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Hipertensión arterial: concepto, signo y síntomas

La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad crónica caracterizada por un incremento continuo de
las cifras de la presión sanguínea por arriba de los límites sobre los cuales aumenta el riesgo
cardiovascular. De acuerdo con numerosos estudios internacionales, la morbilidad y mortalidad de
causa cardiovascular tiene una relación directa con el aumento de las cifras de presión sistólica
sostenida por encima de 139 mmHg o una presión diastólica sostenida mayor de 89 mmHg tanto para
las complicaciones de la enfermedad coronaria como para los accidentes vasculares cerebrales, la
insuficiencia cardiaca, la enfermedad vascular periférica y la insuficiencia renal.

Presión arterial normal. La presión arterial es 120/80 mm Hg o inferior.

Presión arterial alta. El valor máximo se sitúa de 120 a 129 mm Hg y el valor mínimo está por debajo (no
por encima) de 80 mm Hg.

Hipertensión de etapa 1. El valor máximo va de 130 a 139 mm Hg y el valor mínimo está entre 80 y 89
mm Hg.

Hipertensión de etapa 2. El valor máximo es de 140 mm Hg o superior y el valor mínimo es de 90 mm Hg


o superior.

La hipertensión es una enfermedad asintomática y fácil de detectar; sin embargo, cursa con
complicaciones graves y letales si no se trata a tiempo. La hipertensión crónica es el factor de riesgo
modificable más importante para desarrollar enfermedades cardiovasculares, así como para la
enfermedad cerebrovascular y renal.

Aun cuando suele ser asintomática, las manifestaciones típicas de la hipertensión pueden ser:

sensación de calor excesivo

mareo

dolor agudo de cabeza (similar a la migraña)

enrojecimiento de la piel a nivel de las mejillas, orejas y alas de la nariz.

Falta de aire

Sangrados nasales

Sin embargo, estos síntomas no son específicos. No suelen aparecer hasta que la presión arterial alta
haya alcanzado un estado grave o que pone en riesgo la vida.
Factores de riesgo cardiovasculares

Algunos de los factores de riesgo para desarrollar enfermedades del corazón pueden incluir, edad, sexo,
antecedentes familiares, el tabaquismo, la mala alimentación, la falta de actividad física, el consumo de
alcohol, la hipertensión, la diabetes y la obesidad. Muchas formas de enfermedades del corazón pueden
ser prevenidas o tratadas manteniendo un estilo de vida saludable.

El riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular (ECV) aumenta por una alimentación poco
saludable, la cual se caracteriza por un bajo consumo de frutas y verduras y un consumo elevado de sal,
azucares y grasas. Una alimentación poco saludable contribuye a la obesidad y el sobrepeso, los cuales a
su vez son factores de riesgo para las ECV.

Clasificación y manejo de la presión arterial en adultos mayores de 18 años

Es importante controlar la presión arterial al menos cada dos años a partir de los 18. Algunas personas
necesitan controles con mayor frecuencia.La presión arterial alta es una enfermedad común que afecta
a las arterias del cuerpo. La presión arterial alta no tratada aumenta el riesgo de ataque cardíaco,
accidente cerebrovascular y otros problemas de salud graves

