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2º Semestre
Asignatura:
Química
Clave
13141207
Índice
Unidad 1. Química Inorgánica ................................................................................................................ 3
Presentación de la Unidad ....................................................................................................................... 3
Competencia Específica .......................................................................................................................... 4
1.1 La Materia ......................................................................................................................................... 5
1.1.1 Clasificación de la Materia .................................................................................................. 5
1.1.2 Propiedades Físicas y Químicas de la Materia ........................................................................... 7
1.1.3. Métodos de separación de mezclas............................................................................................ 9
1.2 Modelos atómicos............................................................................................................................ 11
1.2.1. Partículas subatómicas y radiaciones ...................................................................................... 14
1.2.2. Propiedades y características del átomo (número atómico, masa atómica e isótopos)........ 18
1.2.3. Niveles y subniveles de energía .......................................................................................... 21
1.2.4. Configuraciones electrónicas............................................................................................... 23
1.3. Tabla periódica ............................................................................................................................... 26
1.3.1. Clasificación y propiedades de los elementos químicos ..................................................... 28
1.4. Enlace químico ............................................................................................................................... 30
1.4.1. Enlace iónico, covalente y metálico .................................................................................... 33
1.5 Compuestos Inorgánicos ................................................................................................................. 44
1.5.1. Nomenclatura ...................................................................................................................... 45
1.5.2. Compuestos iónicos, moleculares y ácidos ......................................................................... 46
Cierre de la unidad ................................................................................................................................ 51
Fuentes de consulta ............................................................................................................................... 51
Presentación de la Unidad
¡Bienvenido(a) la unidad 1 de la asignatura de Química!
La asignatura de química, así como cada una de sus unidades está diseñada para ti que cursas
la Ingeniería en Logística y Transporte de la UnADM. Por esta razón debemos recordar la
misión y visión de la UnADM, en cada una de las actividades que desarrollarás en esta Unidad
1, deberás entregar tus actividades, estas deben ser de tu autoría, deberás expresar tu interés
por la preservación del medio ambiente y promover tu aprendizaje científico y tecnológico.
En esta primera unidad daremos un vistazo a los principios de la química, se inicia al conocer
su objeto de estudio: la materia, la cual podremos clasificar de acuerdo con tipo de
componentes en sustancias y mezclas. Conoceremos las propiedades físicas y químicas de las
sustancias, entre ellas los estados de la materia ¿Sabías que el plasma no es sólo invención de
los escritores de ciencia ficción? Aquí sabrás que se basaron en el cuarto estado de la materia
estudiado desde principios del siglo XX. Conocerás la fascinante historia de los modelos
atómicos y cómo se han modificado de acuerdo con el avance científico en el estudio del
átomo y las radiaciones que permitieron saber que el átomo no es la partícula más pequeña
de la materia, sino las partículas subatómicas. De estas partículas subatómicas pondremos
especial interés en los electrones, de los cuales, los llamados electrones de valencia son los
que forman los enlaces químicos.
¿Sabías que el tipo de enlace (iónico, covalente o metálico) depende de las propiedades de los
elementos entre los que se forma dicho enlace? ¿Y dependiendo del tipo de enlace son las
características del compuesto químico formado? Todas estas características se ven resumidas
en el nombre que se asigna al compuesto, por lo que también se verá la nomenclatura de los
compuestos inorgánicos.
Todo este conocimiento lo podrás aprovechar para identificar los compuestos químicos y
tomar alguna decisión en su transporte o manejo, así que… ¡Empecemos!
La materia es cualquier cosa que ocupa un lugar en el espacio y que tiene masa. La materia
incluye lo que podemos ver y tocar (como el agua, la tierra y los árboles) y lo que no podemos
ver ni tocar (como el aire). Así pues, todo en el universo tiene una conexión “química” (Chang,
2010).
Elemento
Un elemento es una sustancia que no se puede separar en sustancias más simples por medios
químicos. Hasta la fecha se han identificado 118 elementos, de los cuales 83 se encuentran en
forma natural en la Tierra. Los demás se han obtenido por medios científicos a través de
procesos nucleares (Chang, 2006).
En el año de 2011, los elementos químicos correspondientes a los números atómicos 114 y
116 fueron llamados con los nombres Flerovio (Fl) y Livermorio (Lv) respectivamente. El
comité internacional de expertos en química inorgánica eligió estos nombres en honor de los
Compuesto
Los compuestos sólo pueden separarse en sus componentes puros por medios químicos. Los
átomos de la mayoría de los elementos pueden interactuar con otros para formar
compuestos, por ejemplo, el agua se forma por la combustión del hidrógeno gaseoso en
presencia de oxígeno gaseoso. El agua tiene propiedades muy diferentes de aquellas de los
elementos que le dieron origen, está formada por dos partes de hidrógeno y una parte de
oxígeno. En consecuencia, el agua es un compuesto, una sustancia formada por átomos de
dos o más elementos unidos químicamente en proporciones definidas.
Mezcla
Una mezcla es una combinación de dos o más sustancias en la cual las sustancias conservan
sus propiedades características. Algunos ejemplos familiares son el aire, las bebidas gaseosas,
la leche y el cemento. Las mezclas no tienen una composición constante, por tanto, las
muestras de aire recolectadas de varias ciudades probablemente tendrán una composición
distinta debido a sus diferencias en altitud y contaminación, entre otros factores. Cualquier
mezcla se puede formar o separar en sus componentes originales por medios físicos, sin
cambiar la identidad de dichos componentes.
