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instrumento cuestionador de
todo el proceso de enseñanza y
aprendizaje
Introducción ………………………………………………………………………… p. 3
Desarrollo ……………………………………………………………………………. p. 4
- Concepto de enseñanza y aprendizaje ……………………………………… p. 4
- Concepto de evaluación ……………………………………………….……… p. 7
Conclusión …………………………………………………………………………... p. 15
Bibliografía …………………………………………………………………………... p. 17
Anexo …………………………………………………………………………………. p. 19
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INTRODUCCIÓN
Entendemos también que desde los inicios de nuestro siglo, es una temática que ha
adoptado mayor relevancia en el marco de la didáctica, presentado un gran número de
autores interesados en el por qué, qué, cómo y a quién evaluar.
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Desde este punto de vista, creemos en un desarrollo óptimo del proceso de
evaluación, y lo visualizamos como un dato de suma importancia para lograr un
cambio significativo hacia la buena enseñanza.
DESARROLLO
Se observa que Fenstermacher G. plantea un concepto más amplio, "(...) debe haber
al menos dos personas, una de las cuales posee cierto conocimiento, habilidad u otra
forma de contenido, mientras que la otra no lo posee; y el poseedor intenta transmitir
el contenido al que carece de el, llegando así al establecimiento de una relación entre
ambos, con ese propósito." (p.151) Se desprenden de esta definición tres elementos
básicos: alguien que tiene un conocimiento, alguien que carece de el y un saber
contenido de la transmisión. Se puede dibujar por lo tanto un triángulo didáctico,
donde la enseñanza estaría dada por la relación entre los tres elementos
mencionados. Esta relación tiene lugar, cuando hay un desequilibrio, en donde alguien
carece de un conocimiento y otro sabe, entiende, o es capaz de hacer algo para
compartirlo, esta persona intenta transmitir aquello a la otra persona.
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produzca aprendizaje, incluso esta idea es observable en el sentido que las
variaciones en la enseñanza están dadas por el aprendizaje, y producen variaciones
en él. Por otro lado, Basabe L. y Cols E. (2007) plantean que "puede haber
enseñanza y no producirse aprendizaje, este puede producirse parcialmente o incluso
puede suceder que el otro aprenda algo diferente de lo que fue enseñado." Esta idea,
termina de afirmar que, si bien existe una relación de dependencia entre los dos
conceptos, esta relación no es del tipo causal.
Las definiciones expuestas anteriormente muestran una idea genérica del término
enseñanza donde se podría responder frente a una actividad determinada si es
enseñanza o no. Pero en un nivel valorativo, se puede distinguir lo que Basabe L. y
Cols E. (2007) llaman la "buena enseñanza." Estos autores citan a Mager "la
enseñanza será eficaz en la medida en que logre cambiar a los alumnos en las
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direcciones deseadas y no en direcciones no deseadas. Si la enseñanza no cambia a
nadie, carece de efectividad, de influencia." Agregan también la importancia de
proponerse objetivos y evaluar si estos se cumplieron, "hay que especificar claramente
los resultados u objetivos que se pretenden alcanzar con la enseñanza (...) habrá que
evaluar la realización del alumno de acuerdo con los objetivos previamente elegidos."
Por otro lado citan a Lerner quien mantiene otra postura acerca de la buena
enseñanza "(...) enseñar es plantear problemas a partir de los cuales sea posible
reelaborar los contenidos escolares, y es también proveer toda la información
necesaria para que los niños puedan avanzar en la reconstrucción de esos
conocimientos (...) es finalmente, promover que los niños s planteen nuevos
problemas fuera de la escuela" Se observa en este análisis una postura de la
enseñanza de incentivar una postura crítica en los estudiantes, se dibuja también el
concepto de "estudiantar", ya que se busca que los niños puedan construir ese
conocimiento.
En esta esfera de objetivos que debe proponerse el docente para organizar el saber a
ser enseñado, cobra relevancia el concepto de transposición didáctica. Según
Chevallard Y. (1991) "el concepto de transposición didáctica, en tanto remite al paso
del saber sabido al saber enseñado, y por lo tanto a la distancia eventual, obligatoria
que los separa(…)” (p.16). En este concepto se propone que, el objeto de saber se
transforma para convertirse en objeto a enseñar, y esta es una tarea de quien se para
en el rol de enseñante. Este término requiere un análisis más amplio que no es
pertinente para el desarrollo de este trabajo.