Crisis y urgencias hipertensivas

Las crisis hipertensivas son un conjunto de situaciones clínicas de variada gravedad y pronóstico. Las
diferencias entre urgencias y emergencias hipertensivas radican en la existencia o no de riesgo vital por
afectación de órganos diana, más que por los niveles de presión arterial. Las urgencias hipertensivas no
suelen comportar riesgo vital inmediato por lo que el tratamiento puede iniciarse, incluso completarse,
en el medio extrahospitalario. Las emergencias hipertensivas son situaciones clínicas muy graves que
requieren asistencia hospitalaria. Ante un paciente con hipertensión grave, asintomático o con síntomas
inespecíficos debe adoptarse una actitud terapéutica prudente. La primera medida será comprobar las
cifras de presión arterial con tomas repetidas de la misma y tratar los posibles factores
desencadenantes. El objetivo del tratamiento de las urgencias hipertensivas es tanto obtener una
reducción de las cifras de presión arterial (al menos un 20% de las cifras basales) como evitar
reducciones bruscas y/o excesivas de la misma. En las urgencias hipertensivas no deberían utilizarse
fármacos de acción rápida por el riesgo de accidentes isquémicos y utilizar fármacos con vida media más
larga. El riesgo cardiovascular de estos pacientes es superior al de los hipertensos que no sufren una
crisis hipertensiva. En las emergencias hipertensivas la elección del fármaco deberá individualizarse. La
vía parenteral es la forma habitual de la loadministración de fármacos.

Enfermedades endocrinas-metabolicas

El sistema endocrino regula nuestro metabolismo y sus desajustes pueden ser responsables de
problemas de obesidad, diabetes o trastornos hormonales variados. En esta sección te ayudamos a
comprender sus causas, sus riesgos y también cómo abordarlos para mejorar tu estado de salud a corto
y largo plazo.

Diabetes mellitus tipo I y II

La diabetes mellitus se debe a la secreción anormal de insulina y a grados variables de resistencia


periférica a la insulina, que conducen a la aparición de hiperglucemia. Los síntomas iniciales se
relacionan con la hiperglucemia e incluyen polidipsia, polifagia, poliuria y visión borrosa. Las
complicaciones tardías son las enfermedades vasculares, la neuropatía periférica, la nefropatía y la
predisposición al desarrollo de infecciones. El diagnóstico se basa en la medición de la glucemia. El
tratamiento consiste en dieta, ejercicio y fármacos que reducen la glucemia, como la insulina, los
hipoglucemiantes orales y fármacos inyectables diferentes de la insulina. Las complicaciones pueden
retrasarse o prevenirse con un control glucémico adecuado; las enfermedades del corazón siguen siendo
la principal causa de mortalidad en diabetes mellitus.

Hay 2 categorías principales de diabetes mellitus (diabetes)

Tipo 1

Tipo 2

Los dos tipos de diabetes pueden distinguirse por una combinación de características (véase tabla
Características generales de la diabetes mellitus tipos 1 y 2). Los términos que describen la edad de
comienzo (juvenil o del adulto) o el tipo de tratamiento (dependiente de la insulina o no dependiente de
la insulina) ya no se usan porque existe gran superposición en los grupos etarios y los tratamientos entre
los dos tipos.

Diabetes tipo 1

Ausencia de producción de insulina en el páncreas debido a la destrucción autoinmune de las células


beta

En la diabetes mellitus tipo 1 (antes conocida como juvenil, insulinodependiente o dependiente de la


insulina), el paciente no produce insulina debido a una destrucción autoinmunitaria de las células beta
pancreáticas, lo que puede desencadenarse ante una exposición ambiental en individuos con
predisposición genética. La destrucción avanza sin provocar síntomas durante meses o años hasta que la
masa de células beta disminuye hasta un punto en el cual las concentraciones de insulina no son
adecuadas para controlar la glucemia. La diabetes mellitus tipo 1 aparece durante la infancia o la
adolescencia y hasta hace poco tiempo era la forma diagnosticada con mayor frecuencia antes de los 30
años; no obstante, también puede aparecer en adultos (diabetes autoinmunitaria latente de la adultez,
que en un principio puede confundirse con el tipo 2). Algunos casos de diabetes mellitus tipo 1 no
parecen tener una base autoinmunitaria y se consideran idiopáticos. El tipo 1 es responsable de < 10%
de los casos de diabetes mellitus.

