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7. E L NACIMIENTO D E L A INTELIGENCIA tas todavía incipientes y poco firmes. Cuando observamos a niños pequeños,
o incluso a los que no lo son tanto, una de las cosas que nos sorprende es la
cantidad de repeticiones que son capaces de realizar de una misma acción.
Les vemos una y otra vez haciendo lo mismo, comenzando la misma^acfTví-
dad con el mismo interés que la primera vez.
Todas estas repeticiones no son gratuitas, sino que tienen un papel
muy importante en el desarrollo, pues sirven para consolidar las conductas
todavía incipientes. De hecho, una vez que el niño ha conseguido dominar
por completo una acción, la repetición cesa, pues ya no le interesa hacerla
de la misma manera; si la repite, no lo hace del mismo modo sino modifi-
AI nacer, el niño ha iniciado un largo camino que le llevará a convertirse en cándola, explorando nuevas posibilidades.
un miembro adulto de su sociedad, adquiriendo las maneras de interaccio- Durante la primera etapa de su desarrollo, que se extiende durante el
nar y comportarse con otros seres humanos, y las capacidades que le van a primer año y medio de vida, y que se ha denominado período sensorio-mo-
permitir actuar sobre el mundo de los objetos sociales y naturales, lo que ge- tor (véase la división de los estadios del desarrollo en el capítulo 6, cuadro
néricamente puede llamarse la inteligencia. A través de su acción va a ir 6.7) porque el niño se relaciona con el mundo a través de los sentidos y ac-
construyendo su representación del medio, guiado por los adultos que le ro- tuando de forma motora, la repetición va a ocupar un papel esencial. E l pro-
dean, que van a mediar en sus relaciones con cosas y personas. Su inteligen- greso psicológico se va produciendo por efecto de la repetición de acciones
cia va ser el instrumento que le va a permitir actuar con eficacia en ese am- en situaciones ligeramente distintas, con modificación de la propia acción.
biente. Vamos a ver en este capítulo cómo se construye su inteligencia a Esto no es más que el mecanismo de asimilación y acomodación descrito en
partir de las capacidades que tenía al nacer. .~ el capítulo 6 y que explica el desarrollo.
Habíamos visto que el niño al nacer era un ser aparentemente desvalido Los reflejos iniciales, que podemos considerar como disposiciones innatas, y
pero que disponía de una serie de capacidades para actuar, para iccibir que se consolidan mediante el ejercicio, tienen todas las características que
información y para expresar sus estados, que le convierten en un ser bien habíamos atribuido a los esquemas (sucesión de acciones, con organización y
adaptado a un medio en el que los adultos están dispuestos a satisfacer sus suscepdbles de aplicarse en diferentes situaciones), pero no se adaptan a
necesidades y a interpretar sus estados para proporcionarle el máximo de situaciones distintas en las que no pueden aplicarse sin más. Precisamente lo
bienestar y confort. que caracteriza a los esquemas es su variabilidad y sus posibilidades de mo-
dificación a otras situaciones, acomodándose a las características de la nueva
E l recién nacido comienza ejercitando sus reflejos, esas respuestas que le
situación.
