Como la mayoría de las grandes sociedades rurales de la Antigüedad, la sociedad
china estuvo organizada en clases sociales muy bien delimitadas, que distinguían entre la aristocracia militar gobernante y el campesinado. El sistema tradicional de organización sociopolítica era de tipo feudal, dado que el poder era ejercido por los terratenientes, cosa que cambió con la llegada al poder de la dinastía Qing y la conformación del imperio.
Sin embargo, durante el esplendor de la dinastía Zhou, se estableció un sistema
social no feudal que reconocía a cuatro categorías de personas, conocidas como “las cuatro ocupaciones”: los guerreros (shi), los agricultores (nóng), los artesanos (góng) y los comerciantes (shang).
Sin embargo, a partir de la era imperial la Antigua China se rigió por
la monarquía absoluta: se abolió el feudalismo y se dividió el imperio en 36 provincias distintas, regidas por gobernadores civiles y militares, y se controló el Estado mediante una eficiente y precoz burocracia, que sometía a los funcionarios del Estado a rigurosos exámenes y evaluaciones. A partir de la dinastía Han, además, el confucianismo fue la ideología oficial del Estado.
Cultura de la Antigua China
El budismo jugó un rol clave en la conformación de la cultura china tradicional. La cultura china fue a menudo de las más avanzadas del mundo antiguo, especialmente en el ámbito de la tecnología y la innovación. Desde sus inicios fue una cultura inmensamente diversa, ya que cada uno de los 58 pueblos que componían la nación albergaba una gastronomía, una lengua y unos ritos particulares.
Sin embargo, en sus momentos de mayor centralización, como en el auge de las
dinastías Han y Tang, se fue fraguando una identidad más o menos común, asociada a las doctrinas del confucianismo (o neoconfucianismo, posteriormente) y el taoísmo de Lao-Tsé.
En materia religiosa, el pueblo chino profesaba su propia religión tradicional y
sincrética, buena parte de la cual sobrevive hasta nuestros días. En ella el culto a los ancestros jugaba un papel muy importante, así como la conexión con divinidades menores y prácticas chamánicas.
El budismo hizo su entrada en China desde épocas tempranas y jugó también
un rol clave en la conformación de la cultura china tradicional, al hacer contribuciones en áreas como la medicina, la literatura, la filosofía y la política. Así nació la variante china del budismo, durante la dinastía Tang, conocida como budismo chan o budismo zen. Otro aspecto muy diverso de la antigua cultura china fue su gastronomía, en la que el arroz fue el principal elemento unificador: un alimento que se cultivó en China desde el Neolítico.
Por su parte, la antigua arquitectura china evidenció una mirada estética
similar, en la que predominaron las pagodas y la simetría, así como la influencia de la filosofía del feng shui en el diseño de edificaciones y de los grandes jardines imperiales.