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CHINA

GEOGRAFIA

China está situada al este de Asia, limitando con el Mar de la China


oriental, la Bahía de Corea, el Mar Amarillo y el Mar de la China
meridional, entre Corea del Norte y Vietnam.

Debido a su vasta extensión China linda con 15 países: Afganistán; Bután;


Myanmar (Birmania); India; Kazajstán; Corea del Norte; Kirguizistán; Laos;
Macao; Mongolia; Nepal; Pakistán; Rusia; Tayikistán y Vietnam.

Políticamente China está dividida en 23 provincias, llamadas sheng;


5 regiones autonómicas, llamadas zizhiqui y 4 municipios, denominados
shi. Taiwán está considerada como su vigésimo tercera provincia, y Hong
Kong, devuelta a China por los ingleses en 1997, es una región
administrativa especial.

La China occidental se diferencia de la oriental por estar muy poco


poblada y subdesarrollada. Con terrenos áridos y poco cultivables, goza,
sin embargo, al suroeste, de una zona altamente turística: el Tíbet
(incautado por China), actualmente una de las cinco regiones autónomas
de China occidental. La meseta del Tíbet, desértica y montañosa, es la más
alta y fría del mundo.

Es en el este de China donde se concentran las principales ciudades, y con


ellas, toda la actividad del país, con un desarrollo mucho mayor. Además
de Pekín, China oriental cuenta con Shangai, gran ciudad portuaria, punto
importante en la actividad comercial; Tianjin; Shenyang; Wuhan;
Guangzhou; Chongqing; Harbin; Chengdu y otras zonas insulares, como
Taiwan y Hong Kong, que se sitúa entre las ciudades más caras del
mundo.
HISTORIA

China es nada menos que la civilización más antigua del mundo. De


hecho, su nombre histórico significa «el país del centro», ya que durante
milenios se consideró el núcleo del planeta.

Su historia es, pues, la más larga del mundo, contando con cinco milenios.
Sus comienzos se confunden con el mito y la leyenda, si bien parece una
interminable sucesión de dinastías.

La existencia de la primera dinastía, la Xia, se sitúa alrededor de los años


2000 y 1700 a.C. Con la dinastía Zhou (1100 – 221 a.C.) se establecieron
ya los conceptos políticos como el «mandato del cielo», en el que el derecho
a reinar era dado al justo y negado al corrupto.

Esto llevó a la visión de lo que más tarde sería el taoísmo, en el que la


desaprobación del cielo era expresada mediante catástrofes naturales
como terremotos, inundaciones y plagas. La dinastía Zhou fue testigo de
la emergencia de dos pensamientos clásicos: el taoísmo y el
confucianismo.

China fue unida por primera vez como un único imperio durante la
dinastía de Qin (221 – 207 a.C.), era en la que se asentaron instituciones
administrativas que permanecerían durante los siguientes dos milenios.
La dinastía centralizó el control del país y unificó las medidas, el peso y
la escritura. También durante este período se construyó la Gran Muralla.

La siguiente dinastía, la Han (206 a.C. – 220 d.C.) conoció la consolidación


y la expansión, mientras ciertos contactos con los bárbaros que rodeaban
el imperio conllevaron tanto el conflicto militar como ganancias
comerciales.

El imperio se introdujo en un periodo de guerras con los Tres Reinos, pero


curiosamente, fue en esta misma época cuando floreció el arte y el
budismo.

La unidad volvió a emerger del caos con la dinastía Sui (589 – 618 d.C.) y
fue consolidada con la Tang (618 – 908 d.C.), considerada como el período
más glorioso de la historia de China. Las conquistas militares
restablecieron el control chino de la Ruta de la Seda, y la sociedad se
internacionalizó, tomando contacto con Persia, India, Indonesia y Japón.
El budismo, ya consolidado, se dividió en dos ramas: el Chan (Zen), y el
budismo chino.

Con la dinastía Song (960 – 1279 d.C.) el poder volvió a ser centralizado;
se consolidó la burocracia y se sucedieron revoluciones urbanas y
comerciales (en esta época llegó Marco Polo a China).

Poco después los mogoles invadieron China estableciendo una nueva


dinastía, pero en menos de un siglo, el pueblo se sublevó contra la
dinastía mogol, y otra nueva dinastía suplantó a la anterior: la Ming
(1368 – 1644 d.C.). El poder marítimo se acrecentó enormemente y los
expedicionistas chinos llegaron incluso hasta al sudeste de Africa.

Los primeros europeos que llegaron a China fueron los portugueses, en


1516, y una misión de comercio fue establecida en Macao en 1557. Pero
no fue hasta 1760 cuando los holandeses, alemanes e ingleses empezaron
a participar en el comercio. Se desarrolló el comercio del opio,
desencadenando las Guerras del Opio entre China e Inglaterra, que
acabaron con la imposición de la presencia militar británica en China.

Varios tratados humillantes con Inglaterra obligaron a China a cederle


Hong Kong. El descontento del pueblo chino provocó conflictos internos y
pronto China perdió todas sus colonias, siendo Vietnam, Laos y Camboya
(la antigua Indochina) cedidos a los franceses; Birmania, a los ingleses y
Corea y Taiwan, a los japoneses.

La primera mitad del siglo XX fue un periodo de profunda inestabilidad.


Los intelectuales intentaban buscar una nueva filosofía que reemplazara
al antiguo confucianismo, mientras que los militares deseaban el poder
imperial nuevamente. Sun Yatsen formó el Kuomintang (el Partido
Nacionalista), y empezó a entrenar a la Armada Revolucionaria Nacional
en el sur de China.

Paralelamente, las conversaciones mantenidas entre el Comité soviético y


los marxistas chinos dieron sus frutos en la formación del Partido
Comunista Chino en 1921. Años difíciles se sucedieron, debido, en parte,
a los conflictos entre el Partido Comunista y el Nacionalista. En 1928,
Chiang acabó violentamente con uno y con otro y se convirtió en el líder
político y militar.

Los comunistas se separaron entre quienes creían en la sublevación


urbana y los que aspiraban a la unidad rural. Mao Tsé Tung estableció
sus fuerzas en las montañas de Jinggangshan, adoptando una estrategia
de guerrilla, y consiguiendo en 1930 una armada de 40.000 hombres.

A pesar de las cuatro campañas de exterminación llevadas por Chiang


contra los comunistas, éstos salieron victoriosos. Pero la quinta campaña
fue desastrosa para el Partido Comunista, el cual, cambiando de
estrategia, encabezó la Larga Marcha de 1934, durante la cual Mao fue
nombrado líder del Partido.

En 1931 los japoneses invaden Manchuria, con el último emperador chino,


Puyi, como líder simbólico. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, China
está sumergida en la más trágica guerra civil, reavivados los antagonismos
entre el Partido Comunista y el Nacionalista. Este último fue derrotado y el
1 de octubre de 1949 Mao proclama la fundación de la República Popular
de China.

La nueva República nace en bancarrota, pero poco a poco se va


remontando y su control va aumentando sobre todo el país y sobre los
intelectuales, que deben responder a la ideología dominante.

Pero quizás la más trágica consecuencia de la dominación del Partido fue


la «liberación» del Tíbet en 1950 por las fuerzas chinas. En un espacio de
20 años, Pekín asistió al forzoso exilio del líder espiritual tibetano junto
con sus 100.000 discípulos; la muerte de más de 1,2 millones de tibetanos
y la destrucción de una cultura valiosa y pacífica. Actualmente, el
problema con el Tíbet, un pueblo oprimido, perdura, y aún se resiente el
eco del estallido de una nación quebrantada.