Mezclas homogéneas:
Cada una tiene propiedades que las distingue por el color, la temperatura de fusión o de
congelamiento, la densidad, y la viscosidad, etc. Todas ellas se componen de materia, por lo
que es necesario conocer sus propiedades para identificarlas. Veamos a continuación sus
propiedades.
Propiedades químicas
Propiedades físicas
Pueden observarse sin que haya cambio alguno en la composición de la materia, son
intrínsecas y entre las que podemos citar, tenemos: el punto de ebullición, el color, la dureza,
la densidad, el punto de fusión, la conductividad térmica, el peso específico y la conductividad
eléctrica. Algunas de éstas dependen de condiciones, como la temperatura y la presión en las
que se miden.
Como sabemos, existen tres estados o formas de agregación de la materia: el estado sólido,
el líquido y el gaseoso. Estas tres formas se conocen como estados de la materia o
simplemente estados físicos que una sustancia puede presentar. Las sustancias pueden pasar
de un estado a otro sin cambiar sus propiedades específicas o intrínsecas. Por ejemplo, el hielo
(agua sólida) se calienta y se funde (agua líquida) y cuando hierve se vuelve vapor (agua
gaseosa). Aunque el agua cambie su estado físico, su composición es constante y no cambia
sus propiedades intrínsecas de manera irreversible.
¿Cómo podemos explicar estos cambios en las sustancias? Para describir de una manera
simple cómo se dan estos cambios de estado, se propuso el modelo cinético molecular, en el
cual se relaciona la energía cinética de las moléculas con las fuerzas de cohesión y de repulsión
entre las partículas. Las partículas se representan como esferas y podemos verlo en el
siguiente esquema:
En realidad, se conocen cinco estados de la materia uno de ellos es el plasma o cuarto estado
de la materia, en él las partículas son sometidas a temperaturas que van desde los 50,000
hasta los 100,000,000 grados Kelvin esto provoca que las partículas se separen pero que
además se ionicen, lo que origina la formación de un gas ionizado. ¿Cosas de otros mundos?
¡No! Un ejemplo de plasma frío (cercano a los 50, 000 kelvin) es la aurora boreal, fenómeno
maravilloso que se da en los polos terrestres.
Es importante mencionar que, en la práctica, estos métodos llegan a mezclarse entre ellos y
con otros métodos que no se mencionaron, para lograr la separación de mezclas complejas.
Con la llegada del Renacimiento, la ciencia dio un giro trascendental, pasando de las simples
observaciones a la experimentación, poniendo en duda los puntos de vista aristotélicos, hasta
ese entonces dominantes.
Estudios posteriores demostraron que algunas de las conclusiones de Dalton no eran del todo
ciertas, pues hoy sabemos que los átomos no son indivisibles ya que contienen partículas
subatómicas (protón, neutrón y electrón); además que aún los átomos de un mismo elemento
varían en sus masas (isótopos), como más adelante veremos.
Otra de las razones por las que el átomo de Dalton no cubría las necesidades, además de la
indivisibilidad, era debida a que no explicaba la naturaleza eléctrica de la materia. Por ello,
Hacia 1897 Joseph John Thomson comprobó que los rayos catódicos están formados por
partículas con carga negativa, logrando medir el cociente entre la masa de dicha partícula y su
carga negativa. En 1911, Robert Andrews Millikan logró medir el valor de la carga
correspondiente a las partículas de los rayos catódicos, por lo que se pudo determinar su
masa: resultó ser 1,837 veces menor que la masa del átomo más sencillo, el hidrógeno.
En 1891, George Johnstone Stoney había sugerido el nombre de “electrón” para las posibles
partículas elementales causantes de los fenómenos eléctricos, por lo que se aceptó dicho
nombre para las partículas de los rayos catódicos. La primera partícula subatómica había sido
descubierta: el electrón.
Con base en los resultados de sus experimentos, Thomson propone otro modelo en el que
establecía que el átomo consistía en una esfera con carga positiva distribuida de manera
uniforme y dentro de la cual se encontraban partículas negativas, los electrones, como si
fueran las pasas de un pastel.
Estudiando las interacciones de las radiaciones emitidas por los elementos radiactivos, en
campos magnéticos y eléctricos se comprobó que existen tres tipos de radiaciones, enlistados
a continuación:
• Rayos alfa (α): partícula de masa equivalente a cuatro átomos de hidrógeno y doble carga
positiva.
• Rayos beta (β): formados por electrones muy rápidos.
• Rayos gamma (γ): No tienen masa ni carga; son ondas parecidas a los rayos X, pero con
mucha menor longitud de onda (mucha más frecuencia y, por tanto, más energéticos).
Rutherford pudo apreciar que la mayoría de las partículas alfa atravesaban la lámina de oro
sin desviarse de su trayectoria recta; aunque de vez en cuando, algunas partículas sí se
desviaban y en algunos casos regresaban rechazadas hacia la fuente radiactiva. Con base en
estas observaciones, Rutherford llega a la conclusión de que la mayor parte del átomo debe
ser espacio vacío. Esto explica por qué la mayoría de las partículas α atravesaron la placa de
oro con muy poca o ninguna desviación. Rutherford propuso que las cargas positivas de los
átomos estaban concentradas en un conglomerado central del átomo que denominó núcleo.
Cuando una partícula alfa pasaba cerca del núcleo en el experimento, actuaba sobre ella una
gran fuerza de repulsión, lo que originaba una gran desviación. Más aún, cuando una partícula
α incidía directamente sobre el núcleo, experimentaba una repulsión tan grande que se
invertía completamente su trayectoria. Las partículas positivas concentradas en el núcleo
posteriormente fueron llamadas protones (Chang, 2007).
