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Cuando las instituciones educativas gestionan


el conocimiento
Novedades Educativas N| 269 – Mayo 2013 Págs. 8 a 10

El enfoque de gestión del conocimiento parte de reconocer que


todos los actores institucionales poseen conocimientos, implica
ver en cada uno de sus recursos humanos, un recurso cognitivo.
Una gestión del conocimiento intenta movilizar esos
conocimientos - tal vez gestados desde lo individual - para que
al ponerlos en juego operen en una sinergia institucional que
permita una mayor calidad educativa.
La gestión del conocimiento es un proceso intencionado que procura socializar y utilizar el
conocimiento que producen, manejan las personas y los grupos de una organización. Podemos
decir que se propone, en primera instancia, procurar que todos sus actores reconozcan que el
desarrollo del conocimiento de la organización es un patrimonio que resulta vital para el
desarrollo de esa institución. Es un patrimonio común, que no es de nadie en particular, pero a la
vez es de todos. Además, la participación de “todos” en la gestión del conocimiento hace que este
patrimonio se potencie y crezca proporcionalmente al grado de inclusión y socialización que
logren sus miembros.

La gestión del conocimiento debe procurar la libre circulación del mismo, la posibilidad real y
efectiva de socializar y compartir información, el fomento y sostenimiento de estas acciones,
generando una cultura institucional que se caracterice por la construcción de un saber
compartido. Esto se fundamenta principalmente en reconocer que el poder del conocimiento se
potencializa al compartir y repartir el mismo entre todos sus miembros.

No se trata de yuxtaponer las ideas individuales, es decir, sumar pero manteniendo el carácter
individual del actor portador del conocimiento. Metafóricamente, no se trata de sumar los
“cerebros” individuales, sino pensar la institución misma como un cerebro en que la acción de
pensar, reflexionar y resolver problemas está distribuida a través de la organización.

Para que la gestión del conocimiento sea posible en una institución deben darse las siguientes
características:

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• Una relación colaborativa entre sus miembros
• La promoción y sostenimiento del trabajo en equipo
• La consideración del carácter público – no secreto - de los saberes que se producen
• La existencia de canales de comunicación que permitan la circulación, intercambio y
construcción colectiva de conocimientos.1

La gestión del conocimiento en el sistema educativo y sus instituciones

Todos los ámbitos del sistema educativo en el que las personas deben tomar decisiones exigen la
gestión de conocimientos. En la gestión de las instituciones educativas la aparición de problemas
interpela el cotidiano. Blejmar señala que “la inteligencia de una gestión se encuentra asociada a
la capacidad de registro de su propia ignorancia (…) Gestionar una institución supone un saber
pero no un mero saber técnico sino un saber sobre la situación en la que se interviene”.2
Justamente la declaración de ignorancia allana el camino al saber. Agrega el autor: “aceptar un no
saber es la condición para empezar a buscar una respuesta”. Desde este marco sostenemos que
los problemas con los que se enfrenta la gestión de una institución no deben ser concebidos como
obstáculos, sino que deben ser entendidos y definidos como un campo de intervención por lo que
será necesario construir conocimiento acerca de esos problemas.

Definir un problema, exige la construcción de un conocimiento acerca del mismo. ¿Quiénes


poseen ese conocimiento? ¿Quiénes conocen el problema? Directivos, docentes, auxiliares… cada
sujeto tiene una visión particular del problema. ¿Cómo podemos llegar a ser “objetivos” para
comprender el problema? Paradójicamente alcanzaremos mayor objetividad en la medida que
consideremos/incorporemos mayor subjetividad. Es que el conocimiento que se “gesta” a través
de la incorporación de subjetividades. Cada punto de vista, cada aporte subjetivo, interpela los
saberes alcanzados hasta el momento por cada uno, nos obliga a buscar fundamentos, a
considerar otras perspectivas, a revisar posturas, a ampliar consideraciones. En ese intercambio
inter-subjetivo estamos gestando una construcción colectiva del conocimiento.