Con la Revolución Cultural, durante los años 1966-1970, las


universidades y los colegios cerraron; se sucedieron purgas y exterminios
de intelectuales, de la mano de Mao y los templos y monasterios fueron
saqueados. En 1976, el sucesor elegido por Mao, Hua Guofeng, sube al
poder. Numerosos manifestantes se reúnen en la Plaza de Tiananmen para
protestar contra el poder, pero su brutal represión lleva a la desaparición
de Deng Xiao Ping.

Deng reaparece en la vida pública en 1977, y con él al poder, en 1984, se


inicia una serie de reformas económicas e ideológicas, pero no políticas.
El descontento general de un pueblo exigiendo una mayor democracia
culminó en las manifestaciones de 1989 que acabaron en la sangrienta
masacre de la Plaza de Tiananmen.

Tras la muerte de Deng Xiao Ping le sucede Jiang Zemin en un panorama


de alta inflación, corrupción política y crecimiento económico estancado.
No obstante, China sale vertiginosamente rápido de su antigua situación
de subdesarrollo.

CULTURA

China, más que un país, es todo un mundo.

La caligrafía ha sido considerada tradicionalmente como la forma más


elevada del arte visual chino, hasta el punto de que el carácter de una
persona se juzgaba por la elegancia de su escritura.

La caligrafía decorativa se halla en toda China, tanto en templos como


adornando las paredes de unas cuevas, las laderas de unas montañas o
unos monumentos. Las herramientas básicas de la caligrafía (un pincel y
tinta) son también las herramientas de la pintura china; sus componentes
más importantes son el trazo y el tono. La dificultad de la pintura china
estriba en que hay que levantar el pincel del papel lo menos posible, como
en la caligrafía.

A pesar de las adversidades del tiempo, de las guerras y de la ideología,


aún queda mucho por ver desde el punto de vista arquitectónico. Las
huellas del pasado incluyen las estructuras imperiales de Pekín, los
edificios coloniales de Shanghai y algunos pueblos rurales y los templos,
ya sean budistas, taoístas o confucianistas.

El arte funerario era ya un emblema de la cultura china en el Neolítico


(¡del 9000 al 6000 a.C.!), que se manifiesta en vasijas rituales, armas y
figuras de cerámica. La primera proto-porcelana fue producida en China
hacia el siglo VI d.C.

La herencia literaria china es colosal, pero desgraciadamente suele ser


inaccesible para los lectores occidentales ya que es extremadamente difícil
de traducir. Tradicionalmente existen dos formas, la clásica
(mayoritariamente confucianista) y la vernácula (como la épica en prosa de
la dinastía Ming).

El teatro chino es también conocido como ópera por la importancia que


tiene la música y ha generado diversas artes, como las acrobáticas, las
marciales y la danza estilizada (el Kung-Fu nace en el templo de Shao-
Ling, en el que los monjes aprendían este arte marcial para defenderse de
los bandidos, pero nunca para atacar).

Muchos cinéfilos occidentales son amantes del cine chino, que a menudo
presenta bellísimas obras que llegan a los festivales europeos.
Recientemente ha emergido una talentosa «quinta generación» de
directores a la postrera de la Revolución Cultural, como Zhang Yimou
(«El Sorgo Rojo»), Chen Kaige («Adiós a mi concubina»), Wu Ziniu y Tian
Zhuangzhuang.

También es muy conocido el cine de Hong Kong, de otra índole, de mayor


acción y menor estética, pero que combina, con ese sincretismo específico
de Hong Kong (por la ocupación inglesa), el pensamiento occidental y el
chino; películas muy «chinas», en realidad, que han inspirado a directores
norteamericanos como Quentin Tarantino.

De China proceden la pólvora, los fuegos artificiales, la pasta (llevada por


Marco Polo a Italia) y una larga lista de inventos de esta antigua
civilización que se han extendido por todo el mundo, mientras que la
propia China permaneció bastante hermética con respecto a su exterior.
Ningún pueblo invadió el país (excepto los mogoles, que pronto fueron
derrotados) y lo único que China tomó del exterior fue el budismo y el
marxismo, y hay quien dice, también, que los chinos tomaron el
pentagrama musical de Pitágoras.

FIESTAS

El Año Nuevo chino (o Fiesta de Primavera) empieza el primer día del


antiguo calendario lunar, que normalmente cae en febrero. Aunque
oficialmente sólo dura tres días, mucha gente se toma una semana para
celebrarlo. Para aquéllos que no gusten de ruidos, se recomienda que
durante estas fiestas lleven tapones de oídos, pues cohetes y petardos son
lanzados sin cesar. El precio de los hoteles durante estas fechas se
dispara.

La Fiesta de la Linterna no es una celebración pública, pero es


espectacular y colorida. Cae aproximadamente en el decimoquinto día
después de la primera luna (entre mediados de febrero y mediados de
marzo) y marca el final de la celebración del Año Nuevo. En estas fechas
tienen lugar las famosas danzas de los leones.

El Ching Ming (o el Día del recorrido de las Tumbas) es en abril, un día


que las familias chinas dedican a visitar las tumbas de sus allegados.

Hong Kong es el anfitrión de una de las fiestas chinas más vivas y alegres:
la Fiesta de la Barca del Dragón. Celebrada normalmente en junio, es un
homenaje al poeta Wut Yuan y se organizan carreras en canoas con
grandes adornos y decoraciones. Muchos occidentales participan en estas
carreras, ¡pero se necesita mucho más entrenamiento de lo que parece!
Otras fiestas basadas en templos taoístas y budistas, así como en el
antiguo calendario lunar, son: el Aniversario de Guanyin (finales de marzo
– finales de abril); el Aniversario de Mazu (mayo o junio); el Mes de los
Fantasmas (finales de agosto – finales de septiembre); la Fiesta de la Luna
de Mediados de Otoño (octubre) y el Aniversario de Confucio (28 de
septiembre).

CLIMA

Dada la dimensión del país, el clima varía enormemente según la región.


Así como el sur es tropical, el norte tiene unas temperaturas subárticas.

La temperatura media en invierno es de 15ºC, y en verano, de 28ºC. Pekín


tiene inviernos fríos y veranos calurosos y húmedos. Taiwan y Hong Kong
disfrutan de temperaturas más cálidas durante todo el año, mientras que
la zona del Tíbet y la cercana a Mongolia son muy frías.

El verano es el punto álgido de la temporada turística alta, y los hoteles y


vuelos pueden estar atestados, por lo que es conveniente reservar con
tiempo. En esta estación, las temperaturas suelen ser abrasadoras en gran
parte de China.

El tiempo es más agradable y las aglomeraciones algo menos densas a


finales de la primavera o a principios del otoño, pero es posible que llueva.
El invierno no es muy aconsejable por sus bajas temperaturas y también
se recomienda evitar las fechas cercanas al Año Nuevo chino, ya que casi
todo está cerrado en el país, y los propios chinos aprovechan estos días
para viajar.

DOCUMENTACION

Para entrar en China es necesario tener un visado, además del pasaporte


en regla. Pero según el Ministerio español de Asuntos Exteriores, desde el
1 de enero de 2000, los viajeros españoles que estén en tránsito a un
tercer país pueden quedarse durante 48 horas en la ciudad de Shanghai,
sin necesidad de visado. Eso sí, siempre que vayan provistos del
correspondiente pasaporte, visado para entrar en el tercer país (si fuera
necesario) y el billete de avión en regla. Una nueva ley que permite hacer
de los siempre aburridos tránsitos un viaje más por la exótica ciudad de
Shanghai.

De todos modos, no es fácil conseguir el visado y es necesario especificar


detalladamente el objetivo del viaje y los lugares que se tiene pensado
visitar. La forma más cómoda de viajar a China es a través de la invitación
de un local o mediante un grupo turístico.

DINERO

La moneda china es el yuan. Un yuan son 10 jiao y 100 fen.

El Ministerio español de Asuntos Exteriores recomienda llevar dólares


americanos, ya que la peseta no se puede cambiar en China. También
se aconseja cambiar la moneda en centros oficiales.

