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Carlos Alejandro Muñoz Pulido

¿Pueden las inteligencias artificiales remplazar las interacciones entre seres humanos?

La principal razón por la que el ser humano crea nuevas tecnologías es para satisfacer una
necesidad, usualmente las máquinas que se crean tienen como fin llenar esa necesidad de la
manera más eficiente posible, claro ejemplo de ello es la implementación de las tecnologías
en los tramites que se realizan hoy en día, ya sea pedir comida, solicitar algún tipo de
servicio, sin embargo diversas necesidades humanas fundamentales no han sido llenadas y
estas son aquellas para las que las personas necesitan de otros para poder cumplirlas; por
ello el reconocimiento de las relaciones afectivas entre humanos e inteligencias artificiales
es necesario para mejorar la calidad de vida medida en factores sociales y de salud, ya que
estas son capaces de cubrir las necesidades afectivas, sociales, emocionales y sexuales de
las personas; esto en cuanto a que la dependencia entre sujetos de la especie humana es
ineficaz para garantizar dichas necesidades.

Las necesidades sociales de las personas tuvieron un revés cuando la pandemia


llegó, sin embargo desde hace tiempo dichas necesidades representan un vacío que es difícil
de llenar, ¿Cómo hacer que las personas ya no estén solas?, no sería sencillo responderlo
sin embargo un país “desarrollado” como Japón en 2021 optó por el nombramiento de un
ministro de medidas para combatir la soledad, es claro que se necesitaba implementar
medidas para mitigar los suicidios, ejemplo de la problemática en el país asiático es que
según el reporte del “Libro Blanco sobre la prevención del suicidio”, elaborado por el
ministerio de salud, trabajo y bienestar japonés, para 2020 el número de decesos a causa del
suicidio durante ese año fue de 20.169, otro dato preocupante es que el suicidio es la
primera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 34 años en Japón, así mismo en el informe
se traen datos de los demás países integrantes del G7 en los que si bien a diferencia del país
nipón la anterior no es la primera causa de muerte en te grupo poblacional sí es la segunda.

Pero no es un problema únicamente de países europeos o asiáticos, en América


Latina, más concretamente en Chile durante 2019 se presentaron 1.894 casos de
fallecimientos por lesión autoinfligida, sin embargo a diferencia de Japón donde a raíz de la
pandemia aumentaron las tasas de suicidio en Chile ocurrió lo contrario, se presentaron
1582 fallecimientos en el año siguiente y esto según el DESOC es debido a que las tasas de
suicidio tienden a disminuir en el marco de una crisis o desastres socioculturales a gran
escala, debemos observar que a diferencia de Japón donde la pandemia aisló aún más a las
personas, para Chile fue una oportunidad en la que las personas podrían apoyarse
mutuamente. Pero la pandemia no sería eterna y los autores del informe de DESOC lo
saben, por ello afirmaron que después del encierro las personas tendrían una mayor
tendencia al suicidio por el desgaste de esas relaciones con las personas cercanas que
fueron fundamentales para disminuir la tasa de mortalidad. Sin embargo esto no es un caso
aislado, por ejemplo, según los datos publicados por Instituto Nacional de Medicina Legal
y Ciencias Forenses, en Bogotá, Colombia, se presenta una tasa de mortalidad de 4,8
suicidios por cada 100.000 habitantes durante 2021.

Pero algo tienen en común todas las estadísticas y es que en su mayoría los suicidios
se presentan en gente joven, por ejemplo, en Colombia de los 4.159 casos, 1,714
corresponden a menores de 29 años, esto según lo suministrado por la procuraduría general
de la nación en su boletín 504 que tiene en cuenta los datos suministrados por el Instituto
Nacional de Medicina Legal, entre enero de 2021 y julio de 2022, es decir, se presentan
siete casos diarios de los cuales tres corresponden a adolescentes y jóvenes. Es claro que la
población joven es la más susceptible a cometer suicidio, sin embargo esta es solo una de
las problemáticas que trajo la pandemia.

La soledad es un problema que se agravó en la pandemia y es que los adultos


mayores se vieron afectados aún más y se evidenció lo poco eficientes que pueden ser las
medidas que se han tomado, por ejemplo la EPS Sanitas recomienda que se visite, que
tengan actividades sociales que implican contacto con otras personas, usualmente su
familia, sin embargo estas recomendaciones ignoran que alrededor de 400 de ellos son
abandonados al año, esto según un reportaje de noticias caracol, las razones que dan son
diversas pero esta población cuenta con pocas personas o en algunos casos debido al
desconocimiento de los programas existentes para esta población no tienen a nadie, estas
personas son abandonadas a pesar de que la ley busca evitar estas conductas, por ejemplo,
mediante la ley 850 de 2017 cuyo fin es castigar a aquellos que desamparen, descuiden o
generen afectación en las necesidades de alguien mayor a 60 años, a pesar de esto el
abandono a los mayores es enorme, por ello es imposible garantizar que las personas a
pesar de contar con cuidados en hogares geriátricos no es posible garantizar que tendrán
compañía.

Entonces si la solución no puede ser en todos los casos que las personas encuentren
compañía en otras personas se podría hablar de la importancia de las inteligencias
artificiales y la manera en la que estas se podrían relacionar con los seres humanos, suena a
una idea digna de películas como “Her”, pero esto puede estar muy cerca de la cotidianidad
de las personas, claro ejemplo de ello es el apego que se ha creado hacia los aparatos
electrónicos, la comunicación hoy en día suele depender en gran parte de un teléfono móvil
y es completamente normal ya que las interacciones son una necesidad básica de las
personas, sin embargo, el papel que juega la tecnología es claro, satisfacer necesidades
humanas, no sería entonces muy descabellado pensar en la posibilidad de que las máquinas
logren llenar el vacío existente en muchas personas, ya que en muchos casos ya hay
inteligencias hechas para tal fin.

La humanidad no está lejos de crear relaciones con robots, claro ejemplo de ello es
Lovot, un robot diseñado para dar y recibir afecto, se creó en Japón un país con uno de los
índices de soledad más altos en el mundo, su propósito es simple, empatizar con las
emociones de las personas. Lovot funciona mediante sensores que le permiten reconocer
expresiones faciales, temperatura en el ambiente y otras señales que le permitan identificar
el estado de ánimo de las personas y a su vez tener una temperatura similar al de los seres
humanos. Sus ventas demuestran que su finalidad se está cumpliendo a cabalidad ya que
durante 2020, en la pandemia por el COVID-19 se vieron incrementadas sus ventas e
incluso el punto de venta físico se habilitó un espacio para que las personas puedan pasar
tiempo con su Lovot, esto según ellos para "proponer un nuevo estilo de vida en el que
humanos y robots convivan".

Pero no existen robots únicamente para interacciones sociales, también existen


robots para satisfacer necesidades sexuales, un ejemplo de ello es Harmony, un robot
lanzado al mercado en 2018 que cuenta con inteligencia artificial capaz de entablar
conversaciones, regular su temperatura, básicamente permiten que además de satisfacer el
deseo sexual de las personas sea capaz de ser el acompañante ideal de muchas personas.
Estos robots son capaces incluso de hacer compañía, mediante su programación buscan
imitar de la mejor manera a los seres humanos. También es importante destacar que según
el matemático británico Ian Pearson, fundador de Futurizon, para el año 2050 el sexo con
robots será más común que el sexo entre humanos.

Para concluir

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