Diabetes de tipo 2

Resistencia a insulina

En la diabetes mellitus tipo 2 (antes conocida como del adulto o no dependiente de la insulina), la
secreción de insulina es inadecuada porque los pacientes han desarrollado resistencia a la insulina. La
resistencia hepática a la insulina inhibe la supresión de la producción de glucosa hepática, y la
resistencia periférica a la insulina afecta la absorción periférica de glucosa. Esta combinación da lugar a
la hiperglucemia en ayunas y posprandial. Los niveles de insulina a menudo son muy altos,
especialmente al principio de la enfermedad. Más tarde en el transcurso de la enfermedad, la
producción de insulina puede caer, lo que exacerba la hiperglucemia.

En general, la enfermedad aparece en adultos y es más frecuente a medida que avanza la edad; hasta un
tercio de los adultos > 65 años de edad tienen tolerancia alterada a la glucosa. En los adultos mayores,
los niveles de glucemia alcanzan niveles más altos después de la ingesta que en los adultos más jóvenes,
especialmente después de comidas con alta carga de carbohidratos. Los niveles de glucosa también
tardan más en retornar a valores normales, en parte como consecuencia de la acumulación de grasa
visceral y abdominal y la disminución de la masa muscular

Obesidad: definición, factores de riesgo en adultos, niños (a) y adolescentes

La obesidad es una enfermedad compleja que consiste en tener una cantidad excesiva de grasa corporal.
La obesidad no es solo un problema estético. Es un problema médico que aumenta el riesgo de
enfermedades y problemas de salud, como enfermedades cardíacas, diabetes, presión arterial alta y
determinados tipos de cáncer.Hay muchas razones por las que algunas personas tienen dificultad para
perder peso. Por lo general, la obesidad es el resultado de factores hereditarios, fisiológicos y del
entorno combinados con la dieta, la actividad física y las opciones de ejercicio.

Lo bueno es que incluso una modesta pérdida de peso puede mejorar o prevenir los problemas de salud
relacionados con la obesidad. Una dieta más saludable, un mayor nivel de actividad física y los cambios
de conducta pueden ayudarte a bajar de peso. Los medicamentos recetados y los procedimientos para
bajar de peso son opciones adicionales para tratar la obesidad.

Factores de riesgo

La obesidad suele ser el resultado de una combinación de causas y factores contribuyentes:


Herencia e influencias familiares

Los genes que heredas de tus padres pueden afectar la cantidad de grasa corporal que almacenas y
dónde se distribuye esa grasa. La genética también puede jugar un papel importante en la eficiencia con
la que tu cuerpo convierte los alimentos en energía, en la forma en que tu cuerpo regula tu apetito y en
la forma en que tu cuerpo quema calorías durante el ejercicio.

La obesidad tiende a presentarse en toda la familia. Eso no es solo por los genes que comparten. Los
miembros de la familia también tienden a compartir hábitos alimenticios y de actividad similares.

Opciones de estilo de vida

Dieta no saludable. Una dieta que contiene muchas calorías, mucha comida rápida, bebidas altamente
calóricas y porciones demasiado grandes, pero pocas frutas y vegetales contribuye al aumento de peso.

Calorías líquidas. Las personas beben muchas calorías sin sentir saciedad, especialmente las calorías
provenientes del alcohol. Otras bebidas altas en calorías, como los refrescos azucarados, pueden
contribuir a un aumento significativo de peso.

Inactividad. Si tienes un estilo de vida sedentario, es muy fácil que todos los días ingieras más calorías de
las que quemas cuando haces ejercicio y realizas actividades cotidianas normales. Mirar las pantallas de
computadoras, tabletas y teléfonos es una actividad sedentaria. La cantidad de horas que pasas frente a
una pantalla está altamente asociada con el aumento de peso.

Ciertas enfermedades y medicamentos

En algunas personas, la obesidad puede tener una causa médica, como el síntoma de Prader-Willi, el
síndrome de Cushing u otros trastornos. Los problemas médicos, como la artritis, también pueden hacer
disminuir la actividad física, lo que puede provocar el aumento de peso.

Algunos medicamentos pueden provocar aumento de peso si no los compensas con dieta o con
actividad física. Entre estos medicamentos, encontramos a algunos antidepresivos, medicamentos
anticonvulsivos, medicinas para la diabetes, medicaciones antipsicóticos, esteroides y betabloqueantes.