En Hong Kong, Pekín, Shanghai y otras ciudades importantes se pueden


encontrar redes de cajeros automáticos, pero dado que en general
escasean, la mejor opción es llevarse cheques de viaje, aunque el dinero
en efectivo es necesario si se va a viajar a las zonas rurales y pueblos
pequeños.

Por otra parte, últimamente se está imponiendo la costumbre de dar


propinas. En los restaurantes, lo normal es dejar un 3% de la cuenta
aproximadamente, pero en Hong Kong, la mayoría de los restaurantes ya
incluyen un servicio del 10%. A menudo, en vez de propinas, el personal
prefiere cigarrillos rubios, caramelos o camisetas y, si se trata de mujeres,
con una barra de labios o un esmalte de uñas quedarán muy agradecidas.

DESPLAZAMIENTOS

Ahora que existen empresas de transporte privadas se han ampliado los


vuelos domésticos y las compañías aéreas.

Los autobuses de larga distancia son uno de los mejores medios para
moverse. Ofrecen buenos servicios, las carreteras no son malas y puede
haber pueblos interesantes por el camino.

Pero mejor es el tren, que llega a todas las provincias dentro de un espacio
de 52.000 kilómetros. Debido a que el transporte por tierra mejora, los
días románticos de barcas domésticas se están extinguiendo. Pero sigue
habiendo un buen número de viajes populares en barca entre Hong Kong
y el continente. El viaje por río más conocido es el crucero de tres días a lo
largo del Yangsé, desde Chongqing hasta Wuhan.

En las ciudades, los autobuses son comunes y baratos (lo cual también
significa que van repletos). Los taxis no son accesibles más que en las
ciudades más grandes y aunque la mayoría de ellos tiene taxímetro, no lo
suelen encender.

Para distancias más cortas, se pueden probar los moto-taxis, los


triciclomotores o el pedi-taxi (llevado por un hombre); son baratos y útiles,
aunque gastan algo más de adrenalina. Pero lo mejor, una vez instalado en
un lugar, puede ser trasladarse en bicicleta.

GASTRONOMIA

La cocina china es sobradamente conocida, aunque hay que decir que


ciertos platos están adaptados al gusto occidental. Es, de todas formas,
una cocina muy variada y, generalmente, abundante. A los propios chinos
les gusta decir que se comerían cualquier cosa con cuatro patas menos
una mesa. Y en la mayoría de los casos, se trata de elaborar platos
ingeniosos con un número limitado de ingredientes básicos.

La cocina china se puede dividir en cuatro categorías regionales: el


Pekinés/Mandarín o Shandong (con pan al vapor y tallarines como
alimentos principales); el Cantonés y el Chaozhou (carnes y verduras
ligeramente cocinadas); el Shanghainés (su típica «cocina roja» y costillas)
y el Sichuan (muy picante, con abundante chili).

El té es la bebida sin alcohol más común, aunque la Coca-Cola es muy


popular, y la cerveza es la bebida alcohólica de mayor éxito. «Vino» es un
término ambiguo que puede referirse a cocciones de hierbas oxidadas,
vinos de arroz o vinos con lagartijas, abejas o serpientes dentro, de modo
que hay que estar atento.

Otro favorito es el maotai, un licor hecho del sorgo, de olor fuerte y que
constituye un buen sustituto para el petróleo.
SALUD

No hay necesidad de ninguna vacuna obligatoria para entrar en China,


pero el Ministerio español de Asuntos Exteriores recomienda vacunarse
contra la hepatitis.

Si se viaja por zonas rurales y poco desarrolladas, se recomienda


vacunarse de la encefalitis japonesa, la malaria y el cólera. No existe riesgo
de contraer la malaria en las provincias del norte que lindan con Mongolia
ni en las provincias occidentales de Heilungkiang, Kirin, Ningsia Hui Tibet
y Tsinghai. Y en general, en las zonas urbanas, o en las rurales más
populares y turísticas, no existe riesgo.

En cuanto a las condiciones sanitarias, son las propias de un país en vías


de desarrollo. En las grandes ciudades hay centros hospitalarios, con
departamentos para extranjeros, donde se presta todo tipo de asistencia
sanitaria, incluso operaciones quirúrgicas de cierta envergadura.

Sin embargo, en las ciudades menos importantes y en las zonas rurales, la


asistencia médica es muy precaria. Se recomienda consumir agua mineral
embotellada y evitar alimentos poco cocinados así como aquéllos que se
cocinen en la calle.

Las personas con afecciones pulmonares tienen que tener en cuenta que el
aire de Pekín contiene mucha arena.

SEGURIDAD

Según el Ministerio español de Asuntos Exteriores, China es, en general,


un país bastante seguro. Las autoridades chinas han condenado a muerte
a varios ladrones, aunque las cantidades de dinero robadas hayan sido
insignificantes. El tráfico de drogas está castigado con la pena de muerte.

Sin embargo, en las zonas más turísticas hay que tomar precauciones
para evitar robos de documentación, tarjetas de crédito, dinero, etc. Según
datos del Ministerio, se han denunciado últimamente casos de asaltos a
turistas, incluso en hoteles de lujo.
Eso sí, es muy difícil desenvolverse en este país si no se domina el idioma
chino, pues el inglés está muy poco extendido. En este sentido, conviene
viajar a China en grupo organizado o, por lo menos, con intérprete.

Hay hoteles (los más asequibles) que no están autorizados a acoger a


ciudadanos extranjeros y la policía actúa ocasionalmente para evitarlo.

Para visitar algunas zonas (por ejemplo, la Región del Tíbet) se requiere un
permiso especial.

COMPRAS

Dos destinos interesantes para las compras son Hong Kong, con su
Mercado Central, y Shanghai, que ofrece productos tanto exóticos, a lo
largo de Nanjing Donglu, como sofisticados, en el Barrio Francés.

Las compras más frecuentes en Hong Kong son las cámaras fotográficas y
equipos ópticos; otros equipos electrónicos; joyerías; telas y ropa; zapatos;
relojes; muebles; alfombras; antigüedades y artesanía.

China tiene una larga tradición de artesanía textil y la seda es barata y


colorida (hasta la muerte del último emperador, el color amarillo era
exclusivo del soberano). La porcelana china es también conocida por su
calidad y delicadeza.

Por otra parte, China es el paraíso de las piedras preciosas y


semipreciosas. Se pueden adquirir objetos de jade a precios
extraordinariamente bajos, así como ornamentos del aromático ébano y,
por supuesto, artículos bañados en laca.

Hay gran cantidad de especias y productos alimenticios exóticos, pero no


siempre se pueden sacar del país. Los productos artesanales en general
(máscaras, figurinas, talismanes) pueden ser un buen recuerdo del viaje,
así como las estampas chinas tradicionales.

Las «Tiendas de la Amistad» (Youyi Shangdian) son establecimientos


creados por el Estado, en principio, para la clientela extranjera, pero
actualmente la población china también entran a comprar. Hay sucursales
en todas las ciudades, pero las más importantes son las de Pekín,
Shanghai y Cantón. Todos los productos a la venta son de fabricación
nacional: ropa (seda, cachemir y confección); alfombras; medicinas
tradicionales; té; libros; mapas de China y una muy variada artesanía.

Existen determinadas restricciones en las aduanas chinas:

Divisas: deben ser declaradas al llegar.


Tabaco: hasta 400 cigarrillos (600 cigarrillos para estancias de más de seis
meses).
Licores: hasta 2 litros de bebidas alcohólicas.
Perfumes: una cantidad razonable para uso personal.
Cámaras: máximo una cámara fotográfica.
Carretes: una cantidad razonable para uso personal.
Productos agrícolas: información en el Consulado.
Regalos: no se permiten regalos libres de impuestos.
Mercancías prohibidas: armas y municiones; transmisores o receptores de
radio y carretes expuestos pero sin revelar.

