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UNIVERSIDAD LAICA “ELOY ALFARO DE MANABÍ”

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS


CARRERA DE FONOAUDIOLOGÍA

ASIGNATURA:
BIOÉTICA

TEMA:
NATURALEZA, ORIGEN E HISTORIA DE LA BIOÉTICA

ESTUDIANTES:
ARIANNA KRISTHEL MOREIRA REYES
ARIAANA NICOLE ROMERO BALDA
STELLAMARIS RAQUEL ZAMBRANO ÁLAVA

DOCENTE:
ISABEL ZAMORA

NIVEL:
SEGUNDO

PARALELO:
“A”

PERÍODO:
2023 – 1
Introducción
La bioética tiene como fin estudiar la naturaleza con respecto a la naturaleza
humana, naturaleza biológica, también animar el debate y el dialogo entre la medicina,
filosofía y ética; la bioética no solo debe buscar el conocimiento sino también la sabiduría,
este surge debido a tres factores importantes, uno de carácter tecno-científico, otro de
carácter social y otro de carácter político
El término bioética nace en Estados Unidos, en la década de los 70´ por la
aportación de dos figuras claves, Van Rensselaer Potter, que fue, quien difundió por
primera vez el neologismo bioético dentro del vocabulario científico, y André Hellegers,
esta segunda figura fue precursor de que la bioética se extendiera dentro del campo médico,
sin embargo, aparecen otros personajes que desde antes ya se referían a la ética de la vida.
La historia de la bioética se divide en dos grandes etapas: antes de Potter y después
de Potter; donde en la primera parte de la historia la ética médica se basaba en las normas
de la Antigua Grecia, y la segunda parte, que tiene su primera manifestación con el código
Núremberg y los antecedentes que dieron paso a esta nueva disciplina.
La bioética también tuvo su expansión por Latinoamérica, contribuyendo a cambios
que se reflejaron a lo largo de los años a partir de fundamentaciones que existieron y
fortalecieron el interés por ampliar los conocimientos y los principios de esta disciplina.
Objetivos
 Identificar en que áreas surgió la bioética.
 Conocer cuáles fueron las figuras que dieron paso al origen de la bioética
 Identificar cuál ha sido la evolución de la historia de la biomédica hasta la
actualidad
Naturaleza de la Bioética
La naturaleza de la bioética es estudiar la conducta del ser humano con respecto a la
vida, debe buscar no solo el conocimiento, sino la sabiduría, para favorecer la
supervivencia tanto humana como el resto de los seres vivos y medio ambiente, en la era de
la sociedad tecnológica, de la producción y el consumo.
La bioética surge debido a la conjunción de tres factores, uno de carácter tecno-
científico, otro de carácter social y el último de carácter político. Estos factores son: Los
retos que crean los avances científicos y tecnológicos en torno a la vida en general. El
despertar de la libertad de conciencia en las decisiones morales. Demanda ilimitada de
asistencia sanitaria en una sociedad donde el modelo de Estado de Bienestar ha entrado en
crisis. Estos tres factores se hicieron presentes especialmente en las ciencias de la vida.
(Torralha, 2002)
Una definición más reciente y acertada de bioética incluye fundamentalmente los
conceptos anteriores agregando que es una disciplina que intenta relacionar la naturaleza
biológica humana y el mundo biológico con la formulación de políticas encaminadas a
producir el bien social en el presente y futuras generaciones. Por eso se dice que la bioética
consiste en un diálogo interdisciplinario entre ética y vida. (Chapa, 2011)
El objetivo de la bioética, tal como la "fundaron" el Hastings Center (1969) y el
Instituto Kennedy (1972) era animar al debate y al diálogo interdisciplinar entre la
medicina, la filosofía y la ética, y supuso una notable renovación de la ética médica
tradicional, el cual recibe el estatus básico y con el que mantiene una relación de
dependencia justificadora y orientadora.