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Cabe agregar también que un grupo está conformado por individuos, cada uno con las
características que lo identifican como persona igual y al mismo tiempo diferente a los
demás, cada uno presenta una forma y modo de aprender que a nivel grupal, pocas
veces se puede contemplar de forma constante. Por tanto, considerando el término de
la enseñanza a nivel estrictamente escolar, los autores plantean el problema de
"enseñar todo a todos" y al mismo tiempo, la enseñanza colectiva.
Concepto evaluación
¿Evaluamos para el alumno o para el docente? ¿Qué información nos brinda una
evaluación? ¿Evaluamos para “medir” el aprendizaje? ¿Se “mide” el aprendizaje? Si
entendemos al aprendizaje como un proceso, como sucesivas aproximaciones al
conocimiento, como una modificación de esquemas, ¿cómo lo evaluamos?
¿Evaluamos para medir procesos o resultados?
“(…) evaluamos mucho mas de lo que pensamos e incluso más de lo que somos
conscientes”. (Zabala, p. 230)
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Según Celman S. (1998), la mejora de las evaluaciones comienza cuando el docente
se cuestiona qué enseña, por qué eso y no otra cosa, las formas en las que lo enseña,
si los alumnos pueden aprenderlo, si el aprendizaje va a ser significativo, cuál es el
sentido de ese aprendizaje. Las pruebas de evaluación serán significativas si estas
pueden mostrar la manera y el grado de apropiación que los estudiantes tienen de un
conocimiento, que se considera importante y digno de ser conocido.
Las evaluaciones recaban datos, tanto del proceso del alumno como de la enseñanza
del docente, cuestiona y lleva a la reflexión.
Zabala se cuestiona, ¿sobre qué hay que informar? ¿sobre resultados, procesos,
necesidades o limitaciones? ¿para qué sirve la información? ¿para sancionar, ayudar,
seleccionar o promover?
¿Cuál es el lugar del alumno?, ¿cuánto se le explica de esa nota, qué significa?
¿alguien le hace una devolución, resaltando sus fortalezas, y animándolo a seguir
adelante?, ¿alguien le dice qué necesita mejorar? En general, el alumno queda
perdido en la insignificancia del número, que lo lleva a frustrarse, o a sentirse
suficiente, o a hacer lo mínimo indispensable “para salvar”, o a esforzarse,
dependiendo de cada caso. El autor destaca que hay que informar claramente a los
alumnos sobre su proceso personal y no medir y etiquetar a los alumnos por su
capacidad o no de “triunfar”. “Todos aprendemos más y mejor cuando nos sentimos
estimulados, cuando tenemos un buen autoconcepto, cuando nos planteamos retos
desafiantes pero accesibles a nuestras posibilidades, cuando todavía no hemos
renunciado a seguir aprendiendo”. (p. 221)
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A modo de ejemplificar esta idea en las prácticas educativas, adjuntamos algunos
boletines de distintas instituciones correspondientes a los niveles inicial y primaria. Nos
gustaría analizar las diferencias entre ellos. Observamos en el primero (anexo 1) una
evaluación que busca llegar a los padres información clara y descriptiva sobre el
proceso que recorre cada niño en las distintas áreas abordadas, mostrando los
aspectos en los que presenta una evolución y aquellos en los que se debería seguir
trabajando. De este modo los padres son informados de forma precisa, sobre el
proceso de aprendizaje del niño, al mismo tiempo que entienden las posibles
dificultades, pudiendo consultar como abordarlas. En el segundo (anexo 2) tambien se
observa un boletin descriptivo, en este caso mas global y no categorizado por áreas
como el primero. Se toma al niño en su conjunto y se detallan diferentes aspectos de
su proceso de aprendizaje.
Por último, adjuntamos un boletín (anexo 3) en donde el niño, es calificado con una
letra en los distintos aspectos del aprendizaje. Estas letras no logran mostrar con
claridad el proceso individual que realiza el alumno, ya que los parámetros de
calificación se evalúan en un marco general y con un elemento de medición poco claro
(En proceso, progreso visible, logrado, destacado, etc). Además es muy acotado el
espacio donde el docente puede realizar un juicio escrito que pueda describir un poco
al alumno y sus diferentes procesos, tanto sociales como cognitivos.