De esta manera es que Rutherford propone un nuevo modelo atómico, en el que establece
que el átomo tiene un núcleo central donde se concentra la masa y es de carga positiva, y
girando alrededor de éste se encuentran los electrones, como un pequeño sistema planetario.
Así mismo, no podía explicar las diferencias de masa existentes entre los diferentes
elementos, por lo que propusieron la existencia de una tercera partícula, el neutrón,
descubierto por James Chadwick en 1932 al bombardear una lámina de berilio, y a la que dio
ese nombre debido a su naturaleza neutra (Brady, 2003).
Sin embargo, a principios de la década de 1900, los científicos habían observado que ciertos
elementos emiten luz visible al ser calentados con una llama. El análisis de la luz emitida reveló
que el comportamiento químico de un elemento se relacionaba con el ordenamiento de los
electrones en sus átomos.
La amplitud de una onda, se refiere a la altura de la onda desde el origen hasta una cresta o
valle (Holum, 2009).
Las ondas electromagnéticas, viajan a una velocidad de 3.00x108 m/s en el vacío. Debido a
que la velocidad de la luz es un valor universal importante, tiene su propio símbolo: c. Por lo
que la velocidad de la luz es el producto de su longitud de onda (λ) por su frecuencia (n).
c = λn
Cada uno de los elementos emite una radiación característica que lo identifica, a una cierta
longitud de onda. Dichas radiaciones son descompuestas en otras radiaciones para su estudio,
dando lugar a los espectros atómicos. El espectro consiste en un conjunto de líneas paralelas
que corresponden cada una a una longitud de onda.
En el año de 1913, un científico danés llamado Niels Bohr, basándose en los trabajos de
Rutherford, propuso un modelo cuántico para el átomo de hidrógeno, que explicaba
claramente su espectro. Este modelo establecía una serie de principios, entre los que
destacan:
1. El electrón se mueve en una órbita circular alrededor del núcleo, obedeciendo las leyes
de la mecánica clásica.
2. Si el electrón se mueve en una órbita permitida, no radia energía. La energía del átomo
se mantiene constante.
3. Un átomo radia energía cuando el electrón cambia de una órbita permitida a otra.
Por lo tanto, si un electrón pasa de una órbita a otra más cercana al núcleo, emite una onda
electromagnética cuya energía es igual a la pérdida de energía del electrón al realizar el salto.
Es decir, para que un electrón salte de una órbita más cercana al núcleo, donde su energía
vale E1, a otra más alejada, donde su energía vale E2, debe absorber una cantidad de energía
igual a su diferencia:
E2 – E1 = hV
Con el modelo de Bohr se pudo explicar la formación de las líneas del espectro de absorción
del hidrógeno.
Por su parte, Johann Balmer descubrió una ecuación que describe la emisión y absorción del
espectro del átomo de hidrógeno.
Por otra parte, como toda la materia, las partículas también tienen masa, pero ésta es tan
pequeña que manejarla en la escala de gramos sería complicado, por lo que los químicos han
creado una unidad especial llamada unidad de masa atómica (uma).
Esta unidad permite expresar en forma más sencilla las masas de protones, neutrones y
electrones. Como podrás apreciar en la tabla 1, los protones y los neutrones tienen una masa
real muy cercana, y por convención a esta cantidad se le ha asignado el valor de 1.0 uma;
mientras que el electrón tiene una cantidad tan pequeña (1/1836 veces la masa del protón),
que su valor no modifica considerablemente la masa relativa de los átomos. Por lo tanto, la
masa de un átomo va a estar determinada por el número de protones y neutrones (Dingrando,
2003). A la suma de protones y neutrones se le conoce como número de masa (A) del átomo.
Por ejemplo, retomando los conceptos de número atómico y número de masa, tenemos que:
El sodio (Na) con número atómico 11 y número de masa 23, contiene: 11 protones, 11
electrones y 12 neutrones.
El calcio (Ca) cuyo número atómico y número de masa son 20 y 40, respectivamente, contiene:
20 protones, 20 electrones y 20 neutrones.
El número atómico y el número de masa son características que definen las propiedades físicas
y químicas de los elementos, como veremos más tarde.
A pesar de que todos los átomos de un elemento tienen el mismo número de protones y
electrones, su número de neutrones puede variar. Por ejemplo, existen tres tipos de átomos
para el hidrógeno; los tres tienen un número atómico 1 y poseen 1 protón (y por tanto un
De igual manera, los isótopos del litio contienen 3 protones y 3 electrones de acuerdo con su
número atómico, y varían en su número de neutrones, tal y como se aprecia en la siguiente
figura.
Para comprender la distribución de los electrones en el modelo actual del átomo, se revisarán
a lo largo de este tema los trabajos de algunos investigadores que contribuyeron al desarrollo
del mismo; se analizará la forma en la que los electrones se distribuyen en los diversos niveles
y subniveles del átomo, mediante la realización de configuraciones electrónicas.
Bohr establecía que los electrones se localizaban en niveles de energía bien definidos, lo que
contradecía las evidencias experimentales, pues en aquella época se conocían los espectros
de absorción y emisión de algunos elementos, que reflejaban claramente que los electrones
de un mismo nivel poseían diferentes energías. Para explicar este fenómeno, Sommerfeld, en
el año de 1915, realiza algunas mejoras al modelo apoyándose en la teoría relativista de Albert
Einstein. Sommerfeld llega a la conclusión de que no sólo existen niveles de energía en el
átomo, sino también subniveles, lo que explicaba la variación de energía de los electrones
(Chang, Química, 2007).