La bioética ha demostrado a la medicina la utilidad del pensamiento filosófico en lo
que respecta a los problemas ético, se desarrolla en el contexto de una sociedad pluralista,
ajena a los grandes relatos unificadores de tipo religioso o ideológico. Por lo tanto, es una
ética civil que se sustenta en la racionalidad humana secularizada, capaz de ser compartida
por todos, en un terreno filosófico neutro (GOIKOETXEA, (1999))
Origen de la Bioética
A principios de los años 70, en EE.UU. nacía una nueva disciplina denominada, a su
vez, con un neologismo: la bioética. Al hablar de la historia de este concepto, se
debe situar su nacimiento en dos figuras claves, el oncólogo Van Rensselaer Potter
y el obstetra André Hellegers (Pose, 2020)
Van Rensselaer Potter, biólogo, especialista en bioquímica y oncología utilizó por
primera vez el neologismo bioética en Estados Unidos en el año 1970, en un artículo
titulado Bioethics: The Science of Survival, (Rotondo, 2017), sin embargo, no fue hasta el
año siguiente, 1971 con su publicación del libro Bioethics: Bridge to the Future que este
término se introduce en la literatura científica (Lolas, 1998) donde “se visualizaba una
estrecha relación entre el mundo de la ciencias de la vida y sus hechos y los valores éticos”
(Morales et.al, 2011, pág. 22).
Para Potter, “bioética” era el nombre de una nueva disciplina que combinaría
ciencia y filosofía. El objetivo de esta disciplina sería la sabiduría, que él definía como
conocimiento de cómo usar el conocimiento para la supervivencia humana y para mejorar
la calidad de vida (Farías & Hall, 2020)
Este concepto de sabiduría como una guía para la acción Potter lo definió como «la
ciencia de la supervivencia» por lo que propuso el término Bioética “para poder enfatizar
los dos más importantes componentes para lograr la nueva sabiduría que tan
desesperadamente necesitamos: conocimiento biológico y valores humanos” (Potter, 1970).
“Potter comprendía como ciencias de la vida no solamente a las ciencias que tienen que ver
con la vida humana, sino también a todas aquellas que engloban su entorno ecológico y
ambiental. Potter concebía este precepto como Bioética Global” (Morales et. al, 2011).
“André Helleggers, ginecoobstetra de origen holandés, experto en fisiología fetal,
fue el precursor de que la bioética se extendiera sobre todo al terreno biomédico, divulga la
palabra bioética en el año 1971” (Rotondo, 2017) ya que funda el centro de investigación
en bioética Instituto Joseph y Rose Kennedy para el Estudio de la Reproducción Humana y
la Bioética (Calvo, 2018).
Hellegers focalizó su atención, a diferencia de la idea originaria de Potter, en los
problemas y las instancias puestas por los dilemas de la medicina, como la
reproducción humana, el control de la natalidad, las políticas demográficas, y
concibió la bioética como una disciplina que integra y sintetiza los conocimientos
médicos y éticos (Casillas, 2017).
A pesar de ser considerado a Potter y a Hellegers como las figuras que dieron origen
al nacimiento de la bioética, su origen se lo atribuyen a Fritz Jahr, pastor protestante y
filósofo alemán, que “históricamente fue el primero en acuñar el término Bio-Ethik en un
artículo acerca de las ciencias de la vida y la enseñanza de la ética, publicado en 1926 y
otro artículo en el año 1926” (Quesada, 2018), “en una prestigiosa revista de ciencias
naturales llamada Kosmos” (Juárez, 2020). “A Jahr le interesaba la relación entre el hombre
y la naturaleza y le preocupaba el uso de animales para experimentación y en la forma que
se estaba difundiendo en la biología a partir de ensayos de laboratorio” (Duque, 2020)
No obstante, “el trabajo de Jahr no tuvo repercusión en su momento debido a las
circunstancias políticas y morales de su tiempo y es posible que por esta razón sus
propuestas quedaran en el olvido” (Calvo, 2018) y debido a esto, la figura de Jahr, no es
conocida hasta 1997, cuando profesores de las universidades de Berlin y Tübingen sacaron
a la luz el histórico artículo de Jahr en la revista Kosmos (Pose, 2020, pág. 13).