Problemas sociales y económicos.

Hay factores sociales y económicos relacionados con la obesidad. Evitar la obesidad es difícil si no tienes
áreas seguras para caminar o hacer ejercicio. De manera similar, es posible que no te hayan enseñado
formas saludables de cocinar o quizá no tengas acceso a alimentos más saludables. Además, las
personas con las que pasas tiempo pueden influir en tu peso; es más probable que desarrolles obesidad
si tienes amigos o parientes obesos.

Edad

La obesidad puede ocurrir a cualquier edad, incluso, en niños pequeños. Sin embargo, a medida que
envejeces, los cambios hormonales y un estilo de vida menos activo aumentan el riesgo de padecer
obesidad. Asimismo, la cantidad de músculo en el cuerpo tiende a disminuir con la edad. Generalmente,
la disminución de la masa muscular conduce a una disminución del metabolismo. Estos cambios también
reducen las calorías que necesitas, por lo que pueden hacer que resulte más difícil evitar el exceso de
peso. Si no controlas de forma consciente lo que comes y no haces más actividad física a medida que
envejeces, es probable que aumentes de peso.

Otros factores

Embarazo. El aumento de peso es común durante el embarazo. Para algunas mujeres, después del
nacimiento del bebé, es difícil perder ese peso que aumentaron. Ese aumento de peso puede contribuir
al desarrollo de la obesidad en las mujeres.

Dejar de fumar. Con frecuencia, dejar de fumar está asociado con el aumento de peso. Para algunas
personas, puede llevar a un aumento de peso suficiente para calificar como obesidad. A menudo, esto
sucede cuando la gente usa los alimentos para hacer frente a la abstinencia del hábito de fumar. Sin
embargo, a largo plazo, dejar de fumar sigue siendo un beneficio mayor para la salud que continuar
fumando. El médico te puede ayudar a prevenir el aumento de peso después de dejar de fumar.

Falta de sueño. No dormir lo suficiente o dormir demasiado puede provocar cambios hormonales que
aumentan el apetito. También es posible que sientas ganas de comer alimentos con alto contenido de
calorías e hidratos de carbono, que pueden contribuir al aumento de peso.

Estrés. Muchos factores externos que afectan el estado de ánimo y el bienestar pueden contribuir a la
obesidad. Las personas a menudo buscan más alimentos ricos en calorías cuando sufren situaciones
estresantes.

Microbioma. Las bacterias intestinales se ven afectadas por lo que comes y pueden contribuir al
aumento de peso o a la dificultad para bajar de peso.

Incluso si tienes uno o más de estos factores de riesgo, esto no significa que estés destinado a
desarrollar obesidad. Puedes contrarrestar la mayoría de los factores de riesgo mediante dieta, actividad
física y ejercicio, así como a través de cambios de comportamiento.
Complicaciones agudas y crónicas

Es más probable que las personas con obesidad desarrollen diversos problemas de salud potencialmente
graves, tales como:

Enfermedad cardíaca y accidentes cerebrovasculares. La obesidad aumenta las probabilidades de tener


hipertensión arterial y niveles anormales de colesterol, que son factores de riesgo para la enfermedad
cardíaca y los accidentes cerebrovasculares.

Diabetes tipo 2. La obesidad puede afectar la manera en que el cuerpo usa la insulina para controlar los
niveles de glucosa en la sangre. Esto aumenta el riesgo de resistencia a la insulina y de diabetes.

Ciertos cánceres. La obesidad puede aumentar el riesgo de cáncer uterino, cuello del útero, endometrio,
ovarios, mama, colon, recto, esófago, hígado, vesícula, páncreas, riñón y próstata.

Problemas digestivos. La obesidad aumenta la probabilidad de desarrollar acidez estomacal,


enfermedad de la vesícula biliar y problemas hepáticos.