Además, la declaración de equipaje debe ser completada nada más llegar,


especificando el valor de los objetos que se llevan (cámaras, relojes, joyas,
etc.). El viajero se quedará con una copia que deberá presentar al salir del
país para su comprobación.

LUGARES
Beijing (Pekín).

Como capital, ejerce una gran sombra sobre el resto de China. Los lugares
de interés se pueden encontrar fácilmente si están en las grandes
avenidas, pero será más difícil si se encuentran en estrechas callejuelas.

El punto más famoso de la ciudad es la Ciudad Prohibida, la más grande


y mejor preservada agrupación de antiguos edificios en China. Durante
500 años, el complejo, con su palacio, fue el hogar de las dinastías Ming
y Qin.

En las afueras de la ciudad, el Palacio de Verano es uno de los más


maravillosos lugares de Pekín, con el parque y el Lago Kunming
atravesado por un puente de 17 arcos.

La famosa Plaza de Tiananmen, donde tanta sangre se derramó en aras de


la democracia, se sitúa en el corazón de Pekín (frecuentemente la gente se
reúne para practicar el Tai-Chi), y muy cerca está la Puerta de Tiananmen.
Otros puntos interesantes para recorrer son el Mausoleo de Mao, el
Templo del Cielo del Parque Tiantan, y después de haber visto el Museo
Chino Histórico de la Revolución y el Museo Militar, viene muy bien
descansar y comer algo en el Antiguo Palacio de Verano y respirar
tranquilidad.

La Gran Muralla, a 70 kilómetros, es, sin duda, espectacular, pero el


aumento del turismo la ha abarrotado de artefactos circenses (teleférico,
transmisión de películas, venta de camisetas y paseos en camello).
Mutianyu, a 90 kilómetros de Pekín, ofrece una vista menos
multitudinaria.

Hong Kong.

Es muy distinto a Beijing, pero su dinamismo es inolvidable. Una ciudad


acogedora, con el mayor puerto de China, llena de puntos interesantes.
Aberdeen, al sur de Hong Kong, también merece la pena.

Hay numerosas playas pero se llenan masivamente durante los fines de


semana. No será difícil encontrar el Mercado Central, y después de unas
compras, una purificación espiritual en el Templo Man Mo y un paseo por
el Jardín Botánico y el Zoológico.

Shanghai.

El «París de China», o también conocida como «la Perla de Oriente»,


Shanghai es una preciosa ciudad colonial. La mejor época para visitarla es
en primavera y en otoño (el verano y el invierno llegan a extremos duros de
soportar).

Las compras son el primer atractivo de Shanghai, sobre todo en Donglu y


en el Barrio Francés. La Antigua Área de Concesión Francesa es un buen
lugar para explorar, sobre todo para la comida. Los Jardines y el Bazar de
Yuyuan son también un buen lugar para ir de compras. Los templos, la
«Chinese City» y el Museo de Shanghai, en la Plaza de Renmin, son otras
de las visitas interesantes.

El Tíbet.

Aislado entre las fortalezas del Himalaya, es el destino ideal para los más
espiritualistas. Es el «Shangri-La» que tanto ha avivado la imaginación de
los occidentales y uno de los lugares más misteriosos del planeta.

El Tíbet es una meseta que alcanza los 5.000 metros de altitud. Lhasa, el
corazón y alma del Tíbet y objeto de devotas peregrinaciones, sigue siendo
una ciudad llena de maravillas. Sin embargo, el centro espiritual es el
templo Jokhang, a dos kilómetros hacia el este, ofreciendo un respetuoso y
majestuoso boato verdaderamente impresionante.

Shigatse, a 250 kilómetros de Lhasa, es la sede del Panchen Lama (cuya


reencarnación es objeto de continuas disputas entre el Dalai-Lama y el
gobierno chino), que junto con el Monte Kailash (fuente del río Ganges),
que ofrece unas fabulosas vistas, son otros dos puntos de atracción.

Xian.

Ofrece uno de los patrimonios más espectaculares del mundo: el Ejército


de Terracota del Emperador Qin, de 2.000 años de antigüedad. Constituye,
indudablemente, una visita impresionante.

Yunnan.

Tiene unos paisajes sobrecogedores y maravillas naturales: desde junglas


hasta las gélidas cumbres tibetanas. Su capital, Kunming, tiene
temperaturas cálidas y ofrece lugares suficientemente interesantes para
comer y hacer compras.

La antigua ciudad, en el Lago Erhai, es un lugar tranquilo de cervezas


baratas y pizzas. Los bosques tropicales de esta zona esconden elefantes
salvajes, tigres y monos de cabellos dorados.

Henen.

No hay que perderse las grutas de Longmen, situadas en esta provincia,


pues constituyen uno de los tesoros nacionales más importantes de China.
Un total de 2.100 cuevas, con más de 100.000 esculturas y 3.600 retablos
en piedra esculpidas en los acantilados.

LA EDUCACION DE LA CHINA

La civilización china es una de las más antiguas y su origen se encuentra


sumido en el más fabuloso misterio. No obstante, el estudio de su
desenvolvimiento puede sintetizarse en tres épocas:

ARCAICA: que comprende desde sus inicios hasta el año 2,300 antes de
J.C., época en que priva una organización familiar de tipo matriarcal.

FEUDAL: que se extiende hasta el año 500 antes de J.C., período con
tendencias guerreras y organización patriarcal.

IMPERIAL: que se extiende hasta el presente siglo en que la China se


transformó en república. Esta época corresponde al gobierno de los
mandarines.

La civilización china guarda en su seno enormes riquezas de tipo cultural


y pedagógico; es innegable la riqueza de su literatura donde destacan los 5
king;
La crónica de la Patria,
El libro de la Historia,
El libro de los Ritos,
El libro de los Versos,
El libro de la Adivinación

Estas obras, atribuidas a Confucio, ejercieron una influencia muy


poderosa en la educación de la época imperial. Los cinco grandes king y
algunos mas atribuidos a él, pero escritos varios siglos después, han
constituido textos que han orientado la educación china hasta nuestros
días.

La educación china ha estado quizá más unida que a la vida política, a la


cultura, en la que existe una gran continuidad y un elevado grado de
desarrollo. La cultura china ha sido en efecto una de las más notables y
refinadas del mundo antiguo. En ella ha sobresalido una moral muy
humana; una gran atención a la civilidad y buenas maneras; una
sensibilidad muy fina para la naturaleza; una arquitectura, una y una
cerámica de gran belleza; una poesia lírica de alta, conocida antes que en
Europa.

La educación en la etapa agrícola estaba determinada por el régimen


matriarcal; en ella la madre llevaba el peso del trabajo y también de la
educación de los hijos, la aldea pertenecía a las mujeres; la divinidad que
la protegía se llamaba la “MADRE DE LA ALDEA”

En la etapa de los príncipes feudales, la educación se realizaba hasta los


siete años en la casa paterna; después los niños pasaban a vivir con un
señor que les enseñaba las artes de la guerra y las cortesías de la paz.
Según el mismo Granet: “ En teoría debían quedar en esa escuela hasta
los 20 años y ejercitarse en danzar, tirar al arco y conducir un carro.

La educación del adolescente terminaba con los ritos de la iniciación, con


la toma del birrete, que facilitaba la entrada en la vida pública. Las hijas
de los nobles se educan también al principio en la casa materna, pero
después pasan a vivir con una familia ajena. Se les enseña las artes
domésticas, especialmente el tejido y el hilado, y se las tiene muy
encerradas hasta la ápoca del matrimonio.

En la época imperial cambia radicalmente el rumbo de la educación china.


Al constituirse un Estado fuerte y unitario, era necesario que hubieran
funcionario encargados de la administración; ese funcionarios son los
MANDARINES que alcanzan una influencia considerada en la vida pública
y que requieren una educación especial para ella.