El número cuántico principal (n) establecido por Bohr, nos indica el nivel de energía en el que
se localiza el electrón; puede tomar valores enteros de 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7.
El número cuántico azimutal o del momento angular (l) expresa el subnivel de energía o
“forma” de los orbitales. Los valores de l dependen del valor del número cuántico principal, n.
Para cierto valor de n,l tiene todos los valores enteros posibles desde 0 hasta n-1. Para n = 1,
el valor de l será 0, ya que l = n - 1 = 1 – 1 = 0. Si n = 2, l puede tomar los valores 0 y 1. Si n =
3, l puede tener tres valores: 0, 1 y 2. El valor de l se designa con las letras s (sharp), p
(principal), d (diffuse) y f (fundamental).
Valor de l 0 1 2 3
Nombre del s p d f
Orbital
Tabla 2. Número cuántico azimutal o del momento angular.
Cada uno de los valores de l representa una forma del orbital y su orientación en el espacio,
es decir, cuando l = 0 sólo existe una posible forma y orientación del orbital, que es la
esférica. Cuando l = 1, existen tres posibles formas y orientaciones del orbital; cuando l = 2
las orientaciones se incrementan a 5, así como sus formas; y finalmente, si l = 3, las formas
y orientaciones se incrementan a 7.
El número cuántico magnético (m) describe la orientación del orbital en el espacio. Dentro
de un subnivel, el valor de m depende del valor que tenga el número cuántico del momento
angular, l. Los valores de m, serán de – l, pasando por cero hasta + l. Es decir, si l vale 0, m
= 0; pero si l toma el valor de 1, m tendrá los valores +1, 0, -1.
El número cuántico de espín (s) indica el giro del electrón, ya que dos electrones pueden
estar juntos en un orbital sólo cuando giran en sentidos opuestos; esto permite anular sus
campos magnéticos y no repelerse debido a sus cargas eléctricas. Los valores de s, pueden
ser: +½ y -½.
1 2 1 s
2 8 4 s,p
3 18 9 s, p, d
4 32 16 s, p, d, f
Veamos otros ejemplos: el calcio y el bromo con números atómicos 20 y 35, respectivamente,
tendrían las siguientes configuraciones electrónicas:
Cada uno de los electrones se va acomodando en los orbitales de los diferentes niveles y
subniveles de energía, de tal manera que el átomo se va formando de capas y capas de áreas
energéticas que cubren al núcleo (figura 7).
Comparemos ahora la configuración electrónica de los elementos con números atómicos del
1 a 4:
1H = 1s1 2He =
1s2 3Li = 1s2 2s1
4Be = 1s2 2s2
Como te habrás dado cuenta, al incrementarse el número atómico también lo hace el número
de electrones. De tal manera, la configuración electrónica de un átomo a otro varía en un
electrón. A este electrón se le conoce como electrón diferencial, ya que diferencia un átomo
de otro al variar el número atómico; dicho de otra manera, es el último electrón que se va
agregando al construir la configuración electrónica del átomo siguiente (Chang, Química,
2007).
Muchos fueron los intentos para clasificarlos, pero en 1869 el ruso Dimitri Mendeleiev y el
alemán Lothar Meyer, publicaron en forma independiente ordenamientos periódicos de los
elementos con base en sus masas atómicas, observando que esta clasificación permitía
agrupar a los elementos con propiedades físicas y químicas semejantes. Sin embargo, la tabla
no era del todo correcta. Ordenar los elementos por masa atómica originó que varios de ellos
se colocarán en grupos con propiedades diferentes. En el año de 1913, el químico inglés Henry
Moseley descubrió que los átomos de cada elemento tienen un número único de protones en
sus núcleos, siendo el número de protones igual al número atómico del átomo (Chang,
Química, 2006). Al organizar los elementos en orden ascendente respecto al número atómico
y no en orden ascendente de masa atómica, como lo habían hecho Mendeleiev y Meyer, se
solucionaron los problemas de ordenamiento de los elementos, lo cual dio origen a la actual
tabla periódica (figura 8).
De manera general agrupa a los elementos en metales y no metales, localizando a los metales
del lado izquierdo y a los no metales en el derecho. En la tabla periódica se aprecia esta
separación mediante una línea escalonada que va del boro al astato. Los elementos cercanos
a esta línea tienen características de ambos grupos por lo que se han denominado metaloides.
El único elemento que sale de esta primera clasificación es el Hidrógeno, el cual es un gas y se
encuentra del lado de los metales en la tabla periódica, esto obedece a que sus propiedades
químicas son semejantes a este grupo (Dingrando, 2003).
Los elementos que pertenecen a un grupo o familia están agrupados de esta manera ya que
contienen el mismo número de electrones en el nivel y subnivel de energía más externos; a
estos electrones se les conoce como de valencia y son estos los que determinan de forma
preponderante la química de un átomo. Puesto que todos los elementos de un mismo grupo
de la tabla periódica tienen el mismo número de electrones de valencia, es decir, en la capa
más externa de su nivel de energía más externo, su comportamiento químico es muy parecido,
por ejemplo, todos los elementos del Grupo IA tienen un electrón de valencia (Holum, 2009).
Varios de los grupos de la tabla periódica tienen nombres por familia, debido a su
comportamiento químico característico o a su utilidad, por ejemplo, los miembros del grupo
IA, se conocen como metales alcalinos; los del grupo IIA, metales alcalinotérreos, etc., como
se muestra en la tabla.