Apnea del sueño. Las personas con obesidad son más propensas a tener apnea del sueño, un trastorno
potencialmente grave en el que la respiración se detiene y se reanuda de forma repetida durante el
sueño.

Artrosis. La obesidad aumenta la presión ejercida sobre las articulaciones con carga completa del peso
corporal, además de facilitar la inflamación dentro del cuerpo. Estos factores pueden ocasionar
complicaciones como la artrosis.

Ruta de atención al paciente con diabetes

La diabetes es una enfermedad grave. Seguir tu plan de tratamiento para la diabetes conlleva un
compromiso permanente. Sin embargo, tus esfuerzos valen la pena. Un control riguroso de la diabetes
puede reducir el riesgo de tener complicaciones graves, incluso aquellas que pueden poner en riesgo la
vida.

Salud respiratoria: Tuberculosis Pulmonar

Definición La tuberculosis (abreviada TBC o TB), llamada alternativa e históricamente tisis[1] (del griego
φθίσις, a través del latín phthisis), es una infección bacteriana contagiosa que afecta a los pulmones,
pero puede propagarse a otros órganos. La especie de bacteria más importante y representativa
causante de la tuberculosis es Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch, perteneciente al complejo
Mycobacterium tuberculosis. Es, tal vez, la enfermedad infecciosa más prevalente del mundo.
Considerando su forma latente, en la cual no presenta síntomas, se estima que afecta al 33 % de la
población mundial. Es la segunda causa global de muerte, y la primera entre las enfermedades
infecciosas.

Los síntomas de tuberculosis son: tos crónica con esputo sanguinolento, fiebre, sudores nocturnos y
pérdida de peso. La infección de otros órganos causa una amplia variedad de síntomas.

Tipos

Neumonía tuberculosa: puede deberse a primoinfección o a reactivación, aunque la infección primaria


suele causar pocos síntomas (paucisintomática). La primoinfección se caracteriza por la formación del
complejo primario de Ghon (adenitis regional parahiliar, linfangitis y neumonitis). La clínica en la
reactivación suele ser insidiosa, con febrícula y malestar general. Es frecuente la sudoración nocturna y
la pérdida de peso. En cuanto a semiología pulmonar, suele haber tos persistente que puede estar
acompañada de esputos hemoptoicos (sanguinolentos). La neumonía tuberculosa es muy contagiosa,
sus pacientes deben estar aislados durante dos semanas desde el inicio del tratamiento.

Pleuritis tuberculosa: aparece en personas jóvenes y suele hacerlo de forma aguda y unilateral. El signo
principal es un exudado en el espacio pleural. Característica de este exudado es que se detecta la
enzima adenosin-desaminasa (ADA) elevada. El tipo celular predominante en el exudado son los
linfocitos y las células mesoteliales son escasas.

pulmonar. Incluye:

Tuberculosis meníngea: forma de meningitis bacteriana causada por Mycobacterium tuberculosis o más
raramente Mycobacterium bovis. El organismo se asienta en las meninges, predominante en la base
encefálica, y forma microgranulomas con posterior rotura. El curso clínico tiende a ser subagudo, que
progresa en días. Los síntomas pueden ser: dolor de cabeza, rigidez de nuca, déficits neurológicos.

Tuberculosis ocular: infección tuberculosa del iris, cuerpos ciliares y coroides.

Tuberculosis cardiovascular: tuberculosis que afecta a corazón humano, pericardio o vasos sanguíneos.
La pericarditis tuberculosa puede evolucionar a pericarditis constrictiva, hecho que lleva al uso de
corticoesteroides en su tratamiento.

Tuberculosis del sistema nervioso central: tuberculosis del cerebro, médula espinal o meninges. Causada
por Mycobacterium tuberculosis o, más raro, por Mycobacterium bovis.