Anterior a Confucio fue el sabio Lao-tse (siglo IV a de C.) llamado


“el maestro”, fundador del TAOISMO, especie de misticismo natural, que
armonizaba al hombre con la naturaleza y que recomendaba el quietismo
o la intervención en los asuntos humanos, ya que el hombre es
naturalmente bueno. Rechazaba por tanto la educación del pueblo, el
aprendizaje de conocimientos mundanos y el afán de reformas. Pero el
taoísmo fue superado en este aspecto por el confucionismo.

En la época imperial queda constituida la educación china, cabe distinguir


las siguientes etapas:
Educación Familiar: comprende hasta los 7 años. En ella el niño
aprende a hablar, algunos usos sociales y rudimentos morales. Tal
educación era confiada al padre de familia.

Educación Elemental: para los niños comprendidos entre los 7 y 14


años. Esta educación es impartida lo mismo en la casa paterna que en la
escuela. Aquí el niño aprende a leer y escribir teniendo como base el libro
de las TRES PALABRAS . Esta educación es memorística y rutinaria. La
escuela elemental es una institución universalmente extendida y cumple
la tarea de conservar la unidad de la nación y de mantener las tradiciones
ancestrales.

Educación Superior: Se extiende hasta los 18 o 19 años. La poesía,


la historia y la filosofía son las ramas mas imprtantes de este período.
Aquí se le induce a la composición literaria y se les dan nociones de
ciencias naturales.

Toda la educación China tiene como fin último preparar a los funcionarios
del gobierno, de ahí que los exámenes tengan como cometido esencial
seleccionar a los estudiantes mas instruidos que serán a los que se
encomiende la estructura social y política del imperio.
Los siguientes son los exámenes de clasificación categórica:

Departamentales: equivalentes al bachillerato en artes y que versan


sobre temas literarios.

Los de Capital de Provincia: a él someten los que han ganado el anterior


y equivale a la obtención de la licenciatura.

Los de ka Capital de Imperio: que corresponden a la obtención de un


doctorado

Los de Ingresos a la Academia Imperial: que van acompañados de


altos cargos y de honores.

Todo el proceso de la educación china, tiende a preparar a los futuros


funcionarios gubernamentales. La educación China tiene un rasgo
eminentemente democrático que consiste en conceder a todos los
habitantes , el derecho de desempeñar los puestos públicos, aunque solo
los lleguen a desempeñar los mas capacitados.

Los Chinos no cultivan las ciencias por interés científico. Las ciencias son
fines del Estado, y entran en la administración del Estado, el cual
determina todo lo que debe ser. Es decir, se trataba de un Estado
totalitario. Pero al mismo tiempo un estado regido por “LETRADOS”, no
por guerreros o sacerdotes, como los demás pueble orientales.

ECONOMIA

A mediados de la década del 80, se produjo un fenómeno mundial que


afectó a toda la economía y que produjo grandes transformaciones.

Este es la introducción a la economía capitalista en los países de Europa


Oriental, que antes se encontraban agrupados, bajo la influencia de la
Unión Soviética, en un bloque en que predominaba la economía de tipo
colectiva, mal llamada comunista. Debido a que el comunismo no es un
sistema económico solamente, sino que además incluye aspectos políticos,
sociales y culturales.

Este bloque de países, conocido como Europa del Este manejaban sus
economías a través de pautas definidas por los Estados, que eran
reticentes a la economía de mercado y ajenos al comercio internacional
con los países capitalistas.

La República Popular de China, al ser también una economía de tipo


centralizada, no pudo mantenerse al margen de este cambio en la
economía mundial, que se hizo manifiesto a partir de la “perestroika”
impuesta en la URSS por Gorbachov y de la caída del Muro de Berlín,
símbolo éste último de una apertura del bloque del Este, hacia el resto del
mundo.

Esta dicotomía entre economías capitalistas y colectivas, es el objetivo de


éste trabajo. En él trataremos de hacer una breve síntesis descriptiva de
cada uno de los sistemas, para luego introducirnos en la realidad
económica de China, la cual se encuentra en un proceso de
transformación en el que convergen ambas economías

LA ECONOMIA CAPITALISTA

Concepto y características

El sistema capitalista puede caracterizarse por tres series de elementos:


jurídicos, técnicos, psicológicos.

Elementos jurídicos

Desde este punto de vista el sistema capitalista reposa en el principio de la


apropiación privada de los medios de producción. Estos medios son
detentados por hombres que, por lo general, solo dirigen las empresas y
que no realizan las tareas de ejecución reservadas a subordinados
asalariados.

Hay una separación entre la propiedad de los medios de producción y el


trabajo de ejecución. Esto implica que el valor del producto de la empresa
no le corresponde en su totalidad al productor, ya que tiene que repartirse
entre los diferentes colaboradores en la obra de producción., como precio
de sus servicios, en forma de salario para los obreros, de interés para los
prestamistas, de ganancia para el empresario. Todas las rentas se
determinan por el nivel de los precios obtenidos por los productos en el
mercado.
Elementos técnicos

En este aspecto la economía capitalista se caracteriza por métodos de


producción muy perfeccionados y muy progresistas. Los bienes de capital
sirven para dotar de una mayor eficacia al trabajo humano (máquinas,
herramientas y también el dinero que permite adquirirlos). Esto implica
una sustitución de la herramienta accionada por la mano del hombre, por
la máquina movida por una fuerza exterior, y una división del trabajo muy
extendida.

Como consecuencia directa, la producción que se obtenga no estará ya


dividida solamente entre las diversas profesiones, sino que en el interior de
una misma profesión aparecerán diferentes especialidades, diferentes
oficios, y en el seno de las fábricas las tareas por ejecutar estarán
divididas en una multitud de operaciones simples, confiadas cada una a
una categoría particular de trabajadores.

La estructura del sistema capitalista se caracteriza por la conjunción de la


propiedad privada y de la libertad económica, donde ésta última se ve
afectada por el paso de un capitalismo competitivo de pequeñas unidades
a un capitalismo monopolista de grandes unidades. Los gobiernos
intervienen cada vez más en la vida económica, para reglamentar no solo
las condiciones de trabajo, salarios, duración, vacaciones, etc, sino
también para vigilar los precios, las tasas de interés, el reparto de las
materias primas y de los productos.

En el sistema capitalista aparecen las sociedades colectivas y sociedad


anónima por acciones. Esta última es la más importante en la economía
moderna, ya que conduce a una verdadera separación entre la propiedad y
la gestión. Pequeños ahorristas, accionistas, proveen el capital de la
sociedad, pero esta es dirigida por un consejo de administración elegido
por la mayoría de los accionistas; hay una tendencia a reemplazar la
propiedad individual por la propiedad societaria.

Elementos psicológicos

El objetivo principal que dirige a la economía capitalista es la búsqueda de


ganancia. La intención del productor es lograr la mayor ganancia
monetaria posible, por lo cual solo se satisfacen las necesidades
"solventes", es decir, aquellas por las que se puede pagar, teniendo en
cuenta que se las satisface no en su orden de urgencia, sino en su orden
de rentabilidad. Los productores presentan sus productos en el mercado
donde los consumidores expresan sus deseos.

De esta confrontación de las ofertas y de las demandas resulta un cierto


precio y en ese precio el que ejerce una función económica esencial, el cual
por sus variaciones orienta la producción.

LA ECONOMIA COLECTIVISTA

Concepto y características

El primer aspecto que diferencia a la economía colectivista de la economía


capitalista, es que la primera es una economía básicamente de
intercambio, a diferencia de la otra que se basa en las leyes de mercado,
determinadas por la oferta y la demanda.