Tabla 4. Nombres de algunas familias de la tabla periódica de acuerdo a sus propiedades químicas y usos (Brown, 1991)
Cada átomo atrae a sus electrones con diferente fuerza hacia su núcleo. De primera instancia,
podríamos pensar que, al incrementarse el número de orbitales, el tamaño de los átomos lo
haría de igual manera; sin embargo, esto no es así. Se ha observado que el radio atómico
disminuye al incrementarse el número atómico en un período, y en una familia crece al
desplazarnos hacia abajo.
La variación de radio atómico en grupos y períodos nos lleva a deducir que los electrones
periféricos están más expuestos en los metales, que en los no metales. Es decir, los metales
tienden más fácilmente a perder sus electrones de valencia que los no metales. Dicho de otra
manera, la energía necesaria para arrancar un electrón de un metal será menor que la utilizada
en un no metal (Brady, 2003). Esta propiedad periódica se conoce como electronegatividad, y
se define como la medida de la fuerza de atracción que ejerce un átomo sobre los electrones.
Como es de esperarse, la electronegatividad aumenta de izquierda a derecha a través de un
Finalmente podemos decir que los átomos de los elementos menos electronegativos tenderán
a perder electrones respecto a los elementos más electronegativos, los cuales tenderán a
ganarlos. De manera general, los metales adquirirán cargas positivas al perder sus electrones
y los no metales, cargas negativas al adquirirlos. Esta carga eléctrica adquirida, al ganar o
perder electrones, es lo que se conoce como número o estado de oxidación (Kotz, 2005). De
manera general, los elementos de un grupo o familia tenderán a ganar o perder el mismo
número de electrones, ya que tienen igual número de electrones de valencia, y por tanto
adquirirán la misma carga eléctrica o número de oxidación.
El cloruro de sodio (NaCl) o sal común, está constituido por los elementos sodio y cloro; el
primero se ubica en el grupo IA, es un metal y es un elemento de baja electronegatividad que
tenderá a perder electrones; por el contrario, el cloro es un no metal que se ubica en el grupo
VIIA y es un elemento muy electronegativo que ganará electrones. Por lo tanto, el sodio tendrá
un número de oxidación +1 y el cloro -1.
Los electrones de valencia son los que interactúan en la unión de los átomos, por ello, los
químicos utilizan una simbología de puntos o cruces que identifican a cada uno de los
elementos con sus electrones de valencia; a estos se les conoce como símbolos de Lewis. En
el caso del litio y el flúor sus símbolos de Lewis serían:
Como vimos en el punto 1.2.2, los elementos están agrupados en familias debido a que tienen
propiedades físicas y químicas muy parecidas, de tal manera que sus configuraciones
electrónicas terminan en forma semejante y, por lo tanto, tienen el mismo número de
electrones de valencia. Los elementos de un grupo familia serán representados de igual
manera como se aprecia en la figura 10.
Figura 10. Símbolos de Lewis por familia, de acuerdo con su número de electrones de valencia.
Veamos nuevamente el ejemplo del sodio (Na) y del flúor (F): el sodio tiene un electrón de
valencia y para completar ocho requiere de otros siete, por lo que este elemento tenderá a
perder ese electrón; por el contrario, el cloro tiene siete electrones y sólo requiere de uno
más para completar sus ocho, esto lo hace ganando un electrón. Ahora, ambos elementos
tienen 8 electrones en su nivel más alto de energía, adquiriendo la configuración electrónica
del neón, un gas noble.
Como se aprecia en la figura 9, el átomo de litio se convierte en una partícula con carga
positiva (catión) al perder su electrón de valencia; mientras que el átomo de flúor al ganar un
electrón adquiere una carga negativa (anión).
¿Qué puedes deducir de estas observaciones? ¿Los metales, ganan o pierden electrones? Y
viceversa, ¿los no metales, ganan o pierden electrones?
Por tanto, los elementos más electronegativos (no metales) tenderán a ganar electrones y los
elementos menos electronegativos o electropositivos (metales) perderán electrones. Hoy
sabemos que las propiedades de los compuestos dependen en gran medida de la naturaleza
de los elementos que lo constituyen, pero también del tipo de enlace que establecen. Esto
hace que el estudio de los enlaces químicos sea de gran importancia para comprender mejor
el comportamiento de la materia. Para ello, los enlaces químicos se han clasificado en tres
categorías: iónico, covalente y metálico. Pero, ¿cómo se forman?, ¿qué característica tiene
cada uno de ellos?, ¿qué propiedades les confieren a sus compuestos?
Parte de las respuestas a las anteriores preguntas radica en que la sal contiene un tipo de
enlace llamado iónico. El enlace iónico consiste en la atracción electrostática entre átomos
con cargas eléctricas de signo contrario. Este tipo de enlace se establece entre átomos de
elementos poco electronegativos (electropositivos) con elementos muy electronegativos. Es
necesario que uno de los elementos ceda electrones (catión) y el otro los acepte (anión); este
tipo de enlace se realiza entre un metal (electropositivo) y un no metal (electronegativo).
Los átomos, al unirse, liberan o absorben energía. Se dice que cuando una reacción libera
energía se denomina exotérmica y, por el contrario, cuando la absorbe, endotérmica.
Observa el siguiente video, en el que se muestra la reacción entre sodio y cloro para la
formación de cloruro de sodio; ¿es exotérmica o endotérmica la reacción?, ¿qué esperas que
suceda con la temperatura; que aumente o disminuya?
Por lo general, las reacciones entre un metal y un no metal son bastante violentas, es decir,
exotérmicas, ya que liberan una gran cantidad de energía.