permiten actuar, responder y relacionarse con el medio exterior. E l reflejo de
succión hace posible que se alimente, pero también le permite explorar tác- En el caso de la prensión se pasa de cerrar simplemente la mano cuando
tilmente con la boca la realidad que le rodea. E l reflejo de prensión le va a un objeto toca la palma, a acomodarse a la forma y las características del ob-
llevar a explorar también táctilmente su entorno descubriendo sus propieda- jeto. En los meses siguientes al nacimiento, el bebé va a ejercitar sistemática-
des. E l niño pone en funcionamiento sus reflejos cuando recibe estímulos mente su capacidad de prensión sobre todos los objetos que puede agarrar
exteriores, interiores o por causas no bien especificadas, de tal forma que en con su mano. L a mano se convierte en un instrumento esencial de la explo-
un determinado momento puede empezar a succionar sin necesidad de que ración del entorno. E l niño no se limita ya a cerrar la mano sobre el objeto,
exista una causa, al menos visible. Esto puede interpretarse también como sino que araña las superficies, agita el objeto que tiene en la mano, lo golpea
que el niño ejercita sus mecanismos reflejos en ausencia de objetos apropia- contra otro o contra las paredes de la cuna. Mediante esas acciones empieza
dos para ello, lo cual, sin embargo, le va a permitir consolidar unas co'nduc- a descubrir propiedades de los objetos y a modificar los esquemas. Araña la
El mctmwmo de la inteligencia
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realizó una serie de detallados estudios sobre sus tres hijos que han sentado las gida de nuevo hacia allí, por conservar ese logro fortuito. Es una conducta
bases de nuestro conocimiento sobre cómo se realizan los progresos en esa pri- nueva, adquirida, ya que no existe reflejo de succión de la mano. Lo intere-
mera etapa de la vida. Investigaciones posteriores han confirmado, completado sante es que se trata de una adaptación que tiende a conservarse por repeti-
y rectificado en algunos puntos las bases que Piaget sentó en sus trabajos. ción, y que, al mismo tiempo que se consolida, da origen a nuevas conductas.
La obtención del resultado desencadena de nuevo la acción una y otra vez.
CUADRO 7.2. Los estudios de Piaget sobre la inteligencia sensorio-motora
CUADRO 7.3. Las reacciones circulares
T r a s haber realizado diversos estudios sobre el pensamiento de los niños entre los i y
los 13 años de edad, mediante conversaciones abiertas, Piaget decidió abordar el es- Constituyen la repetición de un ciclo de acciones adquirido, o que se está adquirien-
tudio de los comienzos del desarrollo psicológico, como habían hecho muchos otros do, y que inicialmente se ha producido por azar. Se repiten una y otra vez hasta que la
autores anteriormente, a través del desarrollo de sus tres hijos. Jacqueline, Lucienne y acción se consolida.
Laurent fueron examinados muy cuidadosamente desde su nacimiento hasta los dos
años. Esos estudios los llevó a cabo desde finales de los años veinte al comienzo de PRIMARIAS Conservación de un resultado nuevo referido al propio cuerpo y a
los años treinta, utilizando un método nuevo, mezcla de observación sistemática y de la propia actividad.
experimentación en condiciones naturales. Los resultados de este trabajo se plasma- Segundo estadio Ejemplo: Intentos de succión sistemática de la mano, que inicial-
ron en tres libros que abrieron nuevos caminos para la comprensión del desarrollo mente se ha producido por azar.
temprano. El primero, publicado en 1936, y titulado El nacimiento de la inteligencia en
SECUNDARIAS Resultado producido incidentalmente en el medio ambiente y la
el niño, e s quizá el más importante y en él se estudia la génesis de la inteligencia, co-
menzando por una discusión filosófica y biológica de las categorías del espíritu huma- acción del sujeto tiende a mantener ese resultado.
Tercer estadio Ejemplo: Movimiento de un objeto colgado sobre la cuna con la
no y de la herencia. El segundo de ellos, que apareció en 1937, está dedicado a La
mano. S e intenta repetir el efecto.
construcción de lo real en el niño y allí se estudian las capacidades referentes a los ob-
jetos, la causalidad, el espacio y el tiempo durante la etapa sensorio-motora. Por últi- TERCIARIAS Son «experimentos para ver»: introducción de modificaciones en
mo, en el libro publicado varios años después, en 1946, La formación del símbolo en el
una actividad ya conocida para observar qué es lo que sucede.
niño, se estudia la imitación, el juego simbólico y el origen del simbolismo incluyendo Quinto estadio Ejemplo: Dejar caer objetos desde distintas posiciones para ver
el lenguaje y los sueños. Todas estas obras han tenido una profunda influencia en las dónde caen.
ideas sobre ese primer estadio del desarrollo del psiquismo humano y han sido el
punto de partida de numerosas investigaciones posteriores.
