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INVESTIGACION DE PROCESAL PENAL

“SENTENCIA-LEY” C-055 DE 2022


(DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO HASTA LAS 24 SEMANAS DE GESTACIÓN)

1) Hacer un análisis desde la perspectiva fundamental de la vida (Hermenéutica)


La vida es sin lugar a dudas la obra más grande de la creación, el hecho de dar la vida, sacar
vida de la nada encierra uno de los misterios más sublimes de la naturaleza. En Colombia se
presenta un debate contemporáneo producto del juicio ético relativo a la despenalización del
aborto, convirtiéndose, en objeto de discusión pública, y en manifestaciones abundantes en
pro y en contra de esta práctica. Aunque se haya querido disminuir el impacto que produce
en la sociedad el termino ABORTO sustituyéndolo por la expresión “interrupción voluntaria
del embarazo” (IVE), aún persiste enormemente su rechazo, a pesar de la cultura pro
abortista que últimamente ha surgido en el país.
Con la Sentencia C-355 del 2006, la pronunciación de la Corte Constitucional significo un
avance importante para la garantía y ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de
las mujeres en Colombia.
A través de esta sentencia se despenalizó el aborto en tres condiciones:
Cuando peligra la vida o la salud de la madre.
Cuando se presenta malformación del feto incompatible con la vida.
Cuando el embarazo es producto de abuso, violación, incesto, transferencia de óvulo o
inseminación no consentida.
Ahora con la nueva sentencia C-055 de 2022, la Corte Constitucional señala en su
providencia, que la conducta de abortar solo será punible cuando se realice después de la
vigésimo cuarta (24) semana de gestación.
La violación sistemática del derecho a la vida, en este caso el aborto, y de cualquier principio
moral fundamental conexo con ella, conduce inevitablemente a una progresiva confusión de
la conciencia y al materialismo despiadado, donde los valores del ser son sustituidos por los
del tener, o los del placer. El único fin que cuenta es el bienestar material, llegando a la
instrumentalización de la sexualidad, dándose una doble moral que no permite distinguir
entre el bien y el mal. A la luz de estos presupuestos se aborda enseguida el tema del juicio
moral sobre la práctica del aborto provocado y se hacen algunas reflexiones sobre las
enseñanzas de la Iglesia en esta materia.
2) Decir si existe cosa juzgada en esa sentencia.
El artículo 243 de la Constitución Política Colombiana establece que las decisiones de la
Corte son inmutables y definitivas, pero esto no evita que a pesar de haberse proferido un
fallo sobre una norma, podría presentarse en casos excepcionales el hecho que pueda
realizarse una nueva valoración y pronunciamiento sobre ella, debido al carácter dinámico de
la Constitución, producida por los cambios económicos, sociales, políticos, ideológicos,
culturales o jurídicos, obligando al juez constitucional la modificación de su interpretación de
los principios jurídicos.
La Sentencia C-035 del 2006 se había pronunciado sobre las mismas normas del Código
Penal que ahora son objeto de la C-055 del 2022. Sin embargo, la Corte argumenta que hoy
se trata de cargos que no fueron valorados en aquel entonces, que hay cambios en el
significado material de la Constitución y que se ha producido una variación en el contexto
normativo nacional e internacional en el que se inserta la norma demandada. Con base en
ello, declara que no hay cosa juzgada y que, por tanto, valorará de nuevo la
constitucionalidad de esa disposición normativa. Todos los cuatro magistrados que salvaron
su voto así lo afirman y agregan que la Corte debió declarar la cosa juzgada.
3) Decir si es viable la decisión de esa sentencia
En Colombia, el acceso al aborto legal seguro es limitado y desigual. La Fiscalía General de
la Nación determinó que cerca del 34 % de las mujeres y niñas que fueron investigadas
penalmente por abortos entre 1998 y 2019 se desempeñaban como trabajadoras del hogar.
Una organización internacional que promueve los derechos reproductivos, concluyó en 2013
que el 33 % de las mujeres en Colombia que tuvieron abortos clandestinos experimentaron
complicaciones para las cuales se necesitó atención médica y que, entre las mujeres de
bajos recursos en zonas rurales, ese índice era de hasta el 53 %.
Tratar al aborto como un delito no reduce esta práctica ni la elimina. Simplemente impide que
las mujeres y niñas puedan acceder a la atención esencial de la salud, pone en riesgo sus
vidas y su salud y cercena su privacidad y su dignidad. También menoscaba la posibilidad de
los proveedores sanitarios de llevar adelante su trabajo con integridad y sin temor, y
compromete la atención de las pacientes.
Se trata de una decisión histórica en tanto reconoce la autonomía reproductiva de las
mujeres, y niñas, en consonancia con los estándares internacionales. Ahora el gobierno
debería implementar la decisión eliminando cualquier tipo de obstáculos para garantizar un
acceso real y efectivo al aborto legal. Las mujeres y las niñas en Colombia tienen motivos
válidos para festejar. Se merecen que esta sentencia se haga realidad.
4) Argumentos claros de lo que expone la sentencia
La Corte Constitucional, en la Sentencia C-55 del 21 de febrero de 2022, declaró la
exequibilidad condicionada del artículo 122 del Código Penal (delito de aborto), en el sentido
de que la conducta de abortar allí prevista solo será punible cuando se realice después de la
vigésimo cuarta (24) semana de gestación y, en todo caso, este límite temporal no será
aplicable a los tres supuestos en los que la Sentencia C-355 de 2006 dispuso que no se
incurre en delito de aborto, cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la