Durante la formación de un compuesto iónico, los iones positivos y los iones negativos se
acomodan (empaquetan) en un patrón regular repetitivo que equilibra las fuerzas de atracción
y repulsión entre ellos. La fuerte de atracción de iones positivos y negativos genera una red
cristalina, la cual es una organización geométrica tridimensional de partículas. En dicha red,
cada ión positivo está rodeado de iones negativos y cada uno de estos a su vez, está rodeado
de iones positivos (Dingrando, 2003).
Este empaquetamiento forma un cristal iónico (figura 4), con igual geometría a nivel
microscópico y macroscópico.
La fuerza que mantiene unidos a los elementos que forman un enlace iónico, va a depender
de la distancia entre sus núcleos. Esta fuerza está dada por la ecuación: F = K (Q1.Q2/r02)
Donde K = constante; Q1 y Q2 son las cargas de los iones y r0 la distancia interatómica una vez
enlazados los átomos.
Al comparar los radios atómicos esperaríamos que la fuerza de enlace del fluoruro de litio, LiF,
fuera mayor que la del yoduro de litio, LiI, ya que la distancia de enlace será mayor en el
segundo caso por poseer el yodo (I) mayor radio atómico que el flúor (F), como se aprecia en
la figura:
Por otra parte, la cantidad de energía que liberan estos compuestos al formarse está
directamente relacionada también con la fuerza de su enlace; esta energía es denominada
energía reticular (U). Así, cuanto mayor sea la energía reticular al formarse un enlace iónico,
U = K (Q1Q2/r0)
Es de esperarse que los compuestos formados por elementos con menor radio atómico
presenten mayor energía reticular y por ende mayor fuerza en su enlace. Esta fuerza confiere
a los compuestos iónicos propiedades físicas características. Debido a que los enlaces iónicos
son relativamente fuertes, los cristales generados requieren de una gran cantidad de energía
para dividirse (Dingrando, 2003). Por lo tanto, los compuestos iónicos tendrán altos puntos de
fusión y de ebullición, como se muestra en la tabla 5.
El enlace covalente se caracteriza porque hay compartición de electrones, entre los átomos
involucrados. Este tipo de enlace se presenta al unirse dos no metales, los cuales están
Como se puede observar, cada átomo de flúor aporta un electrón para formar el enlace. Esta
compartición permite que cada uno de los átomos complete su octeto, es decir, cada átomo
queda rodeado por ocho electrones. Debido a que los átomos son iguales en estas moléculas
y su diferencia de electronegatividad sería igual a cero, su tipo de enlace se denomina: enlace
covalente simple o no polar.
Sin embargo, cuando dos átomos diferentes comparten un par de electrones se forma un
enlace en el que los electrones se comparten de manera desigual. Un átomo asume una carga
parcial positiva y el otro una carga parcial negativa. Esta diferencia de carga se debe a la
electronegatividad de cada uno de los elementos involucrados.
La diferencia de cargas en una molécula se conoce como dipolo. Esta diferencia hace que este
tipo de compuestos tenga cargas opuestas en dos puntos de su molécula.
En este momento podríamos tener confusión entre el enlace iónico y el enlace covalente
polar, debido a la presencia de cargas. Para ello, Linus Pauling elaboró una escala relativa a
la electronegatividad en la que, al elemento más electronegativo, el flúor, le fue asignado un
valor de 4.0, mientras que, al elemento menos electronegativo, el francio, un valor de 0.7.
En este sentido, podemos ver que los no metales son más electronegativos respecto a los
metales (electropositivos). Mientras mayor sea el valor de electronegatividad, mayor será la
atracción por los electrones. Pero, ¿cómo sabemos si un enlace es iónico o covalente polar?
Revisa la siguiente imagen:
Se dice que un enlace es iónico cuando la diferencia de electronegatividad entre los átomos
enlazados es de 2.0 o más y, por ende, un enlace covalente polar tendrá un valor menor a 2.0.
Entonces, ¿qué tipo de enlace tendrán los compuestos NaCl y HCl, de acuerdo con la escala
de Pauling? Averígualo calculando la diferencia de electronegatividades que presentan los
átomos involucrados en cada uno de los compuestos.
Sin embargo, la escala de Pauling a pesar de que nos indica una tendencia hacia uno u otro
tipo de enlace, no permite hacer una división exacta entre ambos, de tal manera que algunos
enlaces covalentes polares tenderán a ser iónicos y viceversa, algunos iónicos tendrán
tendencia a comportarse como covalentes polares. Este es el caso de compuestos como el
yoduro de potasio (KI), cuya diferencia de electronegatividades será de 1.7, lo que indica que
su enlace es covalente polar, aunque su composición sea la de un iónico (no metal-metal). En
este caso se dice que es un compuesto iónico con carácter covalente polar.
En los compuestos predominantemente covalentes, los enlaces entre sus átomos no son tan
fuertes como los iónicos y mucho menos los establecidos entre sus moléculas. Como
resultado, los compuestos covalentes tendrán puntos de fusión y de ebullición inferiores a los
de los compuestos iónicos.
La fortaleza de un enlace covalente, al igual que los iónicos, va a depender de la distancia que
separa los núcleos enlazados. Esta distancia se denomina longitud de enlace y está
determinada por el radio atómico y el número de pares de electrones que se comparten.
Esto es debido a que en el flúor existe un enlace sencillo, en el oxígeno un doble enlace y en
el nitrógeno un triple enlace. De aquí, podemos deducir que a medida que el número de pares
de electrones aumenta, la longitud de enlace disminuye. Cuanto más corta es la longitud de
enlace, la fuerza del enlace es mayor.