Así pues, las reacciones circulares son acciones que una vez adquiridas
tienden a conservarse. Piaget distingue tres tipos de reacciones circulares
E l primer estadio está consagrado a ejercitar los reflejos, como veíamos que aparecen en distintos momentos del desarrollo sensorio-motor. Las pri-
en el capítulo 5. Pero pronto ese ejercicio desborda la situación inicial y da marías, que caracterizan el segundo estadio, son acciones relativas al propio
lugar a conductas nuevas mediante el mecanismo de formación de esquemas cuerpo, que el niño no diferencia todavía con claridad del medio exterior. E l
ya explicado. Las adaptaciones iniciales, que son de carácter innato, se pro- niño descubre que puede mover una pierna de arriba a abajo y continúa re-
longan en adaptaciones adquiridas, y una de las características del segundo pitiendo esa acción por el placer que la repetición le produce, lo cual dene
estadio es lo que se denominan las reacciones circulares primarías. el efecto de afianzar ese movimiento. La primera vez que se produce sucede
La noción de reacción circular, que fue introducida por el psicólogo nor- de manera fortuita, pero posteriormente el niño trata de reproducirla.
teamericano James Mark Baldwin (véase el capítulo 2), expresa precisamente Las reacciones circulares secundarías, que aparecen en el tercer estadio, se
esa idea de repetición tan frecuente en la conducta infantil. Una reacción cir- refieren, en cambio, a la conservación de fenómenos relativos al mundo exte-
cular es la repetición de un ciclo que se está adquiriendo o se ha adquirido, rior. El niño tira, por casualidad, de la capota de su cochecito y esto produce
aparentemente por azar, y que el niño trata de conservar, realizándola una y en la capota un movimiento. E l niño va a tratar de reproducir este movimien-
otra vez hasta que la domina y controla perfectamente. Por ejemplo, la mano to tirando una y otra vez para observar los movimientos. Nuevamente se trata
del niño se sitúa accidentalmente en su boca y eso desencadena movimien- de algo fortuito que el niño tiende a conservar. E l niño descubre que median-
tos de succión de la mano. Es algo que se ha producido puramente por azar te su actividad puede producir efectos en el mundo y trata de reproducirlos.
pero que va a tender a repetirse; primero el niño intenta hacer esfuerzos por Por úkimo, las reacciones circulares terciarías, características del quinto
conservar la mano dentro de la boca, y cuando se encuentra fuera por diri- estadio, suponen una modificación de un resultado que se ha producido ante-
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142 El naíitnwntii i!r L inteligencia
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riormente. E s una especie de experiencia para ver qué resultados producen las cü.-VDRo 7.4. Coordinación de los esquemas
variaciones de su acción. E l niño, que ha observado cómo caen los objetos al
suelo cuando los abandona, no se limita ya a lanzar un objeto al suelo, sino
Distintos esquemas empiezan a aplicarse simultáneamente al mismo objeto o situa-
que lo hace desde distintas posturas, moviendo la mano hacia un lado u otro, ción, cosa que quizá esté ligada al aumento de la capacidad d e procesamiento. Por
subiendo y bajándola, para ver cuáles son las modificaciones que se producen ejemplo, el niño dirige la mirada-hacíá'la fuente de sonido.