Tuberculosis genitourinaria: causa habitual de piuria estéril (leucocitos en orina sin germen visible). El
acceso de la infección al aparato genitourinario suele ser por vía sanguínea. Puede ser causa de
esterilidad por afectación de los epidídimos en los hombres y de la trompas de Falopio en las mujeres.
Tuberculosis ganglionar: compromete las cadenas ganglionares cervicales y supraclaviculares. Produce
hinchazón de los ganglios linfáticos. Puede presentar escrofulodermia: hinchazón de extensión local del
tejido subcutáneo por una reactivación del bacilo tuberculoso en dichos tejidos. En este caso, se
producen fístulas o úlceras drenantes, que presentan fibrosis e induración además de color rojizo
oscuro. Es común en jóvenes y niños. En infantes es muy común que la infección se presentase en
ganglios superficiales acompañados de fístulas. El 50 % de los casos, tanto en jóvenes como en niños, la
enfermedad se manifiesta con grave hinchazón de los ganglios cervicales. El ganglio hinchado se
presenta en exploración física como una gran masa dolorosa y con probable fistulación (escrófula).
Dicha fistulación (escrofulodermia) suele ser de color rojo oscuro. En todos los casos hay fiebre.

Tuberculosis osteoarticular: tras una infección pulmonar el bacilo puede circular por el torrente
sanguíneo hasta alojarse en algún hueso o articulación, se trataría así de una osteoartritis tuberculosa o
tuberculosis osteoarticular. También puede aparecer osteomielitis tuberculosa sin afectación articular,
aunque su frecuencia es baja. La infección puede originarse por una herida producida por un objeto
contaminado con el bacilo, si bien no está documentada ninguna por esta vía. En la década de 1930 se
realizaban tratamientos con luz de arco de carbón con resultados didispare.

Tuberculosis miliar: forma de tuberculosis debida a la diseminación sanguínea del bacilo, afectando a
distintos órganos. Suele ocurrir en personas con grave alteración del sistema inmune. Es más frecuente
en ancianos. Puede cursar con inicio agudo o insidioso. La sintomatología es dominada por fiebre y otros
síntomas constitucionales. Para su diagnóstico deben practicarse alguno o todos los siguientes cultivos:
esputo, orina, jugo gástrico o médula ósea.

Vacunación con BCG

La BCG o bacilo de Calmette-Guérin es una vacuna contra la enfermedad de tuberculosis (TB). Esta
vacuna no es de uso frecuente en los Estados Unidos, pero a menudo se administra a los bebés y niños
pequeños en los países donde la tuberculosis es común. La vacuna BCG no siempre protege a las
personas contra la tuberculosis.

La vacuna BCG solo se debe considerar para niños que tengan un resultado negativo en la prueba de
detección de la tuberculosis y que estén expuestos en forma continua y no se les pueda separar de los
adultos que:

no hayan sido tratados contra la enfermedad de tuberculosis o su tratamiento no haya sido eficaz, y si el
niño no puede recibir un tratamiento preventivo primario y prolongado para la infección de
tuberculosis; o

tengan enfermedad de tuberculosis causada por cepas resistentes a la isoniazida y la rifampicina.


Localización de casos sintomáticos respiratorios

Sintomáticos son todas aquellas persona que presente tos y expectoración por más de 15 días. Se
considera sospechoso de Tuberculosis y debe practicársele la baciloscopia seriada de esputo (3
muestras), independientemente de la causa de consulta principal.En la literatura el concepto de
Sintomático Respiratorio, apunta a aquellos pacientes que presentan ciertos signos y síntomas, a los
cuales se les realiza baciloscopia como parte de los estudios para descartar una Tuberculosis
respiratoria.

Tratamiento y control del tratamiento

Tratamiento quirúrgico de la tuberculosis

Se realizaron diversas técnicas, todas ellas basadas en la colapsoterapia, que consistía en hacer colapsar
el pulmón para que permaneciera en reposo y así ayudar a una cicatrización de las lesiones.

