaz de contraer obligaciones; Cornejo

(2012), por su parte, afirma que si se concibe a la persona como un ser racional, el embrión

entonces no tendría referente alguno para tener raciocinio, de ahí que la persona humana

sólo adquiere la condición de sujeto de derecho en el momento del nacimiento; mientras

que Martínez & Covarrubias (2018), señalan que el nasciturus es una vida con una

expectativa de alcanzar el estatus de persona, pero no es titular de derechos, ni tampoco es

persona.

En Colombia, en febrero de 2022 la Corte Constitucional emitió el más reciente

fallo en torno a la tipificación del delito de aborto consentido, profiriendo para ello la

Sentencia C-055 de 2022, con ponencia de los magistrados sustanciadores Antonio José

Lizarazo Ocampo y Alberto Rojas Ríos, en el sentido de que no se configura el delito

cuando la conducta se lleve a cabo antes de la semana 24 de gestación, sin necesidad de

tener en cuenta las causales a las que hace referencia la Sentencia C-355 de 2006, es decir,

que el embarazo haya sido producto de una violación, que el feto tenga una malformación o

afectación congénita o que esté en peligro la vida de la madre.

El motivo por el cual se analiza este tema radica en que establecer un límite en las

semanas de gestación bien podría interpretarse como una verdadera vulneración del
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derecho a la vida del nasciturus, máxime cuando la medicina y la evidencia científica han

probado con hechos puntuales que desde los seis meses de gestación es posible que el feto

se pueda seguir desarrollando ante un parto prematuro.

¿Qué razones o motivaciones llevarían a una mujer a esperar hasta la semana 24 de

gestación para decidir practicarse un aborto? Este tipo de cuestionamientos guían, en parte,

el presente estudio, y para comprenderlo se tendrá como referencia la línea jurisprudencial

que ha desarrollado la Corte Constitucional sobre el tema, al igual que diversos desarrollos

normativos y de contenido constitucional que han tenido lugar en el derecho comparado

para finalmente comprender los alcances de los argumentos de la Corte Constitucional para

despenalizar el aborto consentido en Colombia hasta la semana 24 de gestación.


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4. Pregunta

¿Cuáles son los efectos jurídicos de la Sentencia C-055 de 2022 frente a la

despenalización del aborto hasta la semana 24 de gestación?


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5. Objetivos

5.1. Objetivo general

Analizar los efectos jurídicos de la Sentencia C-055 de 2022 frente a la

despenalización del aborto hasta la semana 24 de gestación.

5.2. Objetivos específicos

Identificar las posiciones asumidas por la Corte Constitucional frente a la

despenalización del aborto en Colombia.

Describir los límites que se han establecido en el derecho comparado (Estados

Unidos, España y Chile) para la interrupción voluntaria del embrazo.

Establecer los efectos de la Sentencia C-055 de 2022 frente a la despenalización del

aborto hasta la semana 24 de gestación.


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6. Justificación

El tema que se plantea en la presente propuesta corresponde a un esfuerzo por

rastrear los alcances de la jurisprudencia constitucional colombiana alrededor del tema del

aborto, acudiendo para ello al derecho comparado, con la finalidad de aportar al debate y la

reflexión tanto desde el punto de vista jurídico como social, de despenalizar el aborto en

todas sus modalidades, dejando sólo una condición de tiempo que sería las primeras 24

semanas; quedando esta última al arbitrio de la mujer principal y fundamentalmente, y de

forma secundaria de la pareja en el caso que esta exista.

Es claro que no puede el Estado entrar a limitar la voluntad de la mujer, así como

tampoco puede proteger con igual ponderación su vida (humana ya existente y desarrollada

completamente en todos los aspectos), con la vida en formación del que está por nacer.

Este es un estudio realizado alrededor del debate existente sobre la despenalización

del aborto que trata de dar aportes para comprender los alcances y efectos que ha tenido la

Sentencia C-055 de 2022.


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7. Marco teórico

7.1. Antecedentes

El tema del origen legal de la vida ha sido objeto de debate en diferentes ámbitos

doctrinales; si bien en la gran mayoría de Estados modernos se presume que el origen legal

de la vida comienza al nacer, existen diversas opiniones que no concuerdan con esta

determinación normativa en vista de que, aun antes del nacimiento, es posible predicar la

defensa de algunos derechos del nasciturus, esto es, del concebido no nacido; por ello, es

importante identificar la trascendencia jurídica de este asunto, teniendo como referencia

distintas posturas doctrinales.