en el resultado. Hay ya aquí una auténtica experimentación, y no sólo una
Ejemplos de algunas coordinaciones importantes son:
conservación de algo fortuito. Una vez más, se conserva el carácter circular de Visión-audición _
repetición, pero con introducción de variaciones en el curso de la acción. Prensión-succión
Prensión-visión
Piaget defiende que la coordinación de dos esquemas no e s sólo una asociación entre
los dos o una asimilación simple de uno por el otro. S e trataría de una «coordinación
La coordinación de los esquemas recíproca» en la que cada esquema trata de asimilar todos los excitantes, aunque no
sean adecuados a ese esquema. Así, el bebé trataría de ver el sonido y de oír el objeto
o persona que lo produce. Desde este punto de vista la figura humana e s una fuente
E l niño ha comenzado a ejercitar y consolidar sus reflejos con una cierta
privilegiada de estimulacióa
independencia entre ellos durante el primer estadio. Por un lado succiona, por
el otro toca, por el otro agarra, por otro mira, por otro escucha. Por las distin-
tas modalidades sensoriales recibe sensaciones diferentes que inicialmente no
están conectadas entre sí '. E l niño puede oír los ruidos que produce una per- Según Piaget, el proceso es complicado y no se trata sólo de que el niño
sona y ver a esa persona sin que tengamos que suponer que inicialmente los intente aplicar dos o más esquemas al mismo tiempo a un mismo objeto, tra-
atribuye a un mismo objeto o a una misma fuente, porque todavía no existe la tando de asociarlos, sino se daría lo que llama una «coordinación recíproca»,
noción de objeto. E l mundo exterior no existe con las características que dene en la que cada esquema «trata» de asimilar todos los excitantes, aunque no
para los adultos, con objetos que tienen rasgos y propiedades fijas; lo que exis- sean los apropiados para ese esquema. Según esto, el niño que coge un obje-
ten son las estimulaciones que no presentan todavía una unidad sino que son to y lo lleva ante sus ojos y también busca agarrar lo que está viendo, lo que
algo fragmentario y no permanente. Las estimulaciones van cada una por su hace en realidad es «intentar» ver lo tocado y de tocar lo visto, o en otras pa-
lado y un importante trabajo va a consistir en coordinar los esquemas relativos labras, de ver con las manos (o con los esquemas de prensión) y de tocar con
a cada modalidad sensorial, visuales, táctiles, auditivos, etc., y darles una uni- los ojos (o con los esquemas de visión). L o mismo sucedería con la visión y
dad, lo cual va a permitir que caractericen un objeto. Por ejemplo, el niño co- la audición o con la prensión y la succión, estableciéndose así una serie de
ge cosas y también las chupa cuando caen cerca de su boca pero no hay un coordinaciones recíprocas, que pueden incluir más de dos esquemas, y que
tratamiento como si fueran el mismo objeto el que coge y el que chupa. van a dar lugar a la aparición de objetos, cada vez más independientes de las
A pardr de que el niño aplica repetidamente distintos esquemas a un mismo acciones del sujeto.
objeto, como cogerlo y mirarlo, o cogerlo y chuparlo, y que eso produce distin-
tas sensaciones que se dan juntas, van a empezar a emerger los objetos, como
origen de esas distintas estimulaciones. E l progreso va a consistir en conectar
varias acciones y extraer de ellas invariantes de estimulación referentes a las
propiedades de los objetos. Lleva la mano a la boca, no ya para chuparla, sino Los progresos de la prensión
también para coger el objeto que tiene en la boca y tocarlo; y también lleva a la
boca los objetos que agarra con la mano. L o mismo sucede con la prensión y la
Vale la pena que volvamos a detenernos en el desarrollo de la prensión y la
visión, o con la visión y la audición: lo que toca con la mano lo lleva ante sus
exploración táctil de los objetos, y en su relación con el desarrollo de otros
ojos y recíprocamente lo que está viendo intenta cogerlo con la mano. esquemas. Piaget ha realizado un análisis muy sutil y cuidadoso acerca de có-
mo evolucionan esas conductas y ha distinguido cinco fases en el desarrollo
' H a b r í a que exceptuar la p e r c e p c i ó n intermodal, que m e n c i o n á b a m o s en el capítulo 5, que apare de la prensión en sus coordinaciones con otras actividades, que pasamos a
ce muy pronto, pero que va a ser necesario reconstruir más adelante. resumir brevemente.
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El naameHii Je h inlelifencia 145
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CUADRO 7.5. Desarrollo de las conductas de prensión CUADK( I 7.6. Rcjcctones circulares primarias referentes a los movimientos de la mano
Actividades de prensión involuntaria y Observación 6 2 . - L a u r e n t , a los 0;2 (4), descubre por casualidad su índice derecho y
1. Movimientos impulsivos y de puro re-
azarosa. lo mira durante un instante muy^cgríe. A los 0;2 (11) examina un momento su mano
flejo.