Toda la estructura económica se encuentra regida por el Estado, que


establece cuales son las necesidades a satisfacer, asigna los recursos para
hacerlo y establece las rentas en función de la producción de los
trabajadores. Esta planificación por parte de Estado, es totalmente
integral, ya que cubre no solo los aspectos económicos, sino establece las
pautas sociales y culturales que regirán a la sociedad. De ahí que se
conozca a la economía colectivista con el nombre de economía planificada.

Podemos definir a la economía colectivista a través de tres caracteres


fundamentales, en los que encontramos semejanzas y diferencias con la
economía capitalista. Estos caracteres son:

Caracteres técnicos

Es este el aspecto es donde encontramos las mayores coincidencias entre


ambos sistemas, ya que los dos tienen las mismas características con
respecto a:

Maquinismo: El colectivismo acude a los últimos adelantos de tecnología,


para así lograr aumentar la producción de sus industrias. Desde este
punto de vista, se puede decir que el colectivismo acude al capital, pero en
sentido técnico.
La división del trabajo: Es un elemento esencial en el colectivismo, ya que
el plan que hace el Estado, define claramente la asignación de recursos y
de actividades, racionalizando los métodos de producción. Incluso en el
seno de cada explotación, la especialización técnica esta muy desarrollada.

Caracteres jurídicos

La característica principal del colectivismo es la ausencia de la propiedad


privada. El Estado tiene la posesión de todos los bienes productivos y los
medios de producción. Como consecuencia, la renta de la producción
obtenida es distribuida arbitrariamente por el Estado, en función del
desempeño de cada trabajador.

Esta renta tiene la forma de bonos de trabajo, que le permite a cada


individuo adquirir una cierta cantidad de bienes en función de sus
necesidades. De esto se desprende que desaparece la ganancia del
empresario, porque todas las personas son asalariados que trabajan para
el Estado.

Esta igualdad en la condición laboral, no significa que todos cobren el


mismo salario, ya que existen diferencias, ya sea en cuanto al esfuerzo o
en cuanto a las necesidades.

Pero como ocupan la misma posición en la escala laboral, se produce la


extinción de las clases sociales, ya que no existe la división entre
empresarios y proletariado, y desaparecen los intereses contrapuestos
para darle paso al interés común de la sociedad.

Caracteres psicológicos

Es este el aspecto esencial en el que se diferencian el capitalismo y el


colectivismo. Mientras que la economía capitalista busca la ganancia
individual, el colectivismo orienta la producción en función de las
necesidades, considerando el trabajo de cada persona como un servicio a
la comunidad.

Pero no son ya las necesidades individuales las que mueven la economía,


sino la necesidad de toda la colectividad. El único problema es que estas
necesidades son fijadas por el Estado, y a veces no corresponden con las
verdaderos requerimientos de la sociedad.

Además es el Estado el encargado de establecer el orden de prioridades,


por lo que éstas serán las únicas necesidades reconocidas, ya que se
destinarán todos los recursos para solucionarlas, en desmedro de los
intereses particulares de la población.

Una vez determinadas las necesidades, la producción se adapta a ellas a


través de un plan ideado por el Estado, que fija los objetivos a cumplir y
realiza la asignación de recursos para cada programa establecido.

Como consecuencia de este control total del Estado sobre la economía, el


equilibrio entre producción y consumo no está dado por las leyes de
mercado, como en el capitalismo, sino que está garantizado por el
programa del Estado. En este esquema los precios de los bienes están
desprovistos de toda acción económica y solo son una forma de
valorizarlos, una forma de medir la producción y la renta de cada
individuo.

No puede existir una superproducción ni una saturación del mercado, ya


que el poder adquisitivo distribuido entre los trabajadores es igual a la
producción efectuada por ellos, garantizando el equilibrio entre la
producción y el consumo.

LA REALIDAD CHINA

A partir de las pautas descriptas anteriormente acerca de las economías


colectivas y capitalistas, podemos abocarnos al análisis de la actual
situación en la República China, donde ambos sistemas se entremezclan,
como consecuencia de la irrupción de la economía de mercado a partir de
1988, que rompe con el esquema centralizado a través del aparato estatal
que predominaba hasta ese momento.

A través de diversos ejemplos extractados del documental “Los amigos de


Li” podremos observar los cambios que aún hoy continúan produciéndose.

El turismo

Como consecuencia de la apertura de China al mundo occidental, se


produjo un notable crecimiento de la actividad turística, que se transformó
en una nueva e importante fuente de ingresos para la economía china.

El estado intervino directamente en el desarrollo y armado del aparato


turístico, organizándolo a través de cooperativas, contratadas por él. El
control del gobierno sobre el turismo se materializó principalmente en dos
formas: estableciendo los salarios para los empleados de la cooperativa y
asignándole a cada uno una vivienda (de características modestas), que es
propiedad del Estado.
La agricultura

La mayoría de la población se dedica a actividades agrícolas, trabajando la


tierra en grupos de familia que se organizan bajo la forma de cooperativas
locales, al igual que lo hacían en la Unión Soviética. Las tierras, que antes
eran propiedad del Estado, ahora han pasado a manos de las cooperativas
familiares.

El cambio también se refleja en la producción, que pasó de ser patrimonio


del Estado, para dividirse entre éste y las exportaciones. Esta posibilidad
les permitió a los agricultores acrecentar sus ingresos y aumentar en un
800% la producción. Esto trajo aparejado un mejoramiento en las
condiciones de vida de la población.

La propiedad

Quizás sea éste uno de los aspectos donde el cambio es más resistido el
Estado continúa teniendo la libre disposición de la propiedad, y la entrega
en uso y goce.

En algunos casos, como en el de la agricultura que anteriormente citamos,


el Estado cede las tierras, pero no a particulares, sino a las cooperativas.
El mismo ejemplo se extiende a las cooperativas de turismo.

Aspectos sociales y culturales

Como consecuencia directa de la apertura de la economía de mercado,


comienzan a producirse efectos en la esfera de los social, donde las
diferencias entre las clases sociales es cada vez más notoria.

Incluso la conciencia de la gente tiende a acentuar la estratificación social,


ya que se ha perdido el concepto de comunidad a cambio de un
pensamiento mucho más individualista. Sobre todo es notorio en los
jóvenes chinos, quienes al ser consultados acerca de que era lo más
importante para ellos, contestaban el dinero, la ganancia, el consumo de
bienes, todos elementos característicos de una mentalidad capitalista.
En cuanto a la cultura, la invasión de elementos culturales de los países
capitalistas desplazan las tradiciones y los valores antiguos de ésta
sociedad.

Esto se ve reflejado claramente en la situación de la Muralla China. Este


monumento histórico de gran valor religioso para China, es ahora una
feria que se alimenta del turismo internacional, proveniente de Occidente.

PRESA TRES GARGANTAS DE CHINA

Las presas hidroeléctricas.

El represamiento de un río produce cambios ecológicos tan adversos y


bruscos que, a pesar de los beneficios que puede proporcionar, la
construcción de presas continúa siendo objeto de controversias.
Evidentemente, se han dado muchos casos de condena manifiesta de las
presas. Se ha dicho que son costosas, que tienen una vida limitada, que
algunas veces son inseguras a menos que están cuidadosamente
diseñadas, y que son social y ambientalmente destructivas.

En el otro extremo, la construcción de algunas presas se ha valorado de


forma distinta. Así, se ha afirmado que el sistema fluvial inundaba
estacionalmente extensas zonas a causa de las crecidas incontroladas, con
lo que deterioraba la calidad del agua en los ríos debido a los sedimentos
en suspensión, destruía granjas, erosionaba el suelo y abría profundos
surcos en la tierra, provocando daños considerables y miseria. La
construcción del sistema de embalses ha liberado a gran parte de la
cuenca de estos destrozos y ha garantizado la utilización de otros recursos.
Al quedar el flujo de agua bajo control, se ha frenado la erosión y ha
mejorado el uso del agua y la tierra. El sistema de embalses ha
proporcionado vías de comunicación por agua, servicios recreativos,
energía hidroeléctrica y un suministro de agua regular. Normalmente con
la construcción de una presa, los beneficios que proporcionan compensan
con mucha diferencia las pérdidas.