Andorno (2004), por ejemplo, hace referencia al tema de la dimensión biológica de

la personalidad humana y abre el debate sobre la posibilidad normativa de que se establezca

un estatuto del embrión, y aunque señala que no es posible demostrar de manera vehemente

la existencia de la personalidad del embrión humano, dice que existen razones de peso para

que se le atribuya el respeto necesario y similar al que se le debe a las personas. Para

sostener esta tesis, se recurre a tres argumentos que relacionan el carácter humano de la

información genética con la personalidad del embrión humano.

El primer argumento de dicho autor radica en que todo embrión posee unicidad en

materia genética, es decir, que se trata de un organismo único y original; aunque este

argumento no prueba necesariamente la existencia de la personalidad del embrión, debido a


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que la información genética no implica la presencia de personalidad, lo cierto es que cada

embrión es único desde una perspectiva genética, del mismo modo que lo es la

personalidad de cada individuo.

El segundo argumento tiene que ver con el hecho de que “existe una continuidad

biológica entre el embrión y el adulto que eventualmente va a devenir” (Andorno, 2004, p.

32), lo que quiere decir que la división celular no compromete la continuidad genética del

embrión, ya que esa misma información genética que tiene el feto también la tendrá el niño

y el adulto.

Y el tercer argumento permite identificar la autonomía personal del embrión, ya que

este es más que un ente pasivo y posee una capacidad activa de desarrollo que le permite el

control y la coordinación de las diferentes etapas de su proceso de formación; sin embargo,

esta es una autonomía relativa, pues el embrión depende del hábitat que le presta su madre

para poder sobrevivir; sin embargo, no por ello deja de ser independiente, pues a pesar de

que la madre le procura dicho hábitat, su información genética es totalmente diferente a la

de esta, a pesar de la existencia de una interacción permanente entre ambos.

Andorno (2004) expresa que una de las tesis que niega la personalidad del embrión

radica en su divisibilidad, es decir, que el embrión en sus etapas iniciales puede dividirse

dando lugar a dos o más embriones; por tanto, no podría reconocerse la existencia de un

solo individuo en esas primeras semanas de vida embrionaria, pues una persona es

necesariamente un individuo; pero para el mencionado autor esta tesis no tiene solidez,

porque es diferente el concepto de individualidad al de indivisibilidad.


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Otra tesis que tiene la personalidad del embrión es la falta de racionalidad humana,

tesis planteada por Cornejo (2012), ya que si se concibe a la persona como un ser racional

el embrión no tendría referente alguno para poder tener algún tipo de raciocinio; sin

embargo, quienes defiende esta tesis no determinan cuál debería ser el grado de

racionalidad del individuo para identificarlo como una persona.

Cornejo (2012) indica que si bien la persona humana adquiere la condición de sujeto

de derecho en el momento mismo del nacimiento, ello no indica que el concebido no goce

del reconocimiento de ciertos derechos; por ello su análisis se concentra en identificar el

estatus jurídico del no nacido en el ámbito del derecho civil peruano y establece que al

señalar la norma que el que está por nacer se le reconocen ciertos derechos, ello significa

que al embrión se le debe reconocer el derecho a la vida en la medida en que esta es

determinable con su nacimiento. La norma peruana ha sido precisa en diferenciar que la

condición de sujeto de derecho se da es con el nacimiento, pero que el inicio de la vida se

determina en el momento de la concepción; esta diferenciación permite la tutela jurídica del

nasciturus, asunto que proviene del derecho romano y que se aplica al derecho civil

peruano.

Delgado (2007), por su parte, identifica en la legislación civilista argentina,

paraguaya y peruana el reconocimiento del nasciturus como sujeto de derechos e incluso

capaz de contraer obligaciones.