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En la concepción constructivista, plantea Zabala A. (1995) “(...) la evaluación deja de
centrarse exclusivamente en los resultados obtenidos y se sitúa prioritariamente en el
proceso de enseñanza / aprendizaje”. (p. 206) Esto quiere decir que, la evaluación
bajo este marco, presenta el doble objetivo de analizar los procesos de enseñanza y
de quien enseña y los procesos de aprendizaje y de quién aprende. Buscando en
ambos casos desarrollar estrategias que favorezcan este proceso.
Por otro lado, es de relevancia tomar la evaluación como formativa en sí. Según
Zabala A. “la finalidad de la evaluación es ser un instrumento educativo que informa y
hace una valoración del proceso de aprendizaje que sigue el alumno, con el objetivo
de ofrecerle, en todo momento, las propuestas educativas más adecuadas.” (p. 208)
Evaluación de contenidos
Los contenidos según Zabala son el referente funcional para valorar y seguir los
avances de los alumnos. Estos contenidos pueden ser: factuales (hechos, datos
concretos, nombres, fechas, etc.), “un aprendizaje significativo de hechos comporta
siempre la asociación de los hechos a los conceptos que permiten convertir este
conocimiento en instrumento para la comprensión e interpretacion de las situaciones o
fenómenos que la explican” (p. 211), conceptuales (el uso de los conceptos en varias
situaciones diferentes) refiere a poder entender -y explicar- un concepto,
procedimentales (saber hacer) poder aplicar el contenido aprendido, o actitudinales
(observación del comportamiento).
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Mirás, M. y Solé, I. (1990) entienden qué la evaluación puede adoptar múltiples
formas, explicitan los diferentes tipos de evaluación.
Es importante destacar que siempre que hablamos de evaluación hay que tener en
cuenta que “no existen formas de evaluación que sean absolutamente mejores que
otras. Su calidad depende del grado de pertinencia al objeto evaluado, a los sujetos
involucrados y a la situación en que se ubiquen” (CELMAN p. 43) Es decir, la forma
que se evalúa tiene que ser coherente con el objeto que se esta estudiando (ciencias
sociales, ciencias naturales, matemáticas), la forma en la cual se enseña y la forma en
la cual se aprende esa determinada disciplina.
Evaluacion y modelos
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se cuantifica bajo la apariencia de un resultado correcto, pero puede encubrir una falta
total del comprensión por parte del alumno.
Por otro lado, en el proceso de aprendizaje Coll citando a Claparéde, distingue entre
actividad de efectuación y actividad funcional. La actividad de efectuación es
observable exteriormente y implica únicamente la realización, el alumno en esta
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actividad no es necesariamente activo ni responde al interés del mismo. La actividad
funcional, en cambio, "está provocada por un movimiento interno del ser que actúa",
está aquí vinculado el término motivación, responde al interés del alumno. Frente a
este tipo de actividad y considerando las investigaciones de Piaget J., Coll agrega el
tipo de actividad autoestructurante, la cual consiste en aceptar un objetivo cuyo origen
puede ser de uno mismo o de otra persona, y organiza de forma autónoma las
acciones para alcanzarlo. En este marco, ubicándonos en las actividades desde el
proceso de aprendizaje, se puede mencionar que el docente debería contemplar los
intereses del alumno, al mismo tiempo que estimula el desarrollo de motivaciones que
comúnmente no existen.
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pensar que todas las consignas de aula sean realizadas para que los alumnos
adquieran estos o aquellos contenidos que posteriormente serán evaluados, a modo
de obtener buenos resultados. "Es posible medir los aprendizajes en el mismo
momento que ocurren" (Palou de Maté, M. 1998, p.103).