La construcción de presas data de tiempos muy antiguos, forma parte de


la historia tecnológica de la humanidad. El agua, recurso vital e
imprescindible, siempre ha sido sobre abundante en algunas regiones y
estaciones, mientras que en otras ha sido extremadamente escasa. Ante
tal perspectiva y los estragos que ocasiona en el suministro de agua para
consumo doméstico y agrícola, el hombre ideó formas de controlar y
asegurar a largo plazo la disponibilidad de agua.

China en la actualidad.

China se ha puesto de actualidad en Occidente, así su creciente


importancia económica y comercial despierta la curiosidad de todos. Muy
pocos lo dudan ya, China, país de acusados contrastes, todo un mundo en
el que es posible encontrar al mismo tiempo la ignorancia más lamentable
y la sabiduría más relevante, será una de las grandes potencias del
próximo siglo.

En la última década, el peso económico y político de China ha crecido a


una velocidad vertiginosa, la cual admite pocas comparaciones. La nueva
situación internacional surgida del fin de la bipolaridad, su política de
reforma y apertura en el orden interno, y la próxima reunificación del país,
-Hong Kong (ya unida) y Macao, y quizás más tarde Taiwan- crean las
condiciones óptimas para que ese gigante asiático sea, como ya se ha
dicho, una de las grandes potencias del siglo XXI.

Así pues, con una evolución que, en apariencia, rompe con los moldes
ideológico-políticos y económicos que determinaron nuestra reciente
contemporaneidad, China constituye una de las incógnitas de futuro más
interesantes y destacables de este final de siglo. Con su política de
reformas basada en la utilización del capitalismo para generar la
prosperidad que el socialismo deberá distribuir, sitúa de nuevo y desde
coordenadas propias cuestiones como la identidad, las características y la
propia subsistencia del socialismo como sistema, la pervivencia de
fronteras con el modelo capitalista de desarrollo y la posibilidad de
convergencias. En definitiva, más allá de las vicisitudes de orden
ideológico, el objetivo inicial de esta nueva política es bien pragmático y
consiste en modernizar el país y alcanzar el status de los países más
desarrollados en la primera mitad del próximo siglo. Parece estar al
alcance de la mano, sin embargo, para conseguirlo, los dirigentes chinos
deberán desactivar los numerosos factores de crisis que anidan
internamente.

China y el medio ambiente.


El medio natural ha sido una de las primeras y grandes víctimas
sacrificadas para asegurar un vertiginoso desarrollo basado en el beneficio
a corto plazo pero que a la postre puede devenir altamente desastroso. El
crecimiento acelerado está condicionando el deterioro del medio ambiente
sin que se habiliten o dispongan las enormes dosis de recursos financieros
indispensables para mitigar sus efectos más inmediatos.

El aspecto del país se ha visto modificado en los últimos años de una


forma alucinante. Así, en las ciudades los grandes edificios se elevan como
estalactitas postmodernas, en las cuales, el nivel de ruidos es claramente
excesivo. El promedio en las 40 ciudades más importantes es de 55
decibelios y solo el 37% tienen su origen en actividades industriales. Pero
se trata solo de un pequeño problema si lo contextualizamos en la enorme
magnitud de los desafíos medioambientales de la China contemporánea.

Deforestación, contaminación atmosférica, del agua, del suelo, de las


aguas costeras, lluvia ácida… Más de las 2/3 partes de los residuos
líquidos domésticos e industriales se vierten al mar sin depuración de
ningún tipo. Los vertidos de aguas residuales sin tratar aumentaron de
1984 a 1989 en un 50% y los gases contaminantes de las industrias se
elevaron en un 164%. Un carbón de alto contenido sulfúrico (causante de
la lluvia ácida) alimenta las tres cuartas partes de la energía nacional. La
contribución china a la generación mundial de CO 2 pasó del 1% en 1950 al
11% en 1989. Según se desprende de un informe del Banco Mundial las
enfermedades pulmonares crónicas directamente relacionadas con la
contaminación ambiental constituían en 1988 la primera causa de muerte
de China.

Las alternativas a esta situación no están exentas de polémica. Por una


parte, el gobierno central ha apostado por incentivar la construcción de
plantas nucleares. En mayo de 1994 decidió construir su tercera central
en la provincia de Liaoning con ayuda rusa, y varios consorcios bancarios
occidentales financian la construcción de otra más. Asimismo, algunos
dirigentes han visto en la energía hidroeléctrica la oportunidad de dejar su
impronta en el curso histórico de China.

La presa de las Tres Gargantas.

La historia de la presa es, en muchos aspectos, la clásica batalla político-


económica. La historia moderna de las Tres Gargantas se remonta al
menos a 1953, cuando Mao Zedong ordenó realizar estudios de viabilidad
de distintos emplazamientos, aunque otros dirigentes anteriores como Sun
Yat-Sen y Chiang Kai-Chek, ya habían hecho propuestas similares, así,
Sun Yat-Sen (1866-1925), el padre de la República China, había soñado
con la realización de esta idea que sin duda cambiará por completo el
paisaje de una zona de más de 1000 km., ubicada a lo largo del tercer río
más largo del planeta. Según estimaciones oficiales, la planta
hidroeléctrica de las Tres Gargantas del río Changjiang (Yangtse),
considerada la obra más grandiosa de la historia china desde la
construcción de la Gran Muralla, proporcionará energía al oeste y centro
de China sin producir dióxido de carbono.

Al ahorrar el consumo de unas 50 millones toneladas de carbón, su


impacto en la problemática medioambiental global se considera positivo.
Pero son muchos los expertos que no respaldan el proyecto.

En 1992 la Asamblea Popular Nacional se mostró a favor de su


construcción pero con una amplia y significativa abstención y oposición:
177 votos en contra, 644 abstenciones. Algo ciertamente inaudito en un
país en el que predominan las unanimidades. Los retos medioambientales
que plantea son muy numerosos. Se asegura que evitará las inundaciones
que amenazan constantemente la vida de 15 millones de personas y la
producción de millón y medio de hectáreas. Pero inundará totalmente 300
localidades y afectará a 4000 poblaciones.

Las características de esta gran presa serán monstruosas, así, el embalse,


de una superficie de 576km2., en el cual se almacenarán 39.300 millones
de metros cúbicos de agua, equivalente al 76% de la capacidad total de
todos los embalses españoles, obligará a desplazar más de un millón de
personas. Los habitantes que ya han sido realojados en otros lugares
encuentran muchas dificultades para integrarse socialmente y son las
primeras víctimas del desempleo y la pobreza, hasta el momento han sido
reinstaladas en sus nuevas tierras unas 320.000 personas. Las medidas
de la presa de las Tres Gargantas son impresionantes, así, por ejemplo, el
muro de la presa tendrá 186 metros de alto, además de 126 metros de
ancho y más de dos kilómetros de largo.

Por otra parte, se perderán irremediablemente reliquias históricas,


tumbas y tesoros monumentales. El plan, que no cuenta con el respaldo
del Banco Mundial, exigirá una inversión aproximada de un cuarto de
billón de yuanes, es decir, 29.000 millones de dólares. La capacidad
instalada representará la octava parte del total de la producción eléctrica
del país. Pero no está dicha la última palabra acerca de la realización de
este gigantesco proyecto. Muchos ven en la construcción de esta gran
presa, más razones políticas que técnicas y por ello, cualquier cambio en
las primeras puede afectar a su viabilidad
Beneficios e inconvenientes.

En este majestuoso proyecto se acumulan pros y contras en relación a la


construcción de la presa de las Tres Gargantas, sin que haya unanimidad
al respecto, pero donde los inconvenientes son mayores a los beneficios.