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(…) se estima que tendría derecho a la vida, a la integridad física y psíquica, a la

salud, a la dignidad, a demandar (especialmente en caso de daños y perjuicios por

hechos ilícitos), a alimentos, a adquirir la nacionalidad, a la posibilidad de ser

reconocido por los padres, a investigar la paternidad y a impugnarla, a ser

beneficiario de las estipulaciones de un seguro de vida, a los derechos emergentes

de las leyes del trabajo y a ciertos derechos accesorios (Delgado, 2007, p. 97).

La anterior posición difiere de la doctrina europea en la cual se le atribuyen ciertos

derechos al concebido, pero no se le atribuye su existencia como persona; por tanto, al no

ser persona, carece de capacidad, por lo que cualquier beneficio sobre un derecho se

determinaría como pendiente, es decir, bajo una condición suspensiva hasta el momento

que se produzca su nacimiento.

Martínez & Covarrubias (2018), a partir de lo establecido por la jurisprudencia del

Tribunal Constitucional Español, consideran que el nasciturus es una vida con una

expectativa de alcanzar el estatus de persona, pero no es titular de derechos ni tampoco es

persona; sin embargo, señalan que la Constitución Española sí determina la protección de la

vida, incluso desde antes del nacimiento y le procura protección hasta la muerte del

individuo; y aunque al nasciturus se le reconoce como el titular del derecho a nacer, para

adquirir dicha titularidad se debe predicar su existencia como ser humano; y aunque el no

nacido es un ser humano, no es sujeto de derechos, lo que significa que debe protegérsele.

(…) el reconocimiento del “derecho a la vida” por una constitución no significa la

garantía de todos y cada uno de los aspectos que conforman la realidad biológico-
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espiritual llamada vida. Y obviamente, ningún poder constituyente o legislativo ni

un juez pueden dar o crear vida (Martínez & Covarrubias, 2018, p. 108).

Finalmente, Robledo (2014) coincide con aquellos autores que consideran que la

vida humana comienza con la concepción, pero reconoce la imposibilidad de que el

concebido no nacido o nasciturus sea titular de derechos: su postura es que el embrión

humano es una persona y, por ende, titular de derechos, aun cuando el debate doctrinario y

político haya permitido sustentar lo contrario durante las últimas décadas.

La anterior postura parte del sentido que se deriva del segundo inciso del artículo 19

de la Constitución Política Chilena, en el cual se establece que “la ley protege la vida del

que está por nacer” ; lo que además encuentra sustento en diferentes disciplinas científicas,

en particular la biología, desde donde es posible establecer que la vida humana es un

proceso continuo y sin interrupciones; por tanto, considera la autora que el principio de la

vida no es el nacimiento, sino la concepción misma, que en últimas es una prolongación de

otros procesos previos.

Para Robledo (2014) el hecho de considerar al nasciturus como persona, implica

también el derecho a su preservación, pues esa calidad de persona es la que lo hace titular

del derecho a la vida, lo que implica que cualquier afectación a este derecho requiera de

una protección efectiva. Para esta autora, por tanto, el nasciturus es persona humana desde

la concepción y goza particularmente del reconocimiento del derecho a la vida, ello en

virtud de la interpretación que se desprende del texto constitucional chileno.


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De las anteriores posturas es posible vislumbrar las limitaciones existentes para

reconocer la titularidad de los derechos del nasciturus, y aunque pretende protegérsele y

reconocérsele el derecho a la vida, lo cierto es que la doctrina sobre el origen de la vida no

concuerda con la doctrina sobre el origen legal de esta.

7.2. Bases teóricas

Desde una perspectiva analítica, la ética se determina como una filosofía moral;

según Sádaba (2006), la ética comporta un elemento de emotivismo, el cual está

determinado por el grado de bondad (o de justicia) que media sobre las acciones de los

individuos; involucra una discusión filosófica que aún no se ha agotado y que sigue

trascendiendo en la mente de los pensadores hasta el punto de lograr convertirse en máxima

kantiana o imperativo categórico arquetípico. Dicho emotivismo nos procura conductas

relacionales que interactúan como modos de relacionar: tal es el caso del amor que permite

reconocer el otro como un otro legítimo; la agresión como un otro que es negado directa o

indirectamente como un otro legítimo; y la indiferencia en la que el otro no es visto como

un otro.

