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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION SUPERIOR.


ALDEA UNIVERSITARIA “ANDRES BELLO.”
MISION SUCRE
CIUDAD GUAYANA-EDO. BOLIVAR

FUNDAMENTOS
TEORICOS DE LA ANTROPOLOGIA JURIDICA

Profesor: Autor:
Yuleisy Alvares Fayruz Martínez
C.I: V-11.188.663 C.I: V-28.683.192

Ciudad Guayana, 04 de Junio del 2021


Etnia:

Históricamente, la palabra «etnia» proviene del adjetivo griego “ethnikos”. El


adjetivo se deriva del sustantivo “ethnos”, que significa “gente o nación extranjera”.

Una etnia es un conjunto de personas que mantienen una procedencia común.


Esto se basa en semejanzas de aspecto
exterior, costumbres, idioma, religión o memoria de eventos históricos como
migraciones.

El término “etnia” a veces se usa como un eufemismo para raza, categoría que se


basa en los factores biológicos de un grupo humano, principalmente los factores
morfológicos (color de piel, contextura corporal, estatura, rasgos faciales, etc.)
supuestamente desarrollados en su proceso de adaptación a determinado espacio
geográfico y ecosistema (clima, altitud, flora, fauna, etc.) a lo largo de varias
generaciones.

Etnopolítica:

“La etnopolítica, si bien es la lucha por el reconocimiento de la diferencia cultural,


también es la ideología de cohesión de la diferencia”.

El multiculturalismo es una intención política de la aceptación de la diferencia. En


Latinoamérica y en Chile en particular, en las últimas dos décadas se ha
materializado en la incorporación de las etnias a un nuevo escenario político
producido por su reconocimiento jurídico. Reconocer la diversidad étnica ha
sido un logro continental. Pero no pasó mucho tiempo para que la
conquista democrática se enfrentara con la etnopolítica de la propia
diversidad. Una cosa es la diversidad como sistema plural de formas
culturales, otra muy diferente es el complicado escenario de las
interacciones y limitaciones con que se realiza o no, la diversidad en la
política.

La etnopolítica para el Estado “es una ideología de cohesión, culturalmente


determinada, que se presenta como respuesta a los desafíos que impone la
diversidad étnica y cultural —a sí misma, a las sociedades, a las etnias, a las
naciones y a los Estados—, para alcanzar los derechos históricos de las libertades
culturales, necesarias para la reproducción social y cultural” (Zambrano 2004:
125).

De esta manera se consiguen los niveles de inclusión indispensables para su


participación política y para desplegar el reconocimiento de la legitimidad de su
contribución en la delineación de los trazos de convivencia multicultural.
Descolonización:

Por descolonización se entiende al proceso de independización política,


económica, social y cultural de una nación que ha sido dominada por un gobierno
extranjero.

Originalmente, el término apareció tras el fin de la Segunda Guerra Mundial,


cuando la recién creada Organización de las Naciones Unidas (ONU) promovió los
procesos de independencia de unas 80 naciones no autónomas, mayoritariamente
presentes en Asia y África, que aún vivían bajo el dominio de colonizadores
extranjeros, casi todos europeos, aunque no exclusivamente.

La descolonización como proceso histórico ha sido practicada a través de


diferentes estrategias.

 Independencia: consiste en la retirada del dominador del territorio y


entrega total del poder a los naturales. Suele darse por medio de la lucha
armada.
 Libre asociación (Commonwealth): una potencia y una colonia acuerdan
la asociación de esta a la primera, a cambio del reconocimiento de los
derechos civiles y el derecho a un gobierno autónomo. Implica aceptar
cierto grado de responsabilidad del Estado mayoritario sobre la ex-colonia.
 Integración a un Estado o entidad administrativa: al igual que el caso
anterior, se trata de una salida negociada. La nación colonizada acuerda
voluntariamente integrarse a un Estado o entidad administrativa, en
términos de igualdad de derechos ciudadanos.

Causas de la descolonización

Entre las causas de la descolonización, pueden contarse factores internos y


factores externos. Entre los factores internos podemos mencionar los siguientes:

 La explosión demográfica y con ella, el crecimiento de la urbe;


 Expansión y fortalecimiento del nacionalismo;
 Expansión de nuevas ideologías, como la democracia.
 Entre los factores externos contamos:
 El impacto de la Segunda Guerra Mundial;
 La acción de los organismo internacionales en favor de la descolonización,
como la ONU;
 La promulgación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en
Hibridación  

La hibridación es un fenómeno multiforme y de gran complejidad con el que se


vinculan algunas de las transformaciones sociales de las tres últimas décadas. A
pesar de los avances en esta materia, no se dispone aún de un concepto acabado
o suficientemente validado que pueda aplicarse a todas aquellas
manifestaciones del cambio social que expresan los procesos de unidad-
diversidad, inclusión-exclusión, integración-desintegración y de homogeneidad-
heterogeneidad, presentes a nivel de la sociedad global.