Inconvenientes.

Aquí veremos los principales inconvenientes de la construcción de la gran


presa, como pueden ser los siguientes: El principal inconveniente va a ser
y está siendo el desplazamiento forzado de más de 1,2 millones de
personas, desplazadas de sus hogares y trasladadas a nuevas ciudades de
inminente construcción, siendo la mayor emigración forzada de la historia
en tiempo de paz, siendo el impacto más directo en la ecología humana.
Además de la población, quedarán inundadas 31.000 hectáreas agrícolas,
1600 empresas tendrán que cambiar de ubicación , y granjas, campos de
arroz y 1000 kilómetros de carreteras desaparecerán. Sin olvidar que bajo
las aguas quedará el pasado de China, ya que, sepultará, además de
varias ciudades y cientos de aldeas (viven cerca de los ríos y dependen de
ellos para el suministro de agua y otras actividades), cerca de un millar de
yacimientos arqueológicos y monumentos históricos de todas las edades.

Los cambios físicos que se producen en la cuenca y en el agua son


igualmente drásticos. El cauce del río se ensancha, los afluentes son
invadidos por el agua embalsada, el agua retenida se carga de materia en
suspensión y la turbidez aumenta, en las orillas se produce erosión y se
liberan algunos nutrientes disueltos. La vegetación terrestre sumergida se
descompone y este proceso perturba el balance de oxígeno disuelto.
Desaparece la fauna acuática que no está adaptada al cambio de un
ambiente fluvial a otro más estacionario, ni a las variaciones en la
concentración de oxígeno disuelto, ni a las alteraciones de los factores
químicos, ni a la fuerte sedimentación. Paralelamente, la fauna y la flora
adaptadas a la vida en ambientes acuáticos estacionarios, colonizan el
nuevo hábitat y a la larga lo dominan.

El presupuesto de la obra es criticado fuertemente, ya que, el coste de la


presa es de unos 29.000 millones de dólares, de los que 12.000 millones
se destinarán a infraestructuras y al reasentamiento de más de 1,2
millones de personas.
También se habla de la inseguridad de la construcción de la presa, ya que
ingenieros hidráulicos denuncian que las técnicas chinas de construcción
de presas están desfasadas y son, en cualquier caso, inadecuada para
emprender un proyecto de la envergadura de la presa china. Recuerdan
que de los cerca de 87.000 embalses construidos en la República Popular
desde 1950, 3.000 reventaron por deficiencias técnicas o por fallos en su
gestión.

Otros problemas de la presa son producidos por la sedimentación, que


puede cegar los aliviaderos de la presa y dañar las turbinas, también, se
expone que la fragilidad de la roca, combinada con las filtraciones de agua,
podrían dar lugar a grandes desprendimientos y corrimientos de tierra río
arriba.

El embalse afectará seriamente las Tras Gargantas (Qutang, Wuxia y


Xiling), a las que los chinos definen como el paraje más bello bajo el cielo.
Se convertirá en una inmensa cloaca debido a que cada año se vierten en
el Yangtzé 1.200 millones de toneladas de aguas residuales, de deshechos
industriales y humanos que llegarán hasta el embalse gigante, al que
muchos temen ver convertido, por la ralentización del caudal de las aguas,
en un desmesurado pozo negro.

Beneficios.

Pero no todo son inconvenientes, ya que también lleva consigo beneficios,


siendo el principal beneficio la gran energía que producirá, así la presa
será capaz de generar 18.200 megavatios por hora de energía eléctrica,
gracias a sus 26 turbinas gigantes, el equivalente a dieciocho centrales
nucleares juntas, convirtiéndose en la presa más grande del mundo,
dejando detrás suyo el embalse de Itaipú, entre Brasil y Paraguay (capaz
de producir 12.600 megavatios). En los países que no disponen de
yacimientos de combustibles fósiles como es el caso de China, la energía
hidroeléctrica, generada a partir de la energía potencial del agua
embalsada, constituye una fuente de energía inmediata y fundamental
debido a la escasez de otros recursos energéticos.

La gran presa estimulará el crecimiento económico en el corazón de la


región de Yangtzé al eliminar uno de los principales obstáculos de su
desarrollo, que es la escasez de energía. De esta manera atraerá las
iniciativas de las compañías extranjeras y así utilizar sus ventajas en
capitales y tecnologías.
El primer ministro chino Li Peng presenta la obra como uno de los hechos
clave de China en las últimas décadas, tras la devolución a Beijing de la
soberanía de la antigua colonia británica de Hong Kong y la celebración del
XV Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh). Los defensores del
proyecto presentan la presa de las Tres Gargantas como signo de identidad
nacional y como símbolo de modernización.

Otra de los beneficios será el control del cauce del río y controlar las riadas
que regularmente arrasan el curso del río. De esta manera, con la presa se
terminarán los problemas de las crecidas incontroladas del río, cuyas
aguas se cobraron 500.000 vidas humanas durante la segunda mitad del
siglo pasado y 800.000 en lo que va de éste.

Respecto a las consecuencias medioambientales que traerá la gran presa,


los oficiales encargados de la obra aseguran que han previsto todas las
consecuencias, aludiendo que darán trabajo a todos los desplazados y que
el daño ecológico será mínimo.

Estos beneficios son posibles a expensas de los cambios ecológicos que


acompañan a la alteración física del río que resulta de cortar el flujo, con
lo que lentamente se forma un cuerpo de agua estacionario con
características físicas, químicas y biológicas completamente nuevas. Estos
mismos cambios ecológicos son los responsables de los efectos
perjudiciales asociados con las presas, ya vistos anteriormente.
CONCLUSIONES.
Pero no hay duda de que los embalses, sean grandes o pequeños, aportan
muchas mejoras y desempeñan un papel muy importante en el desarrollo
económico. Por eso, a pesar de los peligros que llevan asociados, estando
como está la situación del agua en el mundo, y en este caso en China, se
seguirán construyendo embalses. En los países que no disponen de
fuentes alternativas para la producción de energía eléctrica, está
plenamente justificada la construcción de presas, y a menos que existan
otras alternativas más atractivas, los pueblos que necesiten una fuente de
energía o almacenar agua construirán presas.

Aunque muchos se preguntan si una obra así vale realmente la pena o si


es un capricho político, lo que no cabe duda es que las pérdidas serán
irreparables. Muchos ven en la construcción de esta gran presa, más
razones políticas que técnicas y por ello, cualquier cambio en las primeras
puede afectar a su viabilidad. Pero no está dicha la última palabra acerca
de la realización de este gigantesco proyecto.

El cambio abrupto que se produce en la sociedad y la economía china, es


fruto de una política económica colectivista demasiado estricta, que
abruptamente se transformó en capitalista. Esta conjunción de sistemas
generó cambios, confusiones y sobre todo perjudicó a los sectores de
menores recursos, que antes se hallaban bajo la protección del Estado, y
ahora están sufriendo las consecuencias de la economía de mercado.

En este contexto nunca podrán progresar ni mejorar su status social, ya


que se deja la mentalidad colectiva que atiende las necesidades de la
sociedad, para darle paso al individualismo del capitalismo, que solo busca
la obtención de ganancia. Es por eso que pensamos que ningún tipo de
economía es perfecto ni bueno por si solo, y su aplicación de manera
exclusiva es en un futuro una fuente de problemas y conflictos para toda
la sociedad.

Lo mejor, a nuestro entender, sería una conjunción de ambos sistemas,


donde una economía de mercado, que potencia la producción y el
consumo, se encontrara en equilibrio con la concepción colectivista de la
sociedad y sus necesidades. De esta manera los beneficios serían para
todos, sin la necesidad de establecer pautas rígidas que no permitan un
natural desarrollo del mercado y la producción.

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