En estos tiempos modernos, en los que prima el individualismo, nadie se pone en el

lugar de los demás; es más, el irrespeto hacia el hombre mismo ha llegado a un grado tal,

que ni siquiera se valoran figuras como los padres, la familia, los mayores, los niños, las

mujeres, la gente pobre, etc. En otras palabras, ya nadie ve a su semejante como un “otro

yo”, a nadie se le tiene en cuenta sus necesidades vitales ni mucho menos los medios

conducentes para una vida digna.


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Estos factores se han convertido en factor detonante para que una problemática que

era exclusiva de la discusión moral, pasara a hacer parte de un contexto netamente legal,

como si fuera un simple asunto de salud pública que se solucionara con la permisividad

sobre el aborto.

Ahora bien, dentro de la cuestión del aborto se encuentra toda una discusión de

derechos humanos, o por lo menos, de nuevos principios que se tratan de instituir como

derechos:

El Derecho a elegir voluntaria y libremente la maternidad, el derecho a tener hijos o

no tenerlos y por lo tanto, el derecho a interrumpir un embarazo en un momento

dado, se fundamentan en una serie de derechos humanos que bien se conocen: el

derecho a la igualdad y la no discriminación, a la autodeterminación, a la vida, a la

libertad y seguridad personal, a la libertad de pensamiento, de conciencia y de

religión, etc. (Cabal, 2001, p. 45).

Todos estos principios pueden ser violados mediante actos de invasión o abuso por

funcionarios gubernamentales, credos religiosos, miembros de la familia, etc., o mediante

actos de omisión, negligencia o discriminación por autoridades públicas. El tema del aborto

parece que fuera un asunto que quiera ser ignorado u omitido por diferentes autoridades,

sólo con el objeto de librarse de la responsabilidad que conlleva este asunto.


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Desde una perspectiva jurídica, y de acuerdo con el artículo 118 del Código Penal

colombiano, si a causa de la lesión inferida a una mujer, sobreviniere parto prematuro que

tenga consecuencias nocivas para la salud de la agredida o de la criatura, o sobreviniere el

aborto, las penas imponibles según los artículos precedentes, se aumentarán de una tercera

parte a la mitad.

Según el Código Penal Colombiano, el aborto es un homicidio preterintencional; es

un comportamiento delictivo distinto con elementos y bienes jurídicos vulnerados. En el

aborto preterintencional se produce un resultado agregado a la descripción típica básica

(para este efecto las lesiones personales) que constituye una consecuencia que merece

mayor reproche penal por la gravedad del daño o peligro causado.

Sin embargo, el tema ha sido replanteado a través de diversos pronunciamientos

jurisprudenciales, desde los cuales se ha venido despenalizando ciertas formas de aborto.

Pero estas posiciones sobre la despenalización del aborto, no pueden sojuzgar los principios

de quienes ven como acto indebido la temprana interrupción del embarazo, por ese motivo

se consagra la objeción de conciencia para quienes disienten de la determinación.

Para Molina (2006), la pregunta sobre el comienzo de la existencia del ser humano

encuentra respuesta en la biología moderna, la cual establece que la existencia inicia en el

momento en que, por la fertilización, se unen los cromosomas del hombre y la mujer, los

cuales contienen toda la información genética que dan origen a un nuevo individuo.
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7.3. Definición de conceptos

El aborto: “es un procedimiento para terminar un embarazo” (medlineplus, 2020).

Interrupción voluntaria del embarazo (IVE): “Es un derecho fundamental de las

niñas y mujeres, el cual fue reconocido como tal por la Corte Constitucional Colombiana

mediante la Sentencia C-355 de 2006” (Minsalud, 2016, p. 2).

Causales de la IVE:

Cuando existen riesgos graves para la salud o la vida de la mujer: en este caso la

Corte asegura que es asunto de mayor intensidad proteger la vida en cabeza de la mujer en

riesgo que aquella necesidad, también constitucional, de proteger la vida del que está por

nacer.

Cuando el feto presenta malformaciones graves: en aquellos eventos en los cuales la

calidad de vida del ser que está por nacer se encuentra en grave entredicho y se tornaría en

inviable. Lo que lleva a concluir que la existencia que éste tendría no sería viable, o se

considera incompatible con la vida, o la vida independiente del niño afectado.

