Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
julmoreno@fibertel.com.ar
1
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 2
todas las instituciones, vienen variando a un ritmo cada vez más acelerado desde
los tiempos en que nació el psicoanálisis hasta hoy.
Sabemos, por otra parte, que quien se queda quieto frente a un panorama
cambiante en realidad retrocede. Para “avanzar” –sea esa consigna moderna lo
que sea- en tiempos cambiantes como estos uno debe ante todo revisar los
fundamentos que viene siguiendo y, si fuese necesario –sólo si lo fuese-,
cambiarlos. Porque a menudo –como le pasó a Esparta en la antigüedad frente a
la decadencia de su poder militar, o a Bush en la actualidad frente a la caída de
lo que para él son las fuerzas del Bien-, cuando el medio se torna adverso, las
instituciones tienden a cerrar sus filas y endurecer sus reglas sus prácticas y
fundamentos. Cuando así ocurre, la extinción de la práctica en cuestión suele ser
inevitable, y cualquier “renovación” se verá obstaculizada.
2
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 3
O sea que, - aunque esta visión suele faltar en los desarrollos de Freud y
de sus discípulos - las cosas en relación al sexo y la familia no fueron siempre
como él las describe. En rigor la época Freudiana fue extremadamente peculiar,
decididamente diferente con los tiempos que la precedieron y con los que le
siguieron. Fue como un punto singular en la historia de nuestra sexualidad.
3
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 4
4- Pero no fue siempre un avatar inevitable. Recién a partir del siglo XVII, y no
antes, la sexualidad humana de los niños se comienza encerrar en la familia
conyugal que la confisca y absorbe. Para entender las consecuencias de esta
cuestión conviene distinguir primero entre dos dispositivos en relación con la
4
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 5
A partir del siglo XVIII surge, de manera más o menos abrupta, la familia
moderna -que se impone hasta mediados del siglo XX. La familia pasa a ser –al
menos como ideal- el escenario primordial, la cuna del amor romántico y de la
reciprocidad de sentimientos y deseos entre esposos y entre padres e hijos. En
esta nueva modalidad de crianza se favoreció definitivamente –también como
ideal- la cercanía física y afectuosa de padres e hijos amorosos. La célula familiar
moderna pasó así a ser un territorio en el que se cruzaron, quizás por primera vez
en la historia, los dos dispositivos que hasta entonces habían estado bastante
claramente separados: el de alianza y el de sexualidad; aquellos que reglamentan
el parentesco y los que condicionan los placeres. De modo que en la modernidad
5
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 6
1
Previamente la sexualidad descarriada y lo anormal era expulsada de la familia y ocupaba los burdeles y el
6
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 7
5- Fue con este panorama con el que se encontró Freud (como él señala en el
trabajo mencionado de 1912). Él tomo este hecho como el descubrimiento de una
característica del humano independiente de la época y de la cultura. Como si se
hubiera “descubierto” algo latente en la humanidad desde siempre y no un
emergente ligado a una particularidad de la época. Sin embargo no es así: esos
condicionamientos no tienen la misma vigencia en la actualidad ni la tuvieron en
épocas anteriores a la modernidad.
7
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 8
juguete erótico de sus padres) que debió, a su vez, prohibir. Esto hizo que
médicos, curas, psiquiatras y pedagogos se vieran convocados para ayudar frente
a las consecuencias de esta inmiscusión de la sexualidad en el régimen de
alianzas. Inmiscusión cuyas consecuencias fueron hábilmente detectadas –
aunque no cabalmente comprendidas- por Charcot que, frente a los cuadros de
patología histérica de un hijo, hija, madre o padre (consultas que le llegaban en
grandes cantidades), imponía como primera condición para la curación el separar
al “enfermo” de su familia (o sea es como sí hubiese entendido que la causa del
mal era la mezcla de lo sexual y el dispositivo de alianza). Para asistir a ese
cuadro, a esa situación de emergencia, también fue convocado Freud que
respondió de un modo muy diferente: creó el psicoanálisis.
8
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 9
9
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 10
10
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 11
8- Esto nos conduce a este crucial cuestionamiento: ¿hasta dónde las terapias de
pareja y de familia son, o no, una respuesta al “pedido” social de ayuda por el
hecho de que la institución “familia” clásica no logra conducir los cauces ni de la
alianza ni de la sexualidad? El imaginario clásico o heredado de la modernidad
ligado a “la familia”, que ahora esta naufragando, genera malestar y traba la
potencial y posible creatividad para enfrentar estas nuevas e inusuales
situaciones.
2
Este concepto lo trabajamos extensamente dentro de lo que llamábamos “Grupo 4” integrado por Ignacio
Lewkowicz, Ricardo Gaspari y yo en reuniones semanales durante el 2000 al 2004.
11
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 12
marco más o menos invariable. En el ideal del pensamiento moderno clásico todo
tenía un sentido y el azar era simplemente debido a la ignorancia de las causas.
Se pretendió dar cuenta de la realidad como en un diseño para ajustarla a los
dictámenes de la razón. Fue lo que en rigor pretendió hacer Freud con la
sexualidad, aun cuando la femenina se resistió, como la Irma del Sueño de la
inyección de Irma, a recibir esa “solución” expresada (tal vez irónicamente por el
sueño de Freud) como la fórmula química de la trimetilamina.