Procedimientos:

Condrotomía de primera costilla

Toracoplastias (amputación de un número de costillas para conseguir el colapso)

Resecciones pulmonares

Frenicectomía (sección del nervio frénico para paralizar el diafragma)

Escalenotomía (sección de los músculos escalenos)

Pneumolisis extrapleural

Neumotórax terapéutico: quizá el procedimiento quirúrgico más frecuentemente realizado

Tratamiento farmacológico de la tuberculosis

La historia de la tuberculosis cambia después de la introducción de los agentes antibióticos. El


tratamiento de la tuberculosis es fundamental para su control, dado que con él se rompe la cadena de
trasmisión cuando el tratamiento es correcto y se sigue completo.

El tratamiento farmacológico comenzó en 1944 con la estreptomicina (SM) y el ácido paraaminosalicílico


(PAS). En 1950, se realizó el primer ensayo clínico comparando la eficacia de la SM y el PAS en conjunto
o en monoterapia. El estudio demostró que la terapia combinada era más efectiva. En 1952, un tercer
fármaco, la isoniacida (INH), se añadió a la combinación, mejorando en forma espectacular la eficacia
del tratamiento, aunque todavía con una duración de 18-24 meses. El etambutol se introdujo en 1960,
sustituyendo al PAS en los esquemas de tratamiento y reduce la duración a 18 meses. En la década de
1970, con la introducción de la rifampicina (RAM) en la combinación, el tratamiento se acorta a nueve
meses. En 1980, la pirazinamida (PZA) se introduce en el esquema terapéutico, que puede reducirlo a
seis meses.

Dos hechos biológicos explican por qué la terapia combinada es más efectiva en el tratamiento de la TBC
que la monoterapia. El primero es que el tratamiento con un solo fármaco induce la selección de bacilos
resistentes y en consecuencia el fallo en eliminar la enfermedad. El segundo es que las diferentes
poblaciones bacilares pueden coexistir en un paciente.

Los antituberculostáticos se clasifican en dos grupos en función de su eficacia, potencia y efectos


secundarios:

Fármacos de primera línea: isoniacida, rifampicina, pirazinamida, etambutol o estreptomicina

Fármacos de segunda línea: cicloserina, etionamida, ciprofloxacino, etc. Se utilizan en los casos de
tuberculosis resistentes o cuando los de primera línea producen efectos secundarios.

Un problema que se extiende en los últimos años es la aparición de M. tuberculosis resistentes a


antibióticos. Teniendo en cuenta las resistencias a antibióticos que presentan distintas cepas, es posible
distinguir entre cepas multirresistentes (MDR), que son bacterias que desarrollan resistencia frente a
rifampicina (RMP) e isoniacida (INH), y cepas ultrarresistentes (XDR), resistentes a drogas de primera
línea y a cualquier miembro de la familia de las fluoroquinolonas y al menos frente a uno de segunda
línea.

Estudio de contactos y quimioprofilaxis

La quimioprofilaxis de los contactos de casos de tuberculosis con baciloscopias positivas es una de las
prioridades en el control de foco de esta enfermedad en la atención primaria de salud. Por esta razón se
realizó un estudio descriptivo de corte transversal en el que se investigaron 55 contactos de los 3 casos
de tuberculosis pulmonar diagnosticados en el municipio Guanajay, provincia La Habana, durante el año
2000, con el objetivo de describir las principales acciones realizadas en los controles de foco
correspondientes, relacionadas con la administración de isoniacida como profilaxis de la infección
tuberculosa. Se realizó una revisión documental del tema y la información fue recogida de las historias
epidemiológicas y las historias clínicas individuales de los pacientes. Se concluyó que el 83,64 % de los
contactos fueron investigados con exámenes directos de esputo, el mayor porcentaje de los contactos
tratados fueron los intradomiciliarios (72,73 %) y se presentaron dificultades en la realización de la
prueba de tuberculina por su poca disponibilidad en el municipio. No obstante, las actividades realizadas
pueden catalogarse de satisfactorias y contribuyeron a impedir la transmisión de la enfermedad.

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