1 Elphick D. El desafío de la gestión del conocimiento. Winston H. y Elphick D. Artículo. El


desafío de la gestión del conocimiento. Disponible en: http://knol.google.com/k/winston-h-
elphick-d/gestin-del-conocimiento/125f649imcsod/5#
2
Blejmar,, M. De la gestión de resistencia a la gestión requerida. En Birgin, A. y Duschatzky,
S. comps. ¿Dónde está la escuela? Ensayos sobre la gestión institucional en tiempos de
turbulencia. Flacso-Manantial. Buenos Aires. 2001

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Marcelo Percia caracteriza a los problemas como “una oportunidad para pensar”3. El problema
representa una situación que en lo inmediato no sabemos resolver y que necesitamos gestar un
conocimiento para enfrentarla. La ignorancia inicial, el reconocimiento de esa falta, permite crear
una condición inicial para construir ese saber. Saber que consideramos debe ser producto de una
construcción colectiva.

Así como ejemplo, podemos mencionar que en los últimos años, la aparición de alumnas-madres
en el nivel secundario se presentaba como un “problema” para la gestión de las instituciones
educativas. ¿Qué hacer con ellas? Podemos plantear, por ejemplo como respuestas posibles el
ampliar el margen de faltas, habilitar la posibilidad para rendir libre o dar clases de educación
sexual para prevenir embarazos no deseados en las alumnas adolescentes. Pero… podemos
pensar que todas ellas de distintas maneras tiene un grado de “viabilidad”, lo que es importante
señalar, es que ninguna opción es “neutra”. Será necesario rastrear esas respuestas sabidas,
respuestas quizá ya ensayadas en otros contextos sociohistóricos, en otras realidades
institucionales, o será necesario pensar, hacer algo con el problema, para poder “gestar” otras
posibilidades, otras lecturas, otros conocimientos.

¿Qué saberes nos faltan, qué conocimientos no tenemos para comprender mejor la cuestión.
Buscamos eliminar el problema, hacerlo desaparecer, o será necesario construir otros
conocimientos que hoy no tenemos?

Quizá lo ya pensado por otros, lo ya armado o diseñado no se adecua a lo que “estamos


comenzando a conocer” en cada situación que se presenta singular. Frigerio y Poggi, señalan que
es necesario salir de un “saber a tientas” para construir un “saber a sabiendas”.4

La gestión del conocimiento lleva a movilizar todos los recursos institucionales para buscar nuevas
posibilidades, para que pueda gestarse algo nuevo. Será necesario profundizar el conocimiento de
la organización, tomar a la institución como objeto de conocimiento. En la medida que gestamos
un conocimiento más profundo, podremos pensar que justamente “la organización del
conocimiento” permite un mayor “conocimiento de la organización”.5

3
Percia, M. Ideas que responden, preguntas que no cesan. En Birgin, A. y Duschatzky, S.
comps. ¿Dónde está la escuela? Ensayos sobre la gestión institucional en tiempos de
turbulencia. Flacso-Manantial. Buenos Aires. 2001
4
Frigerio, Graciela y Poggi, Margarita. El análisis de la institución educativa. Hilos para tejer
proyectos. Buenos Aires, Santillana, 1996.
5
Frigerio, Poggi. Op. Cit.

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Abordar un problema institucional requiere “conocimientos”

He elegido para este trabajo el siguiente problema: ¿Cómo enseñar a grupos cada vez más
heterogéneos, que escapan a lo “esperable” y tradicionalmente “conocido”? (Los alumnos ya no
son como antes) ¿Cómo atender “pedagógicamente” a otras “infancias” que se apartan de un
imaginario homogéneo instalado en las aulas? ¿Cómo hacer cuando las herramientas que nos
proveyó la formación inicial como docentes resultan hoy insuficientes? ¿En qué sentido un
enfoque de gestión del conocimiento podría ser pertinente para enfrentar ese problema?

El problema pone en cuestión los saberes heredados y surge la necesidad de “gestar” algo de un
nuevo orden que permita construir conocimientos más ajustados, pertinentes y contextualizados
vinculados al desafío que se enuncia como problema.

¿Dónde buscar la respuesta? Por un lado… ¿Qué conocimientos disponibles en el mundo


académico permiten aproximar respuestas? Por otro lado: ¿La respuesta sólo podrá ser provista
por otros ajenos y extranjeros a la realidad única, particular, singular y heterogénea de cada
institución educativa? ¿En qué medida esos conocimientos me permiten comprender y conocer a
esos alumnos con nombre y apellido, alumnos singulares? Si sólo concebimos que el
conocimiento puede provenir de “afuera”, estamos dando cuenta de una preocupante posición
ante el conocimiento y, justamente, en una institución que busca transmitirlos.