Primer estadio sensorio-motor derecha abierta, advertida por casualidad. A los 0;2 (14), por el contrario, mira tres ve-
ces seguidas su mano izquierda y, sobre todo, su índice levantado. A los 0;2 (17) la s i -
Conductas de prensión repetida, como
2. Reacciones circulares primarias refe- gue un instante en su movimiento espontáneo, y después la examina varias veces
agarrar un objeto y soltarlo o arañar con
rentes a los movimientos de la mano. mientras se busca la nariz o s e frota'el ojo. La misma observación al día siguiente. A
la mano sobre la manta o el borde de la
Segundo estadio sensorio-motor los 0;2 (19) sonríe a la misma mano después de haberia contemplado once veces s e -
cuna. Acomodación gradual a los objetos.
guidas (cuando está sin venda); vuelvo entonces a vendársela; cuando se la desato
(media hora después) vuelve a pasar por su campo visual, y Laurent le sonríe de nue-
Dirigir la mano hacia la boca, con o sin
3. Coordinación de la visión y la pren- vo. El mismo día mira con atención sus dos manos reunidas. A los 0;2 (21) levanta sus
objetos, y agarrar lo que está en la boca,
sión. dos puños cerrados y mira el izquierdo, después de lo cual lo acerca lentamente a la
como el chupete.
cara y s e frota la nariz. Poco después, la mano izquierda se acerca de nuevo a su cara:
Cuando la mano y el objeto se encuen- la mira y se toca la nariz. Vuelve a empezar y se ríe solo durante cinco o seis veces s e -
4. Prensión dirigida visualmente cuando
tran en el campo visual se activan los guidas, acercándose la mano izquierda. Parece reírse de la mano con anticipación,
mano y objeto se encuentran en el pero la mirada no ejerce ninguna influencia sobre el movimiento. Ríe, pues, antes,
movimientos de la mano y se dirigen vi-
campo visual. pero vuelve a sonreír al ver s u mano. Después s e frota la nariz y reincide. En un mo-
sualmente, pero no puede hacerse si la
Segundo estadio sensorio-motor mento dado vuelve la cabeza hacia la izquierda e n el mismo instante en que ésta se
mano no está visible.
mueve, pero la miradasigue sin influir sobre la dirección. Al día siguiente, iguales re-
La mano puede llevarse hacia el objeto acciones. A los 0;2 (23nnira a s u derecha, y después a las dos manos reunidas (mucho
5. Coordinación completa de la visión y
aunque s e encuentre fuera del campo vi- rato). A los 0;2 (24) puede decirse, al fin, que la mirada actúa sobre la dirección de las
la prensión.
sual manos, que tienden a quedarse dentro del campo visual. Alcanzamos así la tercera
Tercer estadio sensorio-motor
etapa.
ce la prensión, como si no lo está. Podríamos decir que la actividad de la Se ha realizado un largo recorrido para alcanzar estos logros, desde las
mano ha sido domesticada y puesta bajo el control visual. Estos logros se actividades reflejas de prensión iniciales sin ninguna relación con la visión,
producen ya al comienzo del tercer estadio sensorio-motor. para pasar en la segunda fase a tratar de mirar lo que hace la mano sin inter-
venir en ello; en la tercera, la mano trata de reproducir lo que ve el ojo y ac-
CUADRO 7.7. los estadios del período sensorio-motor tiva la acción de la mano; en la cuarta, el ojo guía a la mano en su prensión
de los objetos pero cuando ambos están en el campo visual; para lograr, en
Edad en Objeto la quinta fase, llevar la mano y coger lo que está en el campo visual al alcan-
Inteligencia sensorio-motora
meses ce del brazo aunque la mano^sté fuera de él.
Seguimiento visual de objetos.
Estadio 1 Ejercicio y consolidación de los re-
No hay conductas de búsqueda
0-1 flejos
de objetos desaparecidos.