vida o la salud de la mujer, certificada por un médico; cuando exista grave malformación del
feto que haga inviable su vida, certificada por un médico; y, cuando el embarazo sea el
resultado de una conducta, debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto
sexual sin consentimiento, abusivo o de inseminación artificial o transferencia de óvulo
fecundado no consentidas, o de incesto”.
 Así, no se incurre en este tipo penal cuando la conducta se lleva a cabo antes de la semana
24 de gestación y con el consentimiento de la mujer gestante, sin ningún tipo de restricción.
De ahí en adelante, solo será no punible en las hipótesis descritas por la Sentencia C-355 de
2006, siempre que se cuente con el consentimiento de la mujer.
 En primer lugar, la Corte Constitucional abordó la cuestión de si había o no una cosa
juzgada constitucional, teniendo en cuenta el precedente de la Sentencia C-355 de 2006. El
tribunal constitucional se decantó porque no había acecido tal fenómeno, en la medida que,
en primer lugar, se observaba una “modificación en el significado material de la Constitución
en cuanto a la comprensión de la problemática constitucional que supone el delito del aborto
consentido, como consecuencia de los siguientes cuatro fenómenos” y, en segundo lugar, en
virtud de “un cambio en el contexto normativo en el que se inserta el artículo 122 del Código
Penal”. Posteriormente, la Corte se encargó de analizar los cargos propuesto en la acción de
inconstitucionalidad presentada.
Respecto de la presunta vulneración del derecho a la salud (artículo 49 de la Constitución) y
los derechos reproductivos de las mujeres, las niñas y las personas gestantes (artículos 42 y
16 de la Constitución), el tribunal constitucional señaló que si bien la penalización del aborto
busca realizar una finalidad constitucional imperiosa (protección de la vida en gestación
como bien jurídico tutelado), termina afectando, intensamente, los derechos señalados, a
pesar de que existen medios más efectivos para la protección de dicha finalidad
constitucional y que, a la vez, no afectan tan inmensamente estos derechos, tales como “la
adopción de políticas públicas orientadas a proteger la vida en gestación por otros medios
que brinden verdaderas alternativas a la interrupción del embarazo, así como para la
realización de este procedimiento en el marco de los servicios de salud reproductiva”. Es
decir, hay alternativas jurídicas a la vía penal (sin que se excluya en determinados casos)
que son menos lesivas para los derechos a la salud y los derechos reproductivos de las
mujeres, las niñas y las personas gestantes y que son, en consecuencia, proporcionales.
En relación con el presunto desconocimiento de la libertad de conciencia (artículo 18 de la
Constitución), la Corte señala que la decisión de llevar a término o no un embarazo es de
naturaleza íntima y constituye una manifestación de la autonomía reproductiva, ligada al
sistema de valores de la gestante. Surge entonces que la norma penal en cuestión permite
juzgar y sancionar a quien decide actuar conforme sus convicciones, afectando así la libertad
de conciencia de las mujeres, las niñas y las personas gestantes, en el sentido de imponer
una manera específica de proceder o asumir la maternidad. 
Finalmente, se abordó el cargo de la presunta vulneración del derecho a la igualdad de las
mujeres en situación de vulnerabilidad y en situación migratoria irregular (artículos 13 y 93 de
la Constitución, 1º. de la Convención Americana de Derechos Humanos y 9º. de la
Convención de Belem do Pará). Aquí la Corte señala que se ha mantenido, en el ejercicio el
ius puniendi respecto del aborto en Colombia, una política de sometimiento de la mujer a
penas privativas de la libertad cuando decide no continuar con el proceso gestacional, una
penalización que “impacta de manera diferencial – más evidentemente desproporcionada– a
las mujeres más vulnerables, entre estas aquellas en situación de migración irregular”, por lo
que las mujeres que son denunciadas por el delito de aborto (o aborto consentido, para
diferenciarse del tipo de aborto sin consentimiento) y quienes más graves consecuencias
sufren en su salud se ven expuestas a factores, de naturaleza interseccional, de
discriminación, lo que acentúa su vulnerabilidad. Ello hace que la prohibición categórica del
aborto consentido afecte gravemente a esta población.
Respecto de la tensión entre los derechos sexuales y reproductivos de la mujer y la
obligación de protección del derecho a la vida y la garantía de los derechos del nasciturus, la
decisión adoptada por la mayoría de la Sala Plena desemboca en una la prevalencia total de
un derecho sobre el otro, donde se resta cualquier tipo de valor o importancia a la vida entre
la concepción (momento adoptado por los instrumentos internacionales de Derechos
Humanos) y la aceptada por la Corte Constitucional, desconociendo así la trascendencia de
la vida embrionaria, para garantizar únicamente la vita fetal a partir de la semana 24. Así, la
presente sentencia “no da cuenta alguna de razón que permita inferir por qué se protege la
vida del que está por nacer a partir del día primero de la semana 24 pero no se protege la
vida del que está por nacer hasta el día anterior”.
Finalmente, se pone de presente que la penalización del aborto (así como su
despenalización total o el establecimiento de un sistema de plazos) es un asunto propio de la
política criminal del Estado que debe ser regulada, integralmente, por el legislador, en
ejercicio de la libertad de configuración normativa en materia penal que posee. El tribunal
constitucional, entonces, no puede atribuirse estas competencias propias del legislador.

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