La hibridación social se presenta cuando individuos, grupos, empresas, gobierno y


demás agentes de cambio, a través de formas de importación, imitación o
transportación, ponen en contacto dichas fuerzas sociales. Refleja una condición
de mediación entre lo que se considera representa lo global y lo local, lo general y
lo específico, y lo universal o lo particular. Expresa también una relación de
tensión o de conflicto entre prácticas sociales hegemónicas y subordinadas. En
este sentido, dicho fenómeno puede ser considerado una “fuerza social de
cambio”.

La definición anterior permite trazar una visión dinámica del sentido y dirección
que siguen los procesos de cambio social en las regiones y el territorio, a partir del
reconocimiento de que las trayectorias que resultan pueden ser aspectos
cualitativamente nuevos y a menudo superiores, pero también conflictivos.

La hibridación cultural

En las ciencias sociales, el concepto de hibridación ha sido utilizado de manera


permanente en la discusión sobre identidad racial, política, religiosa o cultural. De
Grandis (1995) señala que desde 1928 Robert Park, sociólogo de la Universidad
de Chicago, hablaba del "híbrido cultural" para referirse al fenómeno de migración
humana y al estatuto del individuo marginal. Así, se concebía al " híbrido cultural"
como el tipo de personalidad característico del "hombre marginal", es decir, del
inmigrante que debía encontrar su lugar en una nueva sociedad y debía vivir y
compartir íntimamente tradiciones de diferentes sociedades enfrentando un
conflicto de "orden mental", entre un yo escindido, el antiguo (representado por las
tradiciones de su lugar de procedencia), y el nuevo yo, que comportaba la
incorporación de nuevas pautas culturales.

El híbrido de García Canclini,  es una condición básica de yuxtaposición y


comparación interpretativo-semiótica de diferentes tradiciones, pero también un
principio de realización simbólica de las transformaciones históricas y los procesos
sociales. Es además, un proceso de re simbolización de rituales y de capital
cultural heredado y acumulado por la memoria histórica que frente a nuevas
condiciones materiales de existencia se transforma, generando nuevas y variadas
combinatorias simbólicas, como forma de resolver conflictos de orden social,
económico y cultural en general. En otras palabras, el híbrido cultural es el
resultado del conflicto entre fuerzas sociales mediadas a través de procesos de re
simbolización.
Por lo general se usan las aportaciones de García Canclini (1989) para referirse a
la forma en que lo tradicional interactúa con lo moderno. De hecho, este autor es
considerado entre los que mayormente han contribuido al análisis de los
fenómenos de hibridación cultural. Su propuesta de hibridación establece un
principio de "negociación simbólica" a partir del cual se re-elaboran nuevos pactos
de comprensión colectiva que a su vez forman parte de los procesos de
transformación social. Su punto de partida es el reconocimiento de las diferencias
y las discrepancias que se tejen en torno a la modernidad en la economía, la
política y la cultura, trazados por un pasado histórico de incertidumbre,
heterogeneidad y contradicciones que van construyendo lo que es propio de la
realidad contemporánea en América Latina.

Lo anterior remite no sólo al estudio de las estrategias de las instituciones y los


sectores hegemónicos, sino también a la reconversión económica y simbólica con
que los migrantes campesinos adaptan sus saberes para vivir en la ciudad, así
como a sus intentos por interesar a los consumidores urbanos en sus artesanías.
Asimismo, la hibridación se remite a los ejemplos de cómo los obreros deben
reconsiderar y reformular su cultura laboral ante los nuevos procesos tecnológicos
sin abandonar sus creencias y tradiciones heredadas. Igualmente, García Canclini
destaca los casos de la música y el folclor donde se fusionan distintos géneros y
tradiciones. Resalta, sobre todo, un interés particular de estudiar el consumo
cultural, las políticas culturales, así como las prácticas artísticas y literarias, para, a
partir de ello, comprender cómo se reformulan los vínculos de producción y
circulación cultural. La hibridación se postula así no como noción
omnicomprensiva, holista, de los fenómenos que acontecen, sino como
herramienta que permite acercarse de manera más consistente a los procesos de
interconexión, a las imágenes caleidoscópicas que nutren esos fenómenos.