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a venir el baño, y cuando ve la cuna protesta anticipando que le van a acos-
tar y dejar solo. Los objetos pro lucen determinadas sensaciones visuales, gustativas,
Es entonces la aplicación de los mismos esquemas lo que permite identifi- olfativas, auditivas, térmica^, etc., pero cada una de ellas no basta para ca-
car los objetos, y también formar categorías con ellos. Por ejemplo, el niño va racterizar un objeto más que cuando esa sensación se ha atribuido al mis-
a aplicar principalmente a un objeto un determinado tipo de esquema. Al so- mo objeto que otras. Al principio no es suficiente ver el biberón para re-
najero lo va a agitar. A la muñeca, la va a frotar. Al chupete lo va a chupar, etc. conocerlo como tal; la visión tiene que ir acompañada del gusto, el tacto,
el olor, el calor. Sólo cuando se atribuye toda esa capacidad de producir
De esta forma, como resultado de la aplicación de los mismos esquemas, se
sensaciones al mismo objeto, el niño será capaz de reconocer el biberón
constituyen clases de objetos que son un antecedente de las clases más abs- como un objeto independiente con sólo verlo, o con sólo sentirlo en la
tractas que se formarán años después, un antecedente de los conceptos. Serían boca.
categorías como «agitable y productor de ruido» (como el sonajero), «de colo-
res vivos y que se mueve» (como el móvil que tiene sobre la cuna), «de super- Pero no terminan aquí las dificultades pues los objetos dejan de produ-
ficie blanda y adherente» (como el chupete o el muñeco de goma). La explora- cir esas sensaciones cuando no están presentes y el niño tiene que descubrir
ción con esos mismos esquemas de otros objetos permite ir añadiendo nuevos que los objetos siguen existiendo cuando dejan de estimularle, cuando se de-
elementos a cada categoría y así ir organizando la realidad. No hay una sensa- ja de verlos, de oírlos o de tocarlos. Ahora bien, una de las características
ción nueva, una experiencia distinta cada vez, sino que éstas se repiten. Eso que tienen los objetos para los adultos es que son independientes de su pro-
hace posible organizar la realidad, reconocer los objetos y anticipar lo que va
a suceder. En una palabra, permite organizar el mundo.
150
pia actividad: el libro continúa existiendo aunque no lo utilicen, y esto es lo
que permite encontrarlo en el lugar donde se dejó. Pero esto no es así para
el niño, para quien no existe el lugar, porque todavía no hay espacio, ni exis-
te el objeto una vez que ha desaparecido. Una de las mayores construcciones
del período sensorio-motor es la de la noción de objeto como algo que per-
manece independientemente de nuestras acciones. Es también un mérito ex-
traordinario de Piaget haber puesto de manifiesto que para el niño durante
los primeros estadios del período sensorio-motor los objetos no existen inde-
pendientemente de las acciones del sujeto y cuando éstos desaparecen de su
ámbito de acción se comporta como si hubieran dejado de exisñr.
En la construcción de la permanencia de los objetos, el niño pasa por
una serie de estadios que son semejantes a los de la construcción de su inte-
ligencia (véase el cuadro 7.7).
Inicialmente, cuando un objeto sobre el que está actuando un niño desapa-
rece, éste no manifiesta ninguna conducta determinada. Hacia el tercer o cuarto
mes se produce ya una búsqueda con la mirada de los objetos que han desapa-
recido. En el estadio III, si un niño está jugando con un objeto y éste se oculta
parcialmente, será capaz de buscarlo y encontrarlo. Por ejemplo, si tapamos un
objeto parcialmente con un pañuelo, el niño reconocerá el objeto completo a
partir de la parte visible, y quitará el pañuelo. Ahora bien, si tapamos el objeto
completamente, el niño manifestará su sorpresa pero no hará intentos para en-
contrarlo. Se comportará como si el objeto hubiera dejado de existir (figura 7.8).
En el estadio IV, el niño es ya capaz de encontrar un objeto que ha sido
ocultado cuando esa ocultación se realiza delante de su vista, pero continúa
teniendo dificultades en muchas situaciones. Por ejemplo, si ocultamos un
objeto varias veces en un mismo lugar y posteriormente en otro lugar distinto,
el niño puede ir a buscarlo al lugar donde lo ha encontrado habitualmente.
En el estadio V ya no cometerá este error, pero todavía cometerá errores
cuando el objeto es sometido a desplazamientos invisibles. Por ejemplo, po-
nemos el objeto debajo de un pañuelo junto a otro pañuelo que no oculta
nada y desplazamos los pañuelos delante del niño, intercambiando su posi-
ción. En este caso, buscará el objeto en el lado en el que se ocultó, sin tener
en cuenta el desplazamiento del pañuelo, que sin embargo ha percibido per-
fectamente (véase figura 7.9 A). Igualmente, si se oculta un objeto en la mano
del experimentador y éste pone la mano debajo de un pañuelo y allí abando-
na el objeto, el niño lo buscará en la mano, sin tener en cuenta que éste puso
su mano debajo del pañuelo y lo pudo dejar allí (figura 7.9 B).