La repulsión entre los pares de electrones de una molécula da como resultado átomos que se
encuentran en ángulos fijos entre sí. Para ello, se toma de referencia el átomo central, que es
cualquier átomo que está unido a más de un átomo distinto. El ángulo formado por dos
átomos periféricos y el átomo central, se denomina ángulo de enlace. Los ángulos de enlace
predichos por el TRPECV se sustentan en evidencias experimentales. Los pares de electrones
compartidos se repelen entre sí, sin embargo, los pares de electrones no compartidos también
son importantes para determinar la forma de la molécula.
De esta manera la TRPECV, nos indica que la estructura más estable de una molécula es
cuando las regiones de elevada densidad electrónica sobre el átomo central están lo más
separadas posible. Por ejemplo, dos regiones de elevada densidad electrónica tienen la
Geometría molecular. TRPECV: Teoría de repulsión de los pares de electrones de la capa de valencia. Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=yyETY2ARd3g
Hasta ahora hemos visto cómo se enlazan los metales con los no metales y los no metales
entre sí. Pero ¿cómo se enlazan los metales? ¿Qué características presentan estas sustancias?
Los átomos de los metales se ordenan en el espacio formando redes metálicas parecidas a las
redes cristalinas de los compuestos iónicos. Los electrones de valencia se mueven a través de
los átomos, por lo que se dice que hay una transferencia continua de electrones de un átomo
a otro; a este tipo de unión se le conoce como enlace metálico.
En la actualidad existen dos teorías que explican cómo es que se realiza el enlace metálico: el
Modelo de la nube electrónica y la Teoría de bandas.
Según el modelo de la nube electrónica, los elementos metálicos al ceder sus electrones
forman una “nube o mar de electrones” en la que están inmersos todos los átomos del metal.
Esta nube permite el libre movimiento de los electrones a través de los átomos. De esta
manera, el enlace metálico resulta de las atracciones electrostáticas entre los iones positivos
de los metales y los electrones que se mueven a través de ellos. Es importante mencionar, que
los átomos de los metales en este tipo de unión no son propiamente iones, ya que los
El movimiento de estos electrones hace que los metales sean buenos conductores del calor y
la electricidad. Una importante característica que distingue a los metales es que, en estado
sólido, conducen el calor y la electricidad; los sólidos con enlaces iónicos y covalentes no la
conducen.
El modelo de la nube electrónica a pesar de ser muy sencillo, nos permite explicar algunas
propiedades de los metales, como la conductividad, aunque nos limita al tratar de comprender
la diferencia en cuanto a conductividad de algunos metales.
Por otra parte, la teoría de bandas establece que cuando dos átomos se enlazan, los orbitales
de la capa de valencia se combinan para formar dos orbitales nuevos, uno que se denomina
enlazante (de menor energía) y otro antienlazante (de mayor energía). En el caso de
combinarse tres átomos se formarán tres orbitales, cuya diferencia de energía será menor que
en el caso anterior. Así, a mayor número de átomos enlazados se formará un mayor número
de orbitales moleculares, llamada banda, con una diferencia de energía mínima.
Esto mismo ocurre en los metales, los cuales al unirse combinan sus orbitales atómicos para
formar una gran molécula (red metálica), en la que los orbitales moleculares resultantes,
debido a su gran cercanía, forman dos bandas. La primera, en la que se localizan los electrones
de valencia llamada banda de valencia y la otra, vacía, denominada banda de conducción.
Ambas bandas están muy cercanas o traslapadas.
Por ello, en los metales al estar la banda de valencia llena o parcialmente llena, los electrones
pueden pasar fácilmente a la banda de conducción y moverse libremente, permitiendo la
conductividad del calor y la electricidad.
Caso contrario ocurre en los aislantes, en los que a pesar de que la banda de valencia está
completa y la banda de conducción vacía, no hay conductividad eléctrica, debido a que existe
Existe en los metales una gran fuerza de cohesión debido a la deslocalización (movimiento) de
los electrones, la cual les confiere una gran resistencia. En comparación con los cristales
iónicos, los cristales metálicos no sufren rotura, sino deformaciones que les permiten ser
maleables y dúctiles, esto es, los átomos se deslizan unos sobre otros, antes de romperse.
El alto índice de coordinación (número de átomos alrededor de otro) de los metales da lugar
a fuertes empaquetamientos. Los metales son, por ello, bastante densos. La densidad será
mayor en los compuestos metálicos cuyos iones positivos sean de menor tamaño y mayor
carga.
Cuanto mayor sea la energía para romper los enlaces, más altos serán los puntos de fusión y
de ebullición. La mayoría de los metales suelen tener altas temperaturas de fusión y ebullición
(tabla 6), siendo más altos cuanto mayor sea la carga de los iones y menor su tamaño.
Como habíamos visto en el tema 1.1, los compuestos son sustancias que no pueden separarse
en sus componentes por medios físicos, requieren forzosamente de una reacción química para
descomponerse.
De acuerdo con su composición, los compuestos químicos pueden clasificarse para su estudio
en dos grandes grupos: los compuestos inorgánicos y los compuestos orgánicos, estos últimos
también son conocidos como los compuestos del carbono.
Así, los compuestos inorgánicos son aquellos que no presentan carbono en su molécula, a
menos de que se encuentre bajo la forma de CO, CO2, carbonatos o bicarbonatos. Las
características de los compuestos inorgánicos pueden resumirse en los siguientes puntos:
Resulta difícil transmitir nuestras ideas sin poseer un lenguaje propio. Esta problemática era
común en la química, pues existían diferentes formas para comunicar una misma cosa. Incluso
hoy en día, puedes adquirir en la tlapalería sosa o ácido muriático pues son compuestos
químicos muy utilizados en la limpieza del hogar, sin embargo, los nombres con los que son
conocidos de manera internacional en el mundo científico son hidróxido de sodio y ácido
clorhídrico.