Cuando el embarazo resulta de una violación o del incesto: la mujer tiene el derecho

de establecer el plan de vida que ella desee. Es decir, es a ella a quien le corresponde trazar

las tareas que le permita su desarrollo vital y ningún límite externo puede impedirles

conseguir dichos objetivos.


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7.4. Hipótesis

La despenalización del aborto en Colombia, hasta la semana 24 de gestación, por

parte de la Corte Constitucional, debe entenderse como una decisión pragmática que tiene

por objeto proteger la voluntad y derechos de las mujeres para decidir sobre su propio

cuerpo e integridad, máxime si se tiene en cuenta que, en ciertos casos, algunas mujeres

pueden identificar un embarazo no deseado, inclusive, producto de un abuso sexual, de

manera tardía, lo que no significa, necesariamente, que ello sea una afrenta contra el

derecho fundamental-constitucional a la vida.

7.5. Marco jurídico-legal

En diversos pronunciamientos la Corte Constitucional colombiana se ha referido al

tema de la protección de la vida humana del nasciturus; tales providencias se han enfocado

especialmente en determinar la importancia de dicha protección en torno al tema del aborto.

Precisamente, la Corte Constitucional analizó este asunto a través de la Sentencia C-133 de

1994, en la cual se estudió la constitucionalidad del artículo 343 del Decreto 100 de 1980

(antiguo Código Penal), que versaba sobre el aborto como un tipo penal.

En su análisis, la Corte reconoce el derecho fundamental a la vida como el más

valioso de todos los bienes que tiene un ser humano, siendo este el fundamento y base de

los demás derechos; su reconocimiento se ha hecho efectivo en la Constitución de 1991,

tanto en el Preámbulo como en los artículos 2, 11, 42, 43 y 44. Para determinar los alcances
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de este derecho la Corte Constitucional tuvo como referente tratar de identificar el

momento en que comienza la vida humana, por lo que trae a colación la exposición

realizada por el profesor de genética Jéröme Lejeune.

Aunque la Constitución Política de 1991 reconoce el derecho inviolable a la vida de

todos los seres humanos, ello no significa que el nasciturus carezca de este tipo de

protección; así, “si el valor esencial protegido por el ordenamiento superior es la vida

humana, necesariamente debe colegirse que en donde haya vida, debe existir el consecuente

amparo estatal” (Corte Constitucional, C-133, 1994).

La Constitución Política de 1991 protege, por tanto, la vida humana desde la gestión

misma, ya que la etapa de la maternidad es una condición fundamental para que el ser

humano pueda tener una vida independiente, separado de la madre; además, la concepción

en sí misma es un proceso a través del cual se genera un ser diferente, de ahí que el arbitrio

de la libre decisión de la mujer embarazada no es un elemento que deba ser determinante

para la viabilidad de ese nuevo ser. Frente a esto, la Corte Constitucional, a través de la

Sentencia C-133 de 1994, dice que la obligación que tiene el Estado de defender la vida se

debe dar desde el mismo momento de la concepción, lo que legitima la implementación de

disposiciones penales para garantizar dicha protección.

Ese reconocimiento de la Constitución y la ley genera la imposibilidad de que se

desarrollen actos que de manera voluntaria o directa provoquen la muerte de un ser no

nacido y legitiman al legislador para penalizarlos, ya que la vida del nasciturus tiene un

valor especial, no sólo por la expectativa que representa, sino porque ese nuevo ser se
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encuentra en un estado de indefensión manifiesta que exige la protección especial del

Estado.

Las diferentes disposiciones contenidas en la Constitución Política de 1991 que

protegen la vida del nasciturus ya han sido ratificadas por Colombia a través de diferentes

tratados y convenios tales como la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989,

aprobada mediante la Ley 12 de 1991, y la Convención Americana de Derechos Humanos,

conocida como el Pacto de San José de Costa Rica de 1969, adoptada por la Ley 16 de

1972; sin embargo, en Colombia existen diversas voces que señalan que el nasciturus no es

persona y que como el derecho a la vida sólo se predica de quienes son personas, entonces

no es procedente que se penalice el aborto.

Sobre ello, el Código Civil colombiano hace referencia al concepto de persona (art.