Consideramos que la evaluación arroja resultados relevantes, nos gustaría aquí hacer
referencia a dos de ellos. El primero entra en el marco de la enseñanza, el hecho de
que una evaluación brinde determinados resultados deberían ser clave para la
evaluación del mismo docente y la importancia de replantear estrategias de
enseñanza. Este aspecto nos parece relevante, porque por lo general se analizan los
datos de los estudiantes desde un punto de vista del aprendizaje y no cuestionado la
enseñanza. Zabala A. “(...) el sujeto de la evaluación no sólo se centra en el alumno,
sino también en el equipo docente que interviene en el proceso” (p.206). Por otro
lado, como mencionamos anteriormente, encontramos los resultados desde el
aprendizaje, qué aprendió cada alumno. Sabemos que la enseñanza y el aprendizaje
tiene una relación de dependencia que se hace relevante al analizar ambos procesos
por separado donde las variables van a ser infinitas. Igualmente los datos tanto desde
el punto de vista grupal como personal, deberían ser útiles para hacer un análisis y
para aprender de los errores. "Autoevaluación de la enseñanza entendiendo que
ofrece posibilidades de revisar las prácticas y la autoevaluación del alumno como un
modo de trabajo que facilita la vinculación de este con el conocimiento." (Palou de
Maté, M. 1998, p. 113).
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Es relevante agregar cómo la evaluación cobra un papel fundamental en el proceso de
metacognición de cada alumno. Este proceso se muestra como autorregulador del
aprendizaje, siendo la capacidad de ser conscientes de la manera en que
aprendemos, manejar los conocimientos adquiridos y saber qué nos falta por
aprender, desarrollando estrategias propias para superarnos. Esto implica que se tome
la evaluación como parte del proceso de aprendizaje del alumno, contribuyendo al
autoanálisis a modo personal y grupal.
CONCLUSIONES
Entendemos que debemos evaluar para cuestionar, para significar y para construir.
Para cuestionar qué se enseña, cómo se enseña y con que fines se enseña; para
analizar cuáles contenidos son relevantes y cuáles no. Para significar los procesos de
aprendizaje, bajo un modelo constructivista, en el cual se entiende que se aprende
cuando uno logra apropiarse del conocimiento, transformándolo en algo propio. Para
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construir un proceso de enseñanza y aprendizaje dinámico, donde ambos, docente y
alumno se beneficien de la evaluación y la utilicen como herramienta de cambio.
Desde una perspectiva constructivista, creemos que cuando se evalúa hay que tener
en cuenta el proceso y buscar mejorar el grado de competencia, según las
posibilidades reales de cada alumno. Enseñarle al alumno a medir sus aprendizajes, a
ser cuestionador y reflexivo, a aprender a aprender, a “estudiantar”, como señalaba
Fenstermacher. Este trabajo, se debe reflejar en el día a día, en las actividades
propuestas y en el clima que crea el docente en cada grupo de alumnos.
Consideramos desde esta postura la evaluación formando parte dentro del proceso
tanto de enseñanza como de aprendizaje y fundamental para el desarrollo óptimo de
ambos. Entendemos que para lograr cambios significativos en la educación es
fundamental presentar una postura crítica, que tenga la capacidad de cuestionar las
teorías, las prácticas y los modos, con el fin de buscar la excelencia.
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BIBLIOGRAFIA
BASABE, Laura y COLS, Estela “La enseñanza” en Camilloni, Alicia W. et al (2007) “El
saber didáctico”, Paidós, Buenos Aires.
CHEVALLARD, Yves (1991) “La transposición didáctica. Del saber sabio al saber
enseñado”, Aique Grupo Editor S.A, Buenos Aires.
LITWIN, Edith (1996) “El campo de la didáctica. La búsqueda de una nueva agenda”
en Camilloni, Alicia W. De et al. “Corrientes didácticas contemporáneas”, Paidós,
Buenos Aires.
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MIRAS, M. Y SOLE, I. (1990) “La evaluación del aprendizaje y la evaluación en el
proceso de enseñanza y aprendizaje” en Coll, C. et al (comps) (1999) Desarrollo
psicológico y educación II, Madrid, Alianza Cap 22 p. 419-431.
PALOU DE MATE, M. Del Carmen (1998) “La evaluación de las prácticas docentes y
la autoevaluación” en Camilloni, Alicia W. De et al. “La evaluación de los aprendizajes
en el debate didáctico contemporáneo” Paidós, Buenos Aires.
PORLÁN, Rafael (1996) “Cambiar la escuela” Editorial Magisterio del Río de la Plata,
Buenos Aires.
ZABALA, Antoni (1995) “La práctica educativa, cómo enseñar” Editorial Grao,
Barcelona.
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ANEXO
ANEXO 1
19
20
ANEXO 2
21
ANEXO 3
22