John Dalton fue uno de los primeros investigadores que trataron de solventar esta dificultad,
unificando los símbolos químicos utilizados por los científicos. Sin embargo, Berzelius fue
quien finalmente propuso los símbolos de los elementos que se utilizan en la actualidad, para
ello tomó una o dos letras del elemento en idioma latín o alemán.
Los símbolos químicos que utilizamos para representar a los elementos, son aprovechados
para representar sustancias químicas, las cuales están formadas por varios elementos y en
muchas ocasiones, los mismos elementos dan origen a más de un compuesto químico,
dependiendo de la proporción en que se encuentren. Con el propósito de representar a estas
sustancias, los investigadores utilizan una simbología denominada fórmula química, en la que
además de los símbolos de los elementos, se utilizan números.
Mediante una fórmula química se puede obtener información respecto al tipo de elementos
que conforman el compuesto químico, también es posible saber la relación de combinación
de los elementos del compuesto químico y cuál es el tipo de compuesto que se representa
con la fórmula química.
Como podrás observar, la Química es una ciencia que tiene un lenguaje propio, el cual es
importante adquirir para comprender los conocimientos y fenómenos estudiados por esta
disciplina. Ahora, vayamos a revisar los principios que rigen esta rama de la química,
denominada nomenclatura.
Para estar en resonancia con lo establecido a nivel internacional por la IUPAC, (International
Union of Pure and Applied Chemistry, Unión Internacional de Química Pura y Aplicada) en esta
asignatura revisaremos la nomenclatura respaldada por esta organización internacional.
De manera general podemos clasificar a los compuestos inorgánicos en tres grandes grupos
de acuerdo con su composición química:
Compuestos iónicos
Para nombrar a los compuestos iónicos, debemos tomar en cuenta si el anión y el catión son
monoatómicos o poliatómicos. En el caso de los monoatómicos, debemos saber que los
metales al adquirir una carga positiva en la molécula, serán los cationes y se nombrarán igual
que el elemento del cual provienen. Los no metales adquirirán una carga negativa por lo que
serán los aniones y al ser nombrados adquirirán la terminación -uro.
En este caso, se nombra primero el anión, seguido de la palabra “de”, terminando con el
nombre del catión, por ejemplo:
Un anión especial es el O2- pues sus compuestos reciben el nombre de óxidos, iniciando con
este sustantivo el nombre del compuesto, seguido de la palabra “de” y terminando con el
nombre del catión.
También necesitamos tomar en cuenta si los metales tienen más de un estado de oxidación,
en el caso de los metales alcalinos y alcalinotérreos sólo presentan un estado de oxidación,
pero en el caso de los metales de transición pueden tener más de un estado de oxidación,
como en el caso del hierro. En estos compuestos, después del nombre del catión, se indica su
número de oxidación en números romanos encerrados por paréntesis:
Con los iones poliatómicos se procede de la misma manera que con los monoatómicos,
mencionando primero el anión, luego la palabra “de” y terminamos con el nombre del catión.
Cabe mencionar que podemos encontrar cationes monoatómicos unidos a aniones
poliatómicos y viceversa, cationes poliatómicos con aniones monoatómicos:
Compuestos moleculares
Los compuestos moleculares son compuestos con dos tipos de átomos, ambos no metálicos.
En la fórmula química se escribe primero el símbolo del elemento menos electronegativo y
luego el del elemento más electronegativo. Para nombrarlos debemos mencionar primero el
átomo más electronegativo como anión, es decir, en caso del oxígeno se nombra como óxido,
Un átomo mono
Dos átomos di
A continuación, sigue la palabra “de” seguida por el nombre del elemento menos
electronegativo, precedida por el prefijo que indique el número de átomos presentes en la
molécula. En este caso, sólo se indicará el prefijo si el número de átomos es mayor a 1, por
ejemplo:
Compuestos ácidos, en este tipo de compuestos el elemento que está siempre formando
parte de la molécula es el hidrógeno, se le considera en su forma catiónica H+ y puede formar
compuestos con aniones monoatómicos, de esta manera los compuestos obtenidos, se
nombran iniciando con la palabra ácido, seguida del nombre del anión con terminación –
hídrico:
Algo que debiste notar en algunos compuestos es que cuando trabajamos con iones, la carga
del anión es el subíndice del catión en el compuesto y viceversa, la carga del catión es el
subíndice del anión en el compuesto en valor absoluto; cuando la carga es 1+ o 1-no se indica
como subíndice en el compuesto, por ejemplo:
Na2SO4 El anión SO42- presenta carga 2- por lo que 2 es el subíndice del catión, como el catión
presenta carga 1+, no se indica como subíndice del anión.
Mg (OH)2 El anión OH- presenta carga 1-, por lo que 1 es el subíndice del catión y no se
indica, en el caso del catión Mg2+, presenta carga 2+ por lo que en número 2 es el subíndice
del anión OH- y para indicar que afecta a cada átomo del polianión, éste se encierra entre
paréntesis y el subíndice se coloca fuera del paréntesis.
De esta manera ya tienes un panorama general de cómo nombrar a los compuestos químicos,
y con ello identificar qué elementos químicos los componen y en qué proporción, además
puedes saber si es un ácido o un óxido, algo que te dará una idea de su reactividad, tema que
verás en la Unidad 3 de la asignatura.
Fuentes de consulta
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