Lo cierto es que uno a uno de los cinco emergentes que señaláramos más
arriba como caracterizando el estado de la sexualidad en la época de Freud (la
histerización del cuerpo femenino, la sexualización del niño, la regulación de la
procreación y la psiquiatrización del placer perverso, la impotencia psíquica del
varón), han perdido toda o parte de su vigencia.
12
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 13
son las derrotas, los contratiempos o las victorias definitivas. Inclusive los nudos
que ataban irreversiblemente lo cotidiano a lo biológico inmutable - cosas tan
obvias como que para que nazca un hijo hace falta una familia con un padre, una
madre y una relación sexual -, dejaron de ser necesarios. Se puede prescindir del
acto sexual y de la familia para procrear y criar hijos; la fecundación se puede
producir fuera del cuerpo de “la madre” con un semen que no es “del padre”, la
crianza se puede administrar sin familia clásica… (las comillas son porque no es
más claro qué es madre ni qué es padre). Todo ello anuncia que la función central
de la familia moderna: criar hijos esta en franco colapso o, al menos, en plena
reconsideración. Es más, la presencia cada vez más abundante de familias
monoparentales, compuestas (provenientes de más de un matrimonio), y
últimamente de parejas homosexuales adoptantes contradice la necesidad de la
familia moderna. La belleza del cuerpo de una mujer –otrora ligada al cuerpo
gestante de una madona- es un cuerpo desprendido de todo vestigio maternal. El
otro día leí en un pasquín una noticia que no pudo sino asombrarme. Decía algo
así: “Dolores Barreiro (una famosa modelo argentina) recuperó su cuerpo luego de
tan sólo 20 días de dar a luz”. ¿Qué cuerpo habrá recuperado Dolores? Me
pregunté.
13
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 14
sostener a una pareja sexual y regir a la hora de la “elección” del género. Cada
vez más el ideal tiene que ver con una visión narcisista de uno mismo, y menos
con la representación de un integrante de la trilogía edípica: madre, padre o niño.
Como dijo Peter Drucker (1989), “la sociedad, dejó de existir” (él se refirió al
ideal de una sociedad justa, con derechos a alcanzar), ahora sólo existe el
individuo. Pero además, en estos tiempos el individuo -uno mismo- es el
encargado y responsable –al menos así lo proclaman los medios- de ser lo que
uno es. Ya no hay casilleros “dados” que uno pueda simplemente habitar u
ocupar. Por lo tanto, pareciera ser tarea de cada quién “ser” lo que él es. Antes,
las clases, las divisiones, como los géneros, venían en cierto modo dado por la
naturaleza o por la sociedad: había nichos preexistentes que el sujeto habitaba
imponiéndole tal vez alguna pequeña –muy pequeña- modificación personal a lo
programado. Había protestas, pero éstas partían de un lugar ya adjudicado. Hoy,
hay una inestabilidad y una sensación de totipotencialidad que obliga a hombres
y a mujeres a estar en permanente movimiento. Aún así no hay promesa de
completud final alguna. Por lo mismo es hoy –más que antes- tan diferente hablar
de género y de sexo. El sexo, varón o mujer, como cualquier otro “ya dado”, no
abarca lo que uno “podría ser”. De algún modo, el género y la identidad de cada
quien es concebido como la creación de uno mismo. Es como el resultado de
actuar el personaje que uno es o -lo que parece ser lo mismo- el que uno se ha
propuesto ser.
10- Ahora bien, con respecto a lo normal y lo anormal que antes envolvió toda la
cuestión de la sexualidad y la familia también hay novedades. Lo que ocurrió no
fue que se abolió la norma, ni que ésta se hizo innecesaria; los heterosexuales –
otrora “normales”- pueden seguir siéndolo y considerarse normales si así lo
desean. Simplemente se crearon otros lugares, otros casilleros de modo que
existen numerosas normas, numerosas formas “normales”. Se puede ser un
normal heterosexual, o un normal gay, homosexual, un normal trasvesti,
transexual, cross-dresser, bisexual, drag queen, metrosexual etc, etc. Lo que
resulta notorio es que cada uno de esos “nuevos” lugares co-existe con las demás
normas sin destituirlas. La misma frase “numerosas normas” encierra una
14
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 15
Por otra parte este imperio de la contingencia, este afloje de las reglamentaciones,
deja al dispositivo de la sexualidad sin demasiado control. Esto hace confundir la
sexualidad (que como dije nace de la interacción del cuerpo y la ley de trama social) con el
puro placer. Un goce o placer puro desentramado de la sexualidad al que puede accederse a
través de sustancias químicas o de muchas otras maneras sin intervención simbólica alguna.
15
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 16
Las proclamas típicas del neurótico que otrora se pregonaban a través de síntomas hoy, al
no encontrar la armadura simbólica para hacerlo y como en un lenguaje primitivo, suelen
“expresarse” (si cabe el término) por medio de sensaciones orgánicas o de martirización del
cuerpo, un cuerpo sin escritura que se ofrece a la inmediatez narcisista dentro de la cual
puede eludirse la presencia perturbadora de otros3.
3
De la misma forma, la postergación de la gratificación –la procastinación- ha perdido su encanto. En esta
cultura de lo descartable estamos entrenados no para arreglar objetos sino para tirarlos y reemplazarlos. Y
además, para “hacerlo ahora” (Just do it, como anunciara la publicidad de Nike). Pero los vínculos humanos
no son en general reemplazables ni reparables en realidad (como expuse en el 2004) ni siquiera pueden
subsumirse a lo representable, contable o relatable
16
Julio Moreno, Lazo familiar y Sexualidad 17
BIBLIOGAFIA
17