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El contexto Latinoamericano
Los procesos sociales que han surgido en Latinoamérica durante las últimas
décadas, han marcado la pauta para el desarrollo de nuevos contextos en las
luchas tanto reivindicativas como revolucionarias a lo largo del territorio. El
histórico atropello al cual se ha visto sometida la población en general por parte
de los sectores dominantes y el capitalismo corporativo, han desencadenado
nuevas perspectivas de lucha que muchas veces bordean en la
socialdemocracia y las reivindicaciones ciudadanas.
En este contexto se han instalado diversas discusiones en torno al respeto a los
derechos humanos como premisa inalienable, promoviendo la diversidad y la
alteridad de la sociedad en su conjunto, planteando mejorar las condiciones
materiales y sociopolíticas de los grupos que entran en conflicto con el
Estado/Nación, develándose desde el inicio, las nulas intenciones de este, por
respetar los derechos humanos y la diversidad cultural alterna.
Bajo el histórico proceso de colonización y/o colonialismo interno, van surgiendo
diversas reivindicaciones sociales, políticas y de corte étnico,1 buscando el
reconocimiento de la población y de lo indígena que ha sido subyugado desde
la constitución de los Estados/nación, hasta hoy en día. Sin embargo, el clima
político vivido hace un par de décadas a nivel mundial (Guerra fría) promovió el
surgimiento de numerosas guerrillas de liberación nacional, influenciadas por
diversas lecturas del marxismo.2
1 Principalmente en Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru plantea una
reivindicación indigenista bajo un prisma marxista, ideología que tenía una gran aceptación en
la época de los 60’, 70’ y 80’.
2 Entiéndase marxismo leninismo, estalinismo, maoísmo, trotskismo, guevarismo, etc.
donde figuran grupos como Sendero Luminoso, Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Ejército
Revolucionario del Pueblo, entre otros.
Muchas de estas reivindicaciones vieron truncada su lucha revolucionaria
debido al intervencionismo aplicado por Estados Unidos en toda Latinoamérica
y la implementación de dictaduras que lograron desarticular los movimientos
revolucionarios de izquierda, bajo la extorsión, la tortura, el asesinato y represión.
Esta situación refleja la compleja relación que se ha dado entre el Estado y los
grupos conflicto, los cuales acrecientan las organizaciones y colectivos que
intensifican las movilizaciones a raíz del avance de los estados nacionales y su
apertura a los mercados internacionales. Que buscan apropiarse de los recursos
naturales en territorios mayoritariamente indígenas, aumentando a su vez el
número de organizaciones de corte étnico. Según Díaz-Polanco, lo novedoso no
es el número ni la presencia misma de los movimientos indígenas, sino el
cambio que comienza a manifestarse en los procesos de transformación en
Latinoamérica en torno a la problemática étnica (Díaz-Polanco, 1999).5
4 El poder categoriza como minorías a todos aquellos grupos que cuestionan la autoridad
imperante del Estado, pero también hay que ser claros y entender que aquellos que apuntan
hacia una lucha revolucionaria somos cuantitativamente menos que aquellos que defienden el
ciudadanismo y las luchas reformistas y socialdemócratas.
La apertura internacional de los conflictos y la contradicción de la privatización
de casi todos los elementos de la naturaleza se transforma en un problema
permanente para la población en general y en particular para pueblos
originarios que ven afectado su territorio y su autodeterminación. Esto esconde
bajo la idea de globalización las viejas perspectivas obsoletas de progreso y
civilización que lleva a los Estado/Nación a privatizar, sin tomar en cuenta las
decisiones de los grupos minoritarios, étnicos, y de la población en general.
Buscando solo el desarrollo económico que beneficia a un grupo privilegiado
del país, que es el mismo que toma las decisiones a nivel nacional, llevando a la
contradicción tanto de ciudadanía como a la idea de globalización (Anaya,
2008).
Debido a esto, poco a poco se han ido configurando análisis políticos con mayor
profundidad que pretenden desbordar las luchas ciudadanas y reformistas, los
grupos que entran en una conflictividad con el Estado, han comenzado a
realizar una crítica más certera.
Por ejemplo, el caso del conflicto Magallánico, comenzó a tomar fuerza la idea
de la autonomía y autodeterminación, resurgió la identidad histórica que se
creía obsoleta. La identidad magallánica vuelve a ser protagonista, donde en los
muros de la ciudad se lee el resurgir de la Patagonia rebelde, recuperando el
sentimiento de comunidad en lucha. Aquí en particular se desplegó una
identidad colectiva que entro en conflicto con el Estado/Capital, sin embargo,
fue cooptada por el ciudadanismo impuesto por el poder, dando respuestas
provisorias a las problemáticas presentadas por la población en su conjunto,
poniendo paños fríos al problema.
creemos que para abordar este tema en particular se necesita un análisis de mayor
profundidad. El ser mapuche no es excluyente de ser anarquista, comunista o derechista, por lo
tanto, el tema es mucho más complejo, por eso no se utiliza ese concepto en este escrito.
larga nunca llegaron, es así como el movimiento social reivindicativo, reformista
y ciudadano, se transforma en una lucha contra-revolucionaria.
No está de más decir que esto también paso con Aysen (HidroAysen), donde se
desplegaron identidades colectivas en confrontación con el Estado, donde la
comunidad entro conflicto en defensa de la naturaleza y a su vez, levanto
discursos de autonomía, los cuales fueron silenciados por la delegación, la
dirigencia y el ciudadanismo. Aquí solo nombraremos al diputado Iván Fuentes
como sujeto de derecho y deberes, transformado en un engranaje más de la
ideología ciudadana.