El fenómeno de la hibridación cultural no aparece como algo indeterminado en el


sentido biológico, es decir, como algo que está constantemente cambiando, sino
como algo con identidad propia. Su naturaleza está en "importar, traducir y
construir lo propio"; no se trata de un trasplante sino de "reelaboraciones
deseosas de contribuir al cambio social", de tal manera que funcione como
"escena de reelaboración y estructura re ordenadora de los modelos externos [...]
En varios casos, el modernismo cultural en vez de ser desnacionalizador, ha dado
el impulso y el repertorio de símbolos para la construcción de la identidad
nacional" (García Canclini, 1989:78).
La Geo-Mítica:

Significa, una aproximación antropológica al espacio político creado gracias al


arraigo que deviene en protagonismo: los actores culturales creadores de
circunstancias, de hechos, de discursos políticos fieles a sus identidades
protagónicas, a su historia política diferenciada de las historias de otros pueblos,
en definitiva, de nuevos discursos.
Entenderemos, entonces por geo-mítica, la construcción cultural del espacio
político, por parte de los actores culturales que configuran (llenan de significado),
lo que en su sentido colectivo denominamos “Pueblo”, y en el sentido de Estado-
Nación como aglutinador de varias culturas (multicultural), de Pueblo Multicultural.
Esto es, la arquitectura cultural del espacio político, lo cultural como fundamento
de las ideologías.

Movimientos autónomos:

La autonomía, en política, es la posibilidad que los seres humanos sean capaces


de definir, de manera libre, sus propios proyectos de vida, que sean ellos y ellas
mismas quienes gestionen y decidan, de la forma más democrática posible, cada
uno de los aspectos que atraviesan su cotidianidad: desde el trabajo a la
sexualidad, del uso de su tiempo libre a la alimentación, etc.

Siguiendo a Castoriadis, un individuo autónomo entiende que no puede ser


independiente si vive en una sociedad opresiva y desigual. Por ello se organiza
con sus iguales para enfrentar a quienes limitan el goce de sus derechos y su
libertad.
La autonomía propone la auto organización rechazando las injerencias exteriores,
creando sus propias formas de organización, las cuales trabajarán por los
objetivos trazado por los propios involucrado/as. De esta manera, los movimientos
sociales autónomos son organismos populares que responden a necesidades
sentidas por sus integrantes y no a los decretos de ningún poder. Al desarrollarse
al margen y en contra de las instituciones que los dominan, realizan prácticas de
autogestión y acción directa.

Un movimiento social autónomo levanta sus propias banderas de lucha, las cuales
no posterga, negocia, subordina ni abandona por ninguna razón exterior. Esto no
significa que puedan coincidir con otros movimientos para la búsqueda de
objetivos comunes, pero estas relaciones deben ser en condiciones de igualdad,
preservando la identidad de las partes y reforzando, sin diluir, sus metas
originales. Por otra parte, los movimientos sociales autónomos generan sus
propios recursos, de manera autogestionaria, rechazando el mecanismo de
subordinación de los subsidios del gobierno, partidos políticos y de los
empresarios.

La creación y experimentación de diversas expresiones organizativas busca


generar, aquí y ahora, una cultura –entendida como la manera de hacer las cosas-
diferente. Por ello, la autonomía opta por la toma de decisiones de forma
asamblearia, por la democracia directa, por garantizar el respeto a la diversidad,
frenar la jerarquización, el autoritarismo y la pérdida de independencia y soberanía
en las luchas. Al tener prácticas alternativas a las del poder, los oprimidos
enfrentan su hegemonía al construir, ladrillo a ladrillo, una cultura propia y
diferenciada, una identidad y un imaginario compartido. En este aprendizaje, dicen
los defensores de la autonomía, los medios deben siempre ser coherentes con los
fines.

La propuesta para el momento actual es la creación de una constelación de


diversos grupos y movimientos autónomos, autogobernados por sus integrantes,
para pelear por la conquista y vivencia de los derechos: vivienda, empleo digno,
salud, educación, seguridad personal, espacio público y calidad de vida, entre
otros.

Algunas experiencias recientes, como el movimiento indígena y ambiental contra


el carbón en el Zulia y el Comité de Víctimas contra la Impunidad en Lara, han
caminado en esta dirección. Luego, la creación de múltiples espacios para la
supervivencia y la resistencia, autónomos y totalmente ajenos al Estado y a la
empresa privada, relacionados entre sí de manera horizontal y por cooperación sin
mando. La existencia de muchos movimientos autónomos rompería, por tanto, la
polarización: ni chavistas ni opositores, personas luchando por sus propios
derechos.

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