Un intento de respuesta al problema podría situarlo en una cuestión de “educabilidad” de los


alumnos: poner la dificultad en ellos, quizá estos alumnos requieran un abordaje de tipo clínico,
se realicen diagnósticos individuales y se ensayen respuestas que intenten acallar el síntoma. El
problema no está en la institución, el problema está en el alumno. Esta posibilidad, existió como
respuesta del sistema educativo a la comprensión de ese problema y, preocupantemente, aún
persiste en muchas instituciones y docentes.

Otro intento de respuesta al problema planteado podría ubicar las causas del problema en el
contexto social: Esas nuevas infancias son consecuencias de déficits socio-culturales. La solución
ante el avance de lo heterogéneo consistirá en tratar de nivelar, tapar, ocultar o zanjar esas
diferencias con lo esperable.

Sin embargo, no resulta difícil hipotetizar que si tomamos alguno de estos dos caminos, nuevos o
idénticos síntomas darán cuenta que el problema exige otro tipo de respuesta, reclama un
conocimiento que se encuentra actualmente vacante. Se trata de resituar el problema

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nuevamente en la escuela, para interrogarlo, sacudirlo de viejos esquemas y preconceptos y
buscar respuestas.

Es así que, en el mientras tanto, en el día a día institucional y ante la urgencia que demanda lo
cotidiano, maestros, profesores, directores, inspectores se interrogan acerca del mismo, intentan
explicaciones, ensayan respuestas. Ponen en juego saberes, quizá con cierta clandestinidad, y
también provisoriedad.

Un enfoque de gestión del conocimiento justamente parte de reconocer que todos los actores
institucionales poseen conocimientos, en su mayor parte tácitos y que será necesario poder
explicitarlos, exteriorizarlos, socializarlos, ponerlos “en juego”, confrontarlos, combinarlos…
Hablar de gestión del conocimiento en una institución implica ver en cada uno de sus recursos
humanos, un recurso cognitivo. Una gestión del conocimiento intenta movilizar esos
conocimientos - tal vez gestados desde lo individual - para que al ponerlos en juego operen en
una sinergia institucional que permita en definitiva, una mayor calidad educativa.

Para ello será necesario que la gestión institucional se identifique con la gestión del conocimiento
a través de estrategias que permitan:

• Un trabajo colaborativo, solidario e interdisciplinario


• El aprovechamiento de los datos que se generan en la institución para poder construir
conocimiento a partir de ellos.
• La focalización de la gestión del conocimiento en el mejoramiento de las condiciones de
enseñanza y de aprendizaje.

Volviendo al problema que hemos planteado se espera que a través de un trabajo colaborativo de
los miembros de la institución se logre la construcción de conocimientos que permitan abordar el
“problema de la heterogeneidad en el aula” vinculadas a diversas cuestiones, como por ejemplo:

• Las formas de planificación


• Las estrategias de enseñanza
• Las estrategias de evaluación
• La organización del proyecto institucional
• La organización de tiempos y espacios

La perspectiva de la gestión del conocimiento tiende al logro de aprendizajes particulares en la


institución:

• Aprender a explicitar conocimientos


• Aprender a comunicarlos
• Pensar a partir de ellos, compartir significados
• Crear nuevos significados
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• Construir intersubjetivamente conocimientos
• Gestar nuevas posibilidades, innovar
• Aprender a establecer relaciones humanas solidarias y cooperativas.
• Aprender a ocupar el lugar de productor de conocimientos y no simplemente de
reproductor.
• Si bien la gestión del conocimiento representa un paradigma, el abordaje del problema
desde esta perspectiva permitirá construir “una caja de herramientas” para su gestión.

Condiciones de implementación

Para que este trabajo de construcción de conocimiento pueda desenvolverse serán necesarias
determinadas condiciones institucionales, como por ejemplo:

• Tiempo y espacio institucional que permita el trabajo en equipo


• Espacios de reflexión colectiva que permitan la comunicación y socialización de saberes y
experiencias: conocer lo que hacemos, discutir hacia dónde vamos,
• Contar con información pertinente y adecuada que permita conocer nuestros puntos de
partida, con qué recursos contamos, qué recursos “aprovechamos”.
• Una gestión institucional que se centre en el reconocimiento y la valorización del
potencial intelectual de sus actores, procurando la “reconversión de los conocimientos
tácitos en conocimientos explícitos”.6

6
Pérez Lindo. A. (1999) Políticas del conocimiento, Educación superior y desarrollo. Biblos.
Buenos Aires.

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