Aldo Leopold, estadounidense silvicultor, ecólogo y ambientalista, en 1940 publica
su obra Una ética de la Tierra, donde proponía una conciencia ética que se refleje en la
armonía entre el hombre y naturaleza, además estaba convencido de que tanto la filosofía
como la ética y religión pueden ejercer conciencia para luchar contra los daños a la
naturaleza, de allí su interés de divulgar una ética ambiental (Duque, 2020).
Antecedentes Históricos que propiciaron el origen de la bioética
“Los años 70 y 80 fueron el período de nacimiento y expansión de la bioética.
Eventos sociopolíticos, culturales, científicos y religiosos hicieron su nacimiento y
expansión” (Duque, 2020)
 En lo sociopolítico y cultural, a nivel nacional países, pueblos, grupos sociales
proclamaban liberación e igualdad, como fue el caso de los movimientos juveniles
en París en 1968 que expresaron su de deseo de libertad con su lema Prohibido
prohibir, consecuentemente a este hecho y otros como el fin de la segunda Guerra
mundial y la aparición del VIH, en 1973 la Asociación Americana de Hospitales
crea la primera Carta de Derechos del Paciente; esto con la esperanza de que la
observación de estos derechos contribuyan a una mejor atención al paciente por
parte del sistema sanitario.
 En lo religioso, sobre todo alrededor de la Iglesia católica, con la publicación del
Concilio Vaticano II convocado por el papa Juan XXIII, “mediante el cual la Iglesia
Católica quiso mirar de frente al mundo y dialogar abiertamente con algunas de las
modernas corrientes de pensamiento” de aquella época (Sols, 2018), no obstante, a
partir de la publicación de Humana Vitae por el papa Pablo VI, donde hablaba con
claridad sobre temas como sexualidad, familia y matrimonio surgieron polémicas en
la sociedad e incluso dentro de la Iglesia Católica, ocasionando la distancia de parte
de muchos de los feligreses
En la ciencia, a partir de exponer ciertos proyectos investigativos donde se conocían
abusos que se daban en los mismo fueron tema de contradicción y de debate; así mismo
surgieron grandes avances tecnológicos como el primer trasplante de corazón, en 1967, por
parte del doctor Christian Barnard en Sudáfrica y la polémica bioética que surgieron por
todas las implicaciones de esta técnica y de otras más (Duque, 2020).
En el campo de la medicina, los años sesenta y setenta se caracterizaron por el
avance tecnológico, como los trasplantes, de las unidades de cuidados intensivos, la
hemodiálisis, los nuevos medicamentos que contribuyeron a contrarrestar
enfermedades antes incurables. A pesar de todos estos avances biotecnológicos en la
medicina que suenan innovadores ante los beneficios que su aplicación podría tener,
León Kass en 1971 afirmó que dichos avances en medicina y biología podrían
modificar y controlar cualquier tipo de capacidad y actividad humana, incluso
pudiendo la tecnología biomédica manipular y explotar a los más débiles y
vulnerables (Duque, 2020).
Es así como, “en el siglo XX, aparecen conflictos de difícil resolución por sus
implicaciones sociales, jurídicas y éticas provocados en parte por la tecnología ahora
disponible” (Duque, 2020). Estos conflictos que se dan entre los médicos, pacientes y
familiares, hacen que se dé la aparición de los comités de ética a mediados del siglo XX
(González el at., 2020).