74), el nacimiento como momento de la existencia legal (art. 90) y la protección del no

nacido (art. 91). Por su parte, en el anterior Código del Menor de 1989 se establecía el

derecho a la protección de todos los menores, incluso desde la concepción, y se estipula

además la obligación del Estado de garantizar su supervivencia y desarrollo; de la misma

manera, el Código de la Infancia y la Adolescencia, es decir, la Ley 1098 de 2006,

establece que el derecho a la vida y la calidad de vida de los niños, niñas y adolescentes

deben dar lugar a la generación de condiciones que aseguren desde la concepción un

desarrollo integral acorde con la dignidad del ser humano.

Las anteriores disposiciones contrarían la presunción de que el nasciturus no es

persona o que no es sujeto de derechos, ya que la Constitución y la ley garantizan su


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especial protección, por lo que la Sentencia C-133 de 1994 declaró la exequibilidad del

aborto; sin embargo, en la Sentencia C-355 de 2006 se estableció la despenalización

únicamente frente a tres causales específicas: cuando el embarazo represente un peligro

para la mujer, cuando el feto sea inviable por graves malformaciones o cuando el embarazo

sea producto de una violación.

Como puede verse, en la Sentencia C-355 de 2006 hubo un cambio de posición en

la jurisprudencia de la Corte Constitucional colombiana, ya que en este caso el discurso de

la protección del nasciturus pasa a un segundo plano en virtud del reconocimiento de

algunos derechos fundamentales de las mujeres; dicha modificación de postura obedeció a

la distinción entre la protección constitucional a la vida y el derecho a la vida, teniendo

como referencia la sentencia C-239 de 1997, según la cual el Estado tiene la obligación de

proteger la vida, lo que no significa que como valor o como derecho la vida tenga un

carácter absoluto.

En este sentido, el derecho a la vida se encuentra en cabeza de cada persona,

mientras que su protección como valor no tiene esta naturaleza; este tipo de postura ha sido

reconocida también en otras sentencias como la C-133 de 1994 y C-013 de 1997, en donde

se reconoce la protección de la vida, pero no se reconoce al nasciturus como persona, sino

como vida en potencia, lo que da lugar a una protección en un nivel diferente. Y en la

Sentencia C-355 de 2006 se realiza también una diferenciación entre la vida y el derecho a

la vida, la cual permite otorgar protección al no nacido, pero en grado diferente al de una

persona humana.
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La Corte Constitucional también reconoció en la Sentencia C-355 de 2006 que la

vida prenatal no configura el carácter de persona humana del nasciturus, sino que este es

titular del derecho a la vida, para lo cual el Estado puede adoptar medidas legislativas que

busquen su protección; sin embargo, dichas medidas no son de carácter absoluto, pues el

derecho a la vida del nasciturus tampoco lo es; esto ni siquiera se encuentra ratificado en el

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ni tampoco en la Convención de los

Derechos del Niño.

A través de la Sentencia C-388 de 2009, la Corte Constitucional declaró que

cualquier amenaza a la salud de la mujer en estado de gestación deben primar las garantías

para la protección de la vida de esta, pues no se le puede obligar a asumir sacrificios; esta

misma posición la ratifica la Corte Constitucional en las Sentencias T-585 de 2010 y T-841

de 2011; por su parte, en la Sentencia C-327 de 2016, se identifican los límites de este

derecho, estableciéndose inclusive que no tiene un carácter absoluto, por lo cual está sujeto

a los principios de proporcionalidad y razonabilidad.

En esta última sentencia se hace precisamente un análisis de la expresión “principia

al nacer” contenida en el artículo 90 del Código Civil colombiano; allí se buscaba

determinar si la existencia de la vida y de la persona legal resultan equiparables y si dicha

protección debe darse desde la concepción, ya que de la interpretación de la expresión en

cuestión sería posible, deducir que existe una desprotección de la vida antes del nacimiento.

Hay que tener en cuenta que según el artículo 90 de la codificación civil colombiana

la existencia legal de una persona comienza con el nacimiento, siempre y cuando se viva
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siquiera un instante; mientras que el artículo 93 estipula que no tiene derechos el que está

por nacer y que dichos derechos se encuentran en una condición suspensiva hasta tanto se

produzca su existencia legal, pero ello no quiere decir que el nasciturus no goce de ningún

tipo de protección, ello en razón de que el artículo 91 civil establece que la ley debe

proteger la vida del que está por nacer y que, por tanto, el juez debe determinar las

providencias pertinentes para proteger la existencia del nasciturus. De este modo, sólo

cuando una persona es sujeto de derechos puede presumir la titularidad de derechos de

carácter fundamental, incluida la vida; pero ello no implica que se desproteja la vida del

que está por nacer, sino que dicha protección es diferente.