Por último, en el estadio V I el niño puede localizar un objeto teniendo
en cuenta sus desplazamientos invisibles y buscando en los lugares por don-
de el objeto ha podido quedar oculto. Si no lo encuentra en un sido lo bus-
cará en otros lugares donde estuvo o en los que pueda estar, aunque no haya
visto los desplazamientos. Sus limitaciones para encontrarlo dependen de su
ñuelo (tomada de Bower, 1974, pp. 213-214)
152 Juan Dcli'dl
L a resolución de problemas
A 155
Utilizando esquemas que el sujeto tiene, pero en una combinación original,
lo cual constituye la característica de los actos de inteligencia.
El sexto estadio, con el que termina el período sensorio-motor, se carac-
teriza por la aparición de la representación y entonces los problemas pueden
empezar a resolverse en el plano simbólico, y no puramente práctico. El suje-
to ya no resuelve entonces los problemas por tanteo, sino que parece como
si hubiera una reflexión previa (véase el cuadro 11.1). Por ejemplo, el niño
trata de subirse sobre un taburete pero, al apoyarse en él, éste se desplaza.
En un determinado momento, el niño se detiene en su acción, parece como
si reflexionara, coge el taburete y lo apoya contra la pared, impidiendo de
ese modo que se desplace, y a continuación se sube sobre él.
1 i
l 4 5
segundos
Tamaño
6 SEMANAS verdadero
• 1
Distancia ,
. . 1 metro 3 metros 1 metro 3 metros
verdadera
20°
Tamaño
retiniano
Indicios de la
Diferente Igual Diferente
3 ' distancia a la retina
segundos
Promedio de
respuestas 98 58 54 • 22 *
12 SEMANAS
suscitadas
FIGURA 7.13. Bower estudió la constancia del tamaño utilizando objetos (cubos) de
diferentes tamaños a distintas distancias. E l estímulo era un cubo de 30 cm de lado
20°
colocado a un metro de distancia. Se condicionaba al bebé (de 6 a 8 semanas de
edad) a responder con un movimiento de la cabeza cada vez que se presentaba el
cubo y se le reforzaba apareciendo una persona y haciéndole un mimo. Una vez esta-
blecido el condicionamiento se presentaba un cubo igual de 30 cm pero a 3 metros
de distancia, que producía una imagen retiniana más pequeña; un cubo de 90 cm a
un metro, que producía una imagen retiniana mayor; y un cubo de 90 cm a 3 me-
Segundos tros, que producía una imagen retiniana igual. Es esperable que el niño mueva la ca-
beza cuando se le muestre un objeto que considera igual que el estímulo inicial. Si
tiene la constancia del tamaño lo hará al cubo idéntico, aunque esté a 3 metros (estí-
mulo 1). Si se basa en el tamaño retiniano lo hará al estímulo 3. Si se basa en la dis-
tancia, lo hará a 2. Como se ve los niños respondieron sobre todo al estímulo 1 y
luego al 2; el 3, que producía una imagen retiniana igual, fue el que obtuvo menos
respuestas (tomada de Bower, 1966)
ca la constancia de la forma.
158 limn IMvii!
159
encuentra alejado lo viéramos como un liliputiense. Es necesario que el ta-
maño de la imagen retiniana no influya en el tamaño que atribuimos al obje-
to real y que se sea capaz de establecer una constancia del tamaño, indepen-
diente del tamaño aparente. ^^-^^
Las investigaciones sobre el establecimiento de estas dos constancias pa-
recen dejar claro que no son innatas y que los recién nacidos no las tienen,
pero que aparecen pronto. Las investigaciones de Bower (1966, 1974) sobre
la constancia del tamaño situaban esa aparición hacia las seis semanas, pero
los estudios posteriores han retrasado esta edad hasta los cuatro o seis meses.