No obstante, en 1962 en Estados Unidos, la revista Life denuncia el funcionamiento
del comité de Seattle, impulsados por el doctor Belding Scribner, este comité se dedicaba a
seleccionar pacientes acreedores de diálisis por ciertos criterios, por lo que el comité
terminó disolviendoe. A partir de este acontecimiento nadie intentó revivir comités éticos
con funciones de decisión clínica, hasta catorce años después, con el caso de Karen Ann
Quinlan y luego con el de Baby Doe
En 1976, Karen Ann Quinlan presentaba muerte cerebral y dependía de un
respirador, por lo que sus padres solicitaron se le retirara el respirador, a lo que los
directivos del hospital acudieron a la Corte Suprema del Estado de Nueva Jersey, quien
dispuso que, si un comité de ética concordaba en que no ya no podía retornar a un estado
cognoscitivo, podría ser retirado a petición de su familia. A partir de este caso, en Estados
Unidos se comienzan a crear comités de ética, aunque el análisis ético era más complejo
por la combinación de asuntos médicos y legales.
Más tarde, en 1982, el caso de Baby Doe, quien nació con Síndrome de Down y
atresia esofágica (formación incompleta del esófago), trajo de un nuevo dilema que
consistía en definir si era conveniente practicarle una cirugía esofágica para facilitar la
alimentación, pero los médicos sostenían posiciones opuestas y los padres decidieron no
hacer la cirugía; el bebé muere de inanición, a partir de este caso, los jueces confirmaron el
derecho de los padres a escoger si se practica un tratamiento o no.
Estos casos importantes en la historia de la bioética hacen resurgir la importancia de
los comités de ética en los hospitales, y sus respectivas sentencias han fundamentado el
pensamiento bioético (Duque, 2020)
Historia de la Bioética
La historia de esta disciplina se divide en dos grandes etapas: antes de Potter y
después de Potter a partir de los años 70 (Etecé, 2021). Antes del surgimiento de la bioética
la ética médica se basaba en el Juramento Hipocrático, instaurado por Hipócrates, en al año
500 A.C. en la Antigua Grecia, donde su principio era No llevar otro propósito que el bien
y la salud de los enfermos, y junto a los códigos deontológicos milenarios, son ciertas
normas de conducta que han acompañado la práctica médica durante la historia de la
medicina (Saavedra & Tarasco, 2018) esta ética médica que existe desde la Antigua Grecia,
establece que es el médico clínico quien debe enseñar en el ejercicio de la práctica clínica,
cómo se deben afrontar los dilemas de las cuestiones morales (Casillas, 2017).
En 1831, Marshall Hall fisiólogo inglés, destacaba cinco principios básicos éticos
debido a la experimentación con animales:
1. Si la observación puede sustituir el experimento, es mejor no realizarlo.
2. Tener un objetivo claro.
3. Evitar repeticiones innecesarias dentro del experimento.
4. Causar el menor dolor posible
5. Obtener resultados claros (Gallo, 2021).
El interés por la protección de las personas que participan en la investigación nace
después de la Segunda Guerra Mundial, en el año 1947, durante el juicio de Nuremberg,
donde se juzga a los médicos nazis por su participación en experimentos con prisioneros en
los campos de concentración (Delclós, 2018) “con supuestos fines científicos para el
desarrollo de nuevas tecnologías militares” (Morales et.al, 2011, pág. 22) sin el
consentimiento de los prisioneros dando lugar al código Núremberg (Castillo & Rodríguez,
2018).
“El Código de Núremberg constituyó una declaración de principios, donde se dio
origen a distintas normas y regulaciones con la responsabilidad de proteger al ser humano
por encima de la búsqueda del conocimiento” (Cruz et. al, 2020). El psiquiatra Leo
Alexander y el fisiólogo Andrew y médico norteamericanos que también participaron como
asesores en el juicio de a los médicos nazis, fueron los responsables de la elaboración del
Código, que es una declaración de diez principios éticos (López, 2020).