El embrión no puede ser entendido entonces como una persona en sí misma; así, en

los términos de la Convención Americana de Derechos Humanos, la persona incluso desde

el momento de la concepción tiene derecho a que se le respete su vida, pero no por ello esto

resulta coincidente con el ejercicio del derecho a la vida; por tanto, esta protección no es

absoluta, sino gradual, pues no es un referente incondicional, es decir, admite variaciones

según el tipo de protección que se busque.

Para la Corte Constitucional es claro que los derechos reproductivos de la mujer

implican un límite a la protección de la vida prenatal, además que reconocer la existencia

de la persona legal en su etapa embrionaria no depende de un mero ejercicio interpretativo,

sino de la identificación práctica de situaciones fácticas que así lo permitan; por tanto, no

debe ser una imposición el deber de protección absoluta del derecho a la vida, sino el

resultado de un ejercicio de discernimiento que permita entender que el derecho a la vida

no es absoluto y posee unos límites. La protección del derecho a la vida del que está por
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nacer, por tanto, la procura el Estado, pero dicha protección se encuentra por debajo del

derecho a la vida de la mujer gestante y de sus derechos reproductivos.


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8. Diseño metodológico

La investigación propuesta en el presente anteproyecto se desarrollará teniendo en

cuenta un enfoque cualitativo, el cual, según los planteamientos de Hernández et al. (2014),

permitirá la apreciación valorativa de un concepto práctico de aborto en Colombia a la luz

de la jurisprudencia constitucional y el derecho comparado; además, se propone un diseño

analítico, que permita el abordaje de un amplio cúmulo de posiciones doctrinales y

jurisprudenciales, con miras a analizar sus efectos e implicaciones desde la óptica del

derecho constitucional colombiano; a su vez, se acogen los lineamientos de un diseño no

experimental, en la medida en que el estudio propuesto se realiza sin la necesidad de hacer

algún tipo de prueba o ensayo. Para ello, los investigadores toman distancia del objeto de

estudio, lo que procura una visión más objetiva del fenómeno estudiado.

Como técnica de recolección y análisis de información se empleará, en un primer

momento, la revisión documental, la cual permitirá identificar los antecedentes normativos,

doctrinales y jurisprudenciales para el desarrollo del estudio; posteriormente, a partir de la

jurisprudencia de la Corte Constitucional consultada, se empleará el método del análisis

dinámico de precedentes desarrollado por López (2002), en su texto “El derecho de los

jueces”, el cual consiste en un análisis cronológico de la jurisprudencia que permite

identificar la tendencia de la Corte, en este caso frente al tema de la despenalización del

aborto.
28

9. Cronograma

TIEMPO Sep. Oct. Nov. Dic.


ACTIVIDADES 2022 2022 2022 2022
Elección del tema de investigación X
Presentación del borrador completo del X
anteproyecto
Asesorías X X X
Revisiones y ajustes X X X
Elaboración del artículo X X
Presentación del artículo completo X
Sustentación X
29

Bibliografía

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Corte Constitucional. (1997, 23 de enero) Sentencia C-013 [MP. José Gregorio Hernández

Galindo].

Corte Constitucional. (2006, 10 de mayo). Sentencia C-355 [MP. Jaime Araújo Rentería &

Clara Inés Vargas Hernández].

Corte Constitucional. (2009, 28 de mayo). Sentencia C-388. [MP. Humberto Antonio Sierra

Porto].

Corte Constitucional. (2010, 22 de julio). Sentencia T-585. [MP. Humberto Antonio Sierra

Porto].
31

Corte Constitucional. (2011, 3 de noviembre). Sentencia T-841. [MP. Humberto Antonio

Sierra Porto].

Corte Constitucional. (2016, 22 de junio). Sentencia C-327 [MP. Gloria Stella Ortiz

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