Sin embargo, algunos trabajos parecerían mostrar que la constancia de la for-
ma existe desde el nacimiento.
Los niños más pequeños no diferencian perceptivamente unos objetos
de otros y cuando un objeto se coloca sobre otro parecen comportarse como
si el conjunto constituyera una unidad. Como en el caso de los adultos, el
movimiento es un índice que ayuda a que el niño identifique los objetos
como unidades: como ya mostraron hace mucho tiempo los psicólogos de la
escuela de la Gestalt, lo que se mueve junto tiende a verse como una unidad,
con independencia de que constituya un único objeto o varios. (La llamada
«ley del destino común», véase capítulo 3). A partir de los cinco o seis meses,
los niños empiezan a utilizar también claves como la pauta, la textura o el
color para diferenciar unos objetos de otros. FIGURA 7.14. El precipicio visual Los niños, a partir de los seis meses, se niegan a ga-
tear por la parte profunda del precipicio visual, aunque se apoyen en el cristal, lo
Otra adquisición necesaria es la percepción de la profundidad, que está que indicaría que los índices visuales predominan sobre los táctiles (tomado de Gib-
ligada a la constancia del tamaño. El reconocimiento de la existencia de son y Walk, 1960)
depresiones en el terreno, de agujeros en el suelo, es importante para evitar peli-
gros tales como caídas que pueden ser fatales. Los adultos tenemos prevención
visual, aunque sus madres les llamen insistentemente. Sin embargo parece que
a las alturas, que en muchas personas producen vértigo, y nos comportamos
los más pequeños, que todavía no pueden desplazarse, se sienten menos turba-
muy cautelosamente ante ellas. ¿Desde qué momento son capaces los niños de
dos. Esto parecería indicar que la percepción de la profundidad se adquiere y
evitar los precipicios? Esto es lo que pretendieron estudiar Gibson y Walk que esto sucede cuando el animal puede caminar, es decir cuando está expuesto
(1960) utilizando un dispositivo que denominaron «precipicio visual» (véase fi- al peligro de caer. Hasta ese momento esa capacidad resultaría inútil.
gura 7.14) consistente en una superficie de cristal que en una parte tiene pegada
Las caras humanas atraen desde muy temprano la atención de los niños
debajo una tabla con cuadrículas como un tablero de ajedrez y en otra las cua-
y las miran durante espacios prolongados de tiempo. Sin embargo, los resul-
drículas aparecen mucho más abajo. Aunque esta parte ofrece en el cristal un
tados de las investigaciones indican que los recién nacidos no exploran el
apoyo táctil igualmente sólido que la que tiene la cuadrícula pegada, visualmen-
interior de las figuras, sino sobre todo la parte exterior (figuras 5.5 y 7.11). Al-
te parece un precipicio. Gibson y Walk colocaron sobre la superficie animales
gunas investigaciones, sin embargo, muestran que la capacidad de mirar al
de distintas especies y encontraron que evitaban pasar por la parte aparente-
interior de una figura aumenta cuando los elementos internos se mueven.
mente profunda. Animales precoces, como los pollos o las cabras, que pueden
Hacia los dos meses empezaría a aumentar la capacidad de explorar interna-
caminar a las pocas horas de nacer, evitaban cuidadosamente la parte prohanda. mente las figuras y hacia los tres meses ya parece que se empieza a discrimi-
Algunas especies de monos, a los tres días de edad, manifestaban síntomas nar entre unas caras y otras. Sin embargo todavía en los meses siguientes se
de perturbación cuando se les colocaba en la parte profunda, cosa que no suce- siguen realizado progresos en el reconocimiento de las caras y de las expre-
día cuando se les ponía en la parte que tenía un apoyo óptico con los cuadra- siones que manifiestan. Todo esto parece mostrar que la capacidad de reco-
dos pegados al cristal. Los niños a partir del momento en que empiezan a gatear, nocimiento de las caras no es innata sino que se construye de la misma ma-
de los seis meses en adelante, se niegan a cruzar la parte profunda del precipicio nera que otros aspectos del mundo perceptivo.