La Declaración de Helsinki fue promulgada por primera vez en 1964 por la
Asociación Médica Mundial (AMM) fundaba los postulados éticos en la integridad
moral y responsabilidad del médico, se elaboró para evitar que el control ético de la
investigación saliera del ámbito de la profesión médica, esta declaración establece el
consentimiento informado para participar en protocolos de investigación, y para
muchos es considerada la ética médica de la investigación con seres humanos
(Abajo, 2001)
Dentro de las decisiones éticas en investigaciones, en 1969 en Nueva York, se funda
el Hastings Center o bien el Institute of Society, Ethics and the Life Sciences, por el
filósofo D. Callahan y el psiquiatra W. Gaylin, con la intención de proveer una normativa
que regulara las experimentaciones, que en dicho período se desarrollaban sin ningún
control e incluso sin escrúpulos (Casillas, 2017)
En 1979 se proclama el informe Belmont, que tiene sus antecedentes, por el
experimento Tuskegee, realizada en un poblado del mismo nombre en Alabama, que se
llevó a cabo entre los años 1932-1972, este fue un estudio realizado por el Servicio Público
de Salud de los Estados Unidos para estudiar la evolución natural de esta enfermedad en
ausencia de tratamiento, en donde no tenían el consentimiento de las personas a las que se
les estaba experimentando, no se les informó de que trataba la investigación y fueron
engañados al decirles que tenían mala sangre (Cuerda et. al,2014).
A partir de este experimento, se crea la National Comission for the Protection of
Human Subjects of Biomedical and Behavioral Research, que redactaría el decisivo
Informe Belmont (1979), el informe explica los principios éticos fundamentales para la
investigación en humanos, los cuales son: respeto a las personas, beneficencia y justicia
(Cruz et. al, 2020) y “es un importante documento histórico en el campo de la ética médica”
(Maciel, 2018).
Ese mismo año de 1979 Beauchamp y Childress desarrollaron con más amplitud su
obra Principios de ética biomédica donde reformularon los tres principios del
Informe Belmont para la bioética clínica, y han tenido aceptación universal en los
últimos años del siglo XX y los primeros años del siglo XXI.
En los últimos 45 años la Bioética ha podido iluminar, en su mismo ámbito, la
atención de la salud en ciencias de la vida y del cuidado de la salud, la toma de decisiones
difíciles recordándonos que no todo lo que se puede hacer se debe de hacer (Saavedra &
Tarasco, 2018).
Principios Generales de Ética
“Toda investigación en que participen seres humanos debe realizarse de acuerdo con
cuatro principios éticos básicos: beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia”
(Piscoya, 2019).
Principio de beneficencia 
Es otro de los principios clásicos hipocráticos. El problema es que, hasta hace poco,
el médico podía imponer su propia manera de hacer el bien sin contar con el
consentimiento del paciente (modelo paternalista de relación médico-paciente). Por
lo tanto, actualmente este principio viene matizado por el respeto a la autonomía del
paciente, a sus valores, cosmovisiones y deseos. No es lícito imponer a otro nuestra
propia idea del bien (López & Zuleta, 2020)
“También se puede usar este principio (junto con el de justicia) para reforzar la
obligación moral de transferir tecnologías a países desfavorecidos con objeto de salvar
vidas humanas y satisfacer sus necesidades básicas” (Piscoya, 2019).
Principio de no maleficencia 
Se trata de respetar la integridad física y psicológica de la vida humana. Es
relevante ante el gran avance de la ciencia y la tecnología, porque muchas
metodologías pueden acarrear daños o riesgos, un ejemplo actual sería evaluar el
posible daño que pudieran ocasionar organismos genéticamente manipulados, o el
intento de una terapia génica que puede ocasionar consecuencias negativas para el
individuo (López & Zuleta, 2020).
Principio de autonomía o de libertad de decisión 
Se puede definir como la obligación de respetar los valores y opciones personales
de cada individuo en aquellas decisiones básicas que le atañen vitalmente. Supone
el derecho incluso a equivocarse a la hora de hacer uno mismo su propia elección.
De aquí se deriva el consentimiento libre e informado de la ética médica
actual (Gómez et al., 2021).
Principio de justicia 
Consiste en el reparto equitativo de cargas y beneficios en el ámbito del bienestar
vital, evitando la discriminación en el acceso a los recursos sanitarios. El principio
de justicia no es absoluto, en este esquema, como ningún otro en la moral, ni es el
único. Sin embargo, es un principio de primer orden en cuanto a la dictaminación de
lo justo o lo injusto en la práctica bioética, particularmente importante porque atañe
al bien común y a la defensa de las personas más débiles de una sociedad (López &
Zuleta, 2020).
Bioética Latinoamericana y sus aportes a la Bioética Global y a la Bioética
Social
Algunos estudiosos discuten si es posible afirmar la existencia de una bioética
latinoamericana o si sería más adecuado referirse a una bioética en Latinoamérica. En
América durante los años setenta y ochenta se dio un proceso de receptividad y asimilación,
pero hacia los años noventa aparecieron trabajos autóctonos en Argentina, Brasil y Chile,
países se incentivaron propuestas de diferentes enfoques (Duque, 2020).
En relación con los antecedentes del eco de bioética norteamericana en
Latinoamericana, se conoce que la OPS comisionó en los años ochenta a James Drane para
que explotara opciones, necesidades y recursos, pero resulta de especial interés la
explicación que el mismo James Drane señalo en relación con la motivación que se tuvo en
la OPS para exportar la bioética norteamericana a estos países (Duque, 2020)
Entre el grupo de académicos argentinos promotores de esta iniciativa, cabe
mencionar a Juan Carlos Tealdi. Silvia Brussino, María Luisa, quienes han liderado los
desarrollos teóricos y los programas académicos impulsados por la RED bioética de la
UNESCO (Duque, 2020).
A estos pensadores y a otros más como Volnci Carrafa del Brasil, se debe a el
trabajo de fundamentación de la bioética en como a los desarrollos humanos que concluyen
con la Declaración Universal sobre la bioética y derechos llamamos proclamada por la
UNESCO en 2005 y que, a pesar de algunas interpretaciones por falta de consenso, es aún
un referente muy destacado en el ejercicio Global. Una bioética así concebida como
bioética social corresponde con una ética del cuidado y de la solidaridad, de la compasión y
del acompañamiento en el dolor y el sufrimiento humano; cualquiera sea la naturaleza de
estas dan prioridad a las condiciones de vulnerabilidad (Duque, 2020)
El programa de Bioética abarca docencia e investigación y publica en asocio con la
Universidad de Barcelona la Revista de Bioética y Derecho y Perspectiva de Bioética. La
bioética surgió como resultado de cambios de gran envergadura en nuestra comprensión de
la condición humana y en nuestra capacidad aumentada de transformar el cuerpo. El
programa surgió luego de recomendaciones dadas por James Drane discípulo de Pedro Laín
Entralgo, a quien la OPS había comisionado para visitar la región y conocer necesidades y
recursos requeridos para impulsar la bioética en América latina (Duque, 2020)
Fundamentos Fisiológicos y Epistemológicos de la Bioética
La pregunta por los fundamentos filosóficos de la bioética constituye
epistemológicamente que esta nueva disciplina que aún no tiene resuelto todo, en primer
lugar se acepta que la bioética hace parte de las éticas aplicadas que Aristóteles, llamó
filosofía práctica, regida por la racionalidad de la virtud de la capacidad de la liberación
racional, plural e interdisciplinaria capaz de establecer las responsabilidades mediante
valoraciones de las consecuencias de los humanos, es lo que muchos llaman ética
consecuencia lista o teleológica (Duque, 2020).
Al asumir la bioética por su condición de posibilidad la búsqueda de la felicidad se
puede reconocer para esta disciplina una personalidad, una identidad propia como sucede
igualmente con la ética social y la ética económica (Duque, 2020).
En síntesis, las primeras herramientas de la bioética son la racionalidad y la
razonabilidad: esto es, la inteligencia teórica capaz de iluminar la argumentación que
sustenta una acción la inteligencia practica capaz de formar la acción posible y aceptable
